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lindero de su ñnca con el predio del señor Facundo, sólo por taparle
la luz, estará cayendo en la hipótesis del artículo 840 y será sanciona; .
do, pues le tapa la luz a Facundo, sin ninguna utilidad, pero en cam­
bio si le tapa la luz, pues va a apoyar en esa pared un nuevo edificio,
aunque le oscurezca su casa al señor Facundo, no estará abusando de
su derecho, ya que está usando de su derecho para el fin racional
para el cual se lo protege la ley.

219.—E lem entos del uso abusivo d el Derecho Real.


Para que se configure el uso abusivo de un derecho real, en el
caso de la propiedad, y de acuerdo con lo que se precisa en el artículo
840, es necesario:
lo.—Que se cause un daño al ejercitar un derecho, y
2o.—Que el titular de ese derecho no obtenga ningún beneficio o
utilidad con ese ejercicio.
Volviendo sobre el ejemplo que ya se apunta en el apartado ante­
rior, si el señor Procopio al construir la pared con que tapa la venta­
na que abrió el señor Facundo (véase el dibujito del apartado 198) lo
hace para apoyar en ella una nueva casa que destinará al personal a
su servicio, estará sin duda causándole un daño al señor Facundo
pues le oscurecerá su casa, pero no se podrá decir que está abusando
de su derecho, ya que lo está usando en la forma racional que le au­
toriza la ley, y para obtener un beneficio.
Si por el contrario, como el señor Procopio lleva muchas amigas a
su casa, y las lleva al jardín a tomar el sol, y a nadar en su alberca, y
no desea que sil amigo Facundo deleite su vista, y por ello levanta la
pared que le tapa la ventana, se debe estimar que el señor Procopio
está abusando de su derecho.

220.—B .— c).-—L im itación ai d ere ch o de construir, consignada


e n el artículo 843 d e lo s dos Códigos civiles de 2000.
La última de las limitaciones que se apuntan en el cuadro sinópti­
co que inserté en el apartado 186, es la que deriva del artículo 843
de ambos Códigos, el cual dispone:
“Nadie puede edificar ni plantar cerca de las plazas fuertes, fortale­
zas y edificios públicos, sino sujetándose a las condiciones exigidas
en los reglamentos especiales de la materia”.
y la razón de esta limitación es fácil de entender: permitiría al parti­
cular que'a su libre arbitrio hiciera esas edificaciones o plantaciones,
cerca de plazas fuertes, fortalezas o edificios públicos, espiar los movi-
MODALIDADES DE LA PROPIEDAD. 301

alientos de personal o tropas, con el consiguiente peligro para la se­


guridad del país.
Y ya con el estudio de esta limitación, como digo, se agota el estu­
dio del cuadro sinóptico de las limitaciones a la propiedad, que como
dije en la primera de las IV partes que se precisan analizar para tener
una cabal noción del régimen jurídico a que se sujeta el derecho real
de propiedad. Queda por ello, abordar, el estudio de las modalidades
¿ygel de la garantía y defensa de que goza ese derecho real. En segui­
da se pasa a ver las modalidades, y en el siguiente capítulo su garan­
tía v defensa.

221. —II.— M odalidades a la P ropiedad.


Si como ya expuse en el apartado 182, las únicas modalidades son
la condición y el plazo, es lógico afirm ar que las modalidades de la
propiedad, son también condición y plazo. Y así habrá:
A. —Propiedad resoluble o sujeta a condición, y
B. —Propiedad temporal o sujeta a plazo.

222. —A.—Propiedad resoluble o sujeta a Condición.


Ya se sabe que LA CONDICION ES EL ACONTECIMIENTO
FUTURO DE REALIZACION CONTINGENTE DEL CUAL DE­
PENDE LA EFICACIA O LA EXTINCION DE DERECHOS Y
OBLIGACIONES. Pues bien, cuando una propiedad se trasmite suje­
ta a una condición resolutoria, se está en presencia de la llamada
'!PROPIEDAD RESOLUBLE", pues si sucede el hecho a que está suje­
ta su. eficacia, se resolverá o "extinguirá”. Si por el contrario no sucede
el hecho futuro y contingente, entonces la propiedad pierde la moda­
lidad y se convierte en pura y simple.
Por ejemplo, el señor Procopio le dice a su amigo Facundo:
“Como usted sabe, yo soy muy amigo del candidato presidencial para
el próximo sexenio gubernamental. Es casi seguro que si llega a la
presidencia de la República, me m ande de embajador a algún país de
Europa. Véndame su casa en un millón de pesos, sujeta la compra a
la condición resolutoria de mi salida al extranjero”, y es condición,
pues se tjrata de un hecho futuro de realización contingente. “Usted,
Facundo,1 me entrega desde ahora la finca, y yo le pago el precio. Si
el próximo presidente de la República que es mi amigo como le indi­
co, me manda de embajador, la venta se resuelve: yo le devuelvo su
casa, y Usted me devuelve el precio que le entregué, menos una parte
por concepto del uso que hice de la misma. Si mi amigo no sale elec­
to presidente del país, o no me voy de embajador, entonces la venta
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queda firme, como si no h u b iera estado sujeta a condición reso


lutoria”.
Si el señor Facundo acepta esta proposición del señor Procopio,
se celebra la venta; se trasmite la propiedad del primero al segundo,
pero esa propiedad está sujeta a la condición resolutoria que antes se
anota.
Otro caso, éste previsto expresamente en la ley, es el que se deter
mina en el artículo 2359 de los dos Códigos en relación al contrato
de donación. La donación se define por el artículo 2332 que dice:
“Donación es un contrato por el que una persona transfiere a otra,
gratuitamente, una parte o la totalidad de sus bienes presentes”.
y el artículo 2359 que antes menciono determina que:
“Las donaciones legalmente hechas por una persona que al tiempo
de otorgarlas no tenía hijos, pueden ser revocadas por el donante
cuando le hayan sobrevenido hijos, que han nacido con todas las
condiciones que sobre viabilidad exige el artículo 337.
Si transcurren cinco años desde que se hizo la donación y el
donante no ha tenido hijos o habiéndolos tenido no ha revocado
la donación, ésta se volverá irrevocable. Lo mismo sucede si el do­
nante muere dentro de ese plazo de cinco años sin haber revoca­
do la donación.
Si dentro del mencionado plazo naciere un hijo postumo del do­
nante, la donación se tendrá por revocada en su totalidad”.
Lo anterior: se puede ilustrar con este ejemplo: Cuando la señorita
Narcisa contrajo nupcias con el entonces pulquero Procopio, el señor
Narciso, papá de la señorita Narcisa, consideró que el esposo de su
hija no le iba a dar a ésta el trato que ella merecía, pues como se réí
cuerda(256) Procopio apenas empezaba a hacer fortuna, y no tenia
dinero para darle casa y comodidades a las que ella estaba acostumbra­
da. Entonces papá Narciso les dona una casa para que habiten en
ella, y a través de ese contrato de donación les trasm ite la propie­
dad de la finca.
Pero sucede que a los dos años de haberse casado Narcisa, el se­
ñor. su papá “Don Narciso” también contrae nupcias, por segunda
vez. Con la nueva esposa, engendra un hijito, y llegado ese momento, j
papá Narciso se percata de que su yerno —Procopio— tiene ya bas- j
tan te dinero como para darle toda clase de comodidades a Narcisa I
—Ñachis, ya de cariño— por lo cual Don Narciso considera que nin­
gún daño les causa si revoca la donación que antes les hiciera de la
(256) Véase supra 153, cómo se conocen Procopio y Narcisa.
LA PROPIEDAD TEMPORAL: CASOS. 303

casa. Y estima en cambio que con el valor de esa casa acrecentará los
bienes que le dejará a su último descendiente cuando le toque “entre­
gar cuentas en el más allá”.
Por eso procede a revocar la donación conforme al artículo 2359
y en este caso, Narcisa y Procopio tuvieron una “propiedad sujeta a
condición resoluble” condición que radicó precisamente en el hecho
futuro y contingente, de que el papá de Ñachis pudiera engendrar un
hijo.
Considero que con los casos anteriores, el lector(a), tiene ya sufi­
ciente para entender qué es la propiedad sujeta a la modalidad con­
dición resolutoria.

223. —B .—Propiedad tem poral o sujeta a Plazo.


Se dijo que el PLAZO ES EL ACONTECIMIENTO FUTURO,
DE REALIZACION CIERTA, DEL CUAL DEPENDE LA EFICA­
CIA O LA EXTINCION DE DERECHOS Y OBLIGACIONES. Pues
bien, cuando el plazo se aplica al derecho real de propiedad, resulta
una “propiedad temporal”, y se puede entonces decir que es la propie­
dad que tiene una persona sólo durante cierto tiempo, en virtud de
haberse estipulado así en el título de adquisición de su derecho, y
permitirlo la ley.
Este tipo de propiedad temporal es en verdad excepcional, y sólo
es posible su existencia cuando lo autoriza la ley, ya que los particula­
res no la pueden establecer al amparo del principio de la autonomía
de la voluntad y la libre disposición de sus bienes.
En el Código civil de 1884 existió una figura jurídica que impli­
caba a voluntad de los particulares, la existencia de una propiedad
temporal, pero el vigente Código la suprimió en forma expresa, pues
se consideró por el legislador que se trataba de una institución que
entorpecía la circulación de la riqueza: era la retroventa.

224. — La Propiedad tem poral y e l Reporto.


Dije antes que este derecho real de propiedad temporal es excep­
cional, ,y que sólo se presenta cuando lo autoriza la ley; así pues, daré
algunos casos de ella, aunque desde luego hago ver que los mismos
corresponden al ámbito del Derecho mercantil, y no al civil, pero ello
no afecta, pues aquel Derecho salvo casos especiales aplica las normas
de éste. En el primero se tiene el llamado “CONTRATO DE RE­
PORTO”, el cual regulan los artículos 259 a 266 de la Ley General
de Títulos y Operaciones de Crédito; el primer artículo dispone:
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“En virtud del reporto, el reportador adquiere por una- suma de di­
nero la propiedad de títulos de crédito,; y se obliga a transferir al
reportado la propiedad de otros tantos títulos de la misma especie
en el plazo convenido y contra reembolso del mismo precio, más
un premio. El premio queda en beneficio del reportador, salvo pac­
to en contrario.
El reporto se perfeccionará por la entrega de los títulos y por su en­
doso cuando sean nominativos.”
Es cierto que se trasm iten títulos de crédito que son aquí cosas:
fungibles(257) pero nada impide que se devuelvan al final de la ope­
ración los mismos títulos recibidos, y en ese caso se tuvo en verdad
una propiedad temporal sobre los documentos dados en reporto.

2 2 5 .— La posesión tem poral y el fideicom iso.


En la edición anterior a ésta, el apartado 223 lo titulé “La propie­
dad temporal y el fideicomiso”, y afirmé que en esta figura jurídica
regulada por los artículos 346 y 359 de la Ley de Títulos.y Operacio­
nes de Crédito, establecía respecto de la propiedad de los bienes da- 1

dos en fideicomiso a una institución de crédito, una propiedad


temporal, fundándome para ello en el artículo 358 de la propia ley,
que a la letra dispone:
“Extinguido el fideicomiso, los bienes a él destinados que queden en
poder de la institución fiduciaria, serán devueltos por ella al fideicomi-
tente o a sus herederos. Para que esa devolución surta efectos, tra­
tándose de inmuebles o de derechos reales impuestos sobre ellos,
bastará que la institución fiduciaria así lo asiente en el documento
constituyente del fideicomiso y que esa declarlación se inscriba en el
Registro de la Propiedad en que aquél hubiere sido inscrito”.
Sin embargo, debo precisar que a través del fideicomiso, puede
trasmitirse no sólo una propiedad temporal, sino también una pose­
sión, pues debe saber alumna(o), como se lo explico adelante(258)
que todo propietario es poseedor, aunque no todo poseedor sea pro­
pietario, y que puede entonces trasmitirse también p o r fideicomiso, la
posesión.
“El convenio de fideicomiso, o el acto unilateral testamentario en
que se determina la creación del fideicomiso puede trasmitir la pro­
piedad de los bienes que se destinan al fin lícito y posible, o bien
trasmitir solamente la posesión, en caso de que el fideicomitente no
(257) Véase supra 45, concepto de cosas fungióles.
(258) Ver infra apartado 412 q u e es la posesión.
LA PROPIEDAD TEMPORAL Y EL FIDEICOMISO. 305

tenga aún una declaración de propiedad, pero si tenga la posesión.


Y en todo caso, resulta que aunque sea propietario trasmite induda­
blemente la propiedad originaria, ya que en el Código civil Federal
se considera que el propietario tiene la posesión originaria.”(259)
El artículo 791 del Código civil de ambos Códigos civiles de 2000,
en su artículo 791 dispone que
“Cuando en virtud de un acto jurídico el propietario entrega a otro
una cosa, concediéndole el derecho de retenerla temporalmente en
su poder en calidad de usufructuario, arrendatario, acreedor pigno­
raticio, depositario U OTRO TITULO ANALOGO, LOS DOS SON
POSEEDORES DE LA COSA. EL QUE LA POSEE, A TITULO DE
PROPIETARIO TIENE UNA POSESION ORIGINAL; EL OTRO
UNA POSESION DERIVADA.”
De acuerdo con esta norma, que como digo está en los dos Códi­
gos civiles de 2000, el del Distrito Federal y el Federal, SI POR
CUALQUIER OTRO TITULO ANALOGO se le trasmite a una per­
sona el derecho de retener una cosa temporalmente, lo que se le tras­
mite es siempre la posesión, ya sea original o derivada, y así cuando
se le trasmite al banco fiduciario a través del fideicomiso, el derecho
de retener temporalmente los bienes fideicometidos, se le estará tras­
mitiendo la posesión, que será temporal, pero se habrá eliminado el
problema de precisar si se le trasmitió o no la propiedad, y si ésta en
el fideicomiso es una propiedad especial, o una sui géneris.
Así se habrá resuelto el problema de la naturaleza jurídica de la
propiedad fiduciaria, pues ya no se pensará que se trasmite la propie­
dad, sino sólo la posesión.

226.—La propiedad tem poral y la reversión.


Un último caso de propiedad temporal, este sí, considero que ci­
vil, aunque puede tener un aspecto, y de hecho lo tiene, en el campo
del Derecho administrativo, es el referente a la propiedad que tiene
el Estado sobre los bienes, que expropia a los particulares, y no los
destina al fin para el cual determinó que se usarían al expropiarse.
Adelante se estudia la Ley de Expropiación, y ahí anoto cómo el
Estado expropia a los particulares sus bienes en los casos previstos
por la l^y, pero cómo también, el Estado debe aplicar esos bienes a
satisfacer específicas necesidades públicas, y si en el lapso que estable­
ce la ley en su artículo 9o. no lo hace, entonces los particulares a los
(259) Cam pos Pizarro, Diana G abriela. F id eco m iso p ú b lic o : d e g e n e r a c ió n d e u n a fig u r a j u r í ­
Tesis profesional para o p tar al grado de licenciada en Derecho. U niversidad Nacional Au­
d ic a
tónom a de México. Facultad de Derecho, México. 2001.
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que se afectó con la expropiación, pueden ejercer el llamado “Dere­


cho de reversión”, y recuperar los que fueron sus propiedades.
De esta manera, el Estado adquiere la propiedad de un bien, sólo
durante un plazo máximo de cinco años, y después “revierte” la pro­
piedad a manos del que fue su original propietario: el particular.
Este caso, si se contempla desde el ángulo del Derecho adminis5
trativo, es sin duda caso de propiedad temporal de Derecho adminis­
trativo, pero si se analiza como se hace adelante, desde el punto de
vista de las garantías de los particulares, se debe entender que es un
caso de propiedad temporal de Derecho civil.
Queda con lo anterior hecho el estudio de las modalidades de la:
propiedad, por lo cual corresponde en el siguiente capítulo entrar al
estudio de la Garantía constitucional de que goza la propiedad.

CAPITULO V.

III.—GARANTIA CONSTITUCIONAL DE LA PROPIEDAD.


§fp227.
; —Introducción a la materia.
Dije al iniciar el capítulo anterior que, para tener una cabal no­
ción del régimen jurídico aplicable a la propiedad, se precisa conocer
de ella, sus limitaciones, modalidades, garantía y defensa.
Ya se estudiaron en ese anterior capítulo las limitaciones y moda­
lidades, por lo cual falta, y corresponde ahora estudiar, la garantía y
la defensa del derecho real de propiedad.
La garantía y la defensa con que cuenta la propiedad en el siste­
ma jurídico mexicano son:
III. —Garantía Constitucional consagrada en la Carta Magna en el
artículo 27, y
IV. —Defensa Ordinaria que pueda asumir estas formas:
A. —Acción reivindicatoría:
B. —Acción plenaria de posesión, y
C. —Interdictos.
En este capítulo corresponde estudiar la garantía a la propiedad,
y en el próximo su defensa.

