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RESUMEN LIBRO DE LAS INCIDENCIAS CONCURSAL.

CAPITULO PRIMERO

Procesos de codificación, descodificación y decodificación

1. Introducción En el 2014 se sanciono la ley 26.994, que aprobó el CCCN derogando el Cód. Civil de Vélez y el Código de
Comercio. En esta obra analizaremos el impacto que provoca el CCCN en el régimen concursal. Si bien la ley 24.522 de concursos y
quiebras no fue modificada por el código sancionado, las reformas al régimen concursal resultan variadas y significativas.
En la actualidad se observa un proceso de recodificacion que se exhibe de manera universal. Sin embargo, dicha etapa estuvo
precedida por otra codificación, que se gesto principalmente en el S. XIX y otra descodificación, que se produjo en el S. XX. Estos
procesos de codificación, descodificación y recodificacion, contradictorios entre si, son el resultado de profundas tensiones: la
codificación es la prevalencia del universalismo respecto al particularismo, del derecho planificado respecto del espontaneo, del
idealismo respecto al realismo. Estas tensiones tienen sus génesis en otras existentes en el plano axiológico: la codificación es, en
definitiva, el triunfo de los valores orden, seguridad, poder y utilidad sobre los valores superiores humanidad y justicia.

2. Codificación Es un sistema normativo que alcanza su máximo grado de autonomía legislativa por medio de la
codificación propia de los sistemas continentales o escritos. La idea de codificación se vincula al pensamiento racionalista y de la
ilustración que denomino Europa a partir del S. XVIII. El proceso de codificación del derecho privado tradicional regulaba el tráfico
económico de un modo acorde con la economía del Estado liberal decimonónico. La codificación del S. XX produjo una devaluación
del elemento consuetudinario en la formación del derecho. En tal sentido, BOSSERT señala que la Revolución consideraba a las
costumbres fuerzas retardatarias arraigadas en el vulgo a través del tiempo, y para terminar con ellas era necesario erigir a la ley
como única fuente de los derechos y las obligaciones. La fuente de creación normativa era el Estado, el racionalismo resistía la
costumbre, salvo cuando la ley expresamente se refería a ella. Con respecto al agotamiento de la costumbre como fuente de
derecho, los ilustrados mostraron una desconfianza desdeñosa hacia la costumbre, que fue vista como fruto de un pasado irracional,
una obra de una voluntad anónima, casi siempre popular y carente de las luces solo poseídas por los filósofos cultos y por los
legisladores ilustrados. Por lo tanto, la fuente creadora del derecho era el Estado, que procuro hacer del código un orden cerrado
que brindara todas las soluciones posibles. El movimiento codificador alentado por la razón del iluminismo, pretendió servir a los
intereses de la burguesía confiriéndole seguridad jurídica a través de un derecho que supuestamente contenía todas las respuestas
anticipadas y claramente expresadas. El derecho estaba hecho por los legisladores, a los jueces se les negaba la capacidad
creadora y entonces, la previsibilidad y certeza que suministraba el derecho era teóricamente perfecta.
La codificación francesa implico un avance con respecto a la codificación antigua, dado que esta comprendía recopilaciones, pero no
códigos. Se trataba de una reunión de diversas leyes dictadas en distintas épocas, que muchas veces evidenciaban pensamientos
contradictorios. Se agrupaban leyes sin saber si estaban o no vigentes, generando con ello inseguridad, en esta etapa se observa un
vinculo muy fuerte entre la codificación y la organización sociopolítica. La codifican marco una ruptura con el orden jurídico anterior y
determino el nacimiento del verdadero derecho civil moderno. En esta primera etapa de la codificación moderna, se llevo a cabo
codificando de forma separada el derecho civil y el derecho comercial. De esa manera se presento el derecho comercial con
carácter excepcional, en razón de que el estatuto del comerciante se edifico basado en categorías conceptuales del ordenamiento
civil. El codificador francés concibió al derecho comercial con carácter excepcional, remitiéndose para lo general al código civil. En
nuestro país, la codificación francesa también se codifico con el derecho civil y el derecho comercial de manera separada.
También la primera parte del S. XX se pone en escena un proceso de unificación del derecho privado. La tendencia unificadora
presenta importantes antecedentes en Latinoamérica. En nuestro país estas ideas fueron propiciadas por LISANDRO SEGOVIA, a
nivel universal la idea de unificación fue fervientemente expuesta por VIVANTE.
En conclusión el proceso de codificación moderna inicia en el S. XIX y se prolonga durante la primera mitad del S. XX, momento
que a partir del cual se agrega la tendencia de la unificación del derecho privado.

3. Descodificación El S. XX nos presento un nuevo fenómeno: la descodificación. Proceso que se da en ese siglo quedo reflejado en
el pensamiento de IRTI, que hablo de la edad de la descodificación. LORENZETTI sostuvo la existencia de un big bang legislativo,
indicando que este proceso determino el surgimiento de microsistemas legales autónomos y que estos no son meras
especificaciones de la norma general, sino que incluyen derogaciones, reglas propias en materia interpretativa, procesal,
organización de la justicia y hasta sus propios especialistas, congresos y libros. Indico que la explosión del Codigo produjo un
fraccionamiento del orden, similar al planetario. LLAMAS POMBO sostiene que la descodificación es fruto de la directa intervención
del Estado en la vida económica, como de la ampliación del campo de todo el derecho privado, no solamente el civil, como también
de la complejidad que pone de relieve la realidad jurídica moderna, que a menudo se manifiesta incluso en la concurrencia de
normas de naturaleza diversa sobre un determinado supuesto de hecho. La descodificación del derecho privado es un fenómeno
universal que se presenta en todos los países. El indicado proceso manifiesta de diversas formas, ya sea porque materias
tradicionalmente regladas en el código salen de el y pasan a ser regladas por leyes especiales, o sea porque nuevos fenómenos del
derecho son reglados por leyes especiales. En nuestro tiempo el Código convive con otras fuentes de jerarquía superior, como la
Constitución, el derecho supranacional o el derecho comunitario.
Asimismo la descodificación se produce por la vía de otro proceso del derecho privado del S. XX que es la constitucionalidad del
derecho privado. El proceso de constitucionalizacion del derecho privado para SOZZO “significa, por un lado que temas típicos del
derecho privado son incorporados en las recientes reformas constitucionales y sobre todo, que se asiste a un fenómeno de
revalorización dogmatica de la conexidad de todas las reglas y los Códigos de derecho privado”. A este proceso de descodificación
se lo designa como “descodificación superior”. Además de este proceso de descodificación, hay que señalar que la coexistencia de
un Código Civil y de un Código de Comercio, en materia contractual, presentaba una innecesaria superposición en la regulación de
los contratos civiles y comerciales.

4. Recodificacion Hay una recuperación de la orientación codificadora, aunque sea con códigos mas sintéticos y apoyados en
principios. ALEGRIA sostiene que se observa a la recodificacion como una pluralidad articulada y un retorno al método de los
códigos, no ya como universales, eternos o enciclopédicos, sino como una concentrada mirada de principios generales, de reglas
abiertas, dialogantes con los preceptos propios de cada sector y leyes especiales, permitiendo así fijar categorías que resuelvan
sistemáticamente la pluralidad del lenguaje jurídico. Esta recodificacion del derecho privado se exhibe como una de las cuestiones
de fondo mas debatidas en el mareo de las profundas y constantes reformas en dicha rama del derecho. La recodificacion se orienta
en distintos sentidos en lo interno y en lo global. Hoy se habla de una recodificacion por parte de aquellos países de tradición
codificadora que renuevan total o parcialmente sus códigos y una codificación que es llevada a cabo por países que carecían de
códigos civiles o de comercio y que empezaron a sancionarlos como consecuencia del ingreso a la economía de mercado. Nuestro
CCCN se presenta como un importante avance en nuestra legislación, al adaptar nuestro derecho a la realidad social del S. XXI. Es
un Código que, a diferencia del decimonónico, no hace centro en la protección de la propiedad, sino de la persona. Claramente se
advierte ello desde el art 1º, cuando al referirse de fuentes y aplicaciones recepta el proceso de constitucionalizacion del derecho
privado. Establece el bloque de constitucionalizacionalidad cuando el precepto expresa: “los casos que este Código rige deben ser
resueltos según las leyes que resulten aplicables, conforme con la CN y los tratados de DDHH en los que la República sea parte”.
Asimismo, es un código democrático, puesto que es el resultado de un proceso ampliamente participativo, donde se escucharon a
todos los sectores de la sociedad.
CAPITULO II

COMPETENCIA CONCURSAL. EXHIBICION GENERAL DE LOS LIBROS DE COMERCIO

A) COMPETENCIA EN LOS CONCURSOS DE PERSONAS QUE EJERCEN ACTIVIDAD PROFESIONAL O ECONOMICA

5. El nuevo concepto de domicilio real El CCCN tiene una incidencia en la competencia concursal, derivada de una nueva
calificación de lo que se considera domicilio real efectuada por el art 73. El domicilio es un atributo de la persona que la individualiza.
Se expresa que “no podría designarse a alguien concretamente si no la personalizara unilateralmente por su nombre y ubicación, a
fin de que se cumpla sus obligaciones y ejerza sus derechos. Se sostiene que es una exigencia ineludible del buen orden social que
las personas puedan ser ubicadas en el territorio. Es necesario que exista un lugar determinado en donde se les pueda exigir el
cumplimiento de sus obligaciones, el pago de los impuestos, donde se les pueda notificar judicial o administrativamente, se precisa
que las personas tengan un asiento jurídico, en donde puedan reclamar la protección de las leyes. El CCCN simplifica el régimen de
domicilio. Al respecto, clasifica al domicilio en distintas categorías: a) real (art 73) b) legal (art 75) y c) especial (art 76). Se elimina la
categoría del domicilio de origen que era contemplada en el art 89 in fine del código civil. Se sostenía que era una especie de
domicilio legal. El CCCN trae una nueva definición de domicilio real. Al respecto, en el art 73 expresa “la persona humana tiene
domicilio real en el lugar de su residencia habitual. Si ejerce actividad profesional o económica lo tiene en el lugar donde la
desempeña para el cumplimiento de las obligaciones emergentes de dicha actividad”. El domicilio real es una especie del domicilio
general u ordinario, el que se aplica a la generalidad de los derechos y obligaciones de una persona. Extiende su eficacia de manera
indefinida y universal. Se expresa que el domicilio real está vinculado de manera directa con la noción de residencia de la persona
humana en un lugar determinado, con el calificante de habitualidad. Las innovaciones que trae el art 73 del CCCN son las siguientes
a) se alude a “personas humanas” y no simplemente a personas. Ello guarda concordancia con toda la regulación de esta categoría
que se contiene en el Titulo I del Libro Primero. B) emplea expresamente el término “residencia habitual” y no solo el de residencia.
Se indica que la ley contempla a la residencia como un elemento constitutivo del domicilio, dado que el domicilio de la persona se
determina en función de su residencia habitual. Entendida esta como el lugar en el habitual y permanentemente habita una persona.
C) se inclina por el sistema de pluralidad de domicilio, dado que considera domicilio real el supuesto de residencia habitual, pero en
caso de que la persona ejerza actividad profesional o económica el domicilio real es el lugar donde la desempeña para las
obligaciones nacidas de dicha actividad. SAUX sostiene que parecería proponer ahora que existe un domicilio real general y un
domicilio real acotado o profesional que sin llegar a conformar un supuesto de domicilio especial como el descripto en el art 75, limita
sus alcances a las relaciones jurídicas profesionales o económicas de la persona y no a otras. En consecuencia, esta ultima parte
del art 73 alude al domicilio real de las personas que ejercen una actividad profesional o económica, tiene incidencia en las reglas de
competencia concursal.
6. Incidencia del nuevo concepto de domicilio real en la competencia concursal. El art 3 de la LC establece, en sus 5 inc,
distintas reglas a fin de determinar quién es el juez competente en un proceso concursal. Es una norma que determina las reglas de
competencia para las distintas especies de procesos concursales que se regulan en la LC. El art 73 del CCCN tendrá incidencia en
el inc 1 del art 3 de la LC, en cuanto se trate del concurso de una persona humana que ejerza una actividad profesional. El precepto
de la LC dispone que corresponde intervenir en los concursos al juez con competencia ordinaria, de acuerdo a las siguientes reglas:
1) si se trata de personas de existencia visible, al del lugar de la sede de administración de sus negocios, a falta de este, al del lugar
de domicilio. El art 73, si la persona humana realiza una actividad que no sea típicamente de las que pueden calificarse como
comercial, llevando a cabo una actividad profesional, es competente el juez de su domicilio, pero ahora con la nueva calificación de
domicilio, ya no solo se tendrá en consideración la residencia habitual, como lo estatuía el art 89 del código civil sino que
principalmente ha de tomarse en consideración lo que surge del segundo párrafo del art 73 del CCCN. Ej: un contador público, un
ingeniero o un abogado que resulten insolventes por actos vinculados a su actividad profesional, la competencia concursal le
corresponderá al juez de su domicilio, entendido este como el lugar donde desempeña la actividad profesional.

ART 73 CCCN INCIDENCIA EN EL INC 1 DEL ART 3 DE LA LCQ Y 89 DEL CODIGO VELEZ

B) COMPETENCIA DEL JUEZ DEL CONCURSO EN LA LIQUIDACION PATRIMONIAL DEL MATRIMONIO


7. Principio legal El art 717 del CCCN expresa que si se ha declarado al concurso o la quiebra de uno de los conyugues, en la
liquidación del régimen patrimonial del matrimonio es competente el juez del proceso colectivo.
8. Efectos. Fuero de atracción esta norma impacta sobre el fuero de atracción y el particular sobre el inc 1 del art 21 de la LC que
excluye de aquel a los juicios que se funden en las relaciones de familia. La excepción prevista en el art 21 inc 1 de la LC tiene una
larga trayectoria en el derecho concursal nacional. Su fundamento obedece a la protección especial que merece el interés publico
que tutela la institución familiar. Cuando se dicto la ley 26086 que modifico el fuero de atracción, la doctrina indico acertadamente
que se perdió la oportunidad de clarificarlo. La doctrina señalo que se debería haber determinado correctamente que tipos de juicios
fundados en las relaciones de familia quedaban excluidos del fuero de atracción. Los juicios fundados en relaciones de familia que
escapan al fuero de atracción existen dos tesis: A) Por un lado se sostiene que cualquier tipo de juicio fundado en una relación de
familia escapa al fuero de atracción concursal con independencia. B) Consideran que no todo juicio de familia queda exceptuado del
fuero de atracción, sino solo aquellos donde se debaten cuestiones estrictamente personales.
Confrontando el inc 1 del art 21 de la LC con el art 717 in fine del CCCN cabria destacar que el juez concursal es competente en la
liquidación del régimen patrimonial del matrimonio. El art 717 doce que rige fuero de atracción respecto de la liquidación de la
sociedad conyugal, material que es exclusivamente patrimonial. Ya no es competente en la liquidación de los bienes de acervo
conyugal el juez del divorcio, sino que se atribuye la competencia al juez de concurso. De manera similar se expresa que se zanja la
cuestión respecto de la competencia del juez de concurso o quiebra que una vez declarada dice el Código, atrae el proceso de
liquidación del régimen patrimonial del matrimonio. Se evitan debates respecto de la excepción al fuero de atracción del art 21 de la
ley 25.522 que excluía los procesos fundados en relaciones de familia. En la liquidación del régimen patrimonial será competente el
juez del concurso o la quiebra. Un sector de la doctrina se manifiesta en sentido crítico a esta reforma dado que el juez comercial
estaría entiendo en cuestiones de familia. Se expresa que ello obligaría a los jueces comerciales a entender en cuestiones de familia
sin que se alcance a comprender como se cumpliría el principio de justicia especializada al que se refiere el art 710.
C) EXHIBICION GENERAL DE LIBROS DE COMERCIO EN CASO DE QUIEBRA O CONCURSO.
9. Introducción El art 320 CCCN establece quienes son los sujetos que tienen la carga de llevar contabilidad. Si bien el art 320 refiere
a obligación, se indica que no estamos ante una obligación sino, frente a una carga, ya que no existe la posibilidad jurídica de que su
cumplimiento se imponga coercitivamente, su incumplimiento solo ocasiona la perdida de los beneficios que un sistema llevado en
debida forma produce. El art 320 del CCCN amplia los sujetos obligados a llevar contabilidad con respecto al art 43 de Código de
Comercio, que establecía que todo comerciante, se encontraba obligado a tener contabilidad mercantil organizada. El precepto
indicado del CCCN dispone: “ están obligadas a llevar contabilidad todas las personas jurídicas privadas y quienes realizan una
actividad económica organizada o son titulares de una empresa o establecimiento comercial, industrial, agropecuario o de servicios.
Cualquier otra persona puede llevar contabilidad si solicita su inscripción y la habilitación de sus registros o la reubicación de los
libros, como se establece en esta misma sección. Sin perjuicio de lo establecido en leyes especiales, quedan excluidas de las
obligaciones previstas en esta Sección las personas humanas que desarrollan profesionales liberales o actividades agropecuarias y
conexas no ejecutadas u organizadas en forma de empresa. Se consideran conexas las actividades dirigidas a la transformación o a
la enajenación de productos agropecuarios cuando están comprendidas en el ejercicio normal de tales actividades. También pueden
ser eximidas de llevar contabilidad las actividades que, por el volumen de su giro, resulta inconveniente sujetar a tales deberes
según determine cada jurisdicción local”. En el nuevo sistema proyectado los obligados a llevar contabilidad pueden ser agrupados
en cuatro categorías, a saber: a) las personas jurídicas privadas, donde el fundamento de la existencia contable debe buscarse, ora
en su recurrencia habitual al crédito b) los entes contables determinados sin personalidad jurídica expresamente obligados por ley,
como es el caso de las agrupaciones de colaboración, uniones transitorias y consorcios de cooperación c) las personas humanas
que desarrollan ciertas actividades económicas como son el ejercicio de una actividad económica organizada, la titularidad de una
empresa y la titularidad de un establecimiento comercial, industrial o de servicios d) los agentes auxiliares del comercio regidos por
normas especiales, como es el caso de martilleros y corredores. Se señala que al extender las obligaciones contables a entes que
por ley hoy no la tienen, también se ha extendido el campo de actuación de los contadores públicos.
10. Ampliación de las facultades de investigación a cargo del síndico. Los cambios en el régimen de contabilidad tienen su reflejo
en las funciones a cumplir por el síndico en el proceso de concursal. La modificación habida en materia contable implica un
ensanchamiento de las facultades de investigación del sindico, quien deberá determinar si se trata o no de un sujeto obligado a
llevar contabilidad en los términos del art 320 del Proyecto. En el caso de personas humanas deberá determinar si desarrollan o no
ciertas actividades económicas, como son el ejercicio de una actividad económica organizada, la titularidad de una empresa y la
titularidad de un establecimiento comercial, industrial o de servicios. También deberá analizar si hubo eximición por el volumen del
giro (art 320 parr 2 in fine) o si, no correspondiendo por ley, se trata de un caso de contabilidad voluntaria (art 320 parr 1 in fine).
Debe tenerse presente la ampliación de los supuestos facticos en los que se admite la contabilidad informática que puede alcanzar a
las personas humanas (art 329) lo que enfrentara al sindico a mayores situaciones con dichas características debiendo, en algunos
casos, acudir al apoyo interdisciplinario.
11. Investigaciones sobre los libros de comercio. El art 331 del CCCN bajo la denominación de investigaciones dispone que excepto
los supuestos previstos en leyes especiales, ninguna autoridad, bajo pretexto alguno, puede hacer pesquisas de oficio para inquirir si
las personas llevan o no registros arreglados a derecho. La prueba sobre la contabilidad debe realizarse en el lugar previsto en el art
325, aun cuando este fuera de la competencia territorial del juez que la ordena. La exhibición general de registros o libros contables
solo puede decretarse a instancia de parte en los juicios de sucesión, todo tipo de comunión, contrato asociativo o sociedad,
administración por cuenta ajena y en caso de liquidación, concurso o quiebra. Fuera de estos casos únicamente puede requerirse la
exhibición de registros o libros en cuanto tenga relación con la cuestión controvertida de que se trata, así como para establecer si el
sistema contable del obligado cumple con las formas y condiciones establecidas en los arts 323, 324 y 325. Nos interesa abordar la
exhibición general de los libros de comercio y su vinculación con el concurso preventivo o la quiebra. La norma del CCCN que
transcribimos tiene un contenido similar a lo establecido en los arts 57 a 60 del Código de Comercio como también la redacción del
art 313 del Proyecto del Código Civil unificado con el de Comercio de 1998. La exhibición es parcial y limitada al objeto de la
controversia o para establecer si el sistema es llevado acorde con las condiciones establecidas en el Código. Una de las
excepciones en las que cede el secreto de la actividad negocial y se impone la exhibición general es en el caso de concurso o
quiebra. El concurso o quiebra es uno de los casos de excepción en los que puede decretarse la exhibición general de registros o
libros contables. En este sentido la norma transcripta concuerda con lo dispuesto por los arts 11 inc 6 y 88 inc 4 de la LC. La
diferencia que encontramos con el art 58 del Cod. de Comercio es que él se aludía a liquidación o quiebra. La actual regulación, con
mayor precisión se refiere a liquidación, concurso o quiebra.
Celebramos que el CCCN utilice la expresión “concursos”. En el caso de la quiebra, la exhibición general de libros es una
consecuencia del desapoderamiento. En tal sentido FONTANARROSA “más que una exhibición general hay un verdadero
desapoderamiento de los libros cuya posesión judicial es otorgada al sindico por el juez” concuerda con la solución con lo previsto
en el art 88 inc 4 de la LC, que impone desde la sentencia de quiebra, como obligación del fallido, la entrega del sindico, dentro de
las 24h, de los libros de comercio y demás documentación relacionada con la contabilidad. Asimismo, se corresponde con el art 180
de la LC, que establece como obligación del síndico la incautación de los libros de comercio y papeles del deudor. En el supuesto de
concurso preventivo, la exhibición general de libros es una consecuencia directa del régimen de administración de su patrimonio,
pero actúa bajo el control del sindico (art 15 LC).

CAPITULO III
REGIMEN DE PERSONAS JURIDICAS PRIVADAS. EL CONCURSAMIENTO DEL PATRIMONIO DEL FALLECIDO.

A) LA REGULACION DE LAS PERSONAS JURIDICAS PRIVADAS Y SU IMPACTO EN EL PRESUPUESTO SUBJETIVO.


