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FACULTAD DE DERECHO Y CIENCIAS POLÍTICAS

TEMA:
RENUNCIA TOTAL O PARCIAL

DOCENTE:
TOLEDO ANAYA, LUCILA GRACIELA

INTEGRANTES:
 TIRADO PALOMINO, CARLA CECILIA
 TEODORO AYALA, JOHON YELTSIN
 PERALTA MOYA, JAZMIN
 JULCARIMA NUÑEZ, VICTORIA
CURSO:
DERECHO MINERO
CICLO:
X
AULA:
307
TURNO:
NOCHE

LIMA – PERÚ
2018
RENUNCIA TOTAL O PARCIAL

DEDICATORIA

Dedico este trabajo a Dios, a


nuestros padres, profesora y a
nuestros compañeros de clases por
su apoyo constante en nuestra
realización personal y profesional.

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RENUNCIA TOTAL O PARCIAL

ÍNDICE

Pág.

INTRODUCCIÓN ............................................................................................... 4

CAPITULO I

RENUNCIA TOTAL O PARCIAL DE LA CONCESION MINERA

1.1 ANTECEDENTES HISTORICOS ..................Error! Bookmark not defined.

1.2 CONCEPTO DE RENUNCIA ........................Error! Bookmark not defined.

1.3 A QUE CONCESIONES SE PUEDE RENUNCIAR ... Error! Bookmark not

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1.4 CLASES DE RENUNCIAS ............................Error! Bookmark not defined.

1.5 CAPACIDAD PARA RENUNCIAR ...............Error! Bookmark not defined.

1.6 FORMA DE EFECTUAR LA RENUNCIA .....Error! Bookmark not defined.

1.7 PROCEDIMIENTO DE LA RENUNCIA .........Error! Bookmark not defined.

1.8 LA NULIDAD DE LA CONCESION MINERA ............ Error! Bookmark not

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1.9 CLASES DE NULIDAD………………………………………………………14

CONCLUSIONES ...................................................Error! Bookmark not defined.

RECOMENACIONES………………………………………………………………..21

BIBLIOGRAFÍA ......................................................Error! Bookmark not defined.

ANEXOS .................................................................Error! Bookmark not defined.

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RENUNCIA TOTAL O PARCIAL

INTRODUCCIÓN

La minería designa de la actividad que tienen por finalidad extraer y


aprovechar minerales por razones técnicas y legales la minería quedo
dividida en dos áreas minería común y minería de hidrocarburos, la primera
abarca el aprovechamiento de casi todos los minerales con inclusión en
nuestra legislación del carbón que por su origen debería de pertenecer al
otro sector.
La segunda comprende al aprovechamiento de los hidrocarburos,
denominación que designa todo compuesto orgánico liquido gaseoso y
solido que consiste principalmente de carbono e hidrogeno (art. de la ley
orgánica de hidrocarburos) subsume por tanto al petróleo y sus derivados
y aquellos productos que tengan una composición química similar a la del
petróleo.

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RENUNCIA TOTAL O PARCIAL

CAPITULO I

1.1 ANTECEDENTES HISTORICOS

A) LOS PRIMEROS ANTECEDENTES

Hemos visto en los acápites anteriores que el Derecho Minero y la


concesión minera, como la institución central del mismo, se remontan al
viejo derecho castellano, trasplantado al Derecho Indiano a raíz de la
conquista es de esa etapa histórica resulta difícil, en opinión del suscrito,
hablar del Derecho Minero tal cual lo entendemos hoy día. Jorge Basadre
Ayulo se refiere a un derecho oral y no escrito, propio de la civilización inca,
que se desarrolló entre los siglos XII y XVI, en cuya virtud las minas eran
trabajadas por cuenta del Inca para extraer los metales preciosos y el
cobre, surgiendo después la mita como trabajo forzado y personal por un
tiempo limitado, que posteriormente "se irradió al Derecho Indiano en un
claro mestizaje jurídico". Este Derecho indiano, según el mismo Basadre
Ayulo, contiene "normas especiales y casuistas derivadas del viejo Derecho
castellano-leonés para pretender dar solución a los problemas derivados
de las actividades mineras en las Indias a medida que se van presentando
estos" (Op. cit., pág. 78). En el Derecho Indiano debemos considerar como
fuentes principales las Ordenanzas de Toledo de 1574, la Nueva
Recopilación, la Novísima Recopilación de 1680, las Ordenanzas Antiguas
del Perú, también conocidas como las Ordenanzas de Ballesteros., por el
nombre del funcionario virreinal que las recopiló y publicó en 1752 para su
aplicación en nuestro país (Op. cit., pág. 81).

