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-Elementos discursivos: Comparación, metáfora e ironía (1er inf)

-Géneros (corto, comedia, drama) (1er inf)

-Normativa: uso de la H (2do inf)

-Cuento Realista (2do inf)

-Elipsis (2do inf)

-Novela (3er inf)

Recursos estilísticos

Para crear belleza mediante el lenguaje la literatura se sirve de multitud de recursos estilísticos
o literarios, también llamados figuras retóricas, los cuales persiguen, por lo tanto, un efecto
estético. Dichos recursos no son exclusivos del lenguaje literario pero se dan con más
frecuencia en éste.

La metáfora. Consiste en identificar un elemento (término real = R) con otro (término


imaginado = I) con el que guarda una relación de semejanza. Cuando solo aparece el término
imaginario se habla de metáfora pura; en caso contrario nos encontraremos ante la
denominada metáfora impura.

Ejs.: Sus cabellos (R) son de oro (I)

Las perlas (I) de tu boca

La comparación. Consiste en comparar dos elementos entre los cuales existe también una
relación de similitud.

Ejs.: Es más lento que una tortuga

Es duro como una piedra

La personificación. Consiste en atribuir cualidades de persona a un ser que no es persona o


cualidades animadas a un ser inanimado.

Ej.: Puedo escribir los versos más tristes esta noche.


Escribir, por ejemplo: “La noche está estrellada
y tiritan, azules, los astros a lo lejos”.
El viento de la noche gira en el cielo y canta
(Pablo NERUDA)

Vetusta, la muy noble y leal ciudad, corte en lejano siglo, hacía la digestión
del cocido y de la olla podrida, y descansaba oyendo entre sueños el monótono y
familiar zumbido de la campana de coro, que retumbaba allá en lo alto de la esbelta torre de la
Santa Basílica.

(Leopoldo Alas CLARÍN)


Géneros literarios

Las obras literarias presentan una serie de rasgos diferenciadores que permiten que las
clasifiquemos en distintos grupos a los que denominamos géneros literarios.

Tradicionalmente se han distinguido tres grandes géneros literarios: épica o narrativa, lírica o
poesía y teatro o dramática.

 Narrativa. Se incluyen en el género narrativo las obras literarias en las que un narrador
relata una historia ficticia protagonizada por unos personajes en un espacio y tiempo
determinados.
 Lírica. Pertenecen al género lírico aquellas obras, generalmente escritas en verso, que
se caracterizan porque en ellas el autor expresa emociones, sentimientos o estados de
ánimo.
 Dramática o teatro. Las obras literarias pertenecientes a este género nacen para ser
representadas encima de un escenario ante un público, lo cual implica que en ellas no
hay un narrador que cuente una historia sino que conocemos los hechos a través del
diálogo que mantienen entre sí los personajes. Así, el texto principal lo constituye el
diálogo y el texto secundario está formado por las acotaciones, las cuales contienen
indicaciones acerca de la puesta en escena de la obra o de la forma de interpretar de
los personajes.

Género Narrativo.

Dentro de la narrativa existen dos grandes géneros: el Cuento (relatos de corta extensión) y la
Novela (relatos de larga extensión), así que vamos a ver ahora cuáles son las características
principales de ambos géneros. Hoy empezaremos con la novela, abordando cada uno de los
elementos principales que la componen.

Ante todo, deberíamos definir qué se entiende por una novela para comprender mejor sus
elementos. Suele definirse a la novela como un relato en prosa que sucede a unos personajes,
enmarcado en una época y ambiente determinados. De esta definición es fácil extraer los
elementos principales que componen toda novela.

LA NOVELA Y LOS ELEMENTOS QUE LA COMPONEN

1. ACCIÓN: Se entiende por acción la serie de sucesos que se desarrollan durante el relato. La
acción suele construirse mediante la narración de un conflicto que se plantea, alcanza su
punto crítico y finalmente se resuelve, a lo largo del relato. La manera de conseguir dotar a
una novela de una acción adecuada es cuidar el ritmo (la velocidad y cadencia con que
suceden los hechos) y la coherencia (adecuación de los elementos de la acción evitando
contradicciones en la trama).

