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En un principio, Von Martin establece distintas dicotomías sobre la visión medieval del
mundo y la visión renacentista. Si en la Edad Media el foco económico es la tierra, en el
renacimiento es el dinero y el tiempo. Si en la época del medioevo hay una búsqueda del
consumo, en el Renacimiento la búsqueda es por la inversión, por pensar más allá el capital
propio y verlo con un potencial económico. De esta forma el autor establece marcados
paralelismos para entender la dimensión del cambio social que significó la llegada del
Renacimiento y la creación de las burguesías en contraposición con las relaciones feudales.
Así, para el autor, el mundo pasa de tener una visión conservadora a tener una visión liberal.
Dios no es el centro del Universo, el hombre tiene el potencial de cambiar su entorno y los
renacentistas italianos confían en esta posibilidad. Tanto la política como la religión se
convierten en medios en vez de fines. Medios de la producción económica y el bienestar
social, apenas instrumentos de sus deseos económicos. Esto lleva a que la Iglesia pase a un
segundo plano y el humanismo se formule como una manera más óptima de enfrentar la vida
y las dinámicas económicas.
Esto a su vez implica que, además, la política tenga este ethos racional y pragmático. Von
Martin menciona que, incluso, el Estado se llegó a convertir en el primer empresario dentro
de la lógica renacentista, en una constante búsqueda de expansión territorial y
aprovechamiento del capital. Asimismo, el tiempo se convierte en una utilidad más, no solo
desde el ámbito estatal, sino en el burgués. El pensador alemán señala que, durante la Edad
Media, no había problema con que se tardara años o décadas en construirse un edificio, pero
que el hombre renacentista sí espera que el tiempo se optimice, se use de manera provechosa
con fines económicos. Inclusive en el arte se vería este espíritu racionalista, las esculturas y
los monumentos hablaban del progreso y la grandeza.
Más adelante Von Martin señalará otras diferencias, como lo ocurrido con el sistema
educativo, su tendencia al humanismo y a la renuncia del teocentrismo, pero a su vez la
presencia de un humanismo que, irónicamente, tenga una intención romántica, o cómo se
puede abordar con mayor rigor el arte del alto Renacimiento.
Es interesante ver cómo en este texto, Alfred von Martin encuentra un potencial sociológico
dentro del Renacimiento, y cómo efectivamente lo sustenta. Su tesis de una posible mirada
sociológica de esta época de la Historia se va corroborando con cada subtema propuesto.
Existe en el libro un enfoque muy concienzudo de la condición social del hombre y la mujer
en el Renacimiento, y cómo esto desemboca en una serie de complejidades sociales, como
por ejemplo la manera disímil con la que se presentaban los fenómenos sociales en el
Renacimiento, dependiendo si se pertenecía a la alta sociedad o a la baja sociedad. Hay una
mirada completa de este momento histórico, la cual, a su vez, refresca los conocimientos de
cualquiera que desee entender al hombre renacentista.
Para el lector resulta interesante esta lectura, pues una época histórica como el Renacimiento
ofrece una gran oportunidad de ser explorada socialmente. En este sentido, el hecho de que
exista una mirada sociológica de este asunto, donde se logren identificar las complejidades de
las interacciones sociales en el Renacimiento, permite crear una manera objetiva de ver dicho
momento histórico. Más allá de lo anecdótico que suela ser la visión histórica del
Renacimiento, desde la sociología es posible interpretar los hechos, entenderlos a la luz de su
importancia para nuestra sociedad (incluso a actual) y cómo eso se puede comparar con otros
momentos de la historia. Este análisis sociológico es útil para entender la historia a gran
escala, evitar los sesgos, la historia contada solo por unos pocos, sino abordar el pasado con
las herramientas necesarias para comprenderlo desde el presente.
Bibliografía
Martin, A. W. (2005). Sociología del Renacimiento. México: Fondo de Cultura Económica.