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“Pues quienes no se irritan nunca por las cosas se les considera tontos, al igual que quienes no se
irritan como es debido, ni cuando hace falta, ni con quien es necesario” Aristóteles. Ética a
Nicómaco VI, 11
La ira es la emoción de la lucha y de la defensa, además puede bloquear en algunos casos el
conflicto al intimidar al otro. En nuestros antepasados y en los animales sociales la ira formaba
parte de la resolución de los conflictos ante la sumisión de una de las partes. En cierta medida, la ira
nos sirve para controlar y cambiar determinadas situaciones, para castigar a quienes nos han hecho
daño y marcarles un límite. Grandes cambios en la sociedad se producen y se han producido gracias
a los sentimientos de ira, rabia e indignación.
Nos enfadamos cuando se frustran nuestros deseos o nuestras expectativas, si hay un obstáculo
(objeto, característica personal, persona) que se interpone en nuestro camino para conseguir algo
que es importante para nosotros, cuando se hiere nuestro sistema de valores, ante una
injusticia, cuando se hiere nuestro orgullo o dignidad, si se pone en juego nuestra autoestima, si
observamos falta de reciprocidad en los demás o en las circunstancias vitales, ante daños físicos o
psicológicos por parte de otras personas y si creemos que el daño o el obstáculo interpuesto ha sido
intencionado.
Nos enfadamos más con personas cercanas. Es más probable, quizá, que nos decepcionen o nos
hieran, o ponemos expectativas más altas en estas personas. También, es más fácil que con personas
de confianza la ira no tenga consecuencias tan negativas.
Es un sentimiento que tiene mala prensa, en determinadas épocas en nuestra sociedad se asociaba a
mala educación, sobre todo en las mujeres, y en las culturas orientales se considera un signo de
inmadurez.
También podemos perdonar más a alguien que dice algo incorrecto fruto de la ira, pensamos que lo
ha dicho debido a su estado emocional y no porque realmente lo siente.
Sin embargo es un sentimiento natural y normal. Los niños nacen expresando ira de manera
innata a ten situaciones de interferencia física o frustración de deseos, no saben regularla y es
frecuente que lleven a cabo conductas agresivas como: golpes, patadas, mordiscos... Las rabietas
son normales en un momento del desarrollo evolutivo. Estas rabietas empiezan a quedar bajo
control a partir de los 2 años. Los niños aprenden de manera natural a resolver el problema de otra
manera diferente a la agresión y al descontrol emocional pero el apoyo del entorno es fundamental
en este proceso. Se ha observado en parvularios y en chimpancés adultos que la resolución de los
conflictos es muy similar: ofrecer un objeto, tender la mano, proponer una actividad común, señalar
un centro de interés, interesarse juntos por un tercer compañero… Lo cual indica que el mecanismo
de regulación de la ira ha sido muy adaptativo y tiene muchos componentes innatos.
Existen muchos tipos de ira diferentes en los matices y significado de esa ira y en la
intensidad.
Enfado, enojo, berrinche: percepción de un obstáculo, ofensa, frustración de un deseo pero leve y
pasajero.
Ira: percepción de un obstáculo, ofensa, frustración de un deseo, amenaza de daño más importante.
Indignación: Ira ante una injusticia o algo que ocurre que no debería ocurrir de ese modo, es un
sentimiento ético.
Agravio: Es parecido a indignado, tiene que ver con la alteración de los justo.
Humillación, ofensa: Asociado a la lucha por el reconocimiento.
Malhumor: Ira contenida y pasiva
Hastío, hartura: enfado más aburrimiento.
Exasperación: Haber aguantado demasiado y perder la paciencia.
Rencor o resentimiento: ira reprimida, no expresada y se convierte en un sentimiento más
duradero.
Odio: Aversión intensa y duradera.
Repugnancia y desprecio: Rechazo mantenido y duradero.
Despecho: lleva a la venganza pensada y planificada.
Cólera, Furia, furor: Ira en la que no se mantiene la compostura y puede llevar a la agresividad y
venganza.
Coraje: nos lleva a la reivindicación de un derecho o a cambiar algo.
El lado oscuro de la ira
La ira provoca ira. Es un sentimiento muy contagioso. Los conflictos resueltos únicamente con la
ira pueden derivar en un conflicto mayor. La ira descontrolada y la personalidad hostil llevan a la
agresividad y a la venganza.
La ira provoca rechazo, los niños rabiosos y los adultos hostiles y coléricos no nos gustan y
tendemos a apartarlos del grupo y no contactar con ellos. Pueden provocarnos miedo y eso ocasiona
una distancia emocional con este tipo de personas que consiguen menos intimidad en sus relaciones
personales.
La ira excesiva o crónica, los arrebatos de cólera aumentan la probabilidad de tener un accidente
cardiovascular. La ira reprimida, el rencor y la hostilidad también están asociados a problemas
cardiovasculares.
La ira reprimida provoca rencor e incluso odio.
Hay personas que disfrutan con la ira, han adquirido un rasgo en su personalidad. La hostilidad.