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Sistemas
soteriológicos
calvinistas
Una revisión histórico teológica desde Juan Calvino hasta el
calvinismo moderno

Por: Celso Miguel Carrillo


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Dedico este breve ensayo a mi madre;


Simplemente porque se lo merece.
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INTRODUCCIÓN
Los sistemas soteriológicos son articulaciones misma, desligándola por completo de otras ramas
extensas sobre el tema de la salvación, ordenadas teológicas como, por ejemplo, la antropología, la
de forma dogmática, histórica, filosófica u cristología, y la hamarteología.
holísticamente por un individuo o un grupo de El primer extremo es diluir la soteriología con
personas. La soteriología, o ciencia de la las demás ciencias bíblicas. El hecho de que la
salvación, desde siempre, ha estado soteriología forme parte de un todo, el todo de la
estrechamente vinculada a la teología teología sistemática, no por eso queda anulada su
sistemática, como una rama de ella. Así lo afirma autonomía. La soteriología, es una ciencia
Charles Hodge en su Teología Sistemática vol. I: autónoma, ya que puede partir de sí misma; y
“la Teología [sistemática], que tiene como partiendo de sí misma, atravesar otras ciencias
materia de estudio los hechos de las Escrituras, teológicas, con una finalidad específica. Más
tiene unos departamentos en las que se divide” bien parece, que este fin, propio de la
(Hodge, 1991, pág. 45); luego prosigue, diciendo soteriología, es fundamental para toda la fe
que la soteriología es uno de estos departamentos cristiana. “Que Dios salva es el supuesto básico
(Hodge, 1991, pág. 46). de la soteriología. De tal supuesto depende a
Ahora bien, por convenio, se ha considerado todas luces no sólo el sentido de cualquier
a la teología sistemática como un estudio discurso sobre redención, sino también -y hoy se
ordenado de la Biblia sobre temas particulares. puede percibir más claramente que nunca- la
Wayne Grudem lo expone de esta manera: “la «relevancia» de la fe cristiana en Dios”
teología sistemática incluye la recolección y (Werbick, 1992, pág. 12).
comprensión de todos los pasajes relevantes de la El otro extremo, tiene que ver con
Biblia sobre varios temas y luego un resumen independizar la soteriología de otras ciencias
claro de sus enseñanzas de modo que sepamos afines, lo cual, también es un error hermenéutico
qué creer en cuanto a cada tema” (Grudem, 2007, (de interpretación). La soteriología, si bien se
pág. 21). En cuanto a soteriología, se trata de vale por sí misma, no puede ni debe desligarse de
analizar lo que dice la Biblia acerca de la las otras ciencias teológicas.
salvación. De modo que incluya: “el propósito o
plan de Dios en referencia a la salvación de los La Teología no puede fragmentarse en
hombres; la persona y obra del Redentor; la partes inconexas. Es el relato unificado
aplicación de la redención de Cristo al pueblo de de la naturaleza y de la actividad de Dios
en relación con todas sus obras. Cada
Dios, en su regeneración, justificación y
una de las doctrinas está relacionada con
santificación; y los medios de la gracia” (Hodge, las demás tomando algo de los otros
1991, pág. 46). elementos del relato y haciendo, a su
Esta anterior explicación ha de entenderse de vez, su propia aportación a ellos (Harper,
esta manera: los conceptos soteriológicos, son 2006, pág. 192).
estudios extensos y ordenados sobre el tema de la
Estas consideraciones del término
salvación que se encuentran contenidos en la
soteriología, su autonomía y relaciones, servirán
Biblia; y están relacionados a la teología
de base para poder entender la soteriología en
sistemática por ser una rama de esta, y por utilizar
general, pero en particular sirven como
el mismo método. En la desambiguación del