B) ORDENANZAS DE MINERÍA

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Finalmente debemos tener en cuenta las Ordenanzas de México o Nueva


España dictadas por el Rey Carlos III en mayo de 1783 y puestas en
vigencia

en el Perú en diciembre de 1785, con 56 modificaciones legales


denominadas "Declaraciones de Escobedo”. Con dichas Ordenanzas, en
opinión del suscrito, se inicia propiamente el Derecho Minero como rama
autónoma de las ciencias jurídicas. Conforme se ha mencionado, las
Ordenanzas rigieron en todos o casi todos los dominios españoles de
América y continuaron vigentes después de la Independencia hasta muy
avanzado el siglo XIX, y concretamente en el Perú hasta el 31 de diciembre
de 1900.
¿Cuál es la característica fundamental de las Ordenanzas de Minería?
Francisco García Calderón la resalta en los siguientes términos: "Como
base de las disposiciones que vamos a insertar debe tenerse presente que
las minas se consideran como bienes nacionales; y que los jueces del
ramo, en nombre del Estado, conceden la propiedad de ellas a los
denunciantes y descubridores. Para adquirir la propiedad de una mina
deben concurrir los requisitos que se indican en el artículo Denuncia de
Minas" (GARCÍA CALDERÓN, Francisco. Diccionario de Legislación
Peruana, Segunda edición, Tomo 2, Lima, París, 1879, pág. 1339). Luego
García Calderón en el referido artículo formula las siguientes precisiones:
"Las minas que a nadie han pertenecido, se adjudican al que las descubra;
y las que han estado en propiedad particular, y han sido abandonadas por
sus poseedores, pueden ser denunciadas para que se adjudiquen al
denunciante… Las minas son propiedad del Estado. Sin embargo, se
conceden a los particulares en propiedad y posesión; de manera que
puedan venderlas, per-mutarlas, arrendarlas, donarlas, dejarlas en
testamento por herencia o manda, o enajenar de cualquier otra manera el
derecho que en ellas les pertenezca, en los mismos términos que lo
posean, y en personas que puedan adquirirlo".

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RENUNCIA TOTAL O PARCIAL

Seguidamente García Calderón alude al condicionamiento de las


concesiones: "Esta concesión se entiende bajo dos condiciones; que han
de contribuir al gobierno con la parte de metales señalada; y que han de
labrar y disfrutar las minas, cumpliendo lo prevenido en las Ordenanzas; de
suerte que se tendrán por perdidas, y se adjudicarán al que las denuncie,
siempre que se falte al cumplimiento de aquellas disposiciones en que así
se prevenga" (Op. cit., Tomo 1, pág. 705, arts. 1, 2, 3, Título 5 Ord. de Min.).
Se podía descubrir, solicitar, registrar y denunciar cualquier tipo de mineral,
metálico o no metálico, incluyen oro, plata, piedras preciosas, así como
metales básicos.
En abril de 1873 se dictó una ley sobre la explotación del carbón de piedra
y del petróleo, el primero de los cuales no había sido regulado por las
Ordenanzas de Minería y el segundo simplemente no era conocido sino
hasta mediados del siglo XIX. La explotación de ambos se sujetó a la
mencionada ley y supletoriamente a las Ordenanzas. En su Artículo 3° se
estableció que la medida superficial de la pertenencia era de 40,000 m2,
debiéndose presentar para su registro los títulos al Tribunal de Minería de
Lima dentro de los 4 meses de concedido el amparo. Posteriormente una
Ley de enero de 1877 creó un impuesto de 15 soles semestrales sobre
cada cuadratura o pertenencia, en posesión o amparo, de cualquier
dimensión que sea, incluyendo las de carbón y petróleo. Los dueños de las
minas estaban obligados a pagar puntual y continuamente dicho impuesto
que adquirió la condición de requisito esencial para la posesión y propiedad
legal de la mina, sea que se trabaje o no. La falta de pago del impuesto en
un semestre, determinaba la pérdida indefectible de los derechos de
propiedad y posesión. Adicionalmente los titulares de derechos sobre
pertenencias de minas, trabajadas o no, debían presentar a la diputación
territorial respectiva, una copia legalizada de sus títulos dentro de un plazo
de 6 meses. Las pertenencias mineras cuyos titulares no cumplieran con
esa obligación, volvían de hecho al dominio del Estado para ser
nuevamente denunciadas. sin que el antiguo poseedor pudiera oponerse al
denuncio. Los extranjeros quedaron en igualdad de condiciones con los

