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Glosario y traducción (libro).

Introduction to Neuropsychology

SECOND EDITION

J. GRAHAM BEAUMONT

Introducción a la Neuropsicología

Conclusión cap. 1: Neuropsicología como disciplina


La neuropsicología puede dividirse en dos ramas. La primera, neuropsicología clínica, que
incluye a la neurología conductual y trata pacientes con lesiones cerebrales. Se pueden
identificar tres tradiciones históricas un poco asociadas con Estados Unidos, la Unión
Soviética y Reino Unido.
La segunda rama es la neuropsicología experimental que estudia sujetos normales en un
laboratorio con una serie de técnicas que incluyen escuchas dicóticas, campos visuales
divididos, presentaciones lateralizadas táctiles, así como también técnicas fisiológicas
especializadas. El estudio del cerebro de los animales, conocido como neuropsicología
comparativa, contribuye de manera importante pero distintiva.
Existen cuestiones conceptuales fundamentales planteadas por la neuropsicología que
incluyen el problema de la mente y el cuerpo. Generalmente, la posición aceptada es la del
materialismo emergente o monismo psiconeural emergentista que sostiene que todos los
estados mentales son también estados cerebrales pero que no pueden ser reducidas a las
propiedades de células simples. Los orígenes históricos de la neuropsicología moderna nos
llevan a la segunda mitad del siglo XIX. Las primeras posiciones teoréticas incluyeron teorías
localizacionistas y equipotenciales pero casi todos los neuropsicólogos ahora aceptan la teoría
interaccionista y su concepto asociado de equipotencialidad local.

Conclusión cap. 2: La estructura del sistema nervioso central


El cerebro se divide en cuatro áreas: tallo cerebral, cerebelo, diencéfalo y telencéfalo. El tallo
cerebral recibe la información de los sentidos especiales y trata con los procesos vitales y
otras funciones viscerales y somáticas. El cerebelo cumple un rol más importante en la
coordinación de la actividad muscular. El diencéfalo o cerebro intermedio mantiene el control
central de la sensación y el movimiento, así como el apetito. La motivación, la emoción y el
sistema nervioso autónomo también son controlados por esta región, y los estados de alerta
mantenidos. El telencéfalo o corteza cerebral respalda el comportamiento de inteligencia de
alto nivel y provee de experiencias conscientes. Se puede decir que está compuesto por tres
zonas. La corteza primaria trata con la sensación y la iniciación de la actividad motora
voluntaria. La corteza secundaria produce la percepción y la integración del comportamiento
sensorial y motor. La corteza terciaria o asociativa aporta al pensamiento de alto nivel,
planeamiento y solución de problemas. Además, existen regiones especializadas de la corteza
que tratan con el lenguaje.

Conclusión cap. 3: Los lóbulos frontales


Ya se discutieron algunas de las funciones específicas importantes asociadas con el lóbulo
frontal y se los resumió en la siguiente tabla:
Tabla 3.2. Algunas funciones específicas asociadas a las regiones del lóbulo frontal.

Corteza motora y premotora:


Niveles primarios y secundarios del control motor
Fluidez verbal y diseño fluido
Deletreo

Prefrontal:
Nivel terciario del control motor
Adaptabilidad del modelo de respuesta
Programación y planificación de las secuencias conductuales
Nivel de emisión de respuesta
Control verbal
Resolución de problemas
Movimientos oculares voluntarios
Criterio perceptual
Memoria y atención