12. Introducción. Presupuestos subjetivos. Con relación a este tópico, el CCCN produce transcendentales modificaciones. La
mención de las nuevas personas jurídicas provoca un corrimiento de las fronteras del presupuesto subjetivo de los procesos
concursales. Para la apertura de un proceso concursal, sea de reestructuración o liquidación, el principio es necesaria la existencia
de un presupuesto subjetivo, que hace referencia al sujeto concursable, y un presupuesto objetivo, que alude a la situación
económica y financiera en la que se encuentra el patrimonio concursable. El presupuesto subjetivo alude a quienes son los sujetos
que, ante el presupuesto objetivo que determina la ley, pueden acceder a un proceso concursal. Hace referencia a las personas o
entidades a las que puede aplicárseles este procedimiento en caso de insolvencia. Refiere a quienes son los sujetos pasibles de
concursamiento. NOOD TAQUELA “la existencia de un sujeto pasivo constituye uno de los presupuestos de cualquier concurso ,
esto es que no podrá declararse la quiebra ni otro concurso si no es respecto de una persona susceptible de ser sujeto pasivo de
ese concurso. No existe quiebra sin sujeto. Por su parte, GRAZIABILE sostiene que sin deudor no hay acreedor y por ende no existe
obligación ni impotencia patrimonial de cumplimiento regular. El presupuesto subjetivo se encuentra establecido en el art 2 de la LC.
El citado art declara sujetos concursables las personas de existencia ideal de carácter privado. Estas se encontraban establecidas
en el art 33 parte 2 inc 1 y 2 del Cod. derogado.
En el CCCN las personas de existencia ideal de carácter privado son sustituidas por las personas jurídicas privadas. Estas se
encuentran enumeradas en el art 148 que dispone : “son personas jurídicas privadas: a) las sociedades b) las asociaciones civiles c)
las simples asociaciones d) las fundaciones e) la iglesia, confesiones, comunidades o entidades religiosas f) las mutuales g) las
cooperativas h) el consorcio de propiedad horizontal f) toda otra contemplada en disposiciones de este Código o en otras leyes y
cuyo carácter de tal se establece o resulta de su finalidad y normas de funcionamiento”.
13. Nuevos sujetos concursales. En caso de las sociedades, las asociaciones civiles, las fundaciones y las cooperativas no existen
mayores cambios, dado que ya eran considerados sujetos concursales de conformidad con el art 2 de la LC y art 33 incs 1 y 2 del
Cod. Civil. No obstante lo novedoso se presenta ante los otros supuestos de personas jurídicas privadas que menciona el art 148.
A) SIMPLES ASOCIACIONES se las menciona expresamente como personas jurídicas privadas, con lo cual se acaban todas las
controversias que existían frente al derogado. No cabe dudas que son concursables. El Código Civil derogado existía un intenso
debate respecto a si las simples asociaciones previstas en su art 46 eran o no sujetos concursables. El art 46 del Cod Civil
expresaba que “las asociaciones que no tienen existencia legal como personas jurídicas, serán consideradas como simples
asociaciones civiles o religiosas, según el fin de su instituto. Son sujetos de derecho, siempre que la constitución y designación de
autoridades se acredite por escritura pública o instrumentos privados de autenticidad certificada por escribano público. De lo
contrario, todos los miembros fundadores de la asociación y sus administradores asumen responsabilidad solidaria por los actos de
esta. Supletoriamente regirán a las asociaciones a que este art se refiere las normas de la sociedad civil”. Se observaba que el art
46 del Cod Civil comenzaba diciendo que NO son personas jurídicas, para luego reconocer que solo eran sujetos de derecho las que
se constituían por escritura pública o por instrumento privado con firma certificada. En consecuencia se afirmo que del art 46 surgían
dos tipos de asociaciones: las simples asociaciones constituidas por acto fehaciente, que si revestían el carácter de sujetos de
derechos y las simples asociaciones que no eran constituidas por acto fehaciente. Las que se constituían por acto fehaciente eran
catalogadas como sujetos de derecho, pero no personas jurídicas se les aplicaban las normas de la sociedad civil los socios
respondían de manera subsidiaria y mancomunada. En cambio las que no se constituían por acto fehaciente no eran personas
jurídicas ni sujetos de derecho. En este caso se sostenía que la disposición penaliza la no constitución por medio fehaciente
resolviendo que sus miembros fundadores y administradores son responsables solidario por los actos de la entidad. Asi una tesis
considero que si las simples asociaciones del art 46 eran sujetos de derecho, pero no personas jurídicas, no podían concursarse. Al
no ser personas no era posible acceder a los remedios concursables. El art 2 de la LC limita la concursabilidad a las personas
jurídicas, siendo las simples asociaciones sujetos de derecho, pero no persona jurídicas, no pueden concursarse. Otra postura
sostuvo que las simples asociaciones podían concursarse esta posición se fundaba en que, teniendo capacidad para adquirir bienes,
tenían patrimonios, siendo responsables frente a terceros y por lo tanto podrían caer en insolvencia. En la actualidad el art 148 del
CCCN califica las simples asociaciones como personas jurídicas privadas, se cierra el debate, que había ocupado mucho espacio en
la doctrina del pasado. Las simples asociaciones citando el art 148 del CCCN y 2 de la LC, son sujetos pasibles de concursamiento.
En la actualidad al afirmarse el carácter de persona jurídicas privadas, se despejan las dudas que en otros tiempos existían en el
ámbito concursal, es decir, que ante la insolvencia, pueden solicitar la formación de su concurso preventivo, pueden celebrar con
sus acreedores un acuerdo preventivo extrajudicial o pueden ser declaradas en quiebra. El derogado Cod. Civil solo se refería a las
simples asociaciones en el art 46. Por el contrario el CCCN destina 6 arts a las simples asociaciones y las considera personas
jurídicas privadas. En el régimen de las simples asociaciones se desarrollan en los arts 187 a 192. En las simples asociaciones el
acto constitutivo es otorgado por instrumento público o por instrumento privado con firma certificada por escribano público (art 187).
Se indica que esta forma es requerida ad probationem, solo se trata de acreditar de modo fehaciente la existencia de la sociedad y
sus órganos, debiendo trasladarse esta exigencia a cualquier ulterior modificación estatutaria. Se exige que al nombre de la
asociación debe agregársele, de manera antepuesta o pospuesta, el aditamento “simple asociación” o “asociación simple” (art 187).
Respecto de la ley aplicable, se estatuye un régimen propio reglado entre los arts 187 a 192 CCCN, aplicándose las normas de las
asociaciones civiles (art 188) en este punto se observa una trascendental modificación con el régimen derogado, que establecía que
a las simples asociaciones se les aplicaban supletoriamente las normas de las sociedades civiles. En el nuevo régimen se omiten las
sociedades civiles, por lo tanto correcto que ahora se sujeten a las normas de las asociaciones civiles. La existencia de las simples
asociaciones como personas jurídicas comienza a partir de la fecha del acto constitutivo (art 189). En caso de que la simple
asociación cuente con menos de 20 miembros puede prescindirse del órgano de fiscalización pero se mantiene la obligación de
certificar los estados contables. En este supuesto todos los miembros, aun los que estuviesen excluidos de la gestión, tienen
derecho a informarse sobre el estado de los asuntos y de consultar los libros y registros. La clausula en contrario debe tenerse por
no escrita (art 190). En los arts 191 y 192 del CCCN se diseña un régimen de responsabilidad que puede tener incidencia en
situaciones concursales. Se trata de un régimen de responsabilidad que resulta mayor que en la asociación civil regularmente
constituida. En el art 191 se establece la responsabilidad de los administradores en caso de insuficiencia de los bienes de la entidad.
Así, bajo la designación de “insolvencia” se dispone que “en caso de insuficiencia de los bienes de la asociación simple, el
administrador y todo miembro que administra de hecho los asuntos de la asociación es solidariamente responsable de las
obligaciones de la simple asociación que resultan de decisiones que han suscripto durante su administración. Los bienes personales
de cada una esas personas no pueden ser afectados al pago de las deudas de la asociación, sino después de haber satisfecho a
sus acreedores individuales”. La responsabilidad que se contempla en este supuesto tiene como sujeto a los administradores y a
cualquier administrador de hecho. El supuesto para que opere esta responsabilidad es que los bienes de la simple asociación no
alcancen a cubrir las obligaciones de la entidad. En este caso, las personas que ejerzan por vía legal o de hecho la administración
del ente resultan solidariamente responsables de las obligaciones contraídas por las decisiones que hayan suscripto durante su
administración. Los bienes personas de los administradores se afectan en primer término a la satisfacción de sus acreedores
personales, respecto de esto se sostiene que la norma crea un privilegio a favor de los acreedores personales de lo administradores
de la simple asociación, primero cobran ellos y luego con remanente de los bienes de la entidad, se satisfacen las obligaciones
sociales. Asimismo se indica que la norma contempla puntualmente un supuesto por demás especifico, consistente en que la
hipótesis de que tanto la simple asociación como sus administradores resultan insolventes, tendrán prioridad en el pago de los
acreedores de los administradores por sobre los bienes de la simple asociación. En el art 192 CCCN se alude a la responsabilidad
de los miembros. El precepto señala que “ el fundador o asociación que no intervino en la administración de la simple asociación no
está obligado por las deudas de ella, sino hasta la concurrencia de la contribución prometida o de las cuotas impagas”. Al respecto
se indica que el CCCN conserva lo dispuesto por el antiguo Cod. Civil: la responsabilidad de los socios es subsidiaria, accesoria y
mancomunada. Por otro lado, la disposición viene a solucionar un tema debatido con relación al art 46 del Cod. Civil derogado.
B) CONSORCIO DE PROPIEDAD HORIZONTAL El inc H del art 148 del CCCN incluye como persona jurídica privada el consorcio de
P.H en concordancia con esta inclusión el art 2044 en su primera parte, dispone que “el conjunto de los propietarios de las unidades
funcionales constituyente la persona jurídica consorcio”. Al considerar como persona jurídica al consorcio de propietarios, se cierra el
intenso debate respecto de si es o no un sujeto concursable en los términos del inc 2 de la LC. Frente al CCCN no quedan dudas de
que el consorcio ingreso al elenco de sujetos concursables. Sin embargo se abre otro debate sobre la necesidad de establecer un
régimen especial sobre el concursamiento del consorcio de propietarios. Importante doctrina expresa que, a pesar de que ahora se
los considera personas jurídicas privadas, no resultan sujetos concursables. Al respecto FAVIER DUBIOS sostiene que en cambio y
a pesar de ser ahora personas jurídicas entendemos que el consorcio de propiedad horizontal no es sujeto concursal en razón de su
estructura y finalidades. La tesis afirmativa fue inaugurada por un antiguo precedente de la jurisprudencia de Mar del Plata, que
entendió que el consorcio de propietarios era un sujeto de derecho, con capacidad para adquirir derechos y contraer obligaciones,
con domicilio y patrimonio propio, que se manifestaba en la vida jurídica por sus órganos, con representante legal obligatorio y
gobernado por la asamblea. Sobre esa base se sostuvo su concursalidad. No obstante, la jurisprudencia también se expreso en
sentido contrario, al sostener que no es un sujeto concursable, dado que existe una imposibilidad jurídica, fáctica y funcional de
decretar la quiebra de un consorcio de propietarios, en tanto resulta persona necesaria, inevitablemente debe tener continuidad, no
pudiendo disolverse con la consiguiente desaparición del consorcio de la vida jurídica, la indivisión forzosa del inmueble hace
ineluctable la permanencia de la comunidad organizada, y el régimen de este derecho real esta basado en la existencia del
consorcio, entre cuya creación no es optativa, sino automática. En los arts 148 y 2044 del CCCN se disipan las dudas en cuanto a
su concursalidad. Por lo tanto, el consorcio de propietarios, en cuanto persona jurídica de carácter privado, es un sujeto concursable,
a tenor de lo dispuesto por el art 2 de la LC. No obstante se instala un nuevo debate, referido a la necesidad de establecer un
régimen especial que estatuya reglas para su concursamiento. Mientras no se estatuya un régimen especial, todas estas cuestiones
deberán ser discernidas por la doctrina y la jurisprudencia. Uno de los interrogantes que puede instalarse frente a un escenario
concursal del consorcio es cuál es la responsabilidad de los consorcistas frente a la quiebra del consorcio. En la regulación que el
CCCN le procura a la figura del consorcio de propietarios no encontramos ninguna norma que establezca que la responsabilidad de
los consorcistas este limitada. En este caso, entendemos que deberemos atenernos a lo dispuesto por el art 143 del CCCN que
establece el principio de personalidad diferenciada. El precepto dispone que “la persona jurídica tiene una personalidad distinta de la
de sus miembros. Los miembros no responden por las obligaciones de la persona jurídica, excepto en los supuestos que
expresamente se prevén en este título y lo que disponga la ley especial”.
C) SOCIEDAD UNIPERSONAL La ley 26994 incluye a la unipersonalidad societaria en la ley general de sociedades. Se modifico el
concepto de sociedad contenido en el art 1 así el precepto dispone “ habrá sociedad si una o más personas en forma organizada,
conforme a uno de los tipos previstos en la ley, se obligan a realizar aportes para aplicarlos a la producción o intercambio de bienes
o servicios, participando de los beneficios y soportando las perdidas”. Se señala que el concepto de sociedad se incluye no solo una
génesis contractual, sino también una declaración unilateral constitutiva. En realidad, se expresa que el precepto no define la
sociedad unipersonal sino que se limita a aceptarlas como posibles en la misma definición de la sociedad. El parr 2 del art 1 se
establecen 2 limitaciones por un lado dispone que la sociedad unipersonal solo se podrá constituir como sociedad anónima por otro,
se establece que la sociedad unipersonal no puede constituirse por una sociedad unipersonal. La sociedad anónima unipersonal es
un sujeto concursable a tenor de lo dispuesto por el art 2 de la LC. Es una persona jurídica privada que presenta patrimonio propio
que, frente a la insolvencia, es un sujeto concursable. Por lo tanto, puede ser declarada en quiebra, solicitar su concurso preventivo
o formalizar con sus acreedores un acuerdo preventivo extrajudicial. No constituye un obstáculo para su concursamiento que este
integrada por un solo socio. La unipersonalidad no tiene incidencia alguna en su carácter concursable. En caso de eventual
confusión total o parcial, podrá aplicarse el instituto de la extensión de la quiebra por confusión patrimonial inescindible, previsto en
el art 161 inc 3 de la ley 24522.

B) REGIMEN DE PERSONAS JURIDICAS PRIVADAS Y SU INCIDENCIA PARA SOLICITAR LA FORMACION DEL CONCURSO
PREVENTIVO.
14. Introducción la legitimación concursal alude a instancia de quien puede disponerse la apertura del proceso concursal. La
legitimación no debe confundirse con el presupuesto subjetivo, se expresa que no debe confundirse el supuesto subjetivo del
concurso con el legitimado activo del concurso, es decir, el sujeto que tiene la facultad de instar el procedimiento. Abordaremos la
incidencia que provoca el art 161, inserto en el Titulo II “Persona jurídica” , este precepto tendrá incidencia en el art 6 de la LC, que
alude a los pasos que deben cumplimentarse para llevar a cabo el concurso de las denominadas personas de existencia ideal de
carácter privado. En nuestro derecho, el único legitimado para solicitar la apertura del concurso preventivo es el deudor (art 2 y 5
LC), en consecuencia no se admite legitimación para instar el proceso concursal preventivo en cabeza de los acreedores o de
manera oficiosa.

15. Concursamiento de las personas jurídicas privadas En el supuesto de que una persona jurídica privada pretenda solicitar el
concurso preventivo deberá cumplimentar lo que establece el art 6 de la LC. El precepto de “persona de existencia ideal.
representación y ratificación” expresa “tratándose de personas de existencia ideal, privadas o públicas, lo solicita el representante
legal, previa resolución, en su caso, del órgano de administración. Dentro de los 30 días de la fecha de presentación, deben
acompañar constancia de la resolución de continuar el trámite, adoptada por la asamblea, reunión de socios u órgano de gobierno
que corresponda, con las mayorías necesarias para resolver asuntos ordinarios. No acreditado este requisito, se produce de pleno
derecho la cesación del procedimiento, con los efectos del desistimiento de la petición”. Cuando la LC alude a personas de
existencia ideal de carácter privado debe entenderse por tales las personas jurídicas privadas. El art 6 de la LC establece las pautas
generales y obligatorias que deben observarse para el concursamiento de las personas jurídicas debiendo ser contemplada con el
ordenamiento especial que regule a cada uno de los sujetos ideales. En caso de personas jurídicas de carácter privado el precepto
que analizamos estatuye tres pasos que deben cumplirse tanto para formalizar el concursamiento como para mantener dicho
estado. En consecuencia la persona jurídica privada insolvente que pretenda reestructurar su patrimonio por medio del concurso
preventivo deberá cumplimentar los siguientes pasos que establece el art 6 de la LC A) Decisión de concursarse: corresponde al
órgano de administración. Por lo tanto, este deberá reunirse y deliberar sobre la presentación en concurso preventivo. Dicha
decisión debe tomarse cumplimentando el régimen de quórum y de mayorías que establece el estatuto de la entidad y quedara
plasmada en el libro de actas de reuniones del órgano de administración. B) Prestación en concurso preventivo: una vez adoptada la
decisión de concursarse deviene la presentación de la demanda de concurso preventivo por ante el órgano jurisdiccional
competente, de conformidad con el art 3 de la LC. Dicha presentación debe ser efectuada por los representantes legales. Es
admisible que la demanda de concurso preventivo sea exteriorizada por representante legal con facultad especial (art 9 LC) bajo la
denominación “Representación voluntaria” dispone que la apertura del concurso preventivo puede ser solicitada, también por
apoderado con facultad especial. En caso de que se opte por esta última alternativa, el apoderado deberá contar en el instrumento
de apoderamiento con facultades especiales para solicitar el concurso preventivo. Esa facultad especial para concursarse puede
estar contenida en un poder general o especial. C) Decisión de continuar el trámite: es lo que se conoce habitualmente como
“ratificación” y debe ser otorgada por el órgano de gobierno. Será necesaria la ratificación por la asamblea. La decisión de continuar
con el trámite debe ser acreditada en el plazo de 30 días contados desde la presentación en el concurso preventivo. De conformidad
con el art 24 del Cod Civil y el art 6 del CCCN, el plazo comienza a correr desde la medianoche del día que se presento la demanda
en concurso preventivo. Los días se computan como hábiles juridiciales (art 273 inc 2 LC). ¿Que sucede si se rechaza la apertura
del concurso preventivo y se interpone el recurso de apelación? No se suspende el plazo de 30 días para obtener la ratificación,
mientras este en trámite el recurso de apelación. La supuesta suspensión del plazo de ratificación no encuentra fundamento en
ninguna disposición legal. Al respecto, se señala que “no interrumpe o suspende el plazo el rechazo inicial del pedido por el juez, si
se intenta la apelación a que se refiere el art 13, parte 2 y ella prospera”. Se trata de un término perentorio, resultando extemporánea
cual presentación posterior”. Generalmente se acredita la decisión de continuar con el tramite agregando al expediente una copia
certificada por escribano o por autoridad judicial, del acta de la asamblea que delibero y aprobó la continuación. No será necesaria
esta rectificación si antes de la presentación en concurso preventivo se llevo a cabo una asamblea y en esta se delibero y adopto la
decisión de concursarse preventivamente. Se señala que cuando la decisión del órgano de gobierno ha sido tomada previamente a
la demanda concursal resulta innecesaria su prestación para continuar el tramite, siempre y cuando se haya agregado al proceso
mediante la correspondiente copia”. En caso de que en el término legal no se presente en el expediente la rectificación o de que
directamente esta no sea otorgada por la asamblea, la consecuencia es la cesación del procedimiento con los efectos del
desistimiento. Cabe tener presento lo dispuesto por el art 31 in fine, que se refiere a los efectos de desistimiento, dispone que “
rechazada, desistida o no ratificada una petición de concurso preventivo, las que presenten dentro del año posterior no deben ser
admitidas, si existen pedidos de quiebra pendientes”. En caso de que no existan “pedidos de quiebra pendientes” podrá solicitarse
nuevamente una presentación en concurso preventivo. En este caso se expresa que no es necesario “contar con una nueva
resolución de parte del órgano de administración, pues el desistimiento por falta de ratificación no importa la anulación de la decisión
adoptada, ni quita merito o virtualidad a las razones de conveniencia u oportunidad tenidas en cuenta por quienes están a cargo de
la gestión de la sociedad para llevar adelante su convocatoria de acreedores”.

16. Incidencia del art 161 del Código Civil y Comercial en el artículo 6 de la LC. El art 161 del CCCN, bajo la designación de
“Obstáculos que impiden adoptar decisiones” expresa “si como consecuencia de la oposición u omisión sistemáticas en el
desempeño de las funciones del administrador, o de los administradores si los hubiera, la persona jurídica no puede adoptar
decisiones validas, se debe proceder de la siguiente forma: a) el presidente, o alguno de los coadministradores, si los hay, pueden
ejecutar los actos conservatorios b) los actos así ejecutados deben ser puestos en conocimiento de la asamblea que se convoque al
efecto dentro de los 10 días de comenzada su ejecución c) la asamblea puede conferir facultades extraordinarias al presidente o a la
minoría, para realizar actos urgentes o necesarios; también puede remover al administrador”. El precepto contiene “remedios o
soluciones provisorias para evitar las consecuencias más dañosas de la eventual situación de bloqueo que pudiera afectar el
funcionamiento del órgano de administración” se expresa que “la previsión legislativa evita la parálisis en la conducción del ente,
circunstancia que puede perjudicar el patrimonio de la entidad y el cumplimiento de sus fines”. La norma que analizamos procura
suministrar herramientas que permitan enervar las consecuencias dañosas que se derivan de un órgano de administración que se
oponga de manera sistemática u omita sus funciones, impidiéndose de ese modo la adopción de decisiones validas. A tal efecto se
establecen las pautas que deben seguirse. El art que comentamos permite al presidente o alguno de los coadministradores ejecutar
actos conservatorios, los que deben ser puestos en conocimiento de la asamblea que se convoque al efecto dentro de los 10 días de
comenzada la ejecución. Es decir un administrador podría ejecutar como acto conservatorio la formación de un concurso preventivo
de la persona jurídica privada. Debiendo en ese caso provocar de inmediato a la asamblea, al efecto de que se tome conocimiento
de la presentación concursal y se delibere sobre la continuación del trámite concursal en los termino del ya citado art 6 de la LC.

17. La decisión de continuar el trámite del concurso preventivo en el salvataje de la ley 25.284 y el art 161 del CCCN

La misma solución puede postularse en el supuesto de salvataje de entidades deportivas reglado por la ley 25.284 este proceso es
una especie de proceso concursal de reestructuración. La ley 25284 se titula “Fideicomiso de administración de entidades deportivas
en dificultades económicas” lo que instituye la ley no es un contrato fideicomiso, sino una especie particular de proceso concursal.
Pueden existir disposiciones que acerquen la figura al fideicomiso, pero en su mayoría se trata de preceptos propios de procesos
concursales. Por eso entendemos que no existe tal figura contractual, sino que la ley 25284 instaura un proceso concursal especial.
El legislador, atendiendo a las particularidades del sujeto insolvente, estatuyo un proceso concursal especial para atender a la
insolvencia de las entidades deportivas. Consideramos que es un proceso de reestructuración, debido a que no solo persigue
asegurar el pago a los acreedores, sino que procura la continuación de las actividades sociales, culturales y deportivas de la
institución. Ceden los principios que rigen la liquidación de los bienes a favor de la continuación de las actividades. La instauración
de un proceso concursal especial para atender a la insolvencia de una clase particular de sujetos, como lo son las entidades
deportivas, es una manifestación de las modernas tendencias del derecho concursal, que ponen en crisis el principio de unidad de
soluciones y la idea de que debe existir un único proceso concursal para todo sujeto insolvente. La unidad concursal, entendía como
un único proceso concursal para todo tipo de sujeto insolvente fue una de las grandes conquistas del derecho concursal del S. XX.
En la actualidad, de cara a un derecho concursal del S. XXI, la afirmación de un único proceso concursal para todo sujeto insolvente
está en franca retirada. Ya no se afirma que ello resulta lo más eficaz para resolver la insolvencia. Por lo contrario, la tendencia
universal es legislar procesos concursales especiales atendiendo a las particularidades del sujeto insolvente. Es decir que las
características de la insolvencia del sujeto concursal imponen mecanismos concursales especiales. En otros términos, la tendencia
actual es gestar “trajes a medida” considerando el presupuesto subjetivo. A tal efecto, con la ley 25284 crea una solución concursal
especial que permite el pago de los acreedores y la continuación de las actividades deportivas, sociales y culturales de la entidad
deportiva. Con relación a la legitimación, la ley estatuye 2 formas por las que puede accederse al proceso de salvataje, puede ser
abierto de oficio en caso de que la entidad deportiva sea declarada en quiebra (arts 1 y 5) o a solicitud del club insolvente, en el
supuesto de que se encuentre tramitando un concurso preventivo (art 6). Sin perjuicio de las similitudes entre el art 6 de la LC y el
art 6 de la ley 25284, se presentan algunas diferencias, por un lado, el plazo para presentar la ratificación en el expediente, que en el
supuesto del concurso preventivo es de 30 días hábiles judiciales (arts 6 y 273 inc 2 LC); en cambio en el proceso de salvataje se
establece un plazo de 60 días hábiles judiciales (arts 6 y 26 ley 25284 y art 273 inc 2 LC), por otra parte, la restante diferencia es la
que mayor relevancia reviste. En el supuesto de no ratificación o no presentación en término de la decisión de continuar el trámite de
concurso preventivo, el art 6 in fine de la LC dispone que la consecuencia jurídica es la cesación del procedimiento. En efecto, el
precepto dispone que, “no acreditado este requisito, se produce de pleno derecho la cesación del procedimiento, con los efectos del
desistimiento de la petición”. En cambio, ninguna consecuencia se establece en el caso del salvataje para el supuesto en que la
asamblea no ratifique el pedido de conversión del concurso preventivo en aquel proceso. Ante el silencio de la ley se manifestó la
doctrina. GRISPO se inclina por mantener que igualmente se produce la cesación del procedimiento. CAROSSI afirma que la
ratificación debe ser acompañada bajo apercibimiento de quedar sin efecto el procedimiento. BARBIERI sostiene idéntica tesitura.
PERALTA MARISCAL indica que en tal supuesto no existe otra salida que continuar con el concurso en el estado en que se
encontraba antes del sometimiento al régimen de la ley, aun cuando esta solución generara inexcusablemente una dilación en el
trámite del concurso sin contrapartida para los acreedores. Por lo tanto, si relacionamos el art 6 de la ley 25284 con el art 161 del
CCCN cabe postular la misma solución que señalamos respecto del concurso preventivo de una persona jurídica privada. El art 161
del CCCN al régimen de la ley 25284 podra presentarse el supuesto de que el presidente o cualquier otro integrante de la comisión
directiva ejerza como acto conservatorio la solución de continuar el tramite bajo el proceso de salvataje de entidades deportivas, en
dicho caso deberá de inmediato convocar a la asamblea para que tome conocimiento del acto conservatorio ejecutado y decidir si se
continua o no dicho trámite, conforme prescribe el art 6.

C) CONCURSAMIENTO DEL PATRIMONIO DEL FALLECIDO


18. Introducción En este punto no existen modificaciones del CCCN con respecto a lo dispuesto por la LC. Por el contrario el art
2360 del CCCN declara que la masa indivisa insolvente es susceptible de concurso preventivo o de declaración de quiebra, ello
conforme a lo dispuesto en la legislación concursal. El art 2360 introduce algunos términos que no aportan claridad y que
constituyen fuente de importantes controversias jurídicas
19.Masa indivisa insolvente El art 2360 CCCN dispone “Masa indivisa insolvente: en caso de desequilibrio patrimonial o
insuficiencia del activo hereditario, los copropietarios de la masa pueden peticionar la apertura del concurso preventivo o la
declaración de quiebra de la masa indivisa, conforme a las disposiciones de la legislación concursal. Igual derecho, y de acuerdo a
la misma normativa, compete a los acreedores”. El precepto no introduce ninguna novedad, sino que rectifica la posibilidad de
concursamiento del patrimonio del fallecido concuerda la disposición con los arts 2 y 8 de la LC. Los términos empleados por el art
2360 serán fuente de importante conflictos interpretativos.

a) ¿Hay un nuevo supuesto objetivo para el concursamiento de la masa insolvente? Se presentan dudas respecto a si el art 2360
del CCCN introduce un nuevo presupuesto objetivo, dado que no utiliza la expresión “cesación de pagos” o “insolvencia” sino que
alude a “desequilibrio patrimonial” o “insuficiencia del activo hereditario”. El propio art 2360 presenta una flagrante contradicción. Por
un lado, la designación del precepto refiere la “masa indivisa insolvente” que en su redacción alude a “desequilibrio patrimonial o
insuficiencia del activo hereditario”. Consideramos que es un error del art 2360 del CCCN no haber utilizado la expresión de
insolvencia o de cesación de pagos.
b) ¿Los acreedores están legitimados para solicitar el concurso preventivo de la masa insolvente? La ultima parte del art 2360
expresa que igual derecho y de acuerdo a la misma normativa, compete a los acreedores. Al mencionar a los acreedores podría
presentarse la duda de si estos pueden pedir el concurso preventivo de la masa indivisa insolvente. Con ello se estaría
contradiciendo lo previsto en la LC, donde la legitimación para instar la apertura del concurso preventivo solo se reconoce al deudor
(arts 2 y 5). Cuando hace referencia al derecho de los acreedores, se alude a que pueden pedir la quiebra de la masa indivisa
insolvente y no el concurso preventivo. El art 2360 establece que el derecho a los acreedores se concede de acuerdo con la
normativa concursal. Con base a la LC el concurso preventivo no puede ser instado por los acreedores. En consecuencia, ese
derecho reconocido a los acreedores de la masa indivisa insolvente se reduce a la quiebra.
c) Colofón. El art 2360 señala que es una disposición que compatibiliza el ordenamiento civil con el concursal. A fin de evitar
incongruencias, se adopto la solución de la ley especial. De este modo se expresa que lo que se establece no es nada diferente
respecto de las facultades que tiene todo deudor. También se indica que la normativa resulta conteste con lo dispuesto por el art 8
de la ley 24522 que habilita a los herederos a peticionar el concurso o la quiebra del patrimonio de la sucesión.