228. — III.—Garantía a la propiedad consagrada en la Constitución


Política d e los Estados U nidos M exicanos en su Ar­
tículo 27, y leyes sobre la materia.
La Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, en su
artículo 27 determina en su segundo párrafo que:
“Las expropiaciones sólo podrán hacerse por causa de utilidad públi­
ca y ¡nediante indemnización”.
y más adelante, en el mismo artículo, pero en la fracción VI, segundo
párrafo de la misma, determina:
“Las leyes de la Federación y de los Estados en sus respectivas juris­
dicciones, determinarán los casos en que sea de utilidad pública la
307
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ocupación de la propiedad privada, y de acuerdo con dichas leyes la


autoridad administrativa hará la declaración correspondiente. El pre­
cio que se fijará como indemnización a la cosa expropiada, se basará
en la cantidad que como valor fiscal de ella figure en las oficinas ca­
tastrales o recaudadoras, ya sea que este valor haya sido manifestado
por el propietario o simplemente aceptado por él de un modo tácito
por haber pagado sus contribuciones con esta base. El exceso de va­
lor o el demérito que haya tenido la propiedad particular por las
mejoras o deterioros ocurridos con posterioridad a la fecha de la
asignación del valor fiscal, será lo único que deberá quedar sujeto a J
juicio pericial y a resolución judicial. Esto mismo se observará cuan­
do se trate de objetos cuyo valor no esté fijado en las oficinas rentís­
ticas”.
Ahora bien, a primera vista puede parecer contradictorio afirmar
que, en los párrafos transcritos se consigna una garantía para el dere­
cho real de la propiedad, cuando precisamente en ellos se habla dé la
expropiación, esto es, la forma para privar de su propiedad al particular.
Tal parecer sin embargo no es justo, y si es correcto decir que la
expropiación es una verdadera garantía a la propiedad, pues:
lo.—Sólo se le puede privar al particular de un bien de su propiedaa
por causa de utilidad pública, lo cual significa que de ninguna otra manera
se le puede privar de sus bienes por el Estado.
2o.—El hecho de que el particular sepa que sólo se le puede pri­
var de la propiedad de sus bienes por causa de utilidad pública y me­
diante indemnización, es suficiente para que entienda que está
legalmente reconocida su propiedad privada y consagrado el respeto
a la misma.
3o.—Sabe además el particular que, si bien se le puede privar de
la propiedad de sus bienes, se le tiene que cubrir necesariamente lo que la
ley designa con el nombre de indemnización, esto es, el equivalente en dine­
ro del valor de la cosa de la cual se le va a privar.
4o.—Esta protección a su propiedad, la consagra no una ley se­
cundaria, sino que la establece precisamente la Constitución Política del
País, o lo que es lo mismo, la Máxima Ley, la Ley Suprema, y que si
bien es cierto que en países como México se trata de la Ley más alta
y por lo mismo la más violada por los malos'funcionarios al servicio
del Estado, en esta materia de la propiedad, sí representa una garan­
tía individual.
Por estas razones, se puede entonces tomar por buena la afirma­
ción de que la expropiación no debe entenderse como un ataque a la propie­
dad del particular, sino como una garantía teórica a la existencia de la
propiedad privada. Y si se está estudiando la garantía de la propiedad,,
es necesario entonces, estudiar con algún detalle la expropiación, si
LA EXPROPIACION. 309

Bien conforme al plan de estudios de la Facultad de Derecho, se debe


volver a estudiar en un curso .de Derecho administrativo.
.Ahora bien, en esta materia, además del texto constitucional antes

transcrito, se tiene la siguiente legislación que la regula:
a) .—El Código civil del Distrito Federal y el Código civil Federal,
los cuales en su artículo 831 mandan:
“La propiedad no puede ser ocupada contra la voluntad de su
dueño sino por causa de utilidad pública y mediante indemniza­
ción.”
norma que como se aprecia, repite la idea contenida en el Texto
Constitucional, y
b) .—La Ley de Expropiación, publicada en el Diario Oficial de la
Federación del 25 de noviembre de 1936, y que como el Distrito Fe­
deral no ha legislado aún en esta materia, se sigue aplicando esta ley,
tanto en lo federal como en lo local.
Esta ley, es objeto de un especial estudio en los apartados si­
guientes.

229.—Concepto de expropiación.
El concepto que en seguida doy de expropiación, lo elaboré, des­
pués de estudiar la figura, y ver los errores en que incurren tratadis­
tas de esta materia, aprovechándome de los mismos equívocos, como
experiencia, ya que deben recordarse esas palabras tan ciertas de Os­
car Wilde que dicen: “Los hombres llamamos experiencia al fruto de
nuestros errores”.
Así pues, con mi elaboración personal, y el fruto de la experiencia
de otros, elaboré este concepto: EXPROPIACION ES EL ACTO
DEL ESTADO, UNILATERAL Y SOBERANO, POR CONDUCTO
DEL FUNCIONARIO COMPETENTE DE SU ORGANO EJECUTI­
VO O ADMINISTRATIVO, POR MEDIO DEL CUAL PRIVA,
PARA SI O PARA UN TERCERO, A UNA PERSONA DE UN
BIEN DE SU PROPIEDAD, MEDIANTE EL PAGO DE UNA RE­
TRIBUCION O INDEMNIZACION, PARA DESTINARLO A LA
SATISFACCION DE UNA NECESIDAD PUBLICA, DIRECTA­
MENTE, POR EL, O INDIRECTAMENTE PARA UN TERCERO, Y
QUE SÓLO CON ESE BIEN PUEDE SER SATISFECHA, EN
TODO O EN PARTE.
Esta definición puede no ser aplicable en todos los países, pues
hay algunos que o no reconocen la propiedad privada, o si la recono­
cen no es en la misma forma que en México, o bien no verifica el Es­
tado la expropiación por conducto de la autoridad administrativa. Por
310 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

otra parte, la misma definición varía en mucho de la que exponen los?


tratadistas del Derecho administrativo en México, pero las de ellos
por el empleo incorrecto que hacen de términos jurídicos, son equivo­
cadas.
En las anteriores ediciones de este libro, dediqué varios apartados; '
a comentar las definiciones que han dado en México diversos u ai adis­
tas de Derecho administrativo, y a formular la crítica respectiva por 1
qué los mismos, no hacen un uso adecuado de los vocablos jurídicos
que corresponden originalmente al Derecho civil. Ahora, toda vez que
ya elaboré mi libro sobre Derecho administrativo, y ahí me ocupo de
esta misma materia, consideré que era preferible llevar a las páginas
de ese otro libro, la crítica que antes hice aquí. (260)

2 3 0 .—Diferencias entre Modalidad y L im itación a la Propiedad, y


Expropiación.
Antes de hacer el análisis del concepto que doy de expropiación y
a través de él hacer el estudio y comentario de la ley de la materia,
conviene diferenciar a la figura en estudio de la limitación y la moda­
lidad a la propiedad.
¿Y por qué hay que distinguirlas?; ¿Qué tienen alguna semejanza?
Es indudable que sin espíritu analítico, y por gentes ignorantes del
Derecho, se puede en un momento dado decir que se parecen entre;
sí estas tres figuras, pues tanto la limitación como la modalidad que
ya se estudiaron, implican una restricción al ejercicio del derecho real
de propiedad, y la expropiación por su parte parece que también im­
plica una restricción a ese derecho, si bien es total y no parcial, pues­
to que se priva al particular en forma definitiva de la propiedad de su
cosa, o inclusive se puede dar el caso de que se le expropie sólo una
parte de su bien.
Pero esa posible semejanza que es meramente superficial, lleva a
la conveniencia de distinguirlas, y así se puede establecer que:
a) .—La limitación y la modalidad son, como ya se vio, las que in
tegran el régimen jurídico del uso de los bienes que se tienen en pro­
piedad. La expropiación termina con ese régimen jurídico del uso de
las cosas sujetas a propiedad privada, y es un acto soberano del Estado.
b) .—Limitación y modalidad, si bien constriñen al propietario e
el uso irrestricto de su cosa, suponen sin embargo, que sigue vivo el
derecho de propiedad en manos del particular; en cambio la expro­
piación determina al particular la pérdida de la cosa, la pérdida de la
(260) Véase mi libro “D e r e c h o A d m in is tr a tiv o y D erech o A d m in i s t r a t iv o a l estilo m e x ic a n o ", Edito­
rial Porrúa, S. A. la. Ed. México. 1993.
EXPROPIACION: ANALISIS DEL CONCEPTO. 311

propiedad, ya sea total o parcial, según se le expropie todo o parte


de la cosa, y la adquisición de la misma por el Estado, para sí o para
un. tercero.
c).—La limitación y la modalidad no implican la transmisión de
la propiedad, sino la conservación de la misma por el particular; la
expropiación implica la toma del derecho real de propiedad por el
Estado para sí, o para el cual expropia el Estado.
di.—Limitación y modalidad se establecen en la ley en forma abs­
tracta, y el particular propietario, sin necesidad de una declaración
del Estado, cae en la hipótesis de la ley; en cambio en la expropia­
ción, se requiere primero, de la existencia de una necesidad calificada
de pública; segundo, de una norma que declare cuál es una necesidad
púb ica; tercero, que haya una constatación de la existencia en la rea­
lidad social de esa necesidad pública, y cuarto y último, que se haga
la declaratoria correspondiente por el Estado, de que el bien del p a r­
ticular sirve para satisfacer esa necesidad.
e).—En consecuencia de lo anterior, limitación y modalidad rigen
para todos los propietarios, y en cambio la expropiación se aplica a
uno solo e individualizado propietario, o a varios, pero también indi­
vidualizados.(261)

231.—Análisis de la d efin ición de exp rop iación .


En el apartado 229 dije que expropiación es el acto del Estado, unila­
teral y soberano, por conducto del funcionario competente de su órgano Ejecu­
tivo o administrativo, por medio del cual priva, para sí o para un tercero, a
una persona, de un bier de su propiedad, mediante el pago de una retribución
o indemnización para destinarlo a la satisfacción de una necesidad pública,
directamente por él, o indirectamente por un tercero, y que sólo con ese bien
puede ser satisfecha, en todo o en parte.
Pues bien, la anterior definición hace ver que, para que haya ex­
propiación se precisan de todos estos elementos o supuestos:
lo:—Un acto del Estado, unilateral y soberano, por conducto
de los funcionarios competentes de su órgano Ejecutivo o adminis­
trativo.
2o.—El Estado priva para sí, o para un tercero.
3o.—A un particular de un bien de su propiedad.
4o.—Mediante el pago de una retribución o indemnización.
(261) En mi libro de “Derecho Administrativo y Derecho Administrativo al estilo mexicano” diferencio
a la expropiación resp ecto d e o tras figuras con las q u e se ha dicho se le puede confundir,
como son: a).—Impuesto, b).—Confiscación, c).—Decomiso, d).—Requisición, e),—Nacionalización,
f).—Estadzación. g).—Mexicanización. h),—Adjudicación.
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5o.—Para destinar el bien a la satisfacción de una necesidad pública.


6 o.—Directamente por él, o indirectamente por un tercero. 3

7o.—Sólo con ese bien puede ser satisfecha, en todo o en parte, la;
necesidad pública.
En los siguientes apartados se hace el estudio de estos siete su­
puestos.

232. —lo.—Acto del Estado, unilateral y soberano, por conducto


del funcionario competente del órgano Ejecutivo o Ad­
m inistrativo.
En la cabeza de este apartado apunto que la expropiación es un
acto del Estado, unilateral y soberano por conducto del funcionario
competente de su órgano Ejecutivo o Administrativo, y por ello, y
para fundar esta aseveración, se precisa abordar estas dos cuestiones;
A. —¿Cuál es la naturaleza jurídica del acto de expropiación?.
B. —¿Cuál es el funcionario competente del Estado que labore en
el órgano Ejecutivo o administrativo?.

233. —A.—Naturaleza jurídica del acto de expropiación.


Ya he dicho y vuelvo a repetir que la expropiación se debe con­
templar desde el punto de vista del Derecho civil, como una garantía
que se confiere a los particulares, y que consiste en que no se les pri­
vará de su propiedad, sino por causa de utilidad pública y mediante
una “indemnización” como dice la ley, o “retribución” como también
se le puede llamar.
Precisamente por esa posibilidad de estudiar la expropiación en el
campo del Derecho civil, es por lo cual muchos tratadistas de esta
materia han incurrido en error no menos grave que el ya apuntado
en algunos especialistas en Derecho administrativo.
Han incurrido muchos tratadistas de Derecho civil, en el error de
creer que el Derecho administrativo no es aún una rama autónoma
del Derecho, con algunos principios e instituciones propias, y enton­
ces han tratado de sujetar todas las instituciones de éste a las normas
e instituciones del Derecho civil.
Y en el caso de la expropiación los civilistas cayeron en ese estre­
cho criterio, y es así como han pretendido ver en la expropiación una
compra venta forzosa. Los Códigos civiles de 2000 en su artículo 2248
disponen que;
“Habrá compra venta cuando uno de los contratantes se obliga a
transferir la propiedad de una cosa o de un derecho, y el otro a su vez
se obliga a pagar por ellos un precio cierto y en dinero”.
NATURALEZA JURIDICA DE LA EXPROPIACION. 313

. Muchos tratadistas de Derecho civil razonan de esta absurda


. manera:
a) .—En la compra venta se transfiere la propiedad de la cosa por
el vendedor al comprador; en la expropiación dicen, se “trasmite” la
propiedad de la cosa por el particular al Estado.
b) .—En la compra venta hay pago de un precio por el comprador
al vendedor; en la expropiación también se le paga un “precio” al
que fuera dueño, por la propiedad que adquiere el Estado.
Son pues, dicen, iguales la compra venta y la expropiación.
Pero al lado de estas aparentes semejanzas, olvidaron esos trata­
distas de Derecho civil un punto definitivo para jamás poder conside­
rar a la expropiación como una compra venta: La compra venta es un
contrato, y como tal implica un acuerdo de voluntades para que el acto
contractual exista; en cambio La expropiación no es un contrato ni requiere
un acuerdo de voluntades entre Estado y particular.
En efecto, ya se recuerda por el alumno(a) lector(a) que el contra­
to es el acuerdo libre de dos voluntades para crear, o para trasmitir
derechos y obligaciones, y nada más lejano que ese acuerdo de volun­
tades en el caso de la expropiación.
Cuando una persona desea celebrar un contrato, le hace una p ro ­
posición a la otra persona; esta proposición se denomina “policita­
ción”, “propuesta” u “oferta”, y si la persona a la que se le hace está
conforme con ella, entonces externa en ese sentido su voluntad que
recibe la denominación jurídica de “aceptación”, y en ese momento
que coinciden propuesta y aceptación, se perfecciona el consentimien­
to que es un elemento de existencia del contrato. Y si ese consenti­
miento es respecto de un objeto, entonces se forma el contrato. Los
Códigos en su artículo 1794 disponen:
“Para la existencia del contrato se requiere:
I. —Consentimiento;
II. —Objeto que pueda ser materia del contrato”.
y si falta cualquiera de esos dos elementos, el contrato no existe.
Ahora bien, ¿en dónde se encuentra la policitación en el caso de
expropiación?; ¿Dónde se localiza en la expropiación el acuerdo de
voluntades, el consentimiento?. En ninguna parte, y por lo mismo, al
no presentarse uno de los elementos de existencia del contrato, esen­
cial a la vida del contrato, como es el consentimiento, no se podrá d e­
cir que la expropiación tiene la naturaleza jurídica de un contrato.
¿Qué hay transferencia de la propiedad en la compra y en la ex­
propiación?. Pues no, porque la “transferencia” implica que el vende­
dor “entrega” la cosa al comprador, y es el resultado de un acuerdo
314 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

de voluntades, de un acto convencional; en la expropiación en camí-f


bio, se trata de un acto de soberanía, un acto unilateral fundado eñ fe.
soberanía del Estado, y no se le pregunta al particular si quiere o n@
trasmitir la propiedad de su bien, sino que el Estado sin más, previos
los trámites preparatorios del acto unilateral, determina que el partir
cular se verá privado de su bien, y se lo priva. No hay transferencia,
hay privación.
¿Que hay entrega de una suma de dinero en ambas Figuras?. Sí,
pero en la compra venta se fija por las partes de común acuerdo,
en cambio en la expropiación no resulta de un acuerdo de volunta- .
des, sino que el “precio” es el que está inscrito en el catastro para el
efecto del pago de impuestos, y sólo que no esté fijado ese precio, en­
tonces lo fija —como se verá adelante— el Estado a través de los fun­
cionarios de su órgano Judicial, a través de un procedimiento pericial,
y no es así ni el personal administrativo del Estado que realiza mate­
rialmente el acto expropiatorio, ni el particular, quienes lo fijan.
Es por lo mismo ilógico sostener que la expropiación es un con­
trato de compra venta “forzada”, pues con la sola calificación de “for­
zada”, se está cayendo en el absurdo jurídico, ya que si es contrato no
puede ser “forzado” pues precisamente una de las características del
consentimiento, es que éste se externe en forma libre, y si no es así,
entonces el contrato está viciado, por violencia, entendida ésta en los
términos del Código civil en su artículo 1819, y se puede pedir su
nulidad, lo cual no puede hacer el particular en el caso de la expro­
piación.
En realidad, la naturaleza jurídica de la expropiación ES LA DE
UN ACTO JURIDICO DEL ESTADO, UNILATERAL DE SOBE­
RANIA, PARA EL EFECTO DE CUMPLIR CON LOS DEBERES
QUE LAS LEYES LE DETERMINAN, SU NATURALEZA EN
MEXICO, ES ADMINISTRATIVA, y no se le puede explicar a tra­
vés de la figura civil del contrato.
Es un acto unilateral, pues del Estado, a través de su órgano o Po­
der Ejecutivo, y para llevarlo adelante y producir efectos de derecho,
no requiere la voluntad de otra persona, que en el caso sería el afec­
tado por la expropiación.
Sí, puede explicarse a través de una figura genérica del campo del
Derecho, que es el acto unilateral, y de ahí que su naturaleza jurídica
no se pueda determinar a través del contrato del Derecho civil

234.—B.—Funcionario competente del órgano Ejecutivo del Esta­


do, para realizar el acto de expropiación.
En el acto jurídico “Expropiación” en el ámbito federal sólo decide
LEY QUE ESTABLECE LAS CAUSAS DE UTILIDAD PUBLICA. 315

e interviene el Estado a través de un sólo funcionario: EL PRESIDEN­


TE DF LA REPUBLICA, y en el ámbito del Distrito Federal EL JEFE
DE GOBIERNO.
Nadie fuera de ellos, tiene facultad para firmar en nombre del Es­
tado o del Distrito Federal, el Decreto en que se determina la expro­
piación de un bien de un particular.
Cierto es que para llegar al acto expropiatorio se tiene que seguir
todo un procedimiento preparatorio, y no es que el presidente o el
Jefe de Gobierno así, nada más a “ojo de buen cubero” disponga la
expropiación de un bien, sino que ese acto debe ser fundado y moti­
vado, y para fundarlo y motivarlo como ordena la Constitución, se re­
quiere la intervención de muchos empleados inferiores al servicio del
Estado, para que se prepare el acto expropiatorio, y ya una vez aco­
piados todos los elementos que le permitan constatar al presidente o
el jefe de Gobierno que hay un bien de un particular, y que ese bien
es el único que sirve para satisfacer una específica necesidad pública,
y que esa hipótesis de esa necesidad pública está prevista en una ley
expedida por el Estado por conducto de los miembros de su Congre­
so de la Unión, y que esa ley está expedida con anterioridad al acto
que se va a realizar, entonces, el presidente de la República o el jefe
de Gobierno decreta la expropiación.
Es todo un largo proceso el que se requiere para llegar a esa de­
terminación de privar al particular de un bien de su propiedad, y tie­
ne todas estas etapas que marco en el párrafo anterior:
a) .—Se requiere de una ley que determine cuáles son das causas
que se estiman de utilidad pública, como para autorizar a que se le
prive a un particular de un bien de su propiedad.
b) .—Se deben hacer los estudios necesarios para determinar que
un bien de un particular es el necesario y el único que se puede utili-
zai para satisfacer esa necesidad pública.
c) .—El Estado por conducto del presidente de la República, o el
Jefe de Gobierno, procede a Decretar la expropiación.
Es conveniente dar una explicación de estos tres elementos.

