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Perdidos y Encontrados

Introducción: Leer los versículos y reflexionar qué significan para nuestras


vidas.
Mateo 9:12: “Al oír El esto, dijo: Los que están sanos no tienen necesidad de médico,
sino los que están enfermos”
Mateo 9:36:“Cuando vio a las multitudes, les tuvo compasión, porque estaban
confundidas y desamparadas, como ovejas sin pastor”
Lucas 19:10: “Pues el Hijo del Hombre[a] vino a buscar y a salvar a los que están
perdidos”
1 Pedro 2:9: ”…Por eso pueden mostrar a otros la bondad de Dios, pues él los ha
llamado a salir de la oscuridad y entrar en su luz maravillosa.”
Esto ya pasó:
La irrupción en el mundo conocido del concepto de Dios como único Creador
omnipotente, omnisciente y omnipresente se puede ubicar en la época de
Abram. En ese entonces todo el mundo tenía dioses para diferentes cuestiones
de la vida diaria: para la fertilidad, para la cosecha, para el agua, para el sol,
para las plantas, para los animales, etc. La relación con estos dioses era bastante
complicada y encerraba una gran incertidumbre, no se sabía si estaban enojados
o querían bendecir, entonces las personas tomaban decisiones muy dañinas
para sí mismos y para los demás. Además, en base a esas mismas acciones
contraproducentes interpretaban la voluntad de los dioses. Por eso la sorpresa
de Abram ante la nueva revelación divina; lo más llamativo, es que este Dios
tiene deseos de comunicarse y lo hace directamente, sin acciones raras o
contraproducentes. A partir de ese encuentro comienzan una serie de historias
entrelazadas muy interesantes que relata la biblia de forma detallada. Dios
había elegido a Abram para ser padre de multitudes y a partir de él, nacería un
pueblo especial para Dios, un pueblo que lo representaría en la tierra.

Dios tiene un plan para salvar a la humanidad, eligió a los descendientes de


Israel para que fueran el canal de parto de el mismísimo Jesús, el Hijo de Dios
quien salvaría a toda la humanidad de sus pecados.
Esta idea no le agradó a los judíos, ellos se consideraban el pueblo escogido por
Dios, y si bien así es, ellos creían que solo ellos serían los escogidos para
siempre. Los demás son despreciable y no son parte de la elección de Dios; de
esta manera, se fue desarrollando en ellos una idea equivocada: encerrarse en sí
mismo y no dejar entrar a nadie más a los caminos del Señor. Por eso vemos a
Jesús en muchas ocasiones desafiando ese pensamiento y mostrando que la
misericordia y el amor de Dios se extienden a toda la humanidad.
Pero este no solo es un problema de los descendientes de Israel, todos nosotros
tenemos la tendencia a cerrar la puerta a todos los demás, en especial cuando
sus pecados gritan muy fuerte. Nos olvidamos que nosotros estábamos iguales
y en un momento de nuestra vida estábamos afuera y alguien nos ayudó a
entrar.
Recordar: ¿Quién te permitió o ayudó a conocer a Dios?

Mala memoria.
Tenemos la tendencia a olvidarnos lo que Dios hizo en nuestras vidas, cuantas
veces necesitamos su intervención, cuantas veces insistió para rescatarnos y nos
fue a buscar. En todas esas ocasiones no le importó que estuviéramos
equivocados y nos atrajo con su amor. Si nos olvidamos de esto, asumimos una
posición desigual frente aquellos que necesitan también ser rescatados.
En general, lo anterior se debe a que desarrollamos una imagen incorrecta de
Dios, por ejemplo, si estoy todo el tiempo con culpa cuando hago algo mal y esa
culpa no se va, es probable que crea que Dios es castigador y que no se olvida
de nuestros errores. Si no le pido nada a Dios, entenderé que tengo un Dios que
no quiere bendecirme. Si trato a Dios de forma distante seguramente creeré que
Dios está alejado de mí y de mis necesidades
De la manera en que creemos es el Dios que representamos: si soy violento en
mi forma de ser y hablar, creo en un Dios violento. Si estoy atacando todo el
tiempo y queriendo que Dios fulmine a los demás y que les vaya mal en la vida
a aquellas personas que no creen en Dios, es necesario parar y buscar al Dios
real, aquel que nos amó a pesar de todo.
Pensar: ¿A quién estoy representando con mis actitudes?