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RENUNCIA TOTAL O PARCIAL

nacionales para el ejercicio de la actividad minera (Op. cit., Tomo 1,


pág.707).
De lo expuesto se desprenden 5 conclusiones básicas del régimen legal
lijado en las Ordenanzas de Minería, con sus modificaciones de 1873 y
1877 a) las minas eran de propiedad del Estado que sucedía a la persona
del Rey: b) el Estado podía concederlas en posesión y propiedad que
fueran explotadas por particulares; c) este derecho de posesión y
propiedad quedaba virtualmente asimilado a la propiedad civil toda vez que
podían ser objeto del tráfico jurídico como cualquier bien, siempre que se
trabajaran; d) la posesión y propiedad del concesionario estaba supeditada
al pago puntual del impuesto semestral de 15 soles por pertenencia, cuyo
incumplimiento se consideraba como una causal de extinción del derecho;
y e) a lo que debe agregarse la obligación de presentar los títulos ante la
diputación territorial, dentro de un plazo determinado, para el registro del
derecho y el ejercicio futuro del mismo. El incumplimiento de esta obligación
al vencimiento del plazo (30 de junio de 1877) acarreaba también la
extinción del derecho. Se trataba, por lo tanto, de una concesión sujeta a
condición resolutoria.

C) CÓDIGO DE MINERÍA DE 1901

Dicho cuerpo de leyes fue aprobado por el presidente López de Romaña,


en base a un proyecto final preparado por la Sociedad Nacional de Minería,
de conformidad a una Resolución Legislativa dictada en 1896 que facultó
al Poder Ejecutivo para ponerlo en vigencia. El Código mereció fuertes
críticas al momento de su dación por su carácter excesivamente privatista.
Así lo señala Jorge Basadre Ayulo aludiendo a unas severas objeciones
formuladas por el catedrático de San Marcos Manuel Santos Pasapera (Op.
cit. pág. 88). En efecto, el Título l de dicho Código se refirió a la propiedad
minera, a la que calificó una vez adquirida legalmente de "irrevocable y
perpetua como la propiedad común" (Artículo 5°). solo sujeta a caducidad
por la falta de pago del impuesto anual de 30 soles por pertenencia

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RENUNCIA TOTAL O PARCIAL

establecido en su Artículo 28°. El Código de 1901 no aludió explícitamente


al dominio originario del Estado, por lo que en rigor ese cuerpo normativo
podría haber sido encuadrado dentro del sistema de res nullius, de no haber
existido en el Perú una fuerte tradición en sentido contrario, reforzada por
la causal de caducidad antes mencionada.
Por lo demás, conforme se ha indicado en acápites precedentes, el Código
permitió el sistema de accesión a favor del propietario del suelo respecto
los minerales no metálicos existentes en el suelo de su concesión. El
Código de 1901 comprendió dentro de sus alcances a los yacimientos de
sustancias minerales o fósiles susceptibles de utilización industrial. a las
haciendas de beneficio y los sitios para su construcción, las aguas
requeridas para fuerza motriz y uso de las minas y de las haciendas de
beneficio. así como los escoriales, relaves y desmontes. De otro lado
excluyó a los depósitos de guano, al salitre, bórax y sales alcalinas, que
estaban sujetas a su ley especial, y a los yacimientos de sal, así como a
los pozos de agua salada. De acuerdo a dicho ordenamiento legal "la
propiedad de las minas era separada y distinta de la del terreno o fundo
superficial, siendo su dominio transferible con arreglo a las leyes comunes
y las disposiciones especiales del Código". Igualmente. el Código
estableció que "la concesión de la propiedad minera solo puede hacerse
por la autoridad competente y en la forma que el Código determina". La
propiedad minera confería el derecho de explotación y libre disposición de
todas las sustancias objeto de esta clase de propiedad, contenidas dentro
de los planos verticales trazados por los lados del perímetro de la
concesión. La unidad de medida de las concesiones era la pertenencia,
definida físicamente como "un sólido prismoidal, de base rectangular, de
dos hectáreas de extensión, con 200 metros por un lado y 100 por el otro,
medidos horizontalmente en la dirección designada por el denunciante y de
profundidad indefinida en sentido vertical".
Como excepción, se dispuso que en "los yacimientos de carbón y petróleo,
en los placeres y yacimientos análogos de oro, platino, estaño, etc., las
pertenencias serían de base cuadrada con lados de 200 metros". O sea,