235.—a ).— U n a ley q u e d e te rm in e c u á le s causas so n d e u tilid a d


p ú b lic a .
El Estado por conducto del presidente de la República, no puede
decretar una expropiación de bienes de los particulares, si no hay una
ley que previamente lo autorice, pues de no existir, o expedirse esa
ley después de que se hubiera decretado la expropiación por el presi­
dente, implicaría una violación a las garantías individuales de los par­
ticulares a los que se les afectará con la medida. En efecto, la
316 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

_ ^
Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo/
14, párrafo segundo, determina que:
“Nadie podrá ser p r i v a d o de la vida, de la libertad o de sus p r o p i e ­
d a d e s , posesiones o derechos, sino m ediante juicio seguido ante
los tribunales previamente establecidos, en el que se cum plan las '
formalidades esenciales del procedimiento y conforme a LAS LEYES
EXPEDIDAS CON ANTERIORIDAD AL HECHO”
y de ahí entonces que previamente debe existir una ley en donde se
determine cuáles son las causas que se estiman o consideran por el
Estado como de utilidad pública, y que autoricen a privar de sus bie­
nes a los particulares.
Por ejemplo, el señor Procopio es dueño de una casa que tiene
nada más 18 recámaras, y otros tantos baños, y un amplio jardín cori
100 fresnos y otros árboles frutales, y todo ello en una colonia que
hace 10 años se estimaba que quedaba fuera de la ciudad, pero que al
correr de esos años, fue viéndose rodeada de colonias y más colonias,
al grado de que ya no se ve predio alguno vacío en los alrededores
de ese “caserón” de D. Procopio.
Pero sucede que con tanta gente que ha ido a vivir en ese rumbo,
hay necesidad primero, de ampliar una calle y volverla avenida, y
precisamente esa calle es la que sirve de. colindancia al jardín de la
casa de D. Procopio, pero además, sucede también que en esa zona
hay ya varias colonias en donde hay muchos niños y niñas que no tie­
nen escuela, pues la más próxima de las que tiene establecidas el Es­
tado, se localiza a varios kilómetros de esa colonia.
La Ley de Expropiación vigente, contempla entre las causas de
utilidad pública, que autorizan a que un bien de un particular le sea
expropiado, el que haya necesidad de ampliar avenidas o establecer
escuelas, por lo cual la casa de D. Procopio puede servir para esos fi­
nes por partida doble, pues en su colindancia con la calle que se ne­
cesita volver avenida, le tendrá que ser privado de una parte de su
jardín, y además por la otra parte, como no hay escuelas, y el Estado
en ese momento no puede construir una, la casa de D. Procopio, a la
que le quedará mucho jardín, se encuentra que tiene 18 recámaras
muy amplias, y cada una puede servir de “aula” para alojar ahí a 50
niños o niñas, que tendrán así de inmediato un edificio para escuela.

236.—b).—Realización de los estudios necesarios para determinar


que un bien de un p articular sirve para satisfacer una
necesidad pública.
El personal técnico al servicio del Estado y que labora en el órgano
ESTUDIOS PREVIOS A LA EXPROPIACION. 317

Ejecutivo del mismo, está clasificado por ramas, y así atendiendo a las
ictividades que el Estado realiza por conducto de ese órgano, hay en
la actualidad 17 secretarías llamadas de Estado o del “ramo” si bien la
lectora(or), deben tener presente que esas secretarías del Ramo, no
son personas, ya que son simples subórganos del órgano Ejecutivo, que tampo­
co es'persona, y la única persona es el Estado.
Pues bien, los funcionarios que laboran en esos subórganos, secre­
tarías de Estado o del ramo, que no son personas, y el órgano Ejecu­
tivo que tampoco es persona, tienen que desarrollar una serie de
funciones, así como sucede en el cuerpo humano en donde el hígado,
sin ser persona, los riñones, sin ser personas, el corazón sin ser perso­
na, y así etc., cada uno de esos órganos tiene funciones que realizar
para el TODO QUE ES LA PERSONA HUMANA, así los órganos del Es­
tado tienen funciones que realizar para la persona MORAI ESTADO.
Pero esas funciones el Estado las va a desarrollar sólo por medio de
personas físicas que van desde el más inferior empleado del Estado, hasta el
presidente de la República, el presidente de la Suprema Corte de Justicia de
la Nación, o el presidente del Congreso de la Unión.
Así entonces el órgano Ejecutivo, que lo dirige el presidente de la
República, cuenta con muchas, pero muchas, pero muchísimas perso­
nas físicas que desempeñan las funciones de ese órgano del Estado, y
así en el ejemplo que vengo usando, hay personal humano que se da
cuenta de que el tránsito de vehículos en el lugar en donde vive D.
Procopio, es muy lento y ya se está en lo que debe ser, más que una
“Avenida”, el principio de una carretera, por lo cual ese personal
hace un estudio de vialidad de cuáles medios deben emplearse para
resolver el problema, y determinan que es necesario adquirir una par­
te del jardín de lo que es la casa de Procopio, para ampliar una calle
que se va a convertir en el inicio de una carretera.
Por otra parte, el personal del Estado, dedicado a ver que no
haya menores de edad sin asistir a la escuela, se percatan de que en
las colonias que están cerca de la casa de Procopio, y en la colonia
donde está la misma casa de éste, hay muchos infantes que andan en
las calles a la hora de clases; investigan las causas y encuentran que se
debe a falta de escuelas cercanas a la zona, por lo que determinan
que hay lá necesidad de construir una escuela, pero se tiene la dificul­
tad de que no hay terrenos adecuados para ese fin, y que además la
que se construyera, tardaría lo menos dos años en levantarse.
Así entonces, ese personal que construye carreteras y resuelve los
problemas de tránsito en nombre del Estado, y ese personal que re­
suelve el problema de niños y niñas sin escuelas y construye escuelas,
318 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

pasan el reporte de que la casa de D. Procopio es el bien adecuado;;,


para ayudar a resolver esas dos situaciones.
Ya un funcionario superior a esos que hicieron los estudios, se: la
comunica al secretario de Estado encargado del ramo de carreteras, y
otro funcionario superior se lo hace saber al secretario del ramo en­
cargado de resolver el problema de las escuelas, y ambos secretarios
mandan a sus representantes a ver a D. Procopio, y le piden que ven­
da su casa al Estado, para así al tenerla éste en propiedad, utilice una:
parte del jardín amplísimo con que cuenta, para que en la parte que
colinda con lo que va a ser la avenida, se destine precisamente a anal,
pliar la calle y volverla avenida, inicio de la carretera, que resolverá el
problema del tránsito en toda la zona, y el resto del jardín y la casa
misma, se destine a escuela, que resolverá el problema de tanto me=
ñor de edad de esa colonia y las circunvecinas, que no tienen escuela,
y no la tendrán antes de dos años si es que el Estado opta por cons­
truir una, teniendo que buscar primero el terreno.
D. Procopio se niega a vender su casa al Estado, aduciendo que
está muy encariñado con ella, y que además hay otras casas en la
zona que pueden servir para esos fines, y que la apertura de la carre­
tera se puede hacer por otra parte de la colonia. Se le hace ver que
ya se han realizado todos los estudios, y que esa casa suya precisa­
mente sirve para resolver esos dos problemas y las respectivas necesi­
dades que le corresponde al Estado satisfacer.
El señor D. Procopio se niega a ello, aduciendo que él es muy iri?
fluyente y que va a ir a ver a su amigo el “Secretario” fulano y al
mengano, pero los enviados de los secretarios les informan a éstos de
la negativa de D. Procopio a vender, por lo cual se encuentra que el
Estado no puede dar satisfacción a esas necesidades públicas, y que
sólo con ese bien es posible satisfacerlas.
Y hasta ahí llegan las facultades de esos ya muy altos funcionarios
al servicio del Estado, que son los “secretarios del ramo” pues ellos
NO PUEDEN DECRETAR LA EXPROPIACION DE LA CASA DEL
SEÑOR PROCOPIO. El siguiente paso que deben dar, es dirigirse al
Titular del órgano Ejecutivo, y hacerle saber todo lo anterior.

237.—-c).—El Estado por conducto del presidente de la República,


procede a realizar el acto ex-propiatorio.
Como digo en el apartado anterior, los secretarios del ramo, no
pueden ya hacer otra cosa que presentarse ante el presidente de la
República, y exponerle que se necesita abrir una carretera, y que se
necesita establecer una escuela, y que el señor D. Procopio es propie­
tario de un inmueble que sirve para satisfacer esas necesidades, pero
DECRETO EXPROPIATORIO. 319

que se niega a venderle al Estado su casa, y que por lo mismo, ellos


sugieren que el Estado por conducto del presidente de la República,
groceda a determinar la expropiación de la casa de D. Procopio. Y
Basta ahí termina sü función que D. Procopio calificó de “chismosos”
a lo» secretarios. -
) Ya el Estado con estos datos en su poder, determina por conducto
del presidente de la República, que en vista de no haber la posibili­
dad de satisfacer esas necesidades por ningún otro medio de los que tiene
para satisfacer las necesidades públicas, debe procederse en un acto unilateral
de soberanía, a privarle a D. Procopio de su casa, la cual se destinará preci­
samente a la satisfacción de esas necesidades.
Entonces el presidente de la República, en nombre del Estado,
expide un decreto en que se determina la expropiación de la casa de D. Pro­
copio, y eüo como un acto unilateral de soberanía, que no requiere para nada
de la voluntad de D. Procopio, ni tampoco requiere de la intervención de
funcionarios de los otros órganos del Estado. Basta la decisión del Estado
por conducto de su titular del órgano Ejecutivo, para que se perfec­
cione el acto expropiatorio.
El hecho de que ese Decreto expropiatorio sea acto del presidente
de la República en nombre del Estado, y deba ir “firmado” por los
dos secretarios de Estado del Ramo a que corresponde, no significa
que el acto del Estado que realiza el Presidente, requiera como ele­
mento de existencia o como requisito de validez, dicha firma de los
secretarios. No, la firma o “REFRENDO” que así se le llama al hecho
de que estampen su firma los secretarios en el decreto en que se con­
signa el acto expropiatorio, en el Decreto de Expropiación, esa firma
. no es parte del acto o decreto expropiatorio, no es elemento de existencia o re­
quisito de validez del acto, es sólo un requisito de eficacia, que sin él, el acto
no será obedecido, pero no nulificado.(262)
Y quedan así explicados los tres incisos que anoté desde el aparta­
do 234.

238.—El Estado y su órgano Legislativo en el proceso expropia-


torio.
Del análisis que se hace de la definición que doy de lo que es la
expropiación, se lee que es un acto del Estado, “SOBERANO Y UNI­
LATERAL FUNDADO EN LEY”, y no faltará alguien que muy técni­
co me diga: “Pero señor, ¿cuál es la necesidad de que incluya usted
en su definición de expropiación el que ésta esté fundada en ley, si
(262) Véase en mi libro Derecho de ¿as Obligaciones. 13a. Ed., qué son los requisitos de efica­
cia de un acto juríd ico . México. 2001.
320 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

todo m undo sabe que el Estado sólo puede hacer lo que la ley .le au­
toriza?”.
Y tranquilamente habré de contestar a ese pelmazo que una cosa
es lo que el Estado debe hacer, y otra lo que los malos funcionarios? y
los hay muchos, hacen con el poder que tiene el Estado, y por eso es
necesario que usted alumna(o), sepa lo que debe de ser, y lo que su­
cede en la realidad. De no ser así, carecería de sentido el siguiente
apartado de este libro, en donde hago referencia a la intervención del
Estado por medio de su órgano Judicial en el acto expropiatorio
Así entonces, como primordial elemento para que el Estado pueda
proceder a un acto expropiatorio, está que él mismo haya expedido por.
conducto de los funcionarios de su órgano Legislativo, una ley en materia de
expropiación, en la cual se determinen y precisen las necesidades que se esti­ »
man públicas y que pueden dar lugar a una expropiación. Si no existe la f
I
ley en la que se determine las causas de utilidad pública, no podrá va­
lidamente tramitarse y decretarse por los funcionarios del órgano Ejecutivo en
nombre del Estado, un acto expropiatorio.
Esa ley que expide el Estado a través de sus funcionarios del órga­
no Legislativo, debe cumplir con las características de:
a) .—Abstracción;
b) .—Generalidad;
c) .—Permanencia, y
d) .—Ser sólo modificable por otra ley.
Paso a darle a usted, una breve explicación de lo que significa !
cada uno de esos términos:
a).—Abstracción. Significa que la ley se podrá aplicar a todos los
casos reales que sean iguales a los que ella previene, en tanto que esa
ley no sea derogada o abrogada. Se trata de que la abstracción es una.,
“INDETERMINACION DE CASOS”!
b) .—Generalidad. Es ésta la esencia misma de un acto legislativo y
de la actividad legislativa del Estado, y significa que la ley se deberá
de aplicar a cualquier persona que caiga en la hipótesis establecida en
el Ordenamiento, pero no se deberá referir la ley a una o a varias
personas en particular. Lo contrario a una “LEY GENERAL”, es una
“LEY PRIVATIVA” y ésta, LA PRIVATIVA, viene a ser una ley que se
pretenda se deba aplicar a una persona o a varias personas determi­
nadas. Este tipo de ley privativa, se prohíbe expresamente en la
Constitución Política del País, al disponer en su artículo 13, en lo
conducente que:
“Nadie puede ser juzgado p o r l e y e s p r i v a t i v a s n i p o r t r i b u n a l e s e s p e ­
c i a l e s . Etc.”.
CARACTERISTICAS DE ¡LA- LEY DE EXPROPIACION. 321

. c).—Permanencia. Significa que el acto legislativo del Estado, la


■ley, no pierde su fuerza por el hecho de que se aplique dos o tres ve­
nces, o diez mil o un millón o cien millones de veces. La ley conserva
siempre su misma fuerza, siempre y hasta el momento' en que sea de­
rogada o abrogada. El Estado por conducto de los ministros de la Su­
prema Corte de Justicia de la Nación, ha hecho referencia a las
anteriores características que anoto debe tener la ley, y así ha dicho el
Estado que: - ■.
“..‘.es carácter constante de las leyes, que sean de aplicación general y
abstracta (es decir, que deben contener una disposición que no desa­
parezca después de aplicarse a un caso previsto y determinado de
antemano, sino que sobreviven a esta aplicación y sé apliquen sin
consideración de especie o de persona a todos los casos idénticos al
que previenen; en tanto que no sean abrogadas). Una ley que carece
de estos caracteres, va en contra del principio de igualdad, garanti­
zado por el artículo 13 constitucional, y aún deja de ser una disposi­
ción legislativa, en el sentido material, puesto que le falta algo que
pertenece a su esencia”.(263)
d).—Ser sólo modificable por otra ley.—Significa que una lev, sólo
puede ser modificada por otra ley, por otro acto del propio Estado, verifi­
cado a través del mismo órgano Legislativo, y no puede ser modifica­
da por un acto del Estado a través de su órgano Ejecutivo o del
Judicial.
Desde luego que esto, que viene a estar ligado íntimamente con el
principio de la jerarquía de las normas, fundamental en la técnica j u ­
rídica y en la técnica legislativa, con frecuencia la olvidan o bien la
ignoran, los ignaros funcionarios empleados al servicio del Estado, y
abusan así del poder que les confiere el cargo, y no es INFRECUENTE
ver que el presidente de la República pide con frecuencia a los legis­
ladores, que en nombre del Estado aprueben un proyecto de ley que
les remite, y que es francamente violatorio de la Constitución, y se lo
aprueban los señores legisladores que están orgullosos de ser “hom­
bres del presidente” olvidándose que son miembros de la burocracia
al servicio del Estado, independiente y autónoma, en teoría, del presi­
dente de ,1a República.
Respecto de esta característica de la ley, se dice que:
“...consiste en que las disposiciones contenidas en una ley de carácter
formal, no pueden ser modificadas por un reglamento. Este es un
principio basado en la autonomía formal de las leyes reconocidas en
(263) Jurisprudencia de los Estados Unidos Mexicanos, por conducto de sus Ministros d e la
Suprema C orte de Justicia de la Nación. 1917-1954. Tesis 643. Pág. 1147.
322 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

el inciso f) del artículo 72 de la Constitución, según el cual “en la in­


terpretación, reforma o derogación de las leyes o decretos,, se obser­
varán los mismos trámites establecidos para su formación”.(264)
y así, con este sistemita que muestra cómo se las gastan los lacayos del
presidente de la República, se piensa que se está cumpliendo con el
artículo 72- f) de la Constitución, pero se viola en muchos casos algo
más importante como es el principio básico del Derecho de la Jerar­
quía de las Normas.
Ojalá que usted cuando sea funcionaría o funcionario público,
recuerde que todos estos principios jurídicos requieren del respeto
de cada uno de los trabajadores al servicio del Estado, y esa catego:
ría comprende desde el presidente de la República para abajo.

2 3 9 .—El Estado y su órgan o Judicial en el p roceso expropiatorio.