20. Patrimonio del fallecido como sujeto concursable. El art 2 inc 1 de la LC incluye dentro de los sujetos concursables al
patrimonio del fallecido y el art 8 establece el trámite para su presentación concursal. El inc 1 del citado precepto se establece que
se encuentra comprendido “el patrimonio del fallecido, mientras se mantenga separado del patrimonio de los sucesores”. El art 8 –
bajo el titulo de “personas fallecidas”- dispone que, “mientras se mantenga la separación patrimonial, cualquiera de los herederos
puede solicitar el concurso preventivo en relación al patrimonio del fallecido. La petición debe ser ratificada por los demás herederos,
dentro de los 30 dias. Omitida la ratificación, se aplica el ultimo parr del art 6. De las normas transcripta, resulta que nuestra
legislación admite el concurso del patrimonio del fallecido, siempre que se mantenga separado del patrimonio de los herederos. La
separación patrimonial debe existir respecto de todos los herederos, dado que se señala que “bastaría con que tal cosa no ocurra
respecto de alguno, para descartar la procedencia del concurso que estudiamos”. En el supuesto de que no se mantenga la
separación patrimonial, porque por ej: el heredero renuncia o pierde el beneficio de inventario, “se produce la confusión de
patrimonios de la herencia y del heredero por lo que, es el propio heredero quien resulta insolvente y no la herencia y procedería el
concurso del heredero”. Se expresa que, “asi confundidos los patrimonios, la herencia deja de ser una universalidad jurídica
autónoma susceptible de concurso independiente: quien debe concursarse es el heredero, supuesto en el cual su activo
comprenderá sus bienes anteriores y los heredados y su pasivo a todos los acreedores, esto es, los suyos y los que eran del
difunto”. La solución adoptada por la LC no significa asignar al patrimonio del fallecido personalidad jurídica o que solo se lo
considere sujeto de derecho, sino que se trata de una solución que se justifica en razones de orden practico, por esta via se
satisface a los acreedores del causante, mientras que los herederos aguardan la posibilidad de recibir un remanente después de
pagada las deudas. Se trata de un supuesto de excepción, dado que la LC admite el concurso de todos aquellos entes que gozan de
personalidad jurídica y conforme indica el art 93 del CCCN, la existencia de la persona humana termina con su muerte. FARINA y
FARINA señala el concursamiento del patrimonio del fallecido “se trata de una situación particular, un patrimonio no es sujeto de
derecho, con lo cual la ley admite una excepción al principio general. VITOLO observa que “ en esta norma el legislador, en realidad,
esta utilizando una expresión elíptica para permitir un determinado tratamiento jurídico de los aspectos patrimoniales vinculados a la
herencia. La ley 24522 admite el concursamiento de “sujetos” y el patrimonio del fallecido no es un sujeto. GRAZIABILE sostiene
que “este es un caso en que no se concursa un sujeto, ya que este no existe como persona, lo que se concursa es la universalidad
de bienes que formaban su patrimonio, de manera similar se expresa que la “ley ha pretendido resolver una cuestión y da una
solución práctica sin que ello implique reconocer al patrimonio del fallecido la naturaleza del sujeto de derecho. La norma es
congruente con la unificación de los concursos civiles y comerciales en razón de que omite toda referencia a la calidad de
comerciante del fallido como establecían leyes anteriores. El concurso del patrimonio del fallecido no hay efectos personales sobre
el deudor, siendo que esta fallecido, y el concurso seria en relación a los bienes del causante. Los herederos serán sujetos de
ciertas obligaciones positivas del concurso, como son el deber de colaboración, comparencia e información. En caso de quiebra los
herederos no serán inhabilitados ni se les interceptara la correspondencia, pero si deben cumplir con los citados deberes.
MARTINEZ FLORES expresa “en el caso de concurso de la herencia, los deberes de comparecencia, colaboración e información,
recaen sobre los sujetos que pueden estar en condiciones de cumplirlos: los administradores de la herencia y los herederos. La
legitimación de los administradores de la herencia se justifica por la misma razón que la del propio concursado y la de los
administradores de una misma persona jurídica: son los sujetos que mejor conocen las relaciones de todo tipo relativas a la masa
activa y pasiva del concurso y en ocasiones los únicos que pueden prestar colaboración necesaria para los intereses del concurso.
La legitimación de los herederos es clara, desde luego, si son administradores de la herencia; pero aunque no lo fueran, en la
medida en que sus relaciones con el causante les pueda convertir en sujetos especialmente idóneos para el cumplimiento de tales
deberes, y por ello las mismas razones que se han señalado en el apartado anterior. Es posible que el deber de colaboración no
pueda ser exigido a los herederos con la misma intensidad ni en todos los supuestos en los que sería exigible al propio concursado y
a sus administradores. Habrá que estar a las circunstancias del caso concreto.

A) el concurso de la sucesión y la sucesión concursada: es menester no confundir el concurso del patrimonio del fallecido (arts 2 y 8
LC) de la situación que sobreviene a la muerte del deudor que se encontraba en quiebra (art 105 LC). El primer caso se denomina
“concursamiento de la sucesión” en tanto que el segundo se designa como “sucesión concursada”.

B) Evolución normativa: la posibilidad de concursar al patrimonio del fallecido no es nueva, la alternativa era admitida en diversas
leyes que procedieron al régimen vigente: 1) Ley 11.719 se ocupaba de esta posibilidad en los arts 4 y 8. El primero expresaba que
la quiebra puede ser declarada después del fallecimiento del comerciante, cuando la muerte se ha producido en estado de cesación
de pagos. La declaración de quiebra no podrá ser pedida por los acreedores sino dentro de 6 meses contados desde el día del
fallecimiento. En consecuencia el precepto admitía que un comerciante podía ser declarado en quiebra después de su muerte, pero
sujeto a las condiciones de que la cesación de pagos se hubiera producido antes del deceso y que los acreedores del fallido
hubiesen solicitado la quiebra dentro del término de 6 meses contado desde el día del fallecimiento. GARCIA MARTINEZ “en la
actualidad la quiebra ha perdido el carácter infamante que tuvo en épocas pretéritas, hoy se la considera simplemente como medio
de ejecución colectivo universal para liquidar el patrimonio de un deudor que llego al estado de insolvencia. De ahí que no deba
quitarse a los acreedores la facultad de pedir la quiebra del causante, son pretexto de respetar su memoria, el citado autor indicaba
que si bien el precepto refería a la muerte del comerciante, también comprendería a los no comerciantes que se hubiesen sometido
voluntariamente al régimen de la ley de quiebra, “pues no existiría ninguna razón valedera para excluirlos de él”. El art 8 en su ultima
parte, expresaba que “los herederos del comerciante o del no comerciante que por esta ley tiene derecho a pedir reunir de
acreedores, podrán proseguir el juicio iniciado o iniciarlo dentro de los 30 días de fallecido el causante. También señalo que el
precepto legal se refiere a los herederos del comerciante o del no comerciante fallecidos, a poco que se medite sobre el significado
del texto, este deberá interpretarse, lógicamente, en el sentido de que la solicitud de convocación podrá ser presentada por uno o
más de aquellos, y no necesariamente, por todos a la vez. Si se exigiera la presentación de todos los herederos del DE CUIUS, es
evidente que tal exigencia podría ser perjudicial para la herencia y para el propio nombre del causante, por ausencia de algún
coheredero o por no estar resultas las cuestiones que se planteasen entre si, se correría el peligro de que transcurriera el breve
plazo de 30 días que concede la ley de quiebra y perdería el derecho de acogerse al beneficio del concordato preventivo. 2) Ley
19.551: dispuso el art 2 inc 2 que entre los sujetos pasibles de concurso se encuentra “el patrimonio del comerciante fallecido,
cuando lo solicite un acreedor dentro de los 6 meses del deceso y en el caso del art 8. En el art 8 se expresaba que “los herederos
del comerciante fallecido pueden solicitar el concurso preventivo del patrimonio de su causante, de conformidad con las siguientes
reglas: 1) la petición no puede intentarse después de los 6 meses del fallecimiento, sin perjuicio del cumplimiento del art 10. 2) la
presentación puede ser efectuada por cualquiera de los herederos, debiendo ser ratificada por los demás dentro de los 30 días. En
caso de falta de ratificación, se aplica el último párrafo del art 6”. El régimen de 1972 contenía 2 innovaciones con respecto a la ley
11.719. En 1er lugar, se amplió el plazo de 30 días a 6 meses, para pedir la apertura del proceso concursal. En 2do lugar, se
extendió la posibilidad de efectuar la presentación a cualquier heredero, debiendo dicha petición ser ratificada por los restantes
herederos en el término de 30 días. En cuanto al plazo de 6 meses, con el que contaba el acreedor para pedir la quiebra del
patrimonio del fallecido, la doctrina argumentaba a su favor, señalando que “se explicaba por la necesidad de no mantener mas que
durante un lapso prudencial el estado de incertidumbre”. Se indicaba que la “finalidad de haber fijado un periodo de tiempo para
pedir la quiebra en este caso radica en motivos de seguridad, es decir, que se ha tratado que los derechos de los terceros no se
encuentren sometidos a una eventual declaración de quiebra por un periodo prolongado”. 3) Leyes 22.917 y 24.522 la ley 22.917
mejoro la regulación del instituto. En tal sentido, se derogo el plazo de 6 meses para habilitar la apertura concursal y se mantuvo la
posibilidad de concursamiento de la sucesión, bajo a condición de que se la mantuviera separada del patrimonio de los herederos.
Dicho régimen fue conservado por la ley 24522.

C) Petición de concurso preventivo del patrimonio del fallecido. El art 2 inc 1 de la LC indica que el patrimonio del fallecido es sujeto
pasible de concursamiento. El art 8 establece los pasos a seguir para promover la declaración de concurso preventivo. Bajo el título
de “Personas fallecidas” dispone que “mientras se mantenga la separación patrimonial, cualquiera de los herederos puede solicitar el
concurso preventivo en relación al patrimonio del fallecido. La petición debe ser ratificada por los demás herederos, dentro de los 30
días. Omitida la ratificación, se aplica el último párrafo del art 6.

D) ¿Concurso del patrimonio o de la herencia del fallecido? La ley se refiere al concurso del patrimonio del fallecido. En realidad, lo
que se concursa no es el patrimonio del fallecido, sino aquel que constituye su herencia. En tal sentido, criticando la denominación
legal de “patrimonio del fallecido”, se señala que debe entenderse como “comunidad hereditaria”, “patrimonio sucesorio” o
“patrimonio relicto”, cuyos titulares son los herederos.

E) Legitimación para pedir el concurso. El art 8 establece que cualquiera de los herederos puede solicitar el concurso preventivo en
relación al patrimonio del fallecido. La doctrina considera que el término “heredero” debe ser interpretado en un sentido amplio.
“deberá resultar suficiente el hecho de que los herederos se hubieren presentado en la sucesión abierta para hacer valer sus
derechos, con documentación habilitante prima facie y que obtuvieren un certificado que así lo hiciere constar, para resultar
validados también a los efectos de la presentación de la ley 24522. El criterio amplio permite contener dentro de la calificación de
heredero al cónyuge supérstite. Durante el régimen del Cod Civil se consideraba que también alcanzaba al legatario de cuota.
Asimismo, otros autores incluyen al legatario de cosa cierta. La no acreditación de la calidad de heredero lleva al rechazo de la
petición en concurso preventivo. Igualmente, se reconoce como legitimación al administrador de la sucesión.

F) Ratificación. El art 8 dispone que “la petición debe ser ratificada por los demás herederos, dentro de los 30 días”. El termino de 30
días es perentorio (art 273 inc 1) y ellos se computan por hábiles judiciales (art 273 inc 2) el comienzo del computo lo marca la fecha
de presentación del pedido de concurso preventivo. La ratificación no será necesaria cuando el escrito de presentación en concurso
preventivo fuera suscripto por todos los herederos. 1) ¿Se requiere unanimidad o mayoría? la doctrina se encuentra dividida con
respecto a si es necesaria la unanimidad de todos los herederos a la hora de ratificar la petición de concurso preventivo. Los autores
se inclinan por requerir la unanimidad de todos los herederos a la hora de ratificar la petición de concurso preventivo. Los autores se
inclinan por requerir la unanimidad, aunque dicha exigencia tempranamente fue criticada por la doctrina. Este interrogante se
vincula a otro, referido a que sucede si existen disidencias entre los herederos. Algunos autores entienden que ellas deben ser
resueltas por el juez del sucesorio, quien decide si procede o no la ratificación. 2) Exigibilidad del plazo de 30 dias para presentar la
ratificación. El plazo que establece el art 8 para presentar la ratificación es criticado por la doctrina, por resultar breve. “es
claramente insuficiente en caso de que el reconocimiento de la condición de heredero no se hubiera obtenido antes: sin ese
reconocimiento no hay legitimación para otorgar dicha ratificación, y él se obtiene en el marco de un proceso que, como el sucesorio,
es imposible culminación en aquel lapso. 3) Falta de ratificación: la ultima parte del art 8 hace referencia a las consecuencias que se
derivan de la falta de ratificación. Se establece que, “omitida la ratificación, se aplica el ultimo parr. del art 6”. La falta de aquella
implica el desistimiento del concurso preventivo, no pudiendo presentarse nuevamente en dicho proceso concursal dentro del año
posterior a la declaración de desistimiento, si existen pedidos de quiebra pendientes (art 30 y 31 LC). 4) Aparición de un heredero
posterior al proceso concursal ya iniciado: la aparición, con posteridad a la ratificación al momento en que se adopto la decisión de
continuar el tramite, no implica la declaración de la nulidad de proceso concursal ya abierto, salvo que se demuestre la existencia de
dolo o fraude.

CAPITULO IV

DESAPODERAMIENTO

A) CARACTERIZACION
21. Concepto El desapoderamiento se presenta como el efecto patrimonial más trascendente que provoca la quiebra. Se dice que
es un importante efecto subjetivo, o que constituye el principal efecto de la quiebra. Asimismo señala que constituye un efecto
primario, fundamental e inherente al pronunciamiento de quiebra. También se indica que constituye el efecto típico de la quiebra y
sobre la cual se estructuran las consecuencias jurídicas y se organiza el proceso concursal. VITOLO expresa que “es la desposesión
de los bienes propios, con pérdida del derecho de administración y disposición, facultades que son transferidas al sindico en la
medida fijada por la ley”. El desapoderamiento es el principal efecto patrimonial que trae consigo la quiebra y es el que permite que
los bienes que integran el patrimonio del fallecido queden bajo la administración y disposición del síndico, habilitando el proceso de
liquidación para obtener el producido con el cual se ha de pagar a los diferentes acreedores concurrentes. Es un mecanismo propio
del proceso concursal que permite al sindico reunir y en su caso reconstruir el patrimonio del deudor insolvente, con la finalidad de
realizarlo y repartir su producido entre los acreedores. El desapoderamiento es una institución conocida y aceptada por todas las
legislaciones, aunque lo regulen de diferente manera. Su origen se remonta a los estatutos de las ciudades italianas.

22. ¿Cuándo comienza y cuando finaliza el desapoderamiento? El art 106 de la LC, que bajo el título de “Fecha de aplicación”
establece que “la sentencia de quiebra importa la aplicación inmediata de las medidas contenidas en esta sección” el
desapoderamiento comienza con el auto de quiebra. El desapoderamiento tiene ejecutoriedad inmediata con la sentencia de
quiebra. Declarada esta, opera el desapoderamiento. A partir de ese instante, el fallido queda privado de la facultad de administrar y
disponer de sus bienes. El desapoderamiento se moviliza con total prescindencia de la publicación de los edictos y opera aun
cuando la sentencia de quiebra no se encuentre firme, sea por interposición del recurso de reposición (art 94 LC) o por el
levantamiento de la quiebra sin tramite (art 96). El desapoderamiento finaliza con la rehabilitación. Con ella cesan los efectos de
aquel. El art 107 de la LC, dice que “el fallido queda desapoderado de pleno derecho de sus bienes existentes a la fecha de la
declaración de quiebra y los que adquiera hasta la rehabilitación”. Cabe recordar que el cese de la inhabilitación –que se conoce
como rehabilitación- el principio se produce al año de la sentencia de quiebra.
23. ¿Qué bienes comprende el desapoderamiento? Sistemas latino y germánico. Si tomamos como referencia la sentencia de
quiebra, debemos expresar que el desapoderamiento comprende tanto los bienes presentes como los futuros. Los bienes de los que
el fallido es titular a la fecha de la sentencia de quiebra y los que adquiere después de declarada esta y hasta su rehabilitación. A la
hora de determinar que bienes comprende el desapoderamiento se desarrollan distintos sistemas. El SISTEMA LATINO, el
desapoderamiento se extiende sobre bienes presentes y futuros. Sobre los bienes de los que el fallido es titular a la fecha de la
sentencia de quiebra y los que adquiera hasta su rehabilitación. Este sistema es el seguido por la mayoría de las legislaciones
europeas y latinoamericanas. SISTEMA GERMANICO solo comprende los bienes de los que el fallido es titular a la fecha de la
quiebra. la quiebra solo comprende los bienes presentes. Sistema seguido por la ley alemana. Nuestra legislación se inscribe en el
SISTEMA ROMANO. En efecto, todos los antecedentes patrios lo han adoptado

24. Bienes excluidos Indicamos cuales son los bienes alcanzados por el desapoderamiento, dicho principio no era absoluto, sino
que reconoce excepciones que se encuentran indicadas en el art 108. En nuestro tiempo se observa un proceso de
“constitucionalizacion del derecho privado”. El derecho privado actual sufre una profunda influencia de parte del derecho público,
desde el derecho constitucional, presentándose de esta manera como un nuevo derecho privado con perfiles diferentes con respecto
al del S XIX. El derecho privado decimonico tenía por objeto la protección de la propiedad privada. En el Code se exacerbaba la
protección de la libertad y de la propiedad. En la actualidad, el centro de atención del derecho privado se ha desplazado hacia la
protección del ser humano, principalmente a partir de mediados del S XX. La incidencia de la CN en el derecho privado y el
fenómeno que se cataloga como la “constitucionalizacion del derecho privado” aceleraron la crisis de la clásica distinción entre el
derecho privado y el derecho público. Se manifiesta en la influencia que la CN ejerce sobre el derecho civil, constituyendo de cambio
o de energía renovadora del derecho privado. LLAMAS POMBO cita al jurista GALGANO para quien la CN ya no es solo la fuente
suprema del derecho público, sino que sirve también como ley fundamental del derecho privado y es su principal motor de cambios.
MOSSET ITURRASPE, “caracteriza a ese vuelco un interés creciente por tutelar de modo prioritario a la persona humana, habida
cuenta que ella ocupa un lugar central en la disciplina jurídica, pública o privada. La CN deja de ser fuente de existencia exclusiva
del derecho público para incorporar normas reguladoras de las relaciones entre los entes privados, interparticulares. Asimismo, la
influencia de normas constitucionales constituye una forma de resguardar al ser humano de las tendencias de la economía de
mercado. LORENZETTI considera que este fenómeno permitiría que la tendencia económica producto de las actuales orientaciones
emergentes del mercado y el derecho civil protectorio giren dentro de un círculo que las comprenda y legitime. Este proceso de
constitucionalizacion del derecho privado y el reconocimiento de instrumentos internacionales que gozan de jerarquía constitucional
llevan a incrementar los supuestos de bienes excluidos del desapoderamiento. Existe un convencimiento de que en el centro del
derecho de nuestro tiempo se ubica el ser humano y no la propiedad. Desde el derecho se debe propender a la protección de la
persona humana y en el desapoderamiento se refleja que hay ciertos bienes que se consideran indispensables para la subsistencia
y el desarrollo del fallido y su familia y que por ello deben permanecer al margen del principal efecto patrimonial que trae consigo la
quiebra. El art 108 de la LC establece cuales son los bienes excluidos del desapoderamiento, constituyendo una excepción a la regla
del art 1 parr 2 de la LC, del art 242 del CCCN y del art 743 del mismo cuerpo legal, que alude a los bienes que constituyen la
garantía común de los acreedores. ART 108 “BIENES EXCLUIDOS” dispone “quedan excluidos de los dispuestos en el art anterior:
1) los derechos no patrimoniales 2) los bienes inembargables 3) el usufructo de los bienes de los hijos menores del fallido pero los
frutos que le correspondan caen en desapoderamiento una vez atendida las cargas 4) la administración de los bienes propios del
conyugue 5) la facultad de actuar en justicia en defensa de bienes y derechos que no caen en el desapoderamiento y en cuanto por
esta ley se admite su intervención particular 6) las indemnizaciones que correspondan al fallido por daños materiales o morales a su
persona 7) los demás bienes excluidos por otras leyes.

B) NUEVOS SUPUESTOS DE EXCLUSION DE BIENES DEL DESAPODERAMIENTO

25. Introduccion el impacto que produce el nuevo ordenamiento respecto al instituto del desapoderamiento es el establecimiento de
nuevos supuestos de exclusión.

26.Frutos de los bienes de los hijos menores inc 3 del art 108 de la LC excluye del desapoderamiento al usufructo de los bienes
de los hijos menores del fallido. Se indica que “tal limitación reside en la tutela que el Estado dispensa al menor, posibilitando al
padre la asistencia de aquel, atendida la función de que debe satisfacer el progenitor”. El citado inc 3 establece que si quedan
comprendidos en el desapoderamiento los frutos de esos bienes. La inclusión de los frutos era criticada por la doctrina que la
calificaba de injusta, debido a que se privaba al menor de los frutos que pueden ser cuantiosos, destinándolo a la satisfacción de
acreedores que no son suyos. El nuevo ordenamiento ya no existe el usufructo de los padres sobre los bienes de los hijos. La patria
postead es sustituida por la responsabilidad parental y el usufructo es sustituido por la administración de bienes. El art 685 CCCN
indica que “ la administración de los bienes del hijo es ejercida en común por los progenitores cuando ambos estén en ejercicio de la
responsabilidad parental. Los actos conservatorios pueden ser otorgados indistintamente por cualquiera de los progenitores. Esta
disposición se aplica con independencia de que el cuidado sea unipersonal o compartido”. El art 679 CCCN “modifica
sustancialmente el criterio que rige desde siempre” excluye las rentas de los bienes de los hijos. El art en su 1era parte, expresa que
“las rentas de los bienes del hijo corresponden a este. Los progenitores están obligados a preservarlas cuidando de que no se
confundan con sus propios bienes”. Ahora ya no existe más el usufructo paterno con lo cual el inc 3 de el art 108 de la LC queda
vacio de contenido. Si alguna duda se presentara y se pretendiera incluir las rentas de los bienes de los hijos menores, ellas se
disiparían frente a la clara norma del art 679. El precepto indicado no deja dudas de que “el hijo es el sujeto titular del derecho a
percibir las rentas que conforman su derecho de propiedad”. En consecuencia no cabe duda de que los frutos quedan al margen del
desapoderamiento. Nunca el síndico podría pretender el ingreso a la masa de los frutos de los bienes de los hijos menores del
fallido.

27. Indemnizaciones por daño moral y por daño material derivados de lesiones a la integridad psicofísica. El inc 1 del art 108
de la LC excluye a los derechos no patrimoniales. Los denominados derechos inherentes a las personas. Se trata de bienes
indisponibles por su naturaleza, tales como el honor, la intimidad, la dignidad personal, la identidad y los derechos de familia. “la
característica principal de los derechos de esta índole es su dependencia o su relación con la persona misma del titular, de manera
tal que no puede ejercerlos ninguna otra persona, son inseparables de la individualidad del ser humano. Existieron algunas
discrepancias en la doctrina, en el sentido de que en su momento se entendió por derechos no patrimoniales aquellos que no tenían
contenido patrimonial. Acertadamente se indica que “ello no puede ser así pues la norma no tendría sentido, ya que no existe motivo
para desapoderar al fallido de los derechos sin valor económico”. El inc 1 del art 108 LC debe ser relacionado con el inc 6 que
excluye a las “indemnizaciones que correspondan al fallido por daños materiales o morales a su persona”. Con base en esta norma,
el fallido conserva la legitimación para iniciar o continuar la acción destinada a obtener una indemnización para reparar daños a su
persona. Estas disposiciones deben coordinarse con el art 744 inc f del CCCN que excluye a las indemnizaciones por daño moral y
por daño material derivados de lesiones a la integridad psicofísica. El art 743 establece los bienes que constituyen la garantía de los
acreedores. Consagra el principio de que el patrimonio del deudor es la prenda o garantía común de los acreedores, constituyendo
toda una novedad con respecto al anterior ordenamiento que no consagraba expresamente dicho principio, pero que lo consideraba
implícito por medio de las instituciones que preveían la tutela al crédito. El art 744 establece la nomina de bienes que reputan
“inembargables” y que por lo tanto quedan excluidos de la garantía común. El inc F excluye a “las indemnizaciones que
corresponden al deudor por daño moral y por daño material derivado de lesiones a su integridad psicofísica”. COMPAGNUCCI DE
CASO indica que “es una novedad de la ley civil, dado que ello se puede ver en el derecho laboral, pero resulta una buena salida
para todas las personas que reciben este tipo de resarcimiento”.

C) REGIMEN DE VIVIENDA FAMILIAR

28. Introducción El CCCN dedica todo el capitulo 3 denominado “VIVIENDA”, correspondiente al Título III, “Bienes”, al tratamiento
de la protección de la vivienda. “todo este capítulo es nuevo y no tiene correlato con el Cód. Civil, aunque sí con el régimen de bien
de familia regulado por la ley 14394 al cual sustituye”. Se exhibe una tensión entre la protección del deudor y la tutela del crédito. Se
reemplaza el régimen del bien de familia por el de vivienda, que es mucho más amplio, en el sentido que ya no tiene solo como eje
la protección de la familia sino de la persona individual. La sustitución del régimen del bien de familia por el de vivienda nos parece
adecuada. Una de las críticas que podía realizarse al régimen de la ley 14394 es que no protegía a las personas sin familia. La
citada ley responde a la concepción clásica, en lo que se refiere a hacer de la familia el eje principal de la norma tuitiva”. Esta
concepción se vio superada por cuanto se considera que “la protección debe recaer directamente sobre la vivienda, más allá de que
exista o no una familia, que no lo sustente”. Esta adecuación es positiva porque recoge una realidad social cada vez más frecuente
de personas que viven solas sin formar una familia. El proyecto adopta la moderna concepción de que la vivienda merece protección
tutelando a la persona humana. PERALTA MARISCAL sostiene que “el régimen regulado a partir del art 244 CCCN tiene un
horizonte marcadamente más amplio. En aquel sistema solo tenía protección la familia y no la persona individual, situación que se
corrige en el actual sistema donde toda persona, aunque viva sola, tiene su amparo. Constituye un avance significativo porque no
hay ninguna razón aceptable que justifique que se proteja la vivienda de quien tiene familia y no la de quien no la posee.

29. Afectación Se regula en el art 244 del CCCN permite que todo propietario pueda afectar al régimen de vivienda un único
inmueble que este destinado a vivienda, por su totalidad o hasta una parte de su valor. La protección no excluye la concedida por
otras disposiciones legales. La afectación se inscribe en el registro de la propiedad inmueble según las formas previstas en las
reglas locales, y la prioridad temporal se rige por las normas contenidas en la ley nacional del registro inmobiliario. No puede
afectarse más de un inmueble. Si alguien resulta ser propietario único de 2 o más inmuebles afectados, debe optar por la
subsistencia de uno solo en ese carácter, dentro del plazo que fije la autoridad de aplicación, bajo apercibimiento de considerarse
afectado el constituido en el 1er termino. Se permite afectar un inmueble destinado a vivienda “por su totalidad o hasta una parte de
su valor”. En la doctrina se expresa que “esta es otra novedad puesto que en el sistema de ley 14394 no era posible efectuar una
parte del inmueble. Solo se la podía vincular en su totalidad, y si superaba el valor máximo de afectación entonces no había
protección posible. La importancia de la nueva normativa, desde que permite una protección parcial a quien posee un inmueble de
gran valor, lo que por un lado asegura la vivienda y por el otro evita el abuso que significa proteger la vida lujosa del deudor mientras
su acreedor no puede cobrar lo que es legítimamente debido. El art 245 CCCN se refiere a quien se encuentra legitimado para
solicitar la afectación, otorgándosela al titular registral del inmueble, aclara que deben solicitarla todos los cotitulares conjuntamente.
La afectación puede disponerse en un acto de ultima voluntad. El precepto dice que “el juez debe ordenar la inscripción a pedido de
cualquiera de los beneficiarios o del Ministerio Publico, o de oficio si hay beneficiario incapaces o con capacidad restringida”. Se
contempla el supuesto de divorcio o cese de la convivencia. Se expresa que la afectación “también puede ser decidida por el juez, a
petición de parte, en la resolución que atribuye la vivienda en el juicio de divorcio o en el que resuelve las cuestiones relativas a la
conclusión de la convivencia, si hay beneficiarios incapaces o con capacidad restringida”.

