Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
“Nosotros estudiamos la expresión génica a un nivel muy básico, para entender cómo se
encienden y se apagan los genes en la transcripción, analizando los genes que se expresan y
los que no”, ha explicado Stephen Buratowski en declaraciones a DiCYT momentos antes
de ofrecer una conferencia sobre su trabajo a los investigadores del IBFG. Al igual que
muchos de ellos, Buratowski utiliza como modelo la levadura Saccharomyces cerevisiae,
un hongo de una sola célula que se emplea en la fabricación de pan, vino o cerveza pero
cuyo funcionamiento genético guarda una gran similitud con el resto de las células
eucariotas, las de buena parte de los seres vivos, incluido el ser humano.
“Lo que ocurre en estas células se puede aplicar a células humanas”, asegura el especialista,
y las implicaciones de este hecho son fantásticas para los investigadores, que pueden
acumular muchos conocimientos gracias a un microorganismo fácil de manipular.
“Sabemos que muchos genes están mutados en cáncer y que estas mutaciones están
causadas por factores que trabajan en la transcripción. Lo podemos estudiar en levaduras y
luego extrapolarlo a humanos, porque básicamente, ocurre lo mismo”.
“Los laboratorios que trabajan en ciencia aplicada utilizan la ciencia básica para estudiar las
enfermedades usando nuestros modelos, por eso es tan importante hacer ciencia básica
aunque la gente de la calle no entienda qué hacemos trabajando con una levadura”, apunta
el investigador de Harvard.
Por supuesto, conocer la secuencia del ADN es importante, asegura, pero no lo son menos
todos los factores que la regulan, como las enzimas que transcriben y procesan su
información genética.
La primera gran aportación de Stephen Buratowski la realizó cuando aún era un estudiante
al clonar y purificar una proteína esencial para iniciar la transcripción, la copia del ADN al
ARN. En dos importantes publicaciones estableció cómo se ensambla y cómo funciona este
proceso. Inmediatamente pasó a disfrutar de su propio laboratorio para realizar otros
hallazgos destacados. Por ejemplo, demostró que el propio ADN se va modificando a
medida que se va transcribiendo a ARN.
En los últimos años, ha estudiado cómo la transcripción está regulada por el propio ADN.
“Se pensaba que la información acerca de cómo se copia el ADN al ARN estaba contenida
en la propia secuencia del ADN, pero en realidad también depende de las histonas,
proteínas a las que se une. Los descubrimientos sobre la regulación de la modificación del
ADN en la que interviene las histonas son muy valiosos, porque “algunas de estas
modificaciones están alteradas en cáncer y otras enfermedades”.
A pesar de todos los avances, aún falta muchísimo por saber en este campo. “Espero que
quede mucho por descubrir o nos quedaremos sin trabajo”, bromea. “Antes se pensaba que
la transcripción sólo daba lugar a los ARN y que estos daban lugar a las proteínas, pero
muchos ARN no lo hacían y su papel era desconocido. Pues bien, ahora sabemos que tienen
una función muy importante para regular la expresión génica, es decir, que sus funciones no
se reducen a dar lugar a proteínas”. Este nuevo campo sobre el ARN no codificante
“probablemente dará para otra década o dos décadas más de investigación sobre cómo
regulan la propia transcripción y otros procesos de la célula”.