La intervención del Estado por conducto de los funcionarios de su
Poder u Órgano judicial en esta materia, no siempre se presenta,
pero cuando ella se requiere, puede ser en dos diferentes maneras:
a).—De acuerdo con el texto que tenía la Ley de Expropiación en
su artículo 10, hasta antes de 1994, y que es a pesar de lo que se
quiera, el único camino legal y constitucional, pues como hago ver en
el apartado 245, el hecho de que el artículo 10 que menciono se hava
reformado y tenga nuevo texto a partir de enero de 1994, ESE TEX­
T O N O DEBE APLICARSE PUES ES INCO NSTITU CIO NAL, YA
Q U E COMO LO EXPLICO Y HAGO VER, VA E N CONTRA DE
LO O UE DETERMINA LA CONSTITUCION PO L IT IC A DE LOS
ESTADOS UNIDOS M EXICANOS EN SU ARTICU LO 27, FRAC­
C IO N VI.
Así entonces, aquí le explicaré a Ud. lo que se debe hacer confor­
me a la Constitución en su artículo 27, fracción VI, sin considerar lo
que determine la Ley de Expropiación en su artículo 10, conforme al
texto que se le dio en 1994. "
El artículo 27, fracción VI, dice, y de acuerdo a él, el artículo 10
de la Ley de Expropiación decía, y ese texto se debe respetar
que: (265)
“El precio que se fijará como indemnización a la cosa expropiáda, se
basará en la cantidad que como valor fiscal de ella figure en las ofici­
nas catastrales o recaudadoras, ya sea que este valor haya sido mani-
(264) Fraga Gabino. Ob. cit. Pág 107. No. 80. 18a. Ed. __
(265) Hoy día ese artículo 10 d isp o n e que “El precio que se fijará com o indemnización,
será equivalente al valor com ercial que se fije sin que pueda ser inferior, en el caso de bienes
inm uebles, al valor fiscal que figure e n las oficinas catastrales o recaudadoras.
LOS JUECES Y LA EXPROPIACION. 323

testado por el propietaio o simplemente aceptado por él de un


modo tácito por haber pagado sus contribuciones con esta base. El
exceso de valor o el demérito que haya tenido la propiedad particu­
lar por las mejoras o deterioros ocurridos con posterioridad a la fe­
. cha de la asignación del valor fiscal, será lo único que deberá quedar
' sujeto ajuicio pericial y a RESOLUCION JUDICIAL. Esto mismo se
observará cuando se trate de objetos cuyo valor no esté fijado en las
oficinas rentísticas”.
•3
En forma concreta, y conforme con el artículo siguiente el 11, se
puede decir que esta intervención del Estado por medio de su Poder
judicial se verifica para valuar el bien que se expropia cuando no esté
catastrado, o bien si lo está, valuar las mejoras o deméritos de que
hubiere sido objeto después de catastrado.
b).—Su segunda intervención es como controlador de la legalidad
y constitucionalidad del acto expropiatorio y ello a través del Juicio de
timpero.
Si el particular que sufre la expropiación cree que se violan, con
ese acto sus garantías individuales —consignadas en la Constitución—
puede oponerse a ese acto, primero ante el Estado por conducto del
funcionario del órgano administrativo que decretó la expropiación,
mediante el sistema de promover ante el mismo un recurso llamado
de “Revocación”, y el cual se consigna en el artículo 5o. de la Ley de
la materia cuando dice:
“Los propietarios afectados podrán interponer, dentro de los 15 días
hábiles siguientes a la notificación del Decreto recurso administrativo
, de revocación contra la declaratoria correspondiente”.
Si la decisión del funcionario administrativo a este recurso le es
adversa al particular, esto es, que aquél no decida revocar el acto ex­
propiatorio, entonces puede ocurrir al Juicio de Amparo pidiendo la
protección y amparo del Estado a través de la Justicia Federal, para
que ésta destruya la conducta del propio Estado a través de su Poder
Ejecutivo, y se le devuelva el bien del cual se le hubiere privado(266),
o se paralice la acción administrativa y ya no se le prive de su cosa, si
aún la tuviere en su poder.
Debe tener muy presente el lector(a), q u e si e l p a r t i c u l a r no a g o ta
p r im e r o é l re cu rso a d m i n i s t r a t i v o d e re v o c a c ió n , e l j u e z n o le a d m itir á
la d e m a n d a d e a m p a r o , y m ie n tr a s , s e le p u e d e p a s a r e l té r m in o q u e le
c o n fie re e l a r tíc u lo 5o. t r a n s c r i t o y q u e d a r á f ir m e e l a c t o d e e x p r o p ia -

(266) Cabe aclarar que se ex p o n e aq u í una situación simplista del A m paro, pues éste p r e ­
senta en su vida práctica múltiples aplicaciones y variantes, pero yo lo expongo así de simple,
pues para el lector(a), alumno{a), de este curso de Derecho civil, es aquí bastante, y ya será en
su curso de G arantías y en el de A m paro donde co n lodo cuidado estudiará esta materia.
324 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

c ió n . P o r ello d eb e s ie m p r e p r i m e r o p r o m o v e r el r e c u r s o , y só lo que le
s e a n e g a d a la r e v o c a c ió n d e b e r á p r o m o v e r el J u ic io d e A m p a r o .
La intervención de los funcionarios del Poder judicial en este se*
gundo caso que se viene analizando se entenderá con este ejemplo:.
La fracción III del artículo lo. de la Ley determina como causa de
utilidad pública que generará un acto expropiatorio, la creación de
jardines, y se entiende ello, pues ahí se siembran árboles que son in­
dispensables para la purificación del aire de la ciudad, y como lugar
de descanso y juego para sus habitantes.
Ahora bien, el señor Procopio es dueño como ya se dijo en ante­
rior ejemplo, de una “casita” que tiene un enorme jardín, más bien
una enorme huerta.
En una de tantas fiestas que da el señor Procopio, invita al Jefe de
Gobierno del Distrito Federal y éste ve que es muy bella y bien cons­
truida la casa del señor Procopio, por lo cual le pide que se la venda.
El señor Procopio se niega a venderla y entonces el Jefe de Go­
bierno del D. F., para perjudicar a Procopio promueve una declara­
toria de expropiación, en donde determina que en la zona donde esta
la casa del señor Procopio se necesita crear un parque para que los
niños y niñas de la vecindad, tengan un sitio de esparcimiento, y que
precisamente sirve para satisfacer esa necesidad pública el predio en
donde está la casa del señor Procopio que cuenta con un amplio jar-,
din, que deberá pasar a ser público.
Firma el Decreto de expropiación, y éste se le notifica al señor
Procopio.
Al recibir esa declaratoria, el señor Procopio recurre a la abogada
Toñoñoña, y le pregunta qué debe hacer. La abogada Toñoñoña le
dice: “Respetable señor Procopio, lo primero que se debe hacer, es
ocurrir ante el mismo Jefe de Gobierno del Distrito Federal, promo­
viendo el Recurso de revocación de tan descabellada declaratoria de
expropiación.”
El señor papá Antonio de la abogada Toñoñoña que está ahí pre­
sente, le dice: “Pero hijita, no cabe duda que tú no has vivido; para
qué vas a perder tu tiempo en promover un recurso que sabes de an­
temano se va a resolver en sentido negativo, pues el caso es claro, ya
que se trata de una venganza del señor Jefe de Gobierno pues como
sabes el señor Procopio se negó a venderle su casa, y ahora de esa
m anera busca fastidiarlo. Mejor señor Procopio, dice papá Antonio,
recurra usted ante los jueces federales directamente, en demanda de
am paro”.
La abogada Toñoñoña vuelve a tomar la palabra y dice: “Señor
RECURSO ADMINISTRATIVO CONTRA LA EXPROPIACION. 325

papa, con el debido respeto que me mereces, eres un ignorante del


Derecho y de la ley, y si el señor Procopio te hace caso, va a perder
sus derechos, ya que en el tiempo qué interpone la demanda de am­
paro y se le dice que es improcedente porque no ha agotado el recurso
de Revocación que marca el artículo 5o. de la Ley de Expropiación,
habrán transcurrido los 15 días que da la ley para interponer ese re­
curso de revocación, y ya no se le admitirá éste, ni tampoco el ampa­
ro después, ya que ei juez de Distrito, juez federal le dirá que debió
primero agotar el recurso de revocación, por lo que, la declaratoria
de expropiación quedará firme, y el señor Procopio quedará definiti­
vamente privado de su casa”.
‘Todo lo anterior señor papá, te lo digo con el respeto debido,
pero padeces del mismo mal queda enorme mayoría de los mexica­
nos que dicen saber leer y escribir: consideran que pueden dar conse­
jos jurídicos o médicos y por ello quienes les hacen caso, o pierden
sus propiedades, o la vida. Si yo le digo al señor Procopio que inter­
ponga primero el recurso de revocación, no es porque crea que se lo
van a resolver favorablemente. No, indico que se debe promover ese
recurso, pues si no se agota previamente, como ya antes te digo, el
Estado por conducto de su juez federal no puede tramitar el juicio de
Amparo, ya que así lo dispone la Ley”. ■
Ante la sapiencia de la abogada Toñoñoña, el señor Procopio y el
papá Antonio, tienen que inclinar la cabeza, y se promueve el recurso
de revocación ante la propia autoridad que dio trámite a la expropia­
ción, pues así lo dispone el artículo 6 o. de la Ley al decir:
“El recurso administrativo de revocación se interpondrá ante la Se­
cretaría de Estado, Departamento Administrativo o Gobierno del Te­
' rritorio que haya tramitado el expediente de expropiación, de
ocupación temporal o de limitación de dominio”.(267)
y en el escrito en que se interpone el recurso, dice el señor Procopio
que no es cierto que las niñas y los niños de la zona en donde está su
casa y jardín carezcan de jardines, pues ahí hay varios parques, y ade­
más por ser una zona de las que se conocen por “colonias popis", to­
das las familias que las habitan, tienen jardín propio; que, en
consecuencia, no hay necesidad de que se le expropie a él su casa, ni
se destiné su jardín a jardín público, y que. todo ello no es sino una
medida arbitraria e injusta.
Desde luego, como vaticina la abogada Toñoñoña, los sujetos
que estudian el expediente consideran improcedente la revocación
(267) Ya no hay T erritorios, p ero la ley no se h a actualizado y m antiene ese texto.
326 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

que promueve el señor Procopio y confirman el acto de expropiación


decretado.
Ya con esa negativa de revocación el señor Procpio ocurre ante el
juez de Distrito, dependiente del órgano o Poder Judicial Federal de
los Estados Unidos Mexicanos, en demanda del Amparo. Ante este
funcionario, dice que, con la decisión de expropiarle su casa, se vio­
lan en su perjuicio las garantías consignadas en la Constitúción en los
artículo 14 y 16, y expone las razones que prueban no es necesaria su-
casa y jardín para destinarlos a parque publico.
Se sigue el procedimiento ante un juez federal, y el juez de Distri­
to —que por fortuna hay entre este tipo de funcionarios algunos,
pero muy pocos, que tienen aún sentido de su alta función y de la
dignidad personal y de su cargo— al valorar las pruebas que se le
aportan, resuelve que en verdad no existe la necesidad pública que
dijo el Jefe de Gobierno del Distrito Federal en el Decreto expropia-
torio, y que por lo mismo no se debe llevar adelante tal decisión,
pues la Justicia Federal am para y protege al señor Procopio.
En este caso el Estado a través de su juez federal, interviene como
controlador de la legalidad impidiendo que se consume uno más de
tantos abusos de que son víctimas por desgracia, los ciudadanos que
no se doblegan —como debe ser— ante los abusos y caprichos de los
malos funcionarios.

2 4 0 .— 2o.—Priva para sí o para un tercero.


En la estructura actual del Estado, hay personas incorporales que
form an lo que se conoce como “sector paraestatal” de la Administra­
ción pública. Este “sector” se forma como dice la Ley Orgánica de la
Administración Pública Federal en su artículo Io, párrafo tercero, por
“Los organismos descentralizados, las empresas de participación esta­
tal, las instituciones nacionales de crédito, las organizaciones auxilia­
res nacionales de crédito, las instituciones nacionales de seguros y de
fianzas y los fideicomisos, componen la adminstración pública pa­
raestatal”.
Estos organismos y empresas, se dice también que tienen persona­
lidad propia, diferente de la del Estado.
Por otra parte, en lo relativo al Distrito Federal, la Ley Orgánica
de la Administración Pública del Distrito Federal, publicada en la Ga­
ceta Oficial del Distrito Federal de 29 de diciembre de 1998, en el ar­
tículo 2 o párrafo quinto, dice que
BIENES NO EXPROPIABLES. 327

' “Los organismos descentralizados, las empresas de paricipadón esta-:


tal mayoritaria y los fideicomidos públicos, son las. entidades que
componen la ADMINISTRACION Pública Paraestatal.”
Por otra parte, el Estado da en concesión sus bienes de dominio
público, (268) ó concesiona la prestación de servicios públicos, como
V. g. el de autotransporte en carreteras federales.
Y, tanto los concesionarios, como las personas que forman el sec­
tor paraestatal, requieren en ocasiones, de bienes propiedad de los
particulares para cumplir con sus fines, que son casi siempre de utili­
dad pública.
Pues bien, cuando el Estado para cumplir sus fines, o una persona
del sector paraestatal o un concesionario requiere de un bien de un
particular para la satisfacción de una necesidad pública, puede decre­
tarse la expropiación de ese bien, ya para el Estado, ya para esos en­
tes, o también para un particular.

241. —3o.—Qué priva a un particular de un bien de su propiedad.


En el apartado 232 se vio el primero de los elementos que se pre­
cisan para que haya expropiación, y los temas relacionados con tal
elemento. En el apartado 240 que es el anterior, se vio el segundo de
esos elementos. Ahora corresponde ver el tercero de esos elementos,
que se apuntan en el apartado 231, o sea que el acto del Estado con­
siste precisamente, en privar a un particular de su bien.
Este presupuesto plantea esta pregunta: ¿Todos los bienes de los
particulares pueden ser materia de expropiación, llegado el caso?.
La respuesta es un “N O ” rotundo.
En efecto, no todos los bienes de los particulares se pueden ex­
propiar para destinarlos a la satisfacción de necesidades públicas,
aunque el principio general es el contrario, y se puede decir que casi
todos son expropiables.
Pero entonces ¿Cuáles bienes de propiedad particular no pueden
ser objeto de expropiación?. No se pueden expropiar:
a) .—Las cosas futuras y
b) .—El dinero.

242. —B ienes no e x p ro p ia b le s.
Los bienes o cosas que se enumeran en los dos incisos del aparta­
do anterior no se pueden expropiar, por las siguientes razones:
a).—Al hacer el estudio de las cosas o bienes, se anotó la clasifica-
(268) Véase supra 122, los bienes de Dominio publico de la Federación.
328 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

ción de ellas en presentes y futuras en los apartados 58 a 62, y res­


pecto de las futuras, anoté tres diversos tipos de contratos que pue­
den tenerlas como objeto. Pues bien, si las cosas futuras son aquella?
que no existen al momento de celebrarse respecto de ellas una rela|j
ción jurídica, resulta entendible que no se pueden expropiar, ya que
el bien que se expropie, es para satisfacer una necesidad actual, que
ya existe y que tiene el carácter de pública, y ¿cómo algo que aún no-
existe va a servir para satisfacer una necesidad pública?.
b).—Tampoco se puede expropiar el dinero. ¿Y por qué no se
puede expropiar dinero a los particulares?. La respuesta es fácil de
encontrar: si se les expropia un bien, y se les debe dar una retribu­
ción —indemnización como dice la ley— en dinero, ¿qué sentido tie­
ne privarlos de dinero, para retribuirles en dinero?.
Si el Estado precisa de dinero, recurre a otros procedimientos;
para allegárselo, como es el cobro de impuestos, la celebración de
empréstitos, etc., o bien el camino fácil que desde 1970 siguió el Esta­
do Mexicano, aunque lleve, como llevó a la crisis económica al país:
poner a trabajar las máquinas productoras de billetes de banco, aunque
tales billetes no tengan el respaldo de metales finos que marca la ley,
en las cajas del propio gobierno. Por ello es ilógico expropiar dinero.

24 3 . —-4o.—M e d ia n te el pago de u n a retribución.


El cuarto elemento de la definición ofrecida de expropiación, es
que el particular al cual se le priva de un bien, debe recibir una in­
demnización, o retribución.
La Constitución en su artículo 27 y la Ley de Expropiación no
usan la palabra Retribución, sino la de Indemnización; y de la palabra
que utiliza la Carta Política y la ley, y la que yo utilizo, surgen estas
preguntas:
A. —¿Cómo se fija la retribución o indemnización?.
B. —¿Cuál es el monto de la retribución?.
C. —¿Cuál es el procedimiento para valorar la retribución?.
D. —¿Cuál es el tiempo de pago de la retribución?.

24 4 . —-A.-—-Form a d e fijar la re trib u c ió n o in d em n izac ió n e n la ex­


p ro p ia c ió n .
La retribución o indemnización que el particular debe recibir del
Estado por el bien que éste le expropia, se fija atendiendo a la pérdi­
da o disminución que sufre el patrimonio del particular, y no se
determina conforme al acrecentamiento que se produce en el patri­
monio del Estado.
LA INDEMNIZACION POR LA EXPROPIACION. 329

■' En principio pudiera pensarse que debe ser correlativo al em po­


brecimiento del patrimonio del particular y el acrecentamiento del
patrimonio del Estado, pero ello no siempre es así, y se entiende a
través de este ejemplo: En el apartado 239 expuse el caso en donde
el Jefe de Gobierno de la Ciudad, fue invitado por el señor Procopio
a una fiesta en la casa de éste, y que después como el señor Proco­
pio no le quiere vender la casa que tiene un amplio jardín, decide el
jefe de Gobierno del D. F. que se le expropie esa casa para destinarla
a un jardín público.
Pues bien; si el señor Procopio a través del juicio de amparo que
promueve no demuestra la arbitrariedad de la medida, o no prom ue­
ve el juicio, se verá privado de su finca, aunque se le deba retribuir.
Pero ¿cuánto se le debe retribuir?. Pues el importe de la casa y el
terreno en que está construida, así como el terreno del jardín. Y ¿el
Estado al recibir la finca, qué hace con ella?. La debe demoler pues
no la va a utilizar, sino que sólo va a utilizar su superficie como j a r ­
dín. Por lo mismo ¿en cuánto se acrecenta el patrimonio del Estado?.
Sólo se acrecenta con el valor del terreno, ya que la finca la dem ue­
le, y ello explica la afirmación hecha líneas antes, en el sentido de
que el empobrecimiento del particular no es siempre correlativo del
acrecentamiento patrimonial del Estado: el particular pierde casa y te­
rreno, que valen más que el solo terreno, y éste es en última instancia
lo único que va a aprovechar el Estado. Al pagarse la retribución e n ­
tonces, se debe atender al empobrecimiento del particular y no al
acrecentamiento del patrimonio del Estado.

