La Guerra de la Independencia de los Estados Unidos fue un conflicto
armado entre las Trece Colonias Británicas y el reino de Gran Bretaña, en el marco de la Revolución Americana (o Revolución de las Trece Colonias), que estalló el 19 de abril de 1775 con las Batallas de Lexington y Concord. Un mes después se reunió en Filadelfia el Segundo Congreso Continental donde se autoproclamó el gobierno autónomo de las Colonias Unidas de América y se ordenó la creación del Ejército Continental, cuyo comandante en jefe designado fue el general George Washington. Al principio de la guerra los colonos se encontraban en clara desventaja militar y los primeros combates les fueron desfavorables (como en la batalla de Bunker Hill) pero pronto lograrían Washington lograría reunir un ejército con el que lograría victorias estratégicas. Las Trece Colonias Británicas inicialmente ofrecieron lealtad a la corona británica, pero demandaban autonomía para autogobernarse. Jorge III no escuchó a los colonos y los declaró como rebeldes. Desde abril de 1776 Francia y España apoyaron la causa estadounidense con armas, municiones y otros suministros. El 4 de julio de 1776, el congreso continental adoptó la Declaración de independencia de los Estados Unidos, en cuya redacción participaron personajes ilustres como Thomas Jefferson, Benjamín Franklin y John Adams, entre otros. Después de la victoria estadounidense en la Batalla de Saratoga en 1778, Francia entró formalmente en la guerra como aliada de las colonias norteamericanas y España en 1779. Guerra de la independencia de los Estados Unidos Los enfrentamientos militares a gran escala en territorio norteamericano culminaron en octubre de 1781 con la decisiva victoria franco-estadounidense en la Batalla de Yorktown. Sin embargo, aunque los estadounidenses predominaban en tierra, Gran Bretaña mantenía la supremacía indiscutible de los mares y otros focos de enfrentamiento aun persistían. Después de un período de ocho años en el que se desarrollaron por lo menos 236 batallas por la independencia, y ante esa desigual distribución de las capacidades bélicas, parecía claro que un desenlace militar era poco probable. Las negociaciones de paz se iniciaron tras la derrota británica en Yorktown y culminaron con la firma del Tratado de París en 1783.