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Juan Manuel Abal Medina

EL ESTADO

El concepto de Estado: Marco Teórico:

La existencia de un Estado, o de relaciones de poder institucionalizadas, no es


una constante en la existencia de la humanidad. En segundo lugar, la idea de Estado
está íntimamente vinculada a la existencia de una civilización en tanto ésta significa
la presencia de tres instituciones básicas: el centro ceremonial, la escritura, la
ciudad. En tercer lugar, la aparición de la civilización es algo que no puede ser
atribuido a ninguna característica evolutiva de la especie humana. Sí lo es
probablemente la necesidad de pequeños grupos de asentarse. Mann argumenta
que las primeras civilizaciones han tenido como característica común la aparición en
valles fluviales donde practicaron la agricultura aluvial y de regadío.

Esto cobra relevancia en tanto el argumento que se desarrolla a partir de este


hecho es el siguiente: que la civilización, la estratificación y el Estado surgen como
resultado del impulso dado por este tipo de agricultura. En tierras fértiles los grupos
se ven envueltos en redes, donde hay una mayor fuerza de trabajo, cooperación con
el otro y, fundamentalmente, la generación de un excedente. Justamente el
surgimiento de una autoridad centralizada está vinculado a la administración de los
esfuerzos mencionados así como a la distribución del excedente producido.

El autor utiliza la metáfora de la “jaula social”, ya que previamente se encontraban


dispersos, ahora se ven “enjaulados” en un territorio y en una red de relaciones
sociales económicas. Al mismo tiempo también concurren a este proceso dos
elementos adicionales: la propiedad casi privada y el Estado. El primero de los
elementos claramente incentivado por “la fijación territorial y social”. Así la tenencia
de tierras vinculadas a familias o clanes se convirtió en un poderoso instrumento de
estratificación social. Por otro lado, la fluidez cada vez mayor en los contactos e
intercambios, generó la necesidad y presencia de una autoridad centralizada. Dichos
Estados tenían una misión, como dice Mann, de “enjaulamiento” de las relaciones y
redes de relaciones sociales.

Las cuatro fuentes del poder social a las que Mann hace referencia son:
ideológica, económica, política y militar.

Ideológico: La necesidad humanada de dotar a la vida de un significado último,


compartir normas y valores, y participar en prácticas estéticas y rituales. (Este poder
se puede expresar, ejemplo, en una religión)

Económico: Vinculado a la distribución de la dotación de recursos económicos que


produce una sociedad. Así la idea de clase está relacionada con el lugar que se
ocupa en la distribución. Mann, sostiene que estas clases puede al mismo tiempo
dividirse en “actores más pequeños y seccionales”.

Político: Asociado, a la “utilidad de una regulación centralizada y territorial”, Mann,


asocia poder político a poder estatal. Nosotros optamos por definir este concepto
como las variables político-institucionales que hacen referencia a las reglas de
diverso tipo que determina una estructura diferencial de probabilidades para la
realización de los intereses de los distintos grupos sociales. En este sentido, el
Estado es la autoridad centralizada con capacidad distintiva para generar reglas,
cumpliendo un rol central.

Poder militar: Vinculado al uso y organización de la fuerza física. En función de los


Estados modernos puede ser entendido como unas de las diferentes facetas del
poder político, restringidas en su uso por variables tanto económicas como
ideológicas.

El concepto de matriz, como opuesto al de sistema, pretende resaltar, al igual que la


construcción de Mann, qué no existe en las sociedades ni una lógica funcional o
dialéctica ni “una estructura, que determinen en última instancia el conjunto de la
vida social”. Así, nuestro entendimiento de los procesos históricos podemos definirlo
como el análisis de una combinación de procesos macro y micro sociales, en los
cuales individuos y/o colectivos logran constituirse en actores que se desenvuelven
en marcos restrictivos que posibilitan probabilidades diferenciales de éxito a las
acciones que estos desarrollan.

Dominación, centralidad, burocratización, poder militar

Max weber es quién he definido con mayor precisión el concepto de dominación al


señalar: Debe entenderse por dominación… la probabilidad de encontrar obediencia
dentro de un grupo determinado para mandatos específicos ( o toda clase de
mandatos). No es, por tanto, toda especie de probabilidad de ejercer poder sobre
otros hombres. Esta dominación (autoridad), puede descansar en los ,ás diversos
motivos de sumisión: desde la habituación inconsciente hasta lo que son
consideraciones puramente racionales con arreglo a fines.