introducción para comprender correctamente los
término, es indispensable evitar dos
sistemas soteriológicos arminianos y calvinistas
interpretaciones erróneas: primero, interpretar
y sus formas más conocidas. Por cronología, se
que la soteriología es sólo una parte de la
empezará con Juan Calvino.
teología, como si no fuera válida en sí misma; y,
segundo, creer que la soteriología es total por sí
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Juan Calvino
Hablar de calvinismo es hablar de una de las figuras más importantes de la historia del
cristianismo, y por qué no decirlo, uno de los personajes más destacados de la historia de la
humanidad. Según Villanova (1989) Juan Calvino (Jean Cauvin, en francés), nació en Noyon,
Francia, en el seno de una familia católica, el 10 de julio de 1509. Un joven brillante, se
dedicó a los estudios de Derecho, y posteriormente a la Teología (pág.356). Afianzado al
creciente humanismo, se unió a un grupo de seguidores de Erasmo de Rotterdam. Y según
Justo L. González, debe “haber tenido sus primeros contactos con el humanismo desde edad
temprana, puesto que desde joven fue amigo del médico personal de rey, Guillermo Cap,
quien a su vez estaba en contacto con Erasmo y Budé” (González, 2007, pág. 138).
Calvino murió en Ginebra en 1564, lugar cual ningún otro le brindó la oportunidad de
desarrollarse como un dirigente absoluto y muchas veces cruel. Es imposible, en esta breve
revisión, poder desarrollar todo el pensamiento de Calvino. Y por motivos pedagógicos se
tomará solo aquello concerniente a la soteriología, es decir, lo que Calvino pensaba acerca
de la salvación y cómo estos pensamientos dieron origen, más adelante, a uno de los
movimientos teológicos más destacados de todos los tiempos: el calvinismo.
• Soteriología en Calvino
Sistematizar la teología cristiana convirtió a Juan Calvino en uno de los mayores pensadores
del cristianismo. “Sin lugar a dudas, el más importante sistematizador de la teología
protestante en el siglo XVI fue Juan Calvino” (González, 1995, pág. 57). Su soteriología
fue pues, igual de sistemática. En su libro más famoso, y la obra de teología más sobresaliente
de la Reforma1, Calvino expone sus interpretaciones acerca de la salvación. Muy bien se
puede leer en Instituciones de la Religión Cristiana, que Juan Calvino dedica un tratado
entero al tema de la salvación, El Libro Tercero, titulado: “De la manera de participar en la
gracia de Jesucristo, Frutos que se obtienen de ello y efectos que se siguen”. (Calvino, 1967,
págs. 401-782).
El centro de la soteriología (y toda la teología) de Calvino fue la soberanía de Dios, tal
cual lo dice Millard Erickson: “Calvino parece hacer de la soberanía de Dios la base de su
teología” (Erickson, 2008). Esto parece ser totalmente cierto a la luz de sus mismos escritos,
en lo cuáles se puede percibir una notable influencia de Agustín, especialmente sobre el tema
de la soberanía divina, la predestinación y cuestiones hamarteológicas. Sin embargo, cabe
aclarar que la teología de Calvino es más que todo, epistemológica. Según él: la teología,
“consiste en dos puntos: a saber, en el conocimiento que el hombre debe tener de Dios, y en
el conocimiento que debe tener de sí mismo” (Calvino, 1967, pág. 3).
¿Qué quiere decir Juan Calvino por salvación? Es salvación del alma, que, en el contextual
caso, es salvación de la persona. Sin embargo, esta salvación comienza en la vida y sólo se
consuma después de la muerte. Por eso, la salvación está indivisiblemente ligada a la
inmortalidad: el “evangelio ciertamente no retiene el corazón de los hombres en el gozo de
esta vida presente, sino que lo eleva a la esperanza de la inmortalidad”. Por supuesto, la
salvación es más que vida eterna, es también felicidad eterna. felicidad que sólo se alcanza
en la reconciliación y comunión con la iglesia (Calvino, 1967, págs. 313-803).