245.—B .—M onto d e la retribución al particular, por ex p ro p ia ­


ción. Inconstitucionalidad de la Ley de E xpropiación
en su nuevo texto del artículo 10.
En el apartado 239 transcribí de la Ley de Expropiación, el texto
del artículo 1 0 , que se refiere al criterio que se debe seguir para va­
luar el bien que se vaya a expropiar, y en especial si se trata de u n
bien inmueble.
Pero no dije ahí nada sobre la inconstitucionalidad de esa norma,
pues es flagrantemente violatoria del principio de técnica legislativo
de LA JERARQUIA BE LAS NORMAS, que ya le he mencionado e n •
otras ocasiones, y que se enunciar diciendo que LA NORMA SECUN­
DARIA NO PUEDE IR MAS ALLA DE LO QUE DETERMINA LA
NORMA PRIMARIA, o dicho aplicándolo al caso concreto, CUE LA
LEY DE EXPROPIACION NO PUEDE REGLAMENTAR A LA
CONSTITUCION POLITICA DE LOS ESTADOS UNIDOS MEXI­
CANOS, SINO DE ACUERDO CON LO QUE ESTA DETERMINE,
330 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

Y N O P U E D E ESTABLECER U N SISTEMA DIFERENTE AL QUE V


DETERM INA LA CONSTITUCION.
Y en efecto, la Constitución Política de los Estados Unidos Mexü
canos en su artículo 27, en su fracción VI, antes era la VII, respecto _
de esta m ateria dispone en el segundo párrafo de dicha fracción que:
“El precio que se fijará como indemnización a la cosa expropiada, se
basará en la cantidad que como valor fiscal de ella figure en las ofici-
ñas catastrales o recaudadoras, ya sea que este valor haya sido mani­
festado por el propietario o simplemente aceptado por él de un
modo tácito por haber pagado sus contribuciones con esta base. El
exceso de valor o el demérito que haya tenido Ja propiedad particu­
lar por las mejoras o deterioros ocurridos con posterioridad a la fe­
cha de la asignación del valor fiscal será lo único que deberá quedar
sujeto a juicio pericial y a resolución judicial. Esto mismo se observa­
rá cuando se trate de objetos cuyo valor no esté fijado en las oficinas
rentísticas”.
y por su parte la Ley de Expropiación en su artículo 10 disponía
hasta antes de 1994, que:
“El precio que se fijará como indemnización a la cosa expropiada, se
basará en la cantidad que como valor fiscal de ella figure en las odri­
nas catatrales o recaudadoras, ya sea que este valor haya sido mani­
festado por el propietario o simplemente aceptado por él de un
modo tácito por haber pagado sus contribuciones con esta base. El
exceso de valor o el demérito que haya tenido la propiedad particu­
lar por las mejoras o deterioros ocurridos con posteridad a la fecha
de asignación de valor fiscal, será lo único que deberá quedar sujeto
a juicio pericial y a resolución judicial. Esto mismo se observará
cuando se trate de objetos cuyo valor no esté fijado en las oficinas
rentí ticas”.
Y así había respeto al principio de la Jerarquía de las normas, y
congruencia entre el texto constitucional, y la ley secundaria.
Pero ¡¡¡ahí vienen los bárbaros del norte!!! no me refiero a los ha­
bitantes de Estados Unidos de América, sino como decían en la Euro­
pa de la Edad Media, cuando se venían en contra de los imperios
civilizados, las hordas de Atila y otras tribus como las que éste dirigía.
Y así llegó Carlos Salinas de Gortari en 1988, con su cauda de
“desasesores jurídicos” pseudoabogados, encabezados por un tal Ru­
bén Valdés Abascal que era su Jefe o Director Jurídico de la Presiden­
cia de la República, y se les ocurre modificar el artículo 10 antes
transcrito, y mandan el proyecto o iniciativa al Congreso de la Unión,
y ahí los “hombres del Presidente”, naturalmente alzan la mano y “se
aprueba el proyecto”, y se envía el Decreto del Legislativo que reforma
MONTO DE LA INDEMNIZACION POR EXPROPIACION. 331

entre otros, ese artículo 1 0 , al cual se le da el texto que ya anote en


el apartado 239, pero que por su interés, y que Ud. aprecie a los tro­
gloditas del Derecho, se lo repito, y así dijeron:
“El precio que se fijará como indemnización por el bien expropiado,
será equivalente al valor comercial que se fije sin que pueda ser infe­
rior, en él caso de bienes inmuebles, al valor fiscal que figure en
las oficinas catastrales o recaudadoras”.
y así, se pasaron como dice el refrán popular, por salva sea la parte, a
la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, y establecie­
ron en la ley secundaria, un procedimiento que es del todo contrario
a lo que la Ley Máxima dispone!!!!.
Por ello, cuando conozca Ud. alumna(o) de un caso de expropia­
ción, no permita de manera alguna que se fije el monto de la indem­
nización, conforme al texto nuevo de la Ley de Expropiación en su
artículo 1 0 , pues es del todo inconstitucional, y combátalo por medio
del juicio de amparo, aduciendo precisamente que la norma secunda­
ria no puede variar lo que dice la norm a primaria.
Esta reforma se publicó en Diario Oficial de la Federación el 22
de diciembre de 1993, y se determinó que entraría en vigor, el lo . de
enero de 1994.
Este señor Rubén Valdés Abascal, es al mismo que el siguiente
presidente de la República, el Lie. Ernesto Zedillo Ponce de León, de­
signó como “Procurador General de Justicia del Distrito Federal”,
pero más tardó en ocupar el cargo el primero de diciembre de 1994,
que “por razones de salud”, tuvo que “renunciar” al cargo ya para el
mes de febrero de 1995. Así es su capacidad, pues nadie le creyó eso
de que era por razones de salud!!!!. Pero que bueno fue para los ha­
bitantes del Distrito Federal, que se hiciera esa “limpia” de elementos
nefastos que se colaron en la administración, no menos nefasta e n su
generalidad, del presidente Carlos Salinas de Gortari, que después de
dejar la presidencia, ha dado muestras indudables de esquizofrenia o
de otro mal mental, que no estoy capacitado médicamente para califi­
car, pero que su “loquera” en cualquier forma que la denomine un
psquiatra, salta a la vista.
Pero no vaya a pensar alumno(a) que “hago leña del árbol caído”
y ahora que ya no se está bajo esa nefasta administración, me atrevo a
decir lq anterior. No, le invito a que vaya a la biblioteca y pida m i li­
bro “Derecho administrativo y Derecho administrativo al estilo mexi­
cano”, que salió a la luz en agosto de 1993, bajo el reinado pleno de
Salinas de Gortari, y lea ahí las críticas que le enderezo.
No acabo de emteder por qué en México no se adiciona la Cons­
titución Política de los Estados U nidos Mexicanos, determ inando
332 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

que a los candidatos a p residentes de República, se les debe hacer


un exam en psiquiátrico antes de las elecciones, y también se esta­
blezca que después de cada año de desem peño de la función, se les
deberá de hacer otro exam en psiquiátrico más, para ir determinan­
do si después de cada año de su mandato, aún conservan el equili­
brio em ocional y p síq u ico suficiente para seguir en el gobierno del
país y para llevar la responsabilidad de la d irección política y ad­
m inistrativa del Estado.
Pero en fin, vuelvo a la Ley de Expropiación en su artículo 10,
que como digo no se puede aceptar que se aplique esa norma por ser
inconstitucional, y por ello me seguiré refiriendo al texto que la nor­
ma tenía hasta antes de 1994, y el comentario que sigue es sobre la
idea de que aún está en vigor esa norma.
Ahora bien, pudiera estimarse que el criterio que da la ley para fi­
jar el monto de la retribución es un tanto injusto, en especial cuando
se refiere a bienes inmuebles, ya que nunca o casi nunca, el precio
que tienen los bienes en el catastro, corresponde al precio real y co­
mercial de los mismos.
Y en efecto, por lo regular los particulares catastran o ven que se
registran sus inmuebles para el pago de impuesto predial, en sumas
mucho muy inferiores al precio comercial que tienen, y si se va a pa­
gar sobre esa base, el particular que sufre la expropiación se verá re­
sentido en su patrimonio por una fuerte pérdida.
V. g. la finca que construyó el señor Procopio en el ejemplo que
se viene utilizando, le costó 3 millones de pesos, pero está catastrada
en 300 mil pesos y el terreno en que la construyó lo adquirió varios
años antes en 1 0 0 mil pesos como una' ganga, pero a la vuelta del.
tiempo ese terreno vale 3 millones de pesos. Por lo mismo, la casa
del señor Procopio vale en verdad 6 millones de pesos y sin embargo
como no ha hecho el Estado un reavalúo del predio y construcción
para el pago del nuevo monto del impuesto predial, el señor Proco­
pio sigue pagando su impuesto sobre el precio original del terreno
que como se dice es de 1 0 0 mil pesos.
Se decreta la expropiación de la casa del señor Procopio, y en
consecuencia conforme al valor catastral, se le van a pagar 400 mil
pesos por lo que ya vale 6 millones, y por ello se tiene la impresión
de que se está cometiendo una injusticia.
Esa impresión fue tan marcada, y es tan frecuente en los casos de
expropiación en México, que el Constituyente de la Carta Política de
1917, en el texto original del artículo 27 de la Carta de Querétaro,
creyó ser justo declarando que sobre el precio catastral se debería de
pagar un diez por ciento más de “indemnización”.
INDEBIDO SISTEMA PARA FIJAR EL MONTO DE LA INDEMNIZACION. 333

La Constitución en el original artículo 27, fracción VII en su. pá­


rrafo sexto determinaba:
“...El precio que se fijará como indemnización a la cosa expropiada
se basará en la cantidad que como valor fiscal de ella figure én las
oficinas catastrales o recaudadoras, ya sea que este valor haya sido
manifestado por el propietario o simplemente aceptado por él de un
modo tácito, por haber pagado sus contribuciones con esta base, au­
mentándolo con un diez por ciento..."
Este párrafo sufrió la supresión de la referencia al aumento del
diez por ciento, por reforma publicada en el Diario Oficial de la Fe­
deración el 6 de diciembre de 1937, y para hacer tal modificación se
razonó así: El particular durante años viene pagando al Estado im­
puestos muy bajos, ya que se toma como base para su cálculo el pre­
cio que se registra en el catastro, y como ya se dijo, ese valor es
siempre muy inferior al real y comercial. Por lo mismo, el particular
en una forma no estricta en su acepción jurídica, viene “defraudando”
al Estado, pues le paga impuestos mucho muy inferiores a los que se
debieran de cubrir si el bien de su propiedad se catastrara por su va­
lor real y comercial. De ahí resulta, se dijo, que el Estado no tiene
por qué pagarle al particular el valor comercial y real de la cosa al
momento de la expropiación, si el particular no es leal con el Estado
en el cumplimiento de sus deberes fiscales.

246.—Crítica al sistem a constitucional de fijar el monto de la re­


tribución.
El razonamiento de los que reformaron la Constitución en 1937
considero que sólo en apariencia es justo, ya que a primera vista pa­
rece que no hay razón de pagarle más al particular si éste ha pagado
por su parte, impuestos inferiores a los que en verdad debiera de ha­
ber cubierto.
No obstante, estimo que tal criterio es injusto y absurdo, si se ha­
cen estas consideraciones.
a) .—El particular no puede ni debe estar pendiente de solicitar al
Estado que le revalúe su casa, cada vez que ésta sufra una mejora o
un. demérito, cuando el terreno haya cobrado o perdido plusvalía por
la zona en que se encuentra ubicado, u otras razones. El particular no
tiene que dedicarse a esos menesteres, que por otra parte, si los aten­
diera, se llevaría horas y más horas, pues hacer tal solicitud a las autorida­
des, es enredarse en un procedimiento burocrático sin fin, conociendo
la lentitud con que se trabaja en todas las oficinas del Estado.
b) .—Por otra parte, el Estado conforme a la ley, tiene hoy la fa-
334 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

cuitad de cada año, hacer un reavalúo de las fincas, para poner el


precio catastral de éstas acorde con el valor comercial de los bienes;
ya por plusvalía, ya por devaluaciones del valor adquisitivo de la mo­
neda.(269) Si no lo hace el Estado por descuido —aduciendo que ca­
rece de personal y presupuesto para ello— eso no es culpa del
particular, sino que es una omisión en el cumplimiento de sus debe1
res por parte del Estado, lo cual en lugar de serle imputable al parti­
cular, debiera ser causa de responsabilidad de los funcionarios
estatales.
c).—En todo caso, la Ley de Expropiación, y la Constitución mis­
ma, se deben reformar en el sentido de que, al decretarse la expro­
piación, se debe siempre valuar el bien, haciéndole un cálculo
promedio de su valor en los cinco años anteriores, para que del valor
real y comercial del mismo, que ese sería el que se le pagara al parti­
cular, se le dedujeran las sumas que resultaran como diferencia entre
los impuestos que le hubiera correspondido pagar, y los que realmen­
te hubiera cubierto. Entiéndase bien esto, con un ejemplo.
En el caso del señor Procopio, se debería de hacer el avalúo de la
finca, y ver cuál era su valor real y comercial durante los últimos cin­
co años, para de esa manera, calcular también cuál debiera haber sido
el monto de lo que le correspondía pagar por impuestos, y su impor­
te retenerlo al Estado, deduciéndolo del valor de la retribución.
Así, si el señor Procopio vino pagando por ejemplo cien pesos de
impuesto predial, ya que sólo tenía registrado el terreno pero no la
casa, y el terreno mismo con un valor muy alejado del real y verdade­
ro, pues ello no le es imputable directamente a él, sino al Estado que
debiendo revaluar las fincas, no lo hace por morosidad, negligencia,
falta de personal, falta de presupuesto o lo que se quiera, pero el he­
cho es que no revalúa las fincas, y no se le puede pedir al particular
que lo solicite, cuando sabe de sobra que ese trabajo no le correspon­
de a él, y que si se aboca a hacerlo, perderá horas y más horas ante
la incuria burocrática.(270)
(269) Al devaluarse la m oneda o “flotar” com o se dice hoy hipócritam ente, los bienes in­
m uebles n o se devalúan, sino que co b ran m ayor valor conforme al m e n o r valor adquisitivo de la
m oneda; si bien en realidad con relación a una moneda extranjera su valor sigue siendo el mismo.
(270) Sin embargo los burócratas al servicio del Distrito F ederal con violación a todo prin­
cipio de D erecho “inventaron” la form a de fastidiar al propietario de inm uebles, y así le man­
dan al d u eñ o de cada inm ueble u n “form ulario” en donde se dice que el particular debe anotar
ahí, cuál es el valor que ese particular le atribuye a su propiedad, para que, conform e a ese va­
lo r que “EL MISMO FIJO” pague el “im puesto predial”, pero si el Estado com prueba que vale
más, lo p u ed e acusar de “defrau d ació n fiscal”, así ahora el p articu lar propietario TRABAJA
PARA EL ESTADO y si no lo “hace b ie n ”, ihasta a la cárcel puede ir!. Vaya cinism o de legisla­
dores los que tal determ inaron, p u es violan el art. 27 de la C onstitución, y si Ud. pide amparo
contra sem ejante ley, ¡Los sumisos m inistros de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, niegan
PROPUESTA DE SISTEMA PARA INDEMNIZAR. 335

Ahora bien, al verificarse la expropiación de la casa del señor Pro­


copio se hace el avalúo y se encuentra que el terreno vale 3 millones
de pesos, y la finca otros 3 millones, y que por lo mismo el señor
Procopio debió pagar como impuestos cinco mil pesos mensuales. En­
tonces se debe hacer este cálculo: cobrarle trescientos mil pesos de
impuestos, a razón de cinco mil por sesenta meses de cinco años, me­
nos cien por mes ya pagados, o sean seis mil, de cinco años, lo que
da un total de doscientos noventa y cuatro mil pesos a su cargo, pero
considerándole el valor de 6 millones a su finca, se le retribuiría por
$5,706.000, y no por $300,000.00 pesos que se le deben cubrir de
acuerdo con la Constitución y la Ley de la materia. Dicho todo esto
en otra forma se tendría así:
1. Valor real de la casa y terreno de Procopio $ 6,000,000.00
2. Impuesto que debía pagar por mes si se le hubiera
valuado oportunamente su finca: $5,000.00. En un
año, $60,000.00; en 5 años $300,000.00 -300,000.00
$ 5,700,000.00
3. Impuesto que Pagó Procopio a razón de $100.00
por mes, en un año $1,200.00; en 5 años $6,000.00
que se le deben considerar pues ya los cubrió: 6 ,000.00

$ 5,706,000.00

Y si se quiere, dedúzcansele al señor Procopio, además, los perjui­


cios calculados como si fueran intereses, al tipo civil del 9% anual,
que debieron producir esos cinco mil pesos mensuales que dejó de
pagar, y páguesele la diferencia que resulta, la cual no será inferior a
los $5,706,000.00.
Pero el lector(a), se preguntará el por qué de ese plazo de cinco
años a que me refiero. La explicación es ésta: los créditos fiscales
prescriben —aquí sí empleado bien el término de prescripción— en
cinco años, y si el Estado tuvo la facultad de recatastrar los bienes, y
no lo hizo, pues en cinco años va prescribiendo ese derecho.
Sostener el criterio constitucional, como digo al principio de este
apartado, parece justo a prim era vista, pero en verdad es del todo
incorrectp -hacer que el particular pague y sufra un menoscabo
en su patrimonio por morosidad no imputable a él, sino a la propia
autoridad.

el am paro, y dicen que lo que hace el Estado es correcto!. Q ué van a decir si están con legisla­
dores y presidente de la República en el mismo “barco” que navega sólo para que ellos tengan
más ingresos y engorden más sus bolsas y se aum enten sueldos.
*

336 E R N E ST O GUTIERREZ Y GONZALEZ

247.—C.—P r o c e d im ie n to para valorar las m e jo r a s o d e m é r ito s del


bien que s e e x p r o p ia .
Transcribí en el a p a rta d o 239 el texto an tig u o del artículo 10 de
la Ley de Expropiación, pues el nuevo es inconstitucional como expljl
que en el apartado 245, y sobre ese texto antiguo p ero sí de acuerdo
con el vigente 27 constitucional, en él se lee que el precio de la cosa'
que se expropia es el q u e aparece en el catastro. Pero también esa
norm a dispone que si el bien expropiado ha sufrido antes de la exs
propiación deméritos o mejoras, se debe valuar p a ra el efecto de que;
se determine el precio ju s to de la cosa y cubrir sobre ese monto, la
retribución, o indem nización como dice la ley. Pues bien, puede suce­
der que el particular y el Estado no se pon g an de acuerdo sobre el
precio de las mejoras o dem éritos y entonces el artículo lio . de la lev
dispone;
“Cuando se controvierta el monto de la indemnización a que se re­
fiere el artículo anterior, se hará la consignación al juez que corres­
ponda, quien fijará a las partes el término de tres días para que
designen sus peritos, con apercibimiento de designarlos el juez en
rebeldía, si aquéllos no lo hacen. También se les prevendrá designen
de común acuerdo un tercer perito para el caso de discordia y si no
lo nombraren, será designado por el juez".
Una vez que se h a n designado los peritos, conform e al artículo
15, deben éstos rendir su dictam en pericial o peritación, en un plazo
que ñja el juez, pero q u e nunca será mayor de 60 días. Sin embargo
ese plazo se puede volver infinito, dado que la ley establece en su
artículo 13; •
“En los casos de renuncia, muerte o incapacidad de alguno de los
peritos designados, se hará nueva designación dentro del término de
tres días por quienes corresponda”.
y de esta manera, si el p articular o el Estado desea dilatar el procedi­
m iento, puede hacer que al 40 ó 50 día su p erito renuncie y así varias
veces, cuantas considere necesario. Esto es in d ebido y se debe modifi­
car la ley, estableciendo u n plazo final.

