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Baal

Baal - Reina Valera 1909


MAESTRO, SEÑOR, ÍDOLO, DIOS FALSO. (Ju.2:13). (Gn 36:38)

Baal - Douglas Tenney


(heb., ba?al, señor, poseedor, marido).
1. La palabra baal aparece en el AT con una variedad de significados: señor o dueño (como en (Ex
21:28),Ex 21:34),(Jue 19:22),(Is 16:8) y marido (como en (Ex 21:3),(2 S 11:26),(Os 2:16). Sin
embargo, con mayor frecuencia la palabra se refiere a la deidad o deidades semíticas llamadas
Baal.

Baal se convirtió en el nombre propio para el dios más significativo en el panteón cananeo o
compañía de dioses. Era la deidad que presidía en muchas localidades.

Baal era adorado en los lugares altos en Moab en el tiempo de Balaam y Balac (Num 22:41). En el
período de los jueces había altares a Baal en Palestina (Jue 2:13),(Jue 6:28-32); y en el tiempo de
Acab y Jezabel, la hija del rey pagano de los sidonios casi se suplantó la adoración al Señor por la
de Baal.

La lucha entre el baalismo y la adoración del Dios verdadero llegó a su punto decisivo en el monte
Carmelo cuando el profeta Elías enfrentó a los sacerdotes de Baal y mató a 450 de ellos (1 R
16:32),(1 R 18:17-40). No obstante, el culto rápidamente revivió y prosperó hasta que fue destruido
por Jehú (2 R 10:18-28). Atalía, hija de Jezabel, esposa de Joram, dio un nuevo impulso a la
adoración a Baal (2 Cr 17:3),(2 Cr 21:6),(2 Cr 22:2).

Cuando fue destronada, el templo de Baal en Jerusalén fue destruido y el sumo sacerdote
asesinado ante el altar (2 R 11:18). No obstante, pronto hubo otro avivamiento de la adoración a
Baal (2 R 21:3),( 2 Cr 28:2). Josías nuevamente destruyó el templo de Baal en Jerusalén e hizo que
el culto público a ese dios cesara por un tiempo (2 R 23:4-5). Los profetas de Israel, especialmente
Jeremías, con frecuencia denunciaron el culto a Baal (Jer 19:4-5).

Se ofrecía incienso y sacrificio a Baal (Jer 7:9), incluso sacrificio humano (Jer 19:5), pero la
adoración a Baal se caracterizaba principalmente por los ritos de fertilidad. Se creía que la principal
función de Baal era hacer fértiles a la tierra, los animales y las personas. Para apresurar al dios
para que realizara estas funciones, sus adoradores mismos realizaban actos sexuales de fertilidad
y en los templos de Baal había servidores, varones y mujeres, con este propósito.
2. Descendiente de Rubén, primer hijo de Jacob (1 Cr 5:5).

3. Benjamita (1 Cr 8:30).

4. Pueblo en algún lugar de la frontera de Simeón (1 Cr 4:33).

5. Junto con otro nombre, con frecuencia es el nombre de un hombre y no de Baal, p. ej.,
Baal-janan, un rey de Edom (Gn 36:38),(1 Cr 1:49).

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Baal

Baal - Diccionario Alfonso Lockward


Nombre con el cual los semitas designaban al dios de la naturaleza, de la fertilidad. La palabra
significa ?señor?, ?amo?, ?esposo?. Existía cierta jerarquía en el uso de la palabra. Si se decía
baalim, era una referen-cia a dioses menores o domésticos, como ?sirvieron a los baales? en Jue
8:33. Para dioses locales o de una comunidad se añadía el nombre de ésta al de B. Así, existía
?Baal-Gad (Señor de la buena fortuna), ?Baal-Hamón (Señor de la riqueza), ?Baal-Meón (Señor de
la habitación), etcétera.
Cuando se señalaba al dios principal se añadía en hebreo el artículo, para leer ?el B.? Se da el
caso de que el término B. aparece como parte de nombre de personas. ?Gedeón llegó a llamarse
Jerobaal (1Cr 9:40).
diferencia de Egipto, que tenía el Nilo y sus inundaciones periódicas, Canaán dependía de las
lluvias para la agricultura. Los cananeos tenían a B. como el que las proveía. La llegada de los
israelitas a Canaán les puso en contacto con esa experiencia, para ellos nueva, y sucumbieron muy
pronto al culto de este supuesto rey de la naturaleza.
??lugares altos? eran escogidos para esta actividad, así como árboles frondosos (1Re 18:20-39).
culto a B., sin embargo, no se extinguió, a pesar de que de vez en cuando se realizaban reformas
religiosas dirigidas a ello. ?Jehú hizo una matanza de ?los profetas de B.? (Jer 19:35).

