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CONFLICTO ENTRE LA LIBERTAD DE PRENSA Y EL

DERECHO AL HONOR Y A LA INTIMIDAD EN UN FALLO DE


LA CORTE1

ILDA BEATRIZ DELLAMEA DE GENTILE


ABOGADA

CONFLICTO ENTRE LA LIBERTAD DE PRENSA Y EL DERECHO AL


HONOR Y A LA INTIMIDAD EN UN FALLO DE LA CORTE SUPREMA

INTRODUCCIÓN:

Al dictarse la Constitución Nacional de 1853, se protegió el derecho de


libertad de prensa con el agregado especial de la prohibición de censura previa que no existía
en la Constitución de los Estados Unidos ( y que fue motivo del dictado de la 1ª Enmienda de la
misma), pero que sin embargo formaba parte de nuestra tradición institucional, con sus
primeros antecedente patrios en el Reglamento de la Junta Grande del 20 de Abril de l811 y el
Decreto del Triunvirato del 26 de Octubre de l811 que establecía en su art. 1º :”Todo hombre
puede publicar sus ideas libremente y sin censura previa “.
No obstante compartir la importancia del derecho de libertad de prensa para
el bien común de la comunidad política, resulta necesario revisar si la misma posee carácter
supremo o absoluto ante otros derechos personalísimos considerados en el fallo en análisis,
como el del honor e intimidad de las personas.
La posición tradicional en la materia otorga a la prohibición de censura
previa el carácter de principio absoluto, vedando toda intervención preventiva aún cuando la
misma sea producto de una medida cautelar promovida ante los Tribunales de la Nación y se
requiera en resguardo de un daño inminente a la honra o intimidad de otro ser humano.
En el fallo en análisis, si bien se rechaza la medida cautelar solicitada, y se
tratan de precisar los alcances de la prohibición en su sentido tradicional, en definitiva la Corte
Suprema no puede sustentar válidamente la total vigencia del carácter absoluto del principio, ya
que del texto de los votos surge con claridad el reconocimiento por parte de los ministros de la
Corte la Subordinación del principio de libertad de prensa sin censura previa a valores
superiores que son su sustento y contenido.

DESCRIPCIÓN DE LOS HECHOS

A fin de comprender las circunstancias fácticas del fallo, y al solo efecto de cumplir
con el requisito de “ conocimiento de la naturaleza de las cosas”, brevemente se reseñan los
acontecimientos previos al inicio de la causa en cuestión. El fallo posee la particularidad de

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PONENCIA CON DESTINO A LAS I JORNADAS NACIONALES SOBRE DERECHO NATURAL

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haber contado con la consideración casi individual de cada uno de los Ministros de la Corte,
quienes analizaron la extensión y validez de la prohibición de censura previa en relación a los
medios audiovisuales de comunicación y su validez frente a la lesión inminente de derechos
personalísimos de amparo constitucional .
Durante el año anterior al fallo, es decir en l991, la prensa había realizado acusaciones en
torno a un proceso sobre supuesto lavado de dinero que se encontraba tramitando en el tribunal
a cargo de la actora (Dra. María Servini de Cubría) manifestando que habrían existido
interferencias del gobierno nacional en el normal desenvolvimiento preso judicial. El caso tuvo
resonancia pública y hasta motivó varios pedidos de juicio político contra el juez.
En estas circunstancias, el tema fue también abordado en el programa humorístico
conducido por el cómico Tato Bores denominado “Tato, la leyenda continúa” programa en el
que durante algunas proyecciones realizadas en los meses de julio, agosto y noviembre de
l99l, la Dra. María Servini de Cubría habría sido injuriada, conforme lo manifiesta mas tarde
en su acción de amparo.
Así las cosas, el día 8 de mayo de 1992 la mencionada, juez federal en lo Criminal y
Correccional de la Capital Federal, promueve acción de amparo contra Mauricio Borensztein,
Canal 13 Televisión, el productor del programa y el C.O.M.F.E.R, solicitando se proceda al
secuestro del “tape” correspondiente al programa televisivo del cómico Tato Bores que se
difundiría dos días mas tarde, para que Previa observación del mismo por el juez de la causa,
se impidiese la proyección de las partes desdorosas hacia su persona en virtud de haber
recibido una llamada telefónica de una persona que dijo pertenecer al canal, quien la alertaba
sobre nuevas injurias a perpetrarse contra la misma en el programa a transmitirse el domingo
siguiente.
En el mismo día, el juez de 1ª instancia rechazó in límine la medida cautelar solicitada
por la juez, por considerar que constituía un acto de censura previa y por lo tanto
inconstitucional, y se declaró incompetente para entender en la acción de amparo interpuesta.
Apelada la resolución y concedida la misma, la Cámara Civil y Comercial Federal el día
09/05/92, ( es decir al día siguiente de la interposición de la demanda, que era sábado) hace
lugar a la medida cautelar pero con una extensión mayor a la requerida por la actora, ya que
manda a abstenerse de proyectar cualquier imagen o concepto vinculado a la peticionante
(cuando la Dra. Servini de Cubría sólo había requerido que la cautelar comprendiera las partes
desdorosas hacia su persona del tape), manifestando además que resultaba innecesario la
previa vista del tape por el tribunal, atento al carácter provisional y limitado de la medida que
se ordenaba, la cual subsistiría hasta tanto se pronuncie el juez penal o competente., requiriendo
la intervención de la Justicia Penal por la supuesta comisión de delitos de acción pública.
El fundamento de la decisión adoptada por la Cámara es que ante el conflicto entre la
libertad de expresión y el derecho al honor y la fama de un ciudadano particular, no resulta
irracional proteger a éstos últimos con los medios procesales idóneos, aunque no se encuentren
positivamente previstos, en virtud de que ambos integran el derecho natural de toda persona a
ser respetada en su dignidad humana.
Anoticiadas las partes, El Sr. Mauricio Borenstein y el Canal demandado dedujeron
recursos extraordinarios, los que son sólo parcialmente concedidos por la Cámara, motivando
las respectivas quejas por el rechazo.- Elevadas las actuaciones a la Corte Suprema, se dicta
sentencia en fecha 8 de septiembre de 1992, en los términos que se explicitan a continuación.