ü 4 8 .— D.—T ie m p o d e p a g o d e la r e tr ib u c i ó n y c r í t i c a ai a rtic u lo
20 d e la L e y .
El artículo 27 constitucional determ ina en su segando párrafo
que;
"Las expropiaciones sólo podrán hacerse por causa de utilidad públi­
ca mediante indemnización”.
TIEMPO PARA EL PAGO DE LA INDEMNIZACION. 33.7

Durante la vigencia de La Constitución de 1857, cuando se habla­


ba de expropiación se decía que ésta se podía realizar “previa" indem-
, nización, y ello significaba que el Estado para poder privar a un
particular de su bien, por expropiación, debía antes que nada, cubrir­
le el precio de la cosa, ya que el texto constitucional mandaba que se
debía cubrir la indemnización en forma “previa”.
En el año de 1917 que entró a regir la vigente Carta Política, se
planteó el problema de interpretar si la palabra “mediante” que ahora
utiliza el artículo 27, significaba como en la Constitución de 1857,
qué sólo se podía expropiar cuando al particular se le pagaba en for­
ma “previa” o anticipada a la privación de su bien, el importe del que
se iba a expropiar por el acto unilateral del Estado.
F,1 Estado por conducto de sus ministros de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación en sus primeras épocas después de 1917 estimó
que los dos términos "previa y mediante” eran sinónimos, y llegó a sos­
tener en consecuencia que el Estado para poder expropiar, debía pre­
vio al acto expropiatorio, indemnizar al particular, y si no se hacía de
esa manera, era inconstitucional el acto de la autoridad.
Pero tal criterio se cambió poco después, y se estimó que las nece­
sidades colectivas, públicas, no pueden esperar a que el Estado reúna
el dinero que se precisa para pagar al particular por el bien que se le
va a expropiar, sino que es suficiente con que al particular se le pa­
gue la indemnización o retribución, aunque no sea previa o simultá­
nea al acto de expropiación. Se dijo que “mediante”, significa que debe
“mediar" una indemnización, pero que ésta puede ser previa o poste­
rior, sin que deba estimarse que al pagarle después de la expropia­
ción al particular, se le están violando sus garantías individuales.
Esta tesis del Estado por conducto de sus ministros de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación que es en verdad justa y responde a la
satisfacción de las necesidades de los particulares, es la que aún rige,
y por lo mismo el Estado puede expropiar sin “previa” indemniza­
ción, ya que es suficiente que en el plazo de ley, cubra el monto de la
indemnización, o retribución.
Es así corno la Ley de Expropiación en su artículo 20, reformado
también a partir de enero 1994, dipone que:
“La indemnización debe pagarse dentro del término de un año a
partir de la declaratoria de expropiación en moneda nacional, sin
perjuicio de que se convenga su pago en especie”.
Este nuevo texto que se le dio al artículo 20, sí debe reconocerse
que es de lo poco bueno que se hizo al modificar la Ley de Expropia­
ción, ya que antes el artículo 20 disponía que:
338 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

“La autoridad expropiante fijará la forma y los plazos en que la in­


demnización deberá pagarse, los que no abarcarán nunca un período
mayor de diez años”.
y así antes el Estado podía pagar la indemnización en un lapso mu$
dilatado, y hoy se le lleva al pago de esa prestación en un año, elimi­
nando así la injusticia de que se pagará con dinero sumamente deva­
luado, por el transcurso de diez largos años.
Claro que esto no se hizo antes, a pesar de todas las críticas que
se enderezaron contra el anterior texto, como puede Ud. verlo alum-
na(o) en las anteriores ediciones de este libro, sino que lo hizo el Es­
tado, ante lo que se pacto en el Tratado de Libre Comercio, para,
qué, si se tuviera que expropiar bienes de extranjeros de Estados Uni­
dos de America o de Canadá, tuvieran la garantía que siempre se les
negó a la los mexicanos de un pago rápido. Así son los funcionarios
gubernamentales mexicanos: “farolitos de la calle y obscuridad de su
casa”. Pero en fin, la cosa resulto bien para los nacionales, pero por ■
rebote, y se activo incostitucionalmente.

249. —5o.—Para d estin ar el bien a la satisfacción de una necesi­


dad pública.
No debe perderse la alumna(o): se está haciendo el análisis de la
definición de expropiación, como se apunta en el apartado 229, y así
se ha visto que es un acto unilateral de Estado por conducto de la Ar
toridad administrativa (apartado 233); para sí o para un tercero
(apartado 240) que priva a un particular de un bien de su propiedacl-
(apartado 241), mediante el pago de una retribución (apartado 243).'
Ahora corresponde ver el quinto supuesto, y es que la cosa expro­
piada se destine a la satisfacción de una necesidad pública. ¿Qué sig­
nifica eso de destinar el bien a satisfacer una necesidad pública?; ello
lleva a plantear estas dos cuestiones:
A. —¿Qué es una necesidad pública y causas de utilidad pública?.
B. —¿Qué sucede si el bien expropiado no se aplica a satisfacer
necesidad pública?.

250. —A.—Necesidad Pública y causas de U tilidad Pública.


L a n e c e s id a d p ú b l i c a es la q u e le c o r r e s p o n d e s a t i s f a c e r a l E sta ­
d o en o r d e n a su s a t r i b u c i o n e s y a su p r o p i a c o n s e r v a c ió n p o lític a .
La necesidad pública no es como pudiera pensarse, una necesidad
general a todos los habitantes del país, sino que se trata de una nece­
sidad que afecta a un número más o menos grande de habitantes,
CAUSAS DE UTILIDAD PUBLICA PARA EXPROPIAR. 3 3 9

pero que de no satisfacerse, crearía una situación de malestar social


de fal magnitud que inclusive podría originar un “Golpe de Estado”,
0 :impediría en un momento, el desarrollo del país en general.
_ V. g. es indudable que todos los habitantes del país tienen necesi­
dad de ir a la peluquería para arreglarse y hacerse cortar el cabello;
no interesa que hoy en día gran número de mujeres lo usen tan corto
como si fueran hombres, y que gran número de hombres —bueno,
ejemplares de lo que se supone es sexo masculino— lo usen muy lar­
go —al grado de parecer mujeres, ya que ese era antes uno de los
signos externos característicos de éstas—.
Pues bien, esa necesidad de .ir a la peluquería, es común a los h a ­
bitantes del país, pero esa necesidad no le corresponde satisfacerla al
Estado.
También todos los habitantes del país tienen necesidad de ingerir
alimentos, esto es, comer, pero esa necesidad no le corresponde al Es­
tado satisfacerla, pues se trata ciertamente de una necesidad general,
pero que no se puede catalogar como necesidad pública que a su vez
determine una causa de utilidad pública y ésta sirva de base a una ex­
propiación. Podrá haber el caso de que se expropie para en un p re ­
dio poner un mercado, pero eso es otro caso.
En cambio, la necesidad que tienen los habitantes de una ciudad
populosa de que las calles sean amplias para dar cabida a un tránsito
automovilístico fluido; la necesidad de los habitantes de una colonia
en una ciudad de tener parques para que sus hijos e hijas jueguen; la
necesidad de comunicar a las poblaciones entre sí por medio de ca­
rreteras, etc., son necesidades de las llamadas públicas que implican
para el Estado las “causas” que lo lleven a buscar los bienes necesarios
para satisfacerlas, y si encuentra que ello se logra sólo con bienes de
particulares, entonces esas “causas” se consideran de utilidad pública,
y originan la privación del o de los bienes de los particulares los cua­
les se destinan a esa finalidad.
La Ley de Expropiación en su artículo lo., marca cuáles son cau­
sas de utilidad pública que puede considerar el Estado para decretar
una expropiación, y así menciona: el establecimiento, explotación o
conservación de un servicio público (fracción I); la apertura, amplia­
ción o alineamiento de calles, la construcción de calzadas, puentes,
caminos, 'túneles para facilitar el tránsito urbano y. suburbano (frac­
ción II) y otras que menciona en XI fracciones, pero dejando ver que
se trata de una norm a ejemplificativa y no limitativa, ya que en la
fracción XII dispone:
“XII. Los demás casos previstos por leyes especiales”.
340 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

Pero si bien es ejemplifícativa, no quiere decir que el funcionarle


al servicio del Estado pueda “inventar” causas de utilidad pública. N®¡
lo que se quiere decir es que puede haber otras causas de “utilidad
pública” en otras leyes, por lo cual, será siempre una ley la que deter­
mine esas “causas”, y no el capricho o voluntad del funcionario idó­
neo del Estado.

251.—-B.—Aplicación del bien expropiado a la satisfacción de la


necesidad pública. Crítica al Artículo 9o. de la ley.
Una vez que se presenta la necesidad pública que encuadra en
una de las causas de utilidad pública previstas en la ley, se procede
por el Estado a decretar la expropiación, la p rep ara por conducto]
de sus funcionarios administrativos y la decreta el presidente de la1
República o el Jefe de Gobierno del D. F., se le priva al particular de
su bien, y éste se debe aplicar desde luego a la satisfacción de la nece--i
sidad pública.
A este respecto la ley presenta uno de los que considero de sus!:
más graves desaciertos e injusticias: olvidó que las necesidades, si son
públicas y encuadran en una causa de utilidad pública, no pueden es­
perar un lapso largo para ser satisfechas. Si su satisfacción no es ur­
gente, en verdad no cabe pensar que se estaba en presencia de una
necesidad pública, no obstante que se trate de alguna de las hipótesis,
previstas en el artículo lo. de la Ley.
Por ejemplo, si se expropia una serie de casas para ampliar uiia:
avenida pues se estima que de esa manera se dará fluidez al tránsito
de automóviles, y: resulta que pasan los años sin que se amplíe la ave­
nida, entonces una de dos: o los funcionarios que prepararon el acto
de expropiación engañaron al presidente de la República que firmó
el decreto de expropiación, y son unos irresponsables que se olvidan
de que su deber es servir a la colectividad, o bien que son unos torpes
al haber estimado que era necesario abrir la avenida, sin que aún fue­
ra ello preciso.
Pues bien, al solapar a esos malos funcionarios que olvidan o ig­
noran que su misión es servir a la brevedad posible al público, o bien
solaparlos en sus abusos de autoridad, va la Ley de Expropiación
cuando en su artículo 9o. dispone:
“Si los bienes que han originado una declaratoria de expropiación,
ocupación temporal o limitación de dominio no fueren destinados
total o parcialmente al fin que dio causa a la declaración respectiva,
dentro del término de cinco años, el propietario afectado podrá soli­
citar a la autoridad que haya tramitado el expediente, reversión total
APLICACION DEL BIEN EXPROPIADO. 341

días hábiles siguientes a la presentación de la solicitud. En caso de


que se resuelva la reversión total o parcial del bien, el propietario
devolverá únicamente la totalidad o la parte correspondiente de la
indemnización que le hubiere sido cubierta.
El derecho que se confiere en este artículo, deberá ejercerlo den-

años no se haga la aplicación del bien a la satisfacción de la necesidad


pública?.
Resulta increíble que los funcionarios del Poder ejecutivo del Esta­
6o o del Distrito Federal, hagan un estudio y digan al presidente de
la República o al Jefe de Gobierno del D. F. que declare hay una ne­
cesidad pública, y se expropie, y luego resulte que en cinco años no se
satisfizo esa necesidad. ¿Sería realmente necesidad pública?. Si lo era,
resulta que los funcionarios que debieron satisfacerla son unos irres-
ponsables, y entonces se les debiera de aplicar la “Ley de Responsabi­
lidad de Funcionarios”, conocida también como “Ley del Cartero”,
pues sólo a estos pobres y sufridos servidores públicos se les aplica
cuándo por hambre cometen el “grave delito” de abrir una carta que
se les encomendó entregar, por suponer que en ella se contienen va­
lores, pero nunca a los “burócratas de peluche”.
Si la necesidad que dio lugar a la expropiación no era una necesi­
dad pública y la prueba de ello se tiene sin duda en que no fue satisfe-
cha, pues también entonces debiera de aplicarse una severa sanción a
esos funcionarios irresponsables que prepararon una expropiación sin
que mediara una verdadera causa de utilidad pública, originándole al
particular los daños y perjuicios consiguientes, y aquí sí, daños y per­
juicios, pues tales funcionarios no cumplieron con su deber de prepa­
rar en forma adecuada el acto del presidente de la República, o del
Tefe de Gobierno, para p riv a r ai particular de un bien, sólo
para satisfacer una necesidad pública.'
Pero sucede entonces lo peor: nada de estas sanciones se pue­
den aplicar a esos irresponsables servidores públicos, y sólo al cabo
de esos largos cinco años, el particular puede ejercitar el llamado De­
recho de Reversión, que consiste como se aprecia en el texto del artícu­
lo 9o. ya transcrito, en la facultad que tiene de pedir al Estado a
342 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

través de los funcionarios de su Organo o Poder ejecutivo que le de­


vuelva el bien del cual se le había privado.

252.—Opinión personal sobre la procedencia de una responsabili­


dad del Estado en caso de reversión a favor del particular,
y también en caso de negativa de reversión.
Si se llega a dar el caso, no poco frecuente de que en un plazo de
cinco años después de emitido el acto expropiatorio, no se ha utiliza­
do por el Estado el bien expropiado para satisfacer la supuesta nece­
sidad pública que motivó dicha expropiación, el particular tiene
desde luego el derecho a promover la reversión, pero la ley no dice
nada respecto de si le corresponde o no al particular otro derecho, i
Considero que sí tiene otros derechos el particular que sufrió la
expropiación, y cuyo bien no se destinó a satisfacer la necesidad pú­
blica en el lapso de 5 años posteriores a la privación que sufrió de su
bien.
Debe considerarse que si se dijo que había una necesidad pública,,
y la misma no se satisfizo en 5 años a partir de la fecha de la expro­
piación del bien con el cual había de abatirse esa necesidad, entonces:
a) .—O no había tal necesidad pública, o bien:
b) .—El o los funcionarios encargados de satisfacerla en nombr
del Estado, son unos irresponsables que no cumplen con las obligacio­
nes que les impone el cargo que desempeñan y por el cual cobran un
sueldo.
En ambos casos, sea una u otra la situación, al particular que du­
rante 5 años se vio privado de su bien, se le ha causado un verdadero
daño y a no dudarlo también perjuicios, en su estricto sentido de De­
recho civil.
Piénsese en el ejemplo que puse en el apartado 239, en donde a
D. Procopio se le va a privar de su pequeña mansión con un jardín
de más de 10 hectáreas, para hacer en él un jardín público. Se le pri­
va a D. Procopio de su finca, y en el decreto de expropiación se dice
que la causa de utilidad pública está en que en esa zona debe de ha­
ber un jardín público para que se diviertan los infantes de la región.
Ello sucede en el año UNO, el prim er día del mismo año. Y termina
el año CINCO, y a pesar de que a D. Procopio se le privó de lo que
había sido su finca a los funcionarios competentes del Estado, en
esos cinco años no se hizo el parque público, sino que se dejó la misma barda
que tenía, y ni siquiera se abrió para el público en el estado que estaba.
En ese momento D. Procopio promueve en los términos del ar­
tículo 9o. de la Ley de expropiación transcrito en el apartado 251, la
RESPONSABILIDAD CIVIL DEL ESTADO EN CASO DE EXPROPIACION. 343

reversión y una vez que se le da trámite, ¡SE APRUEBA QUE SE LE DE­


VUELVA SU BIEN! (Sería un milagro).
, Al adquirir de nuevo la propiedad de la que había dejado de ser
su finca, D. Procopio encuentra que el inmueble está seriamente dete­
riorado, y aún suponiendo que estuviere en buen estado de uso, se le
había privado de su bien por cinco largos años, sin que se le pagara
inclusive la indemnización o retribución, o aún habiéndosela pagado,
no era conforme a un valor real y comercial según ya se vio en el
apartado 245, y por lo mismo no puede menos que hacerse la doble
pregunta que planteé antes como incisos: o no había en verdad tal causa
Üt utilidad pública, o quienes prepararon en nombre del Estado la expropia­
ción y el Estado también, son unos ineptos e irresponsables que no hacen que
se satisfagan las necesidades públicas.
Así D. Procopio tiene necesariamente que pensar que no había tal
necesidad pública, y no se necesitaba el parque público que se mencionó en el
decreto expropiatorio, ya que en cinco años no se hizo nada, o habiendo exis­
tido esa necesidad, los funcionaños que tramitaron la expropiación y el Esta­
do, están en actitud de irresponsables pues no dan en cinco años satisfacción
a una necesidad pública, y por lo mismo, en uno o en otro caso, han dañado
a D. Procopio.
En este caso con posibilidad doble, considero que D. Procopio
puede invocar un hecho ilícito por parte del Estado y de sus funcionarios que
llevaron adelante el acto expropiatorio, ya que al no satisfacer la necesidad
publica, están obrando en contra de la ley de orden público, y se estará come­
tiendo un hecho ilícito en los términos del artículo 1910 de ambos Códigos ci­
viles. Este artículo determina que:
“El que obrando ilícitamente o contra las buenas costumbres causa
daño a otro, está obligado a repararlo, a menos que demuestre que
hubo culpa o negligencia inexcusable de la víctima”.
lo cual no se puede demostrar, pues ha sucedido en este caso.
Y precisado que se obró en contra de la ley al no ser satisfecha la
necesidad pública, D. Procopio podrá demandar al Estado y a los fun­
cionarios responsables que implementaron el Decreto de expropia­
ción, y al que lo firmó, así como al Estado en nombre de quien se
ejecutó el Decreto expropiatorio, por los daños y perjuicios que le ha­
yan causado, con base en el artículo hoy 1927, y que era antes el
1928 de ambos Códigos civiles de 2000. •

253.—M ezquina, pero según el leg isla d o r bondadosa reforma al


artículo 1928 del código civ il, en 1994.
Como digo antes, se puede dem andar al Estado con base en el
344 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

ahora artículo 1927, que era antes el 1928, y el cual se reformó en !


