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1 Historia y antecedentes
de la esquizofrenia

Michael H. Stone, M.D.

Si por esquizofrenia entendemos únicamente la enferme- moderna civilización occidental. De la misma opinión es
dad, o más bien, el grupo de enfermedades descritas por Fuller-Torrey (1980), que manifiesta dudas sobre la existen-
Eugen Bleuler en 1911, o la demencia precoz de Kraepelin, cia de la esquizofrenia en Europa con anterioridad a la
término que apareció por primera vez en la cuarta edición Revolución Industrial, a finales del siglo XVIII. Los puntos
de su manual (Kraepelin, 1893), entonces nuestra historia se de vista de ambos autores se centran más en la posibilidad
remonta tan sólo a unos 110 años. Sin embargo, existen otros de que los extremos cambios sociales de este período provo-
puntos de partida para iniciar una historia que no quiera ale- carán el nacimiento de una enfermedad, inexistente hasta
jarse demasiado de la concepción moderna de la esquizofre- entonces que en el cambio radical en la descripción de las
nia. La descripción de la démence précoce (1860) de Bénédict enfermedades mentales que se desarrolló durante el período
Morel (1809-1873), que influyó en la elección de Kraepelin de la Ilustración.
de un término diagnóstico, también puede servir razonable- No obstante, la manera de describir las enfermedades
mente como inicio. Igualmente, la temprana descripción de mentales cambió totalmente en el siglo XVIII. Las costum-
la psicosis de James Tilly Matthews que realizó John Haslam bres de los tradicionalistas, que tenían siglos de antigüedad
(1764-1844) en su Illustrations of Madness (Haslam, 1810), se y dependían de una taxonomía grecorromana basada en los
ajusta a nuestra concepción de la esquizofrenia paranoide y cuatro elementos (tierra, aire, fuego y agua) y sus corres-
permitiría que nuestra historia comenzara a principios del si- pondientes temperamentos (melancólico, colérico, sanguí-
glo XIX. Con todo, si enfocamos de modo más preciso el tér- neo y flemático), dieron paso a los puntos de vista de empi-
mino esquizofrenia —o también el concepto, tal como apare- ristas como Wilhelm Griesinger (1817-1868), que centró
ce en obras de finales del siglo XIX—, estaremos de acuerdo su atención en detalladas descripciones de los síntomas so-
con Hoenig (1995), quien nos advierte: «De hecho, no pue- bre los que se basaba su nosología (Griesinger, 1861). En
de haber una historia de la esquizofrenia anterior a cuanto a la cuestión de si la esquizofrenia existía con ante-
Kraepelin, ya que dicho concepto no existía» (pág. 340). rioridad a 1800, la respuesta a esta pregunta se encuentra en
Pero si desviamos nuestra atención de la mezcolanza de mirar la esquizofrenia como lo que es au fond: una forma
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diagnósticos primordiales que fueron la base de la posterior de locura —o psicosis— cuyas características más sorpren-
evolución de la esquizofrenia, ensancharemos nuestro ho- dentes afectan a la cognición. En cambio, la manía y la me-
rizonte y pasaremos de abarcar simplemente dos siglos a al- lancolía son locuras afectivas, y nuestra definición habitual
canzar más de dos milenios. Indudablemente, en los últimos de la psicopatía, desde la publicación de Mask of Sanity de
años se han planteado objeciones a tal expansión temporal. Cleckley (1941), describe también una locura del comporta-
Así, Hare (1988), del Bethlem Royal Hospital de Londres, miento. Tenemos aquí la división tripartita de la función
propone la hipótesis de que la esquizofrenia es una enferme- mental —un desarrollo que había anticipado en el siglo
dad reciente; la descripción de trastornos parecidos es rara XVIII el filósofo Immanuel Kant (1724-1804). Kant
antes de 1800, y mientras que la prevalencia de la locura (1781/2003) escribió sobre trastornos de la experiencia, del
aumentó durante el siglo XIX, se mantuvo en valores más ba- juicio (que llevaban al delirio) y de la razón (que daban paso
jos en el mundo no occidental hasta el siglo XX, como si a la manía). Si reformulamos esta división con un lenguaje
la esquizofrenia fuera un desgraciado subproducto de la contemporáneo, tenemos trastornos de razonamiento,

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de sentimiento (o humor/afecto) y de comportamiento. extravagantes que parecen disparatadas a aquellos que son
Obsérvese que cada uno de los ejemplos paradigmáticos de ajenos al grupo o al culto en cuestión, pero bastante nor-
los trastornos en estos tres compartimentos mentales va males para quienes forman parte del mismo. Ello dificulta
acompañado de alteraciones de menor grado en los otros distinguir qué profetas del juicio final o de los «últimos
dos. Aun las personas con trastorno delirante (que puede no días», como podemos encontrar en la Biblia o en algunos
estar relacionado con la esquizofrenia) del tipo descrito grupos religiosos de nuestros días, son auténticos alucinados
por Kendler y cols. (Kendler y Walsh, 1995) muestran al- y cuáles son, por otra parte, personas normales que abrigan
gunas peculiaridades afectivas; principalmente, sentimien- una serie de ideas compartidas con más gente, aunque éstas
tos de inferioridad (Kendler y Hays, 1981) y de comporta- sean incorrectas.
miento. La tabla 1-1 enumera algunos de los atributos Antes de 1800, debemos contentarnos con ejemplos de
pertinentes a cada una de las tres esferas, tal como suelen locura primordialmente cognitiva, en los cuales los trastor-
hallarse en los pacientes con esquizofrenia, enfermedad nos de razonamiento tienen mayor peso que cualquiera de
maníaco-depresiva y psicopatía, y ninguno de los tres es un las peculiaridades emocionales y de conducta que se hallen
trastorno «puro». presentes de manera simultánea. Este enfoque no debe li-
Con este modelo en mente, creo que podemos asumir mitarnos a descripciones (que se encuentran muy raramen-
del todo, aunque no podamos probarlo rigurosamente, que te) muy similares a las de casos de esquizofrenia actuales.
las diversas formas de locura primordialmente cognitiva cons- Los observadores del pasado raramente prestaban atención
tituyen antecedentes de las breves historias clínicas de a rasgos que ahora se consideran cruciales para el diagnós-
Haslam (1809, 1810). Dado que las antiguas descripciones tico de la esquizofrenia, y a menudo se fijaban mucho en
de locura afectiva se encuentran muy próximas a las nuestras, detalles que hoy día consideramos irrelevantes.
nos sentimos más cómodos, incluso después de 2.500 años,
escribiendo sobre la historia de la manía y la melancolía
que sobre la historia de la esquizofrenia (Stone, 2006). Esto La locura cognitiva en la antigüedad
no debería sorprendernos, ya que las anomalías del humor y
de la conducta son a menudo más detectables, aun para per- Antes del período grecorromano
sonas poco informadas de temas médicos, que muchos tras-
tornos o peculiaridades del razonamiento. Las primeras Carlsson (2003) afirma que documentos del antiguo
son fácilmente visibles (movimientos inconexos, lloriqueo Egipto de los faraones atestiguan la existencia de enferme-
histérico, enfados violentos), mientras que es imprescindible dades como la depresión, la demencia y la esquizofrenia
hablar con alguien para comprobar que está convencido de desde el segundo milenio a.C. Éstas eran consideradas
tener un montón de ranas habitando en su estómago (un de- como síntomas del corazón o del útero (este último órgano
lirio muy común en el siglo XVI) o que una radio incrustada estaba implicado en la concepción griega de la histeria); en
en una muela emite mensajes obscenos acerca de él (como resumen, las enfermedades mentales eran contempladas
hoy día puede oírle decir un psiquiatra a un paciente en el como variaciones de enfermedades físicas. Carlsson men-
servicio de urgencias). Aun más, la distinción entre creen- ciona el papiro Ebers (ca. 1550 a.C.), pero éste trata de
cias extrañas pero muy extendidas e ideas delirantes no es medicina interna y de medicamentos, y no de breves des-
siempre fácil de establecer; tales creencias pueden ser tan cripciones de personas consideradas enfermas mentales

TABLA 1-1. Atributos pertinentes de los tres principales tipos de trastornos

Atributos
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Enfermedad Cognitiva Afectiva Conductual

Esquizofrenia (trastorno esen- Pérdida de las asociaciones, pen- Sentimiento inapropiado, em- Comportamiento excéntrico,
cialmente cognitivo) samientos extravagantes, tras- botamiento o abatimiento abulia
torno del pensamiento formal del sentimiento
Enfermedad maníaco-depresi- Pretenciososidad frente a auto- Euforia frente a tristeza, extro- Impetuosidad, desplazamiento,
va (trastorno esencialmente desprecio, elevación de las versión frente a abatimiento gran energía frente a retraso
afectivo) ideas frente a empobreci- psicomotor, letargia
miento del pensamiento
Psicopatía (trastorno esencial- Grandiosidad, menosprecio, Insensibilidad, carencia de com- Rapacidad, astucia, explotación,
mente conductual) falta de previsión pasión, empatía o remordi- vicio, «manipulación»
miento
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Capítulo 1. Historia y antecedentes de la esquizofrenia 3