PUNTOS DE COINCIDENCIAS DE LOS VOTOS Y DISIDENCIAS PLANTEADAS


POR LOS JUECES DE LA SUPREMA CORTE

Antes de comenzar el análisis, resulta necesario dejar sentado que lo realizamos


sin entrar a dilucidar la actuación que le pudo haber cabido a la Sra. Juez en los sonados
asuntos en los que fue discutida, así como tampoco aquellos aspectos del fallo de Cámara que

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en definitiva resultaron cuestionados por la Corte Suprema, sino simplemente tratar de
determinar cuáles son los contornos de la prohibición constitucional de censura previa a la
difusión, a la luz del análisis de los argumentos esgrimidos por los Ministros del Alto Tribunal.
Si bien en muchos aspectos los diferentes votos son disímiles y hasta
contradictorios, no obstante ello es posible señalar algunas coincidencias.
Así vemos que la totalidad de los jueces consideraron procedente el recurso
extraordinario deducido respecto de una medida cautelar de no difundir, equiparándola a una
sentencia definitiva , por considerar que la decisión adoptada en ella podría causar gravamen
irreparable a las demandadas.
Con excepción de los Dres. Boggiano y Barra, ( el primero no se expidió sobre el
tema y el segundo lo hizo a favor de la sentencia recurrida) el resto de los jueces coincidió en
declarar arbitraria en este caso la prohibición cautelar de difundir, por haber sido ordenada sin
el examen del tape o material sobre el que se debía decidir, y ello por considerar que si bien
las exigencias de la verosimilitud del derecho en el proceso cautelar son atenuadas, esto no
significa su absoluta omisión.
También existió coincidencia entre el voto de la mayoría y el de los dres. Boggiano
y Barra en relación a que los jueces debían abocarse al estudio de los pedidos de protección
judicial por posibles daños al honor o intimidad por el ejercicio del derecho de libertad de
prensa sin censura previa.- Mientras que otros, como Levene (h), Belluscio y Petracchi, por su
parte, se manifestaron abiertamente contrarios a cualquier tipo de intervención aún la de los
jueces, de lo que se deduce que no cabría otra actitud a los magistrados que rechazar “in
limine” cualquier reclamo de protección cuando se deduzca en forma previa a la difusión de
ideas, noticias o informaciones.
También los Dres. Fayt, Belluscio y Barra consideran irrazonable y arbitraria la
sentencia recurrida por haber resuelto “ultrapetita” ya que la actora, únicamente solicitaba se
impidiera la exhibición de las partes desdorosas hacia su persona del tape.
Pero el objetivo primordial de la presente ponencia es clarificar cuál es el criterio
interpretativo de cada voto, y así determinar si se ha respetado en el fallo el principio rector del
derecho que es “dar a cada uno lo suyo”, atento a los fines y fundamentos de la protección
constitucional de la libertad de expresión por la prensa.

