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haberse dado con la fórmula que comprenda la variedad de aspectos que este género
encierra y que comprende no sólo los libros de viaje, sino también otros tipos de
implican un mundo exterior que cambia, mientras que la identidad del observador se
viajes, afirmando que estos últimos son un género peculiar y fronterizo que encaja
placentero, que sería propio de la literatura de viajes. Este criterio "utilitario" serviría,
en una primera aproximación, para deslindar los viajes reales de la ficción literaria; pero
conviene que nos detengamos más en ese carácter fronterizo o híbrido que casi todos
1
Wanner, D. "Excursión en tomo al viaje" en Literatura de Viajes. El Viejo Mundo y el Nuevo, S. García
Castañeda (coord.). Madrid.Castalia-Ohio State University, 1999, pág. 18
2 Villar Dégano J. F. "Paraliteratura y libros de viajes".Compás de letras n° 7,1995,15-32.
Relaciones e interferencias
(viajero) que, como sabemos, son condiciones básicas en la delimitación del género
autobiográfico. Al igual que ocurre en éste, el libro de viajes está sometido a la prueba
de la verdad, quizá en mayor grado, porque su discurso no sólo intenta transmitir una
industriales, etc.); es decir, son textos referenciales que pretenden aportar información
sobre una realidad exterior al texto, con lo que pueden ser sometidos a contraste por
de opiniones, juicios y elecciones3. En este sentido, Isabel Freire4 señala cómo los libros
de viajes de Emilia Pardo Bazán constituyen una fuente muy rica para el conocimiento de
la escritora, puesto que puede observarse su ideología desde una perspectiva diacrónica.
Literatura epistolar: Otro punto de acercamiento entre ambos géneros es la forma que
empiezan a adoptar las crónicas de viaje a partir del último cuarto del siglo XVII: la
3 Este aspecto es destacado por Rubio Cremades en su trabajo "Recuerdos de viaje (...) de Mesonero
Romanos". En Literatura de Viajes...,(1999),págs. 159-168.
4 Freire López, I. "Los libros de viajes de Emilia Pardo Bazán: el hallazgo del género en la crónica
periodística". En Literatura de Viajes..., (1999) págs. 203-212.
5 Belén Tejerina, da como punto de partida el Nouveau voyage d'ltalie, de M. Misson , redactado en
1688. En su introducción a Viaje a Italia, de L. Fernández de Moratín. Madrid: Espasa Calpe (1991), pág.
10
entre literatura viajera y género epistolar queda sellado con firmeza en la literatura
española, según afirma Darío Villanueva6. La causa sería de índole práctica pues la
gran repercusión y cuyo tono huye de la referencia personal; hasta las muy distintas, de
el último cuarto del siglo XVII vio aparecer una forma nueva de relato imaginario,
caracterizado por la búsqueda de un realismo formal, que tiene como punto de partida dos
resultado será el viaje imaginario, cuya naturaleza y variedad en el siglo XVIII analiza
García Gual8, señalando hitos como Los viajes de Gulliver, de Swift; Robinson Crusoe,
exóticos y lejanos de los anteriores porque el humor y las impresiones del viajero lo son
todo. Un paso más en este sentido será la obra de Xavier de Maistre, cuyo título Voyage
6 Villanueva, D. "Ponz, Jovellanos, Bécquer". En El polen de ideas. Barcelona: PPU (1991), págs. 205-
226
7 Racault, J. M. "Les jeux de la vérité et du mensonge dans le profaces des recite de voyages imaginaires
á la fin de l'Age classique (1676-1726)". EnMétamorphoses du récit de voyage. Geneve.Slatkine (1986),
págs. 82-109
8 García Gual, C. "Viajes novelescos y novelas de viajes a fines del siglo XVIII". En Literatura de
Viajes..., (1999) págs. 95-104.
viajes la literatura ha ido desarrollando diferentes modelos: el relato utópico, los
ficticios recibidos como verdaderos, uno de cuyos ejemplos sería el famoso Relación
del viaje de España de Mme. d'Alnoy, responsable de muchos de los clichés que los
historia pues, como señala Soledad Porras9, en la actualidad es una abundante y precisa
rasgos que definen el libro de viajes "como documento distinto de otros documentos":
viajero.
coincide con el principio del viaje y un final que suele coincidir con su término.
