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UNIVERSIDAD DE SAN MARTIN DE PORRES

EL CONDUCTISMO
ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

Dante Bobadilla Ramírez

Historia crítica del conductismo americano. Sus orígenes culturales y sus implicancias en la
psicología del siglo XX. Incluye una breve revisión de sus principales autores iniciales.
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

Introducción al tema

La aparición del conductismo alteró muchos conceptos afectando incluso la


definición de la psicología que fue declarada una ciencia natural perteneciente a la
biología, ocupada de estudiar la conducta de los animales (organismos). Es decir,
una especie de etología. Pero la psicología nunca fue eso realmente. Por ello
resulta indispensable iniciar este estudio haciendo ciertas precisiones básicas,
para luego ubicarnos en los escenarios históricos en los que estudiaremos los
hechos que se refieren al conductismo. La verdad irá surgiendo por sí sola.

En principio, la psicología es una ciencia que estudia al hombre. ¿Qué aspecto del
hombre? Pues el aspecto más reciente y complejo de la evolución y fundamento
de su especie: los fenómenos subjetivos, llamados también fenómenos mentales,
correspondientes a las estructuras y procesos propios de la porción más compleja
del sistema nervioso: el cerebro. El amplio escenario de la psicología implica
procesos humanos individuales y sociales tales como la percepción, la memoria, la
conciencia de la realidad y la construcción cognitiva de la misma, es decir, del
pensamiento en sus procesos conscientes e inconscientes; el razonamiento
entendido como un procesamiento arbitrario de información; así como otros
procesos cognitivos específicos como el aprendizaje. Por ejemplo, la psicología es
la ciencia responsable de explicar el fenómeno del conocimiento. A todo ello
habría que añadirle el estudio del hombre como especie social y cultural, ya que la
psicología es la ciencia que estudia el desarrollo de la persona humana como
producto de una cultura formadora. Por ello, el campo de la psicología alcanza la
comunicación y la racionalidad cultural así como los sistemas cognitivos sociales,
incluyendo a la propia cultura asumida como una red cognitiva social sostenida por
una gran variedad de sistemas de comunicación simbólicos, entre ellos, el
lenguaje. Es solo a partir de este complejo escenario que podemos ofrecer una
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explicación científica del funcionamiento del ser humano como organismo


concreto, es decir, como organismo de naturaleza cognitiva, social y cultural. En
consecuencia, podemos afirmar que la psicología es la ciencia encargada de
explicar el fenómeno humano en toda su extensión, para lo cual permanece en
íntima comunicación con todas las ciencias que estudian al ser humano, desde las
neurociencias hasta la antropología, con las cuales intercambia y contrasta
información para edificar teorías que se encuadren en el marco general de la
ciencia. El campo de la psicología es la última frontera de la ciencia, pues resulta
la expresión última y más compleja de la evolución y de la realidad de la que
formamos parte, y grandes aspectos permanecen aún como misterios por
resolver. Por ello la psicología está además en contacto con la filosofía, pues su
escenario involucra nuestra misma noción de conocimiento y de realidad. Uno de
los temas más intensos de la filosofía moderna es justamente la filosofía de la
mente. Casi todas las ciencias derivan de la filosofía y van hacia ella, pero la
psicología es la que mantiene los vínculos más estrechos. Además, no se puede
hacer ciencia sin filosofía porque es ella la que nos orienta en la actividad
científica, es como la brújula del navegante que va en busca de la realidad y de la
verdad.

La psicología no estudia pues la conducta de las personas y, mucho menos, la de


los organismos. La conducta del individuo humano es muy variada, azarosa y
hasta arbitraria, además de ser circunstancial y circunscrita, temporal y cambiante
de acuerdo a la cultura y al individuo, por lo tanto no es posible que sea materia de
ninguna ciencia, ya que tampoco es una entidad independiente por sí misma y
ajena al sujeto. La única conducta de interés científico es el comportamiento
social, estudiado por la sociología, la psicología social y algunas áreas de la
economía, entre otras. El campo de la psicología como ciencia se refiere en
sentido estricto y amplio a las capacidades superiores humanas, incluyendo su
capacidad para formar cultura. Y así fue desde la época de los griegos. Se inicia
formalmente con la publicación de "De Anima" por Aristóteles en el año 300 AC.

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Aristóteles define al hombre como un "animal racional", y establece que la


"psyche" es el motor que anima o mueve a los humanos, es decir, el intelecto. Por
tanto, la "psyche" se refiere al intelecto humano y no al "alma" del cristianismo,
como erróneamente fue traducido. La psyche es el aspecto cognitivo humano, el
ánima de los humanos, su aspecto racional, tal como lo estableció Aristóteles. De
modo que la psicología es el estudio de ese aspecto cognitivo de los humanos.
Fueron los escolásticos quienes confundieron la psyche con el "alma" y así fue
como se difundió por error; pero sería apenas el primer error histórico alrededor de
la psicología. La historia de la psicología está llena de errores conceptuales y
culturales. Aunque el conductismo llegó a ser quizá el mayor de todos.

Al igual que todas las ciencias, la psicología tuvo que transitar un largo proceso de
maduración durante milenios, clarificando sus nociones mediante intensos debates
filosóficos, antes de poder constituirse como ciencia real a mediados del siglo XIX.
Luego tuvo que iniciar el proceso de investigación natural de su campo para
establecer sus conocimientos científicos, construir sus teorías explicativas,
confrontarlas, etc., antes de poder ofrecer algún servicio concreto a la sociedad.
Obviamente sufrió además los embates de la religión durante varios siglos, y hasta
el ataque del cientificismo americano, además del manoseo de sus conceptos por
el público. Pero todo esto tuvo que ser superado. El avance científico en diversos
campos conexos como las neurociencias y la informática, la antropología y la
paleontología, nutrieron a la psicología a lo largo del siglo XX. Es sólo a partir de
un cierto nivel de maduración epistémica, cuando el núcleo central de una ciencia
empieza a rodearse de disciplinas tecnológicas periféricas, orientadas a ofrecer
aplicaciones concretas en la sociedad. Este grado de desarrollo lo alcanzó la
psicología recién a finales del siglo XX. A principios del siglo XX la psicología
estaba apenas en su fase inicial de edificación como ciencia, concentrada
básicamente en un solo país (Alemania) y acabando de instalar plenamente sus
primeros implementos. No había pues razón para fustigarla ni apurarla ni criticarla.
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La psicología no era de ningún modo una ciencia improvisada. Tenía ya una larga
historia.

Los inicios de la psicología como ciencia se remontan a Descartes, con su teoría


del reflejo y su posterior tratado de la relación cerebro-mente. Pero entonces
aquello se consideraba filosofía. Este desarrollo se prolongó a lo largo de los
siglos XVII al XVIII, hasta llegar a Kant (1781) y su magnífica obra, en la que
aborda los procesos subjetivos implicados en el conocimiento, iniciando lo que
luego sería la epistemología y, mucho más tarde, la psicología cognitiva y hasta
las neurociencias (Seki, 1993). Es a partir de la formidable obra de Kant que
Alemania se convertiría en la cuna de la psicología científica. Desde principios del
siglo XIX se establecen los primeros estudios científicos de la percepción, las
sensaciones y la visión del color. Hay una larguísima lista de científicos
comprometidos con los estudios de los procesos mentales más evidentes,
inmediatos y simples. Mencionemos, por ejemplo, a Charles Bell (1774-1842),
Thomas Brown (1778-1820), Johann Friedrich Herbart (1776-1841), Jan
Evangelista Purkyne (1787-1869), Ernst Heinrich Weber (1795-1878), Johannes
Müller (1801-1858), Gustav Theodor Fechner (1801-1887) y Wilhelm Wundt (1832-
1920). Muchos fueron realmente los que iniciaron el estudio científico de la mente,
a partir de sus fenómenos más simples y accesibles. Aunque la primera ley
científica de la psicología, la Ley de Weber-Fechner, se publicó en 1860, la historia
oficial ha establecido el inicio de la psicología científica cuando W. Wundt abre su
laboratorio de psicología experimental en Leipzig durante 1879, en una pequeña
habitación del Konvict Building de la Universidad de Zurich. No obstante, este
laboratorio sería trasladado varias veces durante sus primeros años, hasta que
recién en 1897 se instala formalmente el Instituto Psicológico en un edificio propio.
Fue este laboratorio el que serviría de cuna a la psicología científica, y desde
donde se emitirían los primeros reportes oficiales de investigación psicológica,
hasta la jubilación de Wundt en 1917, quien además nos legó una magistral obra
sobre la mente y la cultura, que ya desde entonces eran vistas en íntima relación.

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Por todo esto, el nacimiento de la psicología como ciencia fue siempre


considerado un parto natural de la filosofía.

Para dar inicio a la investigación científica de la conciencia, Wundt empleó un


método al que denominó "introspección". Era lo que la época permitía, pues aún
no existía tecnología que permitiera otro tipo de métodos de indagación de la
actividad consciente. Pero este método sigue siendo utilizado hoy incluso por la
medicina. Lo importante es dejar en claro que este método introspectivo no era
una cuestión fundamental para la edificación de la psicología. De hecho surgirían
otros métodos más tarde. Lo que debemos entender es que ningún método en
particular es fundamental para edificar una ciencia. El método no determina a la
ciencia. Los métodos surgen a partir de una necesidad concreta de investigación y
dependen del interés y creatividad del científico. De modo que los métodos se
sujetan a las necesidades de la ciencia y no al revés, como lo entendieron los
conductistas. Pero más allá de esta cuestión metodológica estaban los logros de
la psicología alemana durante un siglo de investigación y experimentación. Para
inicios del siglo XX, la psicología alemana florecía con la escuela de la Gestalt, y
sus estudios sobre la percepción de las formas, anunciando la teoría sobre el
fenómeno phi y un conjunto de leyes científicas. De modo que no se puede negar
que había un franco proceso de desarrollo de la psicología, el que
lamentablemente sería suspendido por las dos consecutivas guerras mundiales
que devastaron Europa y especialmente Alemania, con lo cual los
norteamericanos tuvieron la oportunidad de generar y publicitar su "nueva
psicología", centrada en la conducta de los animales.

Antes de hablar plenamente del conductismo, debemos todavía revisar algunos


otros antecedentes históricos que nos permitan asumir una perspectiva completa,
a fin de entender cómo y por qué ocurrió este accidente de la historia. Cambiando
de escenario, el siglo XIX fue la era del resplandor tecnológico en la Gran Bretaña,
que ya se había iniciado incipientemente a fines del siglo anterior. Este suceso es
conocido como la Revolución Industrial, y se caracterizó por la incesante aparición
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de prodigios tecnológicos tales como la máquina de vapor y la locomotora. Los


ingenieros británicos se entregaron a la invención de formidables maquinarias que
impulsaron la producción agrícola y fabril. Esta revolución tecnológica precedió
con mucho a lo que sería más tarde la Revolución Científica, cuyo inicio podría
señalarse, con toda ley, en la publicación de la Teoría de la Evolución, mediante
un libro titulado "El origen de las especies por medio de la selección natural",
escrito por Charles Darwin (1859). Esto fue como un terremoto en medio de un
huracán. La teoría de Darwin provocó una fiebre de investigaciones en el terreno
de la biología, tal que cambiarían el escenario y las ideas respecto de la
investigación científica. Todos estos sucesos tuvieron un gran impacto en la
cultura, pues produjeron cambios dramáticos en las formas de pensar y concebir
el mundo, y transformaron rápidamente la mentalidad de la sociedad. Así empezó
a gestarse un nuevo fenómeno sociocultural, reconocido mas tarde como
"cientificismo", el cual se caracterizó por un sentimiento de intensa admiración
hacia la ciencia y la tecnología, predisponiendo a una ciega aceptación de sus
productos, modelos y formatos. Los científicos fueron elevados al estatus más alto
de la sociedad, mientras que la ciencia y la tecnología se mezclaban
equivocadamente en una misma imagen, siendo prácticas muy distintas, pues la
tecnología es muy anterior, e incluso podría remontarse a la Edad de Piedra. La
ingeniería y la tecnología estuvieron siempre presentes en las grandes
construcciones de los antiguos imperios, y también en las batallas, obviamente.
Pero la ciencia, tal como hoy la conocemos, comienza con Galileo, se consagra
con Newton y se establece plenamente a mediados del siglo XIX con la teoría
evolutiva, que sería seguida de inmediato por la teoría atómica. Hasta entonces
estuvo claramente definida y separada la imagen del ingeniero o inventor ligado a
la tecnología, y por otro lado, la del científico vinculado a la filosofía, pues su
interés estaba centrado en la producción de conocimientos y no de productos. La
confusión actual entre ciencia y tecnología sería fruto del cientificismo.

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Luego de la Teoría de la Evolución, la ciencia naturalista experimentó un tremendo


avance, iniciando la investigación en torno a lo que esta teoría proponía. Como
producto de estos esfuerzos, desarrollaron una serie de experimentos con
animales, poblaciones de insectos, generaciones de plantas y bacterias,
iniciándose también el estudio de la genética. Todo esto los llevó a desarrollar
técnicas específicas para el manejo de abundantes datos. El resultado fue la
aparición de técnicas estadísticas y de un modelo experimental orientado a esta
clase de problemas, los cuales eran muy distintos a los que indagaba la psicología
en Alemania. Pero fue esta ciencia naturalista la que llegó a Norteamérica a
finales de la década de 1880, siendo presentada como el modelo de ciencia a
seguir, y de la cual surgiría más tarde el conductismo. En Norteamérica acogieron
este modelo, con el método de la biología, elaborado bajo el enfoque y para los
problemas de la biología, y lo usaron en la enseñanza de psicología, llevando a los
estudiantes al dilema de tener que estudiar la conciencia en experimentos con
animales. La idolatría generada en torno al modelo de ciencia naturalista y por el
método experimental transformó la tarea de investigación en una parodia
mecánica realizada exclusivamente en el laboratorio, bajo condiciones
escrupulosamente controladas, y siguiendo las manipulaciones del "Dios
experimentador". A diferencia del naturalismo inglés que estudiaba procesos
naturales reales en laboratorio, el conductismo americano estudiaba situaciones
artificiales y forzadas. Hasta entonces "el método" no había sido más que un
concepto filosófico gaseoso, vinculado al proceder heurístico de observación,
razonamiento y pruebas de hipótesis, pero de pronto quedó convertido por el
cientificismo americano en un proceder experimental-estadístico que poseía
insospechados poderes para producir conocimiento científico de manera casi
mágica. No hacía falta más que ir cosechando los datos para hacer ciencia.

El ambiente predominante en los EEUU a principios del siglo XX era el de una


ciencia novata y una psicología bisoña que recién iniciaba a instalarse como
proyecto científico. Para entonces, la psicología americana tenía un solo
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representante, William James, y su única producción: "Principios de Psicología".


Eso era prácticamente todo lo que había en la psicología norteamericana al
momento de instalarse los primeros laboratorios a finales de la década de 1880.
James llegaría a admitir más tarde que la primera conferencia de psicología que
escuchó fue la que él mismo pronunció. En buena cuenta no existían
antecedentes importantes de psicología en Norteamérica. Todo lo que hubo fue
una especie de psicología folclórica y teológica a cargo de predicadores puritanos
que se ocupaban de temas como la moral, la voluntad y la naturaleza humana.
Nada ni remotamente semejante a la psicología científica que ya se producía en
Alemania desde hacía un siglo. En Norteamérica se asumió equivocadamente a la
conciencia como "el alma inmortal e inmaterial" predicada por su psicología
folclórica. Incluso W. James, "el padre de la psicología americana", confundía el
"alma" con la conciencia en un lamentable artículo publicado en 1904 titulado
"¿Existe la conciencia?", el cual es considerado como el artículo que preparó la
expulsión de la conciencia de la psicología americana. Esta confusión sería
todavía más patente en Watson, como veremos luego. La psicología moderna de
los EEUU fue una importación cultural completa, iniciada con la instalación de
laboratorios de biología y la adopción de la metodología experimental del
naturalismo inglés. Pese a todo esto, el trasfondo cultural americano fue siempre
religioso y pragmático, basado en sus ideales propios del Movimiento por el
Progreso, que predicaba llevar a la acción todas las ideas. Fue este escenario
cultural el que determinó la manera particular que tuvieron los norteamericanos
para hacer y entender la psicología, así como la ciencia en general.

El fundador de la psicología moderna en América y primer PhD de Psicología del


mundo fue Granville Stanley Hall. Después de instalar el primer laboratorio de
psicología, fundó la APA y luego la primera revista de psicología en 1886. A
continuación concluyó sus estudios de teología y recibió el grado de "Bachelor of
Divinity". Posteriormente, ya en pleno siglo XX, fundó la "Revista de Psicología
Teológica" en 1904. Años antes, W. James había publicado "Las variedades de la

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experiencia religiosa", que lo convirtió en padre de la Psicología Religiosa. No


hace falta pues recalcar el fuerte predominio de la religión en la cultura
norteamericana, y lo cercana que estuvo de su psicología. Debemos mencionar
además que muchos clérigos fueron llamados a enseñar psicología en las
primeras dos décadas, pues no tenían más alternativas. Fueron estos clérigos
quienes tuvieron a su cargo la formación de las primeras generaciones de
psicólogos, entre ellos J. B. Watson. Los historiadores del conductismo suelen
pasar por alto estas condiciones culturales y materiales de la psicología
norteamericana, y presentan al conductismo como una creación original, novedosa
y revolucionaria, pero nada de eso es cierto. En realidad el conductismo fue la
consecuencia natural de los errores de concepción que se cometieron al momento
de instalar la psicología en los EEUU, como una carrera de formación académica
cuando apenas era una ciencia en formación. Las universidades de EEUU
iniciaron el otorgamiento de títulos en psicología cuando aún no sabían de qué
trataba. Desde el principio la psicología en América asumió un formato biologista y
experimental centrado en los animales, algo muy distinto a lo que realmente era la
psicología. El conocimiento teórico sobre la moderna psicología era escaso en
Norteamérica, y sus antecedentes psicológicos y filosóficos eran muy limitados.
Detrás de la implantación académica de la psicología habían en realidad intereses
económicos muy concretos.

