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PROFESIONALIZACIÓN
DOCENTE Y ESCUELA
PÚBLICA EN MÉXICO
1940-1994
ASESOR:
M.E. LILIDET MARTÍNEZ HERNÁNDEZ
INTEGRANTES:
DZOARA CINTIA CADENA GONZÁLEZ
ZAIRA VIVIANA GARCÍA HERNÁNDEZ
ROSALINDA GARCÍA RODRÍGUEZ
ALEJANDRA ISABEL MONTES DE OCA SOBERANO
PAULINA GUADALUPE MOSQUEDA RODRÍGUEZ
JUDITH IRASEMA ROMÁN GARRIDO
TOMÁS HERNÁNDEZ AGUILAR
La tarea del Estado no era sólo educativa y cultural. Para Justo Sierra el Estado debía
realizar las tareas que en otras circunstancias quedaban en manos de otras iniciativas de la
sociedad civil. El estado no solo le correspondía poner las condiciones generales (jurídicas
y regulativas) para el desarrollo del capitalismo, sino que debía él mismo asumir funciones
activas como promotor y productor tanto en el campo de las relaciones económicas y
sociales como en el campo que a nosotros nos interesa: el de la educación y la cultura.
Gabino de la barrera, el primer ideólogo del liberalismo en el poder. Expresa que la nueva
exigencia correspondía en el educador de una doctrina positiva. Una educación positiva que
constituye en un ingrediente el poder. Por otro lado Emilio Rabasa, respecto a la educación indígena
advertía que antes de enseñarle a leer era necesario la libertad al indio.
Se crea la ley orgánica de instrucción pública en 1867 con la finalidad de atender las
necesidades educativas que padece la sociedad mexicana con tres características básicas:
Obligatoriedad.
La gratitud.
Laicismo.
Que son reitera por la legislación en 1874, 1888 y 1908. La educación obligatoria se imponía
porque no estaba distribuida entre las clases sociales. Tenía un destinatario aquellos que a pesar de
sus condiciones experimentaban esta necesidad. El estado capitalista moderno se define como un
estado representativo del pueblo nación. Se basa pues en el concepto de ciudadano libre y liberado
de toda dependencia de grupo o cuerpo ajeno al Estado.
Baranda expresa con claridad cuál era la dirección a seguir. “El Estado no se suicida –decía- y
suicidarse seria mostrar indiferencia respecto a la instrucción de la juventud, en la que todos los
pueblos antiguos y modernos, bajo distintas formas de gobierno, han vinculado su fuerza, y su gloria
y su porvenir. La homogeneización era en ese momento el objetivo prioritario. Unificar la legislación,
los reglamentos escolares, el contenido y los métodos de la enseñanza en todo el territorio de la
Nación, para poner la educación al compás del desarrollo material del país.
El congreso de instrucción pese a su gran relevancia como instancia de discusión de los grandes
temas que hacen a la educación de la época no resuelve las contradicciones que se derivan de la
aceptación simultánea del principio de la homogeneización y de la libertad de enseñanza. Por otra
parte se persigue abatir las diversidades espirituales que dividen el alma mexicana. La educación
impartida por las instituciones tradicionales inculcará el contenido que “libremente” elijan eso es,
inculcará aquellos valores que corresponden con sus propios intereses, mientras que la educación
oficial deberá inculcar una cultura aséptica que no podrá ser ni religiosa… ni atea. En efecto, La ley
de educación primaria para el distrito y territorios federales de 1908 sancionado durante el
ministerio de sierra definirá a la educación oficial como laica “o como es lo mismo neutral respecto
de todas las creencias religiosas, y se abstendrá, en consecuencia, de enseñar, defender o ataca a
ninguna de ellas”
El precepto indica claramente que el régimen porfirista no tenía ningún interés en polemizar
con la iglesia católica mexicana, si no por el contrario se mostraba partidario del establecimiento de
relaciones de convivencia que reflejan la ausencia de intereses contradictorios entre ambos
poderes.