-
Predominio de la descripción sobre cualquier otro recurso retórico, siendo la
-
Intersección de discursos: objetivo (descripción) y subjetivo (interpolaciones,
porque "en un libro de viajes se cruzan muchos saberes"13 y, sobre todo, su funcionalidad
(los turísticos, próximos a las guías, con grado cero respecto a la literariedad), didáctica
Sin embargo, a nuestro entender, la mayoría de los rasgos que hemos señalado
hasta aquí podrían aplicarse a otros géneros literarios, porque la presencia del yo y la
será de importancia capital para que el relato rebase la frontera que separa la escritura
psicológica de gran alcance para la comprensión del "itinerario interior" del viajero.
13
Villar Dégano, ob. cit. Este aspecto queda señalado igualmente en el trabajo de López Alonso: "Hay en
estos textos una cuidada focalización de los objetos, lo que permite informar, a su vez, al lector del saber
acumulado". En "Viaje y representación espacial".Compás de letras, n" 7, 33-45.
14 Así lo pone de manifiesto López Alonso: "La dimensión perceptiva del espacio enlaza la noción de
cambio de lugar con la transformación mental que ello supone". Ob. cit, pág. 45.
Evolución histórica
desde siempre fuera de sus horizontes originarios. Desde la Antigüedad, pasando por las
Crónicas medievales, la fama del libro de Marco Polo o los diarios y narraciones
es dentro del periodo que estudiamos cuando el viaje empieza a dibujarse como actividad
intelectual digna de ser escrita, expansión del espíritu que necesita comunicarse, con una
intención didáctica al principio, que va derivando hacia lo artístico en la mitad del siglo
siglo XIX verá grandes cambios en el modo de viajar y en sus relatos podemos pasar de la
máquina de vapor que contribuirá a una difusión de la práctica del viaje entre amplias
El siglo XVIII tiene una gran producción de literatura de viajes en Europa: muchos
intelectuales ilustrados viajaron por ella; entre los motivos que les impulsaban a ello,
estaba la costumbre del grand tour, itinerario obligado para completar la educación de la
aristocracia y que comprendía Alemania, Austria, Francia, Países Bajos y, sobre todo,
verdadera meta del viajero. Pero muchas otras veces el viaje está promovido desde el
propicia numerosos viajes en busca de nuevas aportaciones en los distintos campos del
saber. Las guías abundaron, formando parte del equipaje del viajero y algunas tuvieron un
éxito enorme, como la de La Lande, citada por Moratín y a la que remite en alguna
ocasión para ahorrarse descripciones15.
Rousseau, a través de su novela Émile (1762) y Goethe, cuyo Viaje a Italia (1786) quedó
como ejemplo de lo que un auténtico viaje representa. Guillermo Carnero16 afirma que no
hay muchas otras épocas históricas que hayan concedido tanta importancia a los viajes, y
editándose en nuestro país varios manuales o guías para el perfecto viajero. También
los viajes frivolos e inútiles17. Entre las razones que moverán a los españoles estará la de
propio país, integrarse en Europa. Fabbri18 concede el título de viajero ejemplar, según
el modelo rousseauniano, a Juan Andrés que sabe expresar en sus Cartas familiares las
intenciones comunes a tantos viajeros: hacer justicia a España, admitir la distancia que
la separaba de los demás países europeos y hacer votos para que se incorporara a ellos.
Asegura el mismo autor que "el binomio España-Europa, expresado en los términos
15
Fernández de Moratín, L. Viaje a Italia (edición crítica de Belén Tejerina).Madrid.Espasa Calpe, (1991),
pág. 242. Diremos también, por hacer justicia al autor, que tiene una escritura distanciada, irónica y directa
que puede resultar muy agradable al lector actual.
16
Carnero, G. "Los libros de viajes y las utopías en el siglo XVIII español".Historia de la Literatura
Española, Siglo XVIII (II), V. García de la Concha, dir. y G. Carnero, coord. Madrid.Espasa-Calpe, (1995),
págs. 682-706.