La cita adquiere sentido pues entendemos al Estado moderno como “el componente
específicamente político de la dominación en una sociedad territorialmente
delimitada”. Así la dominación, no sólo es relacional sino que también es asimétrica
en tanto implica el acceso diferencial al control de los diferentes recursos de poder
que circulan socialmente.

En las relaciones de producción capitalista su funcionamiento, en apariencia,


depende de la voluntad de quienes concurren al proceso de intercambio, sin
embargo, estas relaciones precisan de una garantía autoritaria de la institución sobre
la que se sostiene este andamiaje, “la propiedad privada y exclusiva de los medios
de producción”. Al mismo tiempo, precisa que el intercambio de la fuerza de trabajo
se desarrolle libremente.

Concurren una serie de factores que evitan el surgimiento de la conciencia de clase.


Estos factores, son, entre otros, la idea o construcción de un “sector económico”
generador de subculturas que vuelve más heterogéneas las sociedades. Por otro
lado, la aparición de estratos y facciones que separan a los supuestos miembros de
unas clases de las mismas. Pero fundamentalmente, la aparición de los Estados
nacionales que limitan territorialmente a las clases, mezclándolas, segmentándolas,
así como constituyendo nuevas identidades.

El proceso de constitución de los Estados moderno implicó un proceso de


expropiación y concentración de los medios materiales de administración y coerción.
En la Edad Media, el monarca intenta concentrar la autoridad, es decir, los medios
materiales de organización política. La concentración de dichos medios devino en la
aparición de un conjunto diferenciado de instituciones estatales. Ese proceso de
expropiación desembocó en una tendencia hacía el desarrollo de un tipo particular
de organización: la burocracia. Para Weber el Estado moderno en su forma ideal es
el Estado burocrático. El desarrollo de una administración burocrática, implica entre
otras características, una tajante división entre política y administración,
reservándose para esta ultima “el saber profesional especializado”, así como la
dominación de la “impersonalidad formalista.”

En tanto la empresa capitalista moderna implica necesidad de cálculo, la forma de


organización burocrática con su apego a la ley y al expediente, así como su ya
señalada impersonalización, garantizan la certeza y certidumbre necesaria.

El Estado es un conjunto diferenciado de instituciones y personal que implica una


centralidad, en el sentido que las relaciones políticas irradian desde el centro hacia
el centro para abarcar un territorio delimitado, y sobre el cual reclama el ejercicio del
monopolio de la coerción física legitima, para garantizar un orden que sostiene una
multiplicidad de relaciones insertas en una matriz político-social, la cual asigna
probabilidades diferenciales a los actores protagonistas.

Podríamos agregar cuatro elementos: Que la propiedad privada, tiene que ver con
lo que denominamos condiciones estructurales impuestas por la matriz. Dos, el
control del Estado se convierte en un elemento central de la lucha política en tanto
es potencialmente un lugar estratégico para generar cambios en la misma matriz.
Tres, en el Estado moderno ese orden tiene las características de estar legalmente
estatuido. Cuarto, el Estado moderno desarrolla una serie de instituciones
“rutinarias, racionalizadas y formalizadas de gran alcance sobre los ciudadanos y
sus territorios”.

Desarrollo histórico del concepto

La construcción del Estado moderno:

Siguiendo a Oszlak, y para comprender la constitución de Estados Nacionales,


utilizaremos el concepto de “estatidad” así como la adquisición en el proceso de
formación de ciertas propiedades que este define como centrales.

La primera de ellas es la “capacidad de externalizar su poder”. Entendida como la


posibilidad de obtener reconocimiento “como unidad soberana dentro de un sistema
de relaciones interestatales”. Segundo, la “capacidad de institucionalizar su
autoridad”. Oszlak la define como la imposición de “una estructura de relaciones de
poder que garantice su monopolio sobre los medios organizados de coerción”.
Tercero, la “capacidad de diferenciar su control”, entendida como la posibilidad de
contar con un conjunto de instituciones profesionalizadas que puedan extraer
recursos de la sociedad en forma legítima y controlada centralmente. Por último, la
“capacidad de internalizar una identidad colectiva, a partir de la creación de símbolos
generadores de pertenencia y solidaridad que refuerzan los mecanismos de
dominación.