El voto de la mayoría: Dres. Cavagna Martínez, Nazareno y Moliné O´Connor

Dado a que el tema a decidir consistía en precisar si la medida adoptada en protección


al honor e intimidad de un magistrado de la república lesionaba o no la libertad de prensa o
expresión sin censura previa, los jueces comienzan precisando los alcances del concepto
recurriendo para ello a lo que podría denominarse una interpretación mixta.
En este cometido acuden tanto a normas suprapositivas, como positivas. Dentro de las
primeras vemos que para determinar los alcances de los arts. 14 y 32 de la C.N. , precisan
analizar los antecedentes históricos del dictado de la Constitución (que aparentemente
ayudarían a entender la voluntad del constituyente al incorporar el art. 32 de la C.N.), y lo
manifestado por la Corte en fallos anteriores (recurriendo sin expresarlo a la máxima: la
Constitución es lo que la Corte Suprema dice que es) .- Dentro de las segundas , es decir las
positivas, interpretan casi en forma gramatical el texto escrito del artículo 13 de la Convención
Americana de Derechos Humanos.
Así concluyen que la libertad de prensa sin censura previa implica : a) Amparar todo
tipo de medios de expresión como la imprenta, radio , TV y cine, por el derecho de publicar las
ideas sin censura previa previsto en el art. 14 de la C.N., b) que dicho amparo abarca también
a los programas humorísticos, c) que el art. 14 de la CN tiene por finalidad proteger la escencia
democrática de la Constitución y d) que la amplia garantía del art. 14 de la CN no significa
que los jueces deban abdicar del deber de abocarse al exámen de las causas en las que se

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cuestiona la libertad de prensa.- Por lo que en éste aspecto no se le da a la libertad de prensa a
la misma en este voto el carácter de un derecho absoluto.
De la breve reseña del voto se desprende que si bien aceptan la vigencia del principio de
libertad de prensa sin censura previa, en definitiva consagran su carácter relativo ya que
admiten que la prohibición constitucional ampara el derecho natural de pensar, comprensivo del
de expresión el que ha sido establecido con el fin de permitir la información del ciudadano. Por
ello si bien concluyen que la protección ampara todos los medios incluso a la televisión
admiten que puedan hacerse restricciones al derecho de expresión respecto de aquellas
manifestaciones que no conduzcan al elevado fin de la formación de la opinión pública del
ciudadano, debiendo los jueces abocarse a valorar si las expresiones puestas a su consideración
quedan protegidas por la garantía de prohibición de censura previa o no.

Voto del Dr. Ricardo Levene (H):

En este voto, el razonamiento transita por el análisis del criterio sustentado por la
Corte Suprema de Justicia Nacional a través de diferentes fallos en materia de libertad de
prensa sin censura previa, por lo que la determinación de los contornos de la protección
constitucional se realiza sin cuestionarse seriamente la real justicia de los postulados
tradicionales y dando por incuestionable el dogma interpretativo ya señalado de que los
derechos reconocidos en la Constitución Nacional, son lo que la “Corte Suprema dice que son”.
En base a éstos fundamentos, y haciendo suyas las conclusiones arribadas en anteriores
pronunciamientos, acoge los recursos deducidos y establece las siguientes conclusiones: a) que
la protección excluye el ejercicio de toda restricción que implique censura previa, pero no de
las responsabilidades ulteriores, b) que dicha protección no impide que se exija el
cumplimiento de ciertos requisitos previos siempre que no impliquen aniquilación del derecho,
c) que la protección también excluye el control judicial.- d) que esta protección es aplicable a
otros medios distintos de la prensa escrita por una interpretación dinámica de las cláusulas
constitucionales, e) que también ampara las expresiones de tipo humorístico y que f) que la
Carta Magna ha jerarquizado a la libertad de prensa como derecho preferido, ampliamente
protegido por las garantías constitucionales.
La postura tradicional asumida en el presente voto merece serios reproches de
fundamentación, ya que si bien manifiesta que la tutela de la prohibición es amplia
comprendiendo todo tipo de expresion, de opiniones, arte, manifestaciones estéticas o
humorísiticas sin que deba tenerse en cuenta el fin de la protección constitucional, al respaldar
dicha conclusión, cita jurisprudencia de la corte suprema donde se manifiesta que sólo caen
dentro de la protección aquellas expresiones adecuadas al fin de formar la opinión de las
personas. Tampoco resulta coherente la afirmación del carácter absoluto de la prohibición,
cuando reconoce que el derecho de expresar ideas por la prensa puede ser ejercido en forma
ilegítima cuando es contrario al orden e interés social. Por ello, resulta contrario a la razón que
algo que perjudica al interés y orden social, pueda ser el sustento de la sociedad democrática y
merezca en todo momento la protección absoluta frente a la inminente lesión o repetición de
lesiones a otros derechos personalísimos.
Ello es así porque no se especifican los fundamentos que ampararían el apartamiento de
principio de no dañar, del derecho de todo ciudadano de acudir a la justicia para obtener la
protección de los derechos amparados por la constitución, del de igualdad de los iguales ante la
ley ( se tratan las partes en litigio como si los derechos de las empresas tuvieran la misma
entidad y necesidad de protección que los de los seres humanos), y de que las reglas de
razonabilidad práctica exigen el respeto de cada uno de los valores acogidos por las normas
constitucionales, sin desmerecer algunos en desmedro de los restantes.