(Alexander y Selesnick, 1966). Al no haber descripciones sis cognitiva. Pueden haber existido en tiempos bíblicos
detalladas de los pacientes que padecían tales enfermeda- casos de locura fundamentalmente cognitiva, incluidos
des, no podemos equiparar ninguna de ellas con la esqui- aquellos de inicio precoz y de evolución crónica, pero no
zofrenia. Los egipcios creían en un sistema de cuatro ele- podemos señalar ninguno en los textos de las Escrituras.
mentos, similar al que los griegos adoptaron más tarde:
tierra, aire, fuego y agua (los supuestos componentes de la Período grecorromano
carne, el aliento, el corazón y los fluidos corporales, respec-
tivamente). A diferencia de los griegos, no parece que ellos Entre los griegos, tanto en tiempos homéricos (siglo X
asignasen ningún temperamento en particular a estos ele- a.C.) como algunos siglos más tarde, la razón de que las
mentos. personas se volvieran locas era la misma que se aceptaba en
En cuanto a los antiguos hebreos y aquellos con quie- los tiempos bíblicos: la voluntad de los dioses. Dada la re-
nes se relacionaban, existen referencias a la «locura» en la lación entre la enfermedad mental y los poderes de la divi-
Biblia, en el Deuteronomio 28,28 y 28,34: «el Señor os he- nidad, los templos donde se adoraba a los dioses parecían
rirá con la locura y la ceguera [vehayta m’shuga mimareya el lugar idóneo para las curaciones. Para los griegos, los
eynekha]». Pero el significado de «locura» en este contexto templos de Esculapio eran el lugar donde los sacerdotes,
es el de fanfarronear y protestar salvajemente (Lieber, con sus secretos de sanación, llevaban a cabo la labor de
2001), tal vez más emparentado con la manía que con una curación. El proceso de pasar de los dioses a la naturaleza
psicosis cognitiva. humana como explicación de los fenómenos mentales fue
En el siglo VI a.C., el rey de Babilonia, Nabucodonosor, lento; las creencias tradicionales están todavía vigentes en
fue castigado por Dios con una locura temporal a causa de las obras de los grandes trágicos atenienses del siglo V a.C.,
su arrogancia, por lo que fue «apartado de los hombres, y Sófocles y Eurípides. Uno de sus contemporáneos, Hi-
comió hierba como los bueyes, y su cuerpo se empapó del pócrates de Cos (460-377 a.C.), fue el padre de la medici-
rocío del cielo, hasta que llegaron a crecerle los cabellos na griega. Se ocupó de desmitificar las enfermedades
como plumas de águila y las uñas como las de las aves de ra- mentales, escribiendo en La enfermedad sagrada, otro de los
piña» (Daniel 4,33). Alexander y Selesnick (1966) lo inter- nombres de la epilepsia, que ésta no era más divina que las
pretan como licantropía, una afección por la cual las perso- otras enfermedades y que surgía igualmente por causas na-
nas vagaban de noche por lugares desiertos y aullaban como turales (Hipócrates, 1952). Hipócrates se adhirió a la teo-
lobos (en el siguiente apartado se tratará con mayor profun- ría predominante de los filósofos griegos relativa a los cua-
didad este tema). Algunas personas pueden haber mostrado tro elementos de la naturaleza (tierra, fuego, aire y agua)
formas prolongadas de locura cognitiva en tiempos bíbli- que correspondían, en relación al cuerpo, a los cuatro hu-
cos, pero vemos pocas señales de ello en las Escrituras. mores: bilis negra, bilis amarilla, sangre y flema (en latín,
Fuera la clase de locura que fuera, podía ser atribuida tanto pituita), respectivamente. A éstos correspondían, a su vez,
a un castigo de Dios como a una posesión del alma por par- los cuatro temperamentos: melancólico, colérico, sanguíneo
te del diablo. La locura (que generalmente tenía una cuali- y flemático. Las exageraciones de estos temperamentos
dad afectiva) no era tanto una enfermedad interna, sino que aparecen en la taxonomía hipocrática de las enfermedades
la persona afectada era visitada por unas fuerzas externas, mentales: la bilis negra estaba presente en exceso en la me-
normalmente a causa de sus pecados. Puede hacerse una ex- lancolía; la bilis amarilla, en la manía —cuyo significado en
cepción a esta regla en el caso de los profetas; algunos de la época estaba más cerca de la ira (el significado de la raíz
ellos fueron considerados como «locos» a causa de las ex- de μηνις, manis) que de la euforia. Hipócrates identificó
trañas advertencias y predicciones que realizaban, y debido también la histeria y la paranoia. La última está ya más cer-
a sus extravagantes comportamiento y vestuario. Un ejem- cana a nuestra concepción de una enfermedad cognitiva de-
plo de esto es Ezequiel, a quien Dios le impuso que profeti- generativa y, posteriormente, en el mundo romano, se in-
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zara contra las casas de Judá y de Israel por su perversidad. cluiría bajo la denominación de demencia. Contrapuesta a
En cierto momento, Ezequiel oye una voz que le dice: la amencia, que implicaba haber nacido sin un buen funcio-
«Comerás pan de cebada, que cocerás en el rescoldo de ex- namiento mental (como en el retraso mental), el término
crementos humanos a la vista de esas gentes [los israeli- demencia se reservaba para las enfermedades en las que la
tas]» (Ezequiel, 4,12). Zilboorg, en su History of medical mente había sido normal al principio, pero se había deterio-
psychology (1941), lo entiende como una prueba de la copro- rado posteriormente, en algún momento de la vida. En la
fagia de Ezequiel. Pero esta idea no resulta convincente. época de Hipócrates, la paranoia, si podía ser demostrada,
Ezequiel no hizo tal cosa, o si lo hizo, fue en un estado ex- era motivo de declararación de incapacidad y de asignación
tático de fervor religioso, que estaba culturalmente en sin- de un tutor legal (Zilboorg, 1941). Al menos algunos casos
tonía con su época; por tanto, este hecho no puede inter- de paranoia, pues, pueden ser ejemplos de la locura cróni-
pretarse tal como se haría en la actualidad con un acto ca y primordialmente cognitiva que hemos postulado como
parecido, que se entendería como el resultado de una psico- precursora de lo que, dos milenios más tarde, se denomi-
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naría esquizofrenia. Parece que Sócrates (otro contemporá- En esta época, Grecia ya había entrado en decadencia y
neo de Hipócrates) experimentó a mediados de su vida alu- los autores importantes procedían de regiones de habla grie-
cinaciones auditivas, además de estados de trance durante ga o de habla latina. Aulo Cornelio Celso (25 a.C.-50 d.C.)
los cuales podía permanecer inmóvil durante horas. Sin describe la «locura» epiléptica, la estupidez, la frenitis (que
embargo, esto no coincide con nuestra noción de esquizo- implica fiebre e inflamación del cerebro como causa prime-
frenia, si consideramos la lucidez y el buen funcionamien- ra del desarreglo mental), la histeria, la melancolía y la ira,
to mental de Sócrates, a excepción de estos síntomas transi- así como las manías eufóricas; además, describe la aliena-
torios. ción, que puede acompañarse de alucinaciones visuales o au-
A diferencia de Hipócrates, que consideraba que el cere- ditivas y puede aparecer en personas jóvenes (Celso, 1528).
bro era la sede del alma (y que segregaba los diversos hu- Aquí nos encontramos con una insinuación de demencia
mores), Aristóteles (384-322 a.C.) contemplaba el corazón precoz, si bien sin ilustraciones clínicas detalladas que nos
como el lugar donde ésta residía. La sangre determinaba la permitan una comparación más significativa entre las formas
fuerza del alma: si era cálida y fluida, el alma era fuerte y sa- antiguas y modernas de la demencia cognitiva. Celso escri-
bia. Si era demasiado húmeda y espesa, el alma era débil y bió también sobre la enfermedad paranoica que fue llamada
frágil. El alma óptima estaba relacionada con la luz solar (y παραφροσυνη (paraphrosune) por Hipócrates y posterior-
«masculina»), mientras que la lunática (relacionada literal- mente por Galeno, cuando explicó la forma crónica. El sig-
mente con la luz lunar), era blanda, débil, pálida, húmeda y nificado es desarreglo mental.
«femenina». Las personas «hebefrénicas» eran pequeñas, Después de Hipócrates, el médico más famoso de esta
débiles y tímidas (Howells, 1993). Hebefrenia no se refiere época fue Claudio Galeno de Pérgamo (129-199 d.C.).
aquí a un subtipo de esquizofrenia (lo que podría esperarse Galeno es conocido no tanto por la originalidad de sus ideas
del nuevo uso del término que hace Hecker [1871]), sino como por su metódica recopilación del pensamiento médi-
más bien a la mente torpe, inmadura y enloquecida de un co desde la época de Hipócrates hasta sus días, con la que
joven (ηβη, hebe). creó su inmenso compendio (Galeno, 1551).
Según los filósofos estoicos (que florecieron desde la Galeno aceptó la teoría humoral, pero la aplicó de un
época de Zenón, ca. 300 a.C., a la de Séneca, en el siglo I modo menos estricto que sus predecesores. La bilis negra
d.C.), la melancolía procedía de la tristeza y de la cólera; la seguía siendo el factor principal de la melancolía, pero el
manía del odio y de la ira. Hablaban de un principio acti- exceso de bilis amarilla era el responsable de la manía y la
vo, el πνευμα (pneuma) o «aliento vital», que adquiere for- frenitis. Galeno describió bajo el término de morositas una
ma al unirse a una materia pasiva. Cuanto más rápido, debilitación de la vida emocional (con ausencia de delirio)
caliente y sutil sea el pneuma, más elevadas serán las fun- que comparte algunas características con la demencia pre-
ciones psíquicas a las que apoya. La persona «enloque- coz. El término morositas expresa más bien la displicencia o