Baal - Diccionario de Jerusalen


En Siria y Palestina se creía en la existencia de numerosos dioses locales, suponiéndose que
habitaban en árboles, fuentes, cumbres, rocas, etc., venerados por eso como lugares sagrados.

Baal - Diccionario Mundo Hispano


(heb., ba?al, señor, poseedor, marido).
1. La palabra baal aparece en el AT con una variedad de significados: señor o dueño (como en
Hos 2:16). Sin embargo, con mayor frecuencia la palabra se refiere a la deidad o deidades
semíticas llamadas Baal.
Baal se convirtió en el nombre propio para el dios más significativo en el panteón cananeo o
compañía de dioses. Era la deidad que presidía en muchas localidades.
Baal era adorado en los lugares altos en Moab en el tiempo de Balaam y Balac (2Ch 22:2).
Cuando fue destronada, el templo de Baal en Jerusalén fue destruido y el sumo sacerdote
asesinado ante el altar (Jer 19:4-5).
Se ofrecía incienso y sacrificio a Baal (Jer 19:5), pero la adoración a Baal se caracterizaba
principalmente por los ritos de fertilidad. Se creía que la principal función de Baal era hacer fértiles a
la tierra, los animales y las personas. Para apresurar al dios para que realizara estas funciones, sus
adoradores mismos realizaban actos sexuales de fertilidad y en los templos de Baal había
servidores, varones y mujeres, con este propósito.
2. Descendiente de Rubén, primer hijo de Jacob (1Ch 5:5).
3. Benjamita (1Ch 8:30).
4. Pueblo en algún lugar de la frontera de Simeón (1Ch 4:33).
5. Junto con otro nombre, con frecuencia es el nombre de un hombre y no de Baal, p. ej.,
Baal-janan, un rey de Edom (1Ch 1:49).

Baal - kadosh israelita mesianica


El dios masculino principal de los Fenicios y los Cananeos, significa señor, amo y por último,
esposo. (Ro 11:4). No debemos de utilizar el término Señor/Adonai ya que significa Baal, debemos
y tenemos que llamar a nuestro Creador y a Nuestra Salvación por sus Nombres
YAHWEH-Yahshúa. El nombre apropiado al dios principal de los Fenicios (Tzidonim), es
encontrado en muchos lugares en su plural, Baalim, cp 2:11; 10:10; 1R 18:18; Jer 2:23; Os 2:17.
Baal es identificado con Molej Jer 19:5. Era conocido por los Israelitas como Baal-Peor, Nu 25:3; Dt
4:3, y era adorado hasta el tiempo de Samuel, 1S 7:4 y después de eso fue la religión de las Diez
Tribus que se Gentilizaron (convirtieron en Goyim) en el tiempo de Ajab 1R 16:31- 33; 18:19,22:
Prevaleció también por un tiempo en el Reino del Sur o Yahudáh 2R 8:27 comparar 2R 11:18; 16:3;

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Baal

2Cr 28:2. Hasta que finalmente se le puso fin por la severa disciplina del cautiverio, Sof 1:4-6. Los
sacerdotes de Baal eran en grandes números 1R 18:19 y varias clases, 2R 10:19. Su modo de
ofrecer sacrificios es descrito en 1R 18:25-29. El dios-sol, bajo el título general de Baal, o

