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Por
Andrés Eduardo Rojas Patiño -Código 80083131
Psicología – Código:
Presentado a
Abel Baquero
Con frecuencia nos encontramos en situaciones de discusión, de disensión con otras persona, lo
cual no es poco común dado que somos seres con capacidad de pensar, evaluar y tener criterio, y
es gracias a la diferencia de criterios que las discusiones surgen entre las personas, pero es que
discutir no es la fuente del problema; la verdadera fuente del problema no es la discusión, sino la
incapacidad de sostener esta misma en el marco de la no agresión, sin el uso de adjetivos, de motes,
Dicho de otra manera, para construir paz en torno al dialogo, es necesario tener de plano que
existen desacuerdos, diferencias, pero que se puede discutir en torno al respeto, al reconocimiento
del otro, sin llevar al contexto personal la discusión, aun cuando esta gire alrededor de aspectos
personales como las diferencias de credo, políticas y hasta sexuales. Sin embargo, y aun cuando
las discusiones giren en torno a aspectos personales, es clave tener presente que permitir que los
argumentos del contradictor nos afecten de forma en la esfera personal, que nos hieran, es permitir
que las emociones negativas afloren y con ellas los sentimientos que sacan de contexto, de control
la discusión.
Basta con controlar el pensamiento, con refrenar las ideas burbujeantes en la cabeza para dejar
de alimentar los sentimientos negativos, cargados de ira, de odio. Ahora bien, es inevitable que
en algún momento seamos heridos por las palabras o acciones de otros, sean estos detractores o
contendientes en cualquier aspecto de nuestras vidas, en este escenario, debemos aprender a dejar
atrás el dolo, comprender que mientras no perdonemos seremos presas del pasado, del dolor, y
estamos expuestos a caminar el sendero del odio. Al final, son los pensamientos que generamos
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en torno a las situaciones que nos rodean, los que nos afectan, las ideas o preceptos que tenemos
de las personas y sus posturas las que nos dañan porque permitimos que afloren las emociones
negativas, y de esta manera que las discusiones que podamos tener subirán de tono, entrando en un
Para construir paz no es necesario estar todos de acuerdo en todo, sino discutir sobre los
desacuerdos de forma cordial, desde las ideas, sin la personalización del concepto, reconociendo
las diferencias que hay en el otro, porque finalmente eso nos hace humanos.
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Referencias Bibliográficas
(Utilizando la norma APA, última edición)