cida» está afectada por un pneuma cargado de sustancias la aspereza. Galeno clasificó la vida mental bajo los atribu-
humorales puestas en circulación por unas exageradas reac- tos de la imaginación, el entendimiento y la memoria. Los
ciones emocionales. En la teoría estoica, todavía se aceptan síntomas que nosotros asociamos con la esquizofrenia,
los cuatro humores, pero se da mucha mayor importancia como la catatonía y la paranoia (paraphrosune), derivan su-
a las emociones mismas. A una persona sana se la veía como puestamente de interferencias con la función imaginativa.
poseedora de una alma fuerte y sin miedo, mientras que el La conducta que se apartaba de los usos sociales se conside-
alma de un loco era «irracional» (una indicación de debili- raba una alienación, en especial si la conducta era extrava-
dad cognitiva, pero sin que fuera mejor explicada con un gante. Tiene relación con este término la denominación de
ejemplo clínico). Una de las figuras principales de la stoa alienista, muy frecuente durante el siglo XIX, para referirse a
media fue Posidonio de Apamea (135-51 a.C.), que recono- los médicos que se ocupaban de las enfermedades mentales.
ció que había una distinción fundamental entre la razón y El médico Areteo de Capadocia (en la moderna Turquía),
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los aspectos irracionales del alma. Las reglas de la física, presumiblemente contemporáneo de Galeno (ambos se-
según Posidonio, pueden trasladarse a las leyes de la psico- guían la tradición hipocrática), escribió un extenso manual
logía para crear las bases de la ética y las normas de conduc- de medicina con una parte dedicada a las enfermedades men-
ta (Theosophy Library Online, 2003). tales. Utilizó la palabra melancolía para designar, como segui-
Asclepíades de Prusa, en el siglo I a.C., usó el término mos haciendo actualmente, una enfermedad depresiva. Y se
manía en un sentido más general, que incluía también la refirió a las restantes formas de «locura» con la denomina-
paranoia (un trastorno más cognitivo). Esto reaparece en ción de manía. Creía, además, que había una entidad llamada
nuestra propia tendencia a hablar de locura en el lenguaje insania bajo la cual situaba muchas otras variantes: insania
cotidiano como término general para las enfermedades con delirio paranoide, distimia (término utilizado para des-
mentales graves (psicosis), como si la locura salvaje e incon- cribir la depresión), fanatismo (que adscribía al exceso de
trolable (el significado de la raíz μηνις, como en la cólera de celo religioso), delirio catatónico o con estupor y abatimien-
Aquiles de la Ilíada) fuese la forma más específica de locura. to. Algunos pacientes maníacos, escribía, «se libran a fantasías
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extraordinarias; uno está aterrorizado creyendo que algu- personas alucinadas que se imaginan ser lobos, pero aún
nos frascos de aceite van a caer […] y otro no quiere beber esto es incierto, puesto que disponemos de muy pocos apo-
porque cree que es un ladrillo y teme que el líquido lo disuel- yos clínicos en los que poder basar tal diagnóstico. La creen-
va» (Areteo, 1856, pág. 302). Areteo también describe a cier- cia en la licantropía no despareció hasta unos 1.500 años
tos jóvenes que creen que son poetas o filósofos. Un caso que más tarde. Durante el período de la Inquisición española y
narra con cierta prolijidad es el de un carpintero que trabaja- posteriormente, pueden encontrarse médicos que, aunque
ba bien y con gran habilidad mientras lo hacía en la casa que dudan de que el diablo pueda literalmente convertir a al-
estaba construyendo. Pero una vez que había dejado el traba- guien en lobo, consideran, sin embargo, que puede inducir
jo o no estaba a la vista de los demás, se volvía «completa- a ciertas personas a creer que se han transformado en uno;
mente loco»; si regresaba a su trabajo recuperaba rápida- en consecuencia, se comportan como lo haría un lobo
mente la razón (pág. 302). Desgraciadamente, no se nos dan (LeLoyer, 1605; Sennert, 1666).
más informaciones acerca de la naturaleza de su locura. Pero En el siglo VI d.C., durante el auge del Imperio
a partir del catálogo de enfermedades antes mencionado, pa- Bizantino, Aecio de Amida (527-565), que fue médico per-
rece claro que Areteo conocía diversos tipos de locura, fun- sonal del emperador Justiniano, escribió sobre la demencia
damentalmente cognitiva, como los estados paranoicos y de- en jóvenes que anteriormente habían tenido el juicio intac-
lirantes y el fanatismo. Si los pacientes de estos ejemplos to, aunque su capacidad mental fuera modesta, y que poste-
pudieran ser transportados mágicamente a nuestro tiempo, riormente habían enloquecido, pero sin delirios. Es decir,
no está claro cómo se les diagnosticaría y evaluaría de acuer- mostraban un deterioro de las funciones mentales sin fiebre
do con los criterios usuales del Diagnostic and Statistical ni obnubilación de la conciencia. Los puntos de vista de
Manual of Mental Disorders (Manual diagnóstico y estadístico de Galeno acerca de la melancolía nos han llegado a través
los trastornos mentales, DSM). de las obras de Aecio (Zilboorg, 1941).
Estos rápidos y desconcertantes cambios entre normalidad También en Bizancio, el lidio Alejandro de Tralles (525-
y alguna clase de estado delirante son una reminiscencia de un 605) incluyó todas las formas de locura bajo el término me-
hombre citado por Horacio en sus Epístolas [1926, II, 2]. Ésta lancolía, aunque siguió atribuyendo las diferencias entre las
es la descripción resumida: distintas formas de ésta a los desequilibrios entre los cuatro
humores. Asimismo, habla de situaciones más complejas
Hubo una vez en Argos un hombre de cierto rango, que en las que las distintas combinaciones de las anomalías hu-
solía imaginarse que se encontraba felizmente sentado en
morales justifican las variaciones en la descripción clínica.
un teatro vacío escuchando y aplaudiendo a maravillosos
actores trágicos […] un hombre que desempeñaba correc- La incoherencia en el lenguaje y la pereza en los jóvenes,
tamente todas las restantes tareas de la vida cotidiana, un por ejemplo, provienen de supuestas cantidades anormales
vecino apreciado, un anfitrión amable, gentil con su mujer de bilis negra y de flema. Aunque no disponemos de infor-
[…] Este hombre se curó con la ayuda y los cuidados de sus mación suficiente para juzgar hasta qué punto esta descrip-
parientes, pero una vez se vio libre de la enfermedad […] y ción está cerca de nuestra demencia precoz del adolescente,
se dio cuenta de ello, se quejó: «“Egad”, me habéis matado,
Alejandro describió un síndrome caracterizado por brus-
amigos míos, pero no salvado; me habéis despojado de un
placer y librado de las ilusiones más queridas de mi cora- quedad emocional, apatía, abulia y negatividad (rechazo a
zón». (págs. 128-129) contestar a preguntas) (Howells, 1993). Otros tipos de lo-
cura eran la paranoia que derivaba finalmente en demencia,
Puesto que su comportamiento era normal en todas las y los «delirios» místicos y religiosos, tal vez similares a la
demás esferas de su vida, e incluso sabía que lo que resulta- esquizofrenia con manifestación de paranoia y delirios re-
ba tan placentero era de hecho una ilusión, sólo podemos ligiosos descrita a principios del siglo XIX por Karl Ideler
decir que actuaba bajo alguna peculiaridad cognitiva (1841) como «religiöser Wahnsinn» («locura religiosa»).
(Esquirol podría haberlo llamado una forma de monoma- El último de los grandes médicos de Bizancio fue Paulo
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nía), si bien muy circunscrita y no incapacitante, por lo que de Egina (629-690), de la escuela de Alejandría, en Egipto.
no parece ni demencia precoz ni esquizofrenia. Trabajó también en Asia Menor y goza de una especial im-
Dado que la creencia de que el diablo podía transfor- portancia porque transmitió el saber médico grecorromano
mar a las personas en lobos (licantropía) estaba muy difun- a los estudiosos árabes que habían empezado a adquirir
dida en la antigüedad, no podemos afirmar que la defensa cierta preponderancia en este ámbito durante las décadas
de tal noción constituyese una locura cognitiva. Un médico posteriores a la muerte de Mahoma (632) y a la rápida ex-
del siglo III, Marcelo, al que conocemos gracias a los escri- pansión del islam. Aunque era principalmente un cirujano,
tos de un galenista, Oribasio (323-400), describe la lican- dedicó cierta atención a las enfermedades mentales y des-
tropía y cita casos de personas que vagaban durante la no- cribió entidades como la catatonía y la posesión diabólica
che, generalmente por los cementerios, aullando como (con casos en que los pacientes se sentían influidos por la
lobos (Zilboorg, 1941). Podría ser una especulación menos divinidad y recompensados con el poder de profetizar).
temeraria atribuir una locura básicamente cognitiva a las Paulo adscribe los casos de negativismo (según nuestra in-
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terpretación) o de catatonía, como los citados por Alejandro con los médicos de la escuela de Montpellier. Según él, la
de Tralles, a una alteración de la flema en el ventrículo pos- locura era el resultado de una debilitación del calor de la
terior del cerebro. Tales pacientes permanecerían inmóviles sangre, que enfriaba y humedecía el cerebro, una idea to-
en cualquier posición en que se les colocara, parecería que mada de Aristóteles.
apenas respiran y rehusarían cualquier clase de alimento.

