Sei sulla pagina 1di 15

Odontogénesis

La odontogénesis es un proceso embrionario mediante el cual las células ectodérmicas del


estomodeo o boca primitiva, se invaginan para formar estructuras que junto con
el ectomesénquima formarán los dientes. Este proceso empieza en la sexta semana en
el embrión humano (cuando se forma la lámina dentaria; la lámina dentaria es una banda de
tejido epitelial vista en cortes histológicos del desarrollo del diente y además es la primera
evidencia del desarrollo del diente). (Feijoó-García, 2011)

A la octava semana de vida intrauterina se forman los gérmenes dentarios de los dientes deciduos
y posteriormente se va dando la morfodiferenciación de los dientes. Los gérmenes dentarios
siguen su evolución en una serie de etapas o estadios denominados: brote macizo o yema, de
casquete, de campana y de folículo dentario.

Formación de láminas dentarias

La banda epitelial primaria podrá apreciarse entre las 4 y las 6 semanas de desarrollo como zonas
de engrosamiento del ectodermo perteneciente al estomodeo. Esta banda se dirige hacia atrás
formando dos arcos en forma de herradura, uno en el maxilar y otro en la mandíbula, recibiendo
el nombre de lámina dental. (Sinab, 2010)

Esta banda epitelial se subdivide rápidamente en la


lámina vestibular y la lámina dentaria. La lámina
vestibular prolifera dentro del ectomesénquima, en
cercana relación a la lámina dental y forma el
vestíbulo. La lámina dentaria comienza una actividad
proliferativa intensa y localizada que da origen a la
formación de una serie de crecimientos epiteliales
dentro del ectomesénquima en los sitios correspondientes a las posiciones de los futuros 20
dientes temporales o deciduos o primarios. Desde este momento el desarrollo de los dientes se
realiza en tres etapas, brote o yema, casquete, y campana.

La lámina dentaria maxilar y mandibular da lugar a un total de 52 yemas dentales, 20 para los
dientes temporales, las cuales se producen entre la 6ta y 8ava semana de v.i.u., y 32 para los
dientes permanentes que aparecen más tarde en la vida prenatal y postnatal.
Estadio de brote

Es la etapa morfológica inicial del desarrollo dental, donde las células epiteliales de la lámina
dentaria proliferan dentro del ectomesénquima de los maxilares. Esta proliferación adquiere una
forma redondeada.

Los brotes o gérmenes dentarios se corresponderán con el número de dientes temporales (10 en
el maxilar y 10 en la mandíbula). Se desarrollarán a partir de la 6- 8va semana de vida
intrauterina, presentándose como proliferaciones locales de la lámina dental. Alrededor de estas
proliferaciones ectodérmicas comienzan a sufrir un proceso de condensación las células
mesenquimatosas adyacentes (con origen en la cresta neural), constituyendo la futura papila
dental.

Estadio de casquete

Alrededor de la 10ª semana de vida intrauterina, mientras el brote epitelial continúa proliferando
en el ectomesénquima, la densidad celular se incrementa en las zonas adyacentes, lo que se
conoce como condensación del ectomesénquima. En esta fase temprana pueden comenzar a
identificarse los elementos formativos del diente.

El sobrecrecimiento epitelial, que tiene cierto parecido con un sombrero (o casquete), situado
sobre un balón de ectomesénquima condensado se denominará órgano del esmalte y dará lugar
al esmalte dentario. El balón de células ectomesenquimatosas condensadas, denominado papila
dental, formará la dentina y la pulpa. A su vez el ectomesénquima condensado que limita la
papila y encapsula el órgano del esmalte, y que se denominará folículo dental o saco, será el
origen de los tejidos de soporte del diente.
El órgano dental, la papila dental y el folículo dental constituyen en conjunto, el germen
dentario. Estas tres estructuras se observan en la etapa de casquete.

El órgano dental da lugar al esmalte, la papila dental a la dentina y la pulpa y el folículo dental al
cemento, ligamento periodontal y hueso alveolar adyacente.