Además de todo lo anterior, en los EEUU hubo siempre una fuerte inclinación
hacía la tecnología, tal vez como herencia de la cultura británica de la que
procedían. Esto les permitió también desarrollar su agricultura desde fines del
siglo XVIII, con una gran variedad de innovaciones tecnológicas propias. La
tecnología ha sido siempre una pasión muy grande de los norteamericanos, al
extremo en que desarrollaron inventos fundamentales, como el aeroplano, el
fonógrafo, el automóvil, el uso de la energía eléctrica, etc. Los logros tecnológicos
de los EEUU le permitieron ganar su primer Premio Nobel de Física en 1907,
aunque no por nuevas teorías sino gracias a la invención de instrumentos ópticos
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de gran precisión que permitieron medir la velocidad de la luz. Pero las creaciones
tecnológicas no se limitaban a ingenios mecánicos sino incluso al
perfeccionamiento de los procesos fabriles, como los que diseñó F. W. Taylor,
predecesor de la tecnología aplicada a la conducta humana en el ámbito laboral. Y
lo que podría sorprendernos hoy, es que todo ese tremendo escenario tecnológico
se dio sin necesidad de ninguna ciencia, sino apenas con la habilidad de
ingenieros y simples curiosos como Tomas Alva Edison, George Westinghouse y
hasta humildes mecánicos como los hermanos Wright. También aquí ocurrió que
los inventos precedieron con mucha anticipación a la ciencia norteamericana, que
florecería tardíamente, impulsada por los apremios de la guerra mundial y la
llegada de genios europeos. Para principios del siglo XX, con la llegada de la
ciencia naturalista y el impulso de las ciencias sociales en las universidades,
empezó a florecer un nuevo cientificismo, propiamente norteamericano, que puede
definirse como una ciencia mal entendida, pues la concibieron como una
herramienta para lograr la transformación de la sociedad mediante la generación
de tecnologías de control, guiados por su idiosincrasia pragmática y utilitarista, y
por el trasfondo religioso de su educación que marcaba sus pautas sociales, a lo
que cabe añadir su inclinación a los negocios. También la escasa filosofía
americana apuntaba hacia un pragmatismo utilitario e inmediato, como lo prueba
la obra del mismo William James: "Pragmatismo" (1907), donde proclama que
todas las ideas deben terminar convertidas en hechos, y que se deberían evitar las
discusiones teóricas y "metafísicas". Esta inclinación pragmática los llevaría a
concebir la ciencia como el simple empleo riguroso y virtuoso de un método, por lo
que todas sus ciencias tuvieron un fuerte carácter metodologista, que fue el rasgo
principal del cientificismo americano.

Con todo esto acabamos de describir el terreno cultural en el que floreció el


conductismo como algo muy natural, pero fue una afloración natural en todas las
disciplinas científicas sociales norteamericanas y no sólo en la psicología.
También la sociología americana asumió un marcado formato conductista. Por lo

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tanto, es equivocado considerar al conductismo como un producto "psicológico",


pues en realidad nunca lo fue. En todo caso sería más adecuado entenderlo como
un producto "biológico", ya que salió de los laboratorios de biología y desde el
estudio de animales. Lo real es que fue un producto cultural típicamente
norteamericano, con repercusiones en la psicología, llevándola a su mayor crisis
histórica y a su postergación científica por más de medio siglo. Veamos más de
cerca su origen directo.

Aparición del conductismo

Para decirlo de una manera rápida, simple y clara, el conductismo se originó como
una consecuencia natural del escenario tormentoso de la psicología americana.
Los psicólogos estaban consagrados al empleo del método experimental del
naturalismo inglés, y entregados al estudio de animales. Sin embargo, como
psicólogos tenían la obligación teórica de explicar procesos mentales y hablar de
la conciencia. Vivían pues en medio de un gran dilema entre la teoría y la práctica.
No fueron pocos los que escribieron sendos tratados sobre la mente animal. Por
ejemplo, Margaret Floy Washburn, la primera mujer en alcanzar el grado de PhD
en Psicología, publicó "La mente animal" (1908). El mismo Watson expuso este
curioso tema en su artículo "Estudiando la mente de los animales", publicado en
1907 y donde aparece aún muy convencido de esta posibilidad. Pero como tal
cosa es en realidad imposible, poco a poco se fue gestando una reacción
tendiente a rechazar el estudio de la conciencia, pues resultaba una situación muy
enojosa y difícil de solventar con animales. Así surgió la creciente opinión de
limitarse al estudio de la conducta animal tal cual, sin tener que ir más allá,
argumentando que los datos experimentales obtenidos por simple observación ya
eran perfectamente útiles. Al mismo tiempo se originó una corriente pragmática
que empezó a sembrar dudas sobre la existencia de la conciencia, a la cual
confundían con el alma en consonancia con su propia psicología folclórica.
Además, desde la perspectiva del estudio de animales, no se entendía la
necesidad de buscar explicaciones basadas en la conciencia cuando los
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mecanismos biológicos parecían ser más que suficientes para explicar la conducta
animal. Como consecuencia de todo esto, acabaron rechazando la conciencia y la
introspección, sobrestimaron el poder del método experimental naturalista y
decidieron supeditarse a lo que este ofrecía. Además se conformaron con la
estimación de los datos experimentales sin llegar a una teorización. Bajo esta
postura, era suficiente con poder usar los datos en alguna aplicación útil. El interés
científico por hallar una explicación teórica carecía de sentido y de interés práctico,
por lo que llegó a considerarse innecesaria y fatua. Por ello, si en Alemania la
psicología científica fue el parto natural de la filosofía bajo el interés de entender y
explicar la conciencia humana como tarea inicial, el conductismo americano fue el
parto forzado de un cientificismo que se abrazó del método experimental con
animales para idolatrar un naciente modelo de ciencia físico-naturalista. En su
afán por eludir los compromisos teóricos, los conductistas inventaron un novedoso
e insólito concepto de "ciencia descriptiva". Aunque toda esta situación ya era
patente desde principios del siglo XX, se hizo pública y formal cuando John
Broadus Watson publicó en 1913 "La Psicología tal como la ve un conductista". De
modo que vamos a ocuparnos un poco de él.

Este artículo expone toda la tragedia y amargura de los psicólogos americanos, y


expresa por primera vez el rechazo a la psicología de una manera frontal,
planteando su reemplazo por el conductismo, es decir, por el estudio de la
conducta animal tal cual. Se queja de la situación incómoda en la que se hallan los
psicólogos americanos, pues se enfrentaban a una verdadera paradoja: tenían por
un lado una práctica experimental centrada en animales, y por otro, la teoría les
exigía manejar conceptos como "conciencia". De modo que estaban en medio de
un dilema entre el método experimental naturalista empleado con sus animales y
la introspección, que era vista como el único camino a la conciencia. Con toda
razón, Watson se queja de que a menudo no sabía qué hacer con los datos de sus
experimentos, pues no le servían para deducir los estados de conciencia de sus
animales. Una queja muy válida, ciertamente, ya que el método experimental del

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naturalismo no sirve para ese propósito, y es un tanto difícil pedirle introspección a


una rata. De modo tal que la amargura y frustración de Watson están plenamente
justificadas. Entonces decide rechazar esta situación y exige que los datos
experimentales se valoren como están, abandonando la necesidad de ir hacia
estados de conciencia. Aunque esto parecía muy razonable, Watson va más allá y
propone hacer de eso la "nueva psicología", afirmando que esa era la única
manera en que la psicología podría ser una ciencia. Watson no concebía la ciencia
más allá del método que practicaba. Este punto de vista "conductista" se origina
en la forma en que los norteamericanos aprendían psicología, pues en verdad la
enseñanza era básicamente biología. Una prueba de ello es la tesis de Watson
titulada "Un estudio experimental sobre el crecimiento físico de la rata blanca,
correlacionada con el desarrollo de su sistema nervioso". Evidentemente una tesis
de biología en toda su extensión. Lo cierto es que los primeros psicólogos
americanos no hacían estrictamente psicología, pues carecían de maestros de
psicología y hasta de libros. Estos fueron escribiéndose a la vez que se formaban
las primeras generaciones, siendo básicamente guías experimentales, como la
obra inconclusa de E. C. Sanford (1891) "Laboratory Course in Physiological
Psychology".

Además Watson expone un falso conflicto entre el método experimental naturalista


y la introspección, como si se tratara de una cuestión fundamental para determinar
el carácter científico de una disciplina. Cree que el método experimental, tal como
él lo conoce, es el único método científico, y por tanto decide acogerse a sus
alcances y limitaciones. Su enfoque era errado. Bajo su perspectiva, el método
experimental ofrecía datos sin necesidad de teorías, mientras el otro exigía
conceptos y teorías. En realidad ambos exigían conceptos, pues no hay ciencia
sin teorías, como lo demostró el propio Darwin; pero el plano teórico de la
psicología se hallaba en torno a la conciencia y no al comportamiento de los
animales. Lo cierto es que en el fondo Watson no quería hacer teorías sino
negocios, y para ello intentaba usar sus datos, convencido de que estos revelaban
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relaciones de causalidad entre estímulos y respuestas, y que a partir de ello podría


conseguirse un control sobre la conducta animal y, consecuentemente, hacer de
eso un oficio rentable. Eso era todo. En buena cuenta, el famoso "manifiesto
conductista" de Watson, antes que una propuesta científica fue una propuesta
laboral y una declinación de la tarea de hacer ciencia psicológica para dedicarse a
una tarea tecnológica de venta de datos. Esa fue la primera propuesta de una
"ciencia útil" que luego se haría más firme en el contexto de la mentalidad
utilitarista y pragmática americana. Finalmente, Watson rechaza amargamente la
psicología porque no la entiende. Hay que notar que se trataba de la psicología
montada en Norteamérica. Pero claro, él ignora esto y su rechazo suena como un
rechazo general a toda la psicología. Su lógica es bastante simple. Debido a que
obtiene sus datos a partir de la observación del quehacer de los animales,
propone que los psicólogos se ocupen tan sólo de lo que observan, y asume que
lo que se observa es “conducta”. Sugiere entonces que sea la conducta y no la
conciencia el objeto de estudio de la psicología. Plantea además que la psicología
imite a la física en su forma de explicar la conducta, es decir, siguiendo la lógica
causa-efecto, la cual asume también como la única explicación científica. De este
modo surge el famoso esquema estímulo-respuesta, el cual, con escasas
variantes, fue la base de todo el enfoque conductista. Es decir, no fue más que un
fisicalismo encubierto.

Plantear que la psicología abandone la conciencia era como sugerir que la


astronomía dejara los astros y se ocupara de otra cosa, por ejemplo las nubes, y
llamar a eso la "nueva astronomía". De hecho Watson no era consciente del
despropósito que planteaba. Es necesario advertir que, además de desconocer la
verdadera psicología, Watson tampoco era un virtuoso. Se trataba de un sujeto
audaz, aventurero, eficiente en tareas prácticas, pero sumamente limitado en el
campo teórico y con una formación académica muy concreta. Al final fue
expulsado de la Universidad por sus escándalos sexuales y acabaría sus últimos
25 años dedicado a la actividad comercial en la compañía Thompson. Así que no

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pensemos que Watson estaba en condiciones de producir una revolución


científica. Lo que causó fue todo lo contrario: el retraso y la perturbación de la
psicología. Un desastre que no pudo ser advertido en los EEUU y que luego sería
heredada por una sociedad confundida y alienada en la posguerra. Lo cierto es
que la aparición del conductismo no tuvo nada de esas imágenes revolucionarias y
megalomaníacas con que fue recubierta después por sus seguidores y estudiosos.
Fue un punto de ruptura, ciertamente, pero no en el terreno científico. Lo que
nació fue más bien una nueva ocupación reclamando el carácter de psicología.

En apoyo final de su propuesta, Watson expresa el malestar de sus colegas


porque todo su trabajo no tenía ninguna utilidad en la vida cotidiana de las
personas, lo cual era visto por la sociedad puritana norteamericana prácticamente
como un pecado. Este fue su punto más fuerte para ganar aceptación. Enseguida
menciona su desprecio por la psicología confesando que no la entiende. Cree que
la conciencia se refiere al alma. Por último plantea un ultimátum: o la psicología
abandona la conciencia, o los conductistas la rechazarán para fundar una nueva
disciplina dedicada concretamente a la conducta animal, sin ir más allá de lo que
se observa. Obviamente él creía que bastaba el uso del método naturalista para
que la tarea conductista fuera admitida como una ciencia. Una ciencia sin teorías.
Añade que la época en que el hombre era el principal interés de la ciencia ya pasó
desde que Darwin esclareció su origen animal. Entonces asegura que no existe ya
ninguna necesidad de estudiar al hombre de una manera especial. Anuncia que
aplicará a los humanos los mismos métodos que emplea en sus animales, sin
otorgarles ninguna prerrogativa especial. Así se confronta con los que llama con
desprecio "psicólogos humanos". Afirma también que conoce un solo "método
científico" y que no se puede ir más allá de lo que este ofrece. Cualquier ciencia
tiene que limitarse a tal método.

Antes de terminar, Watson explica, a manera de justificación, que se ha pasado


toda su vida experimentando con animales, y que esto lo lleva a asumir una
posición acorde con esta realidad. Creo que esta es la frase que resume toda la
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verdad del conductismo, pues era una disciplina creada alrededor del estudio de
animales con el método experimental naturalista, siguiendo el formato de la
biología. Para diferenciarse Watson anunció que su objeto de estudio no sería el
animal sino tan solo su "conducta observable". Así fue como se creó el ilusionismo
general en torno a la conducta como si se tratara de algo diferente y separado o
separable del animal. Obviamente Watson no tenía la menor idea del frankeinstein
epistémico que estaba creando. Acababa de inventar un fantasma retórico que
sería asumido más tarde como "objeto" de una pretendida ciencia, cuando en
realidad sólo se trataba de crear una ocupación experimental en busca de datos
comercializables, es decir, una profesión técnica. Sin duda las ciencias no se
improvisan. Ninguna ciencia nace de un discurso o de una proclama; pero
tampoco se las aniquila con retórica. Watson no solo anunció su rechazo a la
psicología sino que hizo del desprestigio de la psicología la ocupación más vil que
se haya visto jamás en la ciencia, pese a confesar que no la entendía. Por ello sus
ataques nunca fueron a la psicología real (que ignoraba), sino a una lamentable
caricatura extraída de su propio trasfondo cultural. En su proclama se tomó el
trabajo de anunciar una serie de predicciones nefastas respecto de la psicología,
todas las cuales fallaron. Y desde luego, tampoco pudieron cumplirse los
ofrecimientos grandiosos que anunció que sería capaz de proporcionar el
conductismo. Todo eso fracasó.

Desde luego, Watson tenía todo el derecho a fundar su propia disciplina, ocuparse
de la conducta animal, incluir a los humanos en sus métodos, vender sus datos,
etc., pero no tenía ningún derecho de llamar a eso "psicología". Estaba claro que
la psicología era, en la misma Alemania, una ciencia naciente que andaba en
busca de establecer sus fundamentos epistémicos, pues no cumplía ni veinte años
de desarrollo como ciencia formal investigando en laboratorios. En cambio en
Norteamérica ¡ya se ofrecían títulos académicos de psicología! Hoy veríamos esto
una verdadera estafa. En Europa la psicología crecía confinada a los laboratorios
de investigación científica, a cargo de unos cuantos especialistas interesados en

17
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

los misterios de la conciencia humana. En Norteamérica, en cambio, montaron la


psicología como una carrera profesional a ser enseñada en la Facultad, como si
se tratara de un oficio, y se supeditaron a hacer biología en los hechos. Había
pues grandes errores de toda clase en la psicología norteamericana, tanto en su
trasfondo cultural como en su montaje académico. Esto es básicamente lo que
explica el origen real del conductismo y su rápida aceptación en ese medio. Pero
lo más sorprendente de todo es que fue consagrada e idealizada por nuestra
cultura algunos años después. Y hoy aún pretende sostenerse como una forma de
psicología, tras unos maquillajes de rigor.

En resumen, el conductismo nació como producto de:

- Los antecedentes culturales de Norteamérica en donde no hubo ninguna


psicología científica sino una psicología teológica y folklórica, una
predilección por la tecnología y los negocios, junto a una filosofía del
pragmatismo que alentaba eludir las discusiones teóricas y metafísicas para
ofrecer servicios directos a la sociedad.
- El montaje equivocado de la psicología concebido como carrera profesional,
es decir, como un oficio, pero confinada a laboratorios de biología y al
empleo del método experimental sobre animales.
- La concepción equivocada de los conceptos básicos de la psicología,
especialmente el de conciencia, erróneamente vinculada al alma de
acuerdo a la psicología folclórica y teológica americana.
- La concepción de la ciencia y, por consiguiente, de la psicología, como una
actividad práctica y experimental destinada a dar servicios directos a la
sociedad, lo cual es influencia de su entorno tecnológico.