Europa medieval y renacentista


Médicos islámicos del período medieval
La Reconquista, completada con la expulsión de los mo-
Una vez tomada Alejandría en el 640, los ejércitos árabes ros de Granada en 1492, colocó a todo el Occidente euro-
habían ya conquistado hacia el 711 Egipto, Babilonia (situa- peo de nuevo bajo control cristiano y condujo a un resur-
da en el moderno Irak), Persia, Siria, y, en Occidente, el gimiento de los médicos europeos, que dominaron el
Magreb (norte de África) y gran parte de la Península pensamiento médico durante los siglos siguientes.
Ibérica. La medicina persa y árabe comenzó a sustituir a la Sin embargo, la libertad de pensamiento estuvo limitada
medicina grecorromana mientras iba nutriéndose de ella. durante mucho tiempo por la Iglesia, preocupada por la he-
Aunque los médicos islámicos estuvieron profundamente rejía y por la persecución de los sospechosos de pensar he-
influidos por Aristóteles, Hipócrates y Galeno, añadieron al réticamente, ya fueran infieles o brujas. No se hicieron
catálogo de enfermedades mentales algunos síndromes no grandes distinciones entre delirios y «pensamientos impro-
descritos hasta entonces. En su mayoría, sin embargo, fue- pios», hasta el punto que fueron considerados como «lo-
ron más conocidos por sus extensas compilaciones y por los cos» algunas personas que eran simplemente librepensa-
tratamientos que recomendaban que no por la originalidad dores o que sostenían opiniones poco convencionales. Y si
de sus ideas en el ámbito que posteriormente (a principios tal locura ofendía a la Iglesia, les aguardaba un triste desti-
del siglo XIX) se llamaría psiquiatría. no: en el mejor de los casos, la excomunión; en el peor, la
Entre los médicos importantes de este período inicial muerte en la hoguera. El empirismo de los médicos greco-
del islam destacan Razi de Bagdad (860-930), conocido por rromanos y árabes dio paso una vez más a la creencia en las
su nombre latino Rhazes, y su contemporáneo Nagib al- causas externas de la locura, tales como la posesión demo-
Din Muhammad al-Samarqandi. A Nagib se le atribuye la níaca o la labor del diablo. Así, en la Europa del siglo XV, por
descripción de unas 30 enfermedades mentales, agrupadas ejemplo, las personas que tenían visiones u oían voces eran
bajo 9 denominaciones diferentes. Muchas de ellas eran perseguidas como brujos o brujas, pese a que algunas de
simples variantes de la manía y una forma de depresión lla- ellas podrían haber sido un buen ejemplo de la locura elu-
mada «enfermedad del amor» (en árabe, ishk). Entre los siva cognitiva que hemos intentado trazar.
trastornos descritos, el más parecido a la noción de trastor- No obstante, durante esta época se oyeron también voces
no cognitivo es una enfermedad en la que el paciente se que se apoyaban en la razón. Bartolomeo Ánglico, en el siglo
imagina poseído por un demonio o un espíritu (djinn); éste XIII, manifestó la opinión de que la locura procede a veces de
puede acabar con una forma crónica de locura (ganun) ca- las pasiones del alma, de la tristeza, del temor o del estudio
racterizada por inmovilidad, taciturnidad y agresividad. excesivo, o incluso de beber en exceso (Howells, 1993). A
El nombre más famoso entre los médicos del islam me- principios del siglo XIV, Bernardo de Gordon (ca. 1258-
dieval es el del persa Avicena (980-1037), cuyo eclecticis- 1318) habla de una stoliditas juvenil en la que los jóvenes pro-
mo y laboriosidad como compilador de todo el saber mé- nunciaban palabras sin sentido en frases que iban desvane-
dico refleja las mismas cualidades que tuvo Galeno. ciéndose, como si ellos mismos no supieran qué estaban
Para Avicena, la melancolía seguía siendo una enferme- diciendo. También esta vez la descripción es mínima, por lo
dad de la bilis negra, que se originaba en un lugar situado que no podemos decir con seguridad si esta stoliditas coinci-
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debajo del diafragma (p. ej., hipo-condría: «debajo de las cos- de significativamente con nuestra demencia precoz juvenil.
tillas»), en el estómago, el hígado o el bazo. En la psicolo- Mientras que las causas de las enfermedades mentales se
gía de Avicena no hay lugar para lo sobrenatural: no acepta asociaron a desequilibrios de los humores, a posesiones de-
la idea de que los demonios desempeñen ningún papel en las moníacas o a anomalías de los ventrículos cerebrales, se pres-
enfermedades mentales. La manía y la melancolía reciben tó poca atención a los enfermos mentales como individuos
un tratamiento detallado en el Canon (1999) de Avicena, con historias personales que pudieran tener algún papel en
donde no hay casi nada relativo a los trastornos básicamen- sus enfermedades, o como personas que procedían de fami-
te cognitivos. lias con enfermedades semejantes. Sabemos mucho más de
Los últimos grandes médicos musulmanes que influye- las vidas de los reyes y reinas que no de las de la gente de la
ron en la medicina de Europa occidental fueron los hispa- calle. Pero ahora, echemos de nuevo una ojeada a lo que pue-
noárabes Avenzoar de Sevilla (1091?-1162) y su discípulo de ser una locura familiar o a episodios vitales que probable-
Averroes de Córdoba (1126-1198). Avenzoar se relacionó mente ayudaron a desencadenar, si no a causar, un caso de
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Capítulo 1. Historia y antecedentes de la esquizofrenia 7

trastorno lunático o de locura, lo que más tarde se llamaría una amante, al que además empaló y asó. Que la locura de
psicosis. Podemos citar la historia de dos reyes del siglo XV: Erzsébet pueda atribuirse sólo a la epilepsia, que según pa-
Carlos VI de Francia (1368-1422) y su nieto, Enrique VI rece era una tendencia hereditaria, es difícil de precisar. Lo
de Inglaterra (1422-1471). Carlos enfermó a los 24 años, y que parece indiscutible es que había un fuerte componente
empezó a hacer observaciones sin sentido y a comportarse cognitivo en esta locura, no solamente en la de ella sino
de una manera impropia. Se volvía violento cuando se le también en la de los demás miembros de la familia, con in-
amonestaba y mató a cuatro personas inocentes con su pro- dependencia de que la enfermedad fuese fundamentalmen-
pia espada. Iba recuperándose y recayendo a intervalos anua- te cognitiva (en tal caso, más próxima a nuestra esquizofre-
les, recordando quién era y quiénes eran los miembros de su nia) o afectiva (como nuestra enfermedad bipolar).
familia, u olvidándolos a todos, incluso a él mismo (se llama- Johann Weyer (1515-1588), al que algunos consideran el
ba a sí mismo Jorge); también corría por el campo y actuaba padre de la psiquiatría moderna (título que otros reservan
de manera obscena. Finalmente se volvió indiferente a todo, para Pinel), es importante en nuestra narración no tanto
apático, y se automutilaba. Posteriormente, su nieto Enrique, porque describiera una forma de locura parecida a la es-
piadoso y débil de carácter, enfermó a los 31 años y perdió la quizofrenia como porque desterró la noción de brujos, en-
memoria, para recobrarla durante un breve tiempo antes de cantadores y demonios en su famosa monografía De
sucumbir de nuevo en un trastorno en el que oía voces y Praestigiis Daemonum (Weyer, 1564). Por suerte, Weyer
tenía visiones. Es posible que hubiera caído en un estupor vivía cerca de la frontera con Holanda, fuera del alcance de
de tipo catatónico. Finalmente, fue encarcelado en la torre de la Inquisición; de no ser así, habría pagado con su vida sus
Londres y asesinado en ella en 1471 por Eduardo IV, el hijo heréticas afirmaciones. Fue la valentía de Weyer la que pre-
de Ricardo de York (Howells, 1993). Aunque las alteraciones paró el camino para un conocimiento más racional de las
cognitivas estaban presentes, la naturaleza recurrente de esta enfermedades mentales graves; gradualmente, la quema de
enfermedad psicótica hace pensar más bien en una manía bi- «brujas» fue sustituida por un tratamiento humano de las
polar. Sin embargo, a diferencia de nuestros pacientes manía- personas con enfermedades mentales, que dejaron de ser
cos típicos, Enrique VI era un hombre sencillo y profunda- vistas como instrumentos del diablo. Algunos médicos se si-
mente religioso que odiaba la violencia y cuya actitud no era tuaron en una posición a medio camino y elaboraron con-
ni tormentosa ni inconstante. Algunos han considerado su ceptos más modernos acerca de la enfermedad mental, ba-
enfermedad como semejante a nuestra esquizofrenia catató- sados en sus propias observaciones, pero manteniendo aún
nica. Como ocurre con otros «locos» de esta época, no te- parcialmente la adscripción de la enfermedad a la labor del
nemos suficientes detalles para decir si la enfermedad de diablo. El suizo Felix Platter (1536-1614) es un ejemplo de
Enrique era fundamentalmente cognitiva o afectiva. ello. Se daba cuenta de que la herencia desempeñaba un pa-
Un siglo más tarde, encontramos a la extraordinaria pel en algunos trastornos y de que las lesiones cerebrales lo
condesa húngara Erzsébet Báthory (1560-1614) y a sus fa- hacían en otros, pero también mantenía la noción galénica
miliares (Penrose, 1996). En una especie de crisis de los 40, del desequilibrio humoral como causa de las enfermedades.
después de haber perdido a su esposo en 1604, preocupa- Se dio cuenta de que algunos casos de manía habían sido
da porque su belleza declinaba con la edad, la condesa en- causados por venenos (Platter, 1602) y otros por la morde-
cargó a sus sirvientes la captura de jóvenes muchachas de dura de un perro rabioso. De hecho, pasaba mucho tiempo
la comarca para llevarlas al castillo. Allí las hacía colgar en los calabozos de su ciudad, donde se encerraba a los lo-
de ganchos para poderles abrir el abdomen, apretar su cuer- cos y aprendía de sus enfermedades de primera mano.
po contra el de ellas (experimentando un orgasmo al ha- Platter utilizó la expresión mentis alienatio («alienación de la
cerlo) y recoger luego su sangre en recipientes; más tarde se mente») para referirse a la enfermedad de determinadas
bañaba en la sangre de estas vírgenes con la intención de personas internadas en los calabozos.
preservar su belleza. Se decía que su humor variaba con las
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fases de la luna; también tenía jaquecas que acababan con


