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Las cuatro bases que sostienen la estructura de una educación futura.


Saber ser, aprender, a hacer y con-vivir.
1. Saber ser.
El joven dotado de libertad y con ella, cada uno, tiene que ir creando un "estilo de vida"
original, único, tiene que "optar por una forma determinada de conducta en función de lo que
pretenda realizar con su vida". Aquello que le dé “Sentido a su vida”.
La raíz de fondo, el núcleo del problema de nuestros jóvenes, como el adulto, es una
frustración de vida profunda que por más que cambiemos de estrategias metodológicas mi
experiencia indica que esto no basta.
Muchas son las vivencias de fracaso y de frustración del hombre actual pero la más
importante de ellas y sobre todo la frustración existencialcomo plantea Víctor Frankl autor de
“El hombre en busca de sentido”.
La educación debe ser capaz de detectar los síntomas de este Vacío Existencial y
despertar en la persona la responsabilidad ante sí mismo, ante los demás y ante la vida para
darle sentido de vivirla. Este tratamiento lleva a hacernos conscientes de nuestra libertad de
elegir y asumirla responsablemente y, por eso es un camino hacía la realización personal.
La vivencia del fracaso que se manifiesta en el "para qué" de la vida, del "sentido", lleva al
hartazgo, ese "hastío que vivimos" que, en nuestras sociedades de consumo en lo más
profundo no nos colma como personas.
El joven actual sufre la experiencia del vacío frente a una sociedad de consumo e industrializada,
y cuando más nos encontramos con nosotros mismos más se incrementa, por eso, la tendencia de
ocupar nuestro tiempo.
La raíz última de esta frustración consiste, entonces, en no hallarle sentido a la propia
existencia. De ahí nace por reacción la necesidad urgente e insuprimible de encontrarle a la
vida un significado último y definitivo, de lograr una concepción del mundo a partir de la
cual la vida merezca vivirse. Como decía Nietzsche: "Quien tiene un porqué para vivir,
encontrará siempre el cómo” (Cit. por FRANKL V., "El hombre en busca de sentido", o.c, p. 9) .
Y de eso se trata, es difícil pero quizás no tanto. Hay que considerar que para SABER SER
es haber sido educado en AQUELLO que le dio UN PORQUÉ PARA VIVIR al joven con el cual SE
IDENTIFICA Y PROYECTA SU VIDA.

2. Saber con-vivir.
Hay dos aspectos claves que hay que tener en cuenta en la educación. Es que cada uno de
nosotros somos seres únicos con una estructura relacional con los otros.
Este hecho es fundamental de nuestra vida es: la apertura a los demás y la interioridad única
es el secreto, la clave de la realización de la persona.
Ser personas nos hace seres dialogales. El hecho del diálogo en todos los niveles y para
los emprendimientos más diversos y el fenómeno de la socialización, han llevado a la
conclusión de que la dimensión social es esencial, constitutiva del hombre. Lasocialización es
la multiplicación de las relaciones de convivencia
El "ser-en-el-mundo-con-otros" es un hecho relevante en nuestras vidas. Nuestra vida
surge de la comunión del amor de dos personas. Si no fuera por esta comunión no seríamos.
El ser humano después de nacer es el viviente, quizás, más desprotegido y dependiente del
cuidado del otro.
Pero ese otro no es solamente aquel está relacionado conmigo (prójimo – próximo) en una
dimensión lateral, sino incluyo aquello, desde una visión descendente y ascendente, desde un
punto de vista histórico-afectivo, quienes nos ha dejado su legado de vida, sus ejemplos, sus

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investigaciones, sus descubrimientos y, por lado, el legado que dejaremos y dejamos mientras
somos-con-otros.
Este pensamiento pone de relieve la condición social del hombre considerando a la
persona en relación con las demás.
La transcendencia del “tu” (que es más que “otro”) es la verdad más profunda de la
persona. Existir es co-existir. El hombre es un "ser para el encuentro": sólo comprende su
misterio cuando encuentra al otro hombre y crea con él una relación interpersonal.
Este aspecto es esencial en el concepto de escuela, especialmente desde una
perspectiva inclusiva, ya que la misma es por excelencia convivencia, ser-con-vos, ser-para-
el-encuentro.
Esta perspectiva, de personalismo dialogal considera la persona como alguien ante el
otro (Tú) pero como algo que esté enfrente, no separado por un espacio, sino unido
dialogalmente, com-partiendo (entre los dos somos parte de un todo), soy con-tigo (tú)
formando una com-unión (Unión con y entres).