La primera etapa de surgimiento de los Estados nacionales está vinculada a la


expansión económica, especialmente al crecimiento de los mercados de consumo.
El desarrollo de estos mercados con la intensificación de relaciones de intercambio,
justificaron el proceso de concentración de los recursos de poder político, en los
inicios en un Estado que cumplía funciones de coordinación. Un segundo elemento,
son los gastos en el arte de la guerra, los cuales se fueron incrementando con el
desarrollo de armamento más complejo, así como la táctica y estrategia. El
desarrollo de la guerra como elemento central en el sistema europeo de Estados
convirtió a las estructuras feudales en obsoletas en tanto las nuevas condiciones
precisaban de “administraciones mayores y más centralizadas” que pudiesen
gestionar ejércitos permanentes.

Durante el siglo XVI las funciones del Estado se siguieron ampliando. Con la
aparición de instancias como los parlamentos, los Estados comenzaron a legislar
sobre cuestiones relativas a “regular los salarios y las condiciones de empleo,
controlar la movilidad de los trabajadores y proporcionar comida en época de
hambrunas. El autor de este siglo fue Maquiavelo, con su obra El Príncipe donde
comienza a construirse una visión autónoma de la política, separada de lo moral y
de lo religioso.

Luego, el nacimiento del contractualismo constituye una ruptura respecto del


orden imperante en lo que hace a la idea del hombre, sus derechos, la soberanía, y
el Estado: fundamentalmente significa la caída de un orden religioso que tiende a ser
reemplazado por uno secular.

Confluyeron así los procesos de aparición de una clase capitalista; centralización,


concentración y ampliación de las funciones de los Estados; la revolución científica;
y la aparición de los Estados del noroeste, que en su mayoría adoptaron la religión
protestante. Estos elementos significaron el desplazamiento del poder de la Iglesia y
la constitución de un precario equilibrio entre las incipientes naciones-estados
europeas. Primariamente la paz de Augsburgo en 1555, que estableció que los
súbditos habrían de seguir la religión de sus príncipes, y luego, la Paz de Westfalia
en 1648, que permitió la institucionalización de un sistema interestatal al mismo
tiempo que la introducción en forma clara de la idea fronteras nacionales así como la
“observancia de éstas”.

Es necesario destacar la característica excluyente de estos Estados nacionales,


en tanto se constituyen como comunidades políticas que involucran
fundamentalmente a los sectores dominantes. Cada vez con mayor fuerza se
establece una alianza tácita entre sectores dominantes y el Estado, producto de
conveniencias mutuas. En palabras de Vilas:

En este desarrollo confluyeron los intereses de la emergente clase capitalista de


las ciudades y los de los gobernantes. La primera buscaba eliminar los obstáculos a
la expansión de las relaciones de mercado. Los segundos estaban empeñados en
centralizar el poder político, la administración fiscal y la conducción de la guerra,
desmontando el poder de la iglesia y la nobleza.

Consolidación y expansión

Esta nueva etapa se caracteriza por la consolidación de esos elementos así como la
agregación de nuevas cuestiones: fundamentalmente nos referimos al problema de
la representación.
Esta etapa es la de consolidación de las relaciones capitalistas. Se consolida
definitivamente el Estado como garante de dichas relaciones. Sin embargo, la
característica sobresaliente es el cuestionamiento al poder despótico monárquico.

El reclamo de mayor participación se inscribe en los movimientos de ampliación


ciudadana de la esfera civil a la de los derechos políticos. En término más
económicos, la presencia de una autoridad monárquica despótica se convierte en un
obstáculo para la continua expansión del capitalismo en tanto como ya
mencionamos éste precisa de mayor calculabilidad, más racionalidad, más
previsibilidad, en lenguaje de nuestros días: mayor seguridad jurídica.

Las dos instituciones fundamentales que confluyeron en este proceso fueron, por
un lado la división de poderes. Como señala Montesquieu, la fórmula para evitar que
un gobierno se convierta en tiranico pasa porque el poder contrapese al poder. Por
otro lado, el desarrollo de instituciones representativas y el movimiento de
ampliación del sufragio fueron elementos que permitieron una cada vez mayor
inclusión de los habitantes de los Estados nacionales, lo que al mismo tiempo
consolidó la construcción de los mismos.

El proceso de consolidación de los Estados y el capitalismo se desarrollo en dos


frentes. En primer lugar, la ocupación de la totalidad de los mercados que se
encontraban dentro de sus fronteras.

En segundo lugar, la continua expansión del capitalismo así como las


posibilidades que ofrecían las nuevas tecnologías llevo a los Estados a desarrollar
una agresiva política imperialista en tanto la dimensión de los intercambios hacia
imposible que la logística que esta expansión demandaba sea cubierta por actores
de la sociedad civil.