Las células ubicadas en el centro del órgano dental sintetizan y segregan mucopolisacáridos
ácidos en el compartimiento extracelular entre las células epiteliales, éstos son hidrófilos de
modo que atraen agua dentro del órgano dental, aumentando el volumen del compartimiento
extracelular y forzando la separación de las células. Como las células mantienen conexiones
entre sí por medio de sus contactos desmosómicos, adoptan la forma de una estrella. Por tal
razón, el centro del órgano se denomina retículo estrellado.

En la periferia del órgano dental, las células adoptan una forma cúbica y forman el epitelio
dental externo. Las células que bordean la papila dental se diferencian en dos componentes
histológicamente diferentes. Aquellas inmediatamente adyacentes a la papila dental adoptan una
forma columnar corta y se caracterizan por un alto contenido de glucógeno son denominadas,
epitelio dental interno. Entre el epitelio dental interno y el retículo estrellado, las células
epiteliales se diferencian en una capa de células achatadas llamadas el estrato intermedio. Las
células de esta capa rápidamente se caracterizan por una actividad excepcionalmente alta en la
producción de la enzima fosfatasa alcalina. Aunque las células de esta capa son histológicamente
diferentes de las células del epitelio dental interno, ambas capas deben ser consideradas como
una sola unidad funcional responsable de la formación del esmalte. En el extremo del órgano
dental, el epitelio dental interno se encuentra con el externo; esta zona de unión se conoce bajo el
nombre de borde cervical o anillo cervical o asa cervical.

Fase de campana

El órgano dental en su proceso de desarrollo va adquiriendo una forma de campana, es decir cada
vez se hace más profundo y aumenta el tamaño del órgano dental y la papila dental. Hay
importantes cambios que se inician en la etapa de casquete y se continúan en esta etapa. En la
etapa de campana, fundamentalmente el epitelio dental interno se pliega haciendo posible
reconocer la forma del futuro patrón de la corona dentaria, las células del epitelio dental interno
se elongan y diferencian en ameloblastos, que serán las células formadoras del esmalte. También,
las células en la periferia de la papila dental se diferencian en odontoblastos y a medida que se
diferencian, se elongan y forman la dentina. El epitelio dental externo está asociado con el plexo
capilar, el cual le brinda aporte nutricional y de oxígeno a los ameloblastos y a las células del
órgano dental.

Formación de la raíz

Las células epiteliales del epitelio dental interno y externo proliferan a partir del asa cervical del
órgano del esmalte para formar una capa doble de células conocidas como la vaina epitelial de
Hertwig. La vaina epitelial radicular de Hertwig es la encargada de modelar la forma de la raíz y
su número de acuerdo a la pieza dentaria. Al final de la formación de la raíz la vaina se
desintegra y desaparece. Pueden quedar restos de epitelio en el ligamento periodontal (hacia
apical), conocidos como restos epiteliales de Malassez. Si una infección llegara a comprometer
el ligamento por un tiempo prolongado, los restos pueden proliferar, dando origen a un quiste
apical.
EPITELIO DE UNIÓN

Origen.

El epitelio de unión tiene su origen embriológico en el epitelio reducido del esmalte; en el


momento en que se produce la erupción dentaria, se va sustituyendo progresivamente el epitelio
reducido por el epitelio de unión, avanzando dicho cambio apicalmente hasta que el diente
alcanza su posición definitiva en la arcada dentaria. (Eley, Soory, & Manson, 2012).

Cuando el diente penetra la mucosa bucal, el epitelio reducido del esmalte se une al epitelio
bucal y se transforma en epitelio de unión. A medida que el diente erupciona, este epitelio
fusionado se condensa a lo largo de la corona y los ameloblastos, que forman la capa interna del
epitelio reducido del esmalte, se convierte gradualmente en células epiteliales escamosas. La
transformación del epitelio reducido del esmalte en epitelio de unión prosigue en dirección
apical, sin interrumpir la inserción con el diente.