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Esta obra es Institución de la Religión Cristiana.
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Por la vía negativa, la salvación puede entenderse a partir de su antónimo: la condenación.


Ya que, según Calvino, un condenado se encuentra “en un estado muy apartado de Dios por
el pecado… heredero de la muerte eterna, sujeto a maldición, privado de toda esperanza de
Salvación… y que, finalmente le estaba preparado un horrible castigo...” (Calvino, 1967,
págs. 373-374). Es pues valido decir que la salvación es todo lo contrario a la descripción
que Calvino hace de un condenado.
Esta salvación descansa en Dios; y no ha de verse de otra manera: la salvación es por pura
misericordia de Dios (Calvino, 1967, pág. 199). De modo que ha creado de tal forma las
cosas que tanto en teleología como en providencia todo está dispuesto para facilitar la
salvación de los elegidos. Incluso los ángeles, demonios y el mismo diablo sirven como
agentes de Dios para ayudar u obstaculizar la salvación del hombre (Calvino, 1967, págs.
104, 107). Así, la salvación depende absolutamente de Dios, de su amor y soberanía, y
especialmente de su gracia, por eso se trata de una salvación totalmente gratuita (Calvino,
1967, pág. 606).
En cuanto a Cristo, Calvino lo considera la figura más resaltante de su soteriología.
Siguiendo con la herencia de la Reforma (solus Christus), aseguró que sólo Cristo salva, en
contraste con la postura de la tradición católica de la época (fuera de la iglesia no hay
salvación). Para Calvino Cristo era en toda su plenitud, el sustentador de la salvación; causa
y materia de la salvación; mediador y autor de la salvación; principio y fin de la salvación.
Jesucristo es sin vacilar, el Salvador: “Dios ha querido conservar a su Iglesia de tal modo que
su perfección y salvación dependiesen de su Cabeza” (Calvino, 1967, pág. 242). Salvación
que se consuma con su muerte y resurrección, pero también a través de la inmaculada vida
que Jesús logró vivir (Calvino, 1967, pág. 376).
¿Qué papel juega el hombre en la salvación? Ninguno ciertamente, él es, un beneficiado
de Dios y lo único que puede hacer es agradecer y adorar; en lo que respecta a salvación no
tiene actividad alguna. Incluso la fe que puede manifestar es un regalo divino, es “don de
Dios; no logro humano” (González, 2007, pág. 158). Debido al pecado de Adán y a sus
propias transgresiones, el hombre está privado de toda buena obra (Calvino, 1967, pág. 204),
e incluso si pudiera hacer buenas obras, no de ellas depende la salvación (Calvino, 1967, pág.
237). Esto no significa que la naturaleza en sí del hombre esté perdida, significa que el pecado
ha introducido corrupción, estructuras de maldad en esa naturaleza (González, 2007, pág.
149). La corrupción es tal, que el hombre se encuentra completamente imposibilitado para
alcanzar justificación o redención por sus mismos méritos o facultades.
De tal forma queda anulada la participación humana que el mismo libre albedrío es sólo
aparente; si un hombre acierta o falla es voluntad de Dios, sin embargo “Él queda limpio de
toda mancha” (Calvino, 1967, pág. 150). Aquí Calvino se vale de Agustín para afirmar que,
aunque el hombre puede elegir, por ejemplo, la comida que desayunará hoy, no tiene ninguna
capacidad de elección respecto a salvación: todo se debe a Dios, todo (Calvino, 1967, pág.
232). La salvación viene de la libre elección de Dios2 (Calvino, 1967, pág. 766). Desde la
creación del mundo hubo un decreto eterno, en el cual Dios determinó quiénes serían salvos
y quienes otros serían condenados3 (Calvino, 1967, pág. 237, 341).

2
Queda introducida la doctrina de la predestinación que será cardinal en el pensamiento de los calvinistas
posteriores, y fundamental para distinguirla de la soteriología arminiana.
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La doble predestinación consiste en: Dios eligió a unos para salvación y a otros para condenación.
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Se ha discutido mucho sobre si Calvino defendió la doble predestinación o si solamente


defendió la predestinación para salvación. Al respecto, Mathew Pinson dice: “Los calvinistas
de nuestros días debaten si Calvino enseñó o no la «doble predestinación»” (Pinson, 2006,
pág. 16). Un debate que no debería existir según algunos, pues está totalmente claro que
Calvino sí enseñó la doble predestinación, según Justo González “Calvino sí afirmó la
doctrina de la doble predestinación, y con el correr de los años fue ampliando la sección de
la Institución donde la discutía” (González, 2007, pág. 163). Esta última opinión parece ser
la más apegada a la posición de Calvino; después de todo él mismo advierte a aquellos que
duden de tal doctrina:
Esta materia les parece a muchos en gran manera enrevesada, pues creen que es cosa
muy absurda y contra toda razón y justicia, que Dios predestine a unos a la salvación, y
a otros a la perdición. Claramente se verá por la argumentación que emplearemos en esta
materia, que son ellos quienes por falta de discernimiento se enredan…
Jamás nos convenceremos como se debe de que nuestra salvación procede y mana de
la fuente de la gratuita misericordia de Dios, mientras no hayamos comprendido su
eterna elección, pues ella, por comparación, nos ilustra la gracia de Dios, en cuanto que
no adopta indiferentemente a todos los hombres a la esperanza de la salvación, sino que
a unos da lo que a otros niega (Calvino, 1967, pág. 724).