30. Instrumentación el art 244 párr. 2 del CCCN, la afectación “se inscribe en el registro de la propiedad inmueble según las formas
previstas en las reglas locales, y la prioridad temporal se rige por las normas contenidas en la ley nacional del registro inmobiliario”.
PERALTA MARISCAL sostiene que “implica una mejora del sistema del art 35 de la ley 14394 que daba efecto a la constitución
desde su inscripción en el Registro Inmobiliario correspondiente. Se permite la retroactividad de la registración a través del sistema
de reserva de prioridad regulado en la ley 17801.

31. Beneficiarios se establece en el art 246 del CCCN las disposiciones expresa: Son beneficiarios de la afectación: a) el
propietario constituyente, su cónyuge, su convivencia, sus ascendientes o descendientes b) en defecto de ellos, sus parientes
colaterales dentro del 3er grado que convivan con el constituyente”. Una diferencia con el art 36 de la ley 14394 es que se reconoce
como beneficiario al conviviente. No se limita el concepto de familia a la que se funda en el matrimonio. La jurisprudencia reconoció
a condóminos concubinos como beneficiarios del régimen del bien de familia. PERALTA MARISCAL indica que “se declara posible
beneficiario al conviviente no cónyuge, en otra diferencia importante con el sistema anterior que amplía el horizonte de protección.
Esta incorporación se correlaciona con la posibilidad de que una persona individual pueda afectar un inmueble como objeto de
protección. Se expresa que “significa un avance trascendental ya que este pasa a estar amparado aun cuando no tenga familia”.

32.Habitacion el art 247 del CCCN se refiere a este tópico expresando: “Si la afectación es peticionada por el titular registral, se
requiere que al menos uno de los beneficiarios habite el inmueble. En todos los casos, para que los efectos subsistan, basta que uno
de ellos permanezca en el inmueble”. PERALTA MARISCAL “la norma es clara en cuanto a que no es necesaria la convivencia
conjunta de los beneficiarios en el inmueble afectado. Es suficiente que uno lo haga. Sin embargo por imperio del inc b del mentado
art, en caso de que los beneficiarios sean parientes colaterales, es necesario que convivan con el constituyente.

33. Subrogación real el art 248 del CCCN manifiesta que la afectación “se transmite a la vivienda adquirida en sustitución de la
afectada y a los importes que la sustituyen en concepto de indemnización o precio”. Una disposición que toma como fuente el art
238 del proyecto del Cod. Civil unificado con el Cod. de Comercio. No existe una norma similar a la ley 14394. Es una solución
acertada que tiene operatividad tanto en un escenario con ejecución como sin ella. Le permite al deudor cambiar de inmueble,
sabiendo que la protección se trasladara al nuevo. La protección que tenia respecto del primero de los inmuebles se traslada al que
se adquiere con posteridad. El inmueble adquirido queda afectado al régimen de vivienda, con efecto retroactivo a la fecha de la
primera afectación. En tanto que reviste utilidad en un escenario de ejecución, en el sentido de que el remanente que quede de la
ejecución, después de satisfechos los acreedores a quienes no les era oponibles la afectación, le corresponde al deudor y si con ese
dinero el adquiere otro inmueble este quedara afectado al régimen de vivienda, con efecto retroactivo a la fecha de la primera
afectación. Es una norma que tiene gran trascendencia concursal, recogiendo la solución propuesta por la doctrina, la jurisprudencia
y reconocida en algunas disposiciones registrales. La posibilidad de la subrogación real concuerda con la teoría de las masas
separadas que esbozara una de las autoras del nuevo Código. De acuerdo con esta teoría, solo tienen derecho a pedir la
desafectación del inmueble, y promover la ejecución, los acreedores anteriores a la constitución, a quienes esta no les era oponible.
El remanente no beneficia al resto de los acreedores, sino que le corresponde al fallido. Respecto del destino del remanente, como
alternativas que el remanente sea entregado al fallido, sin tomar en consideración el destino que le dará a esos fondos o que, bajo el
control del tribunal y del síndico, el remanente deba ser aplico por el fallido a la adquisición de un nuevo inmueble, que sustituirá al
que fue ejecutado. El inmueble goza de igual protección que el bien originariamente afectado. El proyecto del cod civil unificado con
el cod de comercio acogió la tesis de la sustitución en el art 238 que –bajo el titulo de subrogación real- expresaba que “la afectación
se transmite a la vivienda adquirida en sustitución de la afectada, o a los importes que la sustituyen en concepto de indemnización”.
En consecuencia, la redacción del actual art 248 del CCCN que estamos comentando concursa con la norma del proyecto con
algunas diferencias. La doctrina recibe con beneplácito la figura de la subrogación real incorporada al art 248 del CCCN. PERALTA
MARISCAL sostiene que “la norma en comentario, permite que se opere este instituto con relación a un inmueble afectado como
respecto de otro inmueble y del dinero obtenido por su enajenación o como indemnización sustitutoria, es una importante saludable
novedad respecto del régimen anterior. Es una solución justa porque desde el punto de vista del deudor, la imposibilidad de
concretar la sustitución le provoca una suerte de esclavitud a residir indefinidamente en el mismo lugar aunque no se ajuste a sus
necesidades: por otro lado, no perjudica los derechos de los acreedores por cuanto para ellos no varía la situación: a quienes les era
inoponible la primera afectación les será inoponible la segunda, y así el primer inmueble hubiera sido subrogado por dinero, de todas
maneras no hubieran contado con él para satisfacer sus acreencias de permanecer originaria. FLAH Y AGUILAR “la incorporación
de este instituto permite extender la protección en forma interrumpida al inmueble o valores que sustituyen al afectado
originariamente. Su inclusión no solo tiene significación para el constituyente sino que afecta al resto de la familia en caso de existir
más de un beneficiario, que independientemente de la titularidad del derecho, tiene un derecho a la vivienda de base constitucional
que se vería avasallado, de no permitirse la subrogación real. Además, prioriza el interés de los acreedores por sobre la protección
de la vivienda constituiría una solución disvaliosa y atentatoria del espíritu del cod. fundado en principios constitucionales.
34. Efecto de la afectación. Inoponibilidad a los acreedores de causa anterior. El art 249 del CCCN expresa que la afectación
“es inoponible a los acreedores de causa anterior a esa afectación. La vivienda afectada no es susceptible de ejecución por deudas
posteriores a su inscripción, excepto: a) obligaciones por expensas comunes y por impuestos, tasas o contribuciones que gravan
directamente al inmueble b) obligaciones con garantía real sobre el inmueble, constituida de conformidad a lo previsto en el art 250
c) obligaciones que tienen origen en construcciones u otras mejoras realizadas en la vivienda d) obligaciones alimentarias a cargo
del titular a favor de sus hijos menores de edad, incapaces, o con capacidad restringida. Los acreedores sin derecho a requerir la
ejecución no pueden cobrar sus créditos sobre el inmueble afectado, ni sobre los importes que la sustituyen en concepto de
indemnización o precio, aunque sea obtenido en subasta judicial, sea esa ordenada en una ejecución individual o colectiva. Si el
inmueble se subasta y queda remanente, este se entrega al propietario del inmueble. En el proceso concursal, la ejecución de la
vivienda solo puede ser solicitada por los acreedores enumerados en este art”.

a) Fuente. La de este art se encuentra en el art 239 del proyecto cod civil unificado con el comercial

b) Oponibilidad de la afectación a los acreedores de causa anterior. Tiene incidencia en los procesos concursales y en su
redacción implica adoptar las tesis predominantes en la actualidad, tanto en la doctrina como en la jurisprudencia.

En los 2 primeros parr. Consagra el “efecto principal de la afectación”. PERALTA MARISCAL “constituye el corazón del sistema de
protección”. Desde el punto de vista concursal este precepto consagra la teoría de las masas separadas y resuelve el debatido
problema sobre el destino del remanente, en caso de coexistencia entre acreedores anteriores y posteriores a la afectación. Se
reconoce que los acreedores posteriores a la constitución en ningún caso puede verse beneficiados cobrando con el inmueble.
Frente al régimen de la ley 14394, el supuesto de la coexistencia de acreedores anteriores y acreedores posteriores a la afectación
fue un tema que genero un encendido debate. En razón de que se trataba de una situación no contemplada expresamente ni en la
ley 14394 ni en la ley 24522. Se había elaborado diferentes teorías que trataban de explicar si, desafectado el inmueble al régimen
del bien de familia, su producido beneficiaba a la totalidad de acreedores o solo a los anteriores, a quienes la afectación les
resultaba inoponible. La solución se encontraba precedida por un debate que residía en determinar si se otorgaba prioridad a la
protección de la vivienda familiar o por el contrario se le daba primacía a la protección del crédito y a la celeridad negocial. En la
doctrina y en la jurisprudencia se elaboraron diferentes tesis: 1) Tesis que sostenía la incorporación del bien al activo del concurso
existiendo algún acreedor a quien no le era oponible la constitución era una propuesta que otorgaba prioridad a las normas y
principios concursales sobre las disposiciones que tutelaban la vivienda familiar. Se admitían dos variantes: una que podríamos
calificar como extrema y otra moderada. La primera sostenía que con la sola existencia de los acreedores anteriores el inmueble
debía ser desafectado y de esa manera aprovechaba a toda la quiebra, liquidándose el activo en la quiebra y beneficiando a todos
los acreedores, tanto a los anteriores como a los posteriores, era suficiente la existencia de un crédito anterior a la afectación del
inmueble como bien de familia para que se produjera la desafectación, siendo el inmueble desapoderado y liquidando en la quiebra.
producida la desafectación, el inmueble quedaba desafectado para todos los acreedores y a favor de todos los acreedores. La
segunda entendía que, desafectado el inmueble, se cobraban primero los acreedores anteriores y el remanente pasaba a integrar el
activo falencial. La diferencia entre una y otra variante radicaba en que en la primera los acreedores concurren igualitariamente
sobre el inmueble desafectado que ingresa en el activo falencial y en beneficio de los restantes acreedores es el remanente. En
cualquiera de sus dos variantes fue sostenida por un importante sector de la doctrina. Las criticas que cabe sobre esta teoría a)
otorga una preeminencia extrema a los principios concursales hasta el punto de olvidarse por completo de la protección de la
vivienda familiar. Debe procurarse el respeto de los principios concursales de la universalidad y de la igualdad de los acreedores,
pero ello no debe conducir a la eliminación de otro valor tan importante como lo es la protección de la vivienda familiar b) la
aplicación desde el principio de igualdad o paridad en el tratamiento de los créditos no justifican la solución propuesta, en virtud de
que no se observa una afectación a tal principio, por otorgar un trato diferente a acreedores que AB INITIO se encuentran en una
situación disímil. Los acreedores anteriores a la constitución del bien de familia desde el inicio se encuentran en una diferente
situación respecto de los acreedores posteriores, en razón de que estos últimos no cuentan con ese bien como prenda o garantía
común de sus créditos. C) los acreedores posteriores a la constitución del bien de familia que no poseen el derecho a ejecutar el
inmueble se ven en una mejor situación por la quiebra del constituyente. Si este último no estuviera en quiebra, dichos acreedores
posteriores no tendrían posibilidad alguna de cobrar su crédito. Si se trata de una obligación contractual, el tercero que celebro un
contrato con el constituyente conocía que dicho bien no forma parte de la garantía de su crédito por estar afectado al régimen del
bien de familia d) prescinde del art 38 de la ley 14394 que establece que la inmebargabilidad e inejecutabilidad del inmueble
respecto de las deudas posteriores a la inscripción del bien de familiar opera aun en caso de concurso o quiebra e) la solución
propuesta por esta tesis resulta axiológicamente reprochable, por generar situaciones de injusticia. Injusto beneficiar a los
acreedores posteriores a la afectación del bien de familia con un producido que la ley no les otorga. Así resulta injusto otorgar
prioridad a los principios concursales en detrimento de la protección de la vivienda familiar. 2) Tesis de las masas separadas o teoría
de la “masita” según esta tesis –a la cual adherimos- como lo establecía en el art 38 de la ley 14394, la situación de quiebra no
provocaba una modificación del régimen de oponibilidad e inoponibilidad del bien de familia respecto a los acreedores del
constituyente. Solo conservaban el derecho de agredir patrimonialmente al inmueble los acreedores anteriores a la afectación como
bien de familia, a quienes dicha constitución les resultaba inoponible. Los acreedores posteriores no podrían beneficiarse por la sola
circunstancia de que coexistieran en el proceso concursal liquidativo acreedores anteriores y posteriores. La ley establecía la
inembargabilidad e inejecutabilidad del inmueble respecto de estos últimos acreedores. Los autores citados propusieron como
solución formar una masa separada constituida por el bien de familia, a la que concurren en la etapa liquidativa solo los acreedores
con derecho a ejecutar dicho inmueble. No se trataba de la formación de un concurso especial, sino de una forma técnica de
distribución que no requería de una norma expresa que la consagrase como consecuencia de lo que venimos exponiendo, en caso
de existir remanente, este debía ser entregado al fallido. Esta tesis ha encontrado una importante adhesión en la doctrina nacional
asimismo fue receptada por importante jurisprudencia, donde se sostuvo que, “cuando en la quiebra de uno de los conyugues
existen acreedores anteriores y posteriores a la afectación del inmueble como bien de familia, su desafectación solo beneficia a los
primeros”. Por otro lado, es la solución que adopto el proyecto del cód. civil unificado con el de comercio que se ocupa de esta
temática en el cap. III, denominado “VIVIENDA” del título III, “PATRIMONIO”. En su art 239 establece quienes tienen derecho a
ejecutar el inmueble afectado al régimen de vivienda, como también a quienes beneficia el producido de la ejecución y el destino que
debe darse al remanente. El texto proyectado establecía que “la vivienda afectada no es susceptible de ejecución por deudas
posteriores a su inscripción. Solo se puede requerir su ejecución por: a) obligaciones del titular anterior a la inscripción b) impuestos,
tasas o contribuciones que graven directamente al inmueble, y expensas comunes c) obligaciones con garantía real sobre el
inmueble constituidas de conformidad a lo previsto en el art siguiente d) obligaciones causadas en construcciones u otras mejoras
realizadas en la vivienda e) obligaciones alimentarias a cargo del titular. Si hay concurso, la ejecución de la vivienda puede ser
solicitada y beneficia exclusivamente a los acreedores enumerados en este art. El remanente de la ejecución se entrega al
propietario.3) Tesis que subordina el destino del remanente al momento en que el fallido es rehabilitado esta posición trataba de
resolver el problema del destino del remanente de la liquidación. Se consideraba que el remanente se restituía al fallido o ingresaba
a la masa, tomando en consideración el instante en que aquel se generaba. Si el remanente de la liquidación del inmueble se
originaba antes de que el fallido estuviese rehabilitado, los fondos caían en el desapoderamiento y beneficiaban a los acreedores
posteriores, a quienes les resultaba inoponible la constitución del bien de familia. Si el remanente ingresaba una vez operada la
rehabilitación, este debía ser entregado al fallido. No compartimos el criterio expuesto, en razón de que era una tesis que olvidaba
que el bien de familia. En cambio si el remanante ingresaba una vez operada la rehabilitación, este debía ser entregado al fallido. No
compartimos el criterio expuesto, en razón de que era una tesis que olvidaba que el bien de familia, al resguardar la vivienda familiar
de la agresión patrimonial de los acreedores. El error de la citada tesis residía en distinguir el destino del remanente basándose
exclusivamente en el criterio temporal del ingreso de los fondos.

c) Destino del remanente se reafirma el criterio de que los acreedores posteriores no tienen derecho alguno al remanente, se
expresa que si el inmueble se subasta y queda remanente, este se entrega al propietario del inmueble. Al comentar esta disposición
PERALTA MARISCAL sostiene que “se supera de esta manera un arduo debate interpretativo que suscito la ley 14394, asimismo se
indica que “adopta el criterio según el cual el activo liquidado pertenece solo a los acreedores anteriores a la afectación, y si hay
remanente se entrega al propietario”.

d) Legitimados para la desafectación y ejecución del inmueble. Se procura aclarar el problema respecto de quien se encuentra
legitimado en caso de un proceso concursal para pedir la desafectación y ejecución del inmueble afectado al régimen de vivienda.
Se confiere legitimación a los acreedores que se enumeran en el art, es decir los acreedores a quienes no les es oponible la
afectación de la vivienda en el régimen que estudiamos. Se procura concluir con el debate respecto de la legitimación del síndico, al
adoptar la tesis predominante, que excluye a tal funcionario de la legitimación para pedir la desafectación del inmueble. En este
sentido se expresa que se dispone también en el proceso concursal, la ejecución de la vivienda solo puede ser solicitada por los
acreedores enumerados en este artículo y si bien parece claro que el sindico se encuentra excluido de la posibilidad de pedir la
desafectación, hubiera sido preferible que la cuestión se aclarara específicamente para evitar debates al respecto. En la doctrina
MEDINA considero que solo el acreedor con derecho a ejecución podía pedir la desafectación, mientras que no goza de dicha
legitimación el síndico. La citada autora entendía que la solución debía encontrarse resolviendo previamente a quién beneficia el
producido; si solo a los acreedores con derecho a ejecución o también a los que carecen de ese derecho de agresión. La autora
señalo que es el acreedor con derecho a ejecución quien debe solicitar la desafectación y no la sindicatura, en razón de que el
acreedor tiene derecho a renunciar a la facultad requerida y conformarse, después de verificado su crédito, con cobrar a prorrata con
los demás acreedores. Sin perjuicio de esta posición, la mayoría de la doctrina reconocía legitimación activa al sindico, aunque
algunos autores, si bien admitían la legitimación del órgano sindical, manifestaban que existían importantes argumentos que podrían
avalar la posición contraria. En la doctrina se indica que, para mitigar la imposibilidad jurídica del sindico para instar la ejecución del
bien, se propicia que el órgano concursal convoque a los acreedores a los que la inscripción del bien de familia les es inoponible y
los inste a prestar su conformidad (art 119 LC). Con lo dispuesto en el art 249 in fine se reafirma el criterio de la CSJN y se endereza
claramente de ese modo a excluir la legitimación del sindico, si bien entendemos que la reforma apunta claramente a esa exclusión,
consideramos que hubiera sido conveniente que la norma lo estableciera de manera expresa. De ese modo, no hubiera quedado
margen alguno para el debate.

35. La desafectación por abuso de derecho. El CCCN incorpora el abuso de derecho en el Cap. 3 del Título Preliminar. Este
capítulo va dirigido al ciudadano. La doctrina considera que el abuso del derecho es un instituto que encuentra sus raíces en la CN
de 1949, que procura mitigar la concepción individualista del derecho. El CCCN lo incorpora en el Titulo Preliminar, alude en el art
10, que indica que “el ejercicio regular de un derecho propio o el cumplimiento de una obligación legal no puede constituir como
ilícito ningún acto. La ley no ampara el ejercicio abusivo de los derechos. Se considera tal el que contraria los fines del ordenamiento
jurídico o el que excede los límites impuestos por la buena fe, la moral y las buenas costumbres. El juez debe ordenar lo necesario
para evitar los efectos del ejercicio abusivo o de la situación jurídica abusiva y si correspondiere, procurar la reposición al estado de
hecho anterior y fijar una indemnización”. Esta norma resulta aplicable en el supuesto de que se afecte al régimen de vivienda un
inmueble que exceda notoriamente las necesidades del deudor y su familia. Mediante la prueba de este extremo y con base en el art
10 del CCCN podría articularse la desafectación. Parte de la doctrina señala que el sindico tendría legitimación, dado que lo que la
ley veda es su legitimación para pedir la desafectación cuando existen algunos de los acreedores mencionados en el art 249 que
son los que tienen la legitimación para pedir la desafectación. Por lo tanto, se indica que si podría pedir la desafectación en caso de
abuso.

36. Frutos el art 251 del CCCN bajo el acápite de “frutos” expresa que “son embargables y ejecutables los frutos que produce el
inmueble si no son indispensables para satisfacer las necesidades de los beneficiarios”. La fuente de la disposición es el art 241 del
proyecto del cod civil unificado con el cod de comercio. Asimismo, reproduce el criterio del art 39 de la ley 14394 aunque
simplificando esta impedía en cualquier caso de embargo de los frutos por encima del 50% (art 39). Esta norma puede tener
aplicación en el ámbito concursal. Los frutos del inmueble pertenecen a su propietario. Ante su quiebra, los frutos que se devengan
hasta la fecha de la rehabilitación podrán ser alcanzados por el desapoderamiento, siempre que no resulten “indispensables para
satisfacer las necesidades de los beneficiarios”. Si no se da esta ultima característica, esos frutos, ante la quiebra del propietario del
inmueble, serán alcanzados por los efectos del desapoderamiento. El precepto tiene eficacia en las relaciones externas; frente a los
terceros acreedores. En consecuencia podrían demostrar que los frutos no resultan “indispensables para satisfacer las necesidades
de los beneficiarios” y con ello provocar que los frutos sean alcanzados por el desapoderamiento. Cabe entender que el embargo de
los frutos se extiende, en principio a los naturales y no a los civiles, puesto que el bien debe ser habitado por alguno de los
beneficiarios.

37. Limitación a los honorarios profesionales en los concursos preventivos y quiebra. el parr. 2 del art 254 del CCCN
establece que “en los juicios referentes a la transmisión hereditaria de la vivienda afectada y en los concursos preventivos y
quiebras, los honorarios no pueden exceder del 3% de la valuación fiscal. Tiene una fuerte incidencia en los profesionales que
intervienen en los procesos concursales. Esto llevo a que en las sucesivas reformas concursales, por una criticable decisión de
política legislativa, se resolviera una sensible reducción de las escalas arancelarias. Sin perjuicio de las críticas de la doctrina, cabe
indicar que el 2do parr. Del art 254 se inscribe en la tendencia de reducción de los honorarios de los profesionales que intervienen
en los procesos concursales. En caso de que el único bien que integra el patrimonio del fallido sea el inmueble afecto al régimen de
vivienda, los honorarios de los profesionales no pueden exceder el 3% de la valuación fiscal. A partir de allí se observan 2
considerables impactos que tiene el precepto sobre el régimen de regulación de honorarios de los profesionales intervinientes en los
concursos y quiebras. Podemos señalar que se observa una doble reducción en la regulación de honorarios. Por un lado, la base
regulatoria tomara en cuenta la valuación fiscal de inmueble y no ya el valor probable de realización que informa el sindico a través
del informe general (art 39 inc 2). La valuación fiscal es sensiblemente inferior al valor probable de realización y de ello se deriva un
reducción en el monto a regular. Por el otro, el límite que emerge de esta norma puede colisionar con los topes mínimos
establecidos por la LC. En dicho caso se señala que “por aplicación del principio interpretativo que indica que la ley especial
prevalece sobre la general, debe estarse a los topes establecidos en este Cód.”.

D) CONCURSO O QUIEBRA DEL CONYUGE COMO CAUSAL DE SEPARACION JUDICIAL DE BIENES

38. Caracterización. El art 475 del CCCN menciona las causas por las cuales se extingue el régimen de comunidad. En el inc d del
citado precepto se menciona “la separación judicial de bienes”. “es una acción autónoma destinada a hacer cesar la comunidad de
gananciales hacia el futuro sin que ello importe la disolución del vinculo matrimonial”. El art 477 se menciona los motivos por lo que
procede la separación judicial de bienes. El supuesto del inc b dispone que “la separación judicial de bienes puede ser solicitada por
uno de los cónyuges…. b) si se declara el concurso preventivo o la quiebra del otro cónyuge”. La relación con el cod civil derogado
la encontramos en el art 1294 que aludía al concurso como causal de separación.

39. Cuestión terminológica. La expresión concurso generaba discrepancia en la doctrina entre quienes consideraban que era
sinónimo de falencia y quienes la entendían como compresiva también del concurso preventivo. El texto actual ya no habla de
concurso sino que alude al “concurso preventivo” como a la “quiebra”. KRASNOW sostiene que “vinculando el texto actual con el
derogado, se comprueba que el primero es mas preciso y completo: el art 1294 del cód. Civil derogado incluía la causal con la sola
mención de concurso: mientras que el art 477 además de introducir la “quiebra” deja en claro a través del enunciado que la causal
procede después de la declaración judicial de concurso o quiebra.

40. Valoracion critica. Un sector de la doctrina critica que se mantenga esta causal. Asi expresa que es curioso que se mantenga
dentro de las causales de separación judicial de bienes al concurso preventivo o la quiebra en virtud de las criticas que el actual art
1294 ha sufrido al habérsele cuestionado su sentido y utilidad en relación con el régimen de separación de responsabilidades.
Expresa que cabe destacar que no hemos podido al menos que sorprendernos de encontrar nuevamente plasmada la causal de
disolución del régimen patrimonial matrimonial por separación judicial de bienes, concurso o quiebra de uno de los conyugues,
temeroso de perder su eventual derecho a los gananciales frente a un espeso concursado o quebrado. También expresa que el
mantenimiento del concurso preventivo o quiebra como causal de separación judicial de bienes continua siendo una norma de
dudosa utilidad que no debió ser mantenida en el CCCN.

CAPITULO V

INCIDENCIA DEL REGIMEN DE OBLIGACIONES Y DEL DERECHO DE DAÑOS

A) LAS OBLIGACIONES A PLAZO FRENTE A LOS PROCESOS CONCURSALES.