El epitelio de unión se forma por la confluencia del epitelio bucal y el epitelio reducido del
esmalte durante la erupción dental, sin embargo, el epitelio reducido del esmalte no es esencial
para su formación; de hecho, el epitelio de unión es totalmente restaurado después de la cirugía o
la instrumentación de la bolsa y se forma alrededor de un implante.

El epitelio de unión es una estructura en autorrenovación continua, con actividad mitótica


presente en todas las capas celulares. Las células epiteliales en proceso de regeneración se
desplazan hacia la superficie dentaria y a lo largo de ella en dirección coronaria hacia el surco
gingival, donde se exfolian.

Durante las últimas fases de la erupción dental, todas las células del epitelio reducido del esmalte
son reemplazadas por un epitelio de unión (EU). Éste se continúa con el epitelio bucal y provee
fijación entre el diente y la encía. Si se reseca la encía después de la erupción completa del
diente, durante la cicatrización se desarrolla un nuevo epitelio de unión. El hecho de que este
nuevo epitelio de unión se haya desarrollado del epitelio bucal indica que las células de este
epitelio poseen la capacidad de diferenciarse en células del epitelio de unión.
Límites del epitelio de unión

Desde el punto de vista topográfico el epitelio de unión presenta un aspecto triangular, teniendo
su base en el fondo del surco gingival y su vértice a nivel de la unión cemento-esmalte. ( Gómez
de Ferraris, 2009).

El epitelio de unión une la encía con el diente a través de una membrana basal y se extiende
desde la región de la unión amelocementaria hasta el fondo del surco gingival, configurando un
anillo alrededor del diente. (Lindhe & Thorkild, 2011)
Estructura histológica

El epitelio de unión recibe también otras denominaciones: adherencia epitelial, manguito


epitelial o epitelio de fijación.

Desde el punto de vista histológico, está constituido por un


epitelio estratificado plano no queratinizado, que por el
lado interno se une al diente a trasvés de una lámina basal
interna y por el lado externo se conecta al tejido conectivo
por otra lámina basal, denominada lámina basal externa.
Su espesor varía de 15 a 30 células aproximadamente en su
parte más ancha que corresponde a la base del surco (en
dirección coronal) y de una a dos células en la unión
cemento-adamantina. El espesor también varía con la
edad; en los primeros años de vida consta sólo de tres a
cuatro capas de células, pero su número aumenta,
progresivamente, hasta alcanzar en el individuo adulto las cifras antes mencionadas y la longitud
oscila entre 0,25 a 1,30 mm.

En el epitelio de unión consideraremos, por un lado, las dos poblaciones celulares existentes en
el mismo, la población intrínseca queratinocítica y la población extrínseca y, por otro, las
láminas basales externa e interna.
a) Población intrínseca

Queratinocitos: son células que están, por lo general, orientadas en un plano paralelo a la
superficie dentaria, con excepción de las células basales que son perpendiculares. Hay una capa
basal con células de aspecto cuboideo y varias capas de células planas suprabasales. Existe,
asimismo, unas capas de células directamente adheridas al diente (células DAT). Las células que
se originan en la capa basal no exhiben tendencia a la maduración, sólo se desplazan
oblicuamente hacia la superficie dentaria y llegan eventualmente a la base del surco gingival
donde descaman. Se ha sugerido que las células del epitelio de unión tienen un nivel de
diferenciación similar a las células basales del epitelio bucal. El epitelio de unión posee un alto
índice de recambio celular, estimado, aproximadamente entre cinco y siete días. La
ultraestructura celular de los queratinocitos es la siguiente;
 Células basales: las células de la capa basal exhiben citoplasmas con abundante RER y
complejo de Golgi y escasos filamentos. Presentan numerosas hemidesmosomas
asociados a una lámina basal llamada lámina basal externa, que conecta el epitelio al
tejido conectivo adyacente. Esta interfase es lisa, aunque suele presentar ondulaciones en
la región coronaria próxima al fondo del surco.

