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“AÑO DEL BUEN SERVICIO AL CIUDADANO”

UNIVERSIDAD NACIONAL DE LA AMAZONÍA


PERUANA

FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

INFORME DE PRÁCTICAS PRE - PROFESIONALES

Alumno:

Jonathan Nikyoli Antony Quevedo Tello

Institución:

Estudio Jurídico Raul Quevedo Guevara E.I.R.L.

IQUITOS-PERÚ

2017
Introducción

El derecho es una de las carreras profesionales más competitivas que existen


dentro del mercado profesional del país, ya que día a día, nuevos profesionales
del derecho se incorporan al ejercicio profesional.

Ante dicha situación, se hace necesario que el profesional del derecho se


encuentre siempre a la vanguardia de la profesión no solo en los aspectos
teóricos, sino también prácticos, ya que parte esencial del ejercicio profesional
es saber aplicar de forma efectiva los conocimientos teóricos de los que se
dispone.

En ese sentido, un profesional egresado de cualquier facultad de derecho, en


aras de poder brindar un servicio profesional efectivo, debe de demostrar que
posee los conocimientos teóricos y prácticos indispensables para la eficiencia de
dicho servicio.

Bajo esa línea, los conocimientos teóricos se demuestran constantemente


durante todo el proceso de estudio en facultad, a través de los exámenes y
evaluaciones orales a los que el estudiante se ve constantemente sometido
como parte de su formación teórica.

Por el contrario, la única forma de demostrar el conocimiento práctico es a través


del ejercicio de la profesión. Ante la imposibilidad de ejercer de forma
independiente la profesión cuando se es estudiante, el futuro profesional del
derecho opta por las prácticas pre profesionales, las cuales le ayudan a aprender
a poner en práctica sus conocimientos teóricos , en aras de brindar el servicio
efectivo que de él se espera.

Por tanto, la presentación de un Informe de Prácticas como requisito para


obtener el grado de Bachiller y el título profesional de Abogado, resulta
indispensable para que el egresado de derecho pueda demostrar, ante su
facultad y ante sus futuros colegas, que se encuentra capacitado para ejercer la
profesión tanto en su aspecto teórico como práctico.
En atención a dicho requisito, se ha elaborado el presente Informe de Prácticas,
a fin de que el mismo sea considerado y tomado en cuenta como prueba para
demostrar las aptitudes prácticas del egresado lo suscribe.
Objetivos:

 Fortalecer la formación práctica del estudiante de derecho, en aras de cumplir


satisfactoriamente con la expectativa profesional que de él se espera.

 Poner en práctica los conocimientos teóricos adquiridos en la facultad, a fin


de que el egresado aprenda a aplicarlos a casos concretos, de forma eficiente
y diligente.

 Formar al futuro egresado en los aspectos prácticos y procesales que implica


el ejercicio profesional.

 Fortalecer las destrezas del futuro egresado relacionadas con el día a día de
la profesión del derecho.

 Demostrar que el futuro egresado cuenta con las capacidades teóricas y


prácticas necesarias para el ejercicio de la profesión, demostrando que el
egresado es capaz de poner en práctica los conocimientos adquiridos durante
su formación de forma efectiva y versátil, resolviendo casos y situaciones de
la vida real, adaptando la teoría a la realidad y obteniendo resultados
satisfactorios y favorables para su cliente.
Contenido:

Actividades realizadas:

 Consultoría jurídica, asesoría legal y atención al público.

 Redacción y elaboración de escritos jurídicos de carácter diverso


(denuncias, demandas, informes), dentro de las diferentes ramas del
derecho (derecho civil, derecho penal y derecho constitucional).

Fundamentación de las actividades realizadas:

Consultoría Jurídica, Asesoría Legal y Atención al Público:


Parte fundamental del trabajo diario dentro de un estudio jurídico consiste en la
consultoría jurídica y la atención al público.

Podemos definir la Consultoría Jurídica como el servicio que tiene por objeto el
asesoramiento en materia legal en cualquiera de las ramas del derecho para
ayudar a resolver y dilucidar asuntos muy complicados por el carácter de
subordinación o dependencia que ejercen unas leyes sobre otras1.

Del mismo modo, podemos definir la Asesoría Legal como el servicio encargado
de brindar la información jurídica a quien necesite de ello, para la resolución de
asuntos que tienen que ver con la aplicación de las leyes, normativas y
reglamentos en cualquier materia del derecho.2

La atención al público se puede definir como el servicio mediante el cual un


profesional pone a disposición del ciudadano promedio, sus conocimientos y
habilidades profesionales, a fin de ayudarle y asesorarle en lo que sea posible.

1 VICTORES, Osvaldo. Qué es la asesoría legal o asesoría jurídica; conceptos funciones y


obligaciones. Sitio web: www.abogadovictores.com. Enlace original:
https://abogadovictores.com/que-es-la-asesoria-legal-o-asesoria-juridica-concepto-funciones-y-
obligaciones. Consultado el 14/06/17.
2 Ibídem.
La consultoría jurídica, la asesoría legal y la atención al público exigen que el
profesional del derecho cuente con un amplio conocimiento acerca de la
profesión y las diferentes materias del derecho, a fin de poder satisfacer de forma
eficaz los requerimientos, dudas y consultas que el cliente puede establecer con
él.

