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El fenómeno de El Niño, también conocido como Oscilación del Pacífico Sur, consiste en una serie de alteraciones oceánicas y climáticas que ocurren en ciertos años en el mar y la costa del Perú. Estas alteraciones incluyen temperaturas anormalmente altas en el mar, cambios en el plancton y peces que tiñen el mar de rojo, y un incremento de las lluvias en la costa peruana que pueden causar inundaciones.
El fenómeno de El Niño, también conocido como Oscilación del Pacífico Sur, consiste en una serie de alteraciones oceánicas y climáticas que ocurren en ciertos años en el mar y la costa del Perú. Estas alteraciones incluyen temperaturas anormalmente altas en el mar, cambios en el plancton y peces que tiñen el mar de rojo, y un incremento de las lluvias en la costa peruana que pueden causar inundaciones.
El fenómeno de El Niño, también conocido como Oscilación del Pacífico Sur, consiste en una serie de alteraciones oceánicas y climáticas que ocurren en ciertos años en el mar y la costa del Perú. Estas alteraciones incluyen temperaturas anormalmente altas en el mar, cambios en el plancton y peces que tiñen el mar de rojo, y un incremento de las lluvias en la costa peruana que pueden causar inundaciones.
Al referirse a este Fenómeno el Capitán de Navío Germán Stiglich hace una
explicación del llamado "Fenómemo Marítimo del Aguaje", que asume todas las características del ahora conocido Fenómeno El Niño, señalando que este Fenómeno en el Norte del Perú se llamaba "Sargaso" en todo el resto "Aguaje", por los marinos ingleses "Peruvian Barber" o "Peruvian Painter".
El Fenómeno de El Niño, conocido también como Oscilación del Pacífico Sur
(ENSO = El Niño Southern Oscilation) es un suceso que ocurre en ciertos años con manifestaciones patentes en el mar y la costa del Perú, y, como se ha demostrado recientemente, tiene conexiones con sucesos en otras partes del planeta. Consiste en una serie de alteraciones oceanográficas y climáticas con consecuencias importantes.
· La presencia de temperaturas anormalmente altas en el mar, con invasión de
aguas cálidas que avanzan en el sentido contrario a la Corriente Peruana, o sea, de norte a sur.
· Alteraciones biológicas en el mar como el "aguaje". El mar se tiñe de rojo por la
presencia de anomalías en el plancton, la anchoveta y la sardina se profundizan, y hay mortandad de aves guaneras, que no encuentran alimento cerca de la superficie.
· Se produce un incremento de las lluvias en la costa peruana, principalmente al
norte, pero que pueden llegar más al sur, según el avance de las aguas cálidas. Estas lluvias originan desastres naturales, como inundaciones, y afectan la infraestructura (vías de comunicación, ciudades, etc.).
QUE OCASIONA EL HOMBRE EN LA PRESION DEL OCEANO
El peso del aire a nivel de la superficie terrestre nos pasa inadvertido porque, como cualquier otro fluido, el aire ejerce su presión en todas direcciones. La sangre en nuestras venas, el aire en nuestros pulmones, los fluidos de nuestros cuerpos están a presión atmosférica. Ejercen una presión hacia afuera igual a la que la atmósfera ejerce hacia adentro. Es decir, estamos en equilibrio con nuestro ambiente. Si nos sumergimos en agua, la presión externa crece rápidamente con la profundidad y no puede ser equiparada desde adentro sin dañar nuestros tejidos. Por esta razón, un hombre sin protección alguna tiene limitada su inmersión, aunque esté equipado con un traje de oxígeno, a los más profundos abismos del océano, donde la presión hidrostática es de más de 1.000 atmósferas. Cuando el buzo se sumerge sin protección rígida, por ejemplo, debe respirar aire a la misma presión que la del entorno. El tanque de aire comprimido que carga en la espalda tiene un regulador que permite que el aire inhalado cumpla este requisito. Desde que se ha empezado a utilizar el aire comprimido se sabe que la exposición a grandes presiones puede dañar o matar. Cuando un buzo novato retiene el aire mientras sube muy ligero, puede sufrir embolia gaseosa. Se produce porque la presión del entorno disminuye rápidamente, entonces el gas sin escape de los pulmones se expande. El pulmón se rasga y el aire separa a la sangre. Por los circuitos arteriales las burbujas pueden llegar al cerebro y provocar parálisis o muerte. La enfermedad de la descompresión propiamente dicha es la consecuencia de formación de burbujas en los tejidos. Actualmente, los científicos han desarrollado algunos robots submarinos de exploración, cartografías de alta resolución del fondo submarino, instrumentos hidroacústicos, cámaras isotérmicas. Todo ello para investigar los recursos biológicos y de gran importancia para sectores como la industria, las farmacéuticas o la biología molecular, reemplazando a los seres humanos en la tarea de bajar a las profundidades de los océanos.