Área de Broca:
Discurso expresivo

Corteza orbital:
Personalidad
Comportamiento social
Aunque no tengamos espacio para poder tratarlos ahora, existe una gran cantidad de
literatura sobre la investigación de los efectos de las lesiones en el lóbulo frontal en animales.
La evidencia que esto provee es extensa y compleja, y aunque las dificultades que se
presentaron para generalizar los resultados desde simios a humanos, se puede decir que los
resultados fueron sorprendentemente parecidos. Algunas complicaciones encontradas en
animales grandes no tienen un paralelismo claro en humanos pero hay discrepancias
fundamentales.
Con referencia a lo sugerido acerca de que los lóbulos frontales son en cierta medida
especiales en los humanos, ni la evidencia de los estudios en animales (cuando son
comparados con datos clínicos de humanos) ni la evidencia de los pacientes con daño cerebral
apoyan esta conclusión. Todavía podemos considerar que los lóbulos frontales realizan
algunas de las tareas más intelectuales de los humanos, pero no existe una discontinuidad
básica entre estas habilidades en humanos y aquellas en animales grandes.
¿Es posible considerar que los sistemas neuropsicológicos generales podrían ser responsables
de las dificultades encontradas en los lóbulos frontales? A pesar de los últimos avances, la
respuesta por el momento es no, lo que debería sorprendernos un poco debido a la extensión
del tejido de la corteza frontal. La teoría de descarga corolaria de Teubner tiene un poco pero
no todo el poder explicativo. Luria (1973) sugiere que las tres funciones fundamentales de los
lóbulos frontales son la regulación de los procesos de activación, la ejecución de procesos
conductuales programados verbalmente, y el comportamiento de resolución de problemas.
Esta explicación también es incompleta y no puede ser apoyada detalladamente con evidencia
científica. La teoría general de que los lóbulos frontales operan mediante la realización de la
estructura temporal del comportamiento (Fuster, 1980) ya no es satisfactoria. Las más
últimas teorías de Shallice y Burgess, Stuss, Rolls, y Damassio que se trataron anteriormente
aportaron ideas útiles y formas nuevas de conceptualizar la contribución de los lóbulos
frontales pero todavía no tuvieron éxito como para proveer un modelo integrado de funciones
frontales.
Los lóbulos frontales están involucrados en tantas funciones y todavía no estamos en la etapa
donde los sistemas neuropsicológicos pueden resumirse explícitamente. Ni tampoco los
neuropsicólogos están seguros de estar buscando una sola teoría del funcionamiento del
lóbulo frontal, ni que el modelo ideal relacionaría funciones generales con áreas más limitadas
dentro de los lóbulos frontales. La descripción de los lóbulos frontales (y de todos los lóbulos)
es, en cualquier caso, una idea bastante artificial y puede ser totalmente irrazonable mantener
la ambición de una descripción simple de sus funciones.
Podemos concluir que los lóbulos frontales cumplen un rol más amplio en los niveles altos del
control motor y en la planificación y ejecución controlada de los actos motores y las
habilidades. También contribuyen al comportamiento general de resolución de problemas, y
el control del movimiento ocular es un aspecto importante de este cumplimiento. Asociado
con estas funciones, en la corteza prefrontal se llevan a cabo habilidades verbales específicas,
algunas funciones sensoriales y algunos aspectos limitados de la memoria. Las regiones
frontales también están involucradas en el control de la atención, y en la motivación y la
regulación del comportamiento en general. Las lesiones, especialmente en la corteza orbital,
pueden llevar a cambios en la personalidad y el comportamiento social.
A principios del siglo XX, Hughlings Jackson describió al lóbulo frontal como el área de la
corteza “menos organizada”; siempre fue la menos comprendida y permanece como la más
desafiante para los neuropsicólogos.

Conclusión cap. 4: Los lóbulos temporales


Los lóbulos temporales sirven al sistema como receptores de la estimulación auditiva, su
interpretación en elementos sensoriales y la extracción posterior de significado. También
incluyen elementos para la interpretación más elevada de estimulación visual y para la
síntesis que se tiene que alcanzar entre estas dos modalidades sensoriales. Un aspecto
especializado de estos sistemas sensoriales es la recepción del estímulo del lenguaje.
En relación a las estructuras límbicas, las lesiones en el lóbulo temporal bilateral producen
amnesia anterógrada severa en donde se pierde casi toda la capacidad para memorizar a largo
plazo y aprender. Las lesiones en el lóbulo temporal unilateral también pueden afectar la
memoria para guardar información durante períodos de tiempo más largos. Los efectos
pueden ser específicos al tipo de información (verbal o espacial), aunque no a la modalidad, y
mientras que los efectos puedan ser lateralizados, cabe destacar la diferencia entre las tareas
de reconocimiento y de memoria.
También existen funciones no cognitivas que pueden estar asociadas a los lóbulos temporales.
La anormalidad del lóbulo temporal puede producir cambios de personalidad, estados de
experiencia de anomalía y cambios en el comportamiento sexual. A continuación se incluye un
resumen de las funciones asociadas a los lóbulos temporales:
Tabla 4.1. Algunas funciones asociadas a los lóbulos temporales
Auditivo:
Recepción del estímulo auditivo (circunvolución de Heschl’s)
Percepción del estímulo auditivo (circunvolución temporal superior)
Conocimiento relacionado a acontecimientos auditivos (circunvolución anterior, superior y
media)
Habilidades musicales (lóbulo temporal derecho)

Visual:
Función visual terciaria (circunvolución temporal inferior media)
Percepción de rostros (circunvolución temporal inferior derecha)

Lenguaje:
Recepción y comprensión del discurso y la escritura (circunvolución temporal superior
izquierda y uniones occipitales, parietales y temporales)

Atención:
Integración intermodal

Memoria:
Síndrome de amnesia (lóbulo temporal mesial bilateral)
Memoria verbal a largo plazo (lóbulo temporal izquierdo)
Memoria espacial a largo plazo (lóbulo temporal derecho)
Aprendizaje asociativo emparejado (lóbulo temporal anterior)

Personalidad:
Percepción experimental (lóbulo temporal anterior)
Comportamiento sexual (anterior, especialmente bilateral)