Asimismo, las labores de Consultoría Jurídica, Asesoría Legal y Atención al


Público, se encuentran fuertemente ligadas con la misión del abogado. Tal es
así que el Código Voluntario y de Buenas Prácticas del Abogado (en adelante el
CVBPA) señala en su artículo 1 que:

“El ejercicio de la profesión de Abogado tiene por


fin la defensa de los derechos de las personas y
del Estado Constitucional de Derecho. La probidad
e integridad de la conducta del abogado,
cualquiera fuere el ámbito en el que ejerza la
profesión, es esencial para el adecuado
funcionamiento y vigencia del Estado
Constitucional de Derecho y la vida en sociedad”.3

Casi en los mismos términos, se pronuncia el Código de Ética del Abogado,


promulgado por la Junta de Decanos de los Colegios de Abogados del Perú,
aprobada mediante Resolución N° 001-2012-JDCAP-P, el 14 de abril de 2012,
al señalar en su artículo 3 lo siguiente:

“La abogacía tiene por fin la defensa de los


derechos de las personas y la consolidación del
Estado de Derecho, la justicia y el orden social.

La probidad de la conducta del abogado,


cualquiera fuere el ámbito en que se
desempeñe, es esencial para el adecuado

3Código Voluntario y de Buenas Prácticas del Abogado de la Red Peruana de Universidades.


Art. 01.
funcionamiento del sistema de justicia, la vigencia
del Estado de Derecho y la vida en sociedad. La
transgresión de los principios éticos agrava a la
Orden.”4

La relación entre las labores mencionadas con la misión del abogado se


materializa en el hecho de que, a través del trabajo de consultoría jurídica,
asesoría legal y atención al público, el abogado pone al servicio del ciudadano
sus conocimientos y habilidades profesionales, a fin de poder ayudarle a resolver
los conflictos jurídicos que se le presentan, contribuyendo así a la misión de la
profesión, esto es, fundamentalmente, defender los derechos de las personas
(sean estas naturales o jurídicas), personas que se encuentran materializadas
en el cliente; y así contribuir a la consolidación del Estado de Derecho en nuestro
país.

Asimismo, la relación que surge entre el abogado y el cliente como consecuencia


del servicio de Consultoría Jurídica, Asesoría Legal y Atención al Público, se
enmarca dentro de una serie de principios y deberes éticos que el abogado debe
respetar al momento de aceptar un encargo consecuencia de los servicios que
presta.

Así, el CVBPA establece en su artículo 8 lo siguiente, referido a los deberes del


abogado en la relación abogado-cliente:

“El Abogado presta servicios profesionales a su


Cliente. Al hacerlo, debe actuar con competencia y
diligencia y está obligado a cumplir con los deberes
de información, confidencialidad, lealtad, celo en el
Patrocinio, cuidadoso manejo de los bienes del
cliente y demás deberes establecidos en la
normativa vigente y en este Código”.5

4Código de Ética del Abogado. Art. 03.


5Código Voluntario y de Buenas Prácticas del Abogado de la Red Peruana de Universidades.
Art. 08.
En el mismo sentido se pronuncia el Código de Ética del Abogado, el referirse
en su artículo 12 que:

“El abogado presta servicios profesionales a su


cliente. Al hacerlo, debe actuar con
responsabilidad y diligencia, y está obligado a
cumplir con los deberes de información,
confidencialidad, lealtad y demás deberes
establecidos en el presente Código”6

Ambos cuerpos normativos se pronuncian con claridad acerca de los deberes


del Abogado para con su cliente, siendo centrales los deberes de información, el
cual se materializa con mantener al cliente informado en todo momento de los
avances y situaciones que se presentan dentro de la resolución de su caso; el
deber de confidencialidad, que no es otra cosa que mantener la reserva acerca
de la información proporcionada por el cliente, y que se materializa
especialmente en el deber del secreto profesional; y finalmente el deber de
lealtad, que implica que el abogado es leal a su cliente, y defenderá los intereses
del mismo por sobre intereses de terceros.

El CVBPA añade a su vez dos principios, los cuales son celo en el patrocinio y
cuidadoso manejo de los bienes del cliente. El celo en el patrocinio implica que
el abogado debe asesora a su cliente de forma eficaz y diligente, realizando
todas las acciones posibles que la Ley y la propia ética permiten, situación que
se materializa en el deber de Patrocinio Debido.

El segundo principio introducido por el CVBPA se relaciona con el manejo que el


abogado hace de los bienes de su cliente ya que, en razón de la relación
abogado-cliente, puede darse la situación de que, a fin de poder cumplir
eficazmente con el servicio de Consultoría Jurídica y Asesoría Legal, el cliente
deba confiar al abogado ciertos bienes (muebles o inmuebles), los cuales el

6 Código de Ética del Abogado. Art. 12


abogado tiene el deber de cuidar y salvaguardar, ya que los mencionados bienes
tienen un valor muy importante para el cliente, y su pérdida o enajenación implica
una grave falta ética para el abogado.

Señalada la importancia y justificación de las actividades de Consultoría Jurídica,


Asesoría Legal y Atención al Público, en el Estudio Jurídico Raúl Quevedo
Guevara E.I.R.L. dichas actividades son llevadas de forma diligente y eficaz.

En el Estudio Jurídico Raúl Quevedo Guevara E.I.R.L. los mencionados servicios


se brindan de forma escalonada, siendo el servicio de Atención al Público el
primero que se brinda.