Baal - Dicionario Biblico Adventista


Baal (heb. Ba'al, "señor [amo]", "dueño [propietario, poseedor]", "esposo"; ac. BLlu; ugar. y fen. b'l;
egip. [desde el s XIII a.C. en adelante] b'r; gr. Báal). Término que en el texto hebreo de la Biblia
(nuestras traducciones no lo reflejan) se usa para señalar al propietario de casas (), campos (Job
31:39), bueyes (), riquezas (), una mujer (), un lugar (), etc. En menciones extrabíblicas, Baal llegó
a identificarse con Helios (el dios sol), con Hércules o con el dios jefe de los griegos, Zeus* (el
Júpiter de los romanos; fig 59). Este Diccionario se referirá principalmente a su aplicación
religioso-pagana. 58. Baal en una estela procedente de Ugarit. 1. Dios semítico. Baal fue: a. El
nombre para un dios local en el sentido de "señor" (como en Baal-gad, Baal-peor, Baal-hermón). b.
El nombre de un dios cananeo de la tormenta y del trueno. Estos creían que los baales vivían en
lugares o casas santas (como árboles, cumbres de montes y rocas, manantiales), y hablaban de
cada uno de esos dioses locales como el Baal, el "señor". El AT los menciona a menudo, donde
Baal aparece en su forma plural: baales (; 3:7; 8:33; etc.). Fueron considerados deidades naturales
que cuidaban de la vegetación y del aumento de los rebaños y del ganado. Por lo general, cuando
aparece en singular y con artículo, se refiere al principal dios nacional de los cananeos. En los
textos de Ras Shamra* a veces se aplica la palabra Baal a un dios como dueño de lugares y
santuarios específicos, pero más generalmente es el nombre del más exaltado de todas las
deidades. Su enaltecimiento a la cabeza del panteón cananeo aparece en una época más bien
tardía, puesto que El había tenido la preeminencia mucho tiempo antes y a Dagón se le había
dedicado un templo antes de construirse uno para Baal. Pero cuando éste surgió como triunfador
en la lucha por la supremacía entre los dioses, mantuvo esa posición por muchos siglos. Fue el
dios de las tormentas y, por tanto, se lo identificó frecuentemente con Adad (Hadad). Como se le
atribuían las tormentosas lluvias del invierno, se lo tenía por responsable de la fertilidad del país.
Su hermana era la virgen Anat, la feroz diosa del derramamiento de sangre y la guerra, y su
adversario era Mot, el dios de la sequía y del calor abrasador. Cuando Baal fue asesinado (no
resulta claro si por Mot, puesto que el texto está corrompido). Anat le imploró que lo volviera a la
vida. Pero cuando todos los esfuerzos de Mot fracasaron, se puso furiosa y en su ira lo venció y
mató. Entonces tomó a su hermano muerto y lo llevó al monte de los dioses, donde fue resucitado.
Después de eso, los cananeos creían que la muerte y resurrección de Baal ocurrían anualmente, lo
que daba como resultado las 2 principales estaciones de Siria-Palestina: el verano y el invierno. La
127 muerte de Baal a manos del malvado Mot al fin de cada estación lluviosa era recibida con
amargo llanto y lamentos; y su resurrección anual, luego de los largos y secos meses del verano
-cuando se iniciaba la estación lluviosa con nueva vida en los campos y las viñas-, era celebrada
con fiestas alegres y licenciosas. La adoración a Baal, universal en Siria y Palestina, tuvo gran
atractivo para los israelitas. Repetidamente reincidieron en ella desde que entraron en la tierra de
Canaán, hasta que fueron llevados en cautiverio. La 1a vez que se menciona a Baal en la historia
de Israel es poco después de la muerte de Moisés, cuando los hebreos acamparon en los campos
de Moab, cerca de un lugar alto dedicado al dios (, "Bamot-baal"). Los dioses que entonces
adoraron los israelitas () quizás incluyeran a Baal. Fue adorado nuevamente en tiempos de los
jueces (; 6:28-32) y frecuentemente en tiempos de los reyes de Judá e Israel. Casi sustituyó a
Yahweh en el reino de Israel en los días de Acab, cuando Jezabel, la obstinada esposa fenicia del
rey, intentó establecer la religión del dios como la única legal. Es bien conocida la historia de la
lucha de Elías contra este culto y su enfrentamiento y desafío a los sacerdotes de Baal sobre el
monte Carmelo (-33; 18:17-40). Pero esta victoria para Yahweh fue de corta duración. Inclusive el
terrible aplastamiento de ese culto idolátrico por el rey Jehú al ascender al trono (-28) constituyó
sólo una reforma temporaria. La adoración a Baal en el reino del norte está documentada por
trozos de cerámica inscriptos provenientes del s VIII a.C., descubiertos en las excavaciones de
Samaria dirigidas por la Universidad de Harvard. Entre los muchos nombres personales de
ciudadanos de ese reino, encontrados en esas inscripciones, hay varios formados con el vocablo
Baal: 'Abiba'al, "Baal es mi padre"; Ba'alzamar, "Baal canta"; Ba'ala'zakar, "Baal recuerda(?)";
Ba'alma'anT, "Baal es mi respuesta"; Meriba'al, "mi señor es Baal" (si el nombre es arameo); y
Ba'ala. Esto demuestra que hubo muchos seguidores de Baal entre los que vivieron después del