El personalismo dialogal considera la realidad de la "persona en comunión".


a. Emmanuel Mounier dice, en la apertura al "otro" adquiere la persona su consistencia.
b. Martín Buber define al otro como tú. La convivencia humana o el encuentro recíproco
está en la dimensión "yo-tú" que constituye a la persona. La relación "Yo-Tu" es encuentro
dialogal, inmediato, cara a cara: comunión, compartir y produciendo encuentro.
La relación "Yo-Tú" tiende a degenerar en una relación "Yo-Ello". En la época actual la relación
"Yo-Ello" se halla gigantescamente hinchada y ha usurpado prácticamente el dominio del hombre:
obstaculiza la relación personal y fomentando la discriminación.
c. Emmanuel Levinas afirma que la relación social va más allá de la relación "yo-tú" de
que habla M. Buber, adecuada para las relaciones de amistad, pero no la trasciende. En el
"otro" están incluidas todas las personas humanas. Por lo tanto, Levinas pasa del "prójimo-
individuo" al "prójimo-masas humanas", afirmando la universalidad del "otro". La injusticia
que cometo con el "otro", tiene consecuencias para el "tercero", ese tercero ausente que
está detrás del rostro del otro. Reconocer al "tercero", es afirmar la necesidad de crear
estructuras sociales de justicia y libertad, estructuras que hagan imposible la explotación y
posibiliten concretamente el reconocimiento del otro.
d. En mi opinión, siguiendo el mismo hilo conductor de la relación, somos-con-otros-en
red. Lo que bueno o malo que hacemos al otro, “Tú”, repercute en la red relacional de alguna
manera y, también, tiene repercusión en el tiempo relacional.

Citaremos dos elementos claves para fundamentar el personalismo dialogal: la palabra y


el amor. Elementos, también, claves para una educación inclusiva.
a. La palabra es propio de la persona, va de persona a persona. La palabra descubre mi
existencia desde mi nacimiento cuando mi madre menciona mi nombre. La palabra no solo
llega a nuestra mente sino despierta, también, nuestros afectos. La palabra tiene vida en
nosotros en el seno de nuestra madre cuando nos habla con ternura. Científicamente está
comprobado la importancia de la palabra ante de nuestra gestación.
El hombre no descubre su propio yo (su autoconciencia) ni se personaliza sin la llamada
del otro.La palabra identifica a la comunidad, al Yo-con-vos a través de un determinado
lenguaje: elemento fundamental de un espacio cultural.
La palabra no es solamente para comunicar, que es mucho, sino además, es un
instrumento de encuentro y un medio de personalización.

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El niño nace "antes de tiempo" y es reengendrado en el seno de la sociedad a través de


la palabra, para llegar a ser hombre.
b. Pero el amor, el amor amistad que corresponde al amor que recibimos de los otros y el
amor que entregamos a los demás, fundamenta que la persona no se realiza en el encierro del
yo, sino en la apertura al tú.
Este amor realiza el paso "del yo al nosotros". El amor tiene un objeto, y ese objeto es el
tú. Y por medio de ese amor además de aportar plenitud al otro retorna a nosotros (aún sin
ser correspondido) a la misma persona que lo originó, forjando la personalidad madura que
logra cierta plenitud del ser.Por eso, el amor tiene sentido más allá de ser correspondido
porqué el que ama es el primer beneficiario: lo lleva a la plenitud de ser.

La fenomenología del amor lleva a esta conclusión:


Para ser yo mismo necesito de los otros. No me realizaré como persona en su plenitud, si no
recibo de los demás su respeto, su estima, su admiración, su amor, su reconocimiento, su
compañía.
Es una extraña necesidad del hombre, que para hacer su propia valoración necesita que otros lo
valoricen, necesita para descubrirse, mirarse en el espejo de los demás. Necesita que otros lo miren.
Pero sobre todo necesito dar yo algo a los demás. Crece mi personalidad en la medida en que
salgo de mí mismo para darme a los otros, para escucharles, prestar atención a su vida, situarme en su
punto de vista, servirles, ayudarles a ser más libres y a crecer por sí mismos. El amar al otro me
arranca de la propia subjetividad, desata mis fuerzas creadoras y las pone al servicio del
reconocimiento de los demás.
"Para vivir con sentido, debemos ser nosotros mismos el sentido de la vida para otros". "El
hombre se torna un yo a través del tú". Es claro con el ejemplo que dimos desde que nacimos
a través de nuestros padres. El hombre no tiene primero relación a sí mismo y luego, en un
segundo momento, relación al tú del otro. No; el yo se autoconoce al mismo tiempo que
entra en relación con los demás.
Decimos que el "nosotros" es la matriz y el ámbito constitutivo de las personas: el yo es
"yo" en el nosotros, y el tú es "tú" en el nosotros. "El otro no es un límite sino un manantial
del yo".
La persona es una "estructura relacionar, que consiste en la autoposesión consciente de
su ser relacional. La presencia del tú en el yo, hace que el yo esté presente a sí mismo
(autoconsciente). "Ni siquiera en la más radical soledad del yo, deja de existir en el alma la
oscura vivencia germinal del tú".