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RENUNCIA TOTAL O PARCIAL

tales pertenencias eran de 4 hectáreas. Este artículo comprendió dentro del


Código al carbón y al petróleo, que anteriormente habían estado regidos
por la Ley de abril de 1873. El petróleo solo volvió a separarse legalmente
de la minería, y esta vez para siempre, con la Ley N° 4452 dictada en los
inicios de la década del 20 del siglo pasado. La concesión minera podía
tener hasta 60 pertenencias, de lo que se desprende que la extensión
máxima de cada concesión, conforme al Código de 1901, era de 120
hectáreas, salvo las de carbón y petróleo que podían ser de 240 hectáreas.
Los extranjeros quedaron en la misma situación que los peruanos para la
adquisición de las minas en las formas establecidas por el Código.
En suma, el Código de 1901 se caracterizó por su espíritu liberal,
morigerado por la estructura administrativa y jurisdicción minera puesta en
manos del Poder Ejecutivo a través del Ministerio de Fomento y de diversos
organismos bajo su dependencia. También se caracterizó por su aparente
simplicidad y orden, así como por la preferencia otorgada al concesionario
minero para la utilización de los terrenos superficiales frente a los derechos
de sus propietarios. El concesionario recibió el derecho a expropiar a falta
de acuerdo con tales propietarios. El Código de 1901 rigió durante casi 50
años con múltiples enmiendas y modificaciones. siendo finalmente
derogado por el Código de Minería de 1950, promulgado mediante el
Decreto Ley N° 11357 en mayo de dicho año, durante la fase estrictamente
militar del gobierno del general Odría. Esa promulgación se produjo como
consecuencia de una fuerte presión de la minería privada, que criticaba la
excesiva complejidad generada por los sucesivos cambios legales y las
cargas impositivas de carácter ciego.

D) Código de Minería de 1950

El Artículo 1° del referido Código de 1950 señaló que "las sustancias


minerales de toda naturaleza que se encuentren en el suelo y en el
subsuelo del territorio nacional, son bienes de propiedad del Estado,
salvo los derechos legalmente adquiridos. Todo lo relativo a su

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explotación por los concesionarios es de utilidad pública y se regirá por


las disposiciones de este Código". Cabe resaltar el respeto a los
derechos legalmente adquiridos, frase proveniente del texto del Artículo
37° de la Constitución de 1933, entonces vigente, cuya inclusión en
ambas normas atemperó la declaración dominial. Luego en el Artículo
3° se definió el concepto de concesión al señalarse que: "El Poder
Ejecutivo concederá a las personas naturales y jurídicas, nacionales o
extranjeras de derecho privado que lo soliciten, el derecho para explorar
hasta por cinco años o para explotar indefinidamente toda clase de
sustancias minerales y fósiles susceptibles de ser industrialmente
utilizados, en la forma y con las facultades y obligaciones establecidas
en este Código". El Código de 1950 estableció dos tipos de
concesiones, las de exploración por un plazo de hasta de 5 años, y las
de explotación por un plazo indefinido, provenientes de la
transformación de las anteriores o de un denuncio formulado
directamente para explotación.
En el Artículo 7° se reiteró la distinción entre suelo y subsuelo: "La mina
es un inmueble distinto y separado del terreno superficial en el que está
ubicada, aunque su concesionario sea también propietario del suelo".
La unidad de medida de la concesión minera fue señalada en el Artículo
23° como "un sólido de profundidad indefinida limitado en el terreno por
los cuatro planos verticales correspondientes a un cuadrado horizontal
de una hectárea de superficie". Con arreglo al Artículo 24°, la extensión
de las concesiones podía ser de una a mil hectáreas y en rectángulos
cuyos lados guarden entre sí una proporción que no exceda de uno a
diez. De acuerdo al Artículo 27° del Código la concesión minera
otorgaba a su titular un derecho real sobre las sustancias contenidas en
la misma, cuyo título era irrevocable e indefinido como el de la propiedad
común, que caducaba solamente por las causales establecidas en el
Código.
Las causales de caducidad estaban referidas exclusivamente, conforme
al Artículo 68° del Código, a la falta de pago del canon y sobrecanon

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territorial durante dos años consecutivos. El Código de 1950 estableció