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Baal

reinado de Acab. En el reino de Judá, el culto a Baal fue introducido por Atalía, la malvada hija de
Acab y Jezabel, y estimulado especialmente por Acaz quien hizo imágenes a los baales (). Estas
fueron quitadas por su buen hijo Ezequías, pero los altares al dios fueron levantados nuevamente
por Manasés, el siguiente rey (). A su vez, el buen rey Josías destruyó los utensilios que se habían
usado en ese culto pagano (23:4, 5). La adoración a Baal fue una de las principales causas del
cautiverio de Judá (). 59. Seis columnas del templo de Zeus (Júpiter) construido en tiempos
romanos en Baalbek (la Heliópolis siria). El AT también testimonia que su culto estaba
acompañado con la práctica de sacrificar a los hijos en el fuego () y de besar su imagen ().
Probablemente también estuvo acompañado por una grosera lascivia. Con frecuencia Baal está
asociado con la diosa Astarot (), y en los lugares altos dedicados al dios a menudo se encontraba
una imagen de Asera (; , 33), su contraparte femenina. Bib.: Arvid S. Kapelrud, Baal in the Ras
Shamra Texts [Baal en los textos de Ras Shamra] (Copenhagen, 1952); ARI. 2. Aldea en el
territorio de Simeón (), también conocida como Baalat-beer.* 3. Padre rubenita de Beera (, 6). 4.
Hijo benjamita de Jehiel, antepasado del rey Saúl (; 9:36).

