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FRONDIZI: LA POLÍTICA DEL DESCONCIERTO

CELIA SZUSTERMAN
CAP. 3: LAS ELECCIONES A LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE: EL PACTO PERÓN-FRONDIZI Y EL
FRACASO DE LA REVOLUCIÓN LIBERTADORA

1INTRODUCCIÓN
Según Gabriel del Maso, la división de la UCR era “inevitable”. Al poner de manifiesto una
vez la preferencia radical por los “movimientos” en lugar de los partidos, del Mazo escribió en
1957 que estaba planteada la oportunidad para que la UCRI trascendiera los límites estrechos
de un partido político y se convirtiera en lo que el viejo Partido siempre había deseado ser:
“una causa nacional y popular”. En este capítulo se analizarán las repercusiones en los frentes
político y militar de la ruptura de la UCR ante las elecciones del 23 de febrero de 1958.

2LA LIBERTADORA ¿GOBIERNO PROVISIONAL O REVOLUCIONARIO?


El 26 de octubre, durante una visita oficial a Tucumán, el general Aramburu anunció el
calendario electoral para establecer la democracia en Argentina. El primer paso, previsto para
julio de 1957, eran las elecciones a una Asamblea Constituyente para enmendar la
Constitución de 1853, luego habría elecciones generales “en el tercer trimestre de 1957”.
La reestructuración del gabinete realizada por Aramburu el 25 de enero fue una prueba más
tanto de su independencia (o arbitrariedad) como de su dilema personal en el que mezclaba su
promesa electoral y su aversión por el peronismo. Exigió la renuncia de sus ministros civiles,
reemplazando a cinco de los diez. Los cambios más importantes fueron el reemplazo del
ministro de Economía Dr Eugenio Blanco por el Dr Roberto Verrier; y del Interior Dr Laureano
Landaburu, por Alconada Aramburu. La única explicación (extraoficial) de los cambios fue que,
una vez cumplida la primera etapa de la Revolución (“La destrucción de la dictadura”), la
segunda (“reorganización democrática”) exigía “mayor ritmo y hombres distintos”.
Los hombres de la UCRP, tanto los unionistas como los intransigentes antifrondicistas, creían
que la intervención militar de setiembre de 1955 debía cumplir el objetivo verdaderamente
“libertador” de eliminar hasta el último vestigio de la “aberración peronista”. Coincidían con
los militares tanto en ese objetivo como en su desorientación en cuanto a la manera de
alcanzarlo. Por la manera como la UCRP reunió a facciones variopintas en torno a un eje
unificador: la desconfianza hacia frondizi y el apoyo hacia el gobierno, el Partido quedaba
expuesto a las acusaciones de favorecer el “continuismo” y “quedantismo” de la libertadora. El
continuismo se refería a las acciones tendientes a hallar un candidato designaba las presuntas
intenciones de grupos militares (sobre todo navales) de postergar la convocatoria a elecciones
generales a fin de perpetuarse en el poder. La posición de Frondizi era exactamente contraria,
exigiendo elecciones “en nombre de pueblo que no está dispuesto a tolerar que una minoría
decidida cuál debe ser su destino”.
Es difícil determinar qué consejos siguió el Presidente cuando incorporó al gabinete a tres
radicales de los grupos antifrondicistas. El embajador británico observó en aquel momento
que “el objetivo eventual parece ser la creación de un grupo central de partidos políticos
moderados (es decir, los radicales anti-Frondici, los demócratas progresistas y los demócratas
cristianos) que puedan presentar una oposición efectiva y unificada a Frondizi”. Esto reflejaba
las suspicacias crecientes que suscitaban tanto las posiciones opositoras de Frondizi en las filas
oficiales, como el apoyo que recibía de Frijerio y su revista “Qué”, en la que escribían
conocidos peronistas. Las críticas de Qué se dirigían a la UCRP de encarnar “la alianza definitiva
de las fuerzas antipopulares para frustrar la realización de un programa imbuido de sentido
nacional”.
ENFRENTAMIENTOS INTERNOS EN LAS FUERZAS ARMADAS, MARZO-MAYO DE 1957
La falta de cohesión política o ideológica en el gobierno, acentuada por rencillas constantes
de los políticos en la Junta Consultiva Nacional, ofrecía a distintos grupos de oficiales la
oportunidad de aparecer como asesores del gobierno. La atención estaba centrada
constantemente en dos temas: el petróleo y el calendario electoral.
Un grupo de oficiales nacionalistas que desempeñaban las tareas en el Ministerio de Guerra
consideraba que la decisión de realizar elecciones para Constituyentes sobre la base de la
representación proporcional era una táctica dilatoria. La opinión de los sectores nacionalistas
desplazados con la remoción de Lonardi en 1955, compartida por el campo frondicista, era que
el gobierno tomaría la decisión final sobre la conveniencia de llamar a comicios generales una
vez que se conocieran los resultados de elecciones a constituyente de julio de 1957, que
servirían como barómetro de la opinión pública. A su vez sus rivales de la UCRP estaban
furiosos debido al reemplazo de la Ley Sáenz Peña por el sistema de representación
proporcional.
Las deliberaciones iniciadas en el Ejército ante el anuncio del calendario electoral eran lo
bastante serias como para un grupo de oficiales empezara a conspirar contra Aramburu.
Las voces de descontento en el Ejército perturbaban las siempre tensas relaciones entre las
armas, ya que en diversas ocasiones surgieron grupos de oficiales que acusaban a la Marina de
tratar de impedir el proceso electoral. El recelo de la Marina crecía a medida que el general
Aramburu afirmaba su control sobre el ejército después de las purgas de noviembre y
paralelamente restaba poder a la Junta militar instaurada tras el derrocamiento de Lonardi en
noviembre de 1955. El aumento de los poderes presidenciales a costa de los de la Junta
impedía a la Marina ejercer su peso político.
El enfrentamiento entre la Marina y el Ejército alcanzó su punto álgido en marzo y se
resolvió mediante las renuncias simultáneas del ministro de Comercio e Industria, Rodolfo
Martínez, y el subseretario de Marina, contralmirante Arturo Rial.
La unidad de las fuerzas armadas, única base verdadera de apoyo al gobierno, sufrió un
golpe adicional cuando la Fuerza Aérea expresó su disgusto al fundirse el calendario electoral
definitivo, elaborado por el ministro del Interior Alconada Aramburo. Las elecciones generales
no se realizarían a fines de 1957, según el compromiso inicial, sino en febrero del año
siguiente. Inmediatamente el Ministerio de Aeronáutica emitió un comunicado en el que se
disociaba de Aramburu con el argumento de que éste comprometía el honor de las fuerzas,
que habían convocado a elecciones en el último trimestre de 1957. El ministro, comodoro Julio
Krause, declaró que su ministerio se retiraría de la Junta como cuestión de principios.
Seis semana mas tarde salió a la luz el estado de indisciplina y de deliberación política que
reinaba en la fuerza a la que pertenecía el presidente Aramburu: el ejército. la última crisis
terminó el 16 de mayo de 1957, con las renuncias del ministro de Guerra Ossorio Arana y su
subsecretario, el general Leguizamón Martínez.