una clarísima preferencia a favor del concesionario minero sobre el
propietario del terreno superficial que podía ser expropiado y objeto de
toda clase de servidumbres en aras de la explotación minera. Asimismo,
confirió al concesionario minero el libre uso del terreno superficial de la
concesión para el fin económico de la misma, en el caso de ser del
Estado y de las municipalidades. También le otorgó el derecho a utilizar
gratuitamente los terrenos eriazos ubicados fuera del perímetro de la
concesión.
Es digno de mencionar que el Código de 1950 dedicó el Título VIII de
su Capítulo I, Artículos 75° a 80° inclusive, a regular la utilización por el
Estado de su propiedad minera. En dichos artículos se estableció que
el Estado podía decretar la exploración de zonas mineras, con la misma
forma y dimensiones de las concesiones. Igualmente, que podía
transformar tales concesiones a explotación e inscribirlas en el Registro
de Concesiones y Derecho Mineros, después Registro Público de
Minería, hoy Registro de Derechos Mineros de la SUNARP,
señalándose que los plazos para exploración y transformación de las
concesiones a explotación eran los mismos que los establecidos para
las concesiones mineras otorgadas a personas o empresas privadas.
En la Exposición de Motivos del Código se indicó que el Estado podía
explorar o explotar su riqueza minera "directamente por organismos
estatales o por medio de compañías o sindicatos fiscalizados que se
establezcan con tal objeto".
El Código de Minería de 1950, a diferencia de su antecesor, destacó
con indiscutible nitidez el dominio originario del Estado sobre las
sustancias minerales, con la excepción de los derechos adquiridos. Al
mismo tiempo se caracterizó por ser un instrumento legal privatista en
cuanto que impulsó la actividad minera privada con exoneraciones
tributarias. Asimismo reiteró el carácter irrevocable de la concesión, solo
susceptible de caducidad por la falta de pago del canon y sobrecanon
en su caso durante dos años consecutivos, si bien sus montos fueron

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sustancialmente elevados en la década del 60 del siglo pasado.


Finalmente, el Código de 1950 previó legalmente la explotación por el
Estado de su riqueza minera bajo la forma de concesión, lo que de
hecho venía sucediendo con la Corporación Peruana del Santa, entidad
estatal a la que en 1945 le fueron concedidos los yacimientos de hierro
de Marcona y cuya explotación fue luego contratada con una empresa
norteamericana.

E) LEY GENERAL DE MINERÍA, DECRETO LEY N° 18880

En junio de 1971, el gobierno militar del general Velasco, nacido de la


revolución del 3 de octubre de 1968, promulgó mediante el Decreto Ley
N° 18880 una Ley General de Minería que derogó el Código de 1950, y
que vino a ser una de las piedras angulares de las reformas
estructurales aplicadas por ese régimen. Esta ley tuvo su antecedente
inmediato en el Decreto Ley N° 18225 dictado en 1970, así como en
diversos dispositivos expedidos por el gobierno militar el año anterior,
que modificaron las normas sobre caducidad de las con-cesiones en
base al amparo por el trabajo, que en el Perú había sido descontinuado
desde el Código de 1901.
El Artículo II del Título Preliminar de la Ley reiteró que "son bienes de
propiedad del Estado, inalienables e imprescriptibles, los yacimientos
minerales, cualquiera que sea la naturaleza de las sustancias que
contengan". El Artículo III del mismo Título incluyó como elemento
determinante la explotación por el Estado de su riqueza minera, que en
el Código de 1950 solo había sido enunciado como posibilidad, al
establecer que "la actividad empresarial del Estado es factor
fundamental en el desarrollo de la industria minera". El Artículo IV
condicionó los derechos de la concesión al sistema de amparo por el
trabajo y en el Artículo V la industria minera fue nuevamente declarada
de utilidad pública. El Artículo VII señaló que la "función primordial de la
industria minera es coadyuvar al desarrollo económico y social del país"

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y en el Artículo VIII se puso énfasis en las condiciones de bienestar y


seguridad de los trabajadores mineros, concepto que ya estaba
presente en el Código de 1950 pero enunciado de una manera menos
categórica.
El Artículo 8° de la Ley General de Minería señaló, repitiendo las leyes
precedentes, que "la concesión minera es un inmueble distinto y
separado de la superficie en donde está ubicada" en virtud de la cual se
otorgaba a su titular un derecho real consistente, conforme a los
Artículos 13° y 14°, en el derecho a explorar por un plazo de 5 años
(tratándose de las concesiones de exploración) y de extraer los
productos minerales (tratándose de las concesiones de explotación),
para convertirse en propietario de las sustancias minerales extraídas.
La unidad de medida fue definida en los mismos términos que el Código
de 1950, teniendo la concesión una extensión mínima de una hectárea
y una máxima de mil, Los derechos del concesionario sobre el terreno
superficial de la con-cesión y el derecho a usar gratuitamente terrenos
eriazos, así como establecer servidumbres e incluso expropiar predios
de terceros, fueron definidos en una forma similar y quizás más
contundente de la establecida en el Código de 1950
El cambio más significativo introducido por el Decreto Ley N° 18880,
dentro de su filosofía de control estatal, fue la obligación de invertir y de
producir para mantener vigente la concesión, sin perjuicio de pagar el
canon territorial. La obligación de invertir en la concesión de exploración
fue determinada mediante una escala dineraria en función del
hectareaje y de los años de la concesión. Con respecto a las
concesiones de explotación se estableció una modalidad de inversión y
de producción mínima, conforme a un calendario de operaciones y
teniendo en consideración las reservas de mineral contenidas en la
concesión. La ley estableció causales de caducidad distintas para las
concesiones de exploración y explotación. Con relación a la segunda,
además de la antigua causal del no pago del canon territorial durante
dos años consecutivos, se establecieron cinco causales adicionales