Conclusión cap. 5: Los lóbulos parietales


Los síntomas variados que pueden producirse por lesiones parietales pueden ser confusos,
especialmente porque muchos hacen referencia a términos que no transmiten la naturaleza
de la deficiencia. La lateralidad de la especialización funcional también puede ser un poco más
compleja que en los lóbulos frontales y temporales, especialmente si tenemos en cuenta a
zurdos y diestros (ver Critchley, 1953). Algunos efectos solo se ven en lesiones bilaterales,
algunos con lesiones unilaterales en cualquiera de los lados, y otros con lesiones solamente en
el lado izquierdo o derecho. En todos los casos raramente existe una clara división aunque
sólo hay frecuencia relativa de asociación; tal vez porque las funciones de nivel alto que
normalmente se examinan implican una gran cantidad de procesos cognitivos básicos.
El estudio clásico de McFie y Zangwill (1960) es un ejemplo que sirve para ver las asimetrías
que se pueden encontrar. En el estudio se les dio una serie de siete tareas a pacientes con
lesiones parietales y solo se encontraron tres tareas que fueron completamente lateralizadas.
Las tareas de contar cubos y cortar papeles solo se vieron afectadas por las lesiones en el lado
derecho, y el examen que implicaba diferenciar la derecha de la izquierda sólo se vio afectado
por las lesiones en el lado izquierdo. Otros tres exámenes que incluían la negligencia
unilateral, la habilidad para vestirse y la capacidad topográfica se vieron más en pacientes con
lesiones en el lado derecho pero también en los del lado izquierdo. La última tarea, el test de
clasificación de Weigl, mostró un deterioro más frecuente en las lesiones en el lado izquierdo.
Sin embargo, generalmente las tareas con elementos puramente espaciales tienden a verse
afectados por las lesiones en el lado derecho pero cuando los procesos verbales están
involucrados (quizá como estrategia para resolver los problemas espaciales) es más probable
que la función esté representada en el lado izquierdo. Un poco de la confusión que existe
acerca de la lateralización puede resultar de los pacientes que adoptan diferentes estrategias
cognitivas como el modo cognitivo preferente.
Las funciones específicas asociadas a los lóbulos parietales se resumen en la tabla 5.1.
Generalmente, los lóbulos parietales en las regiones anteriores se ocupan de la sensación y
percepción somatosensorial y están asociadas a un número de agnosias visuales y táctiles en
el que se suponen representaciones espaciales. En las regiones posteriores del lóbulo parietal
hay más integración de este tipo de información en información de otras modalidades para
llevar a cabo funciones espaciales y relacionadas con el espacio. Estas abarcan ciertas formas
de movimiento intencional, incluyendo construcciones de habilidades complejas, la
comprensión y la manipulación del ambiente espacial con respecto a ambos, el propio cuerpo
del paciente y el mundo extrapersonal, y ciertas tareas en las que las representación
espaciales pueden estar más simbólicamente implicadas, como los cálculos y una variedad de
funciones del lenguaje (ver Capítulo 7). Este conjunto de procesos espaciales también abarcan
la integración de información somatosensoriales y tareas espaciales en procesos visuales y
auditivos (de nuevo, especialmente relacionado con el lenguaje). Es la naturaleza de muchas
de estas funciones en nuestras habilidades cognitivas generales la que lleva a una variedad y
complejidad de desventajas que pueden surgir de lesiones en el lóbulo parietal.
Tabla 5.1. Algunas funciones específicas asociadas con los lóbulos parietales

Anterior:
Percepciones somatosensoriales
Percepción táctil
Sentido del cuerpo
Reconocimiento de objetos visuales

Posterior:
Lenguaje
Recepción del lenguaje hablado
Lectura
Orientación espacial y atención
Seguimiento de rutas
Distinción izquierda/derecha
Síntesis simbólica
Cálculos
Movimiento intencional
Habilidad para edificar
Dibujo
Destreza intermodal visual/táctil para formar pares
Memoria auditiva a corto plazo

