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TÈCNICAS
A. Expresarse con claridad.-
a. No uses más que una palabra clave por línea.
b. Escribe todas las palabras con letra de imprenta (mayúsculas o minúsculas)
c. Escribe las palabras claves sobre las líneas.
d. La longitud de las líneas debe ser igual a la de las palabras.
e. Une las líneas entre sí, y las ramas mayores con la imagen central. Flechas curvas, rizos, círculos, óvalos, etc.
f. Conecta las líneas con otras líneas.
g. Las líneas centrales deben ser más gruesas y con forma orgánica
h. Haz las imágenes tan claras como te sea posible.
i. Mantén el papel dispuesto horizontalmente delante de ti.
B. Utiliza la asociación
Utiliza las flechas cuando quieras establecer conexiones dentro del diseño ramificado y a través de él.
Utiliza colores de tal manera que favorezca a la memoria.
Usa códigos que te permitan establecer conexiones inmediatas y te ahorren tiempo.
C. Utiliza el énfasis
a. Usa siempre una imagen central de tal manera que el ojo y el cerebro desencadenen numerosas asociaciones.
b. Usa tres o más colores por cada imagen central
c. Varia el tamaño de las letras para poder diferenciar la importancia de cada una de ellas, a través de una jerarquía
d. Organiza bien el espacio
e. Usa un espacio apropiado.
PRACTICAMOS
INSTRUCCIONES: Elabora un resumen, un mapa mental y un mapa conceptual con cada uno de los siguientes textos.
Texto 1: EL LENGUAJE DE LAS FLORES
Todas las flores cuentan con un lenguaje propio, y con cada una de ellas podemos transmitir un
mensaje diferente. Desde la antigüedad, las flores han sido una noble vía para dar a conocer y
transmitir sentimientos. El lenguaje de las flores tiene sus orígenes en Oriente y se ha transmitido de
generación en generación y de cultura en cultura, pasando por el Antiguo Egipto, la Edad Media, el
Renacimiento, hasta llegar al Romanticismo, época en que tuvo su máximo apogeo. En el Romanticismo,
este recurso de "hacer hablara las flores" era un secreto que las madres legaban a sus hijas, para, a
través de él, comunicar numerosos sentimientos: vida, belleza, desanimo, muerte, soledad... pero
sobre todo amor.
Teniendo en consideración estas raíces históricas, existe un lenguaje popular asociado a las flores y una
alternativa para cada ocasión. La rosa roja es sinónimo de amor, la amarilla de amistad, la blanca de miedo, la rosada de
indecisión; la camelia blanca de amistad incambiable. Otros ejemplos: la margarita blanca simboliza inocencia y pureza, por lo que
está relacionada con la niñez; la gardenia significado alegría; la flor de azahar, castidad; el tulipán, amor desesperado si es de color
amarillo y una sutil declaración de amor si es rojo; el clavel significa distinción y nobleza, y el lirio, inocencia, pureza y alegría.
Pero no solo es importante la flor en sí, sino que, también debemos tener en cuenta el cómo se presenta ese obsequio. Así, si
regalamos un ramo de flores en el que el lazo que une a las flores va a la izquierda significa que los sentimientos expresados
se refieren al remitente, mientras que si va a la derecha, hacen referencia al destinatario.
Además, el mensaje cambia en función de si la flor está abierta o en botón y la posición en que se ofrece. De esta manera, una
flor, que por regla general, expresa todo el amor de una persona hacia otra, si se entrega con el tallo hacia arriba significa
puñalada trapera.
Por todo ello, las flores no se pueden regalar a la ligera, ya que hay que considerar tres aspectos: lo que representa cada una,
que es lo que queremos comunicar y cuál es la flor preferida de la persona a la que se la vamos a regalar. Asimismo, a la hora
de comprar flores, debemos tener muy en cuenta el color de las mismas, ya que los colores provocan ciertas actitudes y
emociones que afectan a lo más profundo de la psique humana.
Asimismo, regalar flores es una excelente manera de expresarlo que hay en nuestro interior, sin perderlos detalles y en lo cual
no se tiene que gastar mucho dinero, y aunque su duración no es permanente, la intención, la dedicación y el cuidado al
seleccionarlas se quedan para siempre.
Ya se sabe que nuestro cerebro está dividido en dos hemisferios conectados uno a otro
por una red de nervios (cuerpo calloso). Nuestros dos hemisferios cerebrales llevan a
cabo diversas tareas que se diferencian y complementan entre sí en las áreas de
nuestro funcionamiento mental.
Con ayuda de nuestro hemisferio izquierdo podemos concebir el mundo de una manera
lógico racional. Gracias a él podemos organizar nuestra experiencia, ordenarlas y
categorizarlas.
El hemisferio derecho nos permite concebir el mundo a través de imágenes
representaciones e intuiciones. A través de este hemisferio reconocemos las relaciones
entre partes diferentes y las interrelaciones, cosas y sucesos. Un hecho conocido es
también que ambos hemisferios cerebrales tienen correspondencia con ambos lados del
cuerpo en forma de cruz: el hemisferio derecho con el lado izquierdo del cuerpo, y el
hemisferio izquierdo con el lado derecho del cuerpo.
Partiendo de lo anterior, observamos un fenómeno interesante: en el caso de alguien que puede ser zurdo o diestro, también
existe un dominio del lado izquierdo o derecho. La persona con predominio del hemisferio izquierdo toma partes separadas,
las une, las pone en relación lógica; de manera que está trabajando desde las partes a la totalidad. La persona con predominio
del hemisferio derecho, al contrario, piensa en totales: ella primero observa el total y luego las partes de las cuales está
compuesto y así es capaz de descubrir coherencias y soluciones no convencionales. A menudo el pensar lógico lineal trae
problemas a la persona. Aquellos niños de hemisferio izquierdo piensan y trabajan con símbolos, mientras los niños de
hemisferio derecho se llevan mejor con objetos concretos. Ellos necesitan ejemplos visuales. Resulta así que ambas formas
de dominio corresponden también a un dominio corporal (zurdo y diestro): La gran mayoría de inventores y artistas es zurda
(el hemisferio derecho predomina), pero los zurdos conforman el 30- 35% de nuestra población total.
Nuestro potencial de aprendizaje se utiliza plenamente sólo cuando apelamos y estimulamos ambas partes en sus funciones.
En la enseñanza vigente se aprende, sin embargo, principalmente a través de nuestro idioma, es decir, con el lado izquierdo
de nuestro cerebro. De este modo desatendemos tanto las posibilidades de obtener comprensión como las capacidades de
utilizar el lado derecho de nuestro cerebro. Aquí no se trata solamente de que trabajamos ineficientemente con alumnos con
un dominio del hemisferio derecho, ya que ellos aprenderán más efectivamente haciéndolo de otra manera que no son las
usuales, sino que también trabajamos más ineficientemente con los alumnos con un dominio del hemisferio izquierdo ya
que, en los campos donde tienen menor competencia, reciben también el menor estímulo.
TEXTO 4: DESCARTAN QUE EL CAFÉ SEA ADICTIVO Y RESALTAN SUS PROPIEDADES NUTRICIONALES