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PARRAFOS:

Filosofía[editar]

Scheler utilizó la fenomenología para estudiar los fenómenos emocionales y sus respectivas
intencionalidades (los valores) y a partir de ellos elaboró una muy sólida y original fundamentación
personalista de la ética: la realización de los valores se concretiza en modelos humanos que invitan
a su seguimiento. Dichos modelos serían el héroe para los valores vitales, el genio para los valores
espirituales y el santo para los valores religiosos.

Ética material de valores[editar]


Un aporte fundamental de Scheler ha sido la descripción de la enorme riqueza e importancia
ética que posee la vida emocional del hombre. La cual es primaria respecto de otra forma de
saber. Así en Esencia y formas de la simpatía (1913), usa del método de Husserl de la
descripción fenomenológica aplicada a las emociones que relacionan a los seres humanos
unos con otros y con el mundo de los valores, especial importancia poseen el amor y el odio
como las actitudes radicales para la captación de los fenómenos valóricos. Partiendo del
concepto husserliano de reducción fenomenológica, Scheler distinguió las esencias de lo que
es tangible, real o existente, lo que llevó a la afirmación de la independencia de los valores
(eternos e invariables) respecto de los bienes, que serían sólo sus portadores circunstanciales
(lo que ha significado que a Scheler se le acusase de platónico). En importancia, a este título
le siguió su obra más famosa El formalismo en la ética y la ética material de los valores (1913-
1916), un tratado en dos volúmenes que intentan dar un nuevo fundamento personalista a la
ética, desde este nuevo fundamento se critica el enfoque ético meramente formal del filósofo
alemán Emmanuel Kant y lo cambia por un estudio de los valores en cuanto contenidos
específicos de la ética, los que se presentan de un modo directo e inmediato a la persona y no
a la conciencia como sostenía Husserl.
Los valores, según Scheler, se presentan objetivamente, esto es a priori, como estructurados
según dos rasgos fundamentales y exclusivos:

1. La polaridad, todos los valores se organizan como siendo positivos o negativos. A


diferencia de las cosas que sólo son positivas.
2. La jerarquía, cada valor hace presente en su percepción que es igual, inferior o
superior a otros valores. Esta jerarquía da lugar a una escala de valores que Scheler
ordena de menor a mayor en cuatro grupos:
1. Los valores del agrado: dulce - amargo
2. Los valores vitales: sano - enfermo
3. Los valores espirituales, estos se dividen en:
1. Estéticos: bello - feo
2. Jurídicos: justo - injusto
3. Intelectuales: verdadero - falso
4. Los valores religiosos: santo - profano
Los valores morales no son una categoría de valores porque no poseen portadores, son
valores puros. Su realización es más bien indirecta. Se verifica en la realización de los otros
valores según su polaridad y jerarquía objetiva.
Cuando todavía se consideraba católico escribió De lo eterno en el hombre (1921) justificando
su conversión y después un estudio de la sociología del conocimiento, Die Wissensformen und
die Gesellschaft (Formas de conocimiento y sociedad, 1926). Posteriormente se alejó del
catolicismo y desarrolló una filosofía, basada en una concepción más bien hegeliana de Dios.
Vale decir que es el hombre el lugar por el cual Dios se hace manifiesto en la historia. Dios
necesitaría del hombre para poder manifestarse realmente. Esta tesis es consecuencia de su
polémica idea de que el espíritu es impotente. Ahora bien, El conocimiento abstracto y los
valores religiosos obtendrían toda su fuerza de realización en los impulsos básicos humanos.
Scheler se opuso desde el comienzo a Freud respecto de que lo superior surge de lo inferior.
Sostiene Scheler que es imposible deducir de la sola represión sexual la capacidad del
hombre de hacer surgir la novena sinfonía de Beethoven o Los hermanos karamazov de
Dostoievski. En El puesto del hombre en el cosmos(1928) estableció una serie de problemas
que hoy son considerados como piezas clave para la elaboración de la antropología filosófica.