Conclusión cap. 6: Los lóbulos occipitales


Los lóbulos occipitales someten a las funciones del sentido visual primario y a las de
percepción visual basada en estos sentidos. Estas funciones están resumidas en la tabla 6.1.
Las mismas cooperan con las regiones vecinas a través de las funciones cognitivas de alto
nivel incluyendo la de la visión para la interpretación y el proceso semántico de objetos y
representaciones visuales. Muchos de los deterioros relacionados con los lóbulos occipitales
son variables, complejos e inestables en carácter, y los defectos del campo visual son difíciles
de determinar. La contribución de las disfunciones sensoriales primarios y el rol de los
sistemas del lenguaje para determinar la presencia de las agnosias visuales todavía no son
claros.
INTEGRACIÓN DE LAS FUNCIONES CORTICALES
Ahora que vimos las funciones de los cuatro lóbulos cerebrales, aunque no hayamos discutido
los sistemas del lenguaje, sería apropiado tocar este tema para introducir algunos
comentarios acerca de la complejidad y la integración de los sistemas corticales funcionales.
Mientras que para entender la organización de la corteza cerebral tenemos que tratar de
disociar las funciones que pueden estar conectadas con ciertas áreas de otras funciones en
otras áreas, y que esta información sea a su vez útil para que el clínico diagnostique lesiones y
planifique la rehabilitación de los pacientes, esto no debería llevarnos a que perdamos de
vista la complejidad de las funciones cognitivas en la vida diaria.
Es fácil sacar un molde de la corteza en el que algún sector realiza una determinada tarea, y
otro sector lleva adelante otra, y así sucesivamente, pero la realidad es totalmente diferente.
La mayor parte del cerebro se dedica a contribuir en el comportamiento intelectual diario casi
todo el tiempo.
Table 6.1. Algunas funciones de los lóbulos occipitales
Sensación visual primaria (puntos de luz, formas simples)
Finalización
Percepción visual
Contornos
Magnitud
Orientación
Profundidad
Estereopsia
Brillo
Color
Movimiento
Connotación semántica de objetos visuales
Lectura
Entretanto yo estoy sentada frente a la laptop tipeando el texto que estás leyendo, utilizo
sistemas verbales para generar la forma simbólica del contenido semántico que deseo
transmitir. Al mismo momento leo mis notas, miro a la pantalla para ver qué fue lo que tipeé, y
planeo cómo mover los dedos para tipear las palabras, introduciendo pequeñas rutinas para
las mayúsculas, nuevos párrafos, y demás. Retengo un mapa de dónde se encuentran el
teclado, la pantalla, mis notas y mis brazos en relación con cada uno, mientras que escucho el
teléfono, trato de ignorar que tengo sed y llevo adelante un debate nuevo en mi cabeza acerca
de cuánto más agradable sería estar en una playa en las islas Maldivas.
De vez en cuando me susurro cosas, me rasco la cabeza y me doy cuenta que me duele un poco
uno de mis dientes. No hay muchos elementos funcionales mencionados en el tour de los
lóbulos que esté faltando en esta simple actividad que puse como ejemplo. Si tomamos un
ejemplo aún más simple de comportamiento: un jugador de tenis a punto de rematar la pelota
podemos ver que algún programa motor seguramente está siendo ejecutado para el golpe,
pero muchas otras operaciones están siendo llevadas a cabo simultáneamente. Se tiene que
mover el cuerpo hacía el lugar correcto de la cancha, y mantener el balance y el control. Se
mira a la pelota y la posición del adversario. Se mantiene un mapa de las posiciones espaciales
dentro de la cancha, y se lo actualiza constantemente. Se presta atención al sonido de la pelota
pegando a la raqueta para controlar que el golpe fue ejecutado debidamente, y el brazo
obtendrá el feedback (retroalimentación) en cada etapa del golpe.
En el mismo momento, se planea una estrategia futura, se recuerdan posiciones y juegos
previos, se mantiene el puntaje y se hacen cálculos de los puntos ganados y perdidos. Los
sistemas motivacionales están trabajando, se monitorea lo que se siente de la posición actual,
y se lleva un diálogo verbal interno (si no es un discurso explícito).
Esto quizás está desarrollando un punto que es obvio. En la vida diaria, la mayoría de las
actividades intelectuales más complejas implican una gran variedad de habilidades y procesos
cognitivos, todos ellos están interrelacionados e integrados dentro de una operación cerebral
general. No es razonable esperar que podamos entender la verdadera complejidad de este
sistema, pero al menos es importante que en un principio seamos conscientes de ello y que no
permitamos que la disección funcional que implica la localización neuropsicológica nos ciegue
de cuán elaborada es la actividad cerebral.
Ningún neuropsicólogo se puede especializar en el estudio de una sola área del cerebro. Las
regiones cerebrales no son como “partes atornilladas”, aunque la manera en la que se condujo
mayor parte de la investigación puede animarnos a pensar eso. Al cerebro, extendiéndose más
allá de la corteza cerebral, y al cuerpo en el que se encuentra se los tiene que ver como un
todo, y se los tiene que considerar como que actúan dentro del marco de un solo sistema
completo de control del comportamiento.

Conclusión cap. 7: El lenguaje


El estudio de la afasia es actualmente un área de intercambio productivo entre los psicólogos
intelectuales y los neuropsicólogos clínicos que resulta en una mejor comprensión de los
procesos del lenguaje normales y anormales. Es problemático clasificar las afasias, pero ahora
existe un sistema amplio y aceptado basado en la clasificación de Boston que divide las afasias
en seis tipos (ver Tabla 7.2). Cada uno de estos tipos de afasias puede estar asociado a
regiones particulares de la corteza, aunque esta relación no es tan clara como a veces se
supone. Las áreas corticales que sirven al lenguaje están lateralizadas hacia el hemisferio
izquierdo en casi todos los diestros y la mayoría de los zurdos, aunque típicamente los zurdos
tienen una representación más bilateral. Los problemas en la lectura y la escritura están
naturalmente asociadas a desordenes más importantes de comprensión y expresión del habla.
Existe una variedad de terapias que actualmente se practican en los afásicos, de los que la
mayoría parece ser efectivos, aunque sólo haya algunos estudios de tratamiento comparativos
y controlados.
Tabla 7. 2. Clasificación de las afasias con sus síntomas asociados, según la descripción del
texto.
Output de
Output del Comprensión
Afasias Lesión Fluidez Repetición Nombramiento la Lectura
habla auditiva
escritura
De Broca Inferior Deterioro leve a Parafasia Limitada Limitada Normal Como habla Comprensión
(motriz, no Posterior severo fonémica Palabras
fluido) Frontal Supresión funcionales
agramatica limitadas
Orden y sentido
de las palabras
normales
De Wernicke Superior Normal a Normal a jerga Deteriorada Deteriorada Deterioro leve a Como habla Comprensión
(sensorial) Medio hiperfluido Orden de las severo
Temporal palabras normal (por si habla)
posterior a deteriorado
Sentido vago e
irrelevante
Conducción fasciculus Deterioro leve a Poca parafasia Severamente Deteriorada Normal Como habla Deterioro normal a
(central) arcuatus y moderado fonémica deteriorada leve
profundo Orden de las
palabras normal
Sentido
apropiado
Amnésico Circunvoluci Normal (excepto Normal excepto Normal Deteriorado Normal Puede ser Comprensión
ón angular bloqueo de que sustantivos como el
sustantivo) pueden ser habla
omitidos,
sustituídos o
parafraseados
Motor Anterior Normal cuando Normal cuando Normal Limitado Normal Deteriorado Deterioro normal a
transcortical Mesial repite repite leve
Frontal
Sentido Corteza Normal Normal a jerga Normal Deteriorado Severamente Deteriorado Deteriorado
transcortical asociativa como Wernicke deteriorado (por
(síndrome del perisilviana los errores
aislamiento) sintácticos)
Global ------------- Deteriorado Deteriorado Deteriorado Deteriorado Deteriorado Deteriorado Deteriorado
Otros desordenes del lenguaje: Normal Normal Normal Normal Normal Severamente Severamente
alexia, agrafia, circunvolución deteriorado deteriorado
supramarginal, circunvolución (agrafia) (alexia)
angular