41. Introducción las obligaciones pueden clasificarse de diferentes maneras. En accidentes o modalidades que pueden alterar su
eficacia, se clasifican en puras y simples y en modales. Las primeras son las que no están sometidas a ninguna modalidad, en las
segundas se ubican las obligaciones a plazo, las condicionales y las que contienen un cargo. El art 350 del CCCN señala que “la
exigibilidad o la extinción de un acto jurídico pueden quedar diferidas al vencimiento de un plazo”. El plazo hace referencia a cierta
distancia entre 2 límites temporales. Se expresa que “se denomina ordinariamente plazo al lapso que media entre la celebración
del acto y el acaecimiento de un hecho futuro y necesario, al cual está subordinado el ejercicio o la extinción de un derecho.
También que es “un acontecimiento futuro y cierto que suspende la exigibilidad o la extinción de un derecho y que produce sus
efectos sin retroactividad”. Del mismo modo, sostiene que es la clausula en virtud de la cual se difieren (plazo suspensivo) o se
limitan en el tiempo (plazo resolutorio) los efectos de un acto jurídico. De manera similar se indica que es la modalidad que
subordina la exigibilidad de un acto jurídico al transcurso de un espacio de tiempo. Del mismo modo, se expresa que “es el
decurso del tiempo a cuyo término, futuro y cierto, se subordina la exigibilidad del acto jurídico”. El plazo presenta los siguientes
caracteres: a) es futuro, en esto se asemeja a la condición un acontecimiento que vendrá b) es cierto o necesario lo que fatalmente
ocurrirá c) sus efectos no son retroactivos, opera (desde ahora). Existen diversas clasificaciones del plazo. En primer lugar, cabe
distinguir el suspensivo del resolutorio. El primero también es conocido como inicial, y es aquel en el cual se difieren los efectos del
acto jurídico hasta el cumplimiento del término fijado. El segundo es denominado también como extintivo o fina, y es aquel en el
cual el transcurso del tiempo hace cesar la exibilidad de la obligación. La fecha en que debe ocurrir el vencimiento del plazo se
clasifica en cierto o incierto. En el primero se conoce de antemano el momento de su realización o se conoce perfectamente
cuando ocurrirá su vencimiento. Asimismo se expresa que es aquel en el cual “puede ser determinado astronómicamente, vale
decir basta con recurrir al calendario para saber cuando llegara el término”. En el segundo, no se sabe la fecha en que ha de
cumplirse. Desde el punto de vista de donde surge o atendiendo al origen existen tres especie. El plazo legal surge de la ley, el
judicial emana de una sentencia y el voluntario es el establecido por los otorgantes de un acto.

42. Beneficiario del plazo. El art 570 del Cód. derogado el plazo se presumía estableciendo a favor de ambas partes, salvo que por
el objeto de la obligación o por otras circunstancias resulte haberse puesto a favor del deudor o del acreedor. El CCCN cambia la
regla, al sostener que el plazo en principio se considera establecido en beneficio del obligado, salvo que por la naturaleza del acto
o por otras circunstancias se lo estime en beneficio del acreedor o de ambas partes. El art 351, bajo el título de “beneficiario del
plazo” dispone que el plazo “se presume establecido en beneficio del obligado a cumplir o a restituir a su vencimiento, a no ser
que, por la naturaleza del acto, o por otras circunstancias, resulte que ha sido previsto a favor del acreedor o de ambas partes”. La
fuente de esta disposición la encontramos en el art 183 del Anteproyecto de 1954 y en el art 1184 del Cód. Civil y Comercial
Italiano de 1942. En caso de que las partes, al celebrar un negocio jurídico, convengan de manera expresa en beneficio de cuál de
ellas se otorga el plazo, se debe respetar lo pactado. Sin embargo, no es habitual una estipulación de este tipo y en el supuesto de
que no exista ninguna previsión respecto a favor de quien se concede esta modalidad, hay que atenerse a lo que dispone el art
351 del CCCN. Este dispone que el plazo convenido se presume establecido en beneficio del obligado a cumplir o restituir a su
término. En consecuencia, de conformidad con el art 351, presumiéndose el plazo convenido en beneficio del deudor, este podría
cumplir su obligación antes de la expiración del plazo, aun contra la voluntad del acreedor.

43. Las obligaciones a plazo. Aquellas que están sujetas al elemento accidental determinado plazo. Se expresa que en las
obligaciones a plazo, el ejercicio de los derechos de las partes está supeditado a que transcurra el tiempo indicado, ya sea para
que comience ese ejercicio (plazo suspensivo) o para que el mismo cese (plazo resolutorio). Asimismo se señala una fecha
determinada. Las obligaciones a plazo se caracterizan por la certeza de la llegada del día de su cumplimiento.

44. El CCCN y la caducidad de los plazos. El art 353 del ordenamiento mencionado alude a la caducidad de los plazos, adoptando
a nuestro criterio la tesis correcta y clarificando una cuestión que genero un incesante debate en la doctrina. El nuevo texto
distingue entre quiebra y concurso preventivo, estableciendo acertadamente que solo el primero de los procesos produce la
caducidad de los plazos. El precepto dispone que el obligado a cumplir no puede invocar la pendencia del plazo si se ha declarado
su quiebra, si disminuye por acto propio las seguridades otorgadas al acreedor para el cumplimiento de la obligación o si no ha
constituido las garantías prometidas, entre otros supuestos relevantes. La apertura del concurso del obligado al pago no hace
caducar el plazo, sin perjuicio del derecho del acreedor a verificar su crédito y a todas las consecuencias previstas en la legislación
concursal. Celebramos que el CCCN haya abordado expresamente el problema, suministrando claridad y cerrando en cierta
manera el debate, adoptando la tesis que nos aparece apropiada.
a) La regulación en el Código Civil su art 572 disponía que el deudor constituido en insolvencia y los que representen no pueden
reclamar el plazo para el cumplimiento de la obligación. Cabe formular una serie de precisiones terminológicas. La expresión
insolvencia era utilizada por el legislador en distintos preceptos aunque era una institución sobre la que no había legislado. Es
preciso recordar que la redacción de este art proviene de la ley 1196 denominada “fe de erratas”. La redacción original del precepto
fue tomada por VELEZ y expresaba lo siguiente “el deudor constituido en quiebra y los que lo representen no pueden reclamar el
plazo para el cumplimiento de la obligación”. Refería a quiebra y no a insolvencia. Con lo dispuesto en el art 572 se redacto el art
753. Este ultimo precepto disponía que “puede el acreedor exigir el pago antes del plazo, cuando el deudor se hiciese insolvente,
formando concurso de acreedores. Si la deuda fuese solidaria, no será exigible contra los codeudores solidarios, que no hubiesen
provocado el concurso”. La expresión insolvencia que refieren los textos citados tenía su lógica a las soluciones vigentes en la época
del Cód. Cuando VELEZ se refiere a “constituido en insolvencia” lo hace respecto del deudor comerciante como del no comerciante
y para una solución liquidativa. Por lo tanto, se hacía mención a las 2 soluciones que desde el derecho de la insolvencia se preveían
en aquella época: la quiebra para los comerciantes y el concurso civil para los no comerciantes. Los dos institutos eran liquidativas, y
en esa línea deben ser interpretadas las disposiciones, debido a que el procedimiento se vería perturbado si existieran todavía
créditos no exibiles. Por otra parte, la causal de caducidad no era simplemente la insolvencia sino que era menester una sentencia
que declarase que el deudor estaba en insolvencia. Es decir, no se refería a una quiebra de hecho que no tiene virtualidad para
producir efectos jurídicos sino a una quiebra de derecho.
b) La situación en la ley de concursos
1- Quiebra: el art 128, 1era parte de la LC, bajo el título de “vencimiento de plazos” expresa que “las obligaciones del fallido
pendientes de plazo se consideran vencidas de pleno derecho en la fecha de la sentencia de quiebra” a) fundamento de la solución
legal: la quiebra trae como efecto el decaimiento de los plazos a los que se encuentran sujetas las obligaciones del fallido. De este
modo, los acreedores deberán insinuar su acreencia en el pasivo concursal, sin tener que esperar el vencimiento originario de las
obligaciones. La solución es coherente con el desapoderamiento y con los principios de colectividad de acreedores y con el de
concurrencia. La caducidad se produce de pleno derecho a la fecha de la sentencia de quiebra. No resulta necesario que el juez de
la quiebra dicte una sentencia disponiendo específicamente al respecto. Se trata de “una solución coherente con la naturaleza del
instituto falencial” como también es “una solución eminentemente practica a los fines de la liquidación del dividendo y del pago a los
acreedores en moneda de quiebra”. el precepto “pone de manifiesto la incidencia de la quiebra sobre las obligaciones existentes, en
este caso; con plazos aun”. Se indica que “a la fecha de la quiebra se cristaliza el patrimonio del deudor y por ello todos los créditos
han de ser exigibles y se han de mensurar a esa fecha”. También expresa que “estamos ante un vencimiento legalmente impuesto,
que sustituye al convencionalmente establecido, y que tiene una finalidad eminentemente practica a los fines de la liquidación del
dividendo y del pago a los acreedores en moneda de quiebra. el fundamento estriba en que “frente a una situación de liquidación del
patrimonio del deudor, para que cumpla su función de garantía, respetando el principio de igualdad de los acreedores, es manifiesta
la conveniencia de tener a todos los créditos como vencidos a fin de pagar de acuerdo a la ley del dividendo en cada oportunidad en
que haya fondos para distribuir y recurrir lo menos posible a reservar para pagos futuros. B) Delimitación subjetiva y objetivas: 1)
delimitación subjetiva: solo resultan alcanzadas las obligaciones del fallido, aquellas en las que el hoy fallido en la relación
obligacional ostenta la calidad de deudor, o sea, las que el debe cumplir, no quedan atrapadas las obligaciones en las que el fallido
es acreedor, esto es, titular de un crédito contra un tercero. En este caso, ante la quiebra corresponde al síndico procurar su cobre,
de conformidad con el art 182 de la LC, pero deberá hacer en los plazos legales o convencionales que se hubieran convenido. No
podría el sindico alegar una anticipación en el vencimiento por causa de la falencia. En lo ateniente a la delimitación subjetiva, el
decaimiento de los plazos se produce respecto de los socios ilimitadamente responsables (art 160 LC). El efecto que estudiamos no
se extiende a los fiadores del fallido ni a los codeudores solidarios, en razón de que seria totalmente injusto extenderle el
vencimiento a terceros ajenos al proceso liquidativo. 2) delimitación objetiva: solo aquella obligación no vencida al tiempo de la
quiebra, pero concertada bajo la modalidad de plazo. Se indica que la expresión pendientes de plazo indica genéricamente a todas
las obligaciones no vencidas al tiempo de la declaración de quiebra sea su término voluntario (o convencional), legal o judicial, cierto
o incierto, determinado o indeterminado, expreso o tácito. Si bien parece abarcar solo a las obligaciones dinerarias se aplica también
a las obligaciones de dar cosas (ciertas o inciertas), cantidades de cosas, de hacer o no hacer, sujetas a plazo, debido a que no
existen razones para discriminarlas. No quedan atrapadas en el ámbito objetivo de la disposición las obligaciones condicionales,
futuras y las sometidas a pactum de non pretendo. El análisis de las obligaciones condicionales exige partir de la noción de
condición. Se expresa que la condición implica la subordinación de la existencia de la obligación a un acontecimiento futuro e
incierto. La diferencia con el plazo es que la condición puede o no suceder, es esencialmente incierta. Por contrario, el plazo ha de
ocurrir fatalmente por ello la condición depende de la existencia misma de la obligación y en cambio, el plazo solo refiere a la
exigibilidad. La condición admite una primera clasificación que es decisiva debido a que de ella deriva importantes secuencias en
cuanto a sus efectos. La condición es susceptible de clasificarse en suspensiva y resolutoria. En la primera especie lo que se halla
subordinado a ella es el nacimiento de un derecho. En la segunda lo que depende del hecho incierto es la extinción del derecho. En
el caso de la condición suspensiva el acto no produce sus efectos sino a partir del momento en que aquella se cumple. Por el
contrario, si es resolutoria los efectos comienzan a producirse desde la celebración del acto, pero cesan si acaece la condición. Las
obligaciones condicionales en el proceso concursal se expresa que en el caso de la obligación condicional, podría decirse que a los
fines prácticos del concurso, podría aplicarse analógicamente la regla, lo que llevaría a que el acreedor pueda insinuarse, pero en
realidad como tal verificación será condicional, porque el hecho incierto y futuro no se haya cumplido, la verificación tendrá la
modalidad de la obligación, es decir que el caso de la condición suspensiva, como no se ha cumplido, el acreedor no tendrá derecho
al dividendo hasta el acaecimiento del hecho y en el caso de la resolutoria, como es el acreedor AB INITIO podrá verificarse y cobrar
en moneda de quiebra pero dando garantía de restitución para el caso de que la condición se cumpla. Las obligaciones futuras
refieren a “todos aquellos supuestos en que existiendo una relación jurídica, esta se constituye de tal modo que no alumbra un
derecho actual sino una mera situación jurídica de pendencia. Estas no quedan atrapadas en la prevención legal, porque
jurídicamente no existen a la fecha de la quiebra. se trata de un crédito futuro y no actual. En cuanto al PACTUM DE NON
PRETENDO –obligación de no pedir- surge de la voluntad de los contratantes y consiste en un pacto de aplazamiento. Es decir,
acaecida la quiebra el pacto de aplazamiento pierde su finalidad y el vencimiento anticipado que establece el art 128 de la LC
provoca la exigibilidad de la obligación alcanzada por esta estipulación. C) Momento en que opera el vencimiento de los plazos el art
128 de la LC es claro al respecto. El decaimiento de los plazos opera de pleno derecho a la fecha de la sentencia de quiebra. la
caducidad se produce desde el mismo dia en que fue dictada la sentencia de quiebra. ¿Qué ocurre en el supuesto de revocación de
la sentencia de quiebra por admisión del recurso de reposición o por conversión? La declaración de quiebra provoca de pleno
derecho la caducidad de los plazos. La ley no distingue, este efecto se produce aun cuando no se encuentre firme la sentencia de
quiebra. Qué sucede en el supuesto de que la sentencia de quiebra se revoque, sea porque se admita alguno de los recursos
específicos de la LC prevé respecto a ella o que se acoja la conversión de la quiebra en concurso preventivo. El recurso de
reposición tiene como finalidad revocar la sentencia de quiebra. se trata de un medio de impugnación de la sentencia de quiebra,
que se interpone ante el mismo tribunal que la dicto para que realice un nuevo examen y eventualmente la revoque. Se indica que
constituye una verdadera acción, ejercida a través de una demanda que contiene la pretensión de desacreditar los presupuestos
concursales, con alegación fáctica y ofrecimiento de prueba. El levantamiento de la quiebra sin tramite es una variante de la
reposición. Sostiene que no se trata de 2 vias recursivas diferentes entre si, sino que por el contrario, se presentan como una opción
para el deudor. El levantamiento de la quiebra sin tramite puede ser entendido como una reposición sin sustentación. La conversión
implica que el deudor quebrado a pedido de acreedor (quiebra directa necesaria) que no se encuentre dentro del periodo de
inhibición del art 59 de la LC, puede requerir la cesación de la quiebra y la apertura del concurso preventivo, dentro del plazo que fija
la ley y siempre que satisfaga los recaudos formales del art 11. En caso de que se revoque la sentencia de quiebra los plazos
mantendrán su validez en los términos originariamente pactados. Lo mismo sucedería en caso de que se revoque la quiebra y se
abra un proceso concursal preventivo por intermedio de la admisión de la conversión.
¿Qué sucede en caso de avenimiento? El avenimiento es un modo de conclusión de la quiebra. se indica que supone el
consentimiento con el levantamiento o conclusión de la quiebra de un deudor, prestado por los acreedores verificados y declarados
admisibles, mediante escrito cuyas firmas deben ser autenticadas por notario o ratificadas ante el secretario del juzgado interviniente
antes de la ultima enajenación de los bienes del activo de la quiebra.
Frente a este modo conclusivo de la quiebra hay que distinguir si hubo o no distribuciones parciales. En caso que existiera ese
suceso los efectos ya cumplidos mantienen su validez, de manera que lo cobrado por los acreedores en esas oportunidades tiene
carácter solutorio y mantendrán por el saldo los derechos que le correspondían antes de la quiebra o los que les correspondan
según el convenio privado concluido con el fallido para obtener el avenimiento. En tanto que si no ha habido distribuciones parciales,
los acreedores retomaran sus derechos en la forma que estaban originariamente o como los hayan acordado para otorgar el
avenimiento.
En el supuesto de que existan obligaciones no vencidas a la fecha de la quiebra, tampoco lo estuvieran a la fecha del avenimiento y
si este no estatuye un acuerdo modificado, el plazo retoma su vigencia.

¿Qué ocurre con quienes no concurrieron a sede concursal a solicitar la verificación de su crédito? El criterio en la doctrina es que la
conclusión de la quiebra no provoca la extinción del crédito del acreedor que no concurrió. Por lo tanto, este debe considerarse
subsistente en cuanto no haya transcurrido el plazo de prescripción que según el derecho de fondo corresponda aplicar. Creemos
acertada esta solución, debido a que no existe en la quiebra una norma similar a la prevista en el art 56 de la LC para el concurso
preventivo. Si el legislador hubiese querido que la conclusión de la quiebra provoque la extinción de los créditos no concurrentes lo
habría establecido de manera expresa, como lo hizo en el concurso preventivo. En consecuencia en este caso los plazos tendrán
vigencia, según hayan vencido o no en la obligación originaria.
2) Concurso preventivo el decaimiento de los plazos es un efecto de la quiebra, previsto expresamente en el art 128 de la LC. El
legislador guarda silencio respecto a que sucede con las obligaciones a plazo en el concurso preventivo. La cuestión a si el concurso
preventivo provoca o no la caducidad de los plazos es arduamente debatida en nuestra doctrina. Por otra parte, el caso de concurso
preventivo la situación no está resuelta expresamente y por lo tanto que no se produce la caducidad de los plazos. Importante
doctrina que argumenta a favor de la aplicación para el concurso preventivo la misma solución prevista para la quiebra.
Consideramos que dicha posición es desacertada dado que provoca la caducidad de los plazos como consecuencia de la apertura
del concurso preventivo seria desconocer las finalidades de este proceso e atentar gravemente contra el éxito del proceso de
reestructuración. CASTAÑON sostiene que entendemos que si y ello en virtud de lo dispuesto en el art 33 de la LC que exige que
verifiquen los créditos todos los acreedores por causa o titulo anterior a la presentación. En consecuencia se unifican todos los
acreedores quirografarios y se los somete a un patrón común que es el importe de sus créditos en moneda de curso legal y luego de
ese proceso se los somete a todos al cumplimiento del acuerdo homologado. Se produce un corte al momento de la presentación
como consecuencia del cual se cristalizan las obligaciones a esa fecha y se impide cualquier medida tendiente a exigirlas
sometiendo su suerte a resultas de la junta de acreedores y posteriores tramites. GRAZIABILE comparte la posición de POTHIER
ante la insolvencia declarada del deudor desaparece la confianza tenida por el acreedor al momento de contratar, en virtud que el
deudor recurre al órgano judicial voluntaria o compulsivamente a fin de normalizar la crisis económica que soporta y ante el hecho
de que no puede cumplir regularmente con sus obligaciones. Agrega que mas alla de ello, el mismo proceso concursal produce
efectos propios que obligan a concluir que tanto en el preventivo como en el liquidatorio, debe aplicarse el principio. El primero de
estos efectos es la suspensión y fuero de atracción que ejerce el proceso concursal respecto de las acciones individuales de
contenido patrimonial. Y como segundo efecto, en ambos proceso concursales se produce la cristalización del pasivo a fin de
visibilizar el perfecto cumplimiento de sus fines, manteniendo imperiosamente la PAR CONDICIO CREDITORUM y visibilizando el
cobro de los créditos. Concluye que tanto en el concurso preventivo como en la quiebra todos los acreedores de causa o titulo
anterior a la presentación en concurso preventivo o decreto de quiebra tienen la carga de verificar su crédito, no quedando excluidas
las obligaciones a plazo. Resulta esta la única forma de producir la homogeneidad de la masa pasiva con relación a la exigibilidad de
los créditos concurrentes. Además la cristalización del pasivo concursal, producida como consecuencia de la necesaria verificación
de todos los créditos de causa o titulo anterior a la presentación en concurso preventivo queda a las resueltas del periodo de
exclusividad. FASSI y GEBHARDT sostiene que la solución podría razonablemente extenderse, aun sin texto expreso, al caso de
concurso preventivo. Por lo contrario calificada doctrina sostiene que el concurso preventivo no produce la caducidad de los plazos.
RIVERA señala que “el solo hecho del concurso preventivo no es una causa de caducidad de los plazos. El legislador concursal ha
previsto ese efecto solo para la quiebra, y mas allá de la interpretación que se dé a los art 572 y 753 del Cód. Civil lo cierto es que
hoy la cuestión está regida por la ley de concursos, la que no dispone que el concurso preventivo cause la extinción de todos los
plazos. Agrega que por demás como ya se dijo, puede interesar al deudor la conversación del plazo, por lo que puede interesar al
deudor la conservación del plazo, verbigracia en créditos con garantía real a largo plazo, por lo que puede continuar pagando esas
deudas sin afectar la PAR CONDICIO CREDITORUM y evitando asi agravar su situación pues mantiene diferidas en el tiempo
obligaciones que de hacerse exigibles serian de imposible cumplimiento. Asimismo, expresa lo mismo puede suceder en la
obligación de restituir una cosa dada en comodato al que se ha fijado plazo, no tendría sentido que ese plazo se considere vencido y
obligase por ende a restituir la cosa inmediatamente. LORENTE indica que entendemos que la norma del art 128 LCQ no es
aplicable analógicamente al concurso preventivo. Ello dentro del procedimiento liquidatorio resulta absurdo obligar al acreedor a
esperar el vencimiento del término frente a un deudor quebrado, pero dicho principio no es aplicable, lisa y llanamente, al concurso
preventivo. Continua expresando que el vencimiento anticipado de las deudas a termino frente a la crisis patrimonial resulta
completamente diferente si se trata de un procedimiento concursal que logra su objetivo con la liquidación de los bienes del deudor y
la satisfacción de los acreedores legítimos, que cuando el procedimiento concursal se ordena a la superación del estado de
insolvencia mediante un convenio entre deudor y acreedores que permita reorganizar y conservar la empresa insolvente. Luego
indica que la interpretación analógica no es suficiente en este caso, puesto que los principios que inspiran la caducidad de los plazos
frente a un proceso concursal universal liquidatorio, no son idénticos, ni siquiera análogos, a los que dan fundamentos al mismo
instituto frente a un procedimiento tendiente a salir de la crisis patrimonial mediante acuerdos alcanzados con los acreedores. En
consecuencia, concluimos que los vencimientos anticipados de las obligaciones previsto en el art 128 LCQ, no resulta aplicable
analógicamente al concurso preventivo, y que la remoción del art 20 LCQ al art 753 del Cod. Civil debe limitarse a: 1) acreedores
relacionados con el deudor en virtud de contratos en curso de ejecución con prestaciones reciprocas pendientes 2) para permitir que
los acreedores de obligaciones no vencidas cumplan con la carga de presentarse a verificar sus créditos (art 32) y 3) para créditos
que carezcan de privilegios, en particular los regulados en el art 241 LCQ.
El tribunal revoco el fallo del A QUO, no analiza el tema de caducidad sino que concede la autorización porque la considera
comprendida dentro de los actos que se pueden hacer con autorización judicial (art 16 LC). Si bien el fallo apuntado no ingresa en el
tema de la caducidad de los plazos, la solución adoptada por la Sala solo puede sostenerse si se interpreta que el concurso
preventivo no provoca decaimiento de los plazos. En definitiva, si puede autorizarse a seguir pagándose créditos privilegiados es
porque estos acreedores titulares de obligaciones a plazo no ven que este esté decaído. La caducidad del plazo causaría un grave
perjuicio tanto al concursado como al acreedor. Al primero, el no mantenimiento de los plazos provocaría una grave afectación que
atentaría contra el éxito de la solución preventiva, dado que podría ver ejecutados ciertos bienes que pueden ser esenciales para la
conservación de la empresa. Al segundo, lo obligaría a verificar y luego llevar a cabo la ejecución de las garantías, cuando en
realidad le resultaría más provechoso seguir cobrando su crédito en los plazos establecidos. También acredita la idea de que el
concurso no causa la caducidad de los plazos, la posibilidad de seguir pagando una moratoria fiscal una vez abierto el proceso
concursal. Una vez abierto el proceso concursal el deudor puede pedir autorización en los términos del art 16 LC para seguir
pagando un crédito fiscal de conformidad a la moratoria o convenio acordado antes de la presentación en concurso preventivo. En la
quiebra los acreedores quirografarios deben esperar la liquidación para cobrar de acuerdo a la ley del dividendo. La caducidad en
este caso tiene como objetivo el de poner a todos los acreedores en un pie de igualdad frente a la distribución del dividendo y la
utilidad práctica de no tener que formular reservas para los vencimientos que se fueran operando en el futuro, si es quiebra
liquidativa, o con las variantes propias de cada forma de conclusión de la quiebra. Los presupuestos subjetivos y objetivos en la
quiebra y en el concurso preventivo son idénticos, las finalidades de las soluciones concursales difieren diametralmente. Por eso, no
podemos transpolar una norma pensada para la quiebra al concurso preventivo. La quiebra persigue una liquidación ordenada del
activo falencial en beneficio de todos los acreedores. Dicha liquidación debe ser lo más rápida posible para causar el menor perjuicio
a los acreedores y al concursado. La dilación en el tiempo determina que los acreedores cobren menos y que el fallido sufra las
consecuencias de seguir atado a un estado de quiebra con las consiguientes derivaciones negativas que ello implica. A fines de
asegurar los objetivos del proceso liquidativo se moviliza como principal efecto patrimonial el desapoderamiento del cual el fallido
pierde las facultades de administrar y disponer respecto de los bienes que integran su patrimonio. En el concurso preventivo se
excluye la idea de liquidación y la afectación patrimonial sobre el deudor ya que este seguirá con la administración de su patrimonio,
aunque sujeto al contralor del sindico. Opinamos que le acreedor titular de un crédito no vencido contra el concursado
preventivamente, deberá solicitar la verificación de su crédito y una vez admitido en el pasivo concursal se encuentra legitimado para
decidir sobre la propuesta de acuerdo preventivo.
3-Acuerdo preventivo extrajudicial es un instituto que permite al deudor, mediante acuerdos suscripto con sus acreedores,
remover la insolvencia o las dificultades económicas o financieras de carácter general que afectan a su patrimonio. Existe una
primera instancia estrictamente privada, de negociación, en donde el deudor procura acordar con sus acreedores la forma de
cancelar sus obligaciones, aspirando a superar la crisis que afecta a su patrimonio. Posteriormente, al solicitarse la homologación,
se convierte en un mecanismo concursal. A partir de esa etapa se inserta dentro del marco de la LC y tiene una finalidad concursal,
en razón de que se concurre a un órgano jurisdiccional a los efectos de su homologación, para que se produzcan efectos
típicamente concursales. Entendemos que no existe caducidad de los plazos. No puede aplicarse analógicamente la solución
prevista en el art 128 LC, que rige exclusivamente para la quiebra. En consecuencia, no puede verificarse nunca la caducidad de los
plazos de las obligaciones que no están comprendidas en el acuerdo.