 Células suprabasales: las células se van aplanando progresivamente a medida que se


alejan de la basal hacia la superficie dentaria, orientado a su eje mayor paralelo a la
misma. Los citoplasmas exhiben RER y aparatos de Golgi más prominentes que los
observados en las capas correspondientes del epitelio gingival superficial, lo que siguiere
la función del epitelio de unión de sintetizar proteínas y glucosaminoglucanos para el
mantenimiento de la lámina basal, tanto en relación con el tejido conectivo como la
interfase dentaria. Las células cercanas a la base del surco poseen capacidad fagocítica y
participan en la fagocitosis del material en el espacio intercelular.
Los espacios intercelulares son amplios y en ellos se alojan células leucocitarias que son
relativamente abundantes en la vecindad del surco gingival. Dichos espacios, además de
dar paso a estas células que emigran hacia afuera (fondo del surco), permiten el paso
hacia el interior de antígenos, bacterias o sus toxinas, esto contribuye a crear un estado
inflamatorio, tanto a nivel del corion como del epitelio del surco.

 Células directamente adheridas al diente o células DAT (directly attached to the


tooth). Se trata de las células del epitelio de unión que se fijan al diente por medio de la
lámina basal interna. Las células son aplanadas y se unen a la membrana basal interna por
hemidesmosomas. Los hemidesmosomas son uniones focales que unen células epiteliales
a la matriz extracelular que conforma la lámina basal. La unión ocurre gracias a proteínas
llamadas integrinas, que se unen mediante su dominio extracelular a proteínas de la
lámina basal con filamentos de citoqueratina.
b) Población extrínseca transitoria.

Granulocitos, linfocitos y monocitos: son células que provienen


de los vasos del tejido conectivo subyacente y que penetran en el
epitelio de unión.

Una variedad de leucocitos mononucleares ocupa los espacios


intersticiales del epitelio de unión. Los granulocitos neutrófilos se
encuentran en la región central del epitelio de unión y cerca de la
superficie del diente. Además, los linfocitos y macrófagos residen
dentro y cerca de la capa de células basales.

La actividad secretora del queratinocito desempeña un papel


importante en la mayor o menor presencia de las células antes mencionadas. Se sabe que el
queratinocito activado segrega entre otros compuestos G-CSF (factor estimulante de colonias de
granulocitos), M-CSF (factor estimulante de colonias de monocitos) y GM-CSF (factor
estimulante de colonias de granulocitos y monocitos) y que dicha secreción estimula la presencia
y la actividad de dichos elementos celulares. La secreción de IL-1 y TGF-B por parte de
queratinocito activado estimula también la presencia y la actividad de los linfocitos.

c) Láminas basales.

La lámina basal externa une el epitelio de unión al tejido conectivo o corión. Las fibras
colágenas de anclaje en esta lámina están menos desarrolladas que en los epitelios de la encía
adherida, libre y del surco.
La lámina basal interna de epitelio de unión, adyacente a la superficie adamantina, es hasta tres
veces más ancha que la externa y está compuesta por una lámina densa, la más próxima al
diente, y una lámina lúcida, en la que se inserta los hemidesmosomas. Ambas capas son
sintetizadas por células epiteliales. Los hemidesmosomas tienen un papel decisivo en la inserción
firme de las células contra la lámina basal interna en la superficie del diente.

La lámina basal junto con los hemidesmosomas forman la interfaz entre la superficie del diente y
el epitelio de unión y se denomina "adherencia epitelial" (Schroeder y Listgarten, 1977).

El contacto del epitelio de unión con la superficie del diente puede perderse por un desequilibrio
entre las fuerzas intermoleculares participantes. La desinserción epitelial ocurre por una
separación que puede ser de distinto origen: a) enzimática, producida por las células epiteliales o
por leucocitos de la población extrínseca, actividad que puede estar mediada por los productos
bacterianos al estimular la liberación de las enzimas lisosómicas y b) por acción de distintas
fuerzas aplicadas en la hendidura gingival.

