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Para que estas impurezas puedan ser removidas, es preciso alterar algunas características del
agua, a través de los procesos de coagulación, floculación, sedimentación y filtración.
El primero, esencialmente químico, consiste en las reacciones del coagulante con el agua y la
formación de especies hidrolizadas con carga positiva. Este proceso depende de la concentración
del coagulante y el pH final de la mezcla.
En el floculador las partículas chocarán entre sí, se aglomerarán y formarán otras mayores
denominadas flóculos; estas pueden ser removidas con mayor eficiencia por los procesos de
sedimentación o filtración.
Los coagulantes inorgánicos más comunes son el sulfato de aluminio, hidróxido de aluminio,
cloruro férrico, sulfato ferroso, sulfato férrico y cloruro de aluminio.
Floculación
Es el proceso por el cual las partículas desestabilizadas y los pequeños sólidos en suspensión son
capturados por el hidróxido metálico, formando un flóculo, para facilitar su remoción del agua por
medio de los procesos de sedimentación y de filtración.
Cuando las partículas pequeñas en un líquido colisionan, se agregan naturalmente para formar
otras de mayor tamaño. Conforme éstas sedimentan, alcanzan a las pequeñas que lo hacen a una
velocidad más lenta y que se unen al hacer contacto entre sí.
Se produce de forma natural por el movimiento browniano (floculación pericinética); sin embargo,
para partículas mayores de 1 m esto es muy lento y se necesitan sistemas de agitación mecánica
(mezcladores de paletas o de turbinas) para aumentar el ritmo de las colisiones (floculación
ortocinética).
Sedimentación
En este proceso, los flóculos formados por la acción del coagulante y la floculación se eliminan por
sedimentación. Aquí se separa un líquido clarificado de una suspensión más concentrada (lodo)
por la acción de la gravedad.
La clarificación, en cambio, separa del agua las partículas floculadas más pequeñas y livianas. La
remoción de partículas en suspensión en el agua puede conseguirse por sedimentación o
filtración. De allí que ambos procesos se consideren como complementarios.
La sedimentación remueve las partículas más densas, mientras que la filtración remueve aquellas
partículas que tienen una densidad muy cercana a la del agua o que han sido resuspendidas y, por
lo tanto, no pudieron ser removidas en el proceso anterior. Los flóculos, que son más pesados,
sedimentan hacia el fondo, de modo que el operador debe equilibrar esa velocidad para asegurar
que todas las partículas se mantienen en el tanque como un manto grueso de lodos. Conforme
suben a través de ese manto, sucede otra floculación, la cual incrementa su densidad.
Una capa limpia del líquido, en la superficie, rebasa por una simple canaleta y se dirige hacia la
siguiente etapa del proceso. En el fondo de estos clarificadores se acumula el material
sedimentado, que está constituido por una mezcla concentrada de todas las impurezas
encontradas en el agua (incluyendo bacterias, virus, quistes de protozoos y huevos de helmintos).