45. La respuesta del Código Civil y Comercial de la Nación Este procura solucionar las controversias que describimos en los
puntos anteriores y a nuestro criterio adhiere a la tesis correcta. El art 356 bajo el título de “caducidad del plazo” dispone que “el
obligado a cumplir no puede invocar la pendencia del plazo si se ha declarado su quiebra, si disminuye por acto propio las
seguridades otorgadas al acreedor para el cumplimiento de la obligación, o si no ha constituido las garantías prometidas, entre otros
supuestos relevantes. La apertura del concurso del obligado al pago no hace caducar el plazo, sin perjuicio del derecho del acreedor
a verificar su crédito, y a todas las consecuencias previstas en la legislación concursal”. Además para los créditos con garantía real
el art 2197 bajo el título de “realización por un tercero” establece que “si el bien gravado es subastado por un tercero antes del
cumplimiento del plazo, el titular de la garantía tiene derecho a dar por caduco el plazo, y a cobrar con la preferencia
correspondiente”. La primera parte del art 353 hace referencia a la quiebra, reiterando la solución receptada por el art 128 párr. 1 de
la LC. La última parte expresamente dispone que la caducidad de los plazos no se produzca por la apertura del concurso preventivo.
KEMELMAJER DE CARLUCCI señala de este modo, se ha intentado no perjudicar los arreglos a los que el deudor concursado
pueda llegar con sus acreedores aclarando que la solución no impide ni la verificación del crédito ni del resto de los derechos
acordados por el ordenamiento concursal. GRAFEUILLE sostiene que “de este modo, queda zanjado el debate doctrinario que
existía con anterioridad a la sanción del Cód. Civil en vigor, en punto a la extensión del concurso preventivo del efecto consagrado
en el art 128 de la ley 24522. Asimismo, con la redacción de este dispositivo queda despejada toda duda, en atención a que regla
expresamente el CCCN que la apertura del concurso no hace caducar el plazo, por lo que el acreedor de causa o titulo anterior a la
presentación en concurso, deberá presentarse a verificar en el proceso concursal de conformidad a lo que dispone el art 32 y concs.
Del régimen alimentario. Por el contrario GRAZIABILE, quien realiza una doble crítica, en primer lugar su ataque es de orden
terminológico y en segundo lugar en cuanto a la solución adoptada. Expresa que la mención de la “apertura en concurso” presenta
una ostensible imprecisión técnica “porque se entiende sin distinciones, por concurso, a cualquier proceso universal concursal, es
decir, la quiebra, el concurso preventivo e incluso el acuerdo preventivo extrajudicial”. Agregando que “la norma en su primera parte
se refiere a la quiebra y en la segunda, en forma redundante, a ella y a los demás procesos concursales. Finalmente critica la
solución del Código indicando que “aun así, entendiendo, sin cortapisas, que la mención hace referencia al concurso preventivo, la
norma cae en saco roto porque prevé luego que el acreedor no pierde el derecho a verificar su crédito y a todas las consecuencias
concursales. Implica que queda sometido al concurso y mantiene la carga de verificar su crédito de causa o titulo anterior a la
demanda de concurso preventivo y quedara sometido a la eventual homologación del acuerdo. Entonces esto hace que la caducidad
de los plazos pendientes se produzca en el concurso preventivo, pues el acreedor debe verificar su acreencia, de causa o titulo
anterior a la demanda de concurso preventivo, por aquellos supuestos en que la obligación no se encuentre vencida. Con dicha
acreencia participa en el proceso concursal, principalmente en la conformación del acuerdo y es ella la que quedara novada en caso
de que aquel resulte homologado”. Asimismo se sostiene que “aparece aquel una modificación de la situación vigente que deberá
ser interpretada en sus justos términos dada la redacción final del párr. Legal”. Para nosotros, la respuesta del CCCN nos parece
acertada, adopta una posición acorde a las finalidades del concurso preventivo. Se trata de una solución práctica que mantendrá
“viva” la posibilidad de negociación entre el deudor y sus acreedores. Por otra parte, los acreedores no sufren perjuicio alguno con la
solución propuesta, dado que pueden verificar su crédito ej: decidir sobre las propuestas de acuerdo preventivo que exteriorice el
deudor. La sanción del Código y la inclusión de la norma que analizamos terminaron con más de un siglo y medio de debate jurídico
y dara certeza tanto al deudor en su solución preventiva como a los acreedores en orden a los derechos que le competen en un
concurso preventivo. Asimismo la norma proyectada habilita con nitidez la posibilidad de solicitar al juez del concurso la autorización
judicial para seguir pagando a plazos los créditos de acreedores laborales, fiscales o muñidos de garantía real convenidos antes de
la presentación concursal.
B) LAS OBLIGACIONES EN MONEDA EXTRANJERA EN EL CONCURSO PREVENTIVO

46.Introduccion Hasta la entrada en vigencia el CCCN esos créditos se verificaban en la moneda de origen, se convierten en
moneda de curso legal al solo efecto del computo del pasivo y de las mayorías y su pago se rige por lo que disponga el acuerdo. Los
cambios que en este punto provoca el CCCN resultan transcendentes. El nuevo régimen legal trae una fuerte incidencia en la forma
en que deben abonarse estas obligaciones originariamente verificadas en moneda extranjera. Si bien esas obligaciones siguen
verificándose en su moneda de origen los cambios radican al momento del pago. Realizaremos un análisis del art 19 de la LC luego,
se analiza como cobraba el acreedor en moneda extranjera a la luz del Cod Civil derogado y como cobra a partir del CCCN.

47. Texto legal El tema aparece contemplado en el art 19 párr. 2 última parte de la LC. En el primero de los parr. Se regula la
denominada “cristalización del pasivo” que alude al efecto de la suspensión de los intereses de los créditos de causa o titulo anterior
a la presentación en concurso preventivo. En el segundo párr. se contemplan los efectos del concurso preventivo sobre las deudas
no dinerarias y las deudas en moneda extranjera. El art dispone que “las deudas en moneda extranjera se calculan en moneda de
curso legal, a la fecha de la presentación del informe del sindico previsto en el art 35, al solo efecto del computo del pasivo y de las
mayorías”. La redacción es similar a la que establecía el art 20 de la ley 19551. Solo se incorporo el adverbio “SOLO” y se
reemplaza “EL COMPUTO DEL PASIVO Y DE LA VOTACION” por el “COMPUTO DEL PASIVO Y DE LAS MAYORIAS”. La última
modificación responde a que la ley 24522 se sustituyo el sistema de “votación” en la junta de acreedores por el de negociación de la
propuesta de acuerdo preventivo en el periodo de exclusividad.

48. Diferencias con la conversión de las obligaciones NO dinerarias. La primera parte del segundo parr. Del art 19 de la LC
refiere a la conversión de las obligaciones no dinerarias. El precepto dispone que “las deudas no dinerarias son controvertidas, a
todos los fines del concurso, a su valor en moneda de curso legal, al dia de las presentaciones o al del vencimiento, si fuere anterior,
a opción del acreedor”. En el supuesto de las deudas no dinerarias la conversión es definitiva; en cambio, en las deudas en moneda
extranjera la conversión es al solo efecto del computo del pasivo y de las mayorías. En el caso de las deudas no dinerarias la
conversión se realiza a la fecha de la presentación en concurso preventivo o a su vencimiento si fuese anterior, a opción del
acreedor, en tanto que en las deudas de moneda extranjera, la conversión la realiza el sindico al momento de la presentación del
informe individual.

49. Fundamento de la norma. GRAZIABILE y GARCIA BAMNILL radica en el hecho de que, como en el acuerdo, en principio,
puede pactarse el pago de las obligaciones en moneda de origen, pero es necesario que a los fines del cómputo de las mayorías se
calculen en moneda de curso legal. No existe novación objetiva de la obligación, pero se trata de una forma justa de participación de
los acreedores titulares de este tipo de créditos dentro del concurso preventivo. PRONO expresa que tiene como fundamento la
necesidad de homogenizar los créditos a fin de evitar distorsiones que se traduzcan en un trato desigual.

50. ¿Cómo debe insinuarse el acreedor titular de un crédito en moneda extranjera? El acreedor al insinuarse al pasivo
concursal debe solicitar la verificación del crédito en su moneda de origen. El síndico, al momento de presentar el informe individual
del art 35 LC, debe realizar la conversión a moneda del curso legal. En caso de que dicha tarea no sea llevada a cobo por el síndico
tanto el pretenso acreedor como el concursado pueden presentarse en el expediente y solicitar que se realice la conversión. Será el
juez, quien, al momento de dictar la resolución de verificación de créditos –art 36 LC- practique la conversión siempre tomando como
referencia la fecha del informe individual del síndico.

51. ¿Qué cotización debe tomarse para llevar a cabo la conversión? GRAZIABILE y GARCIA BAMBILL “en cuanto al tipo de
cotización que debe tenerse en cuenta, preferimos el mercado de cambio financiero al tipo de vendedor pues, es allí, donde se
cotiza la moneda extranjera con el libre juego de la oferta y la demanda, aun con la injerencia del BCRA en algunos casos, lo que lo
adecua a la realidad económica. El mercado comercial es específico para ciertas operaciones y se estipula cánones muchos más
rígidos. Sin embargo, entendemos que deberá aplicarse dicha cotización cuando la obligación tenga relaciones directa con las
operaciones ligadas por el tipo especial de cambio”. Asimismo “hay que resolver a cual cotización de la moneda extranjera hay que
estar, cuando existen dos mercados: financiero y comercial. No obstante, resulta difícil realizar el cálculo a la fecha de presentación
del informe individual. Se señala que los tribunales funcionan por la mañana y por lo tanto no se puede adivinar la cotización de la
moneda en ese día. La ley en todo caso debió remitir al tipo de cambio del día anterior a su presentación del informe. JUNYENT
BAS y MOLINA SANDOVAL sostiene “el cálculo se efectúa a la fecha de presentación del informe individual y no de su confección.
Por esta razón el síndico deberá realizar el cálculo del valor de la moneda extranjera minutos antes de su presentación. Si la
moneda extranjera vario su cotización, deberá presentarse una rectificación haciendo la salvedad de la modificación del valor final
en pizarra de esa moneda. CASADIO MARTINEZ “debe tomarse una fecha anterior, pero próxima, en virtud de que es
prácticamente imposible hacer los cálculos al mismo día de la presentación. Si entre esas fechas por alguna circunstancias
extraordinarias, vario notablemente la cotización de esa moneda extranjera, el sindico deberá presentar un informe ampliatorio, con
los nuevos guarismos.
52. ¿Cómo cobra el acreedor titular del crédito en moneda extrajera? ROULLION antes de la ley 23928, los acreedores en
moneda extranjera sufrían una doble conversión, una para participar en la junta y otra para cobrar. Lo primero que debemos señalar
es que el carácter no definitivo de la conversión determina que no hay cambio de objeto de la obligación por lo tanto, el acreedor
tendrá derecho a percibir las cuotas concursales, en moneda extranjera pactada originariamente, al menos que otra cosa se
dispusiera en el acuerdo homologado. El art 43 de la LC establece que para el acuerdo preventivo cuya propuesta no consistiera en
quita o espera debe expresar la forma y tiempo en que serán definitivamente calculadas las deudas que existiesen en moneda
extranjera. Si el acuerdo consiste en quita o espera, la deuda debe se debe pagar en moneda peticionada al momento de la
verificación del crédito. Por el contrario, si la propuesta no consistiere en quita o espera, sino en otra formula concordatoria el
acuerdo debe determinar la forma en que serán definitivamente calculadas las deudas en moneda extranjera con relación a las
prestaciones que se estipulen. BARREIRO y LORENTE “si se estableciera la entrega de un bien o acciones de una sociedad en
pago es claro que deberá determinarse cuando y como se convierten las obligaciones reconocidas en moneda extranjera a los
efectos de saber que porción del bien o qué cantidad de acciones le corresponden. El concursado tiene que satisfacer la deuda en
moneda extranjera al cambio del día del pago, ya que el acuerdo preventivo solo tuvo por objeto reducir el monto o prolongar el
vencimiento pero no las demás condiciones de la prestación: esto es, entregar la suma de dinero de curso legal en el país necesaria
para adquirir la moneda extranjera, según las oscilaciones del mercado y prescindiendo de los equivalentes que pueden establecer
determinadas obligaciones legales. En definitiva, debe abonar en moneda nacional al tipo de cambio del mercado libre, en su caso,
el día del pago. A partir de la convertibilidad que modifico los arts 617 y 619 del Cod. Civil el acreedor se aseguraba el pago de
moneda pactada. El primero establecía que si por el acto por el que se ha constituido la obligación, se hubiere estipulado dar
moneda que no sea de curso legal en la República, la obligación debe considerarse como dar sumas de dinero. El segundo disponía
que si la obligación del deudor fuese de entregar una suma de determinada especie o calidad de moneda, cumple la obligación
dando la especie designada, el dia de su vencimiento. A partir de la ley 23928 se asimila la moneda extranjera a la suma de dinero y
ya no se trata de una clausula estabilizadora, como antes, sino una verdadera obligación de dar dinero. La posibilidad de pagar en
moneda nacional se daría a caso de que asi lo estipulara el acuerdo, siempre que el deudor categorizara a los acreedores en
moneda extranjera y estos aprobaron la propuesta ofrecida a esa categoría, la que una vez homologada provocaría la novación de la
obligación. Al respecto se indico, que si categoriza todas las deudas admitidas o verificadas en moneda extranjera y obtiene la
aprobación de ambas mayorías en una propuesta de acuerdo que dispone la conversión a moneda de curso legal, opera una
novación, pero esta tiene su causa en el art 55 de la LCQ, no en el 19 del mismo cuerpo legal. Cabe realizar las siguientes
conclusiones preliminares: a) la conversión que establece el art 19 de la LC no es definitiva, solo lo es al efecto del pasivo y del
computo de las mayorías. Es decir, la conversión es al efecto de decidir sobre la propuesta de acuerdo, pero no con relación al
cobro de la acreencia. B) el acreedor debe verificar su crédito en la moneda extranjera y el sindico debe convertirla en moneda de
curso legal a la fecha de la presentación del informe individual. C) dicho crédito se atenderá conforme a lo que establezca el acuerdo
preventivo que se homologue. Si el concursado categorizo a los acreedores en moneda extranjera, les formulo una propuesta de
acuerdo preventivo que implicaba la novación de la obligación y la conversión definitiva a moneda de curso legal, y en ella obtuvo las
mayorías legales que prescribe el art 45 de la LC, pagara a los acreedores en moneda de curso legal. La causa se encuentra en el
art 55 de la LC y no en el art 19 dado que en este ultimo la conversión no era definitiva. D) no resulta posible que el concursado al
categorizar “mezcle acreedores en moneda extranjera y acreedores en moneda nacional, ofreciendo una propuesta que consista en
un pago en moneda de curso legal y obteniendo las mayorías con aquellos últimos acreedores. En caso de que ocurra este
supuesto, existiría una propuesta abusiva que obliga al magistrado a no homologarla de conf. Al art 52 inc 4 de la LC. En este caso
se estaría utilizando la categorización en perjuicio de los acreedores en moneda extranjera. E) Conf. Al art 43 de la LC el acuerdo
preventivo cuya propuesta no consistiera en quita o espera debe expresar la forma y tiempo en que será definitivamente calculadas
las deudas que existiesen en moneda extranjera. F) Si el acuerdo consiste en quita o espera, la deuda se debe pagar en la moneda
peticionada al momento de la verificación del crédito. Si la propuesta no consistiera en quita o espera el acuerdo debe determinar la
forma en que serán definitivamente calculadas las deudas en moneda extranjera con relación a las prestaciones que se estipulen.

53. Las obligaciones en moneda extranjera frente al Código Civil y Comercial el art 765 que expresa: la obligación es de dar
dinero si el deudor debe cierta cantidad de moneda, determinada o determinable, al momento de constitución de la obligación. Si por
el acto por el que se ha constituido la obligación, se estipulo dar moneda que no sea de curso legal en la República, la obligación
debe considerarse como de dar cantidades de cosas y el deudor puede liberarse dando el equivalente en moneda de curso legal”.
CASIELLO “las obligaciones de dar sumas de dinero, que aunque pocos artículos del Código se ocupan de ellas, tienen sin duda,
por su uso frecuentísimo, y por el volumen de las relaciones jurídicas que se instrumentan con el dinero, una importancia mayúscula
en la vida diaria de los ciudadanos del país. Habría que agregar, como indica CALDERO, que la problemática de las obligaciones de
moneda extranjera ha dado un giro abrupto con la sanción del CCCN. El texto califica a la obligación de moneda extranjera como de
dar cantidades de cosas. Se cambia el sistema actual en el que desde la convertibilidad las obligaciones de dar moneda extranjera
son consideradas como obligaciones de dar sumas de dinero. Se retorna de esta manera al criterio que establecía el art 617 del
Cod. Civil con anterioridad a la ley 23928. El CCCN consagra, con epicentro en la segunda hipótesis del art 765, un retorno al
régimen originario del Código Civil – art 617 disponía que la obligación de dar moneda sin curso legal en el país debía considerarse
como de dar cantidades de cosas-. También se sostiene que el cambio introducido es altamente significativo, no solo desde el
enfoque económico de las relaciones jurídicas de contenido patrimonial sino también desde la óptica de las repercusiones en el seno
de la sociedad en su conjunto, ya que la nueva normativa vuelva al esquema anterior a la reforma introducida por la ley 23928 en los
arts 617 y 619 derogado Cod. Civil. Por lo tanto, cambia radicalmente a futuro el escenario de los créditos en moneda extranjera en
el concurso preventivo. Con el CCCN dichos créditos pasan a considerarse como obligación de dar cosas y no como una obligación
de dar sumas de dinero. Por lo tanto, el deudor se libera entregando el equivalente de moneda nacional y ese equivalente se
determina a la cotización del dólar oficial. Un sector de la doctrina considera que el art 765 del CCCN no resulta una norma
indispensable. Se expresa que “el sentido del art 19 de la LCQ continua siendo el mismo, con la salvedad de que la conversión de
las deudas en moneda extranjera a moneda de curso legal lo será no solamente a los efectos del computo del pasivo y de las
mayorías sino que a todos los efectos del concurso siempre y cuando las partes no hubiesen acordado expresamente al momento
de constituirse la obligación del deudor podra librarse entregando únicamente la cantidad correspondiente de la especie designada.
Se indica que es una norma supletoria. Si la entrega de la moneda extranjera ha sido pactada como elemento esencial del vinculo,
de tal modo que sea imprescindible para la cancelación de la deuda que el obligado entregue la moneda pactada, sin poder suplirla
por una suma de dinero nacional equivalente, ello es válido y debe cumplirse entregando la cantidad de moneda de la misma
especie y calidad pactadas. Una solución diferente implicaría incumplir con el principio de identidad del pago (art 868 CCCN).

D) COMPENSACION

54. Introducción Es un modo extintivo de las obligaciones. GAGLIARDO “es una causa de extinción de las obligaciones dispuesta
por la ley para simplificar las relaciones jurídicas entre los que tienen obligaciones reciprocas, siendo aplicable a las obligaciones
civiles y a las mercantiles. El art 921 del CCCN suministra una definición expresa: “ la compensación de las obligaciones tiene lugar
cuando dos personas, por derecho propio, reúnen la calidad de acreedor y deudor recíprocamente, cualesquiera que sean las
causas de una y otra deuda. Extingue con fuerza de pago las dos deudas, hasta el monto de la menor, desde el tiempo en que
ambas obligaciones comenzaron a coexistir en condiciones de ser compensables”. El art 922 prevé 4 clases de compensación:
legal, convencional, facultativa y judicial A) COMPENSACION LEGAL: es la que dispone la ley, aun contra la voluntad de alguna de
las partes, es un tipo básico de compensación, que funciona ministerio legis cuando se cumplen todos los requisitos previstos en el
derecho positivo. Se requiere que sea opuesta por la parte demandada, no es declarada de oficio. Sus efectos son retroactivos al
momento en que ambas deudas comenzaron a coexistir. Los requisitos para que opere se establecen en el art 923 del CCCN a
saber: 1) ambas partes deben ser deudoras de prestaciones de dar 2) los objetos comprendidos en las prestaciones deben ser
homogéneos entre si y 3) los créditos ser exigibles y disponibles libremente, sin que resulte afectado el derecho de terceros. B)
COMPENSACION CONVENCIONAL se produce por el acuerdo de las partes (acreedores y deudores recíprocos). Operan por
imperio de la autonomía de la voluntad. Se requiere la coincidencia de voluntades de las partes, sin que interese el monto, la
naturaleza de las obligaciones y demás exigencias prevista para la compensación legal C) COMPENSACION FACULTATIVA se
presenta cuando una de las partes reúne todos los requisitos para la compensación legal, en tanto que a la otra le falta alguno de
esos requisitos. La compensación se produce por la concesión que realiza quien se encuentra en condiciones de compensar
legalmente porque cumple con los requisitos, hacia quien no reúne todos los requisitos y por ende no podía compensar legalmente.
El art 927 expresa “la compensación facultativa actúa por la voluntad de una sola de las partes cuando ella renuncia a un requisito
faltante para la compensación legal que juega a favor suyo. Produce sus efectos desde el momento en que es comunicada a la otra
parte”. D) COMPENSACION JUDICIAL se produce por resolución judicial. La decretan los jueces en sus sentencias, declarando
admisible y procedente, total o parcialmente, un crédito alegado por el deudor demandado que pretende a su vez ser acreedor del
actor. El juez, dando por cumplidos los recaudos condicionantes, decreta la compensación en ejercicio de su voluntad.

55. La regulación en la ley concursal. El art 130 la compensación solo se produce cuando se ha operado antes de la declaración
de la quiebra. KEMELMAJER la compensación en el proceso concursal ha sido siempre materia difícil de resolver. La solución de la
LC ya se encontraba contemplada en la ley 19551 y era similar a la que contenía la ley 11719. En el art transcripto la compensación
solo tiene efecto si se ha operado antes de la sentencia de quiebra. en consecuencia, si antes de la declaración de la quiebra los
créditos del fallido y de la contraparte eran liquidos, exigibles y se encontraban expeditos, se produce la compensación,
extinguiéndose de ese modo las obligaciones hasta el importe de la menor. Declarada la quiebra, no puede operar la compensación.
El fundamento reside en mantener el trato igualitario de los acreedores frente a la falencia. Una solución distinta dejaría a quien
indebidamente la invoque en mejor situación que el resto de los acreedores que podrían ver limitado el cobro de su acreencia por el
producido insuficiente de los bienes que integran el patrimonio del deudor. La LC contiene 2 excepciones: uno de ellos en el art 211
a favor de los acreedores con garantía real sobre el bien que adquiere, en la medida del alcance del bien asiento del privilegio. El
otro incorporado por la ley 26684 en el art 203 bis permite compensar los créditos de los trabajadores que integran la cooperativa de
trabajo que pretenden adquirir la empresa.

56. El artículo 930 del Código Civil y Comercial y la compensación en los proceso concursales. Refiere a las obligaciones no
compensables. El precepto dispone “No son compensables…. F) Los créditos y las deudas en el concurso y quiebra, excepto en los
alcances en que lo prevé la ley especial”. En esta materia no encontramos mayor incidencia, sino que simplemente para evitar
regulaciones contradictorias se remite al régimen concursal. La novedad que trae el art es que no solo refiere a que no son
compensables créditos y deudas en la quiebra sino que agrega en el concurso. En la regulación del concurso preventivo no hay una
norma similar a la del art 130 de la LC. Ante ello, el interrogante residía en determinar si la compensación estaría prohibida en el
concurso preventivo y permitida solo en los casos que prevé la norma como ocurre en la quiebra.
D) LA INCIDENCIA DEL REGIMEN DE RESPONSABILIDAD POR DAÑOS EN LAS ACCIONES DE RESPONSABILIDAD DE
REPRESENTANTES EN LA QUIEBRA

57. Introducción la responsabilidad de los administradores de las sociedades en situación de insolvencia está presente en los
estudios doctrinales. Los escasos fallos referidos a la responsabilidad concursal de los administradores societarios obedece a que la
regulación daba en 1995 por la LCQ al régimen de responsabilidad de los representantes vino a cercenar la promoción de estas
acciones. No obstante ello no quita la relevancia que en la actualidad exhibe la problemática de la responsabilidad de los
administradores de sociedades de manera general, señalándose que en los últimos tiempos se presenta como un tema de candente
importancia. Nos proponemos abordar el impacto que las modificaciones al régimen del derecho de daños, llevado a cabo por el
CCCN, provocan a la responsabilidad de los representantes (arts 173 a 176 LC).

58. Insolvencia. Un escenario de insuficiencia patrimonial y la necesidad de la recomposición patrimonial. Los procesos
concursales actualmente, se caracterizan por una insuficiencia patrimonial, que resulta difícil que con lo producido de la liquidación
se logre satisfacer a la totalidad de los acreedores concurrentes. Se considera que la quiebra es el reino de la escasez o la crisis de
la insuficiencia constituye el punto de partida mas relevante del derecho concursal. DOBSON observo el escaso interés de los
acreedores quirografarios en particular del proceso, y concluyo que ello se debe a las escasas posibilidades de recupero de su
crédito. Frente a la insuficiencia patrimonial que implica un proceso concursal cabe poner en funcionamiento diversos mecanismos
que tienen por objeto recomponer el patrimonio del deudor. Es decir, debe permitir que este vuelva a cumplir su función como
prenda o garantía común de los acreedores. En tal sentido, entre otros instrumentos de recomposición patrimonial, cabe hacer
extensiva la quiebra respecto de aquellas personas que se encuentren en alguna de las hipótesis que establecen los arts 160 y 161
de la LC, responsabilizar a los administradores o terceros que dolosamente hubieran producido, facilitado, permitido o agravado la
situación patrimonial del deudor o la insolvencia (art 173 y ss), retomar al activo los bienes que han salido indebidamente de el o
revisar actos que han sido otorgados en violación a la pars condicio creditorum (arts 118 y 119).