Funciones del epitelio de unión

La función esencial del epitelio de unión es la protección biológica, pues se trata de una banda de
epitelio que se fija alrededor del cuello de la corona clínica, conecta la encía a la superficie del
esmalte y sella, de esta manera el periodonto de inserción, protegiéndolo. (Newman & Henry
Takei, 2012)

La inserción del epitelio de unión al diente es reforzada por las fibras gingivales, que dan apoyo
a la encía marginal contra la superficie del diente. Por esta razón, el epitelio de unión y las fibras
gingivales forman una unidad funcional, denominada unión dentogingival.

El epitelio de unión se encuentra insertado con firmeza a la superficie del diente, formando una
barrera de epitelio contra las bacterias de la placa. Los espacios intercelulares del epitelio de
unión permiten en acceso de líquido gingival, células inflamatorias y componentes de la defensa
inmunológica del huésped al margen gingival. En ausencia de signos clínicos de inflamación,
aproximadamente 30,000 PMN migran por minuto a través del epitelio de unión. El fluido tisular
transporta una variedad de moléculas a través del epitelio de unión al fondo del surco gingival.
Estas moléculas, junto con los leucocitos, representan un sistema de defensa del huésped contra
el desafío bacteriano. Así, el líquido gingival es un exudado que se origina en los vasos
sanguíneos subepiteliales de la lámina propia, y su tasa de flujo corresponde al grado de
inflamación. (Bosshardt & Lang, 2005).

Las células del epitelio de unión presentan rápida renovación, que contribuye al equilibro entre
huésped y parásito y a la reparación rápida del tejido dañado. Además, algunos investigadores
indican que las células del epitelio de unión tienen una capacidad endocítica igual a la de los
macrófagos y neutrófilos y que esta actividad puede tener una naturaleza protectora.
Bibliografía
Gómez de Ferraris. (2009). Histología, Embriología e Ingeniería Tisular Bucodental (3ra ed.).
México: Editorial Panamericana.

Bosshardt, D., & Lang, N. (2005). The Junctional Epithelium: from Health to Disease. Journal of
Dental Research, 84(1), 9-20. Obtenido de
https://www.researchgate.net/publication/8114400_The_Junctional_Epithelium_from_He
alth_to_Disease

Delgado-Pichel, A., & Inajeros-Montesinos, P. (2012). Espacio biológico: Parte I: La inserción


diente-encía. Avances en Periodoncia e Implantología Oral, 13(2), 101-108. Obtenido de
http://scielo.isciii.es/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1699-
65852001000200006&lng=es&tlng=es.

Eley, B., Soory, M., & Manson, J. (2012). Periodoncia (6ta ed.). Barcelona: Editorial Elsevier
España, S.L.

Feijoó-García, G. (2011). CRONOLOGÍA DE LA ODONTOGÉNESIS DE LOS DIENTES


PERMANENTES EN NIÑOS DE LA COMUNIDAD DE MADRID: APLICACIÓN A LA
ESTIMACIÓN DE LA EDAD DENTARIA. . Madrid, España: Facultad de Odontología.
Obtenido de https://eprints.ucm.es/12188/1/T32673.pdf

Lindhe, N., & Thorkild, K. (2011). Periodontología Clínica e Implantología Odontológica (5ta
ed.). Buenos Aires: Editorial Panamericana.

Newman, M., & Henry Takei, F. C. (2012). Periodontología Clínica de Carranza (11va ed.).
Editorial ELSEVIER.

Sinab, B. d. (2010). Desarrollo dental y estructuras de soporte . Bogotá: Universidad Nacional


de Colombia. Obtenido de
http://www.bdigital.unal.edu.co/634/11/9789584442864.10.pdf

Potrebbero piacerti anche