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.#
FISIOLOGIA
DEL MATRIMONIO.
I.
.'
♦
- ? , , * .
FISIOLOGIA
MATRIMONIo.
POR MI. DE BALZAC.
TRADUCIDA. AL ESPAÑol.
100 I,
- " BARCELONA:
IMPRENTA DE IGNACIO OLIVERES.
Calle Ancha, núm. 26.
1841.
19o 1 o 6o 32.
INTRoDUCCION.
ce EL matrimonio no deriva de la
naturaleza. La familia oriental se dife
rencia enteramente de la familia occi
dental.—Es el hombre ministro de la
naturaleza, y viene la sociedad á injer
tarse sobre ella.—. Las leyes están he
chas para las costumbres y las costum
bres varian. »
| El matrimonio puede pues sufrir el
complemento gradual á que parecen so
metidas todas las cosas humanas.
| Estas palabras pronunciadas ante el
consejo de estado por Napoleon, cuan
do la discusion del código civil, causa
n mucha admiracion al autor de este
libro.
I. 1
II -
Sin saberlo, tal vez, pusieron en él
el gérmen de la obra que presenta en
el dia al público. En efecto, á la época
en que, mucho mas jóven, estudió el
derecho francés, la voz adulterio le
causó impresiones singulares. Inmensa
en el código, jamas aparecia esta pa
labra en su imaginacion sin arrastrar
en pos de sí una comitiva lúgu
bre. Las lágrimas, la verguenza, el
ódio, el terror, crímenes secretos, guer
ras sangrientas, familias sin gefe, la
desgracia, se personificaban delante de
él y se levantaban de repente cuando
leia la voz sacramental adulterio!
Aportando, mas tarde, á las playas
mejor cultivadas de la sociedad, repa
ró el autor que la severidad de las le
yes conyugales era en ellas, con bas
tante generalidad temperada por el
adulterio. Halló la suma de las fami
lias desgraciadas muy superior á la
de los matrimonios dichosos, y creyó
reparar, el primero, que, entre todos
los conocimientos humanos, es el del
matrimonio el que ha hecho menos
progresos.
III
15 de diciembre de 1829.
La muger que, en vista del título de este
libro, estuviese tentada de abrirle, puede dis
pensarse de ello: le ha leido ya sin saberlo:
un hombre, por mas malicioso que pueda
ser, nunca dirá de las mugeres tanto bien,
ni tanto mal como lo piensan ellas mismas.
Si apesar de esta advertencia, persistiese
una muger en leer la obra, deberá la deli
cadeza imponerle la ley de no murmurar del
autor, desde el momento en que privándo
se de las aprobaciones que mas lisonjean á
los artistas, ha grabado en algun modo en
el frontispicio de su libro, la prudente
inscripcion puesta sobre la puerta del Mu
seo de anatomía comparada: Las señoras
no entran aqui.
..
PARTE PRIMERA.
CONSIDERACIONES GENERALES.
I. t
V.
MEDITACION I,
La Materia.
Estadística conyugal.
LA administracion se ha ocupado de
veinte años acá poco mas ómenos en in
dagar cuantas hectareas de bosques, de
prados, de viñas, de barbechos encierra el
suelo de la Francia. No se ha contentado
con eso y ha querido conocer el número y
la naturaleza de los animales. Han ido mas
allá los literatos. Han contado los esterios
de leña, los kilógramos de vaca, los litros
de vino, las manzanas y los huevos consu
midos en Paris. Pero nadie ha imagiaado
todavia, sea en nombre del honor marital,
sea en el interés de las personas por casar,
22
sea en utilidad de la moral y de la perfec
tibilidad de las instituciones humanas, de
examinar el número de las mugerés honra
das. ¡Como! requerido el ministerio fran
ces podrá contestar que tiene tantos hom
bres bajo las armas, tantos espías, tantos
empleados, tantos estudiantes; y por lo
que hace á las mugeres virtuosas Nada.
Si cogiese á un rey de Francia el capricho
de buscar su augusta compañera entre sus
subditas , no pudiera la administracion in
dicarle siquiera el grueso de ovejas blancas
en el seno del cual tuviera que escoger;
estaria obligado de valerse de alguna ins
titucion de jóvenes nubiles , lo que dispon
dria á reir.