LA ECONOMÍA
EL 1° de mayo de 1958 Aramburu pudo cumplir su promesa de entregar la presidencia a su
sucesor electo. En cambio, se mostró menos dispuesto a modificar el modelo económico
heredaro de Perón. La situación económica se deterioraba. La inflación había llegado al 17%
anual, mientras que el déficit de la balanza de pagos se había aumentado de 75 millones a 100
millones de dólares en 1957. El ministro de Economía Verrier propuso hacer frente a la
situación mediante un plan de Austeridad. Aramburu respaldó el programa, pero la mitad del
gabinete amenazó con renunciar si se aplicaba. El doctor Verier renunció y Adalbert Krieger
Vasena ocupó su puesto.
Lo que los argentinos consideraban un mero detalle, para los norteamericanos era un
problema fundamental de principios. Se trataba de proble,a pendiente de la indemnización por
la expropiación peronista de frigoríficos y plantas generadoras de energía. Los argentinos no
comprendían que sus diferencias con los EEUU en cuanto a la percepción de los problemas
obedecían a un problema de principios fundamental. Mientras los primeros consideraban que
las muestras de buena voluntad para con los EEUU merecían una recompensa financiera, éstos
últimos insistían que no brindarían ayuda en tanto existieran capitales privados disponibles y
dispuestos a invertir en el país y que dichos capitales sólo se abstenían de hacerlo por falta de
confianza en la decisión política o en el compromiso del gobierno argentino a favor de la
libertad de empresa.
3 PERÓN EN EL EXILIO Y EL PERONISMO EN LA PRESIDENCIA
El derrumbe de la endeble estructura del Partido Peronista tras los sucesos de setiembre de
1955 hizo que la oposición peronista a la Libertadora quedara encarnada en Perón, en su
representante William Cooke y en la nuev generación de sindicales. En 1956, Perón aún
confiaba en que sus partidarios a través de un golpe militar derrocarían al gobierno de la
Libertadora y por lo tanto se oponía a cualquier intento de “normalizar” los sindicatos
intervenidos. Pero existía una nueva generación de sindicalistas ávidos de aprovechasr las
oportunidades creadas por el decreto-ley 4161, que prohibía a unos 60000 ex funcionarios
gubernamentales y sindicales peronistas ocupar puestos oficiales.
El proceso de redefinición de los tipos de acción sindical había comenzado el 13 de
noviembre de 1955, con el reemplazo de Lonardi por Aramburu. Los sindicatos, habituados a
actuar bajo el ala protectora del estado, iniciaron un período de aprendizaje. Los dirigentes
debían aceptar la presencia no solo de interventores militares, sino también de socialistas,
comunistas y radicales que habían ingresado en los sindicatos bajo protección de la
Libertadora.
La mayoría de los sindicatos realizaron elecciones internas y en agosto de 1957 el gobierno
convocó a un congreso de delegados para poner fin a la intervención de la CGT, pero al cabo
de dos semanas el Congreso terminó en un fiasco. En una carta del 17 de mayo encabezada
por la frase “nos encaminamos hacia la revolución justicialista con todas sus consecuencias”,
Perón replicó a las presiones de Cooke para que preparara un calendario insurreccional
diciendo que “establecer preconcebidamente una línea de acción fijando fechas y
circunstancias es marchar a la aventura”. Sea como fuere, Cooke no descartaba la acción
política dentro de los límites impuestos por la proscripción oficial del peronismo.