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RENUNCIA TOTAL O PARCIAL

vinculadas al incumplimiento de las obligaciones de invertir así como de


producir. La caducidad por estos incumplimientos podía ser declarada
mediante resolución de la Dirección General de Minería.
El esquema trazado por el Decreto Ley N° 18880, de carácter complejo
y librado al criterio técnico o no de la autoridad minera, de hecho, generó
un ambiente de inestabilidad que fue perjudicial para el buen desarrollo
de la industria minera. En otras palabras, el concesionario se sintió
sujeto a una espada de Damocles que podía llevar a la caducidad de la
concesión por múltiples razones más allá de su control. Atto que debe
agregarse la desmesurada expansión del papel del Estado en la
industria minera, para lo cual se le dedicó el Título Segundo de la Parte
Primera de la Ley General de Minería. En dicho título se definió al
denominado Derecho Especial del Estado "como el derecho que este
tiene de ejercer determinada actividad de la industria minera con
excepción de la comercialización". Adicionalmente, se facultó al Estado
para decretar la no admisión de denuncios mineros, la reserva de ciertas
sustancias minerales, la creación de áreas de reserva nacional sobre
las que no era posible otorgar concesiones, la constitución de Derechos
Especiales del Estado sobre áreas de reserva nacional a favor de
Minero Perú y también para plantas de beneficio, refinación y labores
generales.
Dentro de este contexto, el Estado, por intermedio de Minero Perú, se
reservó la actividad de refinación, con la calidad de exclusiva y
excluyente en el caso del cobre, pero facultativa respecto de otros
metales. Por último, el Estado se reservó la comercialización de todos
los productos minerales, primero a través de Minero Perú y luego por
intermedio de Minpeco. Este cuadro de restricción a la actividad privada
se completó con el establecimiento de la Comunidad Minera en cada
empresa y de una supraentidad comunitaria denominada Comunidad de
Compensación Minera. Y para no dejar las cosas en el papel, además
de la creación de Minero Peru en 1970 mediante Decreto Ley N° 18225,
en 1973 se expropio la Cerro de Pasco Corporation y en 1975 la

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Marcona Mining Company, para cuyo efecto se constituyeron Centromin


y Hierro Peru, que conformaron el poderoso complejo de las empresas
estatales mineras.

RENUNCIA DE LA CONCESION MINERA

1.2 CONCEPTO DE RENUNCIA

La legislación minera ha establecido que las concesiones mineras se extinguen


por renuncia de su titular, autorizándola así de manera expresa (art. 18 de la Ley
Orgánica sobre Concesiones Mineras). De ella se ocupan el artículo 162 del
Código de Minería y el Título IX, en los artículos 61 al 69, de su Reglamento.
Dispone el inciso 19 del artículo 162 del Código: "La concesión minera es
renunciable, sin perjuicio del derecho de terceros para oponerse a las renuncias
que los perjudiquen".

La norma mencionada se encuentra plenamente inserta en la legislación general


que permite la renuncia siempre que miren al interés individual del renunciante;
de allí que se autorice, dentro del procedimiento en el cual debe verificarse la
renuncia, la oposición de terceros que se vieran perjudicados con tal renuncia.
La importancia de la renuncia, pues, radica en el hecho de que extingue la
concesión sin transferirla a un tercero, lo que no ocurre, por ejemplo, en caso de
desamparo, cuando la concesión es adjudicada a un tercero en la subasta
correspondiente.

Citando a autores como:

Martin Belaunde Moreyra, dice: RENUNCIA “La renuncia consiste en la suelta o


dejación voluntaria y expresa de algún derecho minero sea en la fase del petitorio
o cuando ya se hubiere otorgado la concesión. La renuncia constituye una causal
de extinción conforme al Artículo 58° del TUO”. (BELAUNDE,2015)

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RENUNCIA TOTAL O PARCIAL

Para Sergio Gómez Núñez, “La renuncia es un acto unilateral de voluntad del
titular de un derecho que tiene por finalidad extinguir ese derecho. Para que la
renuncia sea válida sólo debe afectar el interés individual del renunciante y no
estar prohibida su renuncia (art. 12 del Código Civil), (GOMEZ,1991)”.

1.3. QUE CONCESIONES SE PUEDE RENUNCIAR:

Se puede renunciar tanto a la concesión de exploración como a la concesión de


explotación o pertenecía que ya estén constituidas (art 61 del reglamento del
código minero)

De lo que se deduce que ni el pedimento ni la manifestación son susceptibles de


renuncia, así como tampoco la concesión que está en trámite de constituirse sin
perjuicio en que este caso puede su titular desistir de su constitución.