¿Serian pues los antiguos nuestros maes
tros en instituciones políticas como en mo
ral? La historia nos enseña que Asuero,
queriendo tomar á una muger entre las
doncellas de Persia, eligió á Esther, la
más virtuosa y la mas bella. Sus ministros
habian hallado pues necesariamente un mo
do cualquiera que fuese de desflorar la po
blacion. Por desgracia la Biblia, tan clara
en punto á todas las cuestiones matrimo
niales, ha omitido darnos esta ley de elec
cion conyugal.
23
Procuremos suplir á este silencio de la
administracion, estableciendo el descuento
del sexo femenino en Francia. Reclama
mos en este pasage la atencion de todos
los amigos de la moral pública , y los ins
tituimos por jueces de nuestro modo de
proceder. Procuraremos ser bastante ge
nerosos en nuestras valuaciones, bastante
exactos en nuestros razonamientos, para
hacer admitir por todo el mundo las re
sultas de este análisis. Cuéntanse general
mente treinta millones de habitantes en
Francia.
Algunos naturalistas piensan que el nú
mero de las mugeres sobrepuja al de los
hombres; pero como muchos estadísticos
son de opinion contraria , tomaremos el
cálculo mas verosímil admitiendo quince
millones de mugeres. Principiaremos por
rebajar de esta suma total nueve millones
poco mas ó menos de criaturas que, al
primer aspecto, parecen tener bastante
semejanza con la muger , pero que un exá-
men profundizado nos ha obligado á dese
char, «k,
Espliquémonos.
No consideran los naturalistas en el
24 ,
hombre mas que un género único de aquel
orden de hombres establecido por Dume-
ril , en su Zoología analítica , página 1 6.
y al cual Bory de Saint-Vincent ha creido
deber añadir el género Orang , con pretes-
to de completarle.
Si estos Zoologistas no ven en nosotros
mas que un Manmíjero (1), con treinta
y dos vértebras, teniendo un hueso hioydes,
poseyendo mas arrugas que cualquier otro
animal en los hemisferios del cerebro; si
para ellos no existen otras diferencias en
este orden que las que son introducidas
por la influencia de los climas, que han
suministrado la nomenclatura de quince
especies cuyos nombres científicos es inútil
citar ; debe el fisiologista tener por su par
te el derecho de establecer sus géneros,
y sus sub-géneros , segun ciertos grados de
inteligencia y ciertas condiciones de exis
tencia moral y pecuniaria.
Por tanto, los nueve millones de entes,
(i) Manmifero. Voz sacada del francés Mammijere,
y españolizada. Significa esta voz un animal con tetas,
y no ba podido el traductor dejar de españolizarla ,
por falta de una voz castellana que corresponda á la
palabra francesa Mammijere.
(Ifota del traductor. )
25
de que se trata aqui, presentan cierta
mente al primer aspecto todos los carac
teres atribuidos á la especie humana : tie
nen el hueso hioydes, el pico corocaydea ,
el acromion y la bóveda cigomática; per
mitido sea pues á estos señores del jardín
de las plantas clasificarlos en el género
de los hombres; ¡pero que sean mugeres!...
Hé aquí lo que nuestra fisiología no ad
mitirá nunca.
Para nosotros y para aquellos á quienes
este libro es destinado , es una muger una
variedad rara en el género humano, y cu
yos carácteres fisiológicos principales son
estos.
Es debida esta especie á las diligencias
particulares que los hombres han podido
hacer en su cultura, gracias al poder del
ero y al calor moral de la civilizacion.