De manera que todas las argumentaciones que se inventaron posteriormente en


defensa del conductismo como pretendida ciencia revolucionaria no fueron más
que falacias retóricas. Leamos la proclama de Watson, describiendo claramente lo
que era la psicología en Norteamérica.
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

"La psicología, tal como los conductistas la consideran, es una rama


puramente experimental de la ciencia natural. Su meta teórica es la
predicción y control de la conducta. La introspección no forma parte
esencial de sus métodos, ni el valor científico de sus datos depende de
la prontitud con que se prestan a interpretación en términos de
conciencia. El conductista, en sus esfuerzos por establecer un
esquema unitario de respuesta animal, no reconoce ninguna diferencia
entre el hombre y el animal". (Watson, 1913).

Esta sola frase ratifica la idea de que Watson ignoraba la psicología. No es que
planteara otra forma de psicología. De hecho, no se puede plantear otra forma de
psicología, como no se puede plantear otra forma de biología o de física. Las
ciencias son una sola. Pueden ganar mayores perspectivas pero no se convierten
en otra cosa. Por todo esto, la frase de Watson resulta abiertamente absurda en
todos sus extremos. La psicología nunca fue "una rama puramente experimental
de la ciencia natural" cuya "meta teórica" era el control de la conducta. En eso
devino en Norteamérica y eso fue lo que Watson conoció. Pero los objetivos de la
psicología real nunca tuvieron nada que ver con la conducta de los animales sino
con las capacidades superiores humanas. Fue eso lo que siempre nos intrigó y lo
que dio paso a la formación de la psicología como ciencia. Ninguna ciencia tiene
por objetivo el control sino el conocimiento y la formulación de teorías explicativas.
El control no es una "meta teórica". En suma, la frase de Watson era un sinsentido
total. Lo cierto es que desde el punto de vista de un conductista, nunca se vio la
psicología real. Pero así fue como empezó la gran confusión conductista sobre
una supuesta "nueva psicología científica" que en realidad era todo menos
psicología.

El primer gran exponente de la psicología americana, tal como estos la


concibieron, fue Edward Thorndike, quien trabajó con una gran variedad de
animales y estableció lo que luego serían las bases reales y únicas del
conductismo, más allá de Watson y su manifiesto, que sólo fueron retórica. Lo

19
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

cierto es que en más de medio siglo, el conductismo americano difícilmente podía


ir más allá de lo que Thorndike hizo. En conclusión, queda claro que el
conductismo no nació de nuevas concepciones revolucionarias que permitieran un
salto cualitativo de la psicología. Nada de eso. Peor aún: todo lo contrario. El
conductismo significó el retraso de la psicología en Norteamérica por casi medio
siglo. Por tanto, resulta equivocado hablar del conductismo como un "cambio
paradigmático" en la psicológica. Nunca hubo ningún nuevo paradigma. Los
errores culturales no son paradigmas científicos. Tampoco lo son las limitaciones
académicas, ni los intereses profesionales o los apuros comerciales.

Las consecuencias de la aparición del conductismo para la psicología en América


fueron las siguientes:

- En primer lugar falsearon la psicología convirtiéndola en otra cosa muy


distinta. Ganaron aceptación por el error generalizado existente en
Norteamérica sobre la psicología, y porque le dieron a su disciplina una
utilidad social que la psicología original no tenía.
- Se justificaron como ciencia apelando al mito del "método científico
experimental", con lo cual lograron imponer este método como fundamento
del accionar psicológico, quedando reducidos a simples recolectores de
datos.
- Convirtieron a la psicología en una ciencia natural al estilo de la física y la
biología. Es decir, se acomodaron a los esquemas epistémicos y
metodológicos de dichas ciencias. No crearon nada nuevo sino que
falsearon su psicología disfrazándola con ropajes extraños llevados por un
marcado cientificismo que los hacía proclamarse insistentemente en todos
sus escritos como "nueva ciencia", como la única "psicología científica",
como una "ciencia de la conducta", etc.
- Crearon sin mayor sustento teórico un nuevo objeto de estudio llamado
"conducta", el cual fue asumido como un evento paralelo y exterior al
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

organismo, susceptible de ser estudiado por sí mismo, sin tener que


involucrarse con lo que ocurre en el organismo. Es decir, toda una falacia.
- Con la tesis de que la causa de la conducta estaba fuera del organismo,
trasladaron su interés al ambiente y acabaron estudiando la nada. Era una
especie de física estudiando eventos bajo la perspectiva causa-efecto,
ignorando por completo la naturaleza real del organismo.
- Establecieron la relación causa-efecto o estímulo-respuesta como todo
principio explicativo, casi como un dogma, sin vislumbrar la necesidad de ir
más allá, ni siquiera en los seres humanos.
- Colocaron a la modificación de la conducta como todo su objetivo.
Asumieron pues un formato de amaestradores de animales con manejo de
datos y recubiertos de retórica cientificista.
- Se confrontaron abiertamente con la psicología real tratando de
deslegitimarla y reemplazarla. En este empeño consagraron diversos mitos
y dogmas cientificistas como el objetivismo radical fundado en "lo
observable".
- Asumieron el perfil de practicantes libres del método experimental como
rasgo central, por lo que generaron una gran dispersión de modelos debido
a que carecían de una epistemología básica, pero además porque
extraviaron todo el horizonte teórico de la psicología real.
- Finalmente propiciaron la gran crisis de la psicología en el siglo XX.

El conductismo y la psicología

Hay que destacar las diferencias enormes entre la psicología y el conductismo. En


primer lugar, la psicología es una ciencia estructurada alrededor del interés por el
hombre y, en particular, por sus facultades superiores. Por el contrario, el
conductismo se estructura alrededor del estudio de animales. Mucho peor aún: del
estudio de animales en el cautiverio de un laboratorio y en la ejecución de tareas

21
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

específicas creadas por el experimentador. De modo que su perspectiva es


bastante limitada. Todo su interés radica en diseñar técnicas de control
conductual. Aunque pretenden aplicar sus técnicas a los humanos, lo hacen
rebajándolos a la condición animal para acomodarlos a su perspectiva. Nadie
podría decir seriamente que eso es una ciencia. En consecuencia, la psicología y
el conductismo tienen perspectivas e intereses diferentes y hasta divergentes. No
tienen nada en común, pues parten de supuestos epistémicos completamente
opuestos. La psicología es una ciencia interesada en formular teorías explicativas
sobre el funcionamiento general del ser humano como organismo de naturaleza
cognitiva y cultural, mientras que el conductismo es una técnica interesada en el
control de la conducta animal. No tienen ni siquiera puntos de contacto. Para
convencernos de que el hombre no era ningún ser superior ni especial, que esa
idea junto con la idea de la conciencia no eran más que supercherías religiosas,
los conductistas se dedicaron a difundir una variada serie de embustes y falacias
pseudocientíficas en contra de la conciencia, la psicología y del propio ser
humano. Nunca antes una disciplina había tratado de sustentarse tan solo en la
aniquilación del rival teórico mediante embustes, y en el rechazo de conceptos que
no entendían y no usaban. Los conductistas pretendían suplantar a la psicología, y
para ello necesitaban aniquilarla.

Otra diferencia fundamental es que la psicología -como cualquier otra ciencia-


procura entender y explicar su campo, que es el ser humano como organismo
superior, especialmente sus capacidades cognitivas y culturales; el objeto de
estudio de la psicología es un existente real: el hombre como organismo complejo
y sus procesos internos y externos de nivel y naturaleza psicológica. En cambio, el
conductismo se ocupa de un mero concepto llamado "conducta" del cual no
intenta ninguna explicación sino tan solo su "predicción y control", aunque el
término "predicción" es solo parte de la retórica conductista y se refiere más bien a
reacciones que a conductas. En todo caso, el objetivo de control es propio de una
tecnología. Pero como el conductismo siempre ha confundido la tecnología con la
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

ciencia, desarrollaron todas sus técnicas creyendo que hacían ciencia. Lo peor de
todo es que para hacer viable su proyecto, el conductismo no solo rebajó al ser
humano al mismo nivel de los demás animales, sino que también les quitó la
libertad, la autonomía y el libre albedrío, pues eran características muy incómodas
para sus intenciones de control. Introducir el factor de la autonomía de los
organismos era como pinchar el enorme globo del conductismo con un simple
alfiler. ¿Cómo controlar un organismo que tiene la capacidad de decidir sus
acciones con autonomía? La solución a este enojoso problema fue simple: negar
la autonomía. Lo que además los exoneraba de tener que estudiar los procesos
internos, que también fueron negados o rechazados por no ser observables ni
prestarse a los alcances del método naturalista. El conductismo se limitó a negar
retóricamente todo lo que contradecía sus intereses, eliminó todas las cualidades
humanas para que su ciencia pudiera transitar libremente. Los conductistas han
sido siempre los campeones de la negación, pues se han limitado a negar todo lo
que se opone a su "ciencia". Además de predicar en contra de la psicología y la
conciencia, sus ataques apuntaron también al hombre, quien, según ellos, ya no
era el centro del universo. Había que estudiarlo como a cualquier otro animal. Este
fue el sello más distintivo del conductismo: se abrió camino derribando a sus
oponentes y acomodando la realidad a su propia perspectiva. Todo fue redefinido
de acuerdo a sus visiones e intereses, inventaron sus propios conceptos y sus
propias verdades.

La "conducta" como aparente objeto de estudio es una pura elaboración


conceptual y lingüística sobre la cual no se pueden establecer principios. El
término "conducta" jamás pudo alcanzar la categoría de concepto científico, pues
se trata de un atributo y no de un objeto o fenómeno real. Todo organismo vivo
tiene como propiedad fundamental su movilidad. La acción, movimiento o
"conducta" de un organismo vivo no es algo diferente del mismo organismo, no se
trata de una emanación o radiación que pueda estudiarse por separado. De modo
que concebir a la conducta como un objeto particular e independiente de estudio

23
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

es una impostura epistémica. En otros términos: un disparate. Es tan vago el


término que varios autores han notado que la mayoría de las ciencias sociales
podrían invocarla como su campo de estudio, por ejemplo, la Economía, la
Historia, el Derecho, etc. Todas ellas estudian, a su modo, la conducta humana.
Aunque el conductismo afirma que son la "ciencia de la conducta de los
organismos". Es decir, estudiarían la conducta de cualquier especie con las
mismas técnicas, aún la de los seres humanos, ignorando las diferencias
evidentes que gobiernan la conducta de los humanos, basados simplemente en la
tesis ingenua de que el origen o causa de toda conducta se halla fuera del
organismo, con lo cual se sienten liberados de la complejidad interna de los
organismos. Se trata pues de una posición dogmática que carece de sentido
científico. Y aunque fuera cierto que sus técnicas funcionan, sería totalmente
irrelevante si al final son incapaces de explicar cómo es que los organismos
controlan por sí mismos sus acciones. Para entender y explicar las acciones de un
organismo, como las de un robot -y hasta las de una muñeca que camina- lo que
necesitamos es conocer sus mecanismos internos de control. Esa es la única
posibilidad que tiene la ciencia para explicar el fenómeno del accionar de los
organismos. Y en el caso de los humanos, estos mecanismos pasan por procesos
de tipo cognitivo. El problema del conductismo era que no podía hablar de los
mecanismos internos de control del organismo y a la vez pretender controlarlo
desde afuera. Estaban dispuestos a vender su técnica de control y esto los llevó a
falsificar la realidad del organismo inventando una doctrina basada en falacias.

El conductismo en América

Dos años después de su proclama, Watson sería nombrado Presidente de la APA,


con lo cual ganó autoridad y tuvo la oportunidad de predicar su doctrina
abiertamente. Sin embargo, no se puede decir que Watson haya creado una
escuela. Si bien es cierto que otros autores desarrollaron también alguna forma de
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

conductismo, no lo hicieron siguiendo a Watson sino por la inercia de practicar la


misma rutina experimental de la psicología americana. El conductismo siguió
practicándose en los EEUU tal como había ocurrido desde principios del siglo, o
desde la instalación de sus laboratorios. Algunos de estos practicantes nunca
sintieron la necesidad de renegar de la conciencia, como fue el caso de Tolman,
por ejemplo. Al final, lo que se llamó "conductismo" fue en realidad un conjunto
variado de prácticas y practicantes del método experimental naturalista, propio de
la biología, tratando penosamente de hacer alguna forma de psicología en medio
de la orfandad y la heterodoxia, pues carecían de una guía teórica y de un
sustento filosófico de su actividad. En otras palabras, tenían un método en las
manos pero estaban perdidos teóricamente.

El conductismo fue, en buena cuenta, el esfuerzo norteamericano por hacer


psicología desde la nada, empleando tan solo el método naturalista de la biología
inglesa, que fue lo que les instalaron en sus universidades con la etiqueta de
"ciencia". Podríamos aplicar aquí el dicho: quien tiene un martillo ve todo como un
clavo. Por eso el conductismo veía todo desde la perspectiva del naturalismo y del
estudio de animales. En consecuencia, el conductismo no fue una creación de
nadie en particular. Fue simplemente la consecuencia lógica de un error de
montaje y del trasfondo cultural en el que se instaló la psicología en Norteamérica.
Lo que hizo Watson fue otorgarle validez formal a la actividad experimental sobre
animales, eludiendo los compromisos científicos con la conciencia para tomar el
camino corto de convertirse en una simple disciplina ocupacional, extendiendo su
método hasta los humanos con la intención de venderle datos a las demás
disciplinas, como lo propone en su artículo. Todo el andamiaje teórico que se
levantó luego en torno a estas prácticas fue el resultado de las mil y una formas a
las que se apeló para entenderlo e interpretarlo como "psicología". Pero de hecho
nunca fue una psicología. A fines de los 60, después de la consagración de la
teoría de Thomas Kuhn sobre las revoluciones científicas, los defensores del
conductismo apelaron a la tesis de que se trataba de un "nuevo paradigma" en la

25
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

psicología. Una falacia más ya que la aparición del conductismo no guarda


ninguna relación con la estructura de las revoluciones científicas descritas por
Kuhn.

En suma, el manifiesto de Watson no fue ninguna pieza científica magistral, sino


esencialmente un reclamo profesional en busca de solucionar el problema de los
psicólogos en su trabajo experimental con animales. Lo malo fue que en lugar de
generar una nueva y diferente profesión o, en última instancia, de rechazar esta
actividad por insulsa, la consagró impidiendo así que la psicología pudiera
desarrollarse apropiadamente. Si bien la psicología americana, aun con todos sus
defectos de instalación, andaba en camino de consolidarse como ciencia, con la
validación del conductismo ese proyecto quedó trunco, derivando hacia una simple
técnica animalista llena de pretensiones. El empleo del método naturalista les
sirvió como pretexto para mostrarse como una ciencia; pero aunque contaban con
un método, carecían de una epistemología. Obviamente, las ciencias no se
improvisan. El conductismo aparecía como una "ciencia hueca" que había tomado
prestado el método del naturalismo, pero carecía de teoría básica. ¿Qué era la
conducta? Ninguna filosofía en toda la historia de la humanidad se había ocupado
jamás de algo llamado "conducta". Debido a esto el conductismo se llenó de una
exuberante retórica pseudocientífica en busca de sustentar sus postulados. Al final
nunca hubo un concepto unitario en torno a la conducta. Su máximo exponente se
limitó a decir: "es lo que uno ve que el otro hace".

La retórica conductista se caracterizó primero por sus ataques a la psicología y a


la conciencia desde concepciones equivocadas; segundo, por sus extravagantes
afirmaciones respecto del ser humano, muy categóricas pero sin fundamento
alguno; y tercero, por sus alardes megalomaníacos de su condición científica,
basadas únicamente en su método. Todo ese discurso asumió el formato de un
dogma doctrinal que sería repetido como un credo en cada texto conductista.
Adicionalmente, aparecieron abundantes mitos en torno al conductismo, al punto
que la gran mayoría de artículos y libros sobre conductismo están plagados de
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

esos mitos. Por ejemplo nos presentan al conductismo como la verdadera ciencia
psicológica, afirmando que fue una creación de Watson, que Watson creó el
término "conductismo", que se basó en los estudios de Pavlov, en la filosofía de
Mach, en la teoría de Darwin, en Bacon, etc., y que el conductismo hizo de la
psicología una ciencia, que permitió comprender el aprendizaje humano, entre
muchas otras afirmaciones equivocadas y hasta descabelladas. En suma, la
mitología del conductismo junto a sus falacias doctrinales han sido el producto
más emblemático de la psicología norteamericana durante el siglo XX. Y lo peor
fue que toda esta aberración pseudocientífica -hay que decirlo sin ambages- se
publicaba en libros que se usaban en las facultades para producir una secta de
fanáticos del conteo de respuestas, engañados por el discurso conductista sobre
la objetividad, el "método científico", y la lucha antimentalista.