Aunque esta doctrina suene horrible, aquí reside toda la atracción del sistema soteriológico
de Calvino. Así muy bien lo resalta Paul Johnson: “Esta terrible doctrina de la elección o
condenación, llegó a ser más aceptable por el hecho de que se demostraba la elección
mediante la comunión con Cristo… Mientras un hombre evitara la excomunión, estaba
seguro” (Johnson, 2010, pág. 386). Y luego sigue: “Aquí tenemos tanto la fuerza como la
debilidad del calvinismo: si uno no acepta el horrible argumento de la doble predestinación,
es una forma aborrecible; si la acepta, es casi irresistible” (Johnson, 2010, pág. 386).
En fin, con la doctrina de la predestinación Calvino deja claro que, si la salvación es por
gracia en elección divina, de ninguna manera su seguridad puede estar en peligro. Según él,
la seguridad de la salvación es tal que “aunque el mundo entero se bambolee, nuestra certeza
de la salvación permanecerá en pie y no caerá” (Calvino, 1967, pág. 805). Y como la
seguridad de la salvación depende de Dios, sólo los elegidos pueden tenerla verdaderamente
(Calvino, 1967, págs. 415-416). Y como la única forma de conocer adecuadamente a Dios es
por medio de su Palabra (escrita y encarnada en Jesucristo), sólo ella es la única guía para la
certeza de la salvación (Calvino, 1967, pág. 765).
Hasta aquí las consideraciones de Calvino sobre la salvación; de ahora en adelante se
pasará a comentar con brevedad las doctrinas que sus discípulos e intérpretes hicieron de él.
Para una comprensión correcta de la soteriología calvinista es fundamental distinguir entre
lo que dijo Calvino y lo que dijeron sus seguidores acerca de sus doctrinas. Sucede con
frecuencia que se discuten afirmaciones de Calvino que realmente no hizo: éste es un error
que debe evitarse con diligencia. Por ejemplo, la equivocación común de pensar que la
predestinación fue el centro de la teología de Calvino, cuando en realidad lo fue de los
calvinistas tardíos: “Sólo más tarde… la doctrina de la predestinación vino a ser la
característica distintiva del calvinismo” (González, 1995, pág. 63).
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Calvinismo
El calvinismo es el movimiento teológico que se originó con aquellos que aceptaban y
defendían las enseñanzas de Juan Calvino. Como herederos de su doctrina, (González, 1995)
los calvinistas unas veces se mostraron fieles seguidores, tomando al pie de la letra cada
palabra de Calvino y otras más, se vieron como intérpretes vacuos, despreciando gran parte
de las doctrinas de Calvino (pág. 63). No obstante, en ningún momento el crecimiento del
calvinismo se vio frenado por disputas internas, más bien se propagó de forma acelerada por
todas las ciudades protestantes de la Europa Occidental. Su soteriología se encuentra
contenida en varias Confesiones, siendo la más representativa con respecto a los arminianos,
El sínodo de Dord.
• El sínodo de Dordrecht y los Cinco Puntos del Calvinismo
El Sínodo de Dordrecht (o simplemente Dord), se realizó de 1618 a 1619 en Holanda como
medida de urgencia para combatir el arminianismo. El “propósito principal de la asamblea
era condenar el arminianismo, para de ese modo lograr el apoyo del resto de las iglesias
reformadas en las pugnas internas que dividían a Holanda” (González, 1995, pág. 273).
Desde 1610 los arminianistas ya habían escrito un documento en el cual exponían sus
doctrinas sobre la gracia, el libre albedrío y la predestinación; como consecuencia, el Sínodo
de Dord escribió cinco artículos, los cuáles se oponían abiertamente al arminianismo.
En Los Cánones de Dord, se discuten cinco doctrinas, todas ellas construidas para refutar
el arminianismo. En la primera, se discute sobre la Elección Incondicional; en la segunda, la
Expiación Limitada; en la tercera, Depravación Total; en la cuarta, Gracia Irresistible; en la
quinta, la Perseverancia de los Santos. Con el transcurso del tiempo algunas doctrinas se
reordenaron y quedaron de la siguiente manera (Pinson, 2006) Depravación total, Elección
incondicional, Expiación limitada, Gracia irresistible, Perseverancia de los santos (pág. 19).
Siguiendo a Justo González (perspectiva histórica), cada uno de estos puntos será expuesto
con brevedad a continuación.
De la doctrina de la divina elección y reprobación: Conocida mejor como “Elección
Incondicional”, o también la Doctrina de la Predestinación.4Basados mayoritariamente en
textos del Nuevo Testamento y salvo breves referencias al Antiguo Testamento, los escritores
de Dord llegan a la conclusión de que Dios por su voluntad y misericordia ha elegido a unos
para salvación y a otros para condenación, esto sin que el hombre hiciera nada para
procurarlo. Lo cual “quiere decir que la elección de los predestinados no se basa en el
conocimiento que Dios tiene del modo en que cada cual responderá al ofrecimiento de la
salvación, sino únicamente en el inescrutable beneplácito divino” (González, 1995, pág.
273).
De la doctrina de la muerte de Cristo y de la redención de los hombres por este: Este
punto también se conoce como “expiación limitada”. El Sínodo de Dord y las confesiones
posteriores afirmaron que, si bien Cristo murió por toda la humanidad, solamente redimió
con su muerte a los elegidos. John Piper lo explica de esta manera: “La expiación de Cristo
es suficiente para todos los humanos y eficiente para todos aquellos que confían en Él. La
completa efectividad salvadora de la expiación está limitada para aquellos que la salvación