Esta se reconoce generalmente en la
blancura , en la finura , en la suavidad de
su piel. Su inclinacion la incita á una lim
pieza escesiva. Sus dedos se horrorizan al
encontrar otra cosa que unos objetos suaves,
jugosos, perfumados. Como el armiño,
muere algunas veces de (Mor de ver man
char su túnica blanca. Gusta de alisar sus
I. 3
26
cabellos, de hacerles exhalar olores delei
tosos; de limpiar sus uñas rosadas, de cor
tarlas en almendra; de bañarfrecuentemen
te sus miembros delicados. No se compla
ce durante la noche sino sobre el plumon
mas suave, durante el dia sino sobre sofás
de cerda; asi es la posicion horizontal la
que toma con mas placer. Tiene su voz
una suavidad penetrante, sus movimientos
son graciosos. Habla con una facilidad
asombrosa. A ningun trabajo penoso se de
dica, y no obstante, á pesar de suflaqueza
aparente, hay cargas que sabe llevar y
menear con una facilidad milagrosa. Huye
el resplandor del sol y se preserva de él
por medios ingeniosos. Para ella, andar es
una fatiga; si come, es un misterio; si par
ticipa de las necesidades de las otras espe
cies, es un problema. Curiosa con esceso,
se deja engañar facilmente por el que sabe
ocultarle la cosa mas pequeña; pues la in
clina su espíritu á buscar incesantemente
lo desconocido. Amar es su religion: no
piensa sino en agradar al que ama. Ser
amada es el fi todas sus acciones, es
citar deseos el de todos sus gestos. Por eso
no piensa sino en los medios de brillar: no
27
se mueve sino en el centro de una esfera
de gracia y de elegancia ; para ella la jó-
ven Indiana ha hilado el pelo flexible de
las cabras del Tibet , Tarara teje sus ve
los ligeros, Bruselas hace correr sus lanza
deras cargadas con el lino mas puro y mas
delgado, Visapour disputa á las entrañas
de la tierra sus guijarros relucientes, y do
ra Sevres su blanca arcilla. Medita dia y
noche nuevos aderezos, emplea su vida en
hacer almidonar sus batas , en rozar paño
letas. Va mostrándose brillante y fresca á
unos desconocidos cuyos homenages la li
sonjean, cuyos deseos la encantan aunque
le sean indiferentes. Las horas robadas al
cuidado de sí misma y al deleite , las em
plea en cantar las arias mas agradables:
para ella la Francia y la Italia inventan sus
conciertos deliciosos y Ñapoles dá á las
cuerdas una alma armoniosa. Es esta es
pecie en fin , reina del mundo y esclava
de un deseo.
Teme el matrimonio porque acdba por
echar á perder el talle, pero se entrega á
él porque promete la felicidad. Si hace
criaturas es por pura casualidad. Cuando
son grandes las oculta.
28
Estos rasgos, tomados á la ventura en
tre otros mil, ¿se hallan entre aquellas
criaturas cuyas manos son negras como las
de los micos,y la piel curtida como los
viejos pergaminos de un Olim; cuyo rostro
es quemadopor el sol, y el pescuezo arruga
do como el de los pavos; que están cubier
tas de andrajos; cuya voz es ronca, nula
la inteligencia, insoportable el olor; que
no piensan mas que en el arca del pan;
que están sin cesar encorvadas hácia la
tierra; que cavan , rastrillan , revuel
ven la yerba, espigan, siegan, amasan
el pan, agraman el cáñamo; que con
fundidas con ganados, niños y hombres,
habitan agujeros cubiertos á penas con pa
ja; á quienes en fin importa poco de don
de lluevan las criaturas? Producir mu
chas de ellas para entregarlas á la miseria
y al trabajo es toda su tarea, y si no es
su amor un trabajo como el de los cam
pos, es al ménos una especulacion. ¡Ay!
Si existen en el mundo mercaderas senta
das todo el dia entre velas y cogucho, ar
rendadoras que ordeñan las vacas, desgra- .