En síntesis: la persona es un "ser-cabe-sí', un "ser-junto-a-sí” o un ser que está consigo,


que posee de autoposesión: está presente a sí mismo por la reflexión; y autodeterminación:
dispone de sí mismo por la libertad. Pero sólo se puede entender en relación recíproca con el
tú, y, a través del tú, con el nosotros. Para la persona "existir" es "coexistir".
La escuela debe fomentar la identidad del joven con sí mismo, ser asertivo, y lograr que
su libertad esté orientada a un Saber ser. Pero, la escuela es un ámbito de socialización por
excelencia donde cada uno se encuentra en el encuentro con el tú, aunque sea diferente:
Saber con-vivir.

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3. Saber aprender
Lo enfocamos desde dos perspectivas:

3.1. Saber aprender permanente.


Hoy en día lo que una persona aprende en su vida escolar no le va a servir para su vida
profesional, deberá actualizar sus conocimientos permanentemente y aprendiendo nuevas
cosas. Desde esta perspectiva, los conocimientos se van haciendo obsoletos rápidamente y la
renovación de los mismos debe actualizarse rápidamente. Nuestra realidad educativa es un
sistema educativo que ofrece un período de formación sin vinculación con el trabajo,
seguido de otro lapso extenso de desempeño profesional sin volver a la educación. Tenemos
que pensar en sistemas educativos que permitan aprender a lo largo de toda la vida. Esto
quiere decir que debemos enseñar a aprender más que enseñar contenidos, y no se niega que
son importantes.
La institucionalidad escolar debe estar preparada para este reciclaje permanente. Es
decir, sus contenidos, métodos y prácticas pedagógicas no pueden estar basados en la idea
de dar información sino de enseñar a aprender.

3.2. Saber conocerse.


Como persona única percibir mi interioridad como un "yo", fuente de mis
actividades y responsable de mis opciones libres.
Nos referimos a la interioridad en cuando somos capaces de pensar y obrar
conscientemente y de decidir de forma libre: autoconciencia y autodeterminación.
El joven como persona se convierte en algo más que un individuo, cada persona es
igual a sí mismo.
El hecho de la libertad, es otro elemento, además de la interioridad, que fundamenta
esta realidad, nos convirte en dueño de nuestra propia existencia y de poder moldearla,
configurándola y diferenciándola de los demás. "Yo soy yo y mis circunstancias", escribía
Ortega y Gasset en 1914.

4. Saber hacer-con-emprendimiento
Entendemos aprender a hacer como una competencia que capacite al joven para hacer
frente a situaciones en un entorno laboral y a saber trabajar en equipo. Pero, también,
aprender a hacer ante distintas experiencias sociales o de trabajo que se les presentará como
oportunidades en su futuro laboral y profesional.
No solo es vincular al joven a la cuestión de la forma profesional, es decir, de cómo
enseñar al estudiante a poner en práctica sus conocimientos y, al mismo tiempo, como
adaptar la enseñanza al futuro mercado del trabajo. Sino de cómo insertarse en el ámbito
profesional y laboral con pensamiento y actitud emprendedora.
Los aprendizajes deben, así pues, evolucionar y ya no pueden considerarse mera
transmisión de prácticas más o menos rutinarias, aunque estos conserven un valor formativo
que no debemos desvalorizar sino que debe ir más allá, forjar un pensamiento para el
emprendimiento, la actitud de emprendedor.

El colegio no solo debe educar al joven en un saber aprender y saber hacer como tal,
falta una tercera dimensión que actualmente no se tiene en cuenta: “Pensar con actitud de
emprendimiento”.

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Todos podemos aprender conocimientos, algunos mejor que otros, más que otros, etc.
Luego, podemos aprender a aplicar esos conocimientos en la realización de algo. Pero, falta
un paso, la actitud de emprendimiento.
Si en el colegio aprendí muchas cosas y hacer mejor otras, como puede ser que al egresar
no pueda insertarme laboralmente. Dependo de que un negocio, empresa o institución que
me de una oportunidad. Vos mismo sos tu oportunidad. Esta actitud es importante para la
educación futura. Y no se trata de iniciativas o emprendimientos de negocios. Sino que es
válido:
 para un profesional.
 para un deportista.
 para crear una Institución, una Asociación benéfica, cooperativa, etc.
 como artista.
 para afrontar los problemas cotidianos de nuestra vida.
La voluntad, el miedo al fracaso, la desconfianza en si mismo, enfrentarse a dificultades,
etc., son obstáculos que se pueden suprimir o hacerlos más amables con la actitud
emprendedora. Y esta se debe aprender desde el colegio.
Pero, ¿qué es la actitud emprendedora?
Es no aceptar tu estado, el status quo. Es una actitud de querer cambiar las cosas. Es
tener un espíritu de iniciativa. Es una manera de ver el mundo. Es una manera de no
quedarse en la queja fácil, de no consigo trabajo de que muchas cosas son injustas, de que
nadie me da una oportunidad. Es preguntarse ¿cómo podría ser mejor? Es la voluntad de
construir tu propio proyecto. Es el espíritu del niño que nunca quiso renunciar a que sus
sueños se pudieran hacer realidad.

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