El diseño hidrológico nace como una necesidad de interpretar y cuantificar los fenómenos de la hidrología mediante la recolección de datos, su análisis y posterior procesamiento, para convertir los datos en información que permita solventar problemas de ingeniería. Desde el principio de los tiempos las civilizaciones han estado ligadas al agua, ya sea al crear asentamientos en orillas de ríos o mediante el aprovechamiento del agua de las lluvias o de aguas subterráneas. Un claro ejemplo de esta relación entre el ser humano antiguo y el agua son los egipcios, que mediante estructuras llamadas “Nilómetros” medían los niveles de inundación del río Nilo 3000 años antes de Cristo, estas mediciones les permitía saber que se podía esperar de las condiciones de vida en la temporada siguiente. En la antigua Grecia nacen los pensamientos sobre el ciclo del agua o ciclo hidrológico, siendo Aristóteles el primero, aunque no muy acertado, y su discípulo, Theofrasto quién describió correctamente el ciclo hidrológico, explicando la formación de nubes y precipitaciones. La civilización romana es la pionera en las construcciones hidráulicas, construyendo acueductos que abastecían termas, fuentes y casas particulares. En Roma existía también un completo sistema de cloacas que en la actualidad siguen siendo utilizadas. Una de las más importantes contribuciones a la ciencia del agua la hizo Archímedes, creador de la hidrostática y el principio de flotación de los cuerpos. Existieron otros científicos que aportaron al desarrollo de esta ciencia, entre ellos, Leonardo da Vinci, con la ley de continuidad y de flujo de aguas en canales y con los diseños de sus máquinas hidráulicas, Galileo Galilei, perfeccionando las teorías de Archímedes. A partir del año 1600 el desarrollo de las ciencias del agua permitieron la formulación de leyes que dan las bases para la hidráulica moderna con respecto al movimiento de aguas en canales, tuberías y flujo subterráneo. Con el avance teórico también vino el avance experimental y en los instrumentos utilizados para las mediciones, como pluviógrafos basculantes y correntómetros, utilizados para medir lluvias y velocidades de ríos y canales. El naturalista francés Pierre Perrault, mediante mediciones, concluyó que una sexta parte del agua que cae como lluvia y nieve es suficiente para generar el caudal del río. El astrónomo inglés Edmond Halley, mediante sus estudios sobre evaporación en el Mediterráneo, ayuda con la aclaración de conceptos sobre la evaporación del agua en los océanos, concluyendo que los océanos producen el 90% de la evaporación del globo terráqueo. Con el pasar de los años, a principios del siglo XX, las mediciones iban proporcionando mayor cantidad de datos e información, lo que obligó a los hidrólogos a utilizar métodos estadísticos para interpretarla. Desde 1930 hasta 1970 nacen las bases científicas de la hidrología, como las ecuaciones de flujo subterráneo, la teoría de infiltración y el análisis de la red de drenaje de la cuenca. Sin embargo, aunque todos estos precedentes han sido importantes en el desarrollo de la hidrología, lo que marca un antes y un después es la incorporación de la tecnología digital, permitiendo la simulación de modelos matemáticos de condiciones y situaciones de eventos naturales que no habían sido registrados en el pasado. Años más tarde surge un nuevo aporte muy importante, la posibilidad de conocer eventos naturales registrados simultáneamente en lugares distantes, naciendo así la hidrología en tiempo real. El ciclo hidrológico. El ciclo hidrológico se conoce como el proceso por el cuál el agua de la superficie terrestre pasa a la fase de vapor, en la atmósfera, y regresa en su fase líquida y sólida. Se puede suponer como el inicio del ciclo con la transferencia de agua de la superficie terrestre a la atmósfera mediante evaporación directa, transpiración de plantas y animales y por sublimación, aunque la cantidad que mueve este último fenómeno es insignificante en relación con los demás. El vapor de agua es transportado por la circulación atmosférica, al momento de condensarse el agua, da lugar a la formación de nieblas y nubes, y posteriormente a la precipitación. La precipitación puede ocurrir en fase líquida o sólida, granizo o nieve. También se incluye en la precipitación el agua que pasa de la atmósfera a la superficie terrestre por condensación del vapor de agua o por congelación del vapor. El agua que se precipita puede tener distintos destinos, una parte se devuelve inmediatamente a la atmósfera por evaporación, otra parte escurre por la superficie, escorrentía superficial, que origina las líneas de agua. El agua restante penetra en el suelo, puede volver por evapotranspiración o adentrarse más hasta alcanzar las capas freáticas. El escurrimiento superficial como el subterráneo alimentan los cursos de agua que desembocan en lagos y océanos. Distribución estática del agua sobre la Tierra. La mayor cantidad de agua del planeta se encuentra en los océanos (97%), el restante se reparte entre lagos y ríos, humedad del suelo, nieves y glaciares y la atmósfera. Solo un 2,5% es agua dulce y sirve para consumo humano. Balance hidrológico. El balance hidrológico relaciona los elementos que intervienen en el ciclo hidrológico. Se utiliza cuando se realiza la distribución de los recursos hidráulicos a nivel global, o en cuencas particulares. Este cálculo permite obtener información sobre volumen anual de escurrimiento, el período en que se producen e infiltración o recarga del acuífero, período de déficit de agua y demanda de agua para riego en ese período. Se puede establecer balances de forma general, incluyendo aguas superficiales y subterráneas de un acuífero, del agua del suelo, etc. A la hora de establecer el balance se examina las entradas y salidas del sistema analizado, se aplica la Ecuación de Continuidad sobre un volumen de control. P – Q – G = ET + ∆S (Ecuación de Balance Hidrológico) P (Precipitación del período seleccionado) Q (Caudal superficial que sale de la cuenca que se analiza) G (Flujo neto de aguas subterráneas desde la cuenca hacia el exterior). ET (Evapotranspiración real en la cuenca) ∆S (Cambio en almacenamiento superficial)
Acciones para el agua.
Gracias al desarrollo del conocimiento en las ciencias del agua es posible saber en que lugares del mundo se concentra mayor cantidad del recurso hídrico y compararlo con el porcentaje de población mundial que reside en dichos lugares, concluyendo que existen varios con un alto porcentaje de población, pero bajo porcentaje de recurso hídrico o viceversa, con alto porcentaje de recurso hídrico y bajo porcentaje de población. Además, basándonos en datos obtenidos desde la antigüedad, la demanda de agua siempre se ha visto superada por la oferta, lo cuál no supondría un problema a futuro, pero la mayor cantidad del recurso hídrico es utilizado para la agricultura y otras actividades y tan solo un 4% al consumo humano. Sin embargo, estudios recientes muestran que, aunque no exista una disminución en la cantidad de agua, si existe un deterioro en la calidad, significando un problema para la oferta. Por otro lado, se sabe que la población mundial crecerá a futuro, permitiéndonos concluir que en cierto punto la demanda superará a la oferta, y si las dos tendencias se mantienen la oferta siempre se verá superada por la demanda del recurso hídrico. Ante esta situación los organismos encargados del manejo de este recurso se ven obligados al desarrollo de técnicas eficientes para encontrar un punto de equilibrio entre la oferta y demanda. Se han realizado varias acciones para alcanzar este objetivo, reconocer el agua como un recurso fundamental, aumentar la inversión monetaria destinada al cuidado de este recurso, mejorar la calidad del agua, erradicar la contaminación que existe en los cuerpos de agua, etc.
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