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Votos del Dr. Fayt:
Este voto, luego de expedirse sobre la arbitrariedad del fallo recurrido por haber
resuelto “ultra petita” y haber omitido ver el tape, determina los contornos de la libertad de
prensa, .
Para ello se parte de un análisis del medio televisivo y de las normas reglamentarias
existentes hasta la fecha, afirmando que para establecer los alcances del principio
constitucional resulta necesario determinar la naturaleza del medio por el cual se ejerce la
misma.
Reconociendo esta necesidad, y admitiendo que no pueden asimilarse los medios
audiovisuales a la prensa escrita sin dicho examen previo, concluye sin mayores
consideraciones respecto del resultado de dicho exámen, que las manifestaciones de la libertad
de expresión realizadas por la TV, quedan amparadas por el art. 13 de la Convención
Interamericana de Derechos Humanos, la que también determina el contenido de las
expresiones que caen bajo su protección, admitiendo en este sentido excepcionales
restricciones.
Pero si bien aparentemente la postura sustentada se compadece con el carácter absoluto
de la prohibición de censura previa, al afirmar el magistrado que las expresiones para estar
amparadas por la protección legal, deber cumplir con las exigencias de veracidad,
imparcialidad y objetividad para gozar de legitimidad, y reconoce la procedencia de ciertas
restricciones a la libre expresión sujetas al cumplimiento de los requisitos de legalidad y
legitimidad, implícitamente está admitiendo que no toda expresión de pensamiento, ideas,
informacion u opinión queda irrestrictamente amparada por la prohibición legal, máxime al
admitir que la libertad de prensa sin censura previa tiene por fin la formación democrática de
las personas, por lo que constituye un bien social, es decir que se ejerce en razón de alteridad.
Corrobora esta conclusión el hecho de citar en su apoyo de sus manifestaciones el fallo
de la Corte 282-393, referido al cine, el que expresamente niega el carácter absoluto del
principio, y admite la posibilidad de reglamentar el ejercicio de la libertad por este medio en
protección de la moral, la buenas costumbre, el orden y la seguridad pública, aún frente a la
información cuando la misma sea deformada, insurreccional, desaprensiva o maliciosa.

Voto de Augusto César Belluscio:

En el presente voto, analizando el caso desde la doctrina tradicional de la corte, se


niega por completo la legitimidad de las medidas cautelares obtenidas por la actora, y se afirma
el valor absoluto de la libertad de prensa sin censura previa, haciendo extensivo el criterio en
virtud de una interpretación dinámica (¿o mejor suprapositiva.?) de la Constitución con
respecto a los restantes medios de comunicación que no existían al momento de dictarse la
constitución amparando con el mismo a opiniones, pensamientos o cualquier otra forma de
expresión.
Si bien niega la existencia de una escala de valores entre los derechos amparados por la
Ley Fundamental que signifique anular alguno en beneficio de otro, debiendo ser todos ellos
armonizados conforme lo reconoce la propia Corte, Manifiesta que cuando es la propia
Constitución la que otorga preferencia a un derecho, dicha preferencia debe ser respetada, como
es el caso de los arts. 14 y 32 de la C.N., que otorgan a la libertad de prensa sin censura previa
el carácter de derecho preferido, porque así se protege la esencia democrática.
Se afirma el carácter absoluto del principio, se niega toda intervención previa de
autoridad incluso la judicial, al reconocer que el fin de la protección es la de salvaguardar la
esencia democrática, y se cita de fallos en apoyo de su conclusión, como el que protege al cine
(282-392) del mismo modo que al resto de los medios. Pero de nuestra parte señalamos: no
caben dudas de que el principio de libertad de prensa al que se está refiriendo está subordinado