ciadas de quienes nos servimos como de
acémilas en las fábricas, ó que llevan la
29
banasta y el azadon; si existen por des
gracia demasiadas criaturas vulgares pa
ra las cuales la vida del alma, los
beneficios de la educacion, los tormentos
deliciosos del corazon son un paraiso inac
cesible , y si ha querido la naturaleza que
tuviesen un pico coracoydea , un hueso
hioydes y treinte y dos vértebras, ¡que
permanezcan para el fisiologista en el gé-
nero Orang ! Aqui no estipulamos mas que
para los ociosos, para aquellos que tienen
el tiempo y el espíritu de amar, para los
ricos que han comprado la propiedad de
las pasiones, para las inteligencias que
han conquistado el monopolio de las qui
meras. ¡Anatema sobre todo lo que no
vive del pensamiento ! Despreciemos el
que no es ardiente , jóven , bello y apa
sionado. Esta es la espresion pública del
sentimiento secreto de los filantrópicos
que saben leer ó que pueden subir en un
coche. En nuestros nueve millones de pros
critas, el recaudador, el magistrado, el
legislador, el sacerdote, verán sin duda
almas, administrados, sujetos á justicia,
pecheros; pero el hombre de sentimiento,
el filósofo de retrete, al comer el panecillo
30
De la Muger honrada.
AFORISMOS.-
52 »
De la Muger virtuosa.
• . - --- -
57
AFORISMO.
AFORISMOS.
AFORISMOS.
..AFoRISMos.
-
1. En el órden social, los abusos ine
vitables son leyes de la naturaleza en vir
tud de las cuales el hombre debe concebir
sus leyes civiles y políticas.
mI. Es el adulterio una quiebra, con
esta diferencia no obstante, dice Champ
fort, que es aquel á quien se hace quebrar
el que es deshonrado. En Francia, las le
yes sobre el adulterio y acerca de las quie
bras necesitan grandes modificaciones.
9 \
MEDITACION V
i
De los predestinados.
85
CATECISMO CONYUGAL.
PROBLEMA.
we
MEDITACION VII.
De la Luna da Miel.
/
1 42 . .
las doncellas, y los usos prudentes bajo
cuya ley se casan los hombres van á pro
ducir aquí todos sus frutos. Examinemos
las circunstancias de que son precedidos y
acompañados los matrimonios menos des
graciados. -
AXIOMA.
174
es desapacible é indescifrable ; en fin , cum
ple con el varium et mutabile /cernina que
hemos tenido hasta ahora la necedad de
atribuir á su constitucion.
Diderot, con el deseo de esplicar estas
variaciones casi atmosféricas de la muger,
lia llegado aun hasta e\ punto de hacerlas
proceder de lo que llama la bestia fero^
pero nunca observareis estas anomalías fre
cuentes en uua muger dichosa.
Estos síntomas son ligeros como la grsa,
se asemejan á aquellas nubes que matizan
á penas el azul del cielo y que se llaman
flores de tempestad. En breve toman los
colores tintas mas fuertes.
En medio de esta meditacion solemne
que inclina á poner , segun la espresion de
madama de Staoí , mas poesía en la vida,
algunas mugeres, á las cuales unas madrea
virtuosas por cálculo, por deber, por sen-^
timiento ó por hipocresía , han impreso
principios tenaces, toman las ideas devo-
radoras de que son asaltadas por sugestiones
del demonio ; y en tal caso , las veis corre
tear regularmente a la misa, á los oficios y
aun á vísperas tambien. Esta falsa devo
cion principia por libros bonitos de oracio-
17$
*
nes, encuadernados con Jujo, con cuyo au-
silio, estas caras pecadoras se esfuerzan
en vano en cumplir los deberes impuestos
por la religion y abandonados por los pla
ceres del matrimonio.
Pongamos aqui un principio , y grabadle
con letras de fuego en vuestra memoria.
Cuando una muger jo'ven vuelve de re
pente á las prácticas religiosas que había
abandonado en otro tiempo, este nuevo sis
tema de existencia oculta siempre un mo
tivo de una alta importancia para la felici
dad del marido. Sobre cien mugeres existen
al menos setenta y nueve en las cuales esta
conversion hácia Dios prueba que han sido
inconsecuentes d que van á serio.
Pero un síntoma mas claro, mas deci
sivo , que todo marido reconocerá , so pena
de ser un necio , es el siguiente :
A la época en que estabais sumergidos
uno y otro en las delicias engañosas de la
Luna de Miel, vuestra muger , como amante
verdadera , hizo constantemente vuestra vo
luntad. Dichosa con poder probaros una
buena voluntad , que ambos tomabais por
amor, ella hubiera deseado que le hubie
seis mandado andar sobre la orilla de las
176
goteras , y al instante , ágil como una ardi
lla, hubiera recorrido los tejados. En una
palabra , hallaba un placer inefable en sa
crificaros aquel yo que la hacia un ente dis
tinto de vos, se habia identificado con vues
tra naturaleza , obedeciendo á este voto del
corazon: una caro.