En ese orden de ideas, el servicio de Atención al Público se materializa en el


hecho de que el Estudio Jurídico Raúl Quevedo Guevara E.I.R.L. es un estudio
jurídico abierto al público, ya que cualquier persona puede acceder a los
servicios que allí se prestan, contando con un área de secretaría que es la
encargada de recepcionar a los nuevos clientes que esperan por atención.

Seguidamente, y tras una prestación económica, el cliente contrata el servicio de


Consultoría Jurídica, el cual consiste en una consulta en la que el cliente puede
exponer su caso ante el abogado o personal encargado y a su vez formular las
preguntas que considere necesarias, las cuales serán respondidas de forma
satisfactoria por el abogado o personal encargado.

El abogado o personal encargado de brindar el servicio de Consultoría Jurídica


es siempre personal calificado, con las competencias necesarias para absolver
las dudas del cliente. Asimismo, al ser un estudio jurídico multidisciplinario, el
abogado o personal encargado debe y está siempre capacitado para satisfacer
las dudas generales del cliente en los diversos campos del derecho.

Asimismo, la labor de Consultoría Jurídica brindada en el Estudio Jurídico Raúl


Quevedo Guevara E.I.R.L. constituye una genuina relación abogado-cliente,
protegida por los deberes de confidencialidad y secreto profesional.
Posteriormente, si el cliente así lo desea, puede contratar el servicio de Asesoría
Legal, a fin de que lo conversado y tratado en la consulta previa se materialice y
se emprendan las respectivas acciones.

Para ello, el cliente firma con el abogado un contrato de asesoría legal,


enmarcado dentro de los cánones legales y éticos, en el cual, a cambio de un
estipendio económico, el abogado se compromete a cumplir y satisfacer el
encargo que el cliente le ha encomendado, consolidando así la relación
abogado-cliente nacida en la consulta realizada previamente.

El contrato de asesoría legal siempre es suscrito por el o los abogados del


Estudio Jurídico, debidamente acreditados y colegiados para tal fin. Sin
embargo, el abogado encargado puede delegar el trámite del caso al personal
encargado que estime conveniente, pudiendo ser éste el que brindó el servicio
de Consultoría o cualquiera que el abogado designe y que posea los
conocimientos y habilidades jurídicas necesarias para tal fin, siendo que el
abogado supervisa constantemente la labor del personal encargado, a fin de que
la misma sea realizada de forma correcta, orientando a su vez la dirección del
caso.

En ese sentido, he realizado las mencionadas actividades de Consultoría


Jurídica, Asesoría Legal y Atención al Público de forma eficaz y diligente,
poniendo en práctica los conocimientos adquiridos en la facultad, y siempre bajo
la supervisión de un abogado responsable.

Asimismo, con dicha labor, he reforzado mis habilidades y conocimientos en lo


que concierne a las diferentes materias que se ven en el Estudio Jurídico Raúl
Quevedo Guevara E.I.R.L. (fundamentalmente en el área del derecho penal), ya
que dichas labores me exigía estar en constante aprendizaje, a fin de poder
brindar un servicio y labor eficiente.
Redacción y elaboración de escritos jurídicos de carácter diverso:

La materialización del servicio de asesoría legal se da a través de la redacción


de escritos jurídicos.

El escrito jurídico es el instrumento físico a través del cual el cliente ejerce su


derecho de acción o contradicción, dirigiéndose al órgano jurisdiccional a fin de
que éste resuelva un conflicto de relevancia jurídica.

La importancia de la elaboración de escritos jurídicos radica en que constituyen


el principal medio de comunicación entre el cliente y el órgano competente.

A través de los escritos jurídicos el cliente manifiesta sus pretensiones, objetivos,


y expone al órgano competente su postura acerca de la situación jurídica
concreta.

El abogado por tanto, debe poner especial cuidado al momento de redactar sus
escritos, ya que una redacción inadecuada, ambigua o imprecisa puede poner
en riesgo los intereses del cliente.

Asimismo, la redacción de escritos es una destreza que caracteriza a cada


abogado, ya que al ser libre, cada abogado imprime en sus escritos su sello
personal y profesional, lo cual lo diferencia de los demás.

El Estudio Jurídico Raúl Quevedo Guevara E.I.R.L. es un estudio


multidisciplinario, que se centra principalmente en las áreas de derecho civil,
penal y laboral. Por tanto, el personal que trabaja en el estudio se encuentra
capacitado en la redacción de escritos relacionados con las mencionadas
materias.

Siendo así, y por disposición del abogado responsable, me he desempeñado


redactando escritos fundamentalmente de naturaleza penal, específicamente, en
casos penales relacionados con la Oficina de Normalización Previsional (ONP).
La Oficina de Normalización Previsional, es la entidad del estado encargada de
administrar y otorgar las pensiones de jubilación adscritas a los diversos
regímenes que se encuentran supeditados al Sistema Público de Pensiones.

En ese sentido, la ONP, a fin de otorgar una pensión de jubilación, realiza un


pequeño procedimiento administrativo, mediante el cual el solicitante pide a la
ONP le asigne una pensión de jubilación, en función de los aportes que ha
realizado a lo largo de su vida laboral.

Para poder asignar una pensión, es de vital importancia que el trabajador


acredite las aportaciones que ha realizado ante ONP, las mismas que pueden o
no haber sido consignadas por ésta última.