Conclusión cap. 8: no tiene

Conclusión cap. 9: La subcorteza y la psicocirugía


La mayoría de las lesiones del cerebro tienen efectos subcorticales y corticales, aunque
históricamente hayan sido descuidados por los neuropicólogos. No obstante, esta es un área al
que la neuropsicología puede contribuir evidencia sumamente importante de estudios con
animales que ayudan a entender los sistemas subcorticales del ser humano. Los efectos de las
lesiones subcorticales más importantes son a menudo tan radicales que los déficits cognitivos
son extremadamente graves o poco importantes en comparación con la mayoría de los
deterioros funcionales de la conciencia o estímulos básicos.
En consideración a la subcorteza, la neurocirugía y la psicocirugía son interesantes. Existe
más tradición, y la neurocirugía controvertida ha practicado con efectos en el
comportamiento, a menudo exigido por uno de un montón de procesos amenazantes para la
vida. Sin embargo, se dieron ejemplos en los que la neurocirugía no es un procedimiento de
emergencia que está apuntado a déficits conductuales, entre otros, y en los que la lógica y el
éxito de los métodos claramente justificaron su uso.
También se describieron los métodos psicoquirúrgicos. Mientras que las operaciones
históricas no tuvieron tanto éxito, las operaciones modernas son, por el contrario, bien
controladas y relativamente exitosas. Éstas aumentan cuestiones serias y científicas pero una
evaluación imparcial de la evidencia sugiere que deberían tener un lugar dentro de la
medicina contemporánea, a pesar de que ese lugar se vea examinado de manera crítica y
continua.

Conclusión cap. 10: Cerebros disociados y mentes duales


Se le ha dado gran importancia a los estudios de pacientes que fueron sometidos a
comisurotomía cerebral. Se considera que proveen evidencia esencial acerca de la
independencia de los hemisferios cerebrales y sus especializaciones laterales. La evidencia
sugiere que, mientras que hay un grado de desconexión entre los hemisferios de estos
pacientes para que bajo condiciones de laboratorio se pueda demostrar que la información no
puede transferirse entre ambos lados del cerebro, deberíamos tener cuidado con exagerar la
importancia de estos hallazgos. Sin embargo, los pacientes con cerebros disociados poseen
hemisferios corticales que pueden percibir, recordar, pensar y responder hasta un cierto
punto independientemente del otro hemisferio.
También se ha sugerido que estos pacientes muestran evidencia de conciencia dividida. De
una breve evaluación se concluye que no se puede apoyar esta postura. Se pueden demostrar
ciertos fenómenos inusuales en estos pacientes pero no existe una buena razón para creer que
poseen dos mentes independientes como resultado de la operación, o que nos dicen algo
acerca de la actividad normal de la conciencia. La verdadera importancia de los estudios de
cerebros disociados es el estímulo dramático que se le dio al desarrollo de las técnicas
neuropsicológicas y modelos teoréticos.

Conclusión cap. 11: Estudios del campo visual dividido


La técnica del campo visual dividido ha sido el método principal de investigación en la
neuropsicología humana experimental, y ha sido implementada en una gran cantidad de
estudios. Los descubrimientos resultaron algo confusos pero, sin embargo, fuera de esta gran
cantidad de información, surgieron muchas conclusiones. Éstas ahora son aceptadas dado que
existen diferencias laterales de las funciones psicológicas en la especialización de los
hemisferios. En general, estas diferencias parecen reflejar la forma de la organización cerebral
que se infiere de los estudios en pacientes clínicos.
Los mecanismos que producen estas asimetrías laterales todavía siguen siendo confusos. No
es posible decir porque, por ejemplo, el reconocimiento de las palabras está asociado con la
ejecución del campo visual superior derecho. Sin embargo, es razonable creer que ciertos
aspectos del proceso cognitivo, todavía pobremente especificados pero conceptualizados en
términos, tal vez de análisis semánticos, fonológicos o lingüísticos, son ejecutados más
efectivamente en el hemisferio cerebral izquierdo. La ventaja lateral observada en procesos
como estos puede ser modificada por la operación de variables atencionales.
Teniendo en cuenta del esfuerzo de la investigación dedicado al tema, esta puede parecer una
conclusión débil. No obstante, comprende un avance significativo para el entendimiento de un
sistema dinámico muy complejo que, hasta la introducción de los métodos, como el de la
técnica del campo visual dividido, se mantuvo como un misterio muy escondido para la
investigación científica.