Todas estas bellas disposiciones de un
dia se han desvanecido insensiblemente.
Agraviada de encontrar su voluntad aniqui
lada, vuestra muger procurará ahora re
conquistarla por medio de un sistema gra
dualmente desenvuelto , y de dia en dia ,
con una energía siempre mayor.
Este es el sistema de la Dignidad de la
muger casada. El primer efecto de este sis
tema es poner en vuestros placeres cierta
reserva y cierta tibieza de que vos sois el
único juez.
Segun el mayor ó menor arrebato de
vuestra pasion sensual, habeis adivinado
tal vez, durante la Luna de Miel, algunos
de aquellos veintidos deleites que creáron
en otro tiempo, en Grecia, veintidos espe
cies de cortesanas dedicadas particularmen
te al cultivo de aquellos ramos delicados de
un mismo arte.
- - 177
Ignorante é ingénua, curiosa y llena de
esperanza, vuestra jóven muger habrá to
mado algunos grados en aquella ciencia tan
rara como desconocida y que recomenda
mos, singularmente al autor futuro de la fi
siología del placer.
Entonces en una mañana de invierno, y
semejantes á aquellas bandadas de aves que
temen el frio del Occidente, vuelan de un
solo tiro, con una misma ala, la Fellatriz,
fértil en coqueterias que engañan al deseo
para prolongar los accesos ardientes de él;
la Tractatriz, llegada del Oriente perfuma
do, en donde los placeres que hacen soñar
se hallan en honor; la Subagitatriz, hija
de la gran Grecia; la Lemana, con sus de
leites dulces y cosquillosos; la Corinthia,
que podria, en caso necesario, reemplazar
las átodas; despues en fin, la provocativa
Ficidisosa, con dientes devoradores y cuyo
esmalte parece inteligente. Una sola, tal
vez, os ha faltado; pero una noche, la
brillante y fogosa Propetida estiende sus
alas blancasy huye, con la frente baja,
mostrándoos por la última vez, como el
ángel que desaparece á los ojos de Abrahan,
en el cuadro de Rembrant, los tesoros he
I. 9.
178 •
N
Epílogo.
EN EL INTERIOR Y EN EL ESTERIOR.
--- —
222
*
MEDITACION XI.
De la instruccion en Matrimonio.
De los aposentos.
\
285
Todas estas precauciones habrán de to
marse naturalmente y sin despertar sospe
cha alguna.
Si ha habido hombres bastante impru
dentes para no haber establecido al casar
se , su domicilio conyugal segun estos sabios
principios , deberán cuanto antes vender su
palacio, comprar otro, ó pretestar repara
ciones y reedificar la casa de nuevo.
Desterrareis sin compasion de vuestros
aposentos, los canapés, las otomanas, los
sofás , etc. Desde luego , estos muebles so
lo adornan ahora las casas de los espe
cieros , y se hallan tambien en las de los
peluqueros; pero son esencialmente mue
bles de perdicion ; nunca he podido verlos
sin pavor; me ha parecido ver siempre en
ellos al diablo con sus cuernos y con su
pie ahorquillado.
Finalmente, nada es tan peligroso como
una silla, y es mucha desgracia el que no
se puedan encerrar á las mugeres entre
cuatro paredes!.... ¿Cual es el marido que
al sentarse en una silla desunida , no esté
siempre inclinado á creer que ella ha reci
bido la instruccion del sofá de Crebillon el
hijo? Pero por fortuna hemos compuesto
286
vuestros aposentos segun un sistema de pre
vision mediante el cual nada fatal puede
suceder en ellos , á no ser que vos lo con
sintais por vuestro descuido.
Un defecto de que nunca os enmendareis
será una especie de curiosidad distraída.