«ataques de posesión», que se han interpretado como cri- Siglos XVII y XVIII: la Ilustración
sis epilépticas. Su tío, Esteban Báthory, rey de Polonia, su-
fría también crisis epilépticas. Su hermano, Istvan, estaba El movimiento filosófico europeo del siglo XVIII cono-
«medio loco», era extraordinariamente cruel, como su her- cido como Ilustración tiene sus raíces en la revolución cien-
mana, y su apetito sexual era insaciable (satiriasis). Otro tío, tífica del siglo XVII y en las ideas de Locke y Newton. La ra-
llamado también Istvan, confundía el verano y el invierno zón se convirtió en la guía para toda clase de conocimientos
y montaba en trineo en julio, mientras sus sirvientes distri- y para cualquier asunto humano. La autoridad de la Iglesia
buían arena a lo largo del camino para simular la nieve. se había debilitado, gracias en parte a que los libros eran
Fue también conocido por su crueldad. Un primo, Gábor, mucho más asequibles (después de la invención de la im-
se quejaba de haber sido envenenado por el diablo. Y su tía prenta de tipos móviles de Gutenberg, a mediados del si-
paterna, Klara, mató a sus dos primeros maridos y a su glo XV) y a la Reforma Protestante.
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8 TRATADO DE ESQUIZOFRENIA

La Ilustración experimentó el mayor auge durante el si- ca) de los que proceden de cerebros gravemente heridos o
glo XVIII gracias al estímulo de Rousseau y Voltaire. Las enfermos. Los factores culturales son otro elemento de
Revoluciones Francesa y Americana dieron mayor empuje confusión. En una época en que el respeto a los padres era
a los ideales de independencia y libertad. También disminu- algo obligado, aun en el caso de haber sufrido maltratos
yó la autoridad de la nobleza; la voz del individuo, incluso graves, aquel que se quejara amargamente de sus progeni-
en las circunstancias más habituales, se oyó como nunca se tores era considerado como un «loco» (algo parecido ocu-
había oído antes. A finales del siglo XVIII, se oyó también rría, antes de 1989, con los ciudadanos rusos que eran cali-
por primera vez la voz de un individuo con una enfermedad ficados como «esquizofrénicos suaves» si hablaban en
mental. público contra el régimen comunista) (Jablensky, 2000).
La adhesión a la teoría humoral fue todavía una caracte- El empirismo de Napier representa un refrescante cam-
rística importante de la medicina del siglo XVII, que fue de- bio con relación a las tradiciones galénicas en que se man-
bilitándose de manera gradual con el paso del tiempo. El tuvieron los médicos de enfermedades mentales durante
médico de Luis XIV, Lazarus Riverius (1589-1655), por demasiados siglos. Fue, con todo, Thomas Willis (1621-
ejemplo, admitió una nosología abreviada que comprendía 1675) el más famoso empirista inglés y descubridor del cir-
tres trastornos: frenitis, manía y melancolía (Sedler, 1993). cuito arterial situado en la base del cerebro y denominado
Las alteraciones cognitivas estaban presentes tanto en la ma- círculo de Willis, quien describió un cuadro clínico que nos
nía como en la melancolía, y aquellos trastornos que podrían parece una familiar descripción de la demencia precoz juve-
aproximarse a nuestro concepto de esquizofrenia podrían ha- nil. He aquí el pasaje tomado de su obra más importante,
berse reunido en cualquiera de las dos categorías. De Anima Brutorum (Willis, 1672):
Las alucinaciones asociadas a la melancolía se parecen a
Hay muchas causas inequívocas que llevan a la estupidez a
las de nuestra depresión psicótica: algunos pacientes sen-
ciertas personas que anteriormente estaban sanas. Estas
tían que se habían transformado en maíz y que las gallinas personas, que anteriormente eran inteligentes y dotadas,
podían comérselos; otros, que estaban hechos de una mez- van volviéndose gradualmente, sin grandes cambios en su
cla de cera, por lo que debían evitar el fuego, y unos terce- vida cotidiana, estúpidas (hebetiores), y hasta llegan a enlo-
ros se imaginaban que estaban muertos y no querían co- quecer y perder el sentido… Un buen número de ellas,
mer ni beber. Había también quienes habían escogido no habiendo alcanzado un alto grado de inteligencia durante
la infancia y una gran capacidad de aprendizaje, se vuelven
volver a orinar para evitar que el mundo se ahogara en un
durante la adolescencia débiles y torpes. Y si antes tenían
segundo diluvio. un aspecto agradable, carecen ahora de toda gracia o aspec-
El médico escocés Sir Richard Napier (1559-1634) se to placentero (pág. 509).
convirtió en un célebre sanador que trató a miles de pacien-
tes durante su larga carrera (Macdonald, 1981). Describió Tendríamos una base más sólida para calificar estos casos
dos tipos principales de locura: violenta y no violenta. Este de «esquizofrénicos» si Willis hubiese añadido ejemplos
último tipo se subdividía en locura de entendimiento, de de pensamientos delirantes y alucinaciones auditivas. Pero
humor y de acción (los tres atributos clásicos de la mente). era sobre todo un neurólogo, más cercano a los signos dis-
Si algún síndrome parecido a la esquizofrenia estaba pre- cernibles en los ámbitos de la emoción y la acción.
sente entre sus casos, debía de pertenecer a la categoría de Hacia fines del siglo XVII el autor del primer tratado de
locura de pensamiento. Algunos de los pacientes de Napier dermatología en inglés, Daniel Turner (1667-1741), escri-
eran claramente enfermos con alucinaciones; podían ac- bió, en un libro dedicado a la sífilis, acerca de un hombre
tuar de un modo frenético, vociferar de modo incompren- casado que estaba convencido de haber contraído esta en-
sible, reír estentóreamente y a veces actuar violentamente. fermedad de una mujer con la que había tenido relaciones
Si intentamos superponer a la lista de Napier nuestro es- hacía unos 9 años. El resumen en Hunter y Macalpine
quema de la esquizofrenia fundamentalmente genética, (1963) muestra la evolución de la enfermedad del hombre
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idiopática, con fenotipos existentes a lo largo de una pro- a medida que empeora y pasa de ser una obsesión (específi-
porción de «fenocopias» originadas por trastornos endocri- camente, sifilofobia) a un estado fijo delirante del que no
nos, infecciones víricas, neurosífilis y tumores del lóbulo pudo sacarle ningún remedio al alcance del Dr. Turner.
frontal (como en el caso del glioma del temporal de George Terminó sus días en casa de un pariente, sin hablar con na-
Gershwin, que fue tratado como si fuera una «esquizofrenia die y mirándose constantemente en el espejo para compro-
paranoide»), nos daremos cuenta de hasta qué punto es difí- bar que todavía no se le había desprendido la nariz a causa
cil descifrar los casos del siglo XVII. Entre los auténticos ca- de su imaginaria enfermedad. La distinción entre un tras-
sos de locura cognitiva idiopática puede haber pacientes torno obsesivo-compulsivo grave y la esquizofrenia no re-
con heridas en la cabeza, enfermedades víricas del cerebro, sulta siempre fácil, aun actualmente. Sin los neurolépticos
trastornos endocrinos, viruela y una hueste de otras fenoco- ni los inhibidores de la recaptación de serotonina, que no
pias, que hacen imposible distinguir los casos genuinos (los estarían disponibles hasta 300 años después, la enfermedad
que actualmente consideramos que tienen una base biológi- de este hombre simplemente siguió su curso: una «locura»
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Capítulo 1. Historia y antecedentes de la esquizofrenia 9