1994.
Le expongo a Ud. lectora(or), la ¡¡bondadosísima reforma que
hizo el legislador al artículo 1928, convirtiéndolo en 1927!! para que
en verdad aprecie la estulticia de los legisladores, y la forma miseífe
ble en que se trata a los gobernados, como si fuera un premio el reci­
bir un daño por parte del Estado.
Este artículo que en seguida transcribo, era hasta el 9 de enero de
1994, el número 1928, pero el día 10 de ese mes, entró a regir una
reforma que se hizo al Código, y ¡¡¡oh maravilla de reforma!!! sede
cambió el número de 1928, a 1927, y se le hizo un pegote, amplian­
do la responsabilidad del Estado ¡¡¡para bien de los particulares!!!.'
Para que entienda Ud. alumna(o) la crítica que hago en seguida,
primero le anotaré a Ud. el texto que tenía el artículo 1928 hasta an­
tes del 10 de enero de 1994 en el Código civil de 1928; luego le daré
el texto del artículo 10 de la Ley de depuración de créditos a cargo
del Gobierno federal, LA CUAL ABROGO EL ESTADO EN 1988, Y
DESPUES LA “GRACIA” QUE SE CONCEDIO A LOS PARTICULA­
RES, AL REFORMARSE EL ARTICULO 1928, Y CONVERTIRLO
EN 1927, PARA QUE APRECIE UD. EL TIM O QUE RESULTA EL
SUPUESTO AUMENTO DE RESPONSABILIDAD DEL ESTADO EN
CASO DE HECHO ILICITO, y lo que se ha catalogado por ignoran­
tes, de la gran “bondad y comprensión” del presidente de la Repúbli­
ca con sus gobernados.
1. —El artículo 1928 en su texto original de 1928 disponía que:
“El Estado tiene la obligación de responder de los daños causados
por sus FUNCIONARIOS en el ejercicio de sus funciones que les es­
tán encomendadas. Esta responsabilidad es SUBSIDIARIA y sólo po­
drá hacerse efectiva contra el Estado, cuando el funcionario
directamente responsable no tenga bienes, o los que tenga no sean
suficientes para responder del daño causado”.
2. —Como se estimaba, y era mezquina la responsabilidad del E
tado que se sentó en el Código civil, pero debe considerarse que ello
sucedía en 1928, y el Estado en verdad estaba pobre, ya para 1941 el
entonces presidente de la República General Manuel Avila Camacho,
promulgó Y PUBLICO EN EL DIARIO OFICIAL DE LA FEDERA­
CION DEL 31 DE DICIEMBRE DE 1941 una ley que se tituló LEY
DE DEPURACION DE CREDITOS A CARGO DEL GOBIERNO FE­
DERAL, la cual en su artículo 10 dispuso
‘Todo crédito, cualquiera que sea su origen, con las únicas excepcio­
nes a que se refiere el artículo 2o., para el que en el futuro no exista
ART. 1927 DEL CODIGO Y LA RESPONSABILIDAD CIVIL DEL ESTADO. 345

asignación presupuestad en el año de su constitución ni en el inme­


diatamente posterior, deberá reclamarse ante el Tribunal Fiscal de la
Federación, en el mes de enero del ejercicio siguiente. De lo contra­
rio prescribirá”.
■CUANDO LA RECLAMACION SE FUNDE EN ACTOS U OMISIO­
NES DE LOS QUE CONFORME A DERECHO DAN ORIGEN A
IA RESPONSABILIDAD CIVIL DEL ESTADO, NO SERA PRECISO
DEMANDAR PREVLAMENTE AL FUNCIONARIO Ó FUNCIONA­
RIOS RESPONSABLES, SIEMPRE QUE TALES ACTOS U OMI­
SIONES IMPLIQUEN CULPA EN EL FUNCIONAMIENTO DE
LOS SERVICIOS PUBLICOS”.
* - • *

y así se establecía la responsabilidad civil directa del Estado, más que


solidaria, pues no se tenía que demandar con él al funcionario res­
ponsable.
Pero vino el salvaje legislador de 1988, y decretó la abrogación de
esa ley, ADUCIENDO QUE NADIE LA INVOCABA!!!.
3.—Pero entonces, el presidente de la República en 1994, que­
riendo pasar por el salvador de los particulares frente al abuso del
Estado que respondía de los daños causados por sus empleados a los
particulares sólo en forma SUBSIDIARIA, DECIDIO “OBSEQUIAR­
LE AL PUEBLO UN DERECHO”, y es así como se reformó el artícu­
lo 1928, para darle el núm ero 1927, y el siguiente texto:
“El Estado tiene obligación de responder de los DAÑOS Y PERJUI­
CIOS causados por sus SERVIDORES PUBLICOS CON MOTIVO
DEL EJERCICIO DE SUS ATRIBUCIONES que les estén encomen­
dadas. Esta responsabilidad será SOLIDARIA tratándose DE ACTOS
ILICITOS DOLOSOS, Y SUBSIDIARIA en los demás casos, en los
que sólo podrá hacerse efectiva en contra del Estado cuando el SER­
VIDOR PUBLICO directamente responsable no tenga bienes o los
que tenga no sean suficientes para responder de los DAÑOS Y PER­
JUICIOS causados por sus SERVIDORES PUBLICOS”.
Vea alumna(o), la miseria de la actuación de los funcionarios de
ese sexenato 1988-1994 en esta materia de la responsabilidad civil del
Estado:
A. —Se tenía hasta 1988, UNA RESPONSABILIDAD ORIGINAL,
TOTAL Y,ABSOLUTA DEL ESTADO, POR HECHOS ILICITOS CO­
METIDOS1POR EL A TRAVES DE SUS FUNCIONARIOS, CONFOR­
ME AL ARTICULO 10 DE LA LEY DE DEPURACION DE CREDITOS
A CARGO DEL GOBIERNO FEDERAL.
B. —SE LE PRIVA AL PARTICULAR DE ESE DERECHO COM­
PLETO Y ABSOLUTO, QUE YA NO HABLABA DE RESPONSABI­
LIDAD SUBSIDIARIA, AL DEROGARSE LA LEY EN 1988, AL
346 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

INICIO DEL SEXENIO DEL ECONOMO CARLOS SALINAS DE


GORTARI COMO PRESIDENTE DE LA REPUBLICA.
C —PERO PARA HACERLE EL FAVOR A LOS PARTICULA­
RES, Y MOSTRARLES, LA “GRAN PREOCUPACION” DEL PRESE'
DENTE POR LOS DERECHOS DE LOS GOBERNADOS, SE?
REFORMA EL ARTICULO 1928 COMO YA SE VIO AN TES, Y
SE ESTABLECE LA RESPONSABILIDAD SOLIDARIA DEL
ESTADO CON SU EMPLEADO C BUROCRATA, ¡¡¡CUANDO
ESTE HAYA ACTUADO CON DOLO!!! PUES SI NO ACTUO CON
DOLO, EL ESTADO SOLO RESPONDE DE MANERA SUBSI­
DIARIA.
Lo de RESPONSABILIDAD SUBSIDIARIA, quiere decir que una
persona responde por otra sólo en la medida que ésta no tiene bie­
nes bastantes, o los que tiene no bastan para pagar su deuda.
V. g., si un camión de limpia y transporte le despedaza a Ud. su
automóvil, pues primero tiene que demandar al manejador del ve­
hículo, y si éste rio tiene bienes con qué pagar, que es lo más seguro,
o sólo le puede pagar 100 de los mil que vale la reparación de su au­
tomóvil, entonces, por el resto, tendrá que demandar al Estado. Todo
ello le llevará seguramente unos 800 años luz de juicios.(271)
D.—Como se entiende ahora, NO SE LE HIZO NINGUN FAVOR
AL PARTICULAR AL REFORMAR EL ARTICULO 1928 Y VOLVER­
LO 1927, SINO QUE SOLO SE LE DEVOLVIO LA MITAD DE LO
QUE TENIA CONFORME A LA LEY DE 1941 ANTES MENCIONADA
Pero eso sí, como se dice,, el .presidente de la República y los le­
gisladores “se pararon el cuello” diciendo que le habían hecho un
gran reconocimiento a los derechos de los particulares. ¡Va! eso que
se lo cuenten o le tomen el pelo a los ignorantes de las leyes que se
han tenido sobre la materia.

254.— C ontinua responsabilidad d el Estado en caso de reversión a


favor del particular, d el apartado 252.
Me detuve en el apartado anterior, a explicarle a Ud. lector(a), lo
relativo al artículo 1927 del Código civil, y la tomada de pelo de esa
norma, que eso sí, POMPOSAMENTE LES LLAMA A LOS BURO­
CRATAS “SERVIDORES PUBLICOS”, Y YA CON ESE NOMBRE
(271) Pero no p a ra ahí el crimen los legisladores, sino que los bárbaros M inistros de la
Suprem a C o rte de Justicia, agregaron o tra bestialidad: Si se obtiene sentencia favorable en con­
tra d el fu n cio n ario , para poderle cobrar al E stado, hay que dem ostrar que ese funcionario es
insolvente! y ello sólo a través de un procedim iento de “concurso” que llevaría 10,000, años más.
Si quiere leer algo m ás sobre esta estupidez, vea mis libro D erech o de la s O b lig a c io n e s . 13a. Ed.
Porrúa, 2001.
LA REVERSION EN LA EXPROPIACION. 347

CREEN QUE SE QUITARON LA LACRA DE SU FLOJERA Y FO-


DONGUERIA BUROCRATICA.
Y de acuerdo con el ejemplo que empecé a desarrollar en el apar­
tado 252, D. Procopio para dem andar al señor Jefe de Gobierno del
Distrito Federal, si bien este último sólo subsidiariamente, salvo el
caso de que haya habido dolo en el hecho ilícito, y en todos los de­
más casos, en forma subsidiaria.
Esta es mi personal opinión sobre esta responsabilidad, que sin
duda se podrá hacer efectiva contra el funcionario responsable, pues
cada seis años salen del ejercicio del poder con las talegas llenas de
dinero que obtuvieron según se dice “en forma inexplicable”.
Pero por otra parte, cqué sucede si después de los 5 años el parti­
cular pide la reversión, y el Estado se niega a devolverle el bien?.
Procede sin duda que el particular demande ante un juez federal,
un juez de Distrito, a Estados Unidos Mexicanos, que es la única per­
sona moral responsable, a la cual debe representar en el juicio el Pro­
curador General de la República.
Y digo esto, porque a este respecto se cometen dos frecuentes ab­
surdos:
lo.—Se demanda a la “secretaría” tal o cual, como inclusive con
ignorancia supina dice el legislador de la Ley de Expropiación en el
artículo 6o. cuando determina que el recurso de revocación se inter­
pondrá:
“...ante la Secretaría de Estado, Departamento Administrativo o Go­
bierno del Territorio que haya tramitado el expediente...”
y es un absurdo, porque las “secretarías” no son personas, y sólo las
personas pueden ser demandadas. Las secretarías sólo son “oficinas”
en donde atiende los asuntos de su competencia el “secretario” que sí
es persona física.
No hay norma alguna en la Constitución o ley secundaria —que
tampoco podría darla si no lo determina la Constitución— en donde
se diga que las “secretarías” son personas.
Ni tampoco sería lógico que lo fueran, si sólo son “dependencias”
del órgano Poder Ejecutivo Federal, que tampoco es persona, sino
sólo uno de los 3 órganos de Estados Unidos Mexicanos.
2o,—Se pretende demandar a Estados Unidos Mexicanos, ante el
Tribunal Fiscal de la Federación, olvidando que sólo puede tener
competencia para determinar cuestiones de propiedad en litigio, la
autoridad judicial y el Tribunal Fiscal es un tribunal administrativo,
no judicial.
Y aun cuando demandan ante un juez de Distrito se pretende que
348 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

sea ante uno de la rama administrativa, cuando el competente es un


juez de distrito en materia civil pues:
a) .—Si se negó la reversión y se demanda por la entrega de l
cosa, el particular ejercita una acción que es intrínsecamente una ac­
ción reivindicatoria, y
b) .—El acto del Estado al negar la reversión, si bien es forma
mente administrativo, es materialmente civil, y de ahí que el compe
tente sea un juez federal civil.
Pues bien, una vez que se demandó la entrega del bien, y el Esta­
do no puede fundar su negativa para devolverlo, el juez debe conde­
nar al Estado a devolverlo al particular, y también al pago de daños y
perjuicios.

2 5 5 .—6o.—Satisface la necesidad directam ente el Estado, o indi­


rectam ente un tercero.
En el apartado 231 expuse el análisis del concepto de expropia­
ción, y así anoté que ésta podía hacerse directamente para él, o indi­
rectamente por un tercero. Ahora corresponde analizar este sexto
punto.
Cuando el Estado recurre a la expropiación, ya se vio que sólo lo
puede hacer para satisfacer una necesidad pública.
Pero no siempre, ni necesariamente debe ser el Estado el que en
forma directa satisfaga esa necesidad pública. Puede hacerlo ya en
forma directa, o en forma indirecta.
Así por ejemplo en la Ley de Expropiación, se determina como
caso de utilidad pública que puede generar la expropiación, la necesi­
dad de construir o ampliar carreteras.
Piénsese por ejemplo en la carretera México-Puebla, que fue la
primera carretera que se construyó en México con las especificaciones
de una carretera moderna, aunque haya sido ello en 1927.
El Estado para satisfacer la necesidad pública de comunicar las
poblaciones del país, abordó la construcción de esa carretera, y ex­
propió gran número de terrenos por donde había de pasar la carrete­
ra. Expropiados esos terrenos, procedió a construir él, directamente
la carretera.
Pero al paso de los años, el tráfico de vehículos por esa carretera
aumento notablemente, y entonces se pensó en construir una “super-
carretera” o “carretera de cuota”, pero se decidió en 1963 que no la
construiría directamente el Estado, sino que se le encomendó a un or­
ganismo descentralizado por servicio que fue “Caminos y Puentes Fe-
te CUANDO PROCEDE LA EXPROPIACION. 349

derales de Ingresos”, y a partir de 1990, ya construye caminos través


de empresas de particulares.
Entonces se expropiaron grandes superficies territoriales, por
donde habría de pasar la nueva supercarretera, pero no la iba a cons­
truir directamente el Estado, sino que corno se dijo, se le encomendó
a un organismo descentralizado del Estado.
Y pasaron más años, y se volvió necesario ampliar esa superca-
.retera, pero ya entonces el Estado decidió que convenía encomen­
dar la satisfacción de la necesidad de am pliar la carretera para
desahogar el tráfico de vehículos que ya es enorme, no al organis­
mo descentralizado, sino ya a empresas de la iniciativa privada.
Y así, se expropiaron nuevas superficies de terreno, aledañas a
la supercarretera, para hacer a ésta más amplia, y tanto esos traba­
jos, como después la operación de la supercarretera, como el cobro
de la cuota para transitar por ella, se le encomendó a una empresa
particular.
Así se tiene que micialmente fue el Estado el que satisfizo la nece­
sidad pública; en un segundo momento fue un organismo descentrali­
zado del Estado, y en un tercer momento, ya es un particular
totalmente ajeno al Estado, el que satisface la necesidad, y para el
cual se expropiaron los terrenos.
Y así se entiende la cabeza de este apartado, de que la necesidad
la satisface, ya el Estado directamente, ya en forma indirecta por m e­
dio de un tercero.

256.—7o.—Sólo con ese bien puede ser satisfecha, en todo o en


parte la necesidad pública.
Como último de los elementos del concepto de expropiación que
expuse en el apartado 231, se tiene que sólo por el empleo del bien
expropiado, la necesidad pública puede ser satisfecha en todo o en
parte, y de ahí que cabe hacerse esta pregunta: ¿Y cuáles son los
otros medios con que cuenta el Estado para cumplir con sus fines?,
pues bien pudiera suceder que algunos de ellos le sirviera para satis­
facer la necesidad pública, sin necesidad de molestar al particular.
Precisamente para dejar firme la conclusión del concepto de expro­
piación, ds entonces que deben conocerse esos otros medios, y ver
cómo, no le sin'en al Estado para satisfacer las necesidades públicas
que originan una causa de utilidad pública para expropiar.
El Estado se allega recursos de tipo económico que le permitan
cumplir sus fines, por cualesquiera de estos medios:
A.—Los impuestos. B.—Aportaciones de seguridad social. C.—Con-
350 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

tribución de mejoras. D.—Derechos. E.—Créditos fiscales. F.-4-Ej3£J¿


préstitos
En el Código Fiscal de la Federación, en enero de 1998, en sii ar­
tículo 2o. dice cuales son las contribuciones que se clasifican en im­
puestos, aportaciones de seguridad social, contribuciones de mejoras v
derechos. Luego en su artículo 3o. dice cuales son los aprovechamien­
tos y los productos. Después en el artículo 4o. se refiere a los créditos
fiscales.
Por lo que hace a los empréstitos, se autorizan por la Constitución
Política de los Estados Unidos Mexicanos en su artículo 73, fracción
VIII, y el así llamado pomposamente “empréstito” es sólo un contrató
de mutuo o préstamo que celebra el Estado con entidades extranjeras, para el
efecto de incrementar los ingresos públicos.
Ahora bien, ya con estos conceptos de lo que son cada uno de los
diversos recursos con que cuenta el Estado para allegarse fondos y
cumplir con sus funciones, se entiende que ninguno de ellos le sirve -
para dar satisfacción a una específica necesidad pública, y de ahí que
en el caso concreto en que se presenta una necesidad de ese tipo, ella
sólo puede ser satisfecha a través de uno o más bienes determinados,
del o de los cuales, es propietario uno o más particulares y del cual o
de los cuales se les debe privar.
Y con lo antes dicho, se concluye el análisis de la definición de
expropiación, y con él, el estudio de la garantía con que se protege
el derecho de propiedad, según expuse en el apartado 228. En el si­
guiente capítulo, conforme a esa relación hecha en el apartado 227,
se debe entrar al estudio de la defensa ordinaria con que se dota
en el sistema jurídico mexicano, al derecho real de propiedad, por
medio de tres tipos especiales de acciones: la reivindicatoría, la plena-
ria de posesión y la interdictal que se realiza a través de los llamados
interdictos.
CAPITULO VI.