La novela tiene una estructura narrativa que se basa en el planteamiento, nudo y desenlace.
En el planteamiento de la historia se nos presentan los personajes, la situación, se comienza a
vislumbrar la historia y el conflicto.
El nudo es la parte central, la más extensa, en la que se lleva a cabo la acción que se plantea en
la primera parte. Es decir, en el inicio se plantea una situación y en el nudo se pasa a la acción,
en vista de resolver la trama plantada.

La última fase es el desenlace, en el que la trama se resuelve de una forma u otra,


normalmente en forma de clímax. En el desenlace, los personajes y las situaciones se suelen
ver sometidos a cambios visibles debido a la intensidad de los hechos vividos a lo largo de la
narración.

Dependiendo de la acción que se desarrolle en la novela podemos encontrar numerosos


géneros. Desde la novela caballeresca a la de ciencia ficción, de la romántica a la de terror, de
la de espionaje a la novela negra.

El tiempo en el que se desarrolla la acción que estamos narrando es también importante ya


que marcará el desarrollo de la novela ya sea porque se trata de un tiempo lineal, en el que la
historia se narra a través de sucesos que se desarrollan en un mismo tiempo (o época) o
podemos también explicar nuestra historia con saltos de tiempo, o desarrollando acciones en
el pasado, presente y futuro.

2. CARACTERES O PERSONAJES:

Son los personajes que participan de los sucesos narrados. Suele hablarse de la caracterización
de los personajes, refiriéndose a la capacidad del escritor de realizar una adecuada descripción
física y emocional de éstos durante la narración. Una buena caracterización, capaz de dotar de
vida propia a los personajes de una novela, es un punto fundamental a cuidar para dotar de
realismo y de empatía con el lector a la novela.

Los personajes son uno de los pilares centrales sobre los que se construye una novela. Los
personajes son los que viven e, incluso en ocasiones, los que narran los hechos que suceden en
la novela, es decir, son el hilo conductor de la historia. Los personajes sufren una evolución a lo
largo de la novela. Es decir, toda la acción, todo el argumento, provoca en ellos algún tipo de
cambio o evolución.

Podemos encontrar diferentes tipos de personajes según su importancia en la historia. Por una
parte están los personajes principales, que son sobre los que se sustenta la trama de la novela.
Otros serían los personajes secundarios, aquellos que tienen menos importancia pero que, de
una forma u otra, contribuyen a que la historia avance. En ocasiones, los secundarios pueden
llegar a tener gran importancia en la historia, mientras que otras veces apenas aparecen en la
narración.

Teniendo en cuenta sus intenciones o el lugar que ocupa dentro de la historia también
podemos hablar de protagonista o antagonista. El protagonista sería el personaje en torno al
cual se desarrolla la historia. Él es quien tiene el conflicto, es su historia la que se está
contando. El protagonista suele tener unas características que le hagan agradable o
interesante a la vista del lector (aunque no siempre sucede así, he ahí la figura del antihéroe)
para crear empatía. Sería, por así decirlo, el bueno de la historia. Por su parte, el antagonista
es la parte contrapuesta, el que intenta que los planes del protagonista no salgan bien. Suele
ser el creador del conflicto y normalmente también es un personaje pensado para crear
reacciones negativas en el lector.
También hay otros tipos de personajes, como por ejemplo el ausente, que es aquel personaje
que no aparece casi nunca (o nunca) pero que es el que realmente mueve las motivaciones del
personaje. Asimismo, se puede hablar de personaje colectivo (cuando el protagonismo recae
sobre un grupo de personas) o de comparsas (que sirven como meros elementos presenciales
o descriptivos).

3. MARCO ESCÉNICO: El marco escénico se refiere al ambiente físico y temporal en que se


desarrolla la acción. En este apartado, cobran especial importancia el lenguaje descriptivo, que
debe ser capaz de transportar la mente del lector al marco escénico de la novela, sin importar
lo ajeno, disparatado o extraño que pueda resultar.

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