Esta os escitará sin cesar á examinar todas
las cajas, á trastornarlo todo en las cómo
das. Procedereis á esta visita domiciliaria
con originalidad , graciosamente , y conse
guireis cada vez vuestro perdon escitando
la risa de vuestra muger.
Manifestareis siempre igualmente la ad
miracion mas profunda al aspecto de cada
mueble colocado nuevamente en ese apo
sento tan bien ordenado. Os hareis esplicar
al instante su utilidad ; despues os ator
mentareis para adivinar si tiene un empleo
tácito , ó si encierra escondrijos pérfidos.
Esto no basta. Teneis demasiado enten
dimiento para no sentir que vuestra linda
cotorra no estará en su jaula sino mientras
que esta sea hermosa. Los menores acce
sorios respirarán pues la elegancia y el
gusto. El conjunto ofrecerá sin cesar un
cuadro simple y gracioso. Renovareis fre
cuentemente las colgaduras y las muselinas.
m 287
La frescura del ornato es demasiado esen
cial para ahorrar en este artículo. Es la
yerba verde que ponen las muchachitas en
la jaula de sus pájaros para hacerles creer
en el verdor de los prados.
Un aposento de esta clase es entonces la
última ratio de los maridos : una muger no
tiene nada que decir cuando se le ha pro
digado todo.
Los maridos condenados á habitar apo
sentos alquilados, se hallan en la mas hor
rible de todas las situaciones.
¿Que influencia dichosa ó fatal no puede
ejercer el portero sobre su suerte ?
¿No tendrá su casa á derecha é izquierda
otras dos casas contiguas? Es verdad que
señalando en un solo lado el aposento de
sus mugeres, el peligro disminuirá de la
mitad; pero ¿no están obligados á aprender
de memoria y á meditar la edad , el esta
do , la fortuna , el genio , los hábitos de
los inquilinos de la casa vecina y de cono
cer tambien los amigos y los parientes de
ella?
Un marido cuerdo nunca se alojará en
un cuarto bajo.
Todo hombre puede aplicar á su apo
288 #
sento las precauciones que hemos aconse
jado al propietario de un palacio, y en
tal caso tendrá el inquilino sobre el pro
pietario esta ventaja , que un aposento que
ocupa menos espacio, es mucho mejor vi
gilado.
MEDITACION XV,
De la Aduana.
A
I
302 '
ciones que os es reservado recoger cuando
llegue vuestra muger á su casa, y cuando,
no habiendo sido aun cometido el gran cri
men , revela inocentemente el secreto de sus
pensamientos.
Por lo que hace á nosotros, nunca he
mos visto meseta alguna de escalera sin te
ner la gana de clavar en ella una rosa de
los vientos y una veleta.
Los medios que han de emplearse , para
lograr el tener en su casa una especie de
observatorio, dependiendo enteramente de
los lugares y de las circunstancias, nos re
feriremos para ello á la maña de los celosos
para ejecutar las intenciones de esta Me
ditacion.
MEDITACION XVI.
Carta conyugal.
tí'
ÍNDICE,
Introduccion. i.
Ayiso.
PRIMERA PARTE.
CONSIDERACIONES GENERALES.
MED. L
La Materia. ........ 5.
n.
Estadística conyugal 21.
ni.
De la muger honrada. 39.
IV.
De la muger virtuosa 55.
V.
De los Predestinados 83.
VI.
De las Casas de Pupilos. . . . . 119.
426
* VII.
De la Luna de Miel. . . . . . 139,
- VIII.
De los Primeros Síntomas... . . . 167.
- lX.
Epílogo. . . . . . . . . . 191.
SEGUNDA PARTE.
DE LOS MEDIOS 9 IDEFENSA EN EL INTER1OR
Y EN EL ESTERIOR.
X.
Tratado de Política Marital. . . . 2l l.
XI.
De la inicion en el Matrimouio. 231.
XII.
Higiene del Matrimonio. . . . . 245.
XIII.
259.
De los Medios Personales... . . -.
- XIV.
De los Aposentos. . . . . . 277.
XV.
De la Aduana. . . . . 289.
XVI.
Carta Conyugal. es e " • e 305.
|__
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-
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1001060982
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