POLÉMICA CON KANT

Scheler rechaza la condena a la ética material que hace Kant. Según Kant, quién
obra según algún rasgo del contenido de la acción, obra de acuerdo con un
principio empírico. Para descubrir si un fin nos place, hemos de recurrir a la
experiencia, por lo que no podemos hablar de ley universal. Scheler está conforme
en caracterizar las normas morales como principios universales y necesarios, y
también está de acuerdo con lo relativo a lo limitado del alcance de la inducción
empírica. Sin embargo, está persuadido de que ciertas propiedades de los objetos
de la voluntad son capaces de motivarnos a obrar sin que el placer intervenga.
Estos son los valores.

2.2 CUALIDADES FÁCTICAS Y DE VALOR:

Los valores están sujetos a un régimen ontológico especial. No se comportan como las cualidades
fácticas (extensión, color…), pero dependen de ellas.

– Las cualidades fácticas determinan lo que la cosa es. (1)

– Las cualidades de valor: ejemplo, lo bello. (2)

-Dependencia unidireccional: se puede percibir 1 sin ver 2, pero para ver 2 se ha de ver por huevos
1.

-Si modificamos 1, se modifica 2.

-Sólo 2 tiene fuerza normativa: nos mueve a cumplir el valor. Para que sea moral, ha de ser
universal. Scheler apela a la intuición de esencias (a partir de un hecho singular se entrevé la ley
universal) para determinar los valores universales.

RASGOS DE LOS VALORES:

-> abundancia: los valores son muchos

-> variedad: hay diferencias cualitativas de valor.

-> jerarquía: no todos los valores son igual de importantes.

-> su fuerza normativa es proporcional a su altura. La altura del valor es el criterio moral. Esto
permite determinar una tabla de valores, que según Scheler es:
Valores de lo Santo, Valores espirituales, Valores vitales y Valores de lo agradable, de más a
menos.

Polaridad: cada valor presenta un disvalor contrario a este.

Los valores éticos, que son los más importantes para la ética, no aparecen en la tabla de los
valores propuesta por Scheler. Se trata de un indicio revelador de cierta particularidad de estos
valores: que estos valores, al contrario que el resto, no están “a la vista” al obrar, sino más bien “a
la espalda” del acto. La decisión que se toma entre leer o comer (se debería leer, puesto que el
valor intelectual es más alto que el vital/agradable) no se hace pensando en lo moral de la acción,
sino comparando el valor de la comida con el de la lectura.

JUICIO CRÍTICO SOBRE LA ÉTICA DE LOS VALORES:

La trascendencia del descubrimiento de los valores va ligada a la objetividad que se reclama para
ellos. Afirmar su objetividad supone reconocer realidad a un horizonte normativo último que
funda la posibilidad de que nuestros juicios de valor, pautas de conducta, compromisos etc… en
suma, todos nuestros empeños e ilusiones de todo orden, sean algo más que pasión inútil. Si hay
valores objetivos, la acción humana que los promueve tiene sentido.

Si la ética de los valores se revela como única doctrina moral capaz de reivindicar el sentido de la
existencia humana, entonces hemos de otorgarle preferencia sobre otras teorías morales. Pero es
lo que hacen todas las teorías morales sin necesidad de marcar el horizonte del valor. Hemos de
indagar si el valor constituye el fundamento de toda acción moral. Esto se revela negativo en el
momento que se observa que hay factores que lo limitan, como por ejemplo el dar de comer a un
hambriento es más moral que estudiar música saciada de comida.