Baal - Diccionario Perspicacia


(Dueño; Amo).
1. El cuarto en la lista de los hijos de Jeiel, un benjamita. (1Cr 8:29, 30; 9:35, 36.)
2. Rubenita cuyo hijo Beerah estuvo entre los que se llevó cautivos el rey asirio Tiglat-piléser III.
(1Cr 5:5, 6, 26.)
3. Enclave simeonita dentro del territorio de Judá; al parecer es la misma que Baalat-beer y Ramá
del sur (o Négueb). (Compárese con 1Cr 4:32, 33 y Jos 19:7-9.)
4. La palabra hebrea bá·`al se emplea en las Escrituras con referencia a: 1) un esposo, como
dueño de su esposa (Gé 20:3); 2) un terrateniente (Jos 24:11, nota); 3) ?los dueños [...] de las
naciones? (Isa 16:8, nota); 4) ?confederados? (literalmente, ?dueños [amos] de un pacto?) (Gé
14:13, nota); 5) el dueño o poseedor de bienes materiales (Éx 21:28, 34; 22:8; 2Re 1:8, nota); 6)
personas o cosas que poseen algo que es característico de su naturaleza, actitud u ocupación; por
ejemplo: arquero (literalmente, ?dueño de flechas?) (Gé 49:23); un ?acreedor de la deuda?
(literalmente, ?dueño de una deuda de su mano?) (Dt 15:2); ?cualquiera dado a la cólera?
(literalmente, ?dueño de cólera?) (Pr 22:24); ?antagonista judicial? (literalmente, ?dueño de juicio?)
(Isa 50:8, nota); 7) Jehová (Os 2:16), y 8) los dioses falsos (Jue 2:11, 13).
El término hab·Bá·`al (el Baal) es la designación aplicada al dios falso Baal. La expresión
hab·Be`a·lím (los Baales) se refiere a las deidades locales, que, según se creía, eran dueñas de
ciertos lugares en particular o ejercían influencia en ellos.
El término ?Baal? aparece una vez en las Escrituras Griegas Cristianas, en Romanos 11:4, donde
en el texto griego viene precedido del artículo femenino he. Comentando sobre el uso del artículo
femenino antes de ?Baal? en la Septuaginta griega y en Romanos 11:4, John Newton escribió en
un ensayo sobre la adoración de Baal: ?Aunque en hebreo el género es masculino [hab·Bá·`al], el
señor, a Baal se le llama [he Bá·al] = la señora, en la Septuaginta; Os. II. 8; Sof. I. 4; y en el Nuevo
Testamento, Romanos XI. 4. En la adoración licenciosa de este andrógino, o dios bisexual, los
hombres a veces llevaban vestidos de mujer y las mujeres se ponían atuendos masculinos y
blandían armas?. (Ancient Pagan and Modern Christian Symbolism, de T. Inman, 1875, pág. 119.)
En la historia de Israel hubo algunas ocasiones en las que se hizo referencia a Jehová como
?Baal? de la nación, en el sentido de ser su Señor o Dueño marital. (Isa 54:5.) También puede ser
que debido a su apostasía, los israelitas hayan asociado impropiamente a Jehová con Baal. Esta
última posibilidad parece hallar confirmación en la profecía de Oseas, según la cual llegaría un
tiempo, después del cautiverio de Israel y su restauración del exilio, en el que la nación se
arrepentiría y no volvería a llamar a Jehová ?Mi dueño? (?Mi Baal?, Str), sino ?Mi esposo?. El
contexto da a entender que no se volvería a oír en labios de los israelitas el nombre ?Baal?
utilizado en conexión con el dios falso. (Os 2:9-17.) Algunos piensan que el escritor de Segundo de
Samuel usó los nombres ?Is-bóset? y ?Mefibóset? (bó·scheth significa vergüenza) en vez de
?Esbaal? y ?Merib-baal?, debido a la mala connotación que parece que llegó a tener la palabra
hebrea bá·`al por su relación con la adoración degradada de Baal. (2Sa 2:8; 9:6; 1Cr 8:33, 34;
véase IS-BÓSET.)
Adoración de Baal. Poco se sabía de la adoración a Baal, aparte de las muchas referencias de las
Escrituras, hasta que las excavaciones de Ugarit (la moderna Ras Shamra, situada en la costa de