LOS FECTOS DE LA ALTA PRESION MARINA EN EL HOMBRE
El peso del aire nos pasa inadvertido porque, como cualquier otro fluido, el aire ejerce su presión en todas direcciones. La sangre en nuestras venas, el aire en nuestros pulmones, los fluidos de nuestros cuerpos están a presión atmosférica. Ejercen una presión hacia afuera igual a la que la atmósfera ejerce hacia adentro. Es decir, estamos en equilibrio con nuestro ambiente. Si nos sumergimos en agua, la presión externa crece rápidamente con la profundidad y no puede ser equiparada desde adentro sin dañar nuestros tejidos. Por esta razón, un hombre sin protección alguna tiene limitada su inmersión, aunque esté equipado con un tanque de oxígeno. Por otro lado, existen formas de vida adaptadas a los más profundos abismos del océano, donde la presión hidrostática es de más de 1.000 atmósferas. El pulmón se rasga y el aire escapa a la sangre. Por los circuitos arteriales las burbujas pueden llegar al cerebro y provocar parálisis o muerte. La enfermedad de la descompresión propiamente dicha es la consecuencia de formación de burbujas en los tejidos. El gas que lo provoca (nitrógeno, por lo general) entra al cuerpo por los pulmones en una inmersión, y la alta presión hace que se disuelva en la sangre. La circulación lo lleva hasta los capilares donde se difunde en los tejidos. Esta difusión es más rápida en la médula espinal y en el cerebro (porque están más irrigados), yen los músculos calientes y activos. Una manera de prevenir la enfermedad consiste en un ascenso lento, a razón de 9 metros por minuto, o con paradas de seguridad regulares. Otra, es la aspiración de mayor concentración de oxígeno; se venden tubos con aire con una concentración de 32% de oxígeno (en lugar del 21% normal). Los buzos aficionados pueden bucear hasta una profundidad de 39 metros con un tubo de aire comprimido común y sin necesitar de una descompresión por etapas mientras suben. Pero son muchos los buzos que mejorando su equipo, y aumentando el riesgo, prefieren incursionar en lo más profundo para poder encontrarse con restos de naufragios, túneles y oscuras cavernas, entre otras maravillas. Últimamente se han experimentado diferentes mezclas de gases para evitar que las altas presiones resulten nocivas para el organismo. En 1993, una inmersión simulada (en una cabina presurizada especial) alcanzó el récord de 701 metros de profundidad. Estas experiencias límite requieren de siete días de compresión progresiva y de treinta días de descompresión. El conocimiento de la fisiología de la enfermedad puede incorporarse a modelos matemáticos que indican probabilísticamente los riesgos de las inmersiones acuáticas. Para desarrollar dichos modelos se ha recogido información de cientos de inmersiones por medio de computadoras que llevan los buzos entre su equipo. Estas computadoras registran la profundidad de manera precisa y continuamente actualizas cálculos de nitrógeno en los tejidos, transfiriendo la información a computadoras en la superficie. El desafío de las próximas décadas es el perfeccionamiento de los modelos para que extiendan su cobertura y minimicen los riesgos. Ya se ha pagado bastante caro la información de cómo el cuerpo del hombre responde a las fuerzas para las que no está diseñado cuando traspasa sus limites hacia el espacio exterior o hacia las profundidades oceánicas.