17
Como la de Clavijo y Fajardo [ibid. pág. 685]
18
Fabbri M. "Literatura de viajes".Historia literaria de España en el siglo XVIII, Francisco Aguilar Piñal
(ed.). Madrid.Trotta-CSIC. (1996), págs. 407-423
19
Ibid. pág. 416
En cuanto a los viajes interiores tendrán, en este siglo, un propósito
por España; además, para ir a Europa, el viajero se veía obligado a recorrer un trayecto
peninsular más o menos extenso, pero sobre todo los viajes realizados por el interior del
país revelan, según Fabbri, la profunda atención con que el viajero observa su patria:
Así Ponz, cuyo objetivo es inventariar los monumentos artísticos españoles, pretendiendo
considerado por Darío Villanueva21 eslabón entre Ponz y Bécquer, en cuyos escritos de
El siglo XIX se caracteriza por la atracción que ejerce España, convertida en tema
preferido de la literatura para el viajero europeo; los autores -sobre todo franceses- que
nos visitan, difunden y consolidan una serie de tópicos que deforman la realidad
española.
su René (1802): "un sentimiento de vacío interior que se expresará por una multitud de
pasajera pasó a idea fija, y no cortado el mal en su principio, debía llegar a ser una
20
Ibid. pág. 412
21
Villanueva, ob. cit
22
Winter, J. F. "Les voyages de Lahontan et de Chateaubriand en Amérique. Du fractionnement du monde
á la recherche du moi perdu"..Ies récits de voyage. París.Nizet, (1986), págs. 84-92.
sepulcro como todas las pasiones vehementes, a no verse satisfecha"23. El viajero
interesado tanto en el presente como en la reconstrucción del pasado que lo explica; con
el paso del tiempo, un costumbrismo cada vez más antropológico irá ganando terreno en
1840-1841 nos ofrece el aspecto más superficial de esta inquietud: "Entre las diversas
necesidades o manías que aquejan a los hombres del siglo actual, y que ocupan un
lugar preferente en su espíritu, es sin duda alguna la más digna de atención este deseo de
tipo de viajero, que busca la vanagloria de contar su experiencia más que disfrutarla: es el
turista convencional que nace en esta época y para el que se editan guías y organizan
viajes; la mayoría de revistas o periódicos incluirán una sección que suele llevar un
la publicación de sus cartas: "Usted me dirá que yo no voy a escribir una obra seria sobre
Rusia, sino cartas a un amigo, refiriéndole lo que ahora se llama impresiones de viaje;
mas yo contestaré que estas cartas, que sin escrúpulo de conciencia escribía yo antes,
creyendo que eran para usted solo, me dan hoy notable recelo"25; el mismo recelo que le
producían a Emilia Pardo Bazán las "híbridas obrillas viatorias, las Impresiones....''; sin
23
Larra, M. J. Artículos de costumbres. Madrid.Espasa Calpe, (1973), pág. 72
24
Mesonero Romanos, R. Recuerdos de viaje por Francia y Bélgica en 1840-1841.
http://cervantesvirtual.com
25
Valera, J. Correspondencia (Obras Completas. T. III)..http://cervantes.virtual.com., carta de 1 de enero
de 1857 a don Leopoldo Augusto de Cueto
26
En Freire López, ob. cit. pág. 203 y 207
recorrido; saber transmitir la tensión entre el interior estable y el apremiante estímulo
El tono que fue adoptando esta literatura y el interés que el público le prestó
bellezas de España fue modelo para otras muchas que tuvieron su origen sobre todo
Sin embargo, no ocurre lo mismo con la producción del XVIII porque "la conciencia del
españoles que en otros países europeos"29. A pesar de que las relaciones de viaje
españolas van siendo conocidas por la labor de los investigadores30, es muy probable que
que la causa no se debe a que los españoles viajasen menos, sino a que durante mucho
tiempo fueron reacios a escribir sus experiencias de viaje por razones de carácter
político, histórico o psicológico; pero al mismo tiempo reconoce que los críticos y
lectores no han prestado atención a estas obras hasta fechas recientes; es posible,
27
Rubio Jiménez, J. "El viaje artístico-literario: una modalidad literaria romántica".Romance Quarterly 39,
1992, págs. 23-31.
28
Ayala, Á. "Viaje a China, de Enrique Gaspar". En Literatura de Viajes..., (1999), págs. 231-239.
29
Camero, ob. cit. pág. 687
30
Ilustra bien este aspecto el estudio de Ana Freire del que da cuenta en "Fray Juan Fernández de Rojas y
el Viaje pintoresco e histórico de España".Cflíf/7/fl 9-10, (1985), págs. 15-22.
31
Fabbri, ob. cit.
12
BIBLIOGRAFÍA
ALARCÓN, P.A..(1954)."La Alpujarra".Obras Completas (1494-1665).Madrid: Fax.
ANDRÉS, J. "Carta del Abate Juan Andrés a su hermano D. Carlos Andrés, dándole
noticia de la literatura de Viena". http://www.cervantesvirtual.com.