básicamente cognitiva, según todas las apariencias, sin que y fantasías. Pero también sitúa en la categoría especulativa
podamos decir con seguridad si se trataba de esquizofrenia las alteraciones de la personalidad que nosotros veríamos
o de un trastorno obsesivo-compulsivo. como narcisistas o psicopáticas. La forma más claramente
A mediados del siglo XVIII, aunque términos como me- cognitiva de locura la incluyó dentro del tipo delirante de
lancolía, manía y lunático todavía formaban parte de su voca- locura especulativa: «Con las facultades racionales sanas e
bulario, los médicos que trataban las enfermedades menta- intactas en todos los demás aspectos […] el paciente está
les ya no acudían a la teoría humoral como explicación. bajo la influencia del más evidente y extraordinario delirio
William Battie (1703-1776), que escribió el primer manual […] como imaginarse que está muerto» (vol. 1, pág. 135).
de psiquiatría en lengua inglesa (Battie, 1758), fue goberna- El médico escocés William Cullen (1710-1790), a quien
dor del Bethlem Hospital, en el que llevó a cabo numerosas debemos el término neurosis, defendía el uso de otro térmi-
reformas para mejorar el tratamiento de los alienados. (Una no, vesania, para los trastornos de las funciones intelectua-
alteración del nombre Bethlem, por cierto, nos ha propor- les (Cullen, 1784). Cullen introdujo el término paranoia en
cionado la palabra inglesa bedlam, como sinónimo de caos la literatura inglesa, producto de su convicción de que había
y desorden salvaje; presumiblemente, la situación más habi- llegado el momento para una nueva nosología, basada en
tual en aquellos lugares utilizados para albergar a los en- los avances de su época tanto de la patología como de las
fermos mentales graves.) Battie hablaba de «imaginación observaciones clínicas (Hunter y Macalpine, 1963). Reservó
alucinatoria», que era para él una característica esencial de el término vesania para las «lesiones de la capacidad de jui-
la locura, que «precisamente la distingue separándola de to- cio». Cuando aparecen tales carencias, sin fiebre ni tras-
dos los demás trastornos animales; o sea que sólo el hombre tornos que emboten el cerebro, Cullen prefiere el término
está propiamente loco, completa e inalterablemente per- insania, un concepto que se acerca a la futura definición de
suadido de la existencia o de la aparición de alguna cosa, esquizofrenia. En el libro de Cullen faltan algunas histo-
que o no existe o realmente no se le aparece, y se comporta rias clínicas ilustrativas que nos permitirían apreciar el gra-
de acuerdo con tal erróneo convencimiento» (Battie, 1758, do de concordancia entre su nosología y la nuestra.
pág. 6). La descripción de Battie corresponde a una locura
fundamentalmente cognitiva, si bien ausente de otras caracte-
rísticas discriminadoras, por lo que la enfermedad puede ser Siglo XIX
tanto nuestra esquizofrenia como la manía bipolar. Battie
establece una distinción útil entre lo que él llama locuras Los últimos años del siglo XVIII y el comienzo del XIX
original y consecuente: fueron testigo de una transformación inesperada en la forma
de observar y describir las enfermedades mentales. Estos
Hay motivo para temer que la locura es original, cuando
años se corresponden con el período del Romanticismo,
no se produce a la vez o después de un accidente, que po-
dría precisamente estimarse como su causa externa y remo- movimiento que situó al individuo como centro de su pro-
ta. En segundo lugar, existen más motivos para creer que, pio mundo y alentó la libre manifestación de los sentimien-
cada vez que el trastorno sea hereditario, es original […] tos y las emociones. Las obras de Goethe (en especial su
En tercer lugar, podemos afirmar que la locura es original novela Las desventuras del joven Werther) y de Byron, y en el
cuando cesa o aparece de repente sin ninguna otra causa campo de la música, las de Schumann y Chopin, son bue-
atribuible […] La Locura [que] es consecuencia de otros tras- nos ejemplos del Romanticismo. Al mismo tiempo que cam-
tornos o causas externas […] encuentra alivio ahora y en-
biaba la sociedad, lo hacía también la psiquiatría, y comenza-
tonces eliminando o corrigiendo dichos trastornos o causas
(págs. 59-61). ban a aparecer en las páginas de los autores prominentes de
este período descripciones detalladas, con su historial ante-
La esquizofrenia de inicio gradual con antecedentes fa- rior, de pacientes con enfermedades mentales. El mismo tér-
miliares positivos podría clasificarse, dentro del esquema de mino psiquiatría, original de Johann Reil (1759-1813) en su
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Battie, como una forma de «locura original». Rhapsodien (1803), empezó a aceptarse en el lenguaje médico
En los últimos años del siglo XVIII, se encuentra la figura cotidiano; igualmente, alienista dio paso a psiquiatra como
de Thomas Arnold (1742-1816), otro médico inglés propie- denominación de los médicos de este ámbito.
tario de un gran manicomio privado, conocido básicamente El primer caso, aunque discutible, que suena a oídos
por los dos volúmenes de su tratado sobre la clasificación contemporáneos como un genuino ejemplo de esquizofre-
de las enfermedades mentales (Arnold, 1782). Sus principa- nia es el de un paciente del Bethlem Hospital de Londres.
les categorías —locura ideal y locura especulativa— contie- La confidencialidad en relación con los nombres de los pa-
nen subgrupos que muestran algunas alteraciones básica- cientes no era algo obligatorio y por ello lo conocemos por
mente cognitivas y otras básicamente afectivas o también su nombre: James Tilly Matthews. Su familia había contra-
conductuales. Con el término ideal se refiere a la presencia tado a unos abogados para liberarlo; llevaba unos 13 años
de ideas anormales y alteraciones de la memoria; especulati- en Bethlem cuando Haslam escribió sobre su caso (lo que
vo lo aplica a delirios totalmente intangibles, imaginaciones nos informa algo acerca del curso de la enfermedad). A con-
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10 TRATADO DE ESQUIZOFRENIA

tinuación se transcriben algunos de los comentarios de la En Francia, Jean Étienne Esquirol (1772-1840) pudo
minuciosa descripción de Haslam: haber visto a pacientes similares, pero él todavía utilizaba
términos más amplios (como manía) de una manera que se
El Sr. Matthews insiste que en algún piso cerca de la mura-
refería tanto a las psicosis cognitivas como a las afectivas.
lla de Londres hay una banda de criminales, extraordina-
riamente hábiles en química neumática, que le asaltan
En su gran texto de 1838 citaba, por ejemplo, que «los ma-
mediante una máquina de control mental, el telar aéreo níacos destacan por sus falsas sensaciones, ilusiones y alu-
(Air Loom). Los asaltantes de la banda usan diferentes pre- cinaciones, y por una inadecuada asociación de ideas, que se
paraciones con el propósito de llevar a cabo el «asaltamien- comunican con gran rapidez y sin ningún orden ni cone-
to» [término que utiliza Matthews para explicar cómo le xión›› (Esquirol, 1838, vol. 2, págs. 132-133). Aún más, la
persigue la banda]: fluido seminal, masculino y femenino; manía es distinta a la monomanía, porque se da una altera-
emanación de cobre y de sulfuro; vapores de vitriolo y aqua
ción (bouleversement) de todas las facultades intelectuales,
fortis [ácido nítrico]; emanación de perro; aliento humano
maloliente; hedor de sentina [y la lista continúa]. [Las ope- en lugar de sólo una como en las monomanías. Esquirol ha-
raciones que la banda llevaba a cabo sobre Matthews con- bló también de délire como una alteración básicamente de la
sistía en:] fluido de cerradura, con el cual se le impedía el ha- percepción, como cuando las ideas de una persona no es-
bla; separación del alma de los sentidos, de tal manera que los tán en relación con su propia percepción, debido la mayor
sentimientos del corazón no podían comunicarse con las parte de las veces a alucinaciones (Berrios y Porter, 1995).
operaciones del intelecto; hacedor de piedra, que formaba
Esta noción de grieta entre las distintas entidades de la men-
cálculos en la vejiga de cualquier persona impregnada;
muslo parlante, en el que la banda dirigía las voces a la par- te recuerda la grieta, de la que Bleuler quiso posterior-
te externa del muslo, de tal modo que el órgano del oído mente hablar, entre pensamiento y sentimiento. Otros au-
se fijaba en esta posición; hacedor de pensamiento, mientras tores utilizan el término délire con un sentido distinto: para
que uno de estos criminales chupaba el cerebro de la perso- Étienne-Jean Georget (1820), significa un trastorno del in-
na asaltada para extraer los sentimientos que pudiera haber telecto o una enfermedad del cerebro. Para las enfermeda-
allí, otro miembro de la banda […] le introducía una serie
des crónicas, como las del paciente de Haslam, Georget uti-
de ideas muy distintas al tema real de sus pensamientos…»
(Haslam, 1810, págs. 20-35, pero la lista de maquinacio-
liza folie, un término tan general y tan impreciso como
nes infernales ocupa varias páginas). délire. Como puntualizan Berrios y Porter en la segunda
mitad del siglo XIX , la noción de una Einheitspsychose
Aunque los «síntomas de primer orden» de Kurt Schnei- (Zeller, 1844) se había hecho popular; de acuerdo con esta
der (1959) (entre ellos, el pensamiento de huida y el de di- noción, sólo existía una psicosis, con una variedad de dife-
vulgación; v. tabla 1-2) no son tan «patognomónicos» de rencias externas atribuibles al entorno y a otros factores.
la esquizofrenia como ha afirmado Schneider (Carpenter y La posición de Zeller encuentra eco en las observaciones
cols., 1973), dado que aparecen igualmente en la manía, la de Heinrich Neumann (1814-1884), un contemporáneo de
larga duración de la psicosis de Matthews y los extravagan- Morel y Griesinger que, descontento con los sistemas de cla-
tes recovecos de sus pensamientos paranoicos —incluidas las sificación existentes, insiste también: «Solo existe un tipo
alteraciones de Schneider— son poderosos argumentos para de alteración mental, que llamamos locura» (Neumann,
creer que era esquizofrénico según los criterios actuales. 1859, pág. 167). Este punto de vista parece un regreso a la

TABLA 1-2. Signos «patognomónicos» de la esquizofrenia, tal como los formuló Kurt Schneider

A. Alucinatorios
1. El paciente oye voces alucinatorias que le dicen en voz alta sus pensamientos
2. El paciente se siente a sí mismo como el sujeto del que las voces alucinatorias hablan o discuten
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3. El paciente oye voces alucinatorias que describen su actividad a medida que la realiza
B. Delirantes
4. Una percepción normal va seguida de una interpretación delirante de gran significación y personalizada
C. Pertenecientes a la frontera del ego
5. El paciente es un receptor pasivo y reluctante de sensaciones corporales impuestas desde el exterior (pasividad somática)
6. El paciente siente sus propios pensamientos como si hubieran sido colocados en su mente por una fuerza externa (inserción
de pensamiento)
7. El paciente cree que sus pensamientos están siendo extraídos de su mente por algún agente externo (retirada de pensamiento)
8. La experiencia de los propios pensamientos se transmite mágicamente a los otros (difusión de pensamiento)
9. Los sentimientos se experimentan como si estuvieran controlados externamente
10. Los impulsos se experimentan como si estuvieran controlados externamente
11. La actividad motora se experimenta como si estuviera controlada externamente

