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Período clásico
Pisístrato
Clístenes y su reforma democrática
Divide el territorio en 3 grandes zonas: costa,
montaña, y llanura. Cada una de ellas se dividió
en 10 Tritias, las que a su vez estaban formadas
por demos (pueblos).
Formó 10 tribus, cada una constituida por una
tritia de cada zona (costa, llanura y montaña),
permitiendo que cada tribu estuviera formada
por ciudadanos de diversas zonas geográficas,
clases sociales, condición económica y dedicados
a actividades de producción diferentes.
La tribu era una unidad administrativa y un cuerpo
militar que poseía un jefe de caballería, un jefe de
infantería y un estratego (Jefe militar) que ordenaba
las tropas.
Todos los ciudadanos tenían iguales derechos y
podían participar de la asamblea popular o eclessia.
Cada tribu elegía a sus propios representantes para
la polis. 50 buleutas (consejero) que formaban el
consejo o bulé, un arconte (magistrado, dirigente)
un estratego y 600 heliastas (jurado) para el tribunal
popular.
La Atenas del siglo V
La reforma de Clístenes trajo la paz y el
orden a Atenas. La devoción hacía la polis
aumentó.
Para los ciudadanos participar en el gobierno
era un responsabilidad que asumieron con
orgullo porque a través de ella podían
contribuir al mejor desarrollo político de la
ciudad.
Las Guerras Médicas o Persas
Durante el siglo V, Grecia enfrentó guerras muy
importantes. Durante las guerras persas (492 y 479
a. C.) el imperio persa se extendió hasta tomar
contacto con las ciudades griegas de Asia Menor.
La rivalidad política y económica entre los griegos y
los persas los llevó a enfrentarse en un guerra que
fue ganada por los griegos. Primero en la Batalla de
Maratón, después en la Batalla naval de Salamina,
donde los griegos demostraron su superioridad
naval; finalmente en Platea, batalla terrestre que les
dio la victoria definitiva.
A
comienzos
del siglo V
Atenas se
vio
sometida a
las
invasiones
persas en
las Guerras
médicas, de
las cuales
salió
victoriosa.
Siglo de Pericles
Después de la batalla naval de Salamina,
Atenas fortaleció su poder y con las
riquezas que le proporcionaba el
comercio, los atenienses rehicieron y
embellecieron su ciudad bajo la atenta
supervisión de Pericles, quien gobernó a
partir del año 460 a.C.
La gran prosperidad cultural y económica
de la que gozó Atenas en esa época,
además de la preocupación de este
gobernante por lograr que todos los
ciudadanos fueran iguales ante la ley, ha
llevado a considerar este período como el
más significativo de la historia griega,
llamado por eso el Siglo de Oro de
Pericles.
Al finalizar la guerra, los griegos y los persas
firmaron la Paz de Calias (449- 448 a.C.), que
ratificó la libertad de las ciudades griegas.
Como resultado, Atenas se convirtió en el
principal estado griego, al unir a casi todas las
islas del Mar Egeo y las ciudades griegas de
Jonia en la Liga de Delos. Esparta se quedó
con la supremacía continental. Antiguo casco
griego.
La liga Délica y la guerra del Peloponeso
De esta manera dominó Asia Menor, donde derrotó a los persas, Siria,
donde, tras una aplastante victoria, ocupó Tiro, ciudad fenicia, ubicada
en posición estratégica en el control del Mediterráneo oriental.
Luego dominó Palestina y se dirigió a Egipto, donde fundó la ciudad
de Alejandría, tomando rumbo luego hacia Oriente. Tras dar el
ataque triunfal a los persas en el año 331 a. C., tomó su capital,
Persépolis, ciudad a la que prendió fuego, y se coronó como rey de
Persia.
Alejandro Magno, de Macedonia, que gobernó desde el año 336 a. C., hasta el
año 323 a. C., logró establecer un Imperio que comprendía desde el río Indo
hasta Egipto.
La cultura griega fue incursionando en los distintos pueblos, pero también ella
recibió la influencia de las culturas orientales, dando nacimiento a una nueva, la
helenística, que se difundió en la vida urbana, ya que entre las comunidades
campesinas siguieron rigiéndose por sus propias tradiciones
Las ciudades helenísticas, entre cuya población se adoptó el
griego como lengua oficial, fueron fundadas por Alejandro, en un
número superior a setenta, según el modelo griego.
Las principales ciudades fueron Pérgamo y Antioquía, en Asia
Menor (en la orilla izquierda del río Orontes), y Alejandría, en
Egipto. Allí vivían griegos de todas las profesiones: filósofos,
artistas, comerciantes, soldados y científicos, que aportaron su
cultura y adoptaron la oriental, con sus lujos y ornamentos.