Pavlov y el conductismo

Uno de los mitos más generalizados en torno al conductismo es que se


fundamenta en la obra de Pavlov. Esta falacia se inventó con la intención de
otorgar legitimidad científica al proyecto conductista y sugerir que se trata de un
estado superior a la obra del científico ruso, pues Skinner empleó el mismo
término de "condicionamiento". Lo cierto es que el conductismo, en cualquiera de
sus formas, no es ni una sombra pálida del trabajo de Pavlov. Para confirmar esto,
el mismo Pavlov les dedicó un artículo a los conductistas. Se titula "Respuesta de
un fisiólogo a los psicólogos", publicado en Psychological Review, vol. 37, nro. 5,
1930. Primero hay que decir que en este artículo Pavlov ni siquiera se ocupa de
Watson. En la primera parte da cuenta de E. Guthrie, y en la segunda se ocupa de
K. S. Lashley. En general demuestra el error del conductismo en su labor de
estudio de ratas en laberintos y sus interpretaciones. Incluso se toma el trabajo de
explicar el mecanismo del amaestramiento de animales poniendo por ejemplo
cómo aprende un perro a dar la mano. A decir verdad, Pavlov dicta una cátedra

27
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

magistral a los conductistas, mostrando sus falencias como experimentadores y


demostrando que no se puede explicar la conducta sin entender la complejidad del
sistema nervioso en su conjunto, como sistema. Muchos autores sostienen que el
conductismo quedó sin piso cuando Chomsky desbarató una tesis de Skinner;
pero se debe a que este artículo de Pavlov se mantuvo oculto y fue ignorado. En
realidad el conductismo nació sin piso, y este documento científico es la prueba de
ello. Después de haberles mostrado sus falencias a los conductistas y ofrecido
una gran lección de ciencia, Pavlov concluye de esta categórica manera:

"Me parece superfluo detenerme por más tiempo en los argumentos


que el autor esgrime contra la importancia de la estructura en el
sistema nervioso. En general, no presta ninguna atención a cuanto se
sabe sobre la complejidad de esta estructura y todavía menos a lo que
se supone sobre la misma: la simplifica continuamente, reduciéndola,
con manifiesto partidismo, al más sumario trazo esquemático para
explicar la relación directa entre excitación y reacción. ¿Qué propone
nuestro autor en lugar de la teoría de los reflejos? Nada." (Pavlov,
1930).

Lo que dice Pavlov es que el conductismo simplemente no explica nada. Tan solo
era una correlación viciosa entre estímulos y respuestas. Luego de esta crítica
pasaron 20 años hasta que el conductismo volviera a sonar con Skinner. Pero
estoy convencido de que si Pavlov hubiese leído los estudios y conclusiones de
Skinner, tampoco hubiera tardado mucho en demostrar la precariedad y falencia
de sus enunciados, pues eran casi los mismos que ya había criticado veinte años
antes. De modo que no existe ninguna justificación para considerar a Pavlov como
un antecedente del conductismo, puesto que son dos cosas totalmente diferentes.
Pavlov era un científico que estudiaba el cerebro humano y tenía una clara
convicción de que faltaba mucho por conocer acerca del ser humano, y de que se
trataba de un escenario muy particular, diferente, amplio y misterioso. Nos dejó
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

sus pautas para seguir en su estudio y, a la vez, nos dio una magistral explicación
sobre lo que significa hacer ciencia, realmente.

"El hombre es un sistema, y está sometido -como cualquier otro


sistema de la naturaleza- a leyes naturales. Se trata de un sistema que,
dentro de los límites de nuestros conocimientos, se nos presenta como
incomparable por su facultad de autorregulación. El estudio del
hombre-sistema es el mismo que el de cualquier otro sistema:
descomposición en sus partes constituyentes, estudio de la importancia
de cada una de estas partes, estudio de las correlaciones con el medio
ambiente y luego, tomando como base lo anterior, explicación de su
funcionamiento. Nuestro sistema -autorregulador en su más elevada
expresión- es capaz por sí mismo, de mantenerse, reintegrarse,
repararse, incluso perfeccionarse. La impresión más fuerte y duradera
que nos proporciona el estudio de la actividad nerviosa superior, es la
extrema plasticidad de su actividad y sus inmensas posibilidades: nada
está inmóvil, nada es inflexible, cualquier cosa siempre puede ser
alcanzada y mejorada, siempre que se cumplan ciertas condiciones
necesarias. [...] Desde el punto de vista de la evolución ¿no es el
hombre la suma culminación de la naturaleza, la encarnación más
elevada de los infinitos recursos de la materia, la realización de
potentes leyes naturales todavía inexploradas?" (Pavlov, 1930)

Como queda en evidencia, Pavlov no puede ser de ningún modo un antecedente


del conductismo. Creo que es justo liberar a Pavlov de semejante responsabilidad.
También queda muy claro que el conductismo, lejos de ser una fase superior, fue
un retroceso absoluto del nivel que ya Pavlov había señalado como siguiente meta
de la ciencia. Esta meta fue comprendida por la psicología rusa, pero no por la
americana que cayó en el más puro animalismo simplista y en un mecaniscismo
externalista, sin entender las peculiaridades especiales del ser humano y sin
querer saber nada del organismo que tenían en frente. Si los conductistas

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EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

consideraban que Pavlov era su padre biológico, es obvio que en realidad eran
huérfanos. Incluso se quedarían sin su padre putativo, ya que Watson terminó sus
últimos 25 años dedicado a la actividad comercial en una empresa privada, en
donde amasó una respetable fortuna. Por ello es otra falacia típica referirse a "la
obra de Watson", ya que no dejó ninguna obra sino un desastre en la psicología y
un mito pseudocientífico. Todo el valor del conductismo reposa en una variedad de
técnicas muy específicas, pero carece de cualquier valor como disciplina
epistémica, es decir, como ciencia.

El resultado final del proyecto conductista

Al igual que las personas, las culturas también cometen errores. En especial
cuando se trata de emplear productos culturales, importados de otra realidad muy
distinta, y peor aún, más avanzada. Los americanos importaron la psicología
alemana y la biología inglesa, y trataron de hacer psicología en laboratorios de
biología. Por desgracia los errores culturales son imposibles de ser percibidos por
quienes viven inmersos en ella, y son difíciles de subsanar. Pueden quedar
rezagados o adoptar formas novedosas y hasta aberrantes, pero nunca
desaparecen porque siempre quedará un segmento de creyentes que mantiene
vivo el credo. Suelen reaparecer de tiempo en tiempo renovados con nuevas
justificaciones y recursos. El túmulo cultural del conductismo siguió creciendo
desordenadamente con cada practicante del método, que en el afán de subsistir
producía esforzados argumentos y complejos modelos, además de recurrir a
múltiples falacias teóricas para refutar a la psicología. Como una conclusión final,
habría que reconocer que Watson provocó una seria crisis en la psicología, similar
al Gran Cisma del cristianismo, ya que teníamos una psicología científica en
Europa estudiando la conciencia (Gestalt), y otra en Norteamérica negando su
existencia. Evidentemente, ambos no podían tener la razón. El conductismo en
América llegó a su cenit con Skinner, a mediados del siglo, luego de lo cual
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

empezó a declinar rápidamente al hacerse evidente sus falencias como pretendida


ciencia y falsa psicología. El consenso científico rechazó las tesis conductistas y la
psicología original recobró su sitial en los EEUU antes de finalizar el siglo XX. Esto
no impidió que aparecieran nuevos núcleos conductistas empeñados en sostener
la escuela apelando a viejas y olvidadas teorías (y hasta completamente
diferentes) como la de J. R. Kantor (1924).

La mayoría de psicólogos norteamericanos, en medio de la barahúnda que era el


escenario de la psicología norteamericana, decidieron seguir sus propios criterios.
Ese fue el caso de E. C. Tolman, quien luego diría:

“Tal vez mi teoría no se encuadre con ninguno de los cánones finales


del proceder científico, pero me tiene sin cuidado. He preferido pensar
en la psicología de la manera en que he probado que se me acomoda.
Desde que todas las ciencias, y especialmente la psicología, están
todavía inmersas en un tremendo escenario de incertidumbre y
desconocimiento, lo mejor que puede hacer un científico, en especial
un psicólogo, parece ser, es seguir su propia luz y su propia curva,
aunque pueda resultar inadecuado. Y creo que así lo hice. Al final, el
único criterio seguro es divertirse, y yo me he divertido”.

Kurt Danziger (1979) explica así la situación creada por la proclama de Watson:

"La razón de que su mensaje encontrara una resonancia masiva e


inmediata fue que la mayoría de los psicólogos americanos ya
aceptaban la premisa de que el negocio de su disciplina era producir
datos para ser utilizados 'de manera práctica' por educadores, hombres
de negocios y así sucesivamente, y de producirlos rápidamente. Dada
esta premisa, la propuesta de Watson, despojada de unas cuantas
exageraciones polémicas, estaba, obviamente, en la línea correcta."

31
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

"Lo que Watson había hecho, era colocar el sello retórico final, en el
establecimiento de la psicología como una ciencia administrativa, como
una tecnología a ser manejada por los gestores de la sociedad con la
finalidad de dirigir las acciones de aquellos a su cargo hacia los
canales deseados."

Otro historiador de la psicología, Daniel M. Robinson (1982) ha resumido lo que


ocurrió con esta frase:

"…Ahora bien, lo que había ocurrido era la adopción de una posición


metafísica no sobre la naturaleza de la 'verdad' sino sobre la naturaleza
de la 'psicología'. Se tomó la decisión de que la psicología no era más
que una cierta clase de método, un método 'experimental', y que sólo
aquellas partidas tratables mediante este método constituirían la
materia sobre la que versaría.".

Bernard Baars (1989), ha resumido su opinión del conductismo así:

“Si uno tuviera que ser un crítico del conductismo, no lo sería acerca de
lo que ellos trataron de conseguir, sino por aquello que creyeron
necesario negar. Fundamentalmente, negaron la necesidad de las
teorías, porque se limitaron al registro de los estímulos y respuestas
observables. Negaron todo el sentido común. Negaron los constructos
más elementales sin los cuales ninguno de nosotros podría
permanecer en el mundo: la experiencia consciente, el pensamiento, el
conocimiento, las imágenes mentales, los sentimientos, los deseos y
todo lo demás. De hecho, rechazaron todo el sentido común sólo por
ser simple, en lugar de comprobarlo y trascenderlo como lo hicieron
todas las ciencias.”.
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

La "conducta" como objeto de estudio

El apuro por la prestación de servicios y por convertirse en una "ciencia útil",


indujo al conductismo a pasar por alto todos los problemas teóricos y filosóficos de
la psicología clásica, e incluso los de cualquier ciencia respetable, proclamando
simplemente que estos no importaban o, por último, asegurando incluso que no
existían. Se llegó al extremo de acusar a la filosofía de ser una pérdida de tiempo
y una fuente de confusión. Se sacralizaron conceptos como objetividad y
empirismo, los que pasaron a formar parte de los fetiches ideológicos de esta
nueva psicología, que en realidad no era más que una simple técnica de análisis
conductual en busca de programas de control de la conducta animal. Me atrevería
a decir incluso que las viejas técnicas de amaestramiento de animales trataron de
meterse al club de las ciencias encubiertas con un disfraz de psicología y con un
carnet de tecnociencia. La mayor parte de los anuncios de esta novedosa "ciencia
conductual", tales como el papel de los premios y castigos en el comportamiento,
eran conocimientos populares y cotidianos, tan viejos como la humanidad, pero
expresados en un novedoso lenguaje tecnicista. Su único valor agregado era la
técnica experimental y de observación sistemática, en busca de programas de
reforzamiento o extinción de conductas. Al fin y al cabo, a eso se reducía todo el
conductismo, aunque habría que añadirle su encendido discurso antimentalista
para completar su escenario. Lo más curioso y contradictorio de esta supuesta
"psicología científica", es que se propuso no saber nada acerca de los
mecanismos internos de control del organismo, y limitarse dogmáticamente a lo
observable desde afuera. Una determinación que carece de sentido científico y
hasta de sentido común. Y este empeño en la ignorancia de los factores internos
sería la parte fundamental de su doctrina. Fue la primera vez que una disciplina
incorporaba a la ignorancia como su fundamento epistémico. De hecho, tal
posición insólita aisló al conductismo dejándolo como una disciplina autista, sin
comunicación con otras ciencias, sumido en su propio mundo, con sus propios

33
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

conceptos y sus propias verdades. Lo que llevó al conductismo a asumir su forma


peculiar de secta pseudocientífica.

El conductismo se presentaba como una psicología sin mente y sin organismo.


Había que tener mucha imaginación para adivinar lo que estudiaban. Y es que en
verdad, no estudiaba nada, primero porque el conocimiento no formaba parte de
sus intereses sino tan sólo la producción de técnicas de control conductual; y
segundo porque era obvio que la conducta no podía ser "objeto" de ninguna
ciencia. Únicamente sirvió de pretexto para vender una técnica como una falsa
nueva ciencia. Toda la retórica conductista nunca pasó de ser una pura falacia
pseudocientífica. Por ejemplo, la intención de ocuparse tan sólo de lo observable,
carece de todo sentido. Hasta llega a ser ridículo hoy. La condición de ser
observable nunca ha sido un criterio científico para definir un objeto de estudio. De
hecho, la ciencia se ocupa de muchas cosas que no son observables, y ni siquiera
perceptibles, como la presión atmosférica. No tienen que ser observables, basta
que podamos comprobar sus efectos para saber que existen, como la gravedad o
los agujeros negros o las ondas electromagnéticas. Por eso hoy la física habla de
partículas virtuales. En el ser humano también hay evidencia de fenómenos como
la memoria y el procesamiento de información. Hay evidencia de una realidad
virtual que sólo existe en la conciencia humana, y a partir de la cual el hombre
programa sus acciones sobre el mundo real transformándolo. No tenemos que
observar la memoria de una persona para saber que la tiene. De hecho, las
ciencias abstractas como la matemática, la lógica y la geometría se ocupan de
objetos imaginarios. Nada de eso existiría sin una mente humana. Lo cierto es que
los conductistas apelaron a la demagogia para justificar su limitación a "lo
observable" y fabricaron un dogma absurdo.

Conducta es básicamente una construcción conceptual, propia de un observador.


Todo observador goza de la capacidad de determinar lo que observa y otorgarle
un atributo a lo observado. La conducta es uno de esos atributos empleados
cuando se observa un organismo vivo. Hay otros como movilidad, actividad,
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

habilidad, dinamismo, coincidencia, inteligencia, etc. De modo que el concepto


conducta es propio de un observador, pero no es un existente real sobre el que
puedan establecerse propiedades y principios universales. En otras palabras, la
conducta no es un "algo" que se desprenda del animal para ser tratada
aisladamente, tal como una emanación o radiación. Todo lo que hay es un
organismo en acción, que es como todo organismo vive. Vale decir, que lo único
que hay "realmente" es un organismo vivo. Lo único que tenemos para estudiar es
a un organismo. Y todo lo que "es" un organismo está en el interior del cuerpo que
observamos y no fuera de él. Su relación con el mundo que le rodea no es una
relación de causa-efecto como la que se concibe en el campo de la física entre
objetos, pues los organismos gozan de mecanismos internos que les otorgan
cierta autonomía a sus movimientos, por consiguiente el enfoque de la física es
inadecuado, no les son aplicables. Los organismos poseen una estructura
nerviosa que no solo transmite señales desde el exterior sino que les permite tener
una representación interna del mundo que les rodea, el cual resulta más complejo
según el nivel evolutivo alcanzado por el organismo. El hombre es el que posee la
mayor capacidad de representación mental del mundo. Las respuestas a las
interrogantes que nos plantea nuestra observación del movimiento de los
organismos complejos están, por tanto, dentro de ese cuerpo observado. El
escenario que rodea al organismo es tan solo un marco de referencia; no es el
determinante final, pues el organismo mediatiza la señal y la transforma. En un
organismo tan complejo como el humano, hay muchas formas en que ocurre la
transformación de esta señal, pudiendo incluso fallar. Más aún, el cerebro humano
tiene la capacidad para reemplazar la señal y hasta para generar sus propias
imágenes.

Muchas ciencias se ocupan de estudiar a los organismos debido a que en ellos


ocurren diversos procesos: físicos, químicos, fisiológicos, mecánicos, biológicos,
etc. Y también psicológicos, cuando se trata de seres humanos, que son los
organismos más complejos que hay. Toda la gama de ciencias que estudia a los

35
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

organismos lo hacen coordinadamente para darle un mismo sentido coherente a la


realidad del organismo. Por lo tanto, la psicología como parte de esas disciplinas,
toma los conocimientos de las demás disciplinas así como también reporta sus
hallazgos y se confrontan. Así es como funciona la ciencia. No existen las ciencias
aisladas y autistas, con campo y credo propio, y sin comunicación con las demás,
como ha sido siempre el conductismo. Eso es lo característico de las
pseudociencias.

Cuando vemos abrirse a una flor: no podemos separar este hecho de la propia
flor. No podemos decir: "no me interesa la flor sino tan sólo su acción observable
de abrirse". No se puede pretender crear una "ciencia" dedicada a "lo observable"
en la flor e ignorar todo lo que ocurre en la planta solo por capricho dogmático. Si
esto nos parece absurdo ¿porque no el conductismo, que pretende exactamente
lo mismo con el animal? El conductista podría ir más allá y ocuparse incluso del
movimiento de las olas del mar, sin abordar nunca el fenómeno en sí,
estableciendo tan sólo la recurrencia del movimiento; pero para saber porqué
golpean las olas, porqué se abre una flor y porqué canta el ruiseñor, hay que
indagar en sus interiores y entender el sistema que conforman. Saber que si le
proporcionamos aire, agua y sol a una planta, eventualmente se abrirá una flor, es
lograr un saber utilitario, pragmático, pero no constituye ciencia, por más útil que
sea. Tampoco se puede pretender una "ciencia" de lo observable en el animal. Lo
que observamos en un animal no es "conducta" sino el despliegue de un
organismo en tanto ser vivo. Lo único que observamos "realmente" es un
organismo, y eso es lo que tenemos para estudiar: un organismo. Un observador
puede decir que observa la "personalidad", otro podrá decir que observa la
"inteligencia", otros pueden decir lo que quieran; un conductista dirá que observa
la "conducta", pero todos estos términos son apenas conceptos extraídos de la
imaginación de un observador. Lo único real es que al frente solo hay un
organismo. Cualquier cosa que se pretenda estudiar tiene que ser parte intrínseca
de ese organismo, y debe ser asumido como parte integrante de su sistema en su
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

integración con sistemas mayores, como el medio ambiente, la cultura o la


sociedad, sin inventar entidades especiales ni conceptos ad hoc, como hacen las
pseudociencias.