De Schneider, 1959.
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Capítulo 1. Historia y antecedentes de la esquizofrenia 11

taxonomía de Areteo, para quien sólo existía (junto a la me- a su hija. La hija se marchó de casa a los 15 años para tra-
lancolía) la manía con sus múltiples formas. bajar como sirvienta en diversas casas, y posteriormente se
Lo que sí se clarificó en la primera mitad del siglo XIX casó con un «borracho salvaje» que rompía periódicamen-
fue que la visión transversal de las enfermedades mentales te la cristalería y le lanzaba los pedazos a ella. Tuvo dos hi-
—el despliegue de síntomas en un momento dado— podría jos con él, soportó sus maltratos durante 4 años y después se
no ser el índice más fiable de la enfermedad subyacente. planteó el divorcio. En este momento tuvo un delirio reli-
Ahora empezamos a ver un creciente interés por la visión gioso en el cual
longitudinal: el inicio, el curso y el desenlace clínico de la enfer-
medad en cuestión. Con el paciente de Haslam, por ejem- …un ángel bajo la forma de un muchacho con alas de 12 años
plo, fue el curso crónico, maligno e invariable de la enfer- entró en la casa, diciéndole que venía de parte de Dios para
anunciarle que tenía que divorciarse de su marido, que to-
medad lo que le dio el sello de una esquizofrenia, más que
dos sus pecados habían sido perdonados y que ella había
el de una manía o alguna otra psicosis. Son estas las caracte- sido enviada a toda la humanidad para llevarles penitencia
rísticas que destacará Kraepelin en su descripción de la de- y conversión. Llena de gozo, estaba a punto de coger al án-
mencia precoz a finales del siglo XIX. gel del brazo para acariciarle, cuando se fue volando por la
El término que usa Kraepelin, como ya se ha indicado, ventana (Ideler, 1841, pág. 184).
deriva de la démence précoce de Morel, para quien las enfer-
medades mentales representaban la interrupción del fun- Después de permanecer atrincherada en su delirio du-
cionamiento unitario y coherente de los tres compartimen- rante unos 5 años, la mujer fue ingresada finalmente en el
tos mentales, «sentimiento, comprensión y acción» (es Hospital de la Charité donde prosiguió con sus delirios re-
decir, afecto, pensamiento y conducta). Morel vio la enfer- ligiosos, así como con sueños en los que Dios le ordenaba
medad mental como resultado de una debilidad heredada y que predicara al pueblo. Ideler vio detrás de su delirio el
dirigió la atención hacia la «degeneración» observable en poder del conflicto irreconciliable entre su sentido de la san-
los antepasados de sus pacientes con démence précoce, cuyos tidad y los sentimientos de pecado por haberse divorciado,
padres eran a menudo adictos al alcohol o a los narcóticos ya que había sido educada en la creencia de que la voluntad
(Morel, 1860). Los pacientes que Morel describe bajo este de Dios era que una mujer permaneciera con su esposo.
epígrafe eran en general adolescentes o adultos jóvenes. Puesto que su delirio estaba circunscrito, y no lo abarca-
Influido por Darwin, Morel buscaba en sus jóvenes pacien- ba todo como el de Matthews, quizás Esquirol lo considera-
tes signos físicos de malformaciones y peculiaridades que ría como una monomanía de tipo religioso y, según los crite-
pudieran representar características hereditarias relaciona- rios habituales, tal vez podría tratarse de una «esquizofrenia
bles con un inicio precoz del deterioro mental. atípica» o de «un trastorno esquizoafectivo».
Durante gran parte de la segunda mitad del siglo XIX, la No volveremos a hallar esta afinada sensibilidad para la
mayor parte de los autores importantes que contribuyeron psicodinámica hasta la época de Freud. Para Griesinger, el
a nuestro conocimiento de la esquizofrenia fueron alema- sucesor de Ideler en la Charité, la enfermedad mental era
nes. Para situar sus ideas en perspectiva, es muy útil fijarse una enfermedad del cerebro; la psiquiatría y la neurología
en la obra de su predecesor Karl Ideler (1795-1860), direc- eran lo mismo. No tenía paciencia para lo que no podía
tor de psiquiatría en el Hospital de la Charité de Berlín. observar directamente; la suya era una psiquiatría sin psico-
Ideler fue uno de los primeros psiquiatras que mostró un logía y representaba una ruptura total con el espíritu de
gran interés por la psicología de sus pacientes: cómo sus Ideler y los románticos. Al principio, Griesinger, discípulo
primeras experiencias moldearon el sentido de sus pensa- de Ernst Zeller (1804-1877), aceptaba solamente los tras-
mientos, y sus enfermedades, cuando más tarde sucumbie- tornos afectivos y reversibles como «primarios». Pero des-
ron a los trastornos mentales. Con este fin escribió una se- pués de haber oído una conferencia de Ludwig Snell en
rie de extensas biografías de los pacientes mentales (Ideler, 1865 sobre la «monomanía como forma primaria de una al-
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1841). Una colección anterior de este tipo de biografías, teración mental», Griesinger aceptó esta idea y en una con-
durante este período del Romanticismo, había sido escrita ferencia realizada por él mismo posteriormente en 1867 ha-
por un autor lego, Christian Spiess (1796), pero quizás bló de primäre Verrücktheit («locura primaria»), la misma
Ideler fue el primer psiquiatra que nos proporcionó tales idea de Snell (Janzarik, 1987). Fue en este momento, 1 año
relatos. Es aún más notable que Ideler mencionara en sus antes de su muerte, cuando Griesinger abandonó el sistema
biografías algunos de los traumas padecidos por sus pa- tradicional de clasificación en favor de uno nuevo, en el que
cientes durante la infancia, entre ellos el maltrato físico «la locura podía manifestarse aun en ausencia de melanco-
por parte de uno de los padres. Las suyas son algunas de lía o manía (previas)» (Janzarik, 1987, pág. 11). Este nuevo
las primeras descripciones de este hecho en la literatura psi- enfoque preparó el camino para que el discípulo de
quiátrica. El caso número 9 de las Biografías, por ejemplo, Griesinger, Kraepelin, reelaborara la idea de una psicosis
se refiere a una mujer, nacida en 1805, cuyo padre era un primaria cognitiva transformándola en el concepto de de-
molinero alcohólico que maltrataba tanto a su mujer como mencia precoz.
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La división de los trastornos psicóticos en dos amplios primaria de Griesinger, la paranoia de Kretschmer y otras
grupos, el afectivo (representado por la melancolía y la ma- (Sass, 1987).
nía) y el cognitivo (como la demencia precoz o, posterior- Posteriormente, Kraepelin incluyó también la folie rai-
mente, la esquizofrenia), fue obstaculizada, en tiempos de sonnante (locura razonadora) de Sérieux y Capgras (1909), si
Griesinger y durante unas pocas décadas después, debido a bien algunos discuten el acierto de considerarla como una
que la «manía» seguía ocupando conceptualmente el área variante de la demencia precoz, a causa de la ausencia de
cognitiva (como Wahnsinn o locura). Todavía tuvo que pasar alucinaciones y de otros estigmas de este último trastor-
cierto tiempo para que la psiquiatría aceptase un uso más no. Vale la pena hacer un breve inciso para dar al lector
restrictivo de los términos melancolía y manía, para referir- una muestra de la sintomatología de la folie raisonnante, ex-
se solamente a las psicosis afectivas, a pesar de que las ba- traída del libro de Sérieux y Capgras. Tras contraer esta en-
ses ya se habían establecido en 1850, después de que Jean- fermedad, una cierta señora X fue hospitalizada por su fa-
Pierre Falret (con su folie circulaire) y Jules Baillarger (con milia, debido a lo cual concibió una profunda amargura que
su folie à double forme) hubieran insistido en la generalidad la convenció de que estaban en su contra. El autor lo descri-
y la intercambiabilidad entre los «altos» y los «bajos» de la be así:
enfermedad afectiva.
Lo que se vio en cambio en los años que transcurrieron La señora X estudió minuciosamente la carta que había
entre Griesinger y Kraepelin fue la proliferación de síndro- recibido [de su familia]. Los signos de puntuación y los
errores de ortografía permitían más de una interpretación.
mes y de enfermedades de naturaleza básicamente cognitiva,
Su hermano le escribía «nous désirons ta guérison» [quere-
cada una con su propia denominación. Entre los nombres mos que te cures], frase en la que ella observó que el pun-
asociados a estas enfermedades se hallan delirio persecutorio, fo- to era demasiado grande y que, por lo tanto, debería leerse
lie raisonnante, folie lucide, sensitive Beziehungswahn y paranoia. así: «nous ne désirons point ta guérison», es decir, «no quere-
Tomándolo de un texto de Cullen, Kart Ludwig Kahlbaum mos en absoluto que te cures» (pág. 21).
(1828-1899) habla de vesania typica (Kahlbaum, 1863).
Posteriormente, Kahlbaum (1874) describió casos de ca- En cuanto a Capgras, su fama proviene, por supuesto,
tatonía, en los que el deterioro mental iba acompañado de de su descripción de un tipo de paranoia en la que el pa-
rigidez muscular, actitudes y posturas peculiares y estados ciente está convencido de que la persona que hay delante
de estupor, junto con una tendencia, en el habla, a la verbi- suyo (generalmente un pariente próximo) no es en absolu-
geration (término acuñado por Kahlbaum). El término cata- to esta persona, sino un «doble» que simplemente está sus-
tonía ya era viejo, y se remontaba a la Antigüedad; el estu- tituyendo al original. Algunos pacientes, a medida que van
por catatónico sin melancolía fue descrito muy pronto por trastornándose, además de mostrar folie raisonnante o sín-
Louis Delasiauve en Francia en 1851 (Berrios y Porter, drome de Capgras, tienen otros síntomas de esquizofrenia;
1995). Entre tanto, Ewald Hecker, discípulo de Kahlbaum manifiestan más que un mero trastorno delirante (como lo
(1843-1909), describió la hebefrenia (Hecker, 1871) como describe Kendler), es decir, sin otras alteraciones cogniti-
una forma de psicosis cognitiva adolescente con deteriora- vas. Tales pacientes merecerían su inclusión en la demencia
ción rápida, y que acababa en extrema estupidez y senti- precoz de Kraepelin, tal como éste la describió original-
mientos y pensamientos poco apropiados. mente.
Además de unificar todas estas enfermedades bajo la de-
nominación de demencia precoz, Kraepelin centró la aten-
Hacia el siglo XX ción, más que en los síntomas, en la cronicidad, y sostuvo
que, en general, la demencia precoz progresa para ir cada
Fue Emil Kraepelin (1855-1926) el que halló el hilo vez a peor, iniciándose en la adolescencia o en los primeros
rojo conductor a través de la miríada de variantes de psico- años de la edad adulta y terminando con un deterioro men-
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sis cognitivas, cada una con su propia etiqueta. Como su tal crónico. Ante estas afirmaciones, se oyeron muchas vo-
maestro, Griesinger, Kraepelin estaba más interesado en ces discrepantes: Else Pappenheim, Sergei Korsakov y
los síntomas y en las anomalías biológicas, que suponía que Ernst Meyer pusieron objeciones a las tétricas conclusiones
eran subyacentes a las psicosis, que en los minuciosos deta- a las que había llegado Kraepelin con sus investigaciones,
lles de las vidas psicológicas de los miles de pacientes e a pesar de que él mismo sabía que aproximadamente sólo
historias clínicas con los que se encontró a lo largo de su uno de cada ocho pacientes se recuperaba sin secuelas
prolongada carrera. Propuso el término demencia precoz (Zilboorg, 1941).
(Kraepelin, 1893) como epígrafe principal bajo el cual la Eugen Bleuler (1857-1939), cuya célebre monografía se
mayor parte de las entidades diagnosticadas eran solamen- publicó en 1911, estaba de acuerdo con Kraepelin en mu-
te variantes o subgrupos. Ahora se hallaban subsumidas chos asuntos. Tituló su libro, por deferencia a su colega,
bajo el nuevo encabezamiento la hebefrenia de Hecker, la Dementia praecox, oder die Gruppe der Schizophrenien
catatonía de Kahlbaum, la monomanía de Snell, la locura (Bleuler, 1911). En él situaba un «grupo» de trastornos re-
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Capítulo 1. Historia y antecedentes de la esquizofrenia 13