4 LA ASAMBLEA CONSTITUYENTE, JULIO-NOVIEMBRE DE 1957

LA POSICIÓN DE LOS PARTIDOS POLÍTICOS


Aunque coincidían en la necesidad de enmendar la Constitución de 1853, restablecida por
decreto del Gobierno Provisional de 27 de abril de 1956, la mayoría de los partidos
discrepaban en cuanto a la oportunidad de la convocatoria. Algunos se preguntaban
tímidamente si era lícito abolir mediante una proclama presidencial las enmiendas
sancionadas por la Asamblea Constituyente de 1949. Porque los individuos y partidos que
respaldaban a la Libertadora creían que su primer deber era acatar sus decisiones. De ahí las
cauta expresiones de políticos renuentes a llamar la atención sobre la falta de legitimidad de la
convocatoria a una asamblea constituyente por el gobierno provisional. La UCRP respaldó la
derogación de la Constitución de 1949. No obstante, la UCRP sostenía con firmeza que se
debía conservar la cláusula sobre los derechos de los trabajadores. La lista de enmiendas
sometidas a discusión por la UCRP incluía objetivos largamente acariciados, incorporados en
Avellaneda y que en su mayoría difícilmente podrían caracterizarse como liberales.
 Conservación de la Ley Sáenz Peña
 Explotación estatal de los recursos petroleros
 Función social de la propiedad
 Reforma agraria
 Estabilidad laboral para los empleados públicos
 Fomento del movimiento cooperativo
 Estudio de medidas para proteger a la clase media
La UCRI se oponía a la convocatoria por considerar que, de acuerdo con la necesidad de
mantener al estado de derecho, correspondía al futuro Congreso electo determinar las
enmiendas de la Constitución. Proponía que la Batalla por la Constituyente se basara en tres
premisas con el fin de derrotar a la oligarquía:
 Participar en las elecciones, ya que cada voto del pueblo será un puesto ganado a la
oligarquía
 Declarar nula la Asamblea y exigir elecciones generales inmediatas
 Comprometerse a que, una vez en el gobierno, la UCRI convocaría al pueblo
argentino a decidir, “sin restricciones de su libertad ni proscripciones”.
El decreto 3838 del 12 de abril de 1956 limitaba el marco de referencia de la Asamblea
Constituyente a:
1. Un nuevo sistema electoral
2. El refuerzo de las libertades individuales
3. El fortalecimiento del sistema federal y autonomía municipal
4. La mayor independencia del congreso y la limitación de las atribuciones de la
presidencia
5. La creación de dispositivos adecuados para la propiedad y explotación de las fuentes
naturales de energía.
En realidad, por grandes que fueran las esperanzas de Aramburu con respecto a la
Constituyente, para todo el mundo el propósito principal de esas elecciones preliminares era
conocer la preferencia de los ciudadanos y tener así una idea general de lo que cabía esperar
de las futuras elecciones generales.