4
Como se podrá percibir a lo largo del discurso, cada uno de estos puntos se remite casi exclusivamente al
entendimiento de la gracia. Aquí se seguirá la interpretación más básica que suele llamarse “calvinismo clásico”.
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había sido preparada” (Piper, 2014, pág. 3). Y luego denota: “Cristo murió por todos, pero
no de la misma manera para todos” (Piper, 2014, pág. 3).
De la depravación del hombre, de su conversión a Dios y de la manera de realizarse esta
última: Este es el único punto que se ha mantenido casi invariable desde que fue escrito;
aunque ahora se coloca al principio de la lista. “Dordrecht afirmó que, aunque en el ser
humano caído queda cierto vestigio de luz natural, su naturaleza ha sido corrompida de tal
modo que esa luz no puede ser usada correctamente” (González, 1995, pág. 273). Y, además,
“esto es cierto, no solo en lo referente al conocimiento de Dios y a la conversión, sino también
en lo referente a las cosas<<civiles y naturales>>” (González, 1995, pág. 274).
De la gracia irresistible5: Siguiendo las hipótesis de Agustín, Calvino aseguró que no
había otra forma de que el hombre se moviera a Dios, sino por una gracia irresistible que Él
mismo otorgara. Del mismo modo, los obispos de Dort aseguraron que, debido a que el
hombre está completamente depravado, sólo la gracia irresistible de Dios puede vencerlo
para que acepte la voluntad salvadora de Dios. Así establecieron una unión entre la doctrina
de la depravación total y la gracia irresistible, y según esta unión: “solamente una gracia que
sea irresistible puede mover el corazón de un pecador totalmente depravado” (González,
2007, pág. 290). Esta unión de doctrinas fue la principal causa de divergencia entre los
arminianos y calvinistas; y por tanto, el argumento más destacado de la mayoría de grupos
reformados.
De la perseverancia de los santos: En este último punto se tratan los asuntos a la seguridad
de salvación6, y cómo Dios guarda a sus elegidos de caer en condenación. Aquí se advierte a
los elegidos acerca de cómo perseverar en la gracia (es también un tratado ético), para de esa
manera, estar seguros de su elección. Sin embargo, “esto no es obra suya, sino de Dios, ha
de servirles para darles confianza en su salvación, y firmeza en el bien, aun cuando todavía
vean el poder del pecado actuando en ellos” (González, 1995, pág. 274).
Estos cinco puntos dividen a los arminianos y a los calvinistas, pero también, separan a
los mismos calvinistas. De ninguna forma, el calvinismo es un movimiento unificado. A
partir de la muerte de Calvino (Franzen), muchos grupos se hicieron, de los cuales muy pocos
se mostraron totalmente fieles a sus doctrinas (2009, págs. 294-296). Con el paso del tiempo,
las divergencias se fueron reduciendo de modo que, actualmente, se distingue a un grupo de
otro, por la forma en la que interpreta los Cinco Puntos del Calvinismo (Pinson, 2006, pág.
12). En el siguiente apartado se expondrán los dos grupos de calvinismo más ortodoxos y
representativos: calvinismo clásico y calvinismo moderado.
• Calvinismo Clásico
El calvinismo clásico nació en el seno de las enseñanzas de la Reforma; según testimonio de
Mathew Pinson (2006), el enfoque calvinista clásico en cuanto a la salvación procede
directamente del pensamiento de Juan Calvino (pág. 18). Se distinguen de los demás grupos
calvinistas por defender el punto más ortodoxo y tradicional de los Cánones de Dord. Por esa