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Baal

Siria, frente al extremo NE. de la isla de Chipre) sacaron a la luz muchos objetos religiosos y
cientos de tablillas de arcilla. Se cree que muchos de esos documentos antiguos, conocidos ahora
como los textos de Ras Shamra, son las liturgias o las palabras de aquellos que participaban en los
rituales de las fiestas religiosas.
En los textos de Ras Shamra se alude a Baal (llamado también Aliyán [Prevaleciente] Baal) como
?Zebul (Príncipe), Señor de la Tierra? y ?el Jinete de las Nubes?. Estos nombres armonizan con
una representación de Baal en la que se le muestra sosteniendo en la mano derecha un garrote o
maza y en la mano izquierda un relámpago que acaba en una punta de lanza. También se le
representa llevando un yelmo con cuernos, lo que parece indicar una estrecha relación con el toro,
símbolo de la fertilidad.
En Palestina no suele llover desde finales de abril hasta septiembre. Las lluvias comienzan en
octubre y continúan durante todo el invierno hasta abril, gracias a lo cual crece una abundante
vegetación. Se creía que los cambios de estación y los efectos subsiguientes eran ciclos
producidos por los interminables conflictos entre los dioses. El que cesasen las lluvias y se
marchitase la vegetación se atribuía al triunfo del dios Mot (dios de la muerte y la aridez) sobre Baal
(dios de la lluvia y la fertilidad), lo que obligaba a este último a retirarse a las profundidades de la
tierra. Por otro lado, se pensaba que el comienzo de la estación lluviosa indicaba que Baal había
despertado a la vida, lo que era posible gracias al triunfo de Anat, su hermana, sobre Mot,
permitiendo que su hermano Baal volviese al trono. La unión de Baal con su esposa,
probablemente Astoret, se creía que garantizaba la fertilidad durante el año entrante.
Los agricultores y ganaderos cananeos posiblemente pensaban que el participar en rituales
prescritos ?una especie de magia imitativa? durante sus fiestas religiosas estimulaba a sus dioses a
actuar según el modelo representado en esas fiestas, y esto era necesario para tener cosechas y
rebaños productivos durante el nuevo año, así como para alejar sequías, plagas de langostas, etc.
De modo que la vuelta a la vida de Baal para ser entronizado y unirse a su consorte se celebraría
con ritos de fertilidad licenciosos, caracterizados por orgías sexuales desenfrenadas.
Toda ciudad cananea debió tener su santuario en honor al Baal de su localidad. Asimismo, se
nombraban sacerdotes para dirigir la adoración en estos santuarios y en los muchos lugares
sagrados que se hallaban en las cumbres de las colinas cercanas y que eran conocidos como
?lugares altos?. (Compárese con 2Re 17:32.) Es posible que en el interior de dichos lugares
sagrados hubiese imágenes o representaciones de Baal, en tanto que en el exterior, cerca de los
altares, se encontraban las columnas de piedra (probablemente símbolos fálicos de Baal), los
postes sagrados que representaban a la diosa Aserá y estantes de incienso. (Compárese con 2Cr
34:4-7; véase POSTE SAGRADO.) Había prostitutos y prostitutas en los lugares altos, y además de
la prostitución ceremonial, también se llevaba a cabo el sacrificio de niños. (Compárese con 1Re
14:23, 24; Os 4:13, 14; Isa 57:5; Jer 7:31; 19:5.) La adoración de Baal incluso se efectuaba en las
mismas azoteas de las casas, desde donde con frecuencia ascendía humo de sacrificio a ese dios.
(Jer 32:29.)
Hay indicios de que tanto a Baal como a otros dioses y diosas cananeos sus adoradores los
relacionaban con ciertos cuerpos celestes. Por ejemplo, uno de los textos de Ras Shamra
menciona una ofrenda a la ?Reina Shapash (el Sol) y a las estrellas?, y otro alude al ?ejército del
sol y la hueste del día?.
Por tanto, es preciso mencionar que la Biblia hace varias alusiones a los cuerpos celestes en
relación con la adoración a Baal. Al describir el derrotero pecaminoso del reino de Israel, el registro
de las Escrituras dice: ?Siguieron dejando todos los mandamientos de Jehová [...], y empezaron a
inclinarse ante todo el ejército de los cielos y a servir a Baal?. (2Re 17:16.) En cuanto al reino de
Judá, se informa que en el mismo templo de Jehová llegaron a estar ?los utensilios hechos para
Baal y para el poste sagrado y para todo el ejército de los cielos?. También, la gente por todo Judá
hizo ?humo de sacrificio a Baal, al sol y a la luna y a las constelaciones del zodíaco y a todo el
ejército de los cielos?. (2Re 23:4, 5; 2Cr 33:3; véase también Sof 1:4, 5.)
Cada localidad tenía su propio Baal, al que se solía calificar mediante un nombre geográfico. Por
ejemplo, el Baal de Peor (Baal-peor), adorado por moabitas y madianitas, tomó su nombre del
monte Peor. (Nú 25:1-3, 6.) Más tarde, los nombres de esos baales locales llegaron a incorporarse,
por metonimia, a los mismos nombres geográficos, como por ejemplo: Baal-hermón, Baal-hazor,
Baal-zefón y Bamot-baal. Sin embargo, a pesar de la diversidad de baales, para el cananeo en
realidad solo existía un dios Baal.
¿Qué efecto tuvo la adoración de Baal en Israel?