Por ello, y a fin de preservar los derechos der los jubilados, el Tribunal
Constitucional, a través de la Sentencia N° 4762-2007-PA/TC –Precedente
Vinculante-, publicado el 25 de octubre de 2008 en el Diario Oficial “El Peruano”,
precisa que:

“para el reconocimiento de periodos de


aportaciones que no han sido consignadas por la
ONP, el demandante (…) puede adjuntar a su
demanda como instrumento de prueba los
siguientes documentos: certificados de trabajo,
boletas de pago de remuneraciones, los libros de
planillas de remuneraciones, las liquidaciones de
tiempos de servicios o beneficios sociales, las
constancias de aportaciones de ORCINEA, de
IPSS o de ESSALUD, entre otros documentos”.

En ese sentido, los administrados tienen la obligación de acreditar sus


prestaciones a fin de poder recibir una pensión de jubilación, siendo para ello los
documentos idóneos los señalados por la mencionada sentencia.
Sin embargo, sucede con frecuencia que los administrados, a fin de poder
obtener una pensión de jubilación, falsifiquen documentos con la finalidad de
probar vínculos laborales que no poseyeron, y de esa manera obtener una
pensión de forma indebida.
Siendo conocedora de dicha posibilidad, la ONP realiza siempre un proceso de
fiscalización de todos los expedientes que solicitan pensión, a fin de corroborar
que la documentación presentada sea auténtica.

Dentro de dicho proceso de fiscalización, la ONP somete los documentos


presentados por el administrado a un peritaje grafotécnico, el cual corrobora si
los documentos empleados por el administrado son verdaderos o falsos.

Siendo así, son fundamentalmente 3 los resultados periciales que indican que
un documento es falso:

 El documento presenta anacronismos, sean estos normativos o


tecnológicos.

 La firma plasmada en el documento no coincide con la de su titular.

 El soporte documentario no presenta características físicas compatibles


con su fecha de emisión.

El anacronismo se presenta cuando existe una contradicción, una no


correspondencia, entre el documento presentado y las leyes o elementos
tecnológicos con los que supuestamente se hicieron.

Así, el anacronismo normativo se presenta cuando el documento observado


hace referencias a normas que al momento de la supuesta emisión del
documento no se encontraban vigentes o no habían sido formuladas o ya habían
sido derogadas. En este sentido, hubo un caso célebre en el cual un
administrado presentó como documento acreditador una liquidación de
beneficios sociales del año 1988 donde los montos se encontraban consignados
en soles, siendo que la moneda vigente en esa época era el inti.
El anacronismo tecnológico, por el contrario, se presenta cuando existe
contradicción entre el documento presentado y los instrumentos tecnológicos
empleados en su supuesta fecha de emisión. Así hemos tenido documentos que
fueron supuestamente elaborados en los años 70, 80 y 90 que, sin embargo, se
encuentran impresos con impresoras de inyección de tinta y que utilizan fuentes
de escritura propias del sistema Windows Office, tecnologías que no existían en
nuestro país en las épocas en que supuestamente se realizaron dichos
documentos.

La firma plasmada en el documento no coincide con la de su titular cuando el


perito compara la firma en el documento con la firma guardada y archivada en
los registros de la RENIEC, haciendo a su vez un estudio y comparación de
ambas firmas, resaltando las notables diferencias que hacen concluir que el
titular de dicha firma no firmó ese documento, sin que fue una tercera persona.

En cuanto a que el soporte documentario (papel) no presenta características


físicas compatibles con su fecha de emisión, este elemento tiene relación con el
elemento del anacronismo, ya que los administrados suelen presentado
documentos que supuestamente datan de los años 70, 80 y 90 que no presentan
ningún rasgo de envejecimiento propios del paso del tiempo, sino que parecen
documentos nuevos, recién elaborados.

Por tanto, tras haber encontrado en el informe pericial grafotécnico cualquiera de


los elementos mencionados anteriormente, se procede a realizar la
correspondiente denuncia por uso de documento falso, ilícito que se encuentra
contemplado en el artículo 427 del Código Penal, el cual establece lo siguiente:

“El que hace, en todo o en parte, un documento


falso o adultera uno verdadero que pueda dar
origen a derecho u obligación o servir para probar
un hecho, con el propósito de utilizar el documento,
será reprimido, si de uso puede resultar algún
perjuicio, con pena privativa de la libertad no menor
de dos ni mayor de diez años y con treinta a
noventa días-multa si se trata de un documento
público, registro público, título auténtico o cualquier
otro transmisible por endoso o al portador y con
pena privativa de la libertad no menor de dos ni
mayor de cuatro años, y con ciento ochenta a
trescientos sesenta y cinco días-multa, si se trata
de un documento privado.

El que hace uso de documento falso o falsificado,


como si fuese legítimo, siempre que de su uso
pueda resultar algún perjuicio, será reprimido, en
su caso, con las mismas penas.”

Asimismo, la denuncia será por uso de documento público o privado falso,


dependiendo de la entidad que supuestamente emitió el documento incriminado,
siendo documento público falso si el le entidad emisora es cualquiera de las
entidades del Estado, o documento privado falso si el documento incriminado
falso es emitido por una persona de derecho privado, sea natural o jurídica.