5
Aunque en el documento original de Dordrecht el principio tercero y cuarto están unidos bajo un mismo título
(De la depravación de hombre, su conversión, y de la manera de realizarse esta última), conviene por la
importancia de esta doctrina, separar tales principios tal como lo hace la teología calvinista moderna.
6
Es evidente que este punto separa radicalmente a los arminianos de los calvinistas. Además, este es uno de los
principios más problemáticos de los calvinistas; razón de eso, es que ha levantado más desviaciones de la
doctrina clásica, por ejemplo: los hipercalvinistas, los libertarios, los Salvos Siempre Salvos, etc.
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razón, según Erwin Lutzer, se les ha preferido llamar “calvinistas tradicionales”. Aunque no
es la versión más popular del calvinismo, es la versión más antigua de todas las escuelas. Por
esta razón, los calvinistas clásicos sostienen sus doctrinas en las más conocidas obras del
calvinismo: la Institución de la Religión Cristiana de Juan Calvino, Los Cánones de Dord,
la Confesión de Westminster y el Catecismo de Heidelberg.
El calvinismo clásico se sujeta a las interpretaciones más severas de los Cánones de Dord,
de allí que también se les llame “calvinistas radicales” (Geisler, 2006, pág. 69). Para ellos,
(Horton, 2006) Dios es soberano y ha decretado en su soberanía, elegir a unos hombres para
su salvación y a otros para condenación (págs. 31-51). Si Dios ha decidido salvar a alguien
lo hizo basado solamente en su misericordia, y no en un acto de bondad o fe del ser humano,
por eso la salvación es monérgica (Horton, 2006, pág. 44). Esta salvación se hizo por un
pacto de gracia incondicional entre las tres divinas personas; pero que, de alguna manera,
tiene que ser aceptado por su beneficiario, dice Horton: “el pacto de la Gracia requiere
aceptación… Hemos de responder cuando seamos llamados…” (Horton, 2006, pág. 43).
Pero la salvación depende de Dios, porque el Espíritu Santo, es quien pone en el hombre
la disposición para aceptar el pacto. “El Espíritu Santo aplica los beneficios de Cristo a los
escogidos…De modo que, a su tiempo, el Espíritu conduce a los escogidos al arrepentimiento
y a la fe” (Horton, 2006, pág. 40). La salvación y santificación están guardadas en Dios, y
por tanto no hay ninguna manera de que se pierdan. “Puesto que los creyentes no han hecho
nada para entrar en un estado de Gracia, tampoco pueden hacer nada para salir de él” (Pinson,
2006, pág. 21). De esta manera, Horton, llega a la diferencia cardinal entre los grupos
calvinistas más moderados, y además entre los grupos arminianos: la salvación no se puede
perder.
• Calvinismo moderado
El calvinismo moderado es un término con el que se designa “a quienes proceden de una
herencia calvinista, pero han moderado su calvinismo de forma significativa, especialmente
los elementos relativos a la predestinación” (Pinson, 2006, pág. 22). La distinción de este
calvinismo respecto a los otros grupos reside en su forma de interpretar los Cinco Puntos, “o
bien se deshace por completo de los tres puntos intermedios, o bien los reinterpreta de un
modo que difiere radicalmente del calvinismo clásico” (Pinson, 2006, pág. 22). Aquí se
encuentran las ramas: infralapsarianismo y sublapsarianismo; según Ignacio Alonzo, el
calvinismo moderado en su forma de infralapsarianismo es “la misma posición defendida por
casi todo el calvinismo en el mundo entero”(Alonzo, 2006, pág. 158).
El calvinismo moderado7 sostiene que el hombre está depravado intensivamente, pero
no extensivamente; la imagen de Dios no está extinguida “sino solamente difuminada”
(Geisler, 2006, pág. 71). Así, la elección es incondicional para Dios porque lo hace sin tener
en cuenta las obras, pero es condicional para el hombre pues él es libre de aceptar o rechazar
la salvación (Geisler, 2006, pág. 72). De esta manera, la expiación es limitada, pero sólo en
aplicación; “el calvinista moderado sostiene que aunque solo serán salvos quienes crean, Dios
desea, sin embargo, que todos lo sean” (Geisler, 2006, pág. 72). Además, la gracia no es tan
irresistible como pensaban Agustín y Calvino, pues un elegido puede rechazar el regalo de
la salvación. Sin embargo, una vez aceptada esta gracia, no puede perderse.

7
Según la posición de Norman Geisler: “Calvinismo Moderado de los Cinco Puntos”.
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Bibliografía
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