Dividir la constitución de los Estados en dos etapas. La primera, signada por un


amplio desarrollo del Estado “debido al militarismo geopolítico”. La segunda es un
proceso en el cual cambia cualitativamente el accionar estatal sin que esto signifique
necesariamente un crecimiento de sus gastos. Fundamentalmente éste se desarrolla
a partir de tres áreas: 1) el desarrollo de una amplia infraestructura de comunicación;
2) una mayor intervención del Estado en la economía; 3) la incipiente creación de
alguna de las formas de lo que luego sería el Estado asistencial. Claramente lo que
aparece en el siglo XIX es la guerra y el militarismo como factor principal del
desarrollo de las estructuras estatales y por el contrario se expanden sus funciones
civiles.

Podemos decir que los Estados nacionales modernos se cristalizaron a fines del
siglo XIX como Estados: capitalistas, militaristas, representativos y nacionales.

Estado de bienestar Keynesiano

Mayor burocratización.

La idea de bienestar puede ser comprendida desde dos concepciones. Una


axiológica, en tanto se sostiene la necesidad de que el Estado, ya sea directamente,
ya sea a través de la regulación de los mercados, provea de ciertos estándares
mínimos de vida a los ciudadanos. Preferimos concentrarnos en los aspectos de la
lucha y juego político que desencadenaron nuevas formas de intervención por parte
del Estado. Así, la primera experiencia vinculada a un Estado proveedor de este tipo
de bienes está relacionada con esta cuestión: quien se queda con el voto de los
obreros.

El proceso de ampliación de la representación implicaba que los sectores antes


excluidos ingresarían a la comunidad política. La decisión del Canciller Bismarck, a
mediados del siglo XIX, de garantizar ciertos derechos mínimos a los trabajadores,
se relaciona con el temor de que los partidos socialistas ingresaran al gobierno.

Más allá de que durante este periodo histórico las funciones civiles del Estado se
desarrollaron en forma considerable, termino generales éste continuó siendo
predominantemente un Estado liberal. Liberal, desde la teoría económica implica: 1)
debe mantener su presupuesto equilibrado; 2) debe permitir que los mercados se
autorregulen permitiendo una vuelta natural al equilibrio luego de los periodos de
crisis.

En tanto la lógica de bienestar como la idea de la ampliación de derechos


ciudadanos se venía manifestando desde poco más de mediados del siglo XIX con
la experiencia alemana. Keynes, sostiene la posibilidad de que los Estados
funcionen con déficit en sus presupuestos con el propósito de quebrar los ciclos
recesivos y reanudar los ciclos de crecimiento económico.

Significo un quiebre, lo más importante, es que le asigna al Estado una doble


característica. Por un lado, debe involucrarse en los procesos económicos. Por el
otro, que en tanto actor de los mismos, es el único que tiene una lógica diferencial
que le permiten generar cambios en las expectativas generales del resto de los
actores.

La revolución rusa de 1917 y fundamentalmente la finalización de la Segunda


Guerra Mundial, opera como amalgama de los dos conceptos: el de bienestar y la
difusión de las políticas keynesianas.

La necesidad de asegurar la inclusión, material y simbólica, de las clases obreras,


obedeció a dos motivos: el temor de las posibles revoluciones socialistas y la
conveniencia de asegurarse inmensas clientelas electorales. La necesidad de
reconstruir una Europa devastada, fue una oportunidad para la aplicación de
políticas keynesianas.

Este modelo “amplio”, suponía algún grado de subordinación de los mercados ante
la política.

Frente a un Estado de este tipo la política adquirió un centralismo indudable. La


relevancia de las decisiones estatales para la vida de los ciudadanos era enorme.

Los Estados nación eran el centro del sistema internacional. Podemos decir que ls
poderes del Estado aumentan, y cada vez “enjaulan” mayores relaciones sociales
pero, al mismo tiempo, aumentan los poderes de la sociedad en tanto ésta se
interpreta cada vez más con el Estado mediante el accionar de los partidos políticos
y los diferentes grupos sociales.

Los costos de mantenimiento del sistema empezaron a generar “reducción de


acumulación por caída de la rentabilidad del capital, deterioro de la productividad,
pérdida de mercados externos, inflación, caída tendencial de los niveles de
bienestar, crecimiento del desempleo.