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a la verdad, a la justicia, al principio de no dañar, los cuales no pueden ser vulnerados ni
siquiera por una “preferencia constitucional”.
En definitiva, tampoco aquí se analiza la justicia o injusticia del valor superior asignado
al principio en análisis frente a la lesión de derechos humanos por el ejercicio irregular del
derecho de expresión.- Si es irregular, es decir contrario a la regla o norma, como puede estar
amparado y protegido por el derecho? Esto no resulta razonable.

Voto del Dr. Boggiano

Partiendo de un esquema de razonamiento impositivista y del simple análisis de la


voluntad del constituyente (nacional o de E.E.U.U.), sin cuestionarse la justicia para las partes
de las conclusiones a las que arriba, elabora los contornos de la libertad de prensa sin censura
previa .
Así afirma que si bien la prohibición de censura previa en materia de libertad de
expresión resulta un derecho absoluto y preferido, y que en principio el honor y la intimidad
no admiten medidas preventivas, esta afirmación no implica convertir al magistrado en
espectador de un daño inexorable, por lo que no considera violatoria de la libertad de prensa en
la concepción constitucional y del pacto de san josé de costa rica la intervención preventiva de
los jueces en circunstancias excepcionales como la descripta, en donde el daño al honor e
intimidad de las personas resultará inevitable.
Asimismo, y desde idéntica postura manifiesta que el 14 de la C.N. solo protege la
expresión de ideas por medio de la prensa escrita. No proteje la que se hace por otros medios,
por lo que no puede aplicarse esta normativa a la TV ni por una interpretación dinámica,
flexible o progresista del artículo, quedando este aspecto cubierto por el art. del Pacto de San
José de Costa Rica, al que interpreta gramaticalmente, concluyendo en el carácter absoluto de
la prohibición de censura previa cuando se trate de buscar,recibir y difundir informaciones e
ideas de toda índole, ya sea oralmente o por otros medios, sin perjuicio de las
responsabilidades ulteriores por daños al honor e intimidad, en salvagurada de los cuales se ha
previsto además el derecho de rectificación o respuesta.
Pero en materia de resarcimiento ulterior el magistrado opta por aplicar un
principio de justicia, ya que indica la obligación del juez de realizar una especial valoración de
las consecuencias dañosas en los supuestos que deba establecer una reparación económica, y
esto por aplicación del principio de “impedir el enriquecimiento sin causa” de las empresas con
el aumento proporcional de la indemnización”.

Voto del Dr. Barra

El voto del Ministro Barra no presenta mayores diferencias en el tratamiento general de


las cuestiones respecto del juez preopinante.
No obstante ello, reconoce que la prohibición constitucional, aún con contenido más
amplio, debe referirse a una expresión con un mínimo de contenido útil para el receptor y
siempre que el derecho de expresión sea ejercido conforme a las leyes que reglamentan su
ejercicio. Reconoce que el constituyente estableció la prohibición de censura previa al servicio
de la sociedad democrática que se estaba formando, y por lo tanto no la concibió como un
derecho a ejercerse individualmente, sino en razón de alteridad.
Por ello, manifiesta que si bien el art. 13 de la Convención America sobre Derechos
Humanos establece la prohibición de censura previa para la expresión y difusión de ideas,
informaciones u opiniones por cualquier medio, este principio debe ser interpretado en armonía
con el art. 11 de la Convención que otorga derecho al ser humano de obtener protección legal
frente a injerencias arbitrarias o abusivas o ataques a la dignidad de la persona humana, lo que
legitima la intervención de los jueces en los casos en los que los derechos reconocidos por el

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art. 11 sean vulnerados, ya que el respeto de la dignidad humana es el fundamento y fin de
todas las instituciones sociales.
Concluye su razonamiento admitiendo la procedencia de las medidas cautelares
ordenadas por el a quo en virtud de la aplicación al caso del art. 1071 bis del Cód. Civil, ya que
se trataba de la repetición de una conducta ya realizada, cuyo cese resultaba legítimo ordenar,
pero ordena que las mismas sean adecuadas a sus justos límites.