59. Las dificultades que se presentan en el ejercicio de la acción de responsabilidad de los representantes con la
regulación de la ley concursal. Uno de los instrumentos que suministra la LC al efecto de “mitigar” la insuficiencia patrimonial esta
dado por las acciones de responsabilidad de los representantes en quiebra. Consideramos que la actual regulación que presentan
no constituye un eficaz mecanismo de protección de los acreedores. Luego de la reforma de la ley 24522 de 1995 la regulación
presenta determinadas limitaciones para la promoción y el acogimiento de la pretensión resarcitoria. Estas limitaciones constituyen
obstáculos que determinan que en la praxis concursal no funcionen eficazmente en la recomposición patrimonial. Las distintas
cuestiones que en la actual regulación de la LC constituyen los indicados impedimentos. Efectuaremos un particular estudio del
factor de atribución, sobre este presupuesto de la responsabilidad es en el que impactaría con mayor intensidad el nuevo régimen de
derechos de daños del CCCN. A) La autorización previa de los acreedores: las acciones de responsabilidad de los
representantes pueden ser promovidas por el síndico o cualquier acreedor. En primer caso, el órgano concursal, previo a incoar la
acción deberá obtener la autorización que prescribe el art 119, ultima parte, de la LC, es decir, deberá alcanzar la autorización de la
mayoría simple de capital quirografario verificado y declarado admisible. En segundo caso, con el art 120 el acreedor interesado
deberá previamente intimar al sindico para que inicie la acción, quedando habilitado después de transcurrido el plazo de 30 días
para promover la acción a su costa. El sistema de la previa autorización de los acreedores, para el supuesto de que el síndico
promueva alguna acción de recomposición patrimonial, fue incorporado en el art 119 de la LC al regularse la acción revocatoria
concursal o inoponibilidad por conocimiento de la cesación de pagos. Es exigible para las acciones de responsabilidad de los
representantes, en virtud de lo dispuesto por el art 174 in fine de la LC. Este dispone que a los efectos de la promoción de la acción
rija el régimen de autorización previa del art 119 3er párr. En consecuencia, en el supuesto de que el síndico pretenda ejercer la
acción de responsabilidad concursal contra los administradores societarios, previamente deberá recabar la autorización de la
mayoría simple de capital quirografario verificado y declarado admisible. Frente a la exigencia de la autorización de los acreedores la
doctrina se entra dividida. Por un lado, los defensores del sistema, consideran que los acreedores son los únicos titulares de los
derechos crediticios contra el deudor insolvente y quienes tienen el poder de decidir si van a arriesgarse a la promoción de una
acción judicial, con la finalidad de percibir un dividendo concursal mayor. Este sector se argumenta que los acreedores son los
únicos que pueden tomar la decisión de autorizar la promoción de la acción, debido a que si esta es rechazada las costas que se
generen en este proceso se cobraran en la quiebra como gastos de conservación y justicia del art 240 postergando a los créditos de
los acreedores quirografarios. Por el otro, un sector mayoritario de autores opinan que el retorno de esta exigencia no encuentra
justificación y que constituye una restricción para la promoción de las acciones de recomposición patrimonial. Nos manifestamos en
el sentido contrario de la previa autorización de los acreedores para promover las acciones de inoponibilidad por conocimiento de la
cesación de pagos y las de responsabilidad de representantes en la quiebra. Sostenemos que la exigencia de la autorización de los
acreedores funcionan como una limitante para la promoción de las acciones de recomposición patrimonial. Ante el escenario de
insuficiencia patrimonial que implican los procesos concursales, el legislador debería haber facilitado el acceso a la justicia para
promover este tipo de acciones y no colocarle limitantes. Con esta exigencia se contribuye a generar una irresponsabilidad de los
administradores. Por otra parte, este recaudo puede dar lugar a que se cercenen acciones de recomposición patrimonial, mediante
la convivencia entre acreedores y el fallido. También estas acciones pueden fracasar ante el desinterés de los acreedores, quienes
son concurren al acto en donde deben expresar su voluntad respecto a si autorizan o no al sindicó a promoverla. Esta actitud de los
acreedores se encuentra motivada por la circunstancia de que saben que en la mayoría de los procesos concursales las
posibilidades de recuperar su crédito son escazas. ARAYA indica que si el argumento de la tesis que exige la autorización reside en
que los acreedores pueden verse perjudicados debido a que la quiebra debería pagar las costas si la acción es rechazada, también
cabria reflexionar que los acreedores se verían beneficiados si la acción procede. En la actualidad el requisito de la previa
autorización de los acreedores constituye un severo obstáculo para la promoción de estas acciones. Esta exigencia se flexibilizo en
los últimos tiempos por la labor de la jurisprudencia y de la doctrina en cuanto a la forma de recabar la autorización, al valor que
cabe asignarle a las ausencias y abstenciones de los acreedores e incluso admitiendo casos excepcionales la exigencia sea
cumplimentada con posterioridad a la promoción de la acción. B) El computo del plazo de prescripción: art 174 de la LC “la
acción… prescribe a los 2 años contados desde la fecha de sentencia de quiebra”- encontramos otra modificación que introdujo la
ley 24522 respecto de la ley 19551. La prescripción debe contarse desde la fecha del dictado de la sentencia de quiebra con
independencia de que ella se encuentre firme o no. Marca diferencia con la ley 19551 dado que está en el art 167 disponía que la
acción prescribía a los 2 años contados desde la sentencia de quiebra se encontraba firme. El texto actual para que empiece a
correr el plazo de prescripción no es menester que la sentencia de quiebra se encuentre firme. Por nuestra parte, entendemos que
resultaba apropiado el texto 19551 que hacía correr el plazo de prescripción desde el momento en que la sentencia de quiebra se
encontraba firme. El texto actual al exigirse que la prescripción se computa desde la sentencia de quiebra, nos podemos encontrar
con la situación de que el sindico se encuentre obligado a iniciar una acción para evitar su prescripción y que luego de tramitarla se
torne abstracta, al admitirse por ej la conversión de la quiebra en el concurso preventivo o el recurso de reposición interpuesto contra
la sentencia de quiebra. Ambos tramitan por vía incidental, lo cual la resolución que pone fin al incidente resulta apelable (art 285
LC) y en consecuencia, la tramitación de estos mecanismos que procuran remover la quiebra puede llevar en su trámite, en primera
o segunda instancia, un lapso temporal mayor al de los 2 años que prevé la ley como plazo de prescripción de la acción de
responsabilidad de los representantes. La acción de responsabilidad puede volverse abstracta al desaparecer la quiebra. Por otro
lado, existe otro conflicto, que se suscita cuando aun no se encuentra fijada la fecha de inicio de la cesación de pagos, que se
sostiene que es un presupuesto para el inicio de las acciones que estamos estudiando. Algunos autores sostienen que aun cuando
no exista fecha de inicio de la cesación de pagos deberá iniciarse la acción, apegándose de ese modo a la literalidad de la norma del
art 174 de la LC, que refiere a 2 años desde la sentencia de quiebra. Otros opinan que la falta de fijación de la fecha de cesación de
pagos por resolución firme opera como causal de dificultad o imposibilidad de hecho que impide el ejercicio temporal de la acción,
considerando que ello habilita la aplicación del instituto de la dispensa de prescripción. La dispensa no es ni un supuesto de
suspensión ni de interrupción de la prescripción. C) El factor de atribución. El dolo y sus dificultades probatorias: con el nombre
de factor o factores de atribución se hace referencia al fundamento del deber de reparar o de la indemnización. El mayor obstáculo
para que prospere la acción de responsabilidad de los representantes se encuentra el factor de atribución, establecido por la ley
24522. Esta ley dispuso como único factor de atribución al dolo. La prueba del factor de atribución subjetivo dolo resulta de extrema
dificultad y al no estar acreditado este presupuesto de la responsabilidad civil determinara el rechazo de la demanda. La ley 24522 al
disponer al dolo como único factor de atribución trajo consigo una importante diferencia con respecto a la ley 19551 en el régimen
anterior establecía como factores de atribución el dolo o la infracción a normas inderogables por la ley. Al mencionar la expresión en
infracción a las normas inderogables de la ley, dio lugar a un debate entre quieres circunscribían el factor de atribución al dolo y
quienes consideran que en la fórmula legal quedaban comprendidos tanto el dolo como la culpa. El actual cerro dicho debate al
consagrar en el texto legal la tesis restrictiva, admitiendo solo al dolo como factor de atribución. ROITMAN señala que “si se
admitiera, el obrar culposo, se podrían revisar todos los actos realizados por la sociedad fallida durante el periodo de cesación de
pagos, mas el año adicional de retroacción y cuyo plazo de prescripción no se computa desde que se produjeron los hechos sino
desde que se dicte la sentencia de quiebra. Admitir la culta para supuestos tan limitados es no dar seguridad a las transacciones
comerciales, que requieren para su eficacia plazos breves de impugnación y certeza de firmeza definitiva. El régimen vigente en la
LC solo adopta al dolo como factor de atribución. En dicha ley no hay una calificación de este. Por lo tanto, debemos recurrir a las
disposiciones del ordenamiento civil, donde presenta diversas aceptaciones. La noción que nos interesa es la del dolo delictual,
como elemento del delito civil. A la luz del derogado art 1072 del Cod Civil, el dolo consistirá en la ejecución de las conductas
tipificadas por el art 173 de la LC, a sabiendas y con intención de causar el daño a otra persona o a los derechos de otro. Los
elementos caracterizantes del dolo delictual son la ejecución de un hecho “a sabiendas” y “con intención de dañar”. La primera
expresión refiere al conocimiento por parte del agente del resultado dañoso que seguirá a su acción. En la segunda se resume en la
intención nociva. Consideramos que fue un desacierto del legislador de 1995 circunscribir el factor de atribución al dolo. Las razones
que nos lleva a argumentar en tal sentido son las siguientes: 1) la supresión de la posibilidad de que la culpa pueda considerarse un
factor de atribución debe ser analizada en el contexto filosófico de la ley 24522. En tal sentido la ley es una ley de una economía de
mercado. Al dictar una ley de profundas implicancias económicas como la LC, responde una decisión de política económica y esa
decisión general ganadores y perdedores. 2) la solución de la ley de 1995 está en franca contradicción con las soluciones del
moderno derecho de daños, que experimenta un ensanchamiento de sus fronteras. En la actualidad, ya no hablamos de
responsabilidad civil sino de derecho de daños, dado que ya no se pone el acento en el victimario, hoy se protege a la víctima. Ya no
se mira tanto la conducta del sujeto deudor para castigarlo sino que se observa el interés del sujeto acreedor para repararle el daño
sufrido 3) el administrador in bonis se encuentra en una situación mas gravosa que el administrador de la sociedad quebrada. El
representante de una sociedad en quiebra responde solo por su dolo. Por el contrario, el administrador de una sociedad in bonis
responde tanto por dolo como por culpa. El art 59 de la LGS expresa que “los administradores y los representantes de la sociedad
deben obrar con lealtad y con la diligencia de u buen hombre de negocios. Los que faltaren a sus obligaciones son responsables,
ilimitada y solidariamente por los daños y perjuicios que resultaren de su acción u omisión. Deben adecuar su conducta al marco
legal que fija el precepto, actuando con la lealtad y la diligencia de un buen hombre de negocios. Se señala que como el
ordenamiento jurídico no puede exigir que los administradores de bienes ajenos tengan éxito en toda las decisiones que tomen, ni
puede tampoco precisar que deben hacer en cada caso que se les presente, se conforma con dejar sentado una suerte de marco
para juzgar su conducta, y poder así precisar si actuaron o no conforme a derecho. Adoptar un modelo abstracto, como lo es el de
un “buen hombre de negocios” la LGS se ubica en el clásico régimen romano de la graduación de la culpa. Asimismo se señala que
las referidas pautas de conducta establecidas en el art 59 de la ley de sociedades, facilitan la acción de responsabilidad, en el
sentido de que probado el incumplimiento de uno u otro deber, la responsabilidad del administrador se presume. El art 274 de la
LGS regula la responsabilidad de los directores de la S.A estableciendo en su primera parte que “los directores responden ilimitada y
solidariamente hacia la sociedad, los accionistas y los terceros, por el mal desempeño de su cargo, según el criterio del art 59, así
como por la violación de la ley, el estatuto o el reglamento y por cualquier otro daño producido por dolo, abuso de facultades o culpa
grave”. Se observa una contradicción entre los referidos arts de la LGS con el art 173 de la LC, dado que los primeros al atribuir
responsabilidad resultan más severos que el ordenamiento concursal. La circunstancia genera como consecuencia que en los
procesos concursales en muchos casos se ejerce la acción social de responsabilidad en lugar de las acciones propias de la
responsabilidad concursal. La alternativa que comentamos esta prevista en el art 175 de la LC que indica que ejercicio de las
acciones de responsabilidad contra socios limitadamente responsables, administradores, sindico y liquidadores, corresponde al
sindico. El segundo párr. del precepto se refiere a las “acciones en trámite” y dispone que “si existen acciones de responsabilidad
iniciadas con anterioridad, continúan por ante el juzgado del concurso. El sindico puede optar entre hacerse parte coadyuvante en
los procesos en el estado en que se encuentren o bien mantenerse fuera de ellos y deducir las acciones que corresponden al
concurso por separado”. La acción de responsabilidad societaria en el proceso concursal tramite ante el juez del concurso y la
quiebra provoca la ineficacia de la renuncia o transacción resuelta por asamblea. En conclusión, consideramos que fue un
desacierto la supresión de la culpa como factor de atribución en el régimen concursal. Al establecer como único factor de atribución
al dolo se limita considerablemente la promoción de estas acciones, con el consiguiente perjuicio a los acreedores.

60. El Código Civil y Comercial de la Nación y su impacto en las acciones de responsabilidad concursal de los
administradores. Las modificaciones del CCCN en materia de derecho de daños traerían al régimen de responsabilidad de los
representantes previsto en la LC. BOQUIN indica que si bien los autores del CCCN señalaron que este modifica la LC, constituye
una verdad a medias, debido a que la modificación del derecho de daños es profunda y con ello la reforma influye en forma directa
en la acciones de responsabilidad. Y agrego que el CCCN tiene una incidencia fundamental en el ejercicio de las acciones de
responsabilidades.

A) El factor de atribución y la figura del dolo eventual. Uno de los obstáculos más importantes para que prospere la acción de
responsabilidad de los representantes, reside en el factor de atribución y sus dificultades probatorias. La LC no contiene una
calificación de dolo y que ella debía encontrarse en el ordenamiento civil, en la figura de dolo delictual. En relación con esto último es
que se operan modificaciones en el régimen concursal de responsabilidad de los representantes, debido a que existe una nueva
clasificación del dolo como factor de atribución subjetivo del deber de reparar, dado que este comprende no solo el dolo directo sino
también el dolo eventual. El art 1724 establece que los factores subjetivos de atribución son la culpa y el dolo. Este último es “la
forma más agravada de un factor subjetivo”. Asimismo, en el último párr. Indica que “el dolo se configura por la producción de un
daño de manera intencional o con manifiesta indiferencia por los intereses ajenos”. En consecuencia, el impacto que el nuevo
ordenamiento provoca en las acciones de responsabilidad de los representantes, en la LC, reside en una nueva calificación del dolo
directo sino también el eventual. El primero se produce “cuando existe la voluntad concreta de dañar”. El segundo “la acción no se
ejecuta para causar el daño, pero el autor del hecho desdeña el daño que puede causar”. Nuestro criterio, el CCCN nos
encontramos con una nueva noción del dolo delictual, una versión ampliada, influirá en el ámbito que estudiamos facilitando su
prueba y aumentando los casos de responsabilidad de los administradores. De este modo, con el ordenamiento en exegesis, la
noción del dolo como factor de atribución se revitaliza y sale del eclipse en el cual la doctrina lo había ubicado, ampliando su utilidad
y flexibilizando su prueba en las acciones de responsabilidad de los representantes. La regulación del dolo en el CCCN permite
comprender conductas que no quedaban alcanzadas en la noción de dolo del art 1072 del Cod. Civil derogado. Nuestro criterio,
resulta fácil comprender como dolosas conductas de los administradores que realizan actos que si bien no tienen como propósito
ocasionar el daño, en su ejecución el agente se representa la posibilidad de daño y sin embargo continua con su accionar en total
menosprecio del resultado dañoso. En tal sentido, pueden quedar atrapadas como conductas dolosas realizadas por un
representante que continua operando la sociedad en insolvencia, sin articular los mecanismos societarios y concursales necesarios
para evitar el daño a los acreedores. El administrador se representa el resultado dañoso, pero continua operando y realizando actos
con total menosprecio a los acreedores. La ampliación de la noción de dolo tiende a ser más eficaz el sistema de responsabilidad de
los administradores y desde el plano axiológico, a realizar el valor justicia. Muchas conductas de los administradores, que hasta hoy
quedaban impunes debido a la imposibilidad de acreditar el dolo, quedaran atrapadas a través del nuevo concepto de dolo que
contiene el CCCN. FAVIER DUBIOS acota esta ampliación, señalando “la responsabilidad concursal se amplía a partir de una nueva
definición legal de “dolo” que incluye a la “indiferencia por intereses ajenos” (art 1722)”. BOQUIN expresa “esta nueva aceptación del
dolo civil semejante al dolo eventual penal determinara que ciertas conductas reprochables a los administradores, representantes,
mandatarios o gestores de negocios antes solo calificadas como culposas sean consideradas dolosas y por ello susceptibles de ser
cuestionadas a través de una acción de responsabilidad concursal en la medida que se encuentren vinculadas con la producción,
facilitación, permisión o agravamiento de la situación patrimonial del deudor y su insolvencia conf. lo dispone el art 173 LC.

b) La función preventiva del derecho de daños. Un impacto trascendente por la consagración de la función preventiva del
derecho de daños. La función de prevención del derecho de daños y el especial el deber de evitar el daño o su agravamiento
también serán de aplicación a los administradores de sociedades insolventes. El art 1708 establece “las disposiciones de este Titulo
son aplicables a la prevención del daño y a su reparación”: LOPEZ HERRERA expresa “este art es una innovación importante. El
cód. de Vélez no contenía ninguna disposición que hablara de las funciones de la responsabilidad. Partida de la base de la
concepción antigua de la responsabilidad civil solo pensada para indemnizar” lo relevante es que se consagra la función preventiva
del derecho de daños. Esto responde a las modernas tendencias del derecho de daños que consideran que este no solo tiene como
función la reparación, sino también la prevención. El art 1710 establece el “deber de prevención del daño”, indicando que “toda
persona tiene el deber, en cuanto de ella dependa, de: a) evitar causar un daño no justificado b) adoptar de buena fe y conforme a
las circunstancias, las medidas razonables para evitar que se produzca un daño, o disminuir su magnitud, si tales medidas evitan o
disminuyen la magnitud de un daño del cual un tercero seria responsable, tiene derecho a que este se le reembolse el valor de los
gastos en que incurrió, conforme a las reglas del enriquecimiento sin causa c) no agravar el daño, si ya se produjo”. Entre los arts
1711 a 1733 se regula la acción preventiva. El art 1711 dispone que “la acción preventiva procede cuando una acción u omisión
antijurídica hace previsible la producción de un daño, su continuación o agravamiento. No es exigible la concurrencia de ningún
factor de atribución”. La legitimación en el art 1712 expresa: están legitimados para reclamar quienes acreditan un interés razonable
en la prevención del daño. El art 1713 se ocupa de la sentencia que admite la acción preventiva, estableciendo que “la sentencia
que admite la acción preventiva debe disponer, a pedido de parte o de oficio, en forma definitiva o provisoria, obligaciones de dar,
hacer o no hacer, según corresponda, debe ponderar los criterios de menor restricción posible y de medios más idóneo para
asegurar la eficacia en la obtención de la finalidad”. Con respecto al Cod. Vélez este no interesaba la prevención del daño, dado que
se seguía una concepción decimonónica que concebía a la responsabilidad civil como una sanción o reacción frente al daño. La
función preventiva del derecho de daños y las normas que el CCCN dispone para la prevención del daño, encuentran un terreno
fértil en el ámbito de la responsabilidad de los administradores de las sociedades insolventes. Puede resultar de gran importancia
para prevenir la insolvencia o para evitar su agravamiento. En consecuencia, la acción preventiva abre la posibilidad que ella pueda
ejercerse durante el trámite del concurso preventivo. En tal sentido, un acreedor que observa que los administradores durante el
trámite concursal realizan actos que pueden agravar la insolvencia puede intentar esta acción para prevenir el daño, es decir, el
agravamiento de la insolvencia.

C) Imposibilidad de atenuación judicial de la responsabilidad. El art 1069 del Cod. Civil, que establecía que no puede atenuarse
judicialmente la responsabilidad cuando el agente haya obrado con dolo. El art 1742 del CCCN bajo el título de “atenuación de la
responsabilidad” señala que “el juez, al fijar la indemnización, puede atenuarla si es equitativo en función del patrimonio del deudor,
la situación personal de la víctima y las circunstancias del hecho. Esta facultad no es aplicable en caso de dolo del responsable”. En
definitiva, el precepto del CCCN bajo el título de “atenuación de la responsabilidad” señala que “el juez, al fijar la indemnización,
puede atenuarla si es equitativo en función del patrimonio del deudor, la situación personal de la víctima y las circunstancias del
hecho. Esta facultad no es aplicable en caso de dolo del responsable”. En definitiva, el precepto del Cod Civil derogado así como el
del CCCN hacen aplicación del principio de la responsabilidad civil que refiere a la agravación del tratamiento para el dolo. Se
considera correcto el mantenimiento de esta solución dado que de lo contrario se conspiraría contra la finalidad preventiva de la
responsabilidad civil.

D) Dispensa de la prescripción El CCCN mantiene el instituto de la dispensa de la prescripción, aunque aumenta el plazo para el
ejercicio de la acción una vez desaparecidas las causales de hecho que impedían su ejercicio. De 3 meses ese plazo se eleva a 6.
La doctrina considera que el plazo de 3 meses era muy exiguo. El art 2550 dispone “ el juez puede dispensar de la prescripción ya
cumplida al titular de la acción, y el titular hace valer sus derechos dentro de los 6 meses siguientes a la cesación de los obstáculos”.
En caso de que a la fecha de la prescripción de la acción no se encuentre fijada la fecha de inicio de la cesación de pagos, el síndico
podrá invocar esta circunstancia para no sufrir las consecuencias jurídicas de la prescripción cumplida. Una vez fijada esa fecha,
podrá iniciar la acción en el término de 6 meses desde el dictado de la sentencia que fijo el inicio de la cesación de pagos. La
extensión del plazo de la dispensa beneficia la promoción de la acción.

E) Determinación del plazo de prescripción de la acción societaria ejercida en la quiebra. Algunos autores considera que el
plazo de prescripción era el de 10 años previsto por el art 846 del cod. de comercio, en razón de que el sindico es un tercero en
relación con la sociedad. Otros entendieron que la quiebra aparece como un tercero respecto de los civilmente responsables y, por
lo tanto, se aplicaba el plazo de prescripción de 2 años que prescribe el art 4037 del cod civil para los supuestos de responsabilidad
civil extracontractual. Asimismo, autores postulaban la aplicación de un plazo de 3 años, de conformidad con el derogado art 848 inc
1 del cod de comercio. Hoy por aplicación del segundo parr. del art 2561 del CCCN que dice que “el reclamo de la indemnización de
daños derivados de la responsabilidad civil prescribe a los 3 años”.
F) El valor del silencio como manifestación de voluntad en la obtención de la autorización de acreedores del art 119 de la
ley concursal. Uno de los obstáculos para la promoción de estas acciones esta dado por la exigencia de la obtención de la previa
autorización de los acreedores para promover la acción de responsabilidad de los representantes. En este ámbito puede impactar el
art 263 del CCCN que alude al valor del silencio. El precepto dispone que el silencio opuesto a actos o a una interrogación no es
considerado como una manifestación de voluntad conforme al acto o la interrogación excepto en los casos en que haya un deber de
expedirse que pueda resultar de la ley, de la voluntad de las partes, de los usos y prácticas, o de una relación entre el silencio actual
y las declaraciones precedentes. El texto se asemeja al art 919 del Cod civil derogado con 2 trascendentales modificaciones. Por un
lado, se suprime el supuesto del deber de explicarse por las relaciones de familia. La supresión resulta adecuada dado que el
supuesto era una redundancia atento a que quedaba comprendido dentro del deber de expedirse por ley. Por el otro incorpora entre
las excepciones al silencio, el deber de expedirse que puede resultar de los usos y prácticas y de la voluntad de las partes. El
impacto en materia concursal respecto del sistema de autorización de acreedores puede observarse con la excepción al silencio que
impone el deber de expedirse resultante de los usos y prácticas. La incorporación de esta excepción es criticada por alguna doctrina.
En relación con la promoción de la acción existe una gran duda de si el silencio de los acreedores puede interpretarse como
asentimiento. Se suscitan dudas con relación a cual es el valor que se le asigna al silencio de un acreedor. El silencio de los
acreedores no puede ser considerado como un asentimiento para la promoción de la acción. Algunos han sostenido que si bien el
silencio de los acreedores no puede ser interpretado como consentimiento, el juez podía asignarle el carácter de consentimiento si
así lo hubiere establecido en el auto respectivo. Se considera que el silencio puede tomarse como conformidad a la promoción de la
acción cuando el acreedor fue notificado por un medio fehaciente y que garantice el real conocimiento de aquel y cuando el decreto
respectivo expresamente contenga el apercibimiento de que, si no se pronuncia, su silencio será tomado como consentimiento. A la
luz del art 263 del CCCN puede considerarse una práctica que impone el deber de expedirse. En este sentido, se indica que “por
ende, esa jurisprudencia mayoritaria, a la luz de las pautas fijadas por el nuevo art 263 del CCCN, me llevan a reconsiderar la
cuestión y la interpretación que la admisión del silencio como manifestación de voluntad positiva por parte de los acreedores al inicio
de las acciones de recomposición patrimonial, configura un uso y practica del fuero que habilitan la expectativa por parte de los
legitimados activos que han obtenido las mayorías necesarias para demandar.

61. Conclusiones el impacto que provoca el CCCN en el régimen de responsabilidad de los representantes, reglados en el art 173 y
ss de la LC. Si bien no hay una reforma directa a las normas de la LC, si hay modificaciones trascendentes por intermedio de las
innovaciones que se proyectan en el régimen del derecho de daños. la modificación en el concepto de dolo, incluyendo no solo el
dolo directo sino el eventual, facilitara la promoción de las acciones de responsabilidad concursal de los administradores al provocar
una flexibilización en el concepto en orden a su prueba. La consagración de una función preventiva de la responsabilidad civil ante la
insolvencia incide profundamente en el ámbito de las acciones de responsabilidad de los administradores. Con el CCCN se da paso
a la posibilidad de ejercer por parte de los acreedores una acción preventiva tendiente a evitar la insolvencia, o en el supuesto de
que la sociedad ya este inmersa en dicho estado patrimonial, a evitar su agravamiento. Consideramos positivo este impacto, porque
tiende a ser más justo el sistema de responsabilidad de los administradores.

CAPITULO VI

INCIDENCIA DEL REGIMEN DE LOS CONTRATOS

A) LA REGULACION DEL CONTRATO DE FIDEICOMISO Y SU IMPACTO CONCURSAL

62. Introducción el art 1666 del CCCN bajo el acápite de “Definición” indica “hay contrato de fideicomiso cuando una parte, llamada
fiduciante, transmite o se compromete a transmitir la propiedad de bienes a otra persona denominada fiduciario, quien se obliga a
ejercerla en beneficio de otra llamada beneficiario, que se designa en el contrato, y a transmitirla al cumplimiento de un plazo o
condición al fideicomisario”. La definición ubica l fideicomiso en el ámbito contractual, manteniendo la posibilidad de constituirlo por
actos entre vivos u originados en una disposición de última voluntad (arts 1699 y 2493). Se trata de un contrato consensual,
bilateral, forma, típico y puede ser tanto oneroso como gratuito.

63. El cese del fiduciario por quiebra. El art 1678 del CCCN establece mediante 5 inc las causales por las cuales cesa el
fiduciario. La fuente del precepto está dada por el art 9 de la ley 24441 y el art 1464 del proyecto de 1998. El precepto dispone que
“el fiduciario cesa por…. D) quiebra o liquidación”. LORENZETTI expresa que la quiebra o liquidación tienen como presupuesto la
insolvencia, lo que frustra la confianza depositada en el fiduciario y se justifica plenamente su cesación, por la sola declaración. A su
vez, se coordina con el art 1679, que establece la sustitución del fiduciario. En el tercer párr. dispone que “en los restantes casos de
los inc b, c y d del art 1678, cualquier interesado puede solicitar al juez la comprobación del acaecimiento de la causal y la indicación
del sustituto o el procedimiento para su designación, conforme con el contrato o la ley, por el procedimiento más breve previsto por
la ley procesal local. En todos los supuestos del art 1678 el juez puede, a pedido del fiduciante, del beneficiario, del fideicomisario o
de un acreedor del patrimonio separado, designar un fiduciario judicial provisorio o dictar medidas de protección del patrimonio, si
hay peligro en la demora”. El art 1464 refiere a la quiebra del fiduciario y no ala del patrimonio separado. LISOPRAWSKI el art 9 de
la ley 24441 –fuente del art 1464 del CCCN- la ley no prevé la cesación del fiduciario por la causal de la liquidación forzosa del
patrimonio fideicomitido.

