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DRAGÓN, TORTUGA O NIÑA.

Había una vez un dragón en un enorme bosque, estaba molesto y desesperado porque tenía que ir
a resguardar su castillo lleno de comida, para que Hansel y Gretel no se la comieran toda. Sin embargo,
cuando estaba a punto de llegar a su castillo se encontró con un mago cambia formas, que le quería
impedir seguir caminando hacia su castillo.

“No pasarás por aquí dragón, vete” dijo el mago.

“¿CÓMO TE ATREVES A IMPEDIRME EL PASO, ENANO?” gritó el dragón, soplando fuego por la
boca, muy molesto porque se atrevieron a desafiarlo. “¡YO HARE LO QUE QUIERA! Y TU NO PODRAS
IMPEDIRMELO!”

Sin embargo, el mago no se dejó intimidar y le lanzó un chorro de agua mágico al dragón, que lo
dejó sin fuego y sin ganas de seguir amenazando.

Horas después, por el mismo bosque caminaba una tortuga que se había salido del estanque en
donde vivía con su familia y estaba buscando encontrar el camino para regresar a casa. Al ver lo que
pasaba con el dragón tuvo mucho miedo y se puso a temblar así que al acercarse con el mago casi no tenía
voz para hablar.

“Disculpe señor mago, ¿Me podría dejar pasar?” dijo casi en un susurro, por lo que al mago le costó
escucharle.

“No, vuelve por donde viniste. Nadie pasará por aquí” respondió con seriedad el mago.

La tortuga siguió muy asustada pero no quería hacer molestar al mago, así que dio media vuelta y
antes de irse dijo: “Lamento haberle molestado señor mago, no quería hacerle molestar”. Y así la tortuga
se perdió en el bosque, sin haber dicho lo que realmente sentía.

Ya casi cuando caía la noche apareció por el bosque una niña pequeña, de unos cinco años. Se
notaba muy apurada y en realidad, quería llegar rápido a su casa para poder cenar su comida favorita:
arepas. Por eso, cuando se encontró con el mago no se puso muy contenta, sobretodo al escuchar lo que
tenía que decir. Sin embargo, a diferencia de la tortuga y del dragón, ella decidió actuar diferente.

“Entiendo que no quiera dejar pasar a nadie por aquí, señor mago, pero déjeme explicarle: esta es
la vía más rápida y segura para mi casa. Quiero llegar rápido porque tengo muucha hambre y me parece
muy injusto que cierre el paso por el bosque solamente porque usted quiere, todos tenemos derecho a
pasar por el bosque” le dijo la niña con sinceridad, sin molestarse o asustarse, decidió actuar
respetuosamente, pero siempre diciendo lo que realmente sentía.

El mago sonrió y asintió a las palabras de la niña, antes de decir: “Por ser educada y respetuosa,
pero siempre siendo honesta y decir lo que piensas... Ahora puedes pasar por el bosque, espero que
llegues segura a casa”.

Ambos se despidieron amistosamente, entendiendo que la mejor manera de hacer las cosas es
siendo honesto y respetuoso con los demás.

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