Todo esto significa que no se puede estudiar la conducta por sí misma, sino
asumiéndola como el despliegue de un organismo, que es el verdadero objeto de
estudio, pues no se trata de dos fenómenos distintos sino de uno solo. Quiero ser
reiterativo en esto: tratar de separar la conducta y el organismo es un disparate
ontológico. En consecuencia, la conducta resulta ser más fantástica que la propia
mente, pues no existe más que en la mente. No se puede pues hacer una "ciencia
de la conducta" por la misma razón que no podemos hacer una "ciencia del
amanecer". No son fenómenos reales independientes sino percepciones y
nociones de un observador. Lo único que hay realmente es un organismo vivo,
ergo, lo único que puede ser objeto de una ciencia es el mismo organismo.
Debemos pues involucrarnos con este organismo si queremos hacer ciencia.
Debemos ir a desarmar su estructura, descubrir sus elementos, mecanismos o
procesos internos, conocer los principios de tales procesos y mecanismos, etc. Así
es como procede la ciencia.

En tanto tecnología de la conducta, el conductismo estaba irremediablemente


condenado al inmediatismo de un organismo en particular y, por tanto, sin
probabilidades de poder generalizar y enunciar leyes universales de la conducta,
ya que toda conducta observada está referida a la circunstancialidad de un
contexto particular. El concepto "moderno" de interconducta es todavía peor, pues
las interrelaciones de las personas se dan en un contexto social, que es un
escenario eminentemente caótico y azaroso, donde nunca se va a encontrar
regularidad alguna. La teoría del "campo interconductual" solo tiene sentido sobre
el papel pero no en la realidad. Es por eso que demanda tantos esfuerzos teóricos
para hacerla viable.

37
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

Sólo confiando en la repetición de todas las condiciones sociales podríamos


esperar la regularidad de una conducta, lo que en el contexto histórico y cultural
del ser humano se hace imposible, pues nunca se repiten las mismas condiciones:
las personas crecemos, envejecemos, aprendemos, las sociedades se
transforman, el azar de la existencia social nos garantiza dinamismo constante. El
modelo conductista se inspiró en un contexto experimental de laboratorio bajo
condiciones controladas. Pero el mundo real y la vida humana están lejos de ese
modelo. Por tanto, su utilidad como técnica de control conductual queda relegada,
en el mejor de los casos, a sujetos individuales y a conductas sumamente
restringidas, casi reactivas. No puede ir más allá y no han podido ir más allá. Por
eso mismo, el conductismo jamás ha podido enunciar conocimientos científicos
universales, principios o "leyes de la conducta humana", como lo anunció el
cientificismo del siglo XIX. Todo lo que han hecho es patentar técnicas específicas
de control para situaciones específicas. Nadie duda de su utilidad y valor, pero eso
no es lo que estamos discutiendo acá. Esto deja en evidencia su falencia
epistémica, pues no pueden constituirse en cuerpo de conocimientos universales
de la nada. Por ello mismo siempre fue una isla o disciplina autista, ajena a la
confrontación y verificación de sus enunciados y sin conexión con otras
disciplinas. En su ansiedad por sobrevivir, no han dudado en abrazar otra
propuesta cientificista, aunque se trate de algo diferente como la interconducta.
Ahora han tenido que refugiarse en la meditación filosófica para saber lo que son o
lo que pueden ser. Pero eso no los hace una filosofía, lamentablemente, por
mucho que se sientan así.

Si bien durante el siglo XVIII la psicología escolástica separó cuerpo y mente, el


conductismo no fue muy diferente, pues acabaron separando cuerpo y conducta,
convencidos de que tenían sustento científico debido a que "la conducta es
observable". Por ello, el conductismo hizo de la observación su principal fetiche
metodológico. La vista se elevó así a la categoría de órgano rector en la
edificación de la ciencia conductista, pues postulaban que la realidad -y hasta el
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

conocimiento- llegaba desde afuera ya estructurado y simplemente impactaba en


un cerebro pasivo. Debido a esto rechazaban las teorías y procuraban centrarse
en los hechos experimentales puros, yendo al revés de la ciencia. En la ciencia,
primero se hace una teoría observando la realidad natural, y luego se la somete a
pruebas y confrontaciones con otros enfoques. En el conductismo solo se hacían
experimentos controlados en laboratorio, y con eso les bastaba para enunciar sus
afirmaciones, llenándose de especulaciones respecto de lo que sería la conducta
humana.

Por otro lado, no se puede hablar propiamente de "conducta humana" si no


apelamos a una interpretación adecuada de lo observado en una persona o
sociedad, considerándolas dentro de su circunstancia individual y cultural. Sólo así
podríamos hablar de una cierta clase de "conducta". Este es el enfoque de las
ciencias sociales, humanas y culturales, cuya epistemología empezó a ser definida
por Dilthey (1910) y Windelband (1924), entre muchos otros. Pero el conductismo
se definió rápidamente como un naturalismo positivista, abrazó una metodología
de colección de datos y recusó toda interpretación, sin advertir que la ciencia se
basa en interpretaciones y verificaciones. El enfoque metodologista del
conductismo orientado hacia animales y a la recolección de datos es opuesto al
proceder científico. El requisito de la doctrina conductista reposa en la objetividad
absoluta, entendida esta como "lo observable", sin conjeturas acerca de lo que el
organismo quiere hacer. De modo que en realidad se refieren a lo que podemos
observar como movimientos físicos de un organismo desde una perspectiva
exterior, basados en el principio de causa-efecto. Otro absurdo contracientífico era
asumir que el hombre debía ser igual que los demás animales, cuando todas las
evidencias a la vista demuestran lo contrario. Esta pretensión implicaba
desconocer el proceso evolutivo e histórico del ser humano, e incluso desconocer
el desarrollo de su cerebro. Así pues, como se puede apreciar, el conductismo
adolecía de graves deficiencias epistémicas de forma y de fondo. Nunca fue pues
una ciencia. No podía serlo.

39
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

¿Qué era realmente el conductismo? ¿Una psicología sin mente? ¿Un naturalismo
sin organismo? ¿Una física de movimientos animales? ¿Qué era? ¡Nadie lo sabía!
Si fuera una ciencia, ¿qué clase de ciencia sería? ¿A qué nivel de la realidad y de
la evolución dirigía su atención? ¿Con qué otras disciplinas científicas
intercambiaba información y qué clase de información? ¿Con qué objeto trataba
realmente? Por supuesto, todas estas inquietudes se reflejaban tan sólo al nivel de
la filosofía de la ciencia, ya que los hechos socioculturales simplemente se dan
como se dan, con todos sus errores, y las acciones humanas solo siguen
acumulando material para configurar un túmulo cultural. Y el conductismo era
netamente un producto sociocultural, movido por inquietudes socioculturales de
moda. El conductismo fue un evidente error cultural norteamericano en la
concepción e implantación de la psicología en moldes tomados de la biología
inglesa, que luego adoptó formas retóricas cientificistas en busca de asumir la
imagen de una profesión socialmente útil, convirtiéndose finalmente en una de las
estafas intelectuales más grande de la historia de la humanidad, fuera del terreno
religioso, claro está.

La objetividad conductista

Watson creía ingenuamente que bastaba con resignarse a lo observable para ser
científico. De este modo hizo de la observación su principal fetiche metodológico,
aunque nunca supo cómo es que llegaba a observar. Basados en el solo mito de
la observación, los conductistas se han pasado la vida ufanándose de su
"objetividad", pero esto se debe a un error de concepto respecto de lo que es la
objetividad. El conductismo siempre ha confundido la objetividad con "lo
observable y medible", una noción propia del siglo XIX. Aunque esta noción se
mantuvo durante las primeras décadas del siglo pasado, sufrió un cambio
definitivo en los años 30, gracias a los avances de la física que descubrió varias
partículas y eventos que no son observables ni medibles. Y no por "limitaciones
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

tecnológicas" como han dicho algunos conductistas sino por la naturaleza misma
de la realidad a escala subatómica. De otro lado, Einstein cambió la ciencia física
con su Teoría de la Relatividad, formulada sin hacer experimentos de ningún tipo y
apelando tan sólo a la imaginación, es decir, sobre un escenario subjetivo de la
realidad. Si se puede estudiar la curvatura del espaciotiempo no veo por qué no se
podría estudiar la lógica del razonamiento. Todo esto transformó las viejas
concepciones sobre el conocimiento científico, pero no llegaron a afectar al
conductismo ya constituido. Por ello el conductismo ha permanecido hasta hoy
creyendo en la fantasía de su objetividad por ocuparse de lo "observable y
medible". Vamos a demostrar que ninguno de esos conceptos tiene sentido hoy.

Pongamos un simple ejemplo: la visión del color. Los colores sólo existen en la
mente del ser humano, no existen en la "realidad objetiva exterior". Pero a pesar
de que no existen en la "realidad objetiva exterior", los colores son observables.
Entonces, ¿los colores existen o no existen? Si son observables, el conductista
supone que existen en la realidad física, lo cual es falso. Los colores, al igual que
los sonidos, sólo existen como fenómeno mental y forman parte de la construcción
cognitiva de la realidad humana, junto a muchos otros elementos que solo existen
en la mente humana. Ahora pongamos otro caso: la psicología, al igual que el
conductismo, ha recogido conceptos de la calle, es decir, del vulgo. Al igual que el
término "conducta", la psicología también recogió el término "personalidad" e
"inteligencia", entre otros. Ambos son sólo conceptos. No son existentes reales.
No hay nada en el mundo que sea una "personalidad" ni una "inteligencia". Sin
embargo... ¡se miden! Y como las mediciones no son más que representaciones
mentales de ciertas propiedades vinculadas a una escala, la conducta pasa
también a ser el conteo de ciertas acciones visibles. ¿Y en dónde está finalmente
la "conducta"? Pues sólo en la mente de un observador que mide.

Como vemos, ni lo observable ni lo medible son condiciones que puedan


asegurarnos una objetividad. Ya es hora de que los conductistas superen esta
noción equivocada. La objetividad tiene dos sentidos: uno es ontológico y el otro

41
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

es epistémico. En el primer caso, quiere decir que lo que se tiene por objeto de
estudio es un existente real, bien sea como entidad o como fenómeno; mientras
que en el segundo caso, se entiende que el conocimiento logrado, no depende de
creencias culturales. Pues bien, en ambos casos, el conductismo falla. Primero
porque la conducta no es un existente real sino una noción de quien observa un
organismo vivo, que es el existente real; y segundo, porque su saber es fabricado
en base a las nociones culturales del cientificismo, del utilitarismo y del
tecnologismo. Por el contrario, la psicología sí posee ambas objetividades, ya que
los fenómenos mentales son reales, existen gracias a la actividad cerebral
superior, siendo fenómenos propios de cualquier ser humano. Además porque su
conocimiento está libre de influencias culturales. El conocimiento de cómo se
perciben los colores, no responde a ningún condicionamiento cultural. Es, por
tanto, un conocimiento objetivo de un fenómeno subjetivo. En adición, cabe
agregar que en la psicología no existen doctrinas ni dogmas que seguir ni
proclamar; su saber está permanentemente confrontado y validado por diversas
disciplinas conexas, como las neurociencias. Así pues, como vemos, la psicología
clásica es sumamente objetiva, en todos los sentidos. Mientras que el
conductismo sólo tiene la ilusión de su objetividad fundada en sus mediciones y
conteos.

El antimentalismo conductista

El primer producto netamente conductista no fue una teoría de la conducta, como


cabría esperar, sino una rabiosa doctrina antimentalista. Fundada, por supuesto,
en la confusión conceptual reinante en la cultura norteamericana respecto de la
psicología y sus términos científicos. A pesar de declararse una ciencia, la
conducta de los conductistas no resultaba tan científica, pues se dedicaron al
desprestigio de la psicología clásica. Esto es algo que nunca ha ocurrido en la
ciencia. Es una conducta más bien típica de sectas políticas y religiosas. Los
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

conductistas confundieron a la psicología con esa "psicología teológica" que


prevaleció en Norteamérica como antecedente inmediato, y cuyas nociones
siguieron vivas. Luchaban contra unas concepciones muy distantes y distintas de
los conceptos científicos manejados en Alemania o Rusia. Nunca tuvieron una
idea clara de lo que era la psicología real, sus conceptos y problemas. A causa de
toda esta confusión, el conductismo rechazó a la psicología, y se dedicó al
desprestigio de la conciencia, tratando de imponer a la conducta, convencidos de
que esta era observable y aquella no. Debido a sus falencias epistémicas y sus
apuros utilitaristas, cayeron víctimas de una ilusión. Pese a todo, siempre hubo un
halo de misterio en torno de la posición final del conductismo frente a la mente,
pues unos la admitían y otros la negaban, mientras que otros, como Skinner,
proponían su "reinterpretación" en términos de conducta observable. Es decir,
trasladar cualquier concepto que hiciera referencia a un proceso interno, a
términos de una conducta observable. Un recurso que provenía directamente del
operacionalismo, pero que más allá de las ventajas metodológicas que ofrecía
dentro de un experimento concreto, carecía de todo sentido y valor
epistemológico.

Para entender el origen del antimentalismo conductista leamos a Watson hablando


de la psicología clásica y de la conciencia:

"Habiendo recibido una formación experimentalista, el conductista


entiende, además, que la creencia de que existe la conciencia se
remonta a los antiguos días de la superstición y la magia. No obstante
su progreso, la gran masa del pueblo ni aún hoy se ha distanciado
mucho de la barbarie: quiere creer en la magia... Es increíble hasta qué
punto la mayoría de nosotros está influida por un fondo salvaje. Pocos
se libran de esa influencia. Estos conceptos —herencia de un temeroso
pasado salvaje— han entorpecido enormemente el nacimiento y
desarrollo de la psicología científica." (Watson, 1930).

43
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

“Tal dogma se encuentra en la psicología humana desde la más remota


antigüedad. Nadie ha palpado nunca un alma, o la ha visto en un tubo
de ensayo, o ha entrado de alguna manera en relación con ella, como
puede hacerlo con los otros objetos de su experiencia diaria. A pesar
de esto, dudar de su existencia involucra convertirse en hereje… Con
el desarrollo de las ciencias físicas que sobrevino con el Renacimiento,
esa asfixiante nebulosa del alma pudo disiparse en cierta medida. Era
posible pensar en la astronomía, en los cuerpos celestes y sus
movimientos, en la gravitación y fenómenos similares, sin aplicar el
alma. Aunque los primeros hombres de ciencia fueron por lo general
devotos cristianos, en sus tubos de ensayo empezaron a prescindir de
ella. Empero, la psicología y la filosofía, ocupándose de objetos que
consideraban inmateriales, encontraron muy difícil eludir el lenguaje de
la Iglesia; de ahí que el concepto de mente o alma, como algo diverso
del cuerpo, llegase en lo esencial casi intacto hasta las postrimerías del
siglo diecinueve. Es indiscutible que, en 1879, Wundt, el verdadero
padre de la psicología experimental, quería una psicología científica.
Se desenvolvió en medio de una filosofía dualista del tipo más
pronunciado. No pudo discriminar con claridad el camino de la solución
del problema mente–cuerpo. Su psicología, que ha regido soberana
hasta nuestros días, es necesariamente de transacción. Sustituyó el
término alma por el de conciencia.” (Watson, 1930)

Como se aprecia en estas dos citas, queda en evidencia que Watson no tenía la
más mínima idea de lo que es la conciencia. En todos sus textos confunde la
conciencia con el alma. Incluso se da el lujo de acusar a Wundt de haber
sustituido el concepto de alma por el de conciencia, fundado tan sólo en una
inexcusable ignorancia. Está claro que Watson nunca supo lo que era la psicología
ni de dónde procedía su carácter científico. Todo lo que buscaba era justificar de
cualquier modo su técnica animalista en reemplazo de la psicología. Su lucha era
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

contra las nociones religiosas de la psicología teológica norteamericana. Lo peor


es que esta sería luego la principal argumentación de los seguidores del
conductismo, entregados hasta hoy a una fanática guerra antimentalista. Muchos
aun permanecen negando los procesos internos, empeñados en creer que la
"causa" de la conducta está fuera del organismo. Probablemente ellos van al
urinario solo porque hay un urinario. El conductismo nunca pudo tener una
posición sólida y clara en contra de la conciencia. Los conductistas más
modernos, conscientes del error cometido por Watson, dejaron de luchar contra el
alma y se apoyaron en las tesis de Ryle para combatir el dualismo cartesiano,
como si este aun fuera vigente. Hoy el dualismo es una tesis válida en la ciencia,
pero no tiene nada que ver con las tesis de Descartes. Todo esto ha hecho que la
comunicación con el conductismo resulte imposible, y que el conductismo siga
sumido en sus dogmas antimentalistas y en su predilección por "lo observable".