En ese sentido, basado en lo estipulado por el Código Procesal Civil, se entiende


por documento a todo escrito que sirve para acreditar un hecho, y son
documentos los escritos públicos o privados, los impresos, fotocopias, facsímil o
fax, planos, cuadros, dibujos, fotografías, radiografías, cintas cinematográficas,
microformas tanto en la modalidad de microfilm como en la modalidad de
soportes informáticos, y otras reproducciones de audio o video, la telemática en
general y otros objetos que recojan, contengan o representen algún hecho, o una
actividad humana o su resultado. Asimismo, el Código Penal precisa que se
equiparan a documentos públicos los testamentos ológrafos y cerrados, los
títulos valores y los títulos de crédito transmisibles por endoso o al portador.

Al respecto del delito de falsificación de documentos, se tiene que el mismo exige


como elemento objetivo la posibilidad de perjuicio o perjuicio material, lo que lo
erige como un delito de peligro7, que no requiere de la necesaria realización de
un daño cuantificable a fin de consumar el delito, bastando la sola puesta en
peligro del bien jurídico tutelado para que el delito se consume; teniendo como
bien jurídico tutelado a la seguridad del tráfico por medio del documento.8

El tipo penal exige, como elementos subjetivos del tipo, que el sujeto haya
actuado con conocimiento y voluntad de hacer o adulterar un documento falso
para un fin determinado.9

Asimismo, con el solo hecho de falsificar un documento, se estaría consumando


el delito, puesto que efectuada la falsificación del objeto material del delito, éste
se convierte en un elemento potencial para causar peligro a terceros, en ese
sentido, el uso o no de dicho instrumento será irrelevante para la consumación
del delito, pues como el mismo texto legal, antes citado lo señala, debe existir
una probabilidad de futuro perjuicio.10

En el marco de la asesoría que el Estudio Jurídico Raúl Quevedo Guevara


proporciona a la ONP, he realizado un aproximado de 30 denuncias en diferentes
fechas durante mi periodo de prácticas, referidas al delito de falsificación de
documentos, en sus modalidades de falsificación de documento público o
privado.

Seguidamente, he estado encargado de realizar el seguimiento de los procesos


iniciados mediante denuncia, fundamentalmente, realizando los actos de
constitución en actor civil, una vez formalizada y continuada la investigación
preparatoria, de acuerdo a lo establecido en el Capítulo II del Título IV del Código
Procesal Penal.

7 Ejecutoria Suprema del 28/05/2004, R.N N° 286-2003, Huánuco.


8 GARCÍA CANTIZANO, M. Falsedades documentales. Tirant lo Blanch. Valencia. Pág. 100-101.
En: URQUIZO OLEACHEA, José. Código Penal Práctico, Concordancias, Doctrina,
Jurisprudencia, Evolución Legislativa – Tomo II. Gaceta Jurídica. Pág. 509.
9 Ejecutoria Suprema del 03/07/2001 R.N N° 4816-200, Apurímac.
10 Ejecutoria Suprema del 15/12/2004 R.N N° 67-2004, Tacna.
En el proceso penal, el actor civil es quien ejerce la acción reparatoria y es el
legitimado para reclamar la reparación, con la potestad de solicitar un
resarcimiento por daños patrimoniales contra los responsables del hecho
delictivo.11

El actor civil es la persona física o jurídica (agraviado o perjudicado por la


comisión del hecho delictivo) que se encuentra facultado para ejercer la acción
dentro del proceso penal: es decir, el sujeto que pretende la restitución de la
cosa, la reparación del daño o la indemnización de perjuicios materiales y
morales. Interviene en el proceso penal de manera secundaria y eventual.12

Finalmente, el Acuerdo Plenario N° 5-2011/CJ-116, citando al autor César San


Martin Castro establece que se define al actor civil como aquella persona que
puede ser el agraviado o sujeto pasivo del delito, es decir, quien directamente ha
sufrido un daño criminal y, en defecto de él, el perjudicado, esto es, el sujeto
pasivo del daño indemnizable o el titular del interés directa o inmediatamente
lesionado por el delito, que deduce expresamente en el proceso penal una
pretensión patrimonial que trae a causa la comisión de un delito.13

Las personas que pueden constituirse como actor civil y solicitar una pretensión
civil en el proceso penal son el perjudicado por el hecho delictivo y/o el sujeto
pasivo del delito.

Sobre la naturaleza de la pretensión del actor civil, el Acuerdo Plenario N° 5-


2011/CJ-116 en su apartado 8, establece claramente que la misma es de
naturaleza civil estableciendo que:

11 ESTUDIO DE ABOGADOS LOZA Y AVALOS. Actor civil en el proceso penal. Sitio web:
www.lozavalos.com.pe. Enlace original:
http://www.lozavalos.com.pe/index.php?mod=blog&com=post&id=12847. Consultado el:
22/06/17
12 VELEZ MARICONDE, citado por Oré Guardia, Arsenio en el Manual de Derecho Procesal

Penal, Tomo I, Editorial Reforma, p. 338.


13 SAN MARTIN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. 2da. Edición. Editorial Grijley. Lima

2003. Pág. 259. Citando en Acuerdo Plenario N° 5-2011/CJ-116, apartado 11.


“Con independencia de su ubicación formal, la
naturaleza jurídica de la reparación civil es
incuestionablemente civil, y que aun cuando exista
la posibilidad de que un juez penal pueda
pronunciarse sobre el daño y su atribución, y en su
caso determinar el quantum indemnizatorio –
acumulación heterogénea de acciones-, ello
responde de manera exclusiva a la aplicación del
principio de economía procesal.”

