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ÍNDICE
1.- Introducción……………………………………………………………………………………….3
2.- Biografía……………………………………………………………………………………………..4
5.1. La idea…………………………………………………………………………………………….7
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INTRODUCCIÓN:
La historia sólo debe recoger puramente lo que es, lo que ha sido, los acontecimientos
y actos. Es tanto más verdadera cuanto más exclusivamente se atiene a lo dado -y
puesto que esto no se ofrece de un modo inmediato, sino que exige varias
investigaciones, enlazadas también con el pensamiento-cuanto más exclusivamente se
propone como fin lo sucedido.
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Georg Wilhelm Friedrich Hegel
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Principales obras de Hegel:
Grupo III: no redactados por Hegel como tales. Editados por la Sociedad
de Amigos
Lecciones sobre:
• Estética
• Filosofía de la historia
• Historia de la filosofía
• Filosofía de la religión
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LA VISIÓN RACIONAL DE LA HISTORIA UNIVERSAL
Tenemos, por lo tanto, ya dos fundamentos para la reflexión que se inicia: la razón rige
la historia universal, y la historia universal tiene un fin universal. Hay que aclarar, sin
embargo, que la afirmación "la razón rige la historia" no es un supuesto, sino el
resultado de una consideración sobre la historia, es decir, tras conocer
pormenorizadamente el conjunto de la historia universal, llegamos a conocer "el curso
racional y necesario del espíritu universal, el cual es la sustancia de la historia". Para
conocer el conjunto de la historia universal hay que proceder histórica,
empíricamente; esa es la primera condición, recoger fielmente lo histórico; pero no
entregados a los meros datos, como el historiógrafo corriente, sino mirando
racionalmente el mundo. "Quien mira racionalmente el mundo, lo ve racional. Ambas
cosas se determinan mutuamente".
Para conocer lo sustancial, hay que aproximarse haciendo uso de la razón; no con
reflexiones particulares, sino con el pensamiento universal. La filosofía de la historia no
tiene por objeto ningún aspecto individual ni contingente, sino que su objeto es la
unidad que subsume a todas las particularidades, el principio concreto y espiritual de
los pueblos y su historia. "Por esto, lo primero para ella no son los destinos, ni las
pasiones, ni las energías de los pueblos, junto a las cuales se empujan los
acontecimientos; sino que lo primero es el espíritu de los acontecimientos, que hace
surgir los acontecimientos". El foco, pues, no está en las acciones que forman
materialmente la historia, sino en la razón que guía y configura su curso; la razón, en
cuanto que realizándose en la historia, es el espíritu. Podríamos plantearnos la
siguiente pregunta: ¿de qué manera actúa esta razón, de qué manera se desenvuelve
el espíritu en la realidad histórica, si estamos dejando a un lado toda la materialidad de
las pasiones y las energías de los individuos y los pueblos? La respuesta es que no
dejamos del todo fuera las pasiones y las energías; si bien no son nuestro objeto de
estudio como tal, el espíritu se manifiesta en todas las acciones individuales y en las
energías y pasiones de los pueblos; estudiamos un espíritu que se manifiesta en las
acciones particulares.
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LA IDEA DE LA HISTORIA Y SU REALIZACIÓN
LA IDEA:
El espíritu tiene su centro en sí mismo, reside en sí, y en eso consiste precisamente la libertad;
su tarea es saber de sí. "El espíritu se produce y se realiza según su saber de sí mismo; procura
que lo que sabe de sí mismo sea realizado también". Aunque el espíritu, al consistir en un
"estar en sí y para sí" y por ello ser libre, necesita también ser consciente de su libertad. [No sé
si Hegel querría referirse a esto, pero quizá la necesidad de esta autoconciencia de la libertad
es porque sólo de este modo la libertad puede dejar de estar en el terreno del espíritu que se
piensa y pasa a estar en el espíritu que se realiza en la historia.] El hombre es independiente y
libre porque, al poder representarse mediante universales sus determinaciones, consigue usar
el pensamiento como mediación entre impulso y satisfacción, y tiene la capacidad de inhibir
sus impulsos, "rompe, pues, su propia espontaneidad". El hombre, por tanto, en cuanto
espíritu, es un ser que ha vuelto sobre sí mismo, y "sólo lo que vuelve sobre sí mismo es
sujeto". Cuando tratamos la historia universal, como elemento (como objeto) de la filosofía de
la historia, el individuo ya no es el individuo humano, sino que este individuo que constituye la
unidad base de acción e interacción es el pueblo. Los pueblos, así, serían los universales (los
"conceptos que tiene el espíritu de sí mismo"). Son los pueblos la unidad a partir de la cual se
da la autoconciencia del espíritu, y esta misma autoconciencia, en su expresión última, es la
autoconciencia de la libertad. Hay un juego, se explica, de universalidades que se vierten; por
un lado, el espíritu del pueblo se vierte en la concreción material de los individuos, teniendo
de este modo un ancla con la realidad concreta y material ("Las individualidades, por tanto,
desaparecen para nosotros y son para nosotros las que vierten en la realidad lo que el espíritu
del pueblo quiere"); y, en un segundo plano de relación concreción universalidad, el espíritu
universal se vierte en la forma concreta de los pueblos ("el espíritu del pueblo es, por tanto, el
espíritu universal vertido en una forma particular"). No solo esto, sino que es lugar, como ya se
ha dicho, donde tiene lugar la conciencia: "La particularidad del espíritu del pueblo consiste en
el modo y manera de la conciencia que tiene el pueblo del espíritu".