Lo cierto es que la conciencia fue causa de controversia aún entre los propios
conductistas. Pese al obstinado discurso antimentalista de Watson y Skinner,
muchos tuvieron en cuenta los procesos mentales, como fue el caso de E. Tolman
(1886-1959). Algunos conductistas ya no rechazan considerar el aspecto "mental"
en sus modelos, aunque lo hagan con cierto sentimiento de aprehensión y usando
cuidadosamente otro vocabulario, como si temieran caer en el pecado. Siempre
escriben "conciencia" entre comillas, como si se pusieran guantes para manipular
la palabra. Ahora se refieren a "hechos internos", aunque sólo sea para
considerarlos como nuevas variables dentro de su mismo esquema metodológico.
Tampoco podemos esperar más de ellos. De todos modos, no es nada raro
encontrar aun en estos días, textos conductistas que siguen despotricando en
contra de la mente y de la "psicología mentalista", a la cual consideran
precientífica y pecadora. Por supuesto, siguen repitiendo los mismos desfasados
argumentos de principios del siglo pasado, y hasta con la cita infaltable de Ryle.
Lamentable porque toda esa discusión inútil no los ha conducido a ningún lado ni
los ayuda de ningún modo para hacer más consistente sus propias tesis. Sin duda,

45
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

"la mente" es un concepto muy útil del lenguaje, pues hace referencia a un
elemento de la realidad subjetiva humana, al igual que muchas otras palabras, por
ejemplo, "la música". No hay nada en el "mundo objetivo", físico y exterior, es
decir, en el "mundo real y observable", que pueda llamarse "música". Sin embargo
nadie ha puesto en tela de juicio la existencia de la música. ¿Por qué entonces el
de "la mente"? ¿Si la música no existe en el "mundo real", dónde es que sí existe?
Y no es sólo la música, son los colores, las voces, el calendario, la patria, etc. Hay
un "lugar" en donde todos estos elementos existen plenamente para los seres
humanos, y que no es el "mundo real" y objetivo. Así pues, las palabras no sólo
designan cosas del "mundo real" sino también elementos que se configuran en la
conciencia humana, y que son los mismos en todos los cerebros humanos, por lo
que coincidimos en su designación. Lo que prueba que los elementos que forman
parte del mundo de los humanos, y que afectan obviamente su conducta, no son
siempre observables. Precisamente esa es la característica primordial de esta
especie humana. Quiere decir que para los humanos, lo "real" no es exactamente
lo que hay en el mundo objetivo exterior, pues incluso tales señales han sido
transformadas por su cerebro. Lo que desea la psicología es ser una ciencia que
explique de qué manera tales señales se transforman en el cerebro, y qué otros
elementos subjetivos surgen en la conciencia humana para darle la noción de una
realidad humana. En consecuencia, la psicología, a diferencia de la física (y del
conductismo), no pretende descubrir la realidad del mundo exterior sino la realidad
humana, aquella que se configura en su conciencia y a la cual responde como
especie particular.

Desde luego, sería ridículo ignorar o negar tales elementos sólo porque no se
observan, pero sí se experimentan y se confirman mediante la comunicación,
aunque también puede decirse que se observan o se deducen desde sus
construcciones y estructuras socioculturales. Por ejemplo, este texto se observa y
se lee, y su interpretación puede producir adhesión o rechazo. Según Popper, un
libro es "conocimiento objetivo" ya que se puede leer y discutir sobre él como
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

sobre cualquier otro existente real. Casi toda la realidad humana es ya una
realidad subjetiva que no podemos entender ni estudiar a la manera de una
ciencia física. Además ¿qué valor supremo tiene la observación por encima de la
experiencia? ¿No es acaso la observación, una experiencia más? ¿Acaso lo
observado no cobra significado y valor en la conciencia? Hay, por tanto, una
transformación interna de lo observado, evidente para cualquiera como
experiencia. De modo que la experiencia va más allá de lo observado y, en
consecuencia, adquiere mayor valor epistémico. Pero tratándose de una conducta
ajena, la observación se halla todavía en obvia desventaja con respecto de la
propia experiencia. Lo que se observa en un organismo vivo es como la punta de
un iceberg. (Aunque un conductista, apelando siempre a la retórica, ha dicho como
respuesta que lo que no se observa de un iceberg es más iceberg. Así es como
defienden su doctrina: retóricamente). El nivel de lo observable en un organismo
puede bastar para hacer una técnica de adiestramiento animal pero no para hacer
ciencia. La ciencia tiene que ir, necesariamente, más allá de lo observable,
buscando maneras de hacer evidente lo que, aún cuando no sea observable,
resulta obvio. Lamentablemente el conductismo edificó su doctrina sobre el
método experimental y observando animales, tratando luego de encajar a los
humanos en sus esquemas, ignorando obstinadamente toda diferencia. Lo que
podrían decir los conductistas es que nada de lo mental tiene sentido en su
técnica, algo que sería muy comprensible. Pero han ido más allá, rechazando a la
psicología y negando los procesos internos, como si siguieran una consigna y
como si su sobrevivencia y credibilidad dependiera de esa negación.

Resulta paradójico además que por un lado los conductistas se empeñen tanto en
una fanática negación de la mente, mientras que por otro, no hayan tenido ningún
empacho para congeniar con ciertos conceptos tan burdos y huecos como el de
"personalidad". Se han tomado incluso la molestia de abordar este nebuloso
concepto del que nadie sabe qué es, ni en qué consiste, ni para qué sirve, ni
dónde está. Peor aún, ni siquiera usaron su antimentalismo para refutar esa

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EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

entelequia llamada "inteligencia". Tanto la personalidad como la inteligencia son


constructos hipotéticos propios de la psicología pre científica del siglo XIX, que
ingresaron intactos al siglo XX, y a los que luego se les sumó el gran mito de la
"conducta". Un defecto de la psicología de fines del siglo XIX y principios del XX,
fue dar cabida a diversos conceptos tomados del lenguaje cotidiano y hacerlos
objeto de estudio. De este modo se generaron cantidades enormes de teorías de
la personalidad y de la inteligencia, sin que nunca hayamos estado ni más cerca ni
más lejos de saber lo que son. En contraste con esto, el conductismo apeló al
concepto de "conducta" pero jamás elaboró una sola teoría. En el empeño por
sostener alguna estructura teórica, los conductistas han generado nuevos
conceptos ad hoc tales como "disposiciones" e "historia interconductual". ¿Qué
cosa es una disposición concretamente? ¿Son emociones, intereses, tendencias,
gustos? ¿Dónde están? ¿Qué forma tienen? ¿Cómo actúan? ¿Cómo se almacena
la historia interconductual? ¿Es memoria? ¿Qué clase de memoria? ¿Cómo hace
patente su influencia? La manera más fácil de reconocer a las pseudociencias es
por su tendencia a generar conceptos ad hoc, que sólo sirven para sostener su
doctrina, que también es una doctrina ad hoc, desarrollada sobre un objeto ad hoc.
Otra característica de las pseudociencias es emplear nombres especiales para
conceptos cotidianos. Por ejemplo, la "historia interconductual" es tan sólo un
término tecnicista que se refiere a lo que todo el mundo conoce como
"experiencia". Así de simple. Los conductistas tampoco se han ocupado
seriamente del concepto de "conducta", pues nunca estuvo claro qué era eso.
Para Watson era todo lo que hace una persona, incluyendo pensar; para Skinner
era todo lo que uno ve que el otro hace (fantasía del observador); para otros eran
acciones medibles y específicas de acuerdo a los ajustes del método (Bayés,
1978), para otros son las relaciones físicas de objetos físicos (ya no cuerpos ni
organismos) (Roca i Balach, 2004). A esto hay que sumarle ahora el nuevo
concepto de "interconducta". Como se ve, se trata de una maraña de conceptos
ad hoc inventados esforzadamente para sostener un castillo teórico, o mejor dicho:
retórico.
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

La aparición de Skinner

Si bien la primera revolución científica estuvo a cargo de la biología, a fines del


siglo XIX, tras la publicación de la Teoría de la Evolución y la consagración del
naturalismo y sus métodos, la segunda revolución científica estuvo a cargo de la
física durante el primer cuarto del siglo XX. Sus descubrimientos transformaron
todas las nociones establecidas hasta entonces sobre la ciencia y el conocimiento
científico. Los escenarios de la física moderna se ubicaron más allá de los cuerpos
observables, de las posibilidades experimentales y de las mediciones exactas.
Guiados únicamente por la reflexión teórica sobre representaciones subjetivas de
la realidad, sin depender de principios metodológicos, la física moderna construyó
una nueva estructura epistémica para la ciencia. Paralelamente la tecnología
también logró construir ingenios programables que se conducían con aparente
autonomía, siguiendo programas en su memoria, y empezó a discutirse sobre la
posibilidad de generar inteligencia artificial, es decir, construir máquinas que
pudiesen aprender. Sin embargo las modernas concepciones del conocimiento
científico del siglo XX nunca llegaron a afectar al conductismo que permaneció
anclada como una doctrina del siglo XIX, sumido en sus nociones propias del
naturalismo y en su dependencia absoluta del método experimental sobre
animales. Algunos alcanzaron a incorporar ciertos enfoques iniciales de la física,
como las teorías de campo. Así fue como Kurt Lewin y J. R. Kantor elaboraron sus
propias teorías de campo. Si bien Kantor publicó su tesis del "campo
interconductual" en 1927, sus ideas puede leerse ya en sus primeras
publicaciones desde 1919. Pero por ahora hablemos de Burrhus Frederic Skinner.

B. F. Skinner es un caso muy curioso de mito pseudocientífico generado por una


cultura alienada. Fabricó toda una ciencia alrededor de un sólo concepto: el
refuerzo. Fundó su éxito en la exhibición de sus habilidades como domador de
ratas y palomas. Si su teoría era pobre, su modelo experimental era sumamente
simple. Sin embargo poseía grandes dotes para comunicarse con eficacia en la
nueva era de los medios. Por ello su éxito no se debió a sus aportes científicos ni

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EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

la aceptación de sus tesis por parte de la comunidad científica, sino por el


encantamiento de las masas y el interés de los medios en sus artilugios. Sus
curiosos aparatos deleitaron a la multitud. ¡Hasta tenía palomas que jugaban pin-
pon! Cuando Skinner saltó a la fama y presentó su modelo naturalista del siglo
XIX, el mundo ya estaba a la mitad del siglo XX y la ciencia había cambiado casi
todos sus conceptos. Luego las neurociencias probarían que el condicionamiento
operante de Skinner se basaba exactamente en los mismos principios de la
asociación nerviosa descrita por Pavlov medio siglo atrás. El conductismo de
Skinner fue edificado completamente sobre los andamiajes del cientificismo del
siglo XIX, ajeno a todos los cambios que había sufrido la ciencia y la filosofía de la
ciencia en la primera mitad del siglo XX. Por ello, los conductistas nunca se
enteraron de la gran diferencia que hay entre estudiar un hecho natural y un hecho
humano, entre estudiar animales en un ambiente artificial de laboratorio y estudiar
personas en medio de una cultura, entre estudiar un mero concepto y estudiar
organismos y sus procesos reales, y entre asumir estímulos como entrada y
asumir información. Todo el conductismo de Skinner permaneció anclado en las
concepciones del naturalismo del siglo XIX.

El conductismo realmente no fue nada hasta que saltó a la fama B. F. Skinner.


(Incluso podríamos afirmar hoy que el conductismo nunca fue nada más allá de lo
que significó Skinner). Esto ocurrió recién en el año 1945, cuando la revista
femenina Ladies's Home Journal se ocupó de un invento de Skinner conocido
como "la cuna de aire". Para entonces Skinner ya había publicado en 1938 su libro
"La conducta de los organismos". Un título exagerado si consideramos que sólo
había trabajado con ratas durante su primer año de empleo. (Recordemos que
Darwin estudió diversas especies por todo el mundo y luego se tomó más de
veinte años de reflexión antes de publicar su teoría). Skinner se había incorporado
como investigador al laboratorio de la Universidad de Harvard en 1936 y de
inmediato produjo su primer libro. El título pretencioso de este libro ya anticipaba
lo que sería el estilo retórico de Skinner a lo largo de su carrera. Aunque este libro
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pasó totalmente inadvertido en el mundo académico, años más tarde los


seguidores de Skinner lo rescatarían del olvido para elevarlo a la categoría de
Biblia. De hecho, Skinner solo empezó a hacerse conocido con la publicidad que
recibió su "cuna de aire". A partir de entonces no dejaría de llamar la atención de
los medios con sus curiosos artefactos y sus animales amaestrados. En esos días
había terminado su primera novela titulada "Walden Dos", pero no encontró quién
quisiera publicarla hasta 1948, ya en plena posguerra. El mundo estaba en ruinas:
casi toda Europa, Rusia y el Japón estaban destruidos, y con su actividad
académica y científica suspendida o dispersada. EEUU era el único país del
mundo civilizado que estaba intacto, donde aun había actividad científica y
literaria, y contaba con la única industria editorial en pleno funcionamiento. Allí es
justo cuando aparece Skinner. A esto hay que añadirle el ambiente de euforia que
vivían los norteamericanos luego de ganar la Segunda Guerra Mundial con sus
bombas atómicas. La valoración de los norteamericanos por sí mismos y por sus
producciones tecnológicas se elevó a niveles superlativos, reforzando aun más su
interés y aprecio por la tecnología y por todo lo que se pareciera a la ciencia. Fue
el renacer de un nuevo cientificismo. En aquel entonces, EEUU era el único país
del mundo donde se hacía ciencia, tecnología y publicaciones. No tenía
competencia. Esto incrementó su poder y, sobre todo, su influencia directa en
Latinoamérica. Y fue justamente en ese momento histórico cuando apareció
Skinner y se convirtió en una celebridad cercana a un Dios.

Fue la novela "Walden Dos" la que le abrió a Skinner las puertas del éxito editorial
y de la fama, pues llamó mucho la atención de un público amante de la libertad,
frente a lo que significaba su propuesta de una sociedad controlada
científicamente, justo cuando su nación acababa de derrotar a los nazis, y se
enfrentaba al modelo de controlismo estatal del comunismo soviético. Debido a
esto Skinner generó un gran interés y preocupación. Por tanto, como una
continuación de su novela, Skinner escribió otro libro en el que trataba de explicar
mejor sus ideas acerca de la ciencia y su papel en el control de la conducta y de la

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EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

sociedad. Esta vez se llamó "Ciencia y conducta humana" (1951). Aunque a decir
verdad, no tenía nada de ciencia, pues no pasaba de ser una interesante
colección de audaces afirmaciones sin ningún sustento científico. El título, una vez
más, era puro merchandizing. Lo que había hecho Skinner era proclamar una
serie de especulaciones seudocientíficas alrededor del comportamiento humano,
casi en la misma línea de Watson, asegurando que no existía ninguna mente
interior. Todas esas afirmaciones sirvieron para formar una secta de creyentes
fanáticos, los que empezaron a seguirlo con admiración y a edificar el gran mito de
Skinner. Si Watson generó una secta antimentalista, Skinner la reforzó con una
secta cientificista. Su imagen de científico vinculado a un laboratorio repleto de
artilugios, y sus logros sobre la conducta de sus animales, fueron la clave de su
éxito. La espectacularidad de su propuesta sobre una sociedad controlada por la
ciencia, narrada en su novela y descrita luego como una doctrina en su segundo
libro, desató una ola de entusiasmo cientificista. El toque de suerte fue que
apareció en el momento justo, cuando la sociedad norteamericana estaba
impactada por el papel que la ciencia y la tecnología jugaron en la Segunda
Guerra Mundial, y que tenían en sus vidas en esos mismos días de la posguerra.
Nunca una doctrina coincidió tanto con el momento histórico de su sociedad, y por
ello los americanos la sintieron tan real y cercana, pese a sus descabelladas
ideas.

Aquí es donde se abre la brecha entre la cultura y la ciencia. El peso de la cultura


constituida como un conjunto de creencias que no solo orienta las concepciones
científicas sino que trata de imponerse a la ciencia y reemplazarla, se inicia con el
conductismo de Skinner. Sus ideas alimentaron un cientificismo militante que
desembocó en un gran club de fans. Sus apariciones públicas con exhibiciones
espectaculares de sus logros sobre el comportamiento de ratas y palomas,
confundieron el arte del amaestramiento animal con la psicología y con la ciencia.
La imaginación del público y de los estudiantes se desbordó: creyeron que todas
esas proezas de Skinner sobre los animales eran pruebas palpables de que la
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conducta se podía controlar "científicamente". La fama de Skinner creció como la


espuma y llegó a hacerse tan famoso como una estrella de cine, apareciendo
incluso en la televisión. Como la mega estrella mediática que era, Skinner desató
una verdadera fiebre experimental con animales en los psicólogos americanos, al
punto en que casi todos se dedicaron a amaestrar animales. Los congresos de la
APA se parecían a un circo donde todos iban a mostrar los nuevos trucos que
habían aprendido sus animales (Cronbach, 1957). Así de irracional era la
"psicología científica" norteamericana en las décadas de los 50 y 60 del siglo XX.
Para colmo, al frente tenían el circo del humanismo, en donde también se
cobijaron toda clase de malabaristas y sanadores (Yalom, 1980).