IV.—DEFENSA ORDINARIA DE LA PROPIEDAD.

257. —Noción de la materia.


En el ap artad o 185 dije que p ara tener u n a cabal noción del régi­
m en jurídico de la p ropiedad, se precisa conocer de ella sus lim itacio­
nes, m odalidades, su garantía y su defensa.
Ya se hizo el estudio de las limitaciones que establece el Código
p ara ese derecho; com enté tam bién las m odalidades que le p u ed en
afectar, y analicé con cuidado en el capítulo anterior, su garantía
constitucional que es la expropiación.
A hora, de ese pan o ram a propuesto, resta p o r conocer la defensa
ordinaria con que cuenta el pro p ietario en el sistema ju ríd ico m exica­
no, y se puede decir que esa defensa puede revestir tres diversas for­
mas, según sea el caso:
A.—La de u na acción reivindicatoria;
C.—La de una acción plenaria de posesión, y
C.—La de una acción interdictal, que se hace valer p o r m edio de
los interdictos.
Desde luego, debo anotarle al alum no(a), que esta m ateria es em i­
nentem ente procesal, p o r lo que se refiere a la m an era de ejercitarse
esa defensa, pero el derecho en sí, la defensa en sí, es de índole sus­
tantiva. Por ello, su estudio, in extenso, no lo hago en este libro, sino
que m e concreto a u n a som era exposición de la materia. Y hecha esta
aclaración, se debe entrar al estudio de la acción reivindicatoria.

258. —A.—Acción Reivindicatoria. Concepto.


Se le define en form a sencilla y fácil de cap tar com o LA ACCION
MEDIANTE LA CUAL EL PROPIETARIO QUE NO POSEE MA­
TERIALMENTE SU COSA, HACE EFECTIVO SU DERECHO DE
PERSECUCION CONTRA EL POSEEDOR MATERIAL, PERO NO
PROPIETARIO DE LA COSA.(272)
(2 7 2 ) Diccionario de Derecho Privado. Ob. cit. T . I. P a g . 1 0 5 .

351
352 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

El Código de Procedimientos civiles para el Distrito Federal la re­


gula en sus artículos 4o. y 8o. y en el primero de ellos dispone:
“La reivindicación compete a quien no está en posesión de la cosa,:
de la cual tiene la propiedad, y su efecto será declarar que el ac­
tor tiene dominio sobre ella y se la entregue el demandado con sus
frutos y accesiones, en los términos prescritos por el Código civil”.

259.—La Acción Reivindicatoría y el Derecho de Persecución. ■

En el apartado 141 de este libro, al hacer el estudio del derecho


real, y en especial su prim era consecuencia, el derecho de persecu­
ción, expuse que consiste precisamente, en la facultad que tiene el ti­
tular del derecho real para recuperar su cosa de cualquier detentador
que la tenga en contra de su expresa voluntad. Pues bien, precisa­
mente ese derecho de persecución se traduce en la acción reivindiea-
toria que ahora se estudia.
*. • i
260.—Elementos de procedencia de la Acción Reivindicatoría, y
personas contras las cuales se ejercita.
P ara que proceda el ejercicio de la acción reivindicatoria se
necesita:
lo.—Que el actor —persona que demanda o actúa y de ahí lo de
actor— acredite ante el Estado por conducto de un juez competente,
ser el propietario de la cosa que se pretende reivindicar.
2o.—Que la cosa que se pretende reivindicar la posea el deman­
dado, y
3o.—Acreditar la identidad de la cosa, o sea que no pueda dudar-'
se cuál es la cosa que se pretende reivindicar, y que es precisamente a
la cuál se refieran los documentos fundatorios de la acción.(273)
El artículo 7o. del Código de Procedimientos civiles del D. F. cita­
do dice:
“Pueden ser demandados en reivindicación, aunque no posean la
cosa, el poseedor que para evitar los efectos de la acción reivindi­
catoría dejó de poseer, y el que está obligado a restituir la cosa o su
estimación, si la sentencia fuera condenatoria. El demandado que
paga la estimación de la cosa puede ejercitar a su vez la reivindica­
ción”.
Por ejemplo, el señor Procopio que como se recuerda es propieta-
(273) Jurisprudencia definida d e los E.U.M. por conducto de sus M inistros de la S.C.j
N o. 16. U ltim o apéndice del S em an ario Judicial de la Federación 1917-1965. 4a. parte. Tercera
Sala. Pág. 57.
ACCION REIVINDICATORIA. 353

no de la finca pulquera llamada Hacienda de la Flor, por sus nego­


cios en México no puede todo el tiempo atenderla, por lo cual pide a
un amigo suyo de la infancia, el señor Erubielito, que le administre la
Hacienda.
Así, piensa el señor Procopio, puede dedicarse ya a sus nuevas ac­
tividades de banquero, sin preocuparse de la buena marcha de su pri­
mer negocio pulquero.
Sin embargo su amigo Erubielito no es honrado como el señor
Procopio creyó, pues el señor Erubiel poco después de encargarse de
la Hacienda, se dirige al señor Emiliano y le propone la venta de la
finca, diciéndole que él es propietario de la Hacienda de la Flor. Ce­
lebran la operación en contrato privado, y de esta manera el señor
Emiliano empieza a poseer la finca, ya que se la entrega el señor Eru­
biel, aunque no se formaliza la operación ante notario público.
Pasado un año el señor Procopio va a visitar su hacienda pero se
encuentra la novedad de que está ocupada por el señor Emiliano.
El señor Procopio se dirige al señor Emiliano y le pide la entrega
de la finca, pues le asegura que la misma es de su propiedad. El se­
ñor Emiliano le dice que no le entrega nada, ya que él se la compró
al señor Erubiel, el cual le afirmó que era propietario del inmueble al
verificar la compra venta. Ante esta situación el señor Procopio decide
ejercitar la acción reivindicatoría, pero sucede que antes de presentar
la demanda, el señor Emiliano se apresura a vender la finca al señor
Robustiáno.
En este caso el señor Procopio al ejercitar la acción reivindicato­
ría, planteará la dem anda no sólo contra el señor Robustiáno que
es el último detentador de la finca, sino que también la ejercitará
como dice el artículo antes transcrito, en contra del señor Emiliano,
que para evitar los efectos de esa acción dejó de poseer.

261.—Efectos de la sen ten cia ju d icial en el ju ic io reivindicatorío.


Si durante el procedimiento judicial el señor Procopio acredita los
extremos que se apuntan en el apartado 260, esto es: lo.—Ser el pro­
pietario de la finca; 2o.—Que la finca la posee el señor Robustiáno, y
3o.—La identidad de la cosa, el juez que conoce del negocio, dictará
sentencia favorable a los intereses del señor Procopio. Esta sentencia
producirá un doble efecto:
a) .—Uno declarativo, de que el señor Procopio tiene un derecho
real de propiedad sobre la cosa, y
b) .—Uno condenatorio de que la cosa le debe ser devuelta al se­
ñor Procopio con todas sus accesiones y frutos, entendidos éstos en
354 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

los términos de los artículos 8 8 6 y 887 de ambos Códigos civiles de


2000 .

2 6 2 .— Cosas que no se p u ed en reivindicar.


No obstante lo que se expone en los apartados anteriores, la ley ■
con justicia, toma en cuenta la situación especial por la cual el posee­
dor de una cosa, la detenta, y así determina en el Código civil, en el
artículo 799 que hay ciertas cosas que no son susceptibles de reivindl
carse y dispone:
“Él poseedor de una cosa mueble perdida o robada no podrá recu­
perarla de un tercero de buena fe que la haya adquirido en almone­
da o de una comerciante que en mercado público se dedique a la
venta de objetos de la misma especie, sin reembolsar al poseedor el
precio que hubiere pagado por la cosa. El recuperante tiene derecho
de repetir contra el vendedor”.
y la anterior disposición se reproduce en su esencia por el artículo 8 o.
del Código de Procedimientos civiles, cuando m anda que:
“No pueden reivindicarse las cosas que están fuera del comercio; los
géneros no determinados al entablarse la demanda; las cosas unidas
a otras por vía de accesión, según lo dispuesto por el Código civil, ni
las cosas muebles perdidas o robadas que un tercero haya adquirido
de buena fe en almoneda, o de comerciante que en mercado público
se dedica a la venta de objetos de la misma especie, sin previo reem­
bolso del precio que se pagó. Se presume que no hay buena fe si de
la pérdida o: robo se dio aviso público y oportunamente.”

2 6 3 .— B.—A cción Plersaria de Posesión o P ubliciana.


Esta acción en verdad no es exclusiva del propietario, sino que
como su nombre lo dice, se le otorga al poseedor, pero se anota aquí,
puesto que el propietario de una cosa es además poseedor de ella. En
otras palabras dicho, todo propietario es al misino tiempo poseedor, aunque
no todo poseedor sea propietario.
El propietario de una cosa tiene la posesión originaria de ella, y
el poseedor a título de dueño que no es propietario, con el transcurso
del tiempo puede convertirse en propietario a través de la usucapión,
o prescripción adquisitiva como le llama erróneam ente la ley.(274) El
artículo 791 de ambos Códigos explica esta situación al decir:
“Cuando en virtud de un acto jurídico el propietario entrega a otro
una cosa, concediéndole el derecho de retenerla temporalmente en
(274) Véase infra ap artad o s 452 y 453, usucapión y prescripción, sem ejanzas y diferencias.
ACCION PLENARIA DE POSESION O PUBLICIANA. 355

, , su poder en calidad de usufructuario, arrendatario,: acreedor pigno-


)..;Faticio, depositario, u otro título análogo, los dos son poseedores de
la cosa. El que la posee a título de propietario tiene una posesión
originaria, el otro, una posesión derivada”.
Como se lee, una persona propietaria, no precisa tener material­
mente la cosa para que la ley la estime poseedora originaria, sino que
basta tener la propiedad de la misma, para que se le otorgue esa cali­
dad por la ley.
Pero al lado de esa posesión originaria y de la posesión derivada,
se tiene la posesión que, a través del tiempo y la usucapión, va a ha­
cer que un propietario pierda su posesión originaria y su propiedad,
y .que el poseedor de la cosa se convierta a su vez en propietario y
poseedor originario.
Entiéndase con este ejemplo: el señor Procopio como se recuerda,
dejó su Hacienda de la Flor bajo la administración de su amigo Eru-
biel, aunque le decía Erubielito, pero después le dice Erubielote, una
vez que éste ilícitamente la vendió al señor Emiliano, y éste a su vez
la vendió al señor Robustiano. En este ejemplo, Procopio es el p ro ­
pietario y poseedor originario, pero en virtud de la operación que
celebra Erubielote y Emiliano, y después éste con Robustiano, suce­
de que este último empieza a poseer la cosa creyendo de buena fe,
que es propietario, y empieza a operar también en su beneficio el
tiempo y la usucapión.
Al término de cinco o diez años, según que Robustiano haya ad­
quirido la hacienda del señor Emiliano, actuando de buena fe o de
mala intención, esto es que haya o no sabido que algo andaba mal en
él título de propiedad que le dijo Emiliano tener, sucede lo siguiente:
si se le presenta el señor Proc'opio aduciendo que lé entregué la H a­
cienda pues él es el propietario, y como no se le entrega la finca, de­
manda en ejercicio de la acción reivindicatoría al señor Robustiano, y
éste le puede oponer la excepción de usucapión.
Así, el señor Robustiano al contestar la demanda en que se ejerci­
ta por Procopio la acción reivindicatoría, le probará que ha poseído
la finca en forma pública, pacífica, continua y a título de dueño por
más de cinco años —si es de buena fe— o de diez años —si es de
mala intención— y que por-lo mismo se ha convertido en propietario
del inmiieble.
Si el juez considera válidas las pruebas aportadas, dictará senten­
cia en donde dirá que, si bien era propietario el señor Procopio, ya lo
es ahora el señor Robustiano, por lo cual éste se convierte en propie­
tario y poseedor original, perdiendo esa calidad el señor Procopio.
Ahora bien, explicado lo anterior, se entiende que, tanto el pro-
356 ERNESTO GUTIERREZ Y GONZALEZ

pietario y poseedor originario, o simplemente el poseedor a título de


dueño —en el ejemplo Procopio y Robustiano— gocen de la proteo
ción que la ley otorga a la posesión y a los poseedores a título de
dueño.
Por eso, si es llegado el caso de que a un poseedor originario, o a i ,í
un poseedor a título de dueño, se le priva de la posesión de la cosa;
pueden ejercitar en defensa de su posesión, la acción conocida con el
nombre de Plenaria de posesión o Acción Publiciana como también se je'
llama. Esta acción la establece el Código de Procedimientos civiles del
D. F. en su artículo 9o. cuando dice:
“Al adquirente con justo título y de buena fe le compete la acción
para que, aun cuando no haya prescrito, le restituya la cosa con sus
frutos y accesiones, en los términos del artículo 4o., el poseedor de
mala fe; o el que teniendo título de igual calidad ha poseído por
menos tiempo que el actor. No procede esta acción en los casos en
que ambas posesiones fueren dudosas, o el demandado tuviere su tí­
tulo registrado y el actor no, así como contra el legítimo dueño”.
Pues bien, entendido que el señor Procopio es propietario pero
también poseedor, puede suceder que en un momento dado no tenga
la posibilidad inmediata de acreditar que es propietario, V. g. porque
se hubiera incendiado el registro de la propiedad, y él no encontra­
ra los documentos en donde consta su propiedad, entonces podrá
ejercitar en lugar de la acción reivindicatoria —que le resultaría difícil
de probar por el mom ento— la acción posesoria, para demostrar que
él es poseedor originario y que le debe ser restituida su finca.
Ya después al obtener la prueba de su propiedad, ejercitará la ac­
ción reivindicatoria, pero por el momento nada le impide ejercer la
plenaria de posesión, y preservar así su derecho.

2 6 4 .—E lem en tos d e p rocedencia de la A cció n Plenaria d e Pose­


sión, o p u b licia n a .
El Estado por conducto de sus ministros de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación ha dicho que:
“La acción plenaria de posesión, o publiciana, compete al adquirente
de buena fe que no está en posesión de la cosa que tiene derecho a
poseer con justo título aunque no lo acredite como propietario; se
da contra quien posee con menor derecho y tiene la finalidad de ob­
tener la restitución de la cosa con sus frutos y accesiones. Conse­
cuentemente el actor deberá probar los siguientes elementos:
1.—Que tiene justo título para poseer. 2.—Que es de buena fe. 3.—
Que el demandado posee el bien a que se refiere el título. 4.—Que
INTERDICTOS Y SU NATURALEZA JURIDICA. 357

es mejor el derecho del actor para poseer que el que alega el de­
mandado. Para este efecto, el juzgador debe examinar cuál de los tí­
tulos invocados por las partes es mejor para acreditar el derecho a la
posesión civil”.(275)
Desde luego, pido al alumno(a), recuerde que no debo en este li­
bró', dar una explicación más amplia y detallada de esta materia,
puesto que la misma corresponde a los cursos de Derecho procesal ci­
vil, y si aquí la apunto, es sólo para que se tenga la visión general de
las defensas de que goza un propietario, el cual quizá en un momento
dado, no pueda acreditar en forma correetá sú derecho de propiedad,
pero sí pueda demostrar la posesión de la cosa, y de esa manera, p ro ­
visionalmente, defiende su derecho de propiedad.
j:> ... ' •
265. —C.—Interdictos.
Ya en el apartado 189 al hacer el estudio de la limitación al dere­
cho real de propiedad en el artículo 839 del Código civil, me referí a
los interdictos e hice inclusive la crítica al artículo 19 del Código de
procedimientos civiles. Ahora aquí me referiré a ellos, los interdictos,
de una manera breve y complementaria a lo allá dicho y a donde le
remito a usted lector(a).
El interdicto, al igual que la acción plenaria de posesión, se otor­
ga en forma original como una defensa a la posesión, pero si como ya
se explicó antes, el propietario es también poseedor, resulta innegable
que también él puede en un momento dado, hacer uso de este d ere­
cho que sé traduce en una acción procesal.
La palabra interdicto se forma con los vocablos latinos “Inter”
mientras, y “diciere”, decir, o sea qué la palabra interdicto significa
“mientras se dice”, o mientras se resuelve. En la acepción jurídica sig­
nifica precisamente “mientras se resuelve sobre un derecho”.
El interdicto se ejercita a través de un juicio que va a resolver sólo
en forma provisional sobre la materia posesoria, y no va a juzgar en
definitiva problemas de propiedad, pero sí, sirve para que el propie­
tario en un momento dado, pueda m antener su posesión, y en buen
estado jurídico su derecho de propiedad,
j .•
266. —Tipos de interd ictos y su naturaleza ju ríd ica
El Código de Procedimientos civiles para el Distrito Federal, con­
sidera los siguientes tipos de interdictos-.
(275) Jurisprudencia d e los Estados Unidos M exicanos p o r conducto de sus Ministros d e la
Suprema Corte de Justicia de la Nación. 1917-1965. Cuarta parte. T ercera Sala. Pag. 31,

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