1.4. CLASES DE RENUNCIAS:

 La renuncia puede ser total y parcial

 La renuncia de la concesión de exploración debe ser siempre total


en tanto en que la de concesión de explotación y pertenencia
pueda ser parcial o total (art 61 inciso 3° del Reglamento de Código
de Minería).

En el caso de la renuncia parcial de la concesión, las pertenencias, que queden


en poder del renunciante deberían tener a lo menos un punto de contacto con
otra que quede en su poder Art. 61 inciso 1° del Reglamento del Código de
Minería.

1.5 CAPACIDAD PARA RENUNCIAR

Para renunciar a la concesión de exploración y a una o más pertenencias, se


requerirán las mismas facultades y el cumplimiento de los mismos requisitos que
para enajenarlas (art. 62 inciso 1 o del Reglamento del Código de Minería).

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RENUNCIA TOTAL O PARCIAL

Puesto que la enajenación importa disposición, la ley ha querido que en la


renuncia se cumpla con los mismos requisitos de aquellos actos jurídicos que
conllevan enajenación: compraventa, donación, etcétera.

Así continúa el inciso 20 de la disposición legal citada, la renuncia que haga una
persona jurídica requerirá la aprobación de los órganos que, según la ley o sus
estatutos, deban consentir; y la renuncia que afecte a un incapaz, de la
intervención del representante legal, de autorización judicial y de los demás
requisitos legales, salvo la pública subasta cuando la ley la exija para el caso de
enajenación.

1.6 FORMA DE EFECTUAR LA RENUNCIA

La renuncia deberá hacerse por escritura pública y sólo se perfeccionará por la


cancelación de la inscripción de la respectiva sentencia constitutiva o del acta de
mensura, en su caso, en relación con la concesión de exploración o la o las
pertenencias a que se haya renunciado, ordenada por el juez competente en el
procedimiento que veremos a continuación (arts. 162 inciso 20 del Código de
Minería y 61 inciso final de su Reglamento). La escritura pública de renuncia
deberá individualizar por su nombre la concesión de exploración o la o las
pertenencias a las que se renuncia, mencionando los datos de la inscripción de
la respectiva sentencia constitutiva o acta de mensura, en su caso. Deberán
insertar-se en la misma escritura los instrumentos que acrediten el cumplimiento
de las exigencias legales o estatutarias que habiliten para renunciar (art. 63 del
Reglamento del Código de Minería).

1.7 NULIDAD DE LA CONCESIÓN MINERA:

Es una sanción civil establecida por el legislador que consiste en el


desconocimiento de los efectos jurídicos del acto.

La nulidad puede surgir tanto de la violación de normas de orden público como


privado. De ello se derivan, en general, consecuencias diversas, dependiendo
de la naturaleza de las normas violadas.

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RENUNCIA TOTAL O PARCIAL

El artículo 70 de la Constitución Política del Estado establece las normas de


derecho público a que necesariamente deben someterse en su actuación los
órganos del Estado, su competencia y atribuciones, sancionando con nulidad
todo acto realizado en contravención a dichas normas.

El artículo 1681 del Código Civil señala que "es nulo todo acto o contrato a que
falta alguno de los requisitos que la ley prescribe para el valor del mismo acto o
contrato, según su especie y la calidad o estado de las partes".

Agregando que la nulidad puede ser absoluta o relativa.

Por su parte, el artículo 10 del Código Civil expresa: "Los actos que prohíbe la
ley son nulos y de ningún valor; salvo en cuanto designe expresamente otro
efecto que el de nulidad para el caso de contravención".

El artículo 1462 del Código Civil señala que "hay un objeto ilícito en todo lo que
contraviene al derecho público chileno", y dispone el artículo 1682 del mismo
cuerpo legal: "La nulidad producida por un objeto o causa ilícita, y la nulidad
producida por la omisión de algún requisito o formalidad que las leyes prescriben
para el valor de ciertos actos o contratos en consideración a la naturaleza de
ellos, y no a la calidad o estado de las personas que lo ejecutan o acuerdan, son
nulidades absolutas".

Cualquiera otra especie de vicio produce nulidad relativa, y da derecho a la


rescisión del acto o contrato.

Finalmente, y al tenor de las disposiciones generales contenidas en el artículo


1683 del Código Civil, la nulidad absoluta puede y debe ser declarada por el juez,
aun sin petición de parte, cuando aparece de manifiesto en el acto o contrato;
puede alegarse por todo el que tenga interés en ello, excepto por el que ha
ejecutado el acto o celebrado el contrato, sabiendo o debiendo saber el vicio que
lo invalidaba; puede, asimismo, pedirse por el ministerio público en el interés de
la moral o de la ley; y no puede sanearse por la ratificación de las partes ni por

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un lapso de tiempo que no pase de cierto número de años que la misma ley
señala.