Perdidos y Encontrados.
Nos gusta etiquetar a las personas, les decimos perversos, pecadores, malvados,
etc. En la época bíblica también existían distinciones: cobrador de impuestos,
pecadores, etc. Los Fariseos (aquellos que conocían bien la ley) murmuraban
todo el tiempo contra Jesús porque recibía a todas estas personas e incluso
comía con ellos. Pero a Jesús no le importaba porque sabía que hacía lo correcto
a pesar de que los demás consideraran que era "contaminarse con los
pecadores". Por eso Jesús relata 3 parábolas, donde el núcleo central de las tres
es algo que se pierde y se busca (Lucas 15:1-7).
En este relato en particular el pastor deja a 99 ovejas para ir a buscar de la que
estaba perdida. Ahora bien, ¿por qué lo hace? ¿No parece acaso un mal negocio
dejar a 99 e ir por 1 sola oveja? Según la perspectiva del amor de Dios por
supuesto que no es un mal negocio, es cuestión de vida o muerte ir en busca de
la perdida, las otras están seguras, alimentadas y felices. Lo mismo ocurre con
la moneda perdida, todo el esfuerzo está dirigido en encontrar lo perdido. Por
eso no importa su condición, no se detiene a ver si es feminista, si es seguidor
del grupo LGBT, si tiene ideas ateas, o si no piensa como Marilyn Manson. La
distinción es entre perdidos y encontrado. Si está perdido, Dios está en busca de
él o de ella y debe ser encontrado a toda costa.
La gran comisión es el primer y gran propósito de la vida de los hijos de Dios.
Sino la fe cristiana no hubiera llegado a universalizarse.
¿A quién vas a buscar?
Situación actual: Universitarios.
Un estudio realizado por la UNC se constató que esta alta Casa de Estudios
posee 140.890 alumnos, conformando un grupo de pertenencia numeroso y
definido. De esa totalidad, el 66% corresponde al sexo femenino y el 34%
masculino. En cuanto a la franja etaria, el 67% tiene entre 17 y 25 años y el 19%,
entre 26 y 30.
De acuerdo al último estudio divulgado por la Secretaría de Asuntos
Académicos, el 40% de los estudiantes de la UNC pertenece a Córdoba Capital,
el 30%, al interior de Córdoba, el 29%, a otras provincias y el 1%, al extranjero.
Así, el 60% de los alumnos matriculados no nacieron en la ciudad mediterránea,
sino que provienen de otras localidades y/o países.
Por otro lado, tenemos otras universidades a nombrar, como la privada Siglo
21, con 17 años de vida, que reúne a 19.000 alumnos aproximadamente,
mientras que los estudiantes de la UTN suman 13.500, los de la Católica 8.100 y
los de la Blas Pascal algo más de 7.000. En total suman aproximadamente
190000 alumnos.
En el DUC aproximadamente somos 500 personas, quiere decir que
representamos el 0.25% de la población total universitaria. Siendo ampliamente
optimistas podemos decir que 5000 universitarios están contenidos en las
diferentes iglesias (3 %). El resto (97%) se está perdiendo.
Dichas personas son contenidas por:

 Grupos políticos: Franja Morada, La bisagra, MST, Nueva Izquierda,


Libres del Sur, Sur, Juventud Peronista, grupos “independientes”, etc…
 Contenidos en los centros de estudiantes.
 Absorbidos por corrientes de pensamientos que actualmente están
tomando más fuerza que nunca.
El año pasado se realizó una encuesta preguntando a universitarios de todas las
facultades acerca de Dios, las respuestas en su mayoría fueron las siguientes.
• “Lo siento distante de nosotros, es una mirada superior y no se
interioriza tanto con la mirada humana”
• “No creo en Dios pero creo que hay algo. No creo en nada dogmático.
Creo en que hay algo superior que lo puedo ver en las cosas cotidianas,
pero no le pongo el nombre de Dios”
• “…no creo en la imagen impuesta de Dios que nos impone la religión
católica, si me hablaron porque estoy bautizada, pase la comunión
confirmación, todo, iba a misa me hablaron pero yo no tengo una imagen
particular porque no creo en ese Dios impuesto…”
• “Me hablaron de lo que es religión pero cuando uno es más grande
empieza a tener sus propias ideas”

La posición que asumimos como universitarios actualmente es desventajosa con


respecto a las otras ideologías, pero esto se produce por decisiones incorrectas
en el pasado. Si se indagan los orígenes de las universidades, descubrimos que
sus creadores fueron Jesuitas, tenía una gran impronta cristiana y las casas de
estudio tenían esa forma, no obstante, paulatinamente fuimos abandonando
esos lugares y alejándonos del ambiente académico. Esto le dio lugar a que
otras ideologías ocupen nuestro lugar y por supuesto, estas corrientes de
pensamiento captaron al alumnado. Ahora es nuestro desafío volver y
recuperarlos, reflejar en cada una de nuestras acciones al Dios amoroso que
desea buscarlos y rescatarlos.
¿Estás dispuesto a sumarte a la búsqueda?

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