Asimismo, el mismo Acuerdo Plenario establece que el deber de reparación del daño
contenido en la reparación civil es de carácter universal, estableciendo dicho Acuerdo
Plenario en su aparato 7 que:

“Sin lugar a dudas, la modificación más importante


del Código Procesal Penal en el ámbito de la
acción civil incorporada al proceso penal se ubica
en el artículo 12°, apartado 3), del referido Código,
que estipula que la sentencia absolutoria o el auto
de sobreseimiento no impedirán al órgano
jurisdiccional pronunciarse sobre la acción civil
derivada del hecho punible válidamente ejercida,
cuando proceda. Esto significa, en buena cuenta,
que cuando se sobresee la causa o se absuelve al
acusado no necesariamente la Jurisdicción debe
renunciar a la reparación de un daño que se ha
producido como consecuencia del hecho que
constituye el objeto del proceso, incluso cuando
ese hecho –siempre ilícito- no puede ser calificado
como infracción penal.”

Este carácter de universalidad se desprende del hecho de que la absolución o el


sobreseimiento no impiden necesariamente que el juez ordene una reparación
civil a favor del actor civil, puesto que el deber de reparación nace
necesariamente de la producción de un daño, por tanto, aun cuando el hecho
investigado no constituya ilícito penal, si el juez considera que hubo
efectivamente un daño, puede ordenar la reparación civil a favor del actor civil.

Con respecto a los requisitos para constituirse en actor civil, el Código Procesal
Penal establece, en su artículo 100 los siguientes:

1. La constitución en actor civil debe ser presentada por escrito al juez de


investigación preparatoria.

2. La solicitud debe contener, bajo sanción de inadmisibilidad:

a. Las generales de ley de la persona física o la denominación de la


persona jurídica con las generales de Ley de su representante
legal.

b. La indicación del nombre del imputado y, en su caso, del tercero


civilmente responsable, contra quien se va a proceder.

c. El relato circunstanciado del delito en su agravio y exposición de


las razones que justifican su pretensión.

d. La prueba documental que acredita su derecho.

Una adición importante realizada por el Acuerdo Plenario N° 5-2011/CJ-116


respecto a los requisitos de constitución en actor civil, es la referida al quantum
indemnizatorio, estableciendo en su apartado 15 lo siguiente:

“Como se advierte del parágrafo precedente, si


bien se está frente a una pretensión de índole
resarcitoria, la Ley procesal exige que el
perjudicado -que ejerce su derecho de acción civil-
precise específicamente el quantum
indemnizatorio que pretende. Ello conlleva a que
individualice el tipo y alcance de los daños cuyo
resarcimiento pretende y cuánto corresponde a
cada tipo de daño que afirma haber sufrido. Con
esta medida la norma procesal persigue dar
solución a un problema sumamente grave en
nuestro ordenamiento judicial pues con el
transcurrir del tiempo la práctica tribunalicia revela
que los montos dinerarios que se establecen por
concepto de reparación civil en sede penal son
relativamente menores y no guardan relación ni
proporción con el hecho que forma parte del objeto
procesal.”

Siendo así, el agraviado que desee constituirse como actor civil deberá
especificar el monto de su pretensión, cuantificando el daño causado a fin de
que se determine un quantum indemnizatorio lo más justo posible. Para dicho
cálculo, el agraviado deberá computar los daños objetivos cuantificables, es
decir, aquellos que se puedan sustentar documentariamente (con los diversos
comprobantes de pago); el lucro cesante, que es son los beneficios dejados de
percibir por causa de la comisión del delito y del daño causado por el imputado;
y el daño emergente, si lo hubiere, que no es otra cosa que el valor o precio de
una cosa que ha sufrido daño a consecuencia de un delito; y finalmente el daño
moral, que no es otra cosa que la angustia, el sufrimiento, o la afectación que el
hecho ilícito ha causado a la víctima.

Sobre la oportunidad de constituirse en actor civil, el Código Procesal Penal


establece en su artículo 101 que la solicitud de constituirse en actor civil se
realizará antes de la culminación de la investigación preparatoria, ello en razón
de que con la Formalización y Continuación de la Investigación Preparatoria, el
Fiscal recién ejerce la acción penal propiamente dicha, dando así inicio al
proceso penal, quedando así descartada la posibilidad de constituirse como
actor civil durante la fase preliminar o de investigaciones preliminares. 14

14 Acuerdo Plenario N° 5-2011/CJ-116, apartado 17


Asimismo, por interpretación del inciso 2 del artículo 102 del Código Procesal
Penal, el cual es una norma de remisión que nos remite al artículo 8 del Código
Procesal Penal, y asimismo, por una interpretación sistemática de la norma, se
entiende que la solicitud de constitución en actor civil deberá realizarme
necesariamente mediante audiencia, en cumplimiento de los principios de
oralidad, publicidad y contradicción establecidos en el Título Preliminar del
Código Procesal Penal.
Siendo así, durante mi permanencia en el Estudio Jurídico Raúl Quevedo
Guevara E.I.R.L. he realizado un total de 6 constituciones en actor civil a favor
de la ONP.