Conclusión cap. 12: Escuchas dicóticas


Mientras que la escucha dicótica hizo una mayor contribución a la neuropsicología
experimental, los estudios fueron menos numerosos que los de modalidad visual. Esto es
debido a la demanda técnica y a los problemas agregados que la naturaleza bilateral de la
proyección auditiva trae a la interpretación de los resultados. En consecuencia, los estudios
realizados estos últimos años se concentraron más en las variables lingüísticas que en los
principios generales que subyacen la lateralización cerebral.
No obstante, los estudios proveen evidencia acerca de la especialización lateral en el cerebro.
El hemisferio izquierdo parece estar asociado a dos tipos de procesos: el fonético y el acústico.
El procesador fonético trata con estímulos del habla y los relacionados al mismo en términos
de su composición lingüística. El procesador acústico generalmente trata con estímulos
auditivos complejos y puede estar involucrado en percepciones del orden temporal; no trata
solo con los estímulos del habla.
Al hemisferio derecho se lo asocia con sonidos no verbales y con estímulos musicales
complejos. No todos los aspectos de la música son procesados preferentemente en el
hemisferio derecho, y la percepción musical (como los de la vida real) incluye la contribución
de ambos hemisferios. Por ahora puede parecer que la investigación llevada a cabo en un
contexto puramente experimental es generalmente de un estándar mucho más alto que el
realizado con pacientes clínicos. Esto refleja mayormente la dificultad para realizar
investigaciones científicas de sonidos en un contexto clínico aunque el nivel general de la
sofisticación metodológica y la discusión teorética hayan sido superiores en la
neuropsicología experimental.
Es difícil hacer una comparación directa de los hallazgos clínicos y experimentales, ya que en
parte el trabajo clínico se concentra en la localización, lo que ha sido ignorado en la
investigación experimental a favor de la lateralización. Además, muchos de los tests y tareas
utilizadas en la investigación clínica no pueden ser presentados en paradigmas
experimentales por razones de procedimiento. No se ha intentado la integración de los dos
enfoques de manera sistémica, pero parece que hay algunos desacuerdos fundamentales entre
las dos áreas de investigación. La evidencia de la escucha dicótica concuerda
sorprendentemente con ambos, los hallazgos clínicos y la información tomada de estudios de
campo visual dividido.
El único modelo que actualmente funciona correctamente en todo el cuerpo de la
investigación dicótica es el modelo estructural dinámico, que también es el modelo de apoyo
de los estudios visuales. Los factores cognitivos y atencionales juegan un rol muy importante
en la lateralización visual y en la auditiva.
La escucha dicótica no ha probado ser suficientemente confiable ni suficientemente estable
como para permitir la determinación de la lateralización del habla en sujetos individuales. Sin
embargo, las últimas investigaciones pueden mostrar que se puede desarrollar un índice de
este tipo.
OTROS MÉTODOS DE LA NEUROPSICOLOGÍA EXPERIMENTAL
Si bien las técnicas del campo visual y la escucha dicótica tienen mucho más peso que los otros
métodos en importancia, algunos de los métodos alternativos deberían ser mencionados
brevemente. El resumen de todos estos métodos de encuentran en Beaumont (1982).
La presentación del estímulo lateralizado también fue utilizada en la percepción táctil. Se
puede presentar el estímulo tanto a diestros como zurdos y grabar la evaluación
posteriormente. La proyección de la información táctil en la corteza incluye dos caminos, el
ipsolateral y el contralateral, y esto significa que es difícil estar seguros de que la presentación
del estímulo haya sido lateralizada de manera correcta. No obstante, Witelson (1974)
desarrolló una técnica dicótico-táctil que involucra el uso de estimulación bilateral simultánea
en numerosos estudios y que dio resultados muy interesantes.
Los movimientos visuales lateralizados también despertaron interés. Kisbourne (1972)
produjo este trabajo observando que la solución de problemas “verbales” a menudo se veía
acompañada de una desviación de la vista hacia la izquierda. Explicó este fenómeno con su
modelo atencional donde se considera que la activación del hemisferio produce movimientos
oculares hacia el lado opuesto del espacio. Seguido de mucho debate acerca de la confiabilidad
y la validez de estas observaciones, las últimas revisiones sugieren que los movimientos
oculares laterales pueden ser obtenidos de manera confiable y que reflejan la lateralización
del hemisferio (Ehrlichman y Weinberger, 1978). Que la evidencia justifique su uso como
índice de la organización cerebral de un individuo, como a veces se hace, es un poco dudoso.
Algunas asimetrías laterales también tienen que ser observadas en “free visión”. Por ejemplo,
existen asimetrías laterales en composiciones estéticas que parecen estar relacionadas a la
especialización del hemisferio, aunque el mecanismo detrás de estas asimetrías se encuentra
en debate. También se ha informado que el lado izquierdo del rostro ha sido comúnmente
presentado en un retrato formal, y este lado del rostro también es juzgado como
emocionalmente más intenso. De la misma manera, se han demostrado a las asimetrías en
orientación y juicio espaciales, como se ven en la lectura de mapas y radiogoniometría.
Por último están las asimetrías de ejecuciones laterales de las que la más importante es la del
uso preferente de una mano. Las diferencias entre zurdos y diestros se detallan en el capítulo
14, pero incluso en los diestros la diferencia entre la preferencia y la no preferencia de una
mano puede ser estudiada como un aspecto de la organización cerebral. Se han medido varios
aspectos de la habilidad manual, y se ha renovado el interés en el test del golpeteo. Como con
la presentación táctil, las deducciones acerca de la lateralización cerebral son complicadas por
la naturaleza bilateral de ciertos aspectos de la organización neural. El test de Torque, que
mide la dirección de las tendencias de dibujo como sentido horario/antihorario, ha sido muy
debatido y también ha sido objeto de crítica.
Todos estos métodos pueden contribuir a nuestro modelo general de la organización
neuropsicológica pero debido a complicaciones metodológicas o teoréticas, ninguna es
satisfactoria o importante como las investigaciones del campo visual dividido o de la escucha
dicótica. Sin embargo, toda la información experimental cumple cierto rol, y el desarrollo de
las técnicas en neuropsicología pueden surgir del refinamiento de estos métodos alternativos.