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Baal

En el principio de la Biblia ya se hacen alusiones implícitas al baalismo, aunque parece ser que en
el tiempo de los patriarcas no alcanzaba el nivel de degradación que tenía cuando los israelitas
entraron en la tierra de Canaán. (Compárese con Gé 15:16; 1Re 21:26.) La mención de la ciudad
de Asterot-qarnaim, nombre que posiblemente se deriva de Astoret, la consorte de Baal, es el
primer indicio que encontramos de la existencia de ese dios falso. (Gé 14:5.) Antes de cruzar el mar
Rojo, los israelitas podían ver desde su campamento un lugar del desierto llamado Baal-zefón. (Éx
14:2, 9.) A Moisés se le dieron advertencias específicas en el monte Sinaí con respecto a los
habitantes de Canaán: había que demoler sus altares, hacer añicos sus columnas sagradas y
cortar sus postes sagrados. (Éx 34:12-14.) De modo que todo lo relacionado con la adoración de
Baal tenía que erradicarse de la Tierra Prometida.
Cuando los israelitas acamparon en las llanuras de Moab, el rey Balac llevó a Balaam a lo alto de
Bamot-baal (que significa ?Lugares Altos de Baal?) para que contemplara aquella impresionante
multitud. (Nú 22:41.) Al no poder proferir una maldición directamente sobre los israelitas, Balaam le
aconsejó a Balac que los indujera a practicar la idolatría, tentándolos a cometer inmoralidad sexual
con las idólatras de Baal de Peor. Miles de israelitas sucumbieron a esta tentación y perdieron la
vida. (Nú 22:1?25:18; Rev 2:14.)
A pesar de esta amarga experiencia y de las claras advertencias de Moisés y Josué (Dt 7:25, 26;
Jos 24:15, 19, 20), cuando los israelitas fijaron su residencia en la Tierra Prometida, empezaron a
imitar a los cananeos que quedaban, al parecer con la esperanza de asegurar la fertilidad de su
ganado y de las cosechas. Al mismo tiempo, pretendían seguir adorando a Jehová. La apostasía se
generalizó después de la muerte de Josué. (Jue 2:11-13; 3:5-8.) Los israelitas mantuvieron en sus
campos altares, postes y otros efectos utilizados en la adoración de Baal, y, al parecer, hicieron
caso a sus vecinos cananeos sobre cómo se debía agradar al ?dueño?, o Baal, de cada territorio.
También se les atrapó en las prácticas inmorales relacionadas con la adoración a Baal. Como
resultado, Jehová los abandonó a sus enemigos.
Sin embargo, cuando el pueblo se volvía a Él, Jehová con misericordia los liberaba levantándoles
jueces, como fue el caso de Gedeón, cuyo nombre fue cambiado a Jerubaal (que significa ?Que
Baal Haga Defensa Legal [Contienda]?). (Jue 6:25-32; 1Sa 12:9-11.) Sin embargo, estos jueces no
consiguieron ninguna reforma permanente. (Jue 8:33; 10:6.) El baalismo se siguió practicando
incluso después de los días de Samuel, aunque el registro muestra que, a petición suya, el pueblo
se deshizo de las imágenes de Astoret y Baal y empezó a servir solo a Jehová. (1Sa 7:3, 4.)
Aunque no se vuelve a hablar del baalismo hasta el final del reinado de Salomón, es posible que
subsistiera en algunas partes del reino. Salomón introdujo en el país diferentes formas de baalismo
al casarse con muchas mujeres paganas, quienes lo indujeron a él y a sus hijos a servir a otros
dioses y diosas relacionados con la adoración a Baal, como Astoret y Mólek. (1Re 11:4, 5, 33; Jer
32:35.)
Cuando se dividió el reino en 997 a. E.C., Jeroboán implantó la adoración de becerros en el reino
septentrional de Israel, en Dan y en Betel. El baalismo autóctono y la adoración de becerros
convivieron, del mismo modo que en Judá se observaba una pretendida adoración verdadera en
Jerusalén mientras que por toda la nación se seguía practicando el baalismo. (1Re 14:22-24.)
En los días del rey Acab (c. 940-920 a. E.C.) se introdujo en Israel un tipo diferente de culto a Baal:
el de Melqart, el Baal de Tiro. (GRABADO, vol. 2, pág. 532.) Acab formó una alianza matrimonial
con Jezabel, la hija de Etbaal (que significa ?Con Baal?), el rey de Tiro. Jezabel importó a Israel
este culto más influyente, que se valía de muchos sacerdotes y ayudantes. (1Re 16:31-33.) Por fin
se produjo la famosa confrontación en el monte Carmelo entre Jehová y Baal.
Elías mandó que ocurriera una sequía en el nombre de Jehová, probablemente debido a que los
adoradores de Baal creían que era este dios, el dueño del cielo, quien daba las lluvias y la fertilidad.
(1Re 17:1.) Después de tres años y seis meses de sequía, se vio que Baal no era capaz de
satisfacer las muchas súplicas que le dirigieron sus sacerdotes y adoradores para que pusiera fin a
la sequía, por lo que Elías reunió a todo el pueblo en el monte Carmelo a fin de que fuera testigo de
la gran prueba que demostraría quién era el Dios verdadero. La prueba resultó en la humillación de
los adoradores de Baal y la matanza de 450 profetas de ese dios falso. Jehová, no Baal, mandó
entonces la lluvia para acabar con la sequía. (1Re 18:18-46; Snt 5:17.)
El hijo y sucesor de Acab, Ocozías, siguió sirviendo a Baal. (1Re 22:51-53.) Lo sucedió su hermano
Jehoram, y el registro dice que quitó la columna sagrada de Baal que su padre había hecho,
aunque siguió practicando la adoración de becerros. (2Re 3:1-3.)
Más tarde (c. 905 a. E.C.) se ungió a Jehú como rey. Él se vengó de la muerte de los profetas de