Asimismo, si bien la labor relacionada con casos penales relacionados con la


ONP ha constituido el grueso de mi labor dentro del Estudio Jurídico Raúl
Quevedo Guevara, no constituye la única realizada, puesto que el decurso de
mis prácticas pre-profesionales en el mencionado estudio, he realizado y
elaborado gran variedad de escritos jurídicos de diversa índole, entre los cuales
se puede mencionar:

1. Apelaciones, tanto de carácter civil como de carácter penal.

2. Apersonamientos.

3. Contestación de demandas.

4. Absolución de resoluciones.

5. Cartas.

6. Comunicaciones de diversa índole.

7. Constancias.

8. Demandas de carácter civil (desalojo).

9. Denuncias penales bajo otros supuestos penales.

10. Formulación de alegatos en materia laboral.

11. Informes situacionales a los clientes.


12. Informes Jurídicos de Opinión (ONP).

13. Informes de análisis de casos al abogado encargado.

14. Recursos administrativos.

15. Escritos varios relacionados con la actividad jurídica (uso de la palabra,


señala domicilio, subsanación de omisiones, pliegos interrogatorios,
solicitar reprogramación, etc.).

Que, los encargos anteriormente listados no constituían labor habitual, sino


ocasional y según las necesidades y encargaturas del abogado encargado,
encargos que realicé con la debida diligencia y oportunidad, siguiendo las
indicaciones del abogado e investigando y analizado cada caso a fin de obtener
el mejor resultado posible.

Que, en sumatoria, todos los trabajos anteriormente constituyen un total de 128


escritos de diversa índole.

De todos los encargos anteriormente mencionados, hubo uno que recuerdo


especialmente.

Dicho caso versaba acerca de una supuesta negligencia médica, donde nuestro
cliente era uno de los médicos tratantes.

El caso consistía en un menor de edad que ingresó en estado grave de salud al


centro hospitalario donde trabajaba nuestro cliente. Siendo así. El menor había
ingresado al Hospital por Sala de Emergencias, siendo atendido en aquel
momento por otro médico distinto a nuestro cliente, el cual le realizó una
exploración inicial, dando como diagnóstico preliminar hepatomegalia, ictericia y
dolor corporal, síntomas de una enfermedad infecciosa, siendo que el médico
que lo atendió le prescribió un tratamiento médico preventivo contra el dolor y lo
dejó en observación.
Posteriormente, y tras el correspondiente cambio de guardia, nuestro cliente
tomó el relevo del médico anterior, volviendo a realizar una exploración inicial y
continuando con el tratamiento preventivo prescrito por el médico anterior,
siendo que, durante la guardia de nuestro cliente, el menor de edad entró en
shock que finalmente desencadenó en su fallecimiento, siendo que la madre del
menor culpó a nuestro cliente y al otro médico tratante por el fallecimiento de su
menor hijo.

El abogado encargado, ante la complejidad del caso, me lo derivó, pidiéndome


que hiciera un análisis del mismo a ver qué posibilidades existían de construir
una defensa adecuada para nuestro cliente.

Siendo así, procedí a analizar el caso punto por punto, a fin de encontrar algo
que fuera beneficioso para nuestra defensa.

Primero, procedí a analizar los datos relacionados con el estado del menor al
momento de ingresar a Sala de Emergencias, teniendo que el menor occiso llegó
a emergencias presentando un cuadro de dolor de cuerpo producto,
supuestamente, de una caída ocurrida dos días antes, sin más referencia
objetiva de padecimiento, además de presentar automedicación por parte de la
madre para prevenir el dolor.

Siendo así, el médico de turno aplicó al menor un tratamiento médico preventivo


contra el dolor, consistente en aplicar efectivamente Metametasol y
Dexametasona, los cuales son usados principalmente como analgésicos y
antiinflamatorios.

Sin embargo, del estudio preliminar del menor, el médico responsable notó
presencia de hepatomegalia15 e ictericia16, síntomas típicos de una enfermedad
infecciosa que bajo sospecha del médico se pudo tratar de hepatitis (por la
presencia de los síntomas ya mencionados) ordenando se realicen los

15 Hinchazón anormal del hígado.


16 Coloración amarillenta del tejido capilar (piel) y parte blanca de los ojos.
exámenes de laboratorio correspondientes para descartar la presencia de una
infección y bajo este sentido
Asimismo, durante el cambio de turno, nuestro cliente volvió a hacer un análisis
preliminar del menor y continuar el tratamiento preventivo con analgésicos ante
el desconocimiento de la naturaleza de la infección presente en el sentido que
aplicar un tratamiento contrainfeccioso desconociendo la naturaleza de la
infección presente conlleva un riesgo mayor para la vida del paciente siendo así
que tampoco se puede imputar responsabilidad por negligencia puesto que ha
realizado las acciones necesarias y mínimas exigidas hasta conocer la
naturaleza de la infección.

De la misma manera, el centro médico en ningún momento había dejado en


desatención al menor occiso, en el sentido que a su llegada fue atendido
inmediatamente, contó con supervisión médica en todo momento, se le brindó
atención especial acorde a la naturaleza de su caso (en el sentido que se aceleró
su atención en la farmacia y laboratorio), se le realizaron maniobras de
reanimación cardio pulmonar e incluso de inició gestión para su traslado de
emergencia a la ciudad de Pucallpa.

Seguidamente, procedí a analizar los datos relacionados con la causa de muerte


y la necropsia, obteniendo que la necropsia de ley no había sido realizada dentro
de las 24 horas posteriores al fallecimiento del menor, tal como manda la Ley en
casos de muerte sospechosa, sino que fue realizada 5 días después, y que
asimismo, siendo que se había evidenciado problemas hepáticos, no se había
tomado muestra hepática alguna ni se había hecho una necropsia de cuerpo
completo, limitándose únicamente a tomar tejido bronquial derecho, izquierdo y
traqueal.