1.8 LA NULIDAD DE LA CONCESION MINERA

El legislador, teniendo por base las disposiciones generales relativas a la nulidad


y las contenidas en el antiguo Código de Minería, estableció diversas causales
en cuya virtud es posible solicitar la nulidad de la concesión minera, aun cuando
restringió el ámbito de quienes pueden solicitarla.

Y puesto que las disposiciones que rigen la constitución de la concesión minera


son normas de derecho público, la nulidad que recae en ella es absoluta.

Sin embargo, la nulidad en materia minera importa ciertas restricciones, ya que


no puede ser declarada de oficio por el juez cuando no haya habido petición de
parte, aunque aparezca de manifiesto, ni tampoco podrá ser solicitada por
cualquiera que no tenga interés actual en ella.

Estableciéndose que el interés es actual cuando éste existía al momento en que


se produjo el vicio en que se fundamenta la acción de nulidad y, además,
subsiste a la fecha en que se interpone dicha acción (art. 97 inciso 20 del Código
de Minería).

Del ámbito de aplicación del artículo 97 referido puede desprenderse que el


requisito habilitante de tener interés actual no resulta aplicable en caso de
impetrarse la nulidad por violación al artículo 7o de la Constitución Política del
Estado, que está destinado a cautelar principios generales de recta justicia y
ordenamiento legal. Así se deduce de la simple lectura del artículo referido que
circunscribe exclusivamente el requisito de interés actual a las causales de
nulidad del artículo 95 del Código.

Pero resulta obvio que, desde un punto de vista estrictamente jurídico, para
solicitar nulidad es menester tener interés y que este interés surja como
consecuencia de la infracción.

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Recordemos, en todo caso, que cualquiera sea el hecho que se alegue, todo
acto es válido mientras no se declare judicialmente su nulidad.

Finalmente, y en otro ámbito, si bien debemos considerar que la nulidad está


preferentemente referida a la concesión minera, no existe impedimento - en
nuestra opinión para que, de conformidad a las disposiciones generales sobre la
materia, ésta pueda impetrarse res-pecto de una concesión en trámite cuando
en su procedimiento de constitución se ha faltado a alguna norma de derecho
público, cumpliendo, por cierto, con los requisitos exigidos por la ley para
solicitarla.

Evidentemente que será necesario considerar la oportunidad procesal en que


haya de solicitarse esta nulidad, habida consideración de lo establecido en el
artículo 86 del Código, que dispone que, dictada la sentencia constitutiva de la
concesión, quedan saneados todos los vicios procesales en que se pueda haber
incurrido en su tramitación. Constituye ésta una verdadera norma de clausura
respecto de esas nulidades.

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CONCLUSIONES

La renuncia total o parcial a la concesión minera es dejar de usa y perder los


derechos voluntariamente sobre una o más cuadriculas (cada cuadricula es de
100 hectáreas) que tenga la concesión respetando para ello procedimientos y
formas.

La legislación minera en el Perú ha tenido varios cambios en el transcurso del


tiempo, las causales de extinción de las concesiones mineras, como lo es el caso
de la renuncia, para la que hay que seguir procedimientos establecidos,
parámetros especiales y lineamientos específicos permiten el control del proceso
de renuncia total o parcial de la concesión minera para evitar o prevenir acciones
ilegales.

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RECOMENDACIONES

La ley general de minería debe actualizar las normas que rigen la explotación de
los minerales de manera que mantenga su vigencia con los avances científicos
incluso de aquellos minerales aun no descubiertos como lo fue el caso del
petróleo en el siglo XIX.

Si bien, el mayor acierto de la legislación peruana en general desde el año 1900


hasta la fecha ha sido el que la legislación dictada ha sido formulada o propuesta
en forma conjunta por el Estado y los empresarios, se fortalece la minería ilegal
con un sistema de permisos excesivos que debe ser destrabada de todas las
exigencias que las diferentes leyes se han dictado, existen más de 220 pasos
para cumplir con el sistema actual que impiden operar, mientras en otros países
como Canadá solo tiene una entidad encargada de dar luz verde a las
operaciones. La minería formal, debería iniciar sus operaciones, al igual que los
informales, sobre la base de firmar un convenio de Fiel Cumplimiento.

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BIBLIOGRAFIA

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ANEXOS

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Fig. 1 Legislación minera a lo largo de la historia del Perú republicano

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