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A las 4 de la tarde del pasado miércoles, Octavio, de 24 años, bebió una jarra de
agua de panela y se fue de visita al cuartel de policía, como casi siempre lo hacia.
Apenas habían transcurrido unos minutos cuando la población se llenó de
guerrilleros.
Media hora después, unos 200 hombres de los frentes 21 y 50 de las Farc
iniciaron el ataque en el centro del municipio. Octavio salió corriendo y se
escondió en las antiguas instalaciones de la Caja Agraria, pero hasta ese sitio
llegaron las balas de los guerrilleros. Un proyectil que entró en su cabeza lo mató.
Los guerrilleros que huían por la vía que conduce hacia Planadas en dos
camionetas Turbo, fueron interceptados por el avión fantasma. Por el estado en
que quedaron los dos vehículos, se presume que varios guerrilleros murieron.
A las 8:30 de la mañana doña Rubiela de Espinosa llegó a las ruinas del cuartel de
policía a preguntar por la suerte de su hijo, el patrullero Juan Daniel Espinosa. Le
llevaba el desayuno, sin saber que él había muerto en medio del ataque de la
guerrilla.
Mientras tanto el cuerpo sin vida de Octavio, quien a pesar de sus 24 años de
edad actuaba como un niño de 11 años, yacía entre los escombros, cubierto por
un plástico negro.
En la noche del lunes anterior, una columna de este mismo grupo activó varios
explosivos contra la estación petrolera del municipio de Natagaima y en la noche
del pasado miércoles Ataco quedó en escombros después de la incursión de 200
guerrilleros.