Entre las más categóricas y discutidas afirmaciones de Skinner estaba, por


ejemplo, que el hombre carecía de libre albedrío y que su conducta estaba
totalmente condicionada por el medio. La necesidad de Skinner para hacer esta
afirmación tan radical provenía de su enfoque mecánico de la conducta, pues su
técnica se fundaba en la manipulación del ambiente para conseguir conductas
deseadas, lo cual sólo podría concebirse si se considera a la conducta como
totalmente determinada desde afuera, y asumiendo que dentro del animal no
ocurre nada (salvo el refuerzo). Tal posición era en realidad un condicionamiento
de su propio modelo, ya que este se basaba exclusivamente en la observación de
factores externos y nada más que en eso. Incluso podríamos admitir que este es
el enfoque natural de cualquier amaestrador de animales. Por tanto, era una
autolimitación absurda que Skinner se había impuesto a sí mismo como un
principio para su modelo. Esta posición caprichosa y totalmente arbitraria se volvió
la base fundamental del credo conductista, a pesar de no tener ningún sustento
científico. Así se generó una doctrina dogmática a partir de un simple capricho.
Querían trabajar así y declararon que la realidad era así. Pero obviamente la
realidad no es así: los organismos no son piedras reactivas, son pequeños
universos donde ocurren muchas cosas. Todavía no entendemos por qué Skinner
tuvo que asumir una limitación tan absurda y tan abiertamente irracional. La única

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EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

explicación es que estuviera copiando el modelo explicativo de la física (sugerido


por Watson y desarrollado teóricamente por Kantor), es decir, la relación causa-
efecto de los cuerpos inertes, sin interesarse en lo absoluto por las implicancias
epistémicas de emplearlo en la explicación del accionar de los organismos, pues
tratándose de sistemas autónomos, se hace lógicamente imposible formular "leyes
universales de la conducta", basados únicamente en el establecimiento de una
relación de causa-efecto, en virtud de la observación exclusiva de condiciones
externas. Definitivamente hay un claro error epistémico en esa pretensión.

El simple establecimiento de una relación causa-efecto no implica necesariamente


una argumentación científica, se tiene que ir más allá, hacia la explicación final de
esta relación, para lo cual se debe incursionar dentro del organismo o de las
propiedades del cuerpo o elementos implicados en dicha relación. La relación
causa-efecto fue también la base de la superstición, es decir, la vinculación de una
circunstancia con lo que le pasa a uno. El cientificismo conductista se montó sobre
la creencia de que el "método científico" llevaba a descubrir la relación causa-
efecto, que luego permitiría enunciar una "ley universal" que, a su vez, facilitaría
"predecir y controlar" la conducta humana. Todo esto, obviamente, fundado en la
creencia de que la realidad es homogénea, repetitiva y constante, que los seres
humanos son mecanismos iguales siguiendo vidas idénticas en un mundo estable,
sin ninguna posibilidad de razonamiento propio ni autonomía ni libertad, al igual
que las vacas en una dehesa.

Si bien la técnica de Skinner, aun con todos sus defectos epistémicos, podía
funcionar relativamente bien con ratas y palomas, la mayor parte del tiempo y en
tareas muy concretas, era sumamente iluso pensar que ese mismo modelo podía
proyectarse a los seres humanos, en toda la magnitud de su comportamiento
social. Los hombres podemos decidir mediante el juicio, que es un procesamiento
de información, un evento interno mucho más complejo que el simple manejo de
estímulos externos. Pero esto era incomprensible en el escenario simplista en el
que se movía el enfoque conductista, basado en la sola observación de dos
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

variables, mágicamente aisladas y sin vinculación con el resto del universo.


Aunque Skinner había experimentado únicamente con ratas y palomas, en
experimentos muy concretos, no tenía ningún reparo en hablar de la conducta
humana en general, sintiéndose una autoridad en el tema. No sabemos qué le
daba tal autoridad. Simplemente se empeñó en extender su pequeño
descubrimiento del condicionamiento operante a todo el universo de los seres
vivos, incluyendo humanos, sin ninguna distinción, edificando una biblia de
creencias seudocientíficas. Ni siquiera cuando se aventuró a explicar la conducta
verbal de los humanos, o su conducta guiada por reglas, pudo desprenderse de
aquel esquema elemental de estímulo y reforzamiento que era todo su universo
conceptual. Cualquier cosa era convenientemente acomodado a ese esquema. Es
decir, la cuestión para Skinner no era ir a descubrir la verdad sino cómo explicar
los hechos empleando su modelo. Era la formulita con que lo explicaba todo,
absolutamente todo. Incluso propuso su condicionamiento operante como la
explicación que le faltaba a la teoría de la evolución de las especies. Algo que fue
rápidamente desmentido por la ciencia, pues los animales no tienen tanto tiempo
en sus vidas para obtener sus conductas por reforzamiento, tampoco es posible
lograr refuerzos parciales y aproximativos hacia conductas exitosas, etc. (Dennett,
1969). Es decir, bajo un análisis científico el enfoque de Skinner simplemente se
desmoronaba como un castillo de naipes.

Skinner estaba convencido de que ya había descubierto la clave que abría todos
los misterios de la conducta animal, a cualquier escala, y llenaba libros enteros
con sus creencias. Hay que reconocer que tenía una gran elocuencia, y además
sus lectores ya estaban predispuestos a aceptarlo todo, y esperaban aun más de
él. Eso hizo que su radicalismo se reforzara. Ya no estaba dispuesto a aprender
sino a imponerle al mundo sus creencias. Era un sujeto arrogante y testarudo que
se sentía por encima de toda crítica. No respondía a sus críticos y afirmaba que
todos ellos simplemente no habían entendido nada del conductismo, pese a la

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EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

talla intelectual que tenían. Aseguraba que la ciencia era siempre mal entendida.
Esa fue su trinchera defensiva.

Semejante ambiente provocó duras críticas a toda la psicología en general, pues


toda ella se vio injustamente afectada, aunque las opiniones más negativas se
dirigieron al conductismo de Skinner en particular (Chomski, 1959; Taylor, 1964;
Dennett, 1969; etc.). Afortunadamente, este extravío de la racionalidad y el
panorama de crisis general de la psicología, no se vivió en otros lugares como
Rusia, en donde la psicología nunca fue improvisada ni tuvo los apremios
comerciales de EEUU. La psicología supo mantenerse firme ante los embates del
naturalismo promovidos por verdaderos científicos de la talla de Pavlov,
Setchenov y Luria. La psicología rusa, representada en los años 30 por Vygotski,
tenía claro que los retos de la psicología estaban en los campos de la conciencia,
el subconsciente y los procesos cognitivos, tanto individuales como
socioculturales. Así lo ratificarían luego las macizas obras de Leontiev y
Rubinstein, justamente en la misma época del apogeo conductista en
Norteamérica. Adicionalmente, una nueva legión de autores europeos asentados
en los EEUU por causas de la Segunda Guerra Mundial, y que habían sido
formados en la fenomenología y en la novedosa filosofía existencial, pronto dieron
cuenta del conductismo al mostrar la verdadera naturaleza del ser humano,
descartando definitivamente las afirmaciones de Skinner basadas en un primitivo
naturalismo animalista y en un mecanicismo extremo. Lentamente se
reconstruyeron las nociones de lo que debía entenderse por "ser humano" como
fenómeno vital distintivo, trascendental y único. Así fue como se inició la
recuperación de la psicología en los EEUU, pero al mismo tiempo fue el inicio de
las actividades de un conductismo militante. El conductismo adoptó las formas de
una secta fanática empeñada en salvar a toda costa su credo. Para ello
difundieron toda clase de embustes y falacias contra la conciencia y la psicología,
edificaron un andamiaje de retórica pseudocientífica, y la cultura occidental se
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

llenó de mitos alrededor del conductsmo. Mitos y falacias que todavía se publican
hoy.

Para enfrentar la creciente ola de críticas y condenas que recibió su ciencia


animalista y mecánica, Skinner se vio obligado a publicar sus últimos libros tan
sólo para defender sus postulados tercamente. Así salió a la luz "Más allá de la
libertad y la dignidad" (1971) y "Sobre el conductismo" (1974). Fueron sus últimos
libros, aunque luego se publicarían sus notas, artículos y otras cosas relacionadas
a él. Lo cierto es que ni en esos libros pudo responder a las diversas críticas que
se le hacían a su modelo y a sus desaforadas ideas. En el primer libro se defendió
de los humanistas proponiendo su técnica como una herramienta para moldear
culturas más humanas. Pensaba que la misma técnica con que amaestraba a sus
ratas, podía ser usada para moldear toda una cultura. En su último libro tuvo la
osadía de plantear el conductismo como una filosofía. Esta filosofía intentaría
dilucidar si una "ciencia de la conducta" era viable. Plantea como cuestión
fundamental revelar el porqué las personas hacen lo que hacen. Difícilmente la
ciencia podría ocuparse de esto, ya que las personas hacemos muchas cosas en
diversas circunstancias y por distintas razones. Tampoco es una cuestión que le
interese a ninguna filosofía. Además ya era tarde para todo eso pues el mito del
conductismo había sido generado y ya había una secta de fanáticos predicando la
doctrina. Pese a todo, los nuevos conductistas hicieron algo más fácil que generar
una filosofía: se fueron en busca de Kantor para hacer de su complicada teoría la
nueva filosofía conductista. De este modo acabaron con el modelo de Skinner en
una mano y el de Kantor en la otra, sin saber qué doctrina seguir. La solución al
dilema fue nuevamente salomónico: se declararon una filosofía. Hay que tener
mucha amplitud mental para admitir lo que los conductistas pretender ser hoy,
pues se presentan como una "corriente de pensamiento" armada de una curiosa
estructura que incluye técnicas y doctrinas de la conducta. Es decir, una
amalgama de todo lo que hay alrededor del concepto de conducta. Desde mi
punto de vista, el conductismo (o interconductsmo, como quieren llamarse ahora)

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EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

es un producto sociocultural de mucho interés como objeto de estudio para la


antropología cultural. Es una curiosidad histórica, una paradoja de la humanidad.

Finalmente la imagen de Skinner quedaría vinculada para siempre a una caja con
una rata adentro. Esa fue la lamentable imagen de la "psicología científica"
norteamericana. Unos años después, poco antes de morir, en su último artículo
Skinner se preguntaba amargamente por la causa de su fracaso, convencido aun
de que estaba a la altura de Darwin y de que el condicionamiento operante era la
clave del universo.

"Por ello es difícil entender por qué el condicionamiento operante no ha atraído


una mayor atención… El análisis del comportamiento es la más reciente de las
tres ciencias (la teoría de la selección natural, la evolución de las especies y el
análisis del comportamiento) pero la inmadurez no explica por qué ha sido
desdeñada tan a menudo. Una explicación mejor podría ser que su campo había
sido ocupado durante mucho tiempo por esa extraordinariamente intrigante teoría
de una mente o de un sí mismo de origen interno." (Skinner, 1989)

Durante décadas, Skinner estuvo dedicado a la fabricación de ingeniosos


artilugios, con el propósito de realizar una y otra vez sus experimentos destinados
a demostrar por todas las formas posibles, la validez de su esquema condición-
estímulo-conducta-contingencia-refuerzo. Parece que Skinner mismo resultó
condicionado con el éxito de sus experimentos. Su proceder era inverso al de la
ciencia. Las teorías científicas surgen a partir de un profundo estudio de la
realidad tal cual, analizando las evidencias directas y sin prejuicios como "no
existe ninguna mente". Luego los postulados de la teoría se someten a la crítica y
las pruebas. Solo mucho tiempo después de haber superado las críticas y las
pruebas factibles, es que una teoría científica se admite. Skinner y los
conductistas montaban experimentos artificiales con animales, escrupulosamente
controlados, y luego pretendían extraer conclusiones universales incluso para la
conducta de los humanos. No podemos fundar un conocimiento científico en
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

procesos artificiales, creados por uno mismo para probar lo que queremos probar.
Tampoco hace falta apelar a experimentos artificiales si podemos observar
directamente la realidad. Así fue como se hizo la ciencia naturalista. Así fue como
Darwin llegó a sus conclusiones acertadas.

Cuando el conductismo abrazó el empirismo junto al método naturalista, dejó en


claro cuál era su limitación; cuando proclamó su objetivismo, señaló que se
conformaba tan sólo con una porción de la verdad; cuando asumió una ideología
de base, no pudo evitar caer en el sectarismo, sujetando su accionar y razonar a
las creencias dogmáticas establecidas por sus profetas. Aferrados a su
objetivismo absoluto, acabaron siendo los ilusionistas de la verdad. Entregados a
su proceder metodológico fueron víctimas de su propio modelo, al quedar
reducidos a un intrascendente espacio de acción. Por último, abrazados
dogmáticamente a sus doctrinas, quedaron de espaldas a las demás ciencias y
hasta despreciaron el avance general de la ciencia. Con ese magro perfil, el
conductismo estaba realmente incapacitado para hacer ciencia y psicología, e
impedido de abordar los escenarios complejos del ser humano, sus facultades
exclusivas, sus sociedades y su cultura, por lo que no pudo hacer más que
llenarse de afirmaciones extravagantes y seudocientíficas.

Al estudiar la historia de la psicología norteamericana, Gary Hatfield (2002) escribe


lo siguiente: "Although behaviorism became strong or even dominant in the period
1920-1960, it by no means was able to stamp out the study of cognition and
perception in American psychology". Los formatos conductistas realmente útiles,
tuvieron que desarrollarse después, y estuvieron muy alejados de las
concepciones del conductismo de Skinner. Más aun, los psicólogos de los 70
voltearon la tortilla conductista y concibieron la conducta como un producto
exclusivo de factores internos. Si bien siguieron empleando el término "conducta"
porque era el concepto cultural de moda, estos psicólogos "neoconductistas"
dejaron atrás los dogmas del conductismo: objetivismo, fisicalismo, determinismo
externalista, empirismo animalista, etc. Así fue como paulatinamente empezó a

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EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

desaparecer el conductismo primitivo, y la psicología norteamericana empezó a


ingresar en la era de la psicología real, es decir, en una psicología ocupada de los
problemas milenarios que habían sido definidos por los griegos, 2500 años antes.
Sin embargo, cabe añadir que lo peor del conductismo primitivo no fue que se
desviara de los problemas reales de la psicología, sino que nació para servir al
mercado, y esa es la tarea más envilecedora que ha existido jamás sobre la faz de
la Tierra. Al revisar la historia de la psicología norteamericana, Sigmund Koch
(1963) plasmaría una frase categórica:

"La esperanza de una psicología científica se confundió con el hecho de proclamar


una psicología científica. En adelante, todo lo que siguió puede ser visto como una
tarea ritualista en busca de emular las formas de la ciencia, tan sólo para obtener
la ilusión de que ya era una ciencia".

Consecuencias del conductismo

A partir del mal ejemplo conductista, cualquier cosa habría de ser factible como
psicología en el escenario de los EEUU. Era inútil esperar, ya no digamos cultura y
formación epistémica, sino apenas coherencia lógica y racionalidad en las
propuestas. Aparecieron muchos fundando su propia psicología, incluyendo,
desde luego, otras psicologías científicas. Probablemente el último de estos
extravagantes casos sea el del Sr. Rubén Feldman-González y su psicología
holokinética, fundada supuestamente sobre la física cuántica (?). Así que Watson
no fue más que el primer personaje folklórico en inventar su propia psicología,
porque luego la lista sería enorme. Se desató un verdadero delirio de propuestas
de nuevas psicologías, las que empezaron a crecer como hongos en el prado,
todas ellas escudadas en la ciencia y la técnica, pero interesadas más en los
negocios que en el saber. Las diversas especies "psicológicas" en aparecer, irían
desde el Análisis Transaccional hasta la Programación Neurolingüística,
orientadas todas al análisis de la conducta y las técnicas de control, rodeadas
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

siempre de fabulosas promesas de efectividad. Por desgracia para estos


proyectos, ninguno tuvo un autor tan mediático como Skinner, y las nuevas
circunstancias históricas tampoco los favorecieron. Pero ya era la época del
"hágalo usted mismo", y muchos aprovecharon esto. De este modo se inició el
interminable negocio de las "psicoterapias", ya sean conductuales, mentales,
espirituales, sociales, etc. Varios iluminados fundaron su propia psicología
personal, con su propia doctrina y su grey de seguidores fanáticos proclamando la
verdad de su ciencia. Las doctrinas se fundaban en las mismas creencias
cientificistas o de otros tipos como el filosófico-oriental, espiritualista-ocultista,
interaccionista, bioenergético, comunicante, emocional, socioefectivo y
muchísimas otras cosas. Además de la "ciencia útil", se predicó también a favor de
la "ciencia fácil", al alcance de todos. La psicología norteamericana se convirtió en
un verdadero mercadillo de ofertas psicológicas disputándose el tratamiento de los
problemas de la gente. Luego se sumaría el interminable alud de textos de
autoayuda, convencimiento y potenciación del pensamiento, empleadas por
vendedores, publicistas y hombres de negocio. En todo ese mercado persa de las
psicoterapias, el conductismo trató de sacar ventajas de dos maneras: primero,
adueñándose del rótulo "psicología científica"; y segundo, mostrando sus cifras de
efectividad. Ya nadie sabía lo que era la psicología, pues hasta su definición se
había trastocado en los textos, y se inició la discusión sobre su objeto de estudio.
Para la gran mayoría, la psicología era una práctica de ayuda al prójimo. Así se
impuso la lógica de "si funciona, vale".