Entonces, esto se traduce en que no siempre se ha de actuar de manera que se fomente el valor
más elevado. Por ejemplo, el cumplir una promesa es una circunstancia que carga de deberes aun
siendo ajena al ámbito axiológico. Por tanto, la ética de los valores comete el mismo error que el
utilitarismo al poner todo criterio moral bajo el fomento del valor. Para evitar eso, algunos
pensadores han propuesto una serie de medidas ad hoc, como pueden ser los “valores
ontológicos” o “fuerza del valor” (los valores más bajos han de ser cumplidos los primeros), pero lo
que hacen es echar por la borda la característica del ámbito imparcial de los valores, aportación
capital de esta teoría.

LA ÉTICA DE LOS VALORES DE MAX SCHELER

Uno de los pensadores modernos que más han destacado en la axiología o filosofía de los valores
es Max Scheler, pensador de estilo pasional y emotivo, que buscaba la "lógica del corazón".
Hombre inestable, entró en la Iglesia Católica dos veces y la abandonó al final de su vida. Su
principal obra se llama Ética y su filosofía es, principalmente, un análisis de la moral.

Para Scheler, los valores son algo no idéntico a las cosas, ni tampoco a los actos psíquicos (es decir,
ni algo objetivo, ni algo subjetivo), ni al temperamento, ni al carácter. Son cualidades de un orden
especial, que descansan en sí mismas, que se justifican por sí mismas, son de orden ideal.

En un valor se da, lo que él llama, exceso de objeto, que no equivale a realidad + realidad, la que
podría ser captada con la inteligencia, sino que es un aspecto -el principal de la cosa misma-
captable de otra manera. No podemos hablar de valores objetivos, pero tampoco estamos ante un
subjetivismo. Para Scheler, más que de valor objetivo se deberá hablar de valor válido o valorado,
que provoca el aprecio o el desprecio.

La ética de Scheler es emocional, los valores se captan por el sentimiento de valores, que no es
meramente subjetivo, pero tampoco proviene de que en las cosas haya esos valores objetivos.

"Los valores -dirá Scheler- no se inventan, ni se acuñan; son simplemente


descubiertos, van apareciendo con el progreso de la cultura, en el ámbito
cultural de cada hombre."

Scheler sigue, en cierta manera, a San Agustín, que hablaba de una "lógica del corazón., y al
filósofo cristiano francés Pascal (s. XVII), que proponía también esa lógica, como réplica a la lógica
puramente racional y, por ello decía: "el corazón tiene razones, que la razón no entiende-; pero,
en realidad, Scheler se aleja mucho de estos pensadores cristianos.

Carácter "ideal" de los valores en Max Scheler

Scheler intenta hacer una filosofía de los valores. Según él, los valores no son accesibles al
entendimiento, sino más bien al sentimiento o a la intuición. Para él, los valores tienen un ser
objetivo, un ser en sí y no dependen por tanto del sujeto, pero no son bienes en sí, ni fines en sí,
sino que son sólo principios universales y necesarios para la actuación humana.

Los valores son objetos ideales, que no necesitan darse efectivamente en la realidad:

"Así como podemos hablar -dirá Scheler- de la esencia del color rojo sin tener en
cuenta que exista o no, de hecho, en una cosa roja (por ejemplo, una rosa),
también hay valores como esencias, prescindiendo de que existan, o no, cosas
buenas que los tengan."

Las cosas pueden estar habitadas por un valor, que mientras las cosas son pasajeras, los valores
son formas eternas, valores eternos. Se fundan, no en los hombres ni en sus actos, sino en un
espíritu personal infinito, que parece identificarse con Dios.

El sistema ético de Max Scheler, a pesar de su tendencia a la objetividad, no es adecuado para


interpretar la moral cristiana, pues el valor ético de Scheler se queda en el terreno de lo subjetivo
y no pasa al orden'real. Es mérito, sin embargo, de Scheler el querer separarse de una ética
puramente subjetiva, como la de Kant (cfr. K.Wojtyla, Max Scheler y la ética cristiana, BAC minor).

Es un peligro de la filosofía de los valores de Scheler considerar el sentimiento como modo de


llegar a lo real, y, en consecuencia, al ser divino, principio y fin de la realidad creada.

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