Asimismo, el Informe Pericial de Necropsia concluyó que el menor murió por


causa de una sepsis grave generalizada, la cual consiste en una respuesta
inflamatoria grave por parte del organismo ante una infección de gravedad. Ello
quiere decir que para que exista sepsis debe haber existido una infección que
sirviera de fuente, la cual nunca fue determinada ni en el Informe de Necropsia
ni en ningún otro documento.

Asimismo, y volviendo al tema del diagnóstico, si bien se tenían indicios claros


de una infección, el diagnóstico de la misma se había visto obstruido por la
escasa información proporcionada por la madre del menor. Seguidamente, los
cuadros de sepsis siguen un proceso que consiste en 4 fases, siendo que, por el
cuadro que presentaba el menor, el mismo fue ingresado al hospital en fase 3,
siendo dicha fase la que inmediatamente precede al shock séptico que causa la
muerte, por lo que era humanamente imposible salvar la vida del menor con los
recursos del que dispone una sala de emergencia, motivo por el cual se ordenó
que fuera derivado de emergencia a Pucallpa; ya que los cuadros de sepsis
grave, para su tratamiento, requieren de una Unidad de Cuidados Intensivos
(UCI), Unidad que no disponía el hospital donde el menor ingresó, y que aunque
aún si hubiese ingresado a UCI, las posibilidades de supervivencia eran bajas (1
de 4).

Es así que, el estado en que el menor ingresó al hospital sumado a la escasa


información brindada por la madre propició que el menor entrara en un shock
séptico antes que los médicos pudiesen siquiera realizar un diagnóstico, y sobre
todo porque el menor ya presentaba antecedentes de infección desde hacía 48
horas antes, hecho que fue minimizado por la madre, la cual lo automedicó, en
lugar de llevarlo al Hospital de forma inmediata.

Finalmente, analicé los elementos relacionados con la imputación, los cuales se


basaban en un Informe de Responsabilidad Médica que acusaba a los médicos
de negligencia, siendo que dicho informe era ajenos a la realidad y a la ciencia
médica, puesto que, pese a que reconocía los elementos científicos en torno a
los cuadros de sepsis grave, insistía en atribuir responsabilidad.

Fue así que, tras analizar el caso minuciosamente, procedí a informar al abogado
de mis hallazgos mediante un Informe Interno, siendo que el abogado tomó la
información y los argumentos que expuse en ducho Informe, utilizándolos en el
caso, lo que finalmente llevó a que nuestro cliente fuera sobreseído del caso,
obteniendo así un resultado satisfactorio.
Conclusiones:

Tras haber realizado mis prácticas pre-profesionales en el Estudio Jurídico Raúl


Quevedo Guevara E.I.R.L., he arribado a las siguientes conclusiones:

 Las prácticas pre-profesionales son de suma importancia para que el


egresado de la carrera de derecho desempeñe un mejor rol en el ejercicio
de su profesión, puesto que lo forma y prepara en las habilidades
necesarias para la abogacía.

 Por el carácter multidisciplinario de un estudio jurídico, resulta sumamente


enriquecedor haber realizado prácticas pre-profesionales en uno, porque
he mejorado mis habilidades de forma satisfactoria en las diferentes
ramas del derecho.

 El haber practicado en un estudio jurídico ha puesto constantemente a


prueba mis capacidades y destrezas, puesto que los retos propios de un
estudio jurídicos, sumados al estilo de trabajo que se lleva en el Estudio
Jurídico Raúl Quevedo Guevara E.I.R.L. me ha impulsado
constantemente a mejorar mis habilidades en pro de brindar un buen
servicio al cliente.

 El haber elegido un estudio jurídico como lugar para realizar mis prácticas
pre-profesionales ha constituido una muy buena decisión, puesto que he
podido aprender de todo un poco y poner a prueba mis habilidades de
forma más concluyente que si lo hubiera hecho en una entidad pública,
donde el trabajo suele ser muy monótono, centrado en una sola rama
jurídica, sin mayores retos una vez asimilados la mecánica y el formato
de trabajo.
Recomendaciones:

Como recomendaciones, formulo las siguientes:

 Promover dentro de la facultad las prácticas pre-profesionales en estudios


jurídicos, ya sea mediante difusión directa o la firma de convenios, puesto
que la experiencia de prácticas en estudios jurídicos resulta sumamente
enriquecedora.

 Reconocer los periodos de prácticas pre-profesionales como tiempo


laboral computable para postular a puestos de trabajo, ya que el realizar
prácticas pre-profesionales por lo general capacita a los estudiantes en
las labores propias del abogado, ya que los conmina a realizar labores
que de otra forma serían realizadas por abogados.
Bibliografía:

- Código Voluntario y de Buenas Prácticas del Abogado.

- Código de Ética del Abogado.

- Acuerdo Plenario N° 5-2011/CJ-116

- SAN MARTIN CASTRO, César. Derecho Procesal Penal. 2da. Edición.


Editorial Grijley. Lima 2003.

- URQUIZO OLEACHEA, José. Código Penal Práctico, Concordancias,


Doctrina, Jurisprudencia, Evolución Legislativa – Tomo II. Gaceta
Jurídica.

- VELEZ MARICONDE, citado por Oré Guardia, Arsenio en el Manual de


Derecho Procesal Penal, Tomo I, Editorial Reforma.
ANEXOS

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