Por otro lado, una gran cantidad de psicólogos norteamericanos adscritos al


enfoque conductista, dieron inicio a una gran época de investigaciones en torno al
aprendizaje y la conducta, fundados en el enfoque empirista y animalista
propuesto como paradigma. Al cabo de medio siglo de fatigoso trabajo, nadie pudo
formular una sola ley universal del aprendizaje humano. Lo único que lograron fue
acumular una incalculable cantidad de datos que no podían ser interpretados de
manera coherente, y una gran cantidad de escritos que nunca dejaron de estar

61
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

afectadas por un halo de vaguedad y circularidad. Ese tipo de investigación fue


duramente recusada por la filosofía de la ciencia y corrió a cargo, principalmente,
de Toulmin (1960) y de Kaplan (1964). Uno de los últimos libros críticos y
ampliamente analíticos del conductismo es el de John A. Mill (2000) "Control: A
History of Behavioral Psychology".

La consecuencia más funesta de todo lo acontecido, fue que este desastre de la


psicología norteamericana, acabó reflejado exactamente igual en las
universidades latinoamericanas, y de otros lugares hasta donde llega la influencia
de la cultura norteamericana, provocando varias generaciones de psicólogos
confusos, que terminaron divagando con una mezcolanza atroz de psicoanálisis,
conductismo, psicometría y varias corrientes humanistas, pues todo eso estaba -y
aun está- incorporado en el currículo académico de la psicología. Es decir, ya ni
en las universidades sabían qué era la psicología, y acabaron enseñando de todo,
por las dudas. El caos se había generalizado e institucionalizado. Los supuestos
epistemólogos de la psicología, se limitaron a declarar que la psicología era un
"campo multiparadigmático". Eufemismo elegido para convalidar el caos teórico.

Desarrollos posteriores

Después de la resonante irrupción mediática de Skinner en el escenario de la


psicología norteamericana, la siguiente etapa del conductismo se desarrolló a
mediados de los 60. En esta época varios personajes intentaron aplicar los
principios del conductismo en la vida real, es decir, en el tratamiento de personas.
Como ya hemos señalado, el ambiente cultural estaba dominado por una reñida
competencia de modelos terapéuticos. A diferencia de la psicología que se
desarrolló en otros lugares del mundo, como Alemania y Rusia, en donde la
preocupación estaba centrada en el descubrimiento de los fenómenos
psicológicos y su explicación científica, la psicología norteamericana se
desarrollaba netamente en el escenario del mercado terapéutico. Sus intereses,
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por tanto, eran otros. La nueva generación de autores, intentó poner en práctica el
conductismo, y se vio en la necesidad de desarrollar formas adecuadas para el
tratamiento de pacientes. Desde luego, este escenario era completamente
diferente al laboratorio de Skinner, con sus ratas y palomas. Es entonces cuando
el conductismo inicia su inevitable viaje a la extinción, pues la complejidad del
escenario humano era inmanejable con la doctrina definida por Skinner. Los
mejores intentos por adecuar un enfoque conductista en el tratamiento de
pacientes acabaron desarrollando nuevos modelos. Este fue el caso de Arthur W.
Staats (1963), por ejemplo, quien desarrolló lo que se conoce ahora como Análisis
de la Conducta, en un esfuerzo por ampliar la descripción operacional y
acumulativa de Skinner.

La propuesta teórica de Staats, orientada a seres humanos, se conoció como


"conductismo social" y fue un verdadero avance, pues convirtió los formatos
animales de Skinner en una propuesta que ya tenía un aspecto mucho más
psicológico; razón por la cual, su propuesta es conocida también como
"conductismo psicológico". Sólo en este nivel podría admitirse que tal conductismo
pudiera ser una forma de psicología, pero no antes. Esta nueva generación de
psicólogos enfocados en los seres humanos, se dio cuenta de que, a diferencia de
lo que podría ocurrir con las ratas de Skinner, las personas no son influenciadas
directamente por el ambiente sino por la conciencia de una situación que define su
circunstancia particular. (Cosa que tal vez ocurra incluso con las ratas a un nivel
menos significativo). El nuevo formato conductista amplió los conceptos
integrando elementos propios de procesos internos. De este modo, los siguientes
autores que usaron este modelo, como fue el caso de Albert Bandura (1974), no
tuvieron ningún inconveniente en introducir nociones como atención, memoria,
juicio, etc., además de incorporar al ambiente cultural como un importante factor.
Estos modelos de los 70, aunque todavía giraban en torno al concepto limitante de
"conducta", pues era el concepto cultural que aun se empleaba, mostraron un
enfoque radicalmente distinto. Por ejemplo, las nociones pasaron de considerar el

63
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

simple "ambiente natural" a interesarse por un moderno y complejo "ambiente


cultural", de la perspectiva simplista de una respuesta a un estímulo se pasó a un
intercambio productivo con el medio y a la modificación activa del entorno, de los
simples estímulos físicos y directos se progresó a estímulos complejos culturales,
generados por ideas y creencias, etc.

Como consecuencia de todos estos nuevos conceptos, poco a poco, la doctrina


conductista se fue diluyendo hasta desaparecer disimuladamente, a medida que
los nuevos enfoques prestaban mayor atención a los procesos internos y a los
factores culturales. Finalmente a este modelo se le llamó cognitivo-conductual
para identificar un claro período de transición, pero lo cierto es que tales
propuestas tuvieron muy poco de aquel conductismo animalista, externalista y
objetivista que reinó hasta fines de los 60. Al final de los 80 sólo quedó una
psicología cognitiva, como una consecuencia inevitable y natural del avance del
conocimiento y de los cambios culturales promovidos por la ciencia. Así fue como,
finalmente, la psicología norteamericana recuperó el camino perdido y volvió a los
verdaderos escenarios de la psicología. Aunque siempre hubo rezagos y núcleos
de conductistas fundamentalistas predicando los viejos enfoques. Todavía hoy
podemos apreciar segmentos de fanáticos proclamando el conductismo
anacrónico de Skinner y, peor aún, tratando de resucitar a Kantor.

En la historia del conductismo habría que señalar una prehistoria, donde se ubica
Thorndike, el primer autor americano derivado de la experimentación en animales.
No debemos mencionar a Pavlov porque este señor no tuvo ninguna
responsabilidad en la aparición del conductismo americano. La fundación formal
del conductismo le pertenece por derecho propio a Watson, aunque este tampoco
lo inventó. Tan sólo le corresponde el coraje de haber rechazado a la psicología
para defender el conductismo que ya era una triste realidad en Norteamerica. La
primera etapa propiamente conductista se inicia en los años 20, llegando hasta
fines de los 50. Es la época de Kantor, Tolman, Hull y Skinner, en ese orden de
aparición. La siguiente etapa es todavía más amplia y abigarrada, se inicia a
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

mediados de los 60 y se van diluyendo lentamente hasta fines de los 70, debido
básicamente a que los postulados del conductismo perdieron todo su sentido en el
escenario de la realidad humana, y los nuevos modelos fueron incursionando cada
vez más en aspectos cognitivos, individuales y sociales, contrarios a la doctrina
conductista. Aun así, los seguidores del conductismo proclaman como
"conductistas" a varios autores que desarrollaron propuestas sumamente amplias
y muy alejadas de las tesis conductistas, tales como Albert Ellis y Arnold Lazarus,
que francamente no tienen nada de conductistas, tal como se entiende hoy este
término. En buena cuenta, lo cierto es que los estrechos cauces originales del
conductismo se rompieron para dar lugar a una gran variedad de enfoques,
muchos de los cuales tenían apenas una débil reminiscencia de conductismo, ya
que eran fundamentalmente cognitivos o de otra índole. Tal es el caso de Albert
Ellis (1913-2007), formado en el psicoanálisis y generador de una amplísima
producción literaria que no calza con los postulados del conductismo; al contrario:
endereza los conceptos conductistas por los senderos de la racionalidad y los
sentimientos.

Por el lado terapéutico, los enfoques centrados en la simple modificación de la


conducta, también empezaron a ser dejados de lado, porque era obvio que
modificar una conducta no es lo mismo que curar. De otro lado, quedó claro que
una cosa es la psicología como ciencia, y otra, muy diferente, son las técnicas de
tratamiento terapéutico. Por último, a la luz del panorama psicoterapéutico en
general, parecía evidente que los seres humanos pueden aliviarse con una gran
variedad de formas curativas, de modo que resultaba inapropiado apelar a la
efectividad terapéutica para sustentar su condición de psicología, y mucho menos,
la de ciencia. El desarrollo epistémico de una ciencia no empieza con las
disciplinas técnicas sino que acaba en ellas.

65
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

Rezagos del conductismo

Nos interesa ahora evaluar los efectos históricos del conductismo. El auge del
conductismo de Skinner duró desde 1950 hasta mediados de los 60,
aproximadamente. Chomsky (1959) le dio la estocada mortal al conductismo con
su lapidaria crítica al libro de Skinner "Conducta Verbal", en la que Skinner
pretende explicar el lenguaje apelandi una vez más al simple reforzamiento, y
dejando de lado la complejidad que implica el procesamiento de códigos
lingüísticos mediante una lógica semántica. Luego de este episodio, los años 60
marcarían el irremediable proceso de revisión y conversión del modelo
conductista, hasta ser relegado y reemplazado por la psicología, aunque se le
otorgó el título redundante de "psicología cognitiva". Redundante porque no hay
otra forma de psicología, salvo las ramificaciones antropológicas y evolutivas que
persiguen finalmente el origen de las facultades cognitivas humanas. A principios
de los 70, Skinner estuvo todavía muy ocupado en una angustiosa defensa de sus
concepciones, tratando de hacer viable su doctrina en el escenario humano, y
apelando a la filosofía como último recurso. Pese a todos sus esfuerzos, su
elemental esquema conductual, naufragó como una balsa de juncos en el océano
de la complejidad humana. El conductismo de Skinner, conocido como
"conductismo radical", inició su acelerada caída hacia el desprestigio y el desuso,
ya que no ofrecía ninguna proyección y quedó encasillada en su propia jaula
doctrinal. Luego Skinner se convirtió en celoso guardián de los nuevos desarrollos
teóricos, y nunca dejó de criticarlos considerándolos desviaciones de la doctrina.

Resultaba obvio que el escenario de la psicología era muchísimo más amplio y


diferente del que concibió Skinner en su laboratorio, ante la vista de sus ratas y
palomas, basado en un esquema científico del siglo XIX. Lo cierto es que la mayor
parte de los psicólogos norteamericanos, pese a incursionar en el conductismo de
moda, no cayeron en la absurda ingenuidad que proponía la doctrina de Skinner.
La mayor parte de los psicólogos modernos nunca apoyó su anacrónico modelo
físico-mecánico, externalista y objetivista, y no dudaron en considerar los factores
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

internos como los predominantes. Aquellas variantes conductistas se desarrollaron


incluso de forma paralela a la ruidosa actividad de Skinner, logrando además
mejores y más valiosas producciones, como las teorías del aprendizaje de E.
Tolman, confrontadas por C. Hull. En este interesante debate, Skinner sólo pudo
intervenir con un irracional artículo titulado "¿Son necesarias las teorías del
aprendizaje?", en el cual define el aprendizaje como un simple cambio en la
probabilidad de la respuesta, lo que prueba que Skinner nunca vio más allá de sus
tablas de registro de datos.

La expresión del conductismo puro, antimentalista y animalista, guiado aun por el


esquema causa-efecto, que reposa en el poder del refuerzo contingente,
restringido a factores externos, obsesionado con la objetividad más pura como el
fin de su ciencia, y entendiendo aun a la psicología como ciencia naturalista
experimental, todavía existe. No parecen enterados de los cambios en los últimos
60 años, y hasta se sienten orgullosos de haber sobrevivido a numerosos
anuncios de muerte. De hecho, como ocurre con cualquier otra expresión cultural
no científica, como el nazismo o el comunismo, nunca dejará de haber un
segmento de creyentes en esas propuestas. Aunque ciertamente tales
conductistas se mantienen reducidos a sus propios guetos. Pese a que en los
mismos EEUU, este conductismo es sólo un mal recuerdo, lo lamentable para la
psicología latinoamericana, es que aún quedan muchos psicólogos formados en la
época gloriosa del conductismo radical, en posiciones de poder dentro de las
universidades, orientando la formación psicológica de las nuevas generaciones
por esos anacrónicos preceptos cientificistas del siglo XIX. Todavía se exhiben en
blogs, que parecen copiados unos de otros como clones o fotocopias, repitiendo
exactamente el mismo credo dogmático. Ni siquiera es posible debatir con estos
segmentos porque no conciben más argumentos que los que les señala su
doctrina. Lejos de buscar la verdad, ellos la proclaman, lejos de aprender de la
realidad, pretenden "reimterpretarla" según su modelo. Pese a que hoy pretenden
imponerse como una filosofía, lo cierto es que nadie toma en serio sus proclamas.

67
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

Luego de la debacle de Skinner y del conductismo en general, y mientras las


nuevas versiones que aun mencionaban la "conducta", conservaban cada vez
menos doctrina conductista para dar paso a la psicología cognitiva, Emilio Ribes
decidió resucitar a Kantor como la salvación del conductismo. Ya anciano, Kantor
fue despertado de su letargo y sacado de su retiro a los 90 años de edad, para ser
llevado a las aulas y demostrar que el conductismo seguía vivo y que además...
¡progresaba!. El "nuevo" modelo, desempolvado y modificado, fue presentado
como un avance del conductismo, cuando es muy anterior a Skinner. En la
búsqueda de sustento, no solo han apelado a toda clase de autores que por
cualquier circunstancia hayan mencionado el término "conducta" para incluirlos en
su vitrina, sino que fueron al rescate de una doctrina anacrónica que estuvo
publicada desde 1927 sin que nadie le prestara mayor atención. Atribulado por los
mitos antimentalistas, Kantor desarrolló una novedosa concepción puramente
teórica de lo que sería una psicología articulada en torno de un aparente "campo
interconductual", una noción que sacó ya no del naturalismo sino de las teorías de
campo que enunciaba la física. En este campo se ocupa de una serie de factores,
sin enfocarse demasiado en el organismo que no es más que otro factor dentro del
campo. En consecuencia, cae inevitablemente en el vacío externalista pese a
incluir la noción de "historia personal", la cual termina en el limbo. Si bien la física
se ocupa de la interacción, lo hace porque trabaja con cuerpos inertes; pero
emplear este mismo enfoque con organismos vivos es otra manifiesta impostura
epistémica. Se insiste en ignorar lo único que le confiere sentido a la psicología: el
entendimiento de los mecanismos internos de control de un organismo que posee
facultades cognitivas como su característica primordial. Fuera de esto, lo demás
carece de sentido como psicología. Es física pura.

Con esto, los conductistas han cruzado su propio umbral, pues el interconductismo
de Kantor ya ni siquiera es conductismo, sino algo muy distinto. Es obvio que lo
que buscan es sobrevivir de cualquier forma. Así que si antes no se sabía lo que
era el conductismo, ahora ya ni siquiera se sabe lo que pretenden ser. Hoy se
DANTE BOBADILLA RAMÍREZ

definen como una "corriente de pensamiento", aunque reposa en dos ejes que
giran inversamente, pues una proviene de la biología y la otra de la física. De esta
manera hemos hecho el recorrido histórico para llegar a comprender este rezago
cultural surgido a partir de un error histórico.

Conclusiones

Tal como hemos demostrado, el conductismo fue consecuencia de una psicología


mal instalada, mal concebida y mal practicada en los EEUU. Desde su llegada, a
fines de la década de 1880, la psicología en Norteamérica se practicó bajo el
formato experimental de la biología, tomando como modelo de ciencia el
naturalismo inglés. Esta labor experimental sobre animales estaba totalmente
divorciada de los requerimientos teóricos de la psicología. De otro lado, mientras
la psicología se consolidaba como ciencia en Alemania, instalando su primer
laboratorio, en Norteamérica se la instalaba como carrera profesional obligada a
ofrecer servicios a la sociedad. Además de todo esto, los conceptos psicológicos
manejados por los norteamericanos procedían de su propia psicología teológica y
folclórica. Fue así como confundieron la conciencia con el alma y la rechazaron,
usando esto como pretexto para rechazar a la psicología y consagrar su tarea
experimental como una ocupación socialmente útil. Concibieron la
experimentación como el único "método científico", argumentando que sólo este
proceder haría de la psicología una ciencia y que no se podía ir más allá, es decir,
había que resignarse a observar y obtener datos.

El conductismo no significó ningún avance científico para la psicología. Por el


contrario, fue motivo de su postergación y crisis por más de medio siglo. Al no
contar con un núcleo central epistémico, el conductismo se desarrolló
desordenadamente en una gran variedad de formas, de acuerdo a la práctica
concreta de cada autor, por lo que adquirió el aspecto fragmentario y caótico que

69
EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

se le conoce, sin que sea posible establecer ninguna estructura coherente que la
distinga.

Se extendió por Latinoamérica -principalmente en México- debido al predominio de


la cultura norteamericana. Hoy el conductismo es una amalgama de residuos
variados que se define como una "corriente de pensamiento" en la que se
incorpora prácticamente todo lo que hay, desde las originales técnicas de análisis
y control conductual hasta las resucitadas teorías de Kantor que proponen un
nuevo evangelio psicológico. Todo eso ha sido recubierto con una envoltura de
retórica pretenciosa que intenta mostrarse ahora como una "filosofía conductual".

- FIN -

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EL CONDUCTISMO: ORÍGENES, TRAYECTORIA Y SIGNIFICADO

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