64. La insuficiencia de los bienes fideicomitidos. El art 1687 del código en exegesis expresa que “los bienes del fiduciario no
responden por las obligaciones contraídas en la ejecución del fideicomiso, las que solo son satisfechas con los bienes fideicomitidos.
Tampoco responden por esas obligaciones el fiduciante, el beneficiario ni el fideicomisario, excepto compromiso expreso de estos.
Lo dispuesto en este art no impide la responsabilidad del fiduciario por aplicación de los principios generales, si así corresponde. La
insuficiencia de los bienes fideicomitidos para atender a esas obligaciones, no da lugar a la declaración de su quiebra. En tal
supuesto y a falta de otros recursos provistos por el fiduciante o el beneficiario según previsiones contractuales, procede su
liquidación , la que esta a cargo del juez competente quien debe fijar el procedimiento sobre la base de las normas previstas para
concursos y quiebras en lo que sea pertinente. El art que transcribimos contempla 3 cuestiones: a) régimen de deudas (art 1687
párr. 1) b) responsabilidad del fiduciario (art 1687 párr. 2) y c) liquidación ante la insuficiencia de los bienes fideicomitidos (art 1687
párr. 3).

A) DEUDAS. Es tratado por el primer párr. del art 1687 del CCCN. Establece que los bienes fideicomidos constituyen la garantía de
las obligaciones contraídas por el fideicomiso. JUNYENT BAS “El patrimonio fideicomitido es la prenda general de los acreedores
del fideicomiso, que son aquellos titulares de créditos emergentes de las obligaciones contraídas para la ejecución del fideicomiso,
es decir que deben guardar relación con los fines del instituto”. En definitiva, a través del contrato de fideicomiso se instaura un
“patrimonio separado”, exento de la acción singular o colectiva de los acreedores del fiduciario, como así también de los fiduciante,
salvo la acción de fraude. De este modo, las deudas que se contraen en la ejecución de fideicomiso se satisfacen con los bienes
fideicomitidos.

B) RESPONSABILIDAD DEL FIDUCIARIO El segundo párr. del art 1687 expresa que “la norma señala que en el caso que el titular
fiduciario realice algún acto de transgresión según la ley, como cuando pida oportunamente la liquidación y agrave la situación de
insolvencia por el paso del tiempo, será pasible de adjudicación de responsabilidad por incumplimiento a su deber”.

C) LIQUIDACION DEL FIDEICOMISO INSOLVENTE. Se señala que el CCCN intenta dar un principio de solución a una de las
cuestiones que provoco las mayores críticas de la doctrina respecto del régimen que prevé la ley 24441. En el tercer párr. del art
1687 se regula la liquidación del fideicomiso, para el supuesto de que los bienes fideicomitidos resulten insuficiencia a que aluden
los citados preceptos debe ser entendida como “insolvencia” o “cesación de pagos”. Otros consideran que “insuficiencia” y “cesación
de pagos” son presupuestos diferentes. Al respecto LORENZETTI, el art 16 de la ley 24441 sostenía que “la insuficiencia es un
concepto novedoso en el ordenamiento jurídico argentino”, agregando que “la insuficiencia es una relación económica que se
establece entre el patrimonio fideicomitido y las obligaciones contraídas en la ejecución del fideicomiso, por lo tanto es un concepto
más restringido que la cesación de pagos que relaciona al patrimonio con todas las deudas y no solo con una clase de ellas”.
GAMES y ESPARZA, el art 16 de la ley 24441 se manifestaron en sentido crítico con respecto al presupuesto que posibilita la
liquidación de los bienes. Los autores plantean su reproche en dos sentidos. Por un lado, al adoptarse como presupuesto la
“insuficiencia” se aparta del principio general, que es el estado de cesación de pagos o insolvencia; puesto que se indica que las
excepciones a dicho presupuesto se señalan en el art 1 de la LC, la cesación de pagos es un presupuesto de las legislaciones
concursales de avanzada, y que el apartamiento ha sido realizado sin fundar y explicar el porqué de la conveniencia de tal política
legislativa. Por otro lado, critican el presupuesto mismo de la insuficiencia, alegando que no parece que tenga relación con un
concepto dinámico del patrimonio, sino que parece hacer referencia a un aspecto estático, puntual, matemático o numérico, pero sin
que existan pautas de cotejo. Asimismo la doctrina critica la imprecisión del término “insuficiencia de los bienes fideicomitidos”,
incluyendo activos y pasivos, en una visión dinámica de él. En caso de que se constate la indicada insuficiencia ante la falta de
recursos provistos por el fiduciante o el beneficiario, no corresponde la declaración de la quiebra, sino la liquidación. El CCCN
mantiene el fideicomiso fuera del régimen del concurso y la quiebra, tal como lo estatuyen los arts 16 y 24 de la ley 24441. No
obstante, se adopta una tesis intermedia al disponer que la liquidación es llevada a cabo por el juez competente, “quien debe fijar el
procedimiento sobre la base de las normas previstas para concursos y quiebras, en lo que sea pertinente”. De este modo se
produce una diferencia sustancial con el art 16 de la ley 24441 que disponía una liquidación ordinaria extrajudicial a cargo del
fiduciario. Este precepto disponía que “la insuficiencia de los bienes fideicomitidos para atender a estas obligaciones, no dará lugar a
la declaración de su quiebra. en tal supuesto y a falta de otros recursos provistos por el fiduciante o el beneficiario según visiones
contractuales, procederá a su liquidación, la que estará a cargo del fiduciario, quien deberá enajenar los bienes que lo integren y
entregara el producido a los acreedores conforme al orden de privilegios previstos para la quiebra; si se tratase de fideicomiso
financiero regirán en lo pertinente las normas del art 24. La liquidación ordinaria extrajudicial a cargo del fiduciario recibió acertados
reproches de la doctrina. GREGORINI CLUSELLAS indicaba en tono crítico la circunstancia de que el fiduciario determinaba el
estado de insolvencia y era a su vez el liquidador, convirtiéndose de ese modo en juez y parte, lo que determinaba una concurrencia
de atribuciones poco aconsejable. ARAYA señalo que “este supuesto de insuficiencia de bienes fideicomitidos no genera, por
prohibición legal, la aplicación del régimen de ejecución colectiva propio del sistema concursal, sino que impone la liquidación de los
bienes, a través de un hibrido que no es estrictamente la ejecución individual, ni alcanza a ser un proceso de ejecución colectiva.
FARINA sostuvo “el articulo es cuestionable en varios aspectos y totalmente insuficiente. Lo optimo hubiera sido permitir
expresamente la posibilidad de presentar el fideicomiso en concurso o quiebra, o prever un procedimiento similar en vez de dejar un
vacío legal que a la postre desnaturalizara estos institutos y generara un inimaginable caos. El art habilita una liquidación privada lo
que resulta totalmente extraño a nuestro sistema jurídico. El cambio sustancial que se produce con el art 1687 del CCCN, respecto
al 24441 es un pasaje de una de una liquidación extrajudicial a cargo del fiduciario a una liquidación judicial. Se indica que la
liquidación judicial. Se indica que la liquidación del fideicomiso “paso a ser una cuestión a resolver por el fiduciario a una cuestión
judicial”. El avance del Código se exhibe en que la liquidación ya no estará a cargo del fiduciario sino del juez competente, el que
debería fijar el procedimiento sobre la base de las normas contenidas en la LC en la medida que sean pertinentes. Frente a la
solución del referido art 1687, se indica que “da una solución mas racional a la problemática que produce la laguna del régimen
extrajudicial de liquidación del patrimonio fiduciario insuficiente que establece el citado art 16. A ello se agrega que “la disposición
aparece como una solución intermedia entre el actual régimen de extrajudicialidad extrema y la incorporación lisa y llana del
fideicomiso como sujeto pasible de concurso o quiebra. La nueva normativa sigue excluyendo la instancia del concurso preventivo y
el APE, pero permite el acercamiento del instituto a las normas de la quiebra, como el régimen mas compatible para una liquidación
forzosa. PRONO “El CCCN ha creado un supuesto concursal un supuesto que se aparta de los modelos o tipos legales conocidos”.
CARREGAL el sistema actual opina que “la justicia actuaba en forma subsidiaria. En cambio ahora es menester recurrir siempre al
juez (art 1687 CCCN), aun cuando exista un solo acreedor que este conforme con lo que resuelva el fiduciario. Otra vez la adición
de costos, de trámites y de tiempo que no son siempre necesarios. No nos convence esta modificación. Felizmente se ha mantenido
la imposibilidad de declarar el concurso a un fideicomiso”. Un sector de la doctrina considera que la regulación dada por el CCCN
sigue siendo insuficiente, se señala que si bien se establece una liquidación judicial a la que se aplican las normas de la LC, no se
somete al patrimonio fideicomitido a dicha regulación, lo que constituye un error. Por nuestra parte, creemos que el CCCN
representa un importante avance al referir ahora a una liquidación judicial, pero sostenemos que se ha quedado a mitad de camino.
La remisión a la LC es positiva, pero insuficiente. Esa genérica remisión serian aplicables las normas de la verificación de créditos,
dado que resulta necesaria la determinación de pasivo, la presentación de los informes individual y general, el dictado de la
resolución del art 36, hubiese sido conveniente someter el fideicomiso a la regulación concursal, permitiendo por ej su concurso
preventivo. La actual remisión es positiva en cuanto importa la superación de la liquidación extrajudicial a cargo del fiduciario, no
obstante, resulta insuficiente y el tema seguirá siendo fuente de inagotables controversias.

B) LA OPONIBILIDAD DEL BOLETO DE COMPRAVENTA INMOBILIARIA FRENTE A LA QUIEBRA O CONCURSO DEL


VENDEDOR.

65. Introduccion la oponibilidad del boleto de compraventa inmobiliaria a la quiebra del vendedor tiene una larga trayectoria en la
historia de nuestro derecho concursal. El objeto es analizar el impacto que el CCCN provoca sobre el art 146 de la LC que regula la
oponibilidad del boleto de compraventa inmobiliaria a la quiebra del vendedor. Estudiaremos la regulación que trae consigo el art
1171 del CCCN marcando sus diferencias con la regulación obrante en el art 1185 bis del Cod. derogado y el art 146 de la LC.

66. Evolucion jurisprudencial y legal del tratamiento concursal del boleto de compraventa.

A) El plenario “Lozzi” El boleto de compraventa aparece como un producto de la realidad social con antelación a su recepción
normativa. Surge como una necesidad del trafico negocial. LORENZETTI señala que “la aceleración de la vida económica se
enfrento con la desaceleración de los tramites notariales y registrales”. La mayor utilización del boleto de compraventa frente a la
carencia normativa dio lugar a vastos conflictos jurídicos, dado que “para el régimen jurídico se trataba de un contrato preliminar o
incompleto por la falta de forma legal, las partes, en cambio, entenderían haber llegado a un acuerdo definitivo”. El primer jalón lo
constituyo el plenario “lozzi”, donde por mínima mayoría se consagro una tesis “rigurosamente jurídica pero decepcionante”. Se
sostuvo que el boleto de compraventa de inmueble era inoponible a la quiebra del vendedor, debiendo, en consecuencia, el acreedor
verificar el precio pagado como crédito quirografario.

B) La reforma de la ley 17.711: el art 1185 bis del CCCN. La doctrina emanada del plenario “Lozzi” causo “conmoción en el
ambiente jurídico de la época”, e instalo el tema en el trámite de reforma del Cod. Civil. En 1968 se modifica el Cod Civil y se
incorpora el art 1185 bis que hace oponible el boleto de compraventa a la quiebra del vendedor, siempre que se cumplan los
requisitos instituidos en el precepto. Dicho art disponía que “los boletos de compraventa de inmuebles otorgados a favor de
adquirentes de buena fe, serán oponibles al concurso o quiebra del vendedor si se hubiere abonado el 25% del precio. El juez podrá
disponer en estos casos que se otorgue al comprador la escritura traslativa de dominio. La reforma es una consecuencia de la
realidad social. A mediados de la década de 1960 aumentaron las quiebras de empresas constructoras. Frente a la quiebra de la
empresa vendedora los acreedores se veían frustrados de obtener la escrituración del inmueble, cuya operación de venta se había
instrumentado por boleto de compraventa, en razón de que si se aplicaba la doctrina emanada del plenario “Lozzi” su crédito no se
dirigía a obtener la escrituración, sino que se constituía con el precio pagado. Los acreedores titulares de un boleto de compraventa
no podían concurrir al concurso pidiendo la escrituración, sino que debían hacerlo pidiendo la verificación de su crédito dinerario.
Frente a la quiebra de la constructora los acreedores con boleto de compraventa se veían insatisfechos, dado que ellos no se
perseguían el cobro de un crédito dinerario, no querían incorporarse al proceso concursal, por el contrario, aspiraban a salir de el y
buscaban el otorgamiento de la escritura traslativa de dominio. La solución del art 1185 bis del Cod. Civil permitió evitar posibles
fraudes de empresas constructoras. Antes de su incorporación al Cod. las empresas constructuras podían iniciar un emprendimiento
con el dinero de los adquirentes por boleto y luego quebrar dejándolos sin vivienda. Antes de la sanción del art 1185 bis del Cod se
repetían “actos de verdadera delincuencia económica que afectaban a los compradores de buena fe de inmuebles de propiedad
horizontal que, quiebra mediante, veían esfumarse los ahorros fruto de años de sacrificio y abstinencia”.

C) Ley 19.511: el artículo 150 de la ley concursal. En 1972 se sanciona la ley 19.551, que modifica el régimen de concursos
quiebras. El art 150 limita la aplicación del art 1185 bis del Cod. Civil a los inmuebles con destino de vivienda. Con dicho régimen se
paso abruptamente de una situación de desprotección del adquirente por boleto, a un especie de superproteccion. Se argumento
desde la doctrina que “en el afán de proteger al adquirente con boleto tantas veces esquilmado, se ha pasado al otro bando,
rompiendo el debido equilibrio”. Así surge la necesidad de buscar límites para evitar la connivencia que podía existir entre el
adquirente y el fallido vendedor. El sistema de la ley 19551 recibió las criticas MORELLO, expreso “el régimen de la ley de
concursos, significa un retroceso en la evolución institucional del boleto. Lo emplaza como “promesa” pese a ser un contrato firme de
compraventa”. GARCIA MARTINEZ critico la limitación, expresando que la distinción no resultaba justificada. SCARPELO sostuvo
que el ultimo párr. del art 150 de la ley 19551 en cuanto limitaba la protección a los inmuebles destinados a vivienda era
inconstitucional, al vulnerar el art 16 de la CN y los arts 6 y 8 de la Const. de la Prov. de Santa Fe.

D) Interpretación judicial respecto al “destino de vivienda”: tiene como protagonista a los jueces, quienes interpretaron de
manera objetiva la expresión “inmuebles destinados a vivienda”. De acuerdo a esta no era relevante la intención subjetiva del
adquirente, ello “implicaría introducirse en factores psicológicos, y por lo tanto subjetivos, de imposible comprobación por parte de
terceros”. Esta interpretación se alegaba que “lo único transcendente es que el inmueble constituya una unidad habitacional, sin que
sea dable considerar la intención del adquirente, esto es, si lo quiere para vivienda propia o para la utilización de un tercero; de ello
se deriva la viabilidad de la demanda aun cuando el adquirente sea una sociedad, o una persona física que se domicilia en el
extranjero”. El criterio objetivo que se asignaba a la expresión “vivienda” determinaba que el dispositivo legal amparaba a aquella
persona que vivía en otra ciudad y adquiría un inmueble para vacacionar, dejando, en cambio, sin protección a aquella persona que
adquiría un local para desarrollar una actividad mercantil, o a los adquirentes de un terreno cuya finalidad hubiera sido poner en ellos
alguna construcción modesta para su propia habitación.

E) El actual art 146 de la ley concursal: Prescinde del destino de vivienda lo que importa un retorno al sistema del art 1185 del
Cod. Civil.

67. La regulación del artículo 146 de la ley concursal. Este art en su segunda parte establece que “los boletos de compraventa
de inmueble otorgados a favor de adquirentes de buena fe, serán oponibles al concurso o quiebra si el comprador hubiera abonado
el 25% del precio. El juez deberá disponer en estos casos, cualquiera que sea el destino del inmueble, que se otorgue al comprador
la escritura traslativa de dominio contra el cumplimiento de la prestación correspondiente al adquirente. El comprador podrá cumplir
sus obligaciones en el plazo convenido. En caso de que la prestación a cargo del comprador fuere a plazo deberá constituirse
hipoteca en primer grado sobre el bien, en garantía del saldo de precio. El sistema actual divide a la doctrina. Algunos autores
formulan sus reparos frente a la flexibilidad de este y señalan que puede constituir una vía para sacar fraudulentamente bienes del
patrimonio del fallido. Otros han considerado acertada la reforma, que elimino las dificultades interpretativas que se suscitaban en
torno a la expresión “destino de vivienda”.

En el sistema de la LC, para que el boleto de compraventa inmobiliaria sea oponible a la quiebra o concurso del vendedor se
requieren 2 recaudos: que el adquirente sea de buena fe y que se haya pagado el 25% del precio. A) ADQUIRENTE DE BUENA FE:
El adquirente del inmueble por boleto de compraventa que pretende oponerlo a la quiebra debe ser de buena fe. ROITMAN
considero que era un requisito “superfluo” posteriormente modifico su posición señalando que la exigencia de buena fe no es un
requisito superfluo. La incorporación por parte de la ley 17711 de la buena fe como criterio orientado procura “mitigar la filosofía
individualista que trasuntaba el Cod de Vélez, acorde a la época en que fue redactado. La ley 17771, inspirándose en un fallo
plenario tutela al adquirente por boleto de compraventa, estableciendo en el art 2355 que “se considera legítima la adquisición de la
posesión de inmuebles de buena fe, mediando boleto de compraventa”. El CCCN exalta la importancia de la buena fe al
incorporarla como un principio dentro del Cap. 3 del Título Preliminar. El citado Cap. alude al “Ejercicio de los derechos” al respecto
LORENZETTI que “los 2 primeros Títulos “El Derecho” y “La Ley” contienen guias dirigidas a los jueces y juezas. El titulo referido al
ejercicio de los derechos tiene por destinatario principal a los ciudadanos. De este modo se incorpora la buena fe como un principio
general aplicable al ejercicio de los derechos, complementándose luego con diversas reglas especificas con aplicación en diversos
ámbitos. En el supuesto que estudiamos, la “buena fe” se refiere a la conducta del adquirente en la concertación del negocio jurídico,
y se entiende por ella la ignorancia por parte del comprador del estado de insolvencia del enajenante. Habrá mala fe si el comprador
al momento de la celebración del contrato conocía la situación de cesación de pagos de su vendedor. La buena fe en este caso
exige que el adquirente por boleto no haya sido cómplice del fraude. En tal sentido, la buena fe debe existir al momento de la
celebración del contrato, siendo indiferente el conocimiento posterior que el adquirente pueda tener del estado de cesación de
pagos. FASSI sostuvo que la buena fe debe existir no solo al momento de la celebración del contrato sino también al momento de
pagarse el precio en el porcentaje que exige la ley. El autor fundaba esta tesis el art 1198 del Cod. Civil derogado, que exigía que los
contratos deben celebrarse, interpretarse y ejecutarse de buena fe. La jurisprudencia ha dicho que “a los efectos de la oponibilidad
del boleto ante el concurso, la buena fe exigida al comprador consiste en su ignorancia respecto del estado de insolvencia del
enajenante. Esta buena fe se presume y debe existir al tiempo de la celebración del contrato. El conocimiento ulterior es irrelevante.
La buena fe se presume y admite prueba en contrario. En consecuencia será el síndico o algún acreedor quien deberá probar la
mala fe del adquirente. Deberán probar que el adquirente conociera cesación de pagos del deudor o que mediante el boleto de
compraventa se pretende sustraer el inmueble de la garantía patrimonial del deudor. Existe mala fe en el adquirente si se prueba
que existía un vínculo de parentesco con el vendedor. También “no hay buena fe en el adquirente que, ante la inusual modalidad de
contratación, la realizo muy pocos días antes de la quiebra, donde la adquirente originaria de la fallida aparece intervenida
judicialmente, pagando el precio al contado, y ensombrece aun más el negocio que sea un sociedad constituida en el Uruguay sin
registración en nuestro país. B) PAGO DEL 25% DEL PRECIO: El comprador debe haber pagado ese porcentaje del precio,
circunstancia que debe haber acaecido antes de la quiebra del vendedor, haya o no medidado posesión. Este tema fue abordado
por un fallo donde se estableció que “el pago del 25% del precio a que alude el art 1185 del Cod Civil debe haber sido efectuado por
el comprador antes de la falencia del vendedor, haya mediado o no parte del ahora fallido la entrega de la posesión del inmueble
vendido a aquel. La circunstancia de que el pago debe haberse efectuado por el comprador antes de la falencia se impone por las
propias reglas que gobiernan el concurso. Es menester recordar que desde el dictado de la sentencia de quiebra el fallido sufre los
efectos del desapoderamiento falencial (art 106 LC) quedando privado de la facultad de administrar y disponer de sus bienes (art
107 segunda parte, LC), resultando ineficaces los pagos que recibiese (art 109 segunda parte LC). Existen controversias a la forma
de pago del porcentaje exigido por la ley. Algunos autores entienden que el pago del 25% del precio solo puede efectivizarse
mediante dinero. Otros admiten que también puede concretarse por medio de una permuta, dación en pago o compensación. Otra
discusión que se presenta gira alrededor de cómo se integra el 25% del precio, señalándose que “este es uno de los aspectos más
discutidos de la doctrina”. El debate reside en determinar si dentro del porcentaje legal solo se computa lo pagado en concepto de
precio o si, por el contrario, se puede incluir otros conceptos, como pago de intereses, recalculos, multas y gastos de administración.
En tal sentido, se ha rechazado la pretensión de contabilizar los intereses como parte del precio. También se han desestimado
diversos pagos efectuados en concepto de gastos de instalación y comisión de venta para la integración del porcentaje del 25% y la
CSJN entendió que ello era ajeno a la instancia extraordinaria. En lo que concierne a la prueba del cumplimiento de la exigencia
legal, incumbe al pretenso acreedor probar fehacientemente el pago del porcentual exigido por la ley y que este se efectuó antes de
la declaración de quiebra. En tal sentido, resulta insuficiente el valor probatorio del instrumento privado, en el cual se dejo constancia
de que se pago el total del precio acordado al momento de firmarse el boleto. Si bien el reconocimiento expreso de haber recibido el
dinero bastaría para que la operación de compraventa surta sus efectos entre las partes, no es suficiente para que sea oponible a la
masa falencial, requiriéndose en consecuencia que el incidentita acreditara el traspaso efectivo de los fondos, o cuando menos su
capacidad económica para realizar el negocio. La jurisprudencia señala que basta para la acreditación del pago el otorgamiento del
recibo, sin que sea necesario exigirse al adquirente la prueba de contabilización de dicho pago por parte del vendedor. Se expreso
que “el pago del precio, a los fines oponibles un contrato de compraventa de inmuebles en la quiebra o concurso de enajenante, se
prueba con el recibo sin que quepa exigir al adquirente que además acredite la diligencia del vendedor en contabilizar ese pago en
sus libros o constancias registrales. En cambio fuera de los 2 requisitos abordados precedentemente, no son recaudos exigidos por
el art 146 de la LC la fecha cierta del instrumento, la inscripción registral del boleto y la posesión del inmueble.

68.La regulación en el Código Civil y Comercial El ordenamiento regula el “boleto de compraventa” en el Libro tercer “Derechos
personales”, dentro del Título IV referido a los “Contratos en particular” y en especial en el Cap. 1, denominado “Compraventa”. La
norma ordena la oponibilidad del boleto de compraventa inmobiliaria al concurso o quiebra del vendedor se prevé en el art 1171.
“Oponibilidad del boleto en el concurso o quiebra”: “los boletos de compraventa de inmuebles de fecha cierta otorgadas a favor de
adquirentes de buena fe son oponibles al concurso o quiebra del vendedor si hubiera abonado como mínimo el 25% del precio. El
juez debe disponer que se otorgue la respectiva escritura pública. El comprador puede cumplir sus obligaciones en el plazo
convenido. En caso de que la prestación a cargo del comprador sea a plazo, debe constituirse hipoteca en primer grado sobre el
bien, en garantía del saldo de precio”. La doctrina señala que la norma es similar a la prevista en el art 146 de la LC, adoptándose la
solución prevista en la ley especial y produciéndose así una “comercialización del derecho civil”. Asimismo, “el precepto constituye
una función del derogado art 1185 bis del Cod Civil y del art 146, ley 24522 de concurso y quiebras. El nuevo texto mantiene la
redacción de la ley anterior, con algunas incorporaciones que provienen de las soluciones imperantes en la doctrina y la
jurisprudencia. Diferencias entre el anterior y el nuevo texto legal: A) EXIGENCIA DE FECHA CIERTA: Se presenta el impacto con
la relación al art 146 de la LC, dado que de él no resulta una exigencia para la oponibilidad del boleto la existencia de fecha cierta.
Tampoco esta última es una exigencia que resultaban del art 1185 bis del Cod. Civil. El CCCN parece cerrar el debate y opta por
exigir fecha cierta para la oponibilidad del boleto, también se exige el art 1170 para que este prevalezca sobre las medidas
cautelares trabas sobre el bien raíz. Se denomina fecha cierta a la fecha que tiene autenticidad, o sea que se la reputa verídica por
si misma, al estar escrita en los instrumentos. La exigencia o no de fecha cierta como recaudo para ser oponible el boleto de
compraventa de inmuebles a la quiebra del vendedor es uno de los temas más álgidos en esta materia. Frente al art 146 de la LC y
al art 1185 bis del Cod Civil que no requieren fecha cierta, se presentaron dos posiciones en la doctrina y en la jurisprudencia. Una
posición sostuvo que no era necesario exigir la fecha cierta del boleto de compraventa atento a que dicho recaudo no era exigido por
la ley y que no podía considerarse al concurso como un tercero ajeno a la relación contractual existente entre las partes. Otro sector
de la doctrina considero que pese al silencio de la ley, la fecha cierta del boleto de compraventa era un requisito ineludible por
aplicación del art 1034 del Cod. Civil, según el cual los instrumentos privados aun después de reconocidos, no prueban contra
terceros o contra los sucesores por título singular la verdad de la fecha expresada en ellos. Se considero que la exigencia de la
fecha cierta otorgaba transparencia a la operación y que constituía un elemento importante a la hora de inclinarse por su veracidad.