Voto del Dr. Petracchi


El magistrado reproduce el criterio tradicional y absoluto de libertad de prensa sin
censura previa, acudiendo a la interpretación de los fallos de la Corte, a la voluntad del
legislador e incluso a la Jurisprudencia de EEU.U., por lo que ni siquiera admite la distinción
del contenido de las opiniones ideas o informaciones a divulgar, considerando que todas ellas
están comprendidas en la protección constitucional, así como cualquier medio que se utilice
para su expresión o divulgación. Niega por completo la posibilidad de control preventivo o
protectorio previo a la publicación por parte de los jueces, y ratifica el principio de
responsabilidades posteriores.
Afirma no sólo la tesis tradicional, sino la existencia de una escala de valores que
legitimaría un análisis “costo-beneficio” de los derechos en pugna, ignorando que las
diferentes formas de bien como las diferentes clases de cantidad son objetivamente
inconmesurables, y desoyendo el principio de interpretación armónica de los derechos de
amparo constitucional.
Por ello, y por aplicación de este tipo de análisis, concluye que la prohibición de censura
previa se extiende tanto a las informaciones o noticias falsas como a las veraces (citando en su
apoyo antigua jurisprudencia estadounidense), y considera que la medida cautelar ordenada,
agravia a toda la sociedad por el solo hecho de que los jueces se permitan intervenir en forma
previa a una publicación, aún cuando pueda existir certeza de un daño.

CONCLUSION

En el análisis del extenso fallo, vemos que los ingentes esfuerzos realizados por los
jueces para fundar la completa vigencia del principio de libertad de prensa sin censura previa
con carácter absoluto, han sido infructuosos conforme se ha señalado con anterioridad.
Además, la admisión incondicionada de la prohibición contraría un postulado básico de
justicia consistente en no tratar de manera idéntica situaciones absolutamente disímiles, como
si la igualdad fuese simplemente un concepto aritmético y no humano cuando de conductas se
trata.
Por eso el derecho de libertad de prensa sin censura previa, como todo derecho, debe
someterse a las exigencias del bien común, al principio de no dañar, al criterio restrictivo
adoptado por la jurisprudencia estadounidense , de que la libertad de prensa no otorga un bill de
indemnidad a la prensa y sus negocios. Pues no existe un derecho a lucrar a costa de la
mortificación, honor o autoestima de una persona, máxime tratándose de un magistrado de
la Nación, y sobre todo, cuando el daño que se produzca con la publicación no pueda ser
reparado en especie. Y también la libertad de prensa debe ejercerse dentro del fin or el cual está
reconocida: El contenido de las publicaciones aún las humorísticas, deben satisfacer la
exigencia del fin para el que se protege la expresión.
Este criterio es sustentado en nuestro país por varios autores nacionales de la talla de
Hector Hernández, y además por la jurispudencia de los Estados Unidos de Norteamérica en
varios fallos (para citar a alguno de ellos, se puede, analizar en “Whitney vs. California” del
Juez Brandeis) que consideran que la libertad de prensa acogida por la 1º Enmienda, fue
concebida por los constituyentes como “una protección adecuada contra la diseminación de

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doctrinas nocivas” y además en varios casos la Corte Suprema de los Estados Unidos, como en
el de los Papeles del Pentágono, por cinco votos contra cuatro (conforme describe el Dr.
Fernando Toller) dictó una medida cautelar por un breve período de tiempo, con el fin de no
denegar la justicia que reclamaba el actor, contra el periódico Washington Post para que no
publique nada de una lista de asuntos aportada por el gobierno y mantuvo la prohibición contra
el Times con el fin de tener tiempo de considerar el problema.
Por ello, resulta altamente injusto que el honor, fama o la intimidad de una persona
deban estar al servicio del entretenimiento del resto de los habitantes de una comunidad, aún
cuando sus actitudes puedan ser opinables o francamente deleznables, ya que también en ese
supuesto conserva su dignidad humana.
En fin, de la reseña efectuada se advierte que resulta indigno para una sociedad que el
derecho de expresión pueda ejercerse sin límite alguno aún hasta el punto de sacrificar la
justicia y la dignidad de una persona en aras no ya de la información, formación, o cultura
Ciudadana, sino simplemente de la diversión del resto de la población.
Si el bien de muchos se logra sacrificando indebidamente el de algunos pocos, no
podemos hablar de democracia, sino que mas bien tendríamos que reconocer que nos
encontramos ante el avasallamiento de ella.

ILDA B. DELLAMEA DE GENTILE.-

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