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Baal

Jehová matando a Jezabel y a la casa de su esposo Acab. Se reunió luego a todos los adoradores
de Baal en Samaria con la excusa de celebrar ?una asamblea solemne para Baal?. Cuando Jehú
dio la orden, se dio muerte a todos los adoradores de Baal. Se quemaron los postes sagrados, se
demolió la columna sagrada y también la casa de Baal, que fue apartada para excusado público.
?Así ?dice el registro? exterminó Jehú a Baal de Israel.? (2Re 10:18-28.) De modo que, al menos
por un tiempo, se suprimió de Israel la adoración de Baal. Sin embargo, fue por practicar esta
religión baalista por lo que Jehová por fin dejó que se llevara al exilio al reino de diez tribus de
Israel. (2Re 17:16-18.)
El baalismo logró atrincherarse en Judá, a pesar de que el rey Asá se esforzó por eliminar todo lo
relacionado con esa forma de adoración falsa. (2Cr 14:2-5.) Cuando Acab casó a Atalía, la hija que
le dio Jezabel, con Jehoram, el séptimo rey de Judá, su inicua influencia introdujo el baalismo tirio
en la familia real judaíta. Ni siquiera las reformas realizadas al principio del reinado del nieto de
Atalía, Jehoás, y las posteriores llevadas a cabo por Ezequías, consiguieron eliminar
permanentemente la adoración de Baal. (2Re 11:18; 18:4.) El hijo de Ezequías, Manasés,
reconstruyó los mismos lugares altos que su padre había destruido. (2Re 21:3.) Aunque al parecer
la mayoría de los reyes judaítas se contaminaron con la adoración de Baal, Manasés llegó mucho
más lejos que todos los demás en la práctica de este culto degradado. (2Re 21:9-11.) Ni las
reformas que más tarde realizó el mismo Manasés, ni siquiera la extensa depuración que llevó a
cabo su nieto, el rey Josías, consiguieron recuperar de modo permanente la adoración verdadera.
Como resultado de haberse contaminado por completo con la adoración falsa, el pueblo fue
castigado con el exilio y la desolación de la tierra. (2Cr 33:10-17; 2Re 23:4-27; Jer 32:29.)
En la obra profética de Jeremías, efectuada desde los días de Josías hasta el exilio babilonio, el
profeta denunció a Israel por degradarse con la adoración de Baal y comparó la nación a una
esposa adúltera que se había prostituido bajo todo árbol frondoso y en todo lugar alto, cometiendo
adulterio con piedras y árboles, y olvidando a Jehová, su ?dueño marital?. (Jer 2:20-27; 3:9, 14.)
Después del exilio en Babilonia y el regreso de los judíos a Palestina, la Biblia no dice que los
israelitas volvieran a practicar el baalismo.
[Fotografías en la página 265]
Representaciones de Baal. Cada lugar donde se adoraba a este dios tenía su propio Baal

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