lacionados bajo la nueva denominación de schizophrenia, hasta la llegada de los fármacos neurolépticos, empezando
que prefería a la de dementia praecox por al menos dos ra- con la clorpromazina en la década de 1950, y los fármacos
zones. Bleuler era más bien optimista acerca de la resolu- antimaníacos, el primero de los cuales fue el litio, algo más
ción de la enfermedad a largo plazo y deseaba encontrar tarde. Una vez que estuvo disponible la medicación para
una etiqueta que no tuviese la carga de un pronóstico pesi- tratar enfermedades específicas, tuvo sentido replantearse
mista. Además, esquizofrenia le facilitaba un adjetivo des- el abanico de síntomas de cada paciente para estar seguro
criptivo (esquizofrénico), que podía aplicarse al paciente o al de que eran candidatos adecuados para una u otra clase de
diagnóstico; demencia precoz carecía de esta ventaja. Bleuler fármacos.
es conocido también por considerar como primarias las La investigación en busca de los criterios óptimos para
«cuatro aes»: Autismo, falta de Asociación, Ambivalencia y diagnosticar la esquizofrenia no acabó con Kraepelin y
Afecto inadecuado. Los síntomas que Kraepelin vio como Bleuler. A mediados del siglo XX, un buen número de investi-
primarios —delirio, alucinación, trastorno del pensamien- gadores, en Europa, propusieron nuevos modelos. La llama-
to formal y negatividad— quedaron relegados a signos se- da escuela de Heidelberg, que Kurt Schneider (1887-1967)
cundarios en el esquema de Bleuler. Tanto Kraepelin como dirigió de 1946 a 1955, fue especialmente importante, aun-
Bleuler creían que la enfermedad era «endógena» (término que los síntomas de primer orden de la esquizofrenia de
de Kraepelin), producto de una alteración del cerebro to- Schneider ya habían sido establecidos anteriormente, en
davía no descubierta. Kraepelin contrató a Alois Alzheimer 1938 en Nervenartz, mientras era el director del grupo de
(1864-1915) para que examinara los cerebros de individuos investigación psiquiátrica en Múnich. Lo sorprendente de los
esquizofrénicos en busca de alguna alteración difícil de lo- criterios de Schneider es que los once son de naturaleza cog-
calizar, tarea en la que fracasó, si bien descubrió cambios en nitiva, incluso los tres últimos, que se relacionan con los sen-
la arquitectura neurológica que subyacen en la «demencia timientos, los impulsos y la actividad motora, que se experi-
senil de Alzheimer». menta como controlada externamente. Schneider y sus colegas
Dado que las «cuatro aes» pueden estar presentes en veían la esquizofrenia como la forma prototípica de lo que he
una serie muy amplia de trastornos mentales, lo que no llamado «locura básicamente cognitiva» y estaban conven-
ocurre con los síntomas primarios de Kraepelin —la ambi- cidos de que se trataba de un trastorno de base fundamen-
valencia, p. ej., es especialmente habitual—, el esquema de talmente biológica. Los criterios propuestos 1 año después
Bleuler ha sido criticado por demasiado general y poco es- por el investigador noruego Gabriel Langfeldt (1937) eran
pecífico. Bleuler, en la monografía de 1911, citó la enferme- de naturaleza casi exclusivamente cognitiva: los dos primeros
dad del compositor Robert Schumann como un ejemplo criterios —desrealización y despersonalización graves— ocu-
de «esquizofrenia», pero, hace pocos años, Schumann fue rren también con cierta regularidad en los trastornos afecti-
diagnosticado de nuevo de manera convincente como ma- vos. En otro lugar he proporcionado una lista completa de
níaco-depresivo (normalmente lo llamaríamos trastorno bi- estos y otros grupos de criterios (Stone, 1980). Finalmente,
polar), y de hecho acabó suicidándose por inanición en también la psiquiatría norteamericana abandonó los criterios
1856 (Ostwald, 1985). bleulerianos (aunque mantuvo la denominación de esquizofre-
Bleuler respetaba a Freud y el movimiento psicoanalítico nia a causa de sus ventajas) y adoptó una posición más neo-
y estuvo más «mentalizado psicológicamente» que Kraepelin; kraepeliniana. Por ejemplo, en la edición actual del Diagnostic
una prueba de ello es que Bleuler dedicó mucho tiempo, a and Statistical Manual of Mental Disorders (Manual diagnóstico
menudo de manera cotidiana, a los pacientes esquizofrénicos y estadístico de los trastornos mentales, DSM-IV-TR; American
que estaban bajo su cuidado en el hospital Burghölzli de Psychiatric Association, 2000), los principales criterios son
Zúrich. Este acercamiento, junto con la opinión de Bleuler de los delirios, alucinaciones y habla desordenada (acompaña-
una resolución más favorable de la esquizofrenia, contribuyó miento externo de pensamientos desorganizados).
probablemente al entusiasmo de los primeros años del siglo XX Sin embargo, aunque actualmente nos basemos menos
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por un tratamiento psicoanalítico de los pacientes esquizo- en sus criterios diagnósticos, Bleuler merece un considera-
frénicos. Y aunque iban acumulándose las pruebas de que en ble crédito por haber destacado la falta de homogeneidad
la esquizofrenia intervenía un fuerte factor genético (Rüdin, de la enfermedad: el «grupo» de las esquizofrenias. Del
1916; Kety, 1976), se oyeron voces contrarias que defendían mismo modo que términos médicos antiguos como hidro-
que la esquizofrenia era meramente una «reacción» (Meyer, pesía y neumonía han pasado a abarcar una multiplicidad
1952), y que un entorno adverso podía hacer que se manifes- de etiologías, la investigación en curso de la genética, la
tase en cualquier persona (Glover, 1932). neuroquímica y la neuroimagen de los pacientes esquizo-
Muchos de los pacientes tratados con éxito fueron exa- frénicos revela no una, sino diversas variantes de psicosis
minados de manera más profunda para concluir finalmente básicamente cognitivas —interrelacionadas y que se sola-
que eran maníaco-depresivos (Vaillant, 1963). Particu- pan, pero con algunos parámetros diferentes— que, al me-
larmente en Estados Unidos, no hubo realmente incentivos nos habitualmente, parecen confluir en el epígrafe de la es-
para replantearse los criterios de diagnóstico habituales quizofrenia.
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14 TRATADO DE ESQUIZOFRENIA

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