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LOS MEDIOS DE LA REALIZACIÓN:
a) La individualidad. - Esta cuestión de los medios por los cuales la libertad se produce
en un mundo, nos conduce al fenómeno de la historia misma. Si la libertad, como tal,
es ante todo el concepto interno, los medios son, en cambio, algo externo; son lo
aparente, que se expone en la historia tal como se ofrece inmediatamente a nuestros
ojos. Ahora bien, la primera visión que de la historia tenemos nos presenta las
acciones de los hombres como naciendo de sus necesidades, de sus pasiones y de sus
intereses y de las representaciones y fines que se forjan, según aquéllos; pero también
naciendo de sus caracteres y talentos.
c) Los individuos históricos.- Se puede distinguir aquí entre los fines del individuo
histórico y la concepción de que tales fines son sólo momentos en la idea universal.
Esta concepción es peculiar de la filosofía. Los hombres históricos no deben tenerla;
pues son hombres prácticos. Pero saben y quieren su obra, porque está en el tiempo y
es lo que ya existe en el interior. Su misión ha sido saber esta noción universal, la fase
necesaria y suprema de su mundo, hacer de ella su fin y poner su energía en ella. Han
sacado de sí mismos lo universal que han realizado; pero éste no ha sido inventado por
ellos, sino que existe eternamente y se realiza mediante ellos y es honrado con ellos.
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EL MATERIAL DE LA REALIZACIÓN:
d) Las esferas de la vida del pueblo.- La primera materia de esta clase es eso que
llamamos costumbres y usos de los pueblos. La moralidad natural y la relación familiar
pertenecen a este aspecto. Ambas están determinadas por la naturaleza del Estado.
Así, por ejemplo, el matrimonio puede ser poligámico, poliándrico, monogámico. Pero
en los Estados cristianos sólo puede existir el matrimonio de un solo varón con una
sola mujer, porque sólo en este matrimonio recibe cada parte su pleno derecho.
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EL CURSO DE LA HISTORIA UNIVERSAL
El concepto de la evolución:
Aquí sólo he de advertir que el espíritu comienza por su infinita posibilidad; la cual es
una mera posibilidad que contiene su absoluto contenido como algo en sí, como el fin
que el espíritu sólo alcanza en su resultado, resultado que sólo entonces es su realidad.
El progreso aparece así en la existencia como avanzando de lo imperfecto a lo más
perfecto; pero lo imperfecto no debe concebirse en la abstracción, como meramente
imperfecto, sino como algo que lleva en sí, en forma de germen, de impulso, su
contrario, o sea eso que llamamos lo perfecto. Asimismo la posibilidad alude, por lo
menos, de modo reflejo a algo que debe llegar a realidad; la dynamis aristotélica es
también potentia, fuerza y poder.
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El comienzo de la historia:
Esta condición de que exista una historia escrita ha sido causa de que haya
transcurrido sin historia esa labor inmensa y variada que supone el crecimiento de las
familias en tribus, de las tribus en pueblos y la dispersión consiguiente a tal aumento,
que permite presumir grandes complicaciones, guerras, revoluciones y decadencias.
Más aún; así se explica que la difusión y elevación del reino de la palabra se haya
verificado calladamente y haya permanecido en el silencio. Es un hecho atestiguado
por los monumentos que las lenguas se han desarrollado mucho en el estadio inculto
de los pueblos que las hablaban. La inteligencia hubo de desenvolverse
poderosamente en este terreno teórico.
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La marcha de la evolución:
Este progreso, esta serie de fases, parece ser un progreso infinito, conforme a la
representación de la perfectibilidad, un progreso que permanece eternamente lejos
del fin. Aunque en el tránsito a un nuevo principio el contenido del anterior es
comprendido de un modo más universal, es lo cierto que también la nueva forma es
una forma determinada. Por otra parte, la historia trata de la realidad, en la cual lo
universal tiene que presentarse como un modo determinado.
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