Estaba herido de muerte lo qué se conoció como el consenso keynesiano de


posguerra. No existe capitalismo sin inversión y los inversores habían decidido
retirar su apoyo. El aumento desmesurado del petróleo en 1973 será el punto de
inflexión para una crisis de la que emergerá un nuevo mundo.

El Estado en el nuevo orden global

Utilizamos el planteo de Beck, quién define el fenómeno como “radicalización de la


modernidad”, en el que una de sus características sobresalientes es la globalización.
La globalización no es sólo un fenómeno económico, sino que significa que no
“podemos concebir a la sociedad como un contenedor organizado estatalmente”.
Dicha radicalización expresa un mayor individualismo.

Las características de la nueva matriz social posibilitan la radicalización


neoliberales, caracterizadas por una fuerte reducción del Estado tanto en su tamaño
como en su funcionalidad.

Nos encontramos en un mundo en el cual las distancias se han acortado producto


fundamentalmente de los profundos cambios tecnológicos. Una mayor fluidez en los
movimientos de bienes y mercancías, y la circulación a grandes velocidades del
capital financiero.

Los cambios en el mundo de trabajo han generado transformaciones en los


sistemas de estratificación social. Nos estamos refiriendo al desarrollo cada vez
mayor de los sectores de servicios y la perdida de centralidad del mundo industrial.

El nuevo orden global significa la perdida de la otrora centralidad los Estados


nacionales. Esto se expresa en: 1) el retiro del Estado como actor central de los
procesos económicos y su vuelta al cumplimiento de la función de gendarme previa;
2) la aparición y conformación de los bloques regionales (Unión Europea, Mercosur,
etc); 3) la aparición de fenómenos asociados a las crisis de identidad nacionales
como el terrorismo y fundamentalismo; 4) aparición de nuevos conflictos con
características distintivas: las guerras ya no son entre naciones necesariamente.

No significa que la globalización viene a terminar con los Estados nación. Sino,
que la complejidad de un mundo en el cual sus tradicionales instituciones se
encuentran momento de redefinición, del cual seguramente se conjugará un nuevo
entramado institucional en el que los Estados seguirán existiendo pero con
diferentes capacidades o inmersos en nuevas realidades en términos geopolíticos.

Estado y régimen político: los modelos de la política.

Modelo político liberal: Combinaba un modelo estatal de competencias reducidas,


una sociedad que se modernizaba con el crecimiento de las relaciones sociales
capitalistas y un régimen político en transición fuertemente asociado a las
instituciones parlamentarias.

En las sociedades del siglo XVII, en términos de régimen político las naciones más
avanzadas de la época estaban empezando a transitar el camino hacia la
democracia. Primero, en la dimensión del debate público con la apertura gradual de
la discusión y con la transición desde hegemonías cerradas hacia hegemonías
competitivas. La ciudadanía se restringía a aquellos varones, adultos, con
propiedades materiales.

Gradualmente los regímenes políticos comienzan a abrirse con el paulatino pero


persistente crecimiento de los cuerpos electorales. Surgen los primeros partidos
políticos.

Fue dentro de estos parlamentos en los que empezaron a desarrollarse los


partidos, primero como alianzas en base a alguna temática a tratar, luego como algo
más general, parlamentarios conservadores frente a parlamentarios reformistas. El
desarrollo histórico, el crecimiento de los cuerpos electorales y la creciente
radicalización fueron tomando las disputas políticas a lo largo de la segunda mitad
del siglo XIX fue llevando a estos primeros partidos a salir de las cámaras y
extenderse hacia la sociedad de una forma más permanente.

Modelo político de masas

A lo largo del siglo XIX con los procesos de urbanización e industrialización, se fue
constituyendo un nuevo actor social, la clase obrera, que se organizó colectivamente
enfrentada al sistema en su conjunto, inspirada ideológicamente en las diversas
corrientes del socialismo que proliferaron a lo largo de la segunda mitad del siglo.

Las luchas que los actores del trabajo dieron, con el propósito de alterar el orden
social establecido y obtener mejores condiciones materiales de vida, tuvieron un
papel fundamental a la hora de ampliar la ciudadanía política.

Se obtiene el derecho al sufragio universal (Suiza 1880).

Surgen los partidos de masas, significan una transformación radical, porque se


presentan a elección como “representantes” de grupos sociales prepolíticos
(obreros, católicos, campesinos, etc.).

La representación política va perdiendo la condición de confianza “personal” propia


de los partidos de notables, para adoptar la forma de representación de intereses.

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