Conclusión cap. 13: Electrofisiología y visualización


Habiendo repasado brevemente las técnicas usadas en las investigaciones y los estudios
electrofisiológicos que emplean visualizaciones cerebrales y los experimentos que se
realizaron, vamos a analizar los resultados que se encontraron. Por un lado, parece que hay
notable evidencia, dada la demanda de técnicas, de la identificación de los procesos cerebrales
que se deducen de los estudios de ejecución del ser humano. Los resultados parecen encajar
muy bien con lo que podría esperarse del campo visual dividido y los estudios de escucha
dicótica.
Por otro lado, vale la pena destacar que existen diferencias considerables en los tipos de
actividades estudiados en las investigaciones experimentales y clínicas. Las técnicas
experimentales, especialmente las electrofisiológicas, demandan una participación más pasiva
de parte de los pacientes y se tiene que reconocer que se están estudiando las diferentes áreas
del comportamiento con cada una de las diferentes perspectivas y técnicas. También se
debería recordar que existen considerables dificultades metodológicas en la literatura de la
encefalografía y del potencial evocado. El examen meticuloso de los resultados encontrados
también revelan poca unanimidad acerca de los efectos precisos que se tienen que ser
observados, y hay poca reproducción de los hallazgos experimentales. Mucha de la
interpretación de los resultados post-hoc y nuestra ignorancia acerca de si buscar sólo
elementos de la encefalografía o del potencial evocado demuestra que es casi imposible
construir tests experimentales auditivos de hipótesis precisas de neuropsicología.
La visualización cerebral es actualmente el área más moderna para la neuropsicología
experimental. Personalmente, tengo la tendencia a sentir que todavía tiene que cumplir su
promesa o, por lo menos, repartir los resultados que se prometieron para ello. Las inherentes
limitaciones de las variadas técnicas no siempre fueron reconocidas o aceptadas, y una
consecuencia fue que se descuidaron las técnicas menos glamorosas pero más profundamente
establecidas. Casi 20 años después, un amigo mío muy juicioso que trabaja en la visualización
me dijo que pensaba que tomaría 20 años para que la visualización haga un aporte importante
a la neuropsicología.
Parece ser que mi amigo estaba completamente en lo correcto. Después de una época en la
que se hicieron demasiados reclamos acerca de la visualización, y que no podían ser
respaldados realmente, una ola de avances que empleaban diseños de investigación más
sofisticados empezó a revelar información novedosa acerca de las bases neurales de los
procesos psicológicos. Ya se dieron los ejemplos del área de la memoria y de los estados de
conciencia alterados. Los avances sustanciales en el futuro son más propensos a apoyarse en
la combinación de datos de imágenes con datos de estudios de lesiones clínicas (actualmente
descuidados) y a permitir que cada perspectiva informe a la otra de manera mutua.
Todas estas técnicas que se describieron todavía mantienen una gran promesa y es posible
que se fabrique el puente que nos permitirá conectar de forma precisa y exacta los procesos
que podemos observar en la ejecución de tareas con la actividad cerebral asociada que
podemos observar en las grabaciones electrofisiológicas y en la visualización funcional.

Conclusión cap. 14: Diferencias individuales. Género y uso preferente de


una mano
El estudio de las diferencias individuales de la organización cerebral es un área importante de
investigación, particularmente teniendo en cuenta la necesidad práctica en las aplicaciones
clínicas para poder establecer el patrón de lateralidad en un paciente individual. De las dos
variables investigadas, los resultados con respecto a la primera, género, son muy
inconsistentes como para permitir conclusiones definitivas y el lector cuidadoso aceptaría que
las diferencias claras de género todavía tienen que demostrarse. Sin embargo, dejando un
poco de lado el cuidado, parece que existe evidencia que apoya en gran medida la
lateralización cerebral en mujeres.
La segunda variable, el uso preferente de una mano, demuestra hallazgos más consistentes de
que la preferencia por la mano izquierda está asociada a un patrón anormal de lateralización
cerebral, ya que la mayoría de los zurdos tienen una bilateralización relativa de la función.
Esto puede ser medido a través de un sistema funcional relativamente difuso que requiere
una mayor comunicación interhemisférica en los zurdos. Aunque todavía hay sospecha de que
si los zurdos padecen desventajas cognitivas distintivas o no, numerosos estudios
generalmente fallaron al querer apoyar esta conclusión. La postura cuando escribimos parece
indicar ciertos aspectos del funcionamiento cerebral pero actualmente no puede ser utilizada
como índice de lateralización del habla.