LA POSICIÓN DEL PERONISMO


Tan ansiosos estaban algunos sectores del gobierno, que ofrecieron secretamente a Cooke
la oportunidad de volver a publicar su revista De Frente, prohibida desde setiembre de 1955.
Ya que Cooke haría campaña por el voto en blanco, el objetivo era “impedir que los votos
peronistas vayan a Frondizi” a fin de neutralizarlo. Pero no hubo acuerdo y la prohibición siguió
en vigor.
El mismo Perón parecía perplejo en cuanto al destino del voto de sus partidarios, dada la
proscripción de su movimiento. Ya en 1955 Cooke había empezado a analizar la posibilidad de
una alianza entre Perón y Frondizi. El autor de la idea era el abogado intransigente Ricardo
Rojo, defensor de Cooke cuando lo encarceló el Gobierno Provisional. Los contactos se
repitieron a lo largo de 1956. Como abogado su abogado defensor, Rojo podía visitar a Cooke
en prisión, hasta su traslado a Rio Gallegos y su posterior fuga en 1957.
A lo largo de 1956 se discutieron entre otras cuestiones el apoyo peronista a la candidatura
de Frondizi, el futuro de la CGT, la defensa de las conquistas sociales peronistas, la legalización
del peronismo, el problema de la explotación del petróleo con criterios nacionalistas expuestos
por Frondizi en Petróleo y Política, y contradictorios a los contratos con empresas extranjeras,
aunque la política económica no fue un objeto de discusiones detalladas. El tema central en
discusión era la legalización del movimiento de Perón a cambio de su respaldo a Frondizi en las
elecciones.
Perón consideró tres posibles opciones para sus seguidores en las elecciones de julio. La
primera era la abstención electoral, que podía resultar impopular y probablemente no viable
ya que era castigado por ley; la segunda era el voto en blanco, la tercera consistía en estropear
las boletas para que las anularan en el escrutinio. La posición oscilante de Perón se convertiría
en el rasgo característico de su accionar político durante largo años de exilio. El objetivo de
Perón era siempre el mismo: mantener el control sobre el movimiento que consideraba que le
pertenecía. Mientras tanto, desde las páginas de QUÉ, Frigerio libraba una enérgica campaña
contra el voto en blanco y el abstencionismo que respondían, en su criterio, a una
“conspiración oligárquica”.

5 SECUELAS DE LAS ELECCIONES DEL 28 DE JULIO: EL PACTO PERÓN-FRONDIZI


Los resultados arrojaron a una mayoría de votos en favor de la reforma: 4043989 cifra que
incluía a todos los partidos menores que habían expresado su apoyo a la constituyente
(comunistas y socialistas, sumados a los conservadores y la UCRP). Los antirreformistas
sumaron 2360167 votos incluyendo a los grupos de la UCRI, grupos neoperonistas provinciales,
conservadores populares y demócratas liberales. Lo resultados revelaron que en materia de
preferencias política en el país existía una mayoría antiperonista, o al menos, no peronista.
Los constituyentes se reunieron por primera vez el 30 de agosto, y el mismo día los 75
constituyentes de la UCRI, impugnaron la legitimidad de la asamblea y la abandonaron,
dejándola con un quórum precario. Con la sola oposición de dos convencionales comunistas.
Se resolvió que era la de 1853 la vigente, legitimando con ello el decreto del Gobierno
Provisional de 1° de mayo de 1956. El 15 de noviembre, el retiro de los convencionales
demócratas y del ala sabattinista de la UCRP significó el fin de la infortunada asamblea.
Dentro de este panorama político, Cooke se inclinaba cada vez más por un acuerdo con
Frondizzi, en quien empezaba a ver una amenaza potencial a la supervivencia del peronismo.
Los miembros de la UCRI que se negaron a creer en la veracidad de un acuerdo entre Perón y
Frondizi cuando el primero decidió hacer público en 1959 dado que Frondizi no había cumplido
con los compromisos contraídos en el acuerdo. Los militantes de la UCRI incluso estaban
convencidos que hubiesen podido ganar las elecciones incluso sin la orden de Perón a sus
seguidores de votar por Frondizi.
A cambio de la orden Perón a sus seguidores, Frondizi prometió reinstaurar todas las
conquistas sociales, económicas y políticas del pueblo. Con este fin revisaría todas las
decisiones económicas adoptadas a partir del 16 de setiembre de 1955 que afectaran a la
soberanía nacional, pondría fin a la persecución política y a las proscripciones, devolvería las
propiedades y los bienes confiscados, normalizaría los sindicatos y la CGT en un plazo de 120
días, reemplazaría a todos los miembros de la Suprema Corte de Justicia y removería a todos
los magistrado que hubiesen participado en actos de persecución política.

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