Conclusión cap. 15: Prácticas Neuropsicológicas


Los esfuerzos de los neuropsicólogos son por supuesto sólo un elemento de la operación de
un equipo clínico. En un contexto más agudo, además de los neuropsicólogos y los neurólogos
o neurocirujanos que encabezan el staff médico, están los radiólogos, técnicos en
encefalogramas, patólogos y staff del laboratotio biomédico, terapeutas ocupacionales y
fonoaudiólogos, trabajadores sociales, y, por supuesto, el staff de enfermería. Un
neuropsiquiatra también puede poner sus habilidades. El diagnóstico y las recomendaciones
para el manejo y el tratamiento que el neuropsicólogo realiza serán evaluados a la luz de los
hallazgos y las opiniones de los otros miembros del equipo. El nivel de precisión de la
evaluación neuropsicológica puede ser decepcionantemente bajo, y, sin duda alguna, hay lugar
suficiente como para mejorar la validez de los procedimientos de evaluación pero, tomado del
contexto de otras investigaciones físicas y médicas, puede contribuir con información crucial
para el entendimiento de la enfermedad del paciente.
Se utilizaron una variedad de enfoques generales y procedimientos específicos al determinar
la presencia del daño cerebral y al evaluar su naturaleza y su ubicación. Muchos de estos
métodos muestran un nivel de éxito moderado, y son indudablemente de valor clínico, pero
actualmente ninguno parece sobresalir en precisión y eficiencia. Sin embargo, con un cambio
en el énfasis hacia el análisis psicológico y a la descripción funcional del paciente con
problemas neuropsicológicos, la evaluación neuropsicológica encontró un nuevo rol
importante para la comprensión de la discapacidad, el planeamiento de la rehabilitación y el
manejo y la adaptación futura de aquellos con el daño o la enfermedad. En este rol, la
evaluación neuropsicológica probó ser más exitosa.
A partir de un dramático cambio ocurrido en los últimos 25 años, la mayoría de los
neuropsicólogos clínicos empezaron a trabajar en un contexto en el que la rehabilitación es la
meta principal. En un equipo no comúnmente liderado por un neuropsicólogo, la disciplina de
la neurorehabilitación provee una rehabilitación intensiva para asistir a aquellos con daño o
enfermedad neurológica para disminuir su discapacidad y optimizar su adaptación a los
problemas psicológicos y físicos de la vida diaria a un contexto de buena salud psicológica.

Conclusión cap. 16: Neuropsiquiatría y neuropsicología


La neuropsicología pudo hacer una contribución bastante valiosa al estudio de la secuela
mental en los procesos patológicos orgánicos en el área conocida como neuropsiquiatría o
“psiquiatría orgánica”. Se pudieron reconocer los efectos psiquiátricos de los daños graves en
el cerebro y la neuropsicología ahora está apta para aclarar e iluminar los procesos
involucrados mediante el desarrollo de sus propios modelos de procesos que subyacen a las
relaciones del comportamiento cerebral.
Surgieron pocas conclusiones claras desde el aumento en el interés por los concomitantes
neuropsicológicos de los estados psiquiátricos funcionales. Hubo una refrescante
reevaluación de los procesos que podrían contribuir a la esquizofrenia y a las enfermedades
psicóticas afectivas. Se formularon muchos modelos teoréticos emocionantes pero a pesar del
esfuerzo creciente por la investigación, todavía sigue siendo muy temprano como para decir si
una particular disfunción neuropsicológica puede ser identificada como compañera de un
determinado estado funcional. No obstante, esta área es una de las más emocionantes y
desafiantes de la neuropsicología contemporánea.
Los problemas y las dificultades que surgen cuando probamos aplicaciones prácticas de la
neuropsicología ilustran no sólo las deficiencias fundamentales de nuestro conocimiento sino
también la importancia de entender cómo los sistemas físicos generan los niveles más altos de
pensamiento, sentimiento y conciencia. Se ha progresado de forma considerable al desenredar
la naturaleza de los procesos del comportamiento cerebral, y todavía hay mucho por ser
descubierto, no sólo acerca de los detalles de las relaciones funcionales pero también acerca
de los principios fundamentales que gobiernan la operación de esas funciones.
Descubrir las respuestas significa un compromiso con los asuntos filosóficos esenciales, un
acercamiento creativo y riguroso al diseño experimental, y un cuestionamiento y una
evaluación crítica de la construcción de las teorías. Las respuestas –que se van a encontrar en
el futuro- serán de fundamental importancia para nuestro entendimiento, no sólo del
comportamiento desordenado, pero también de la actividad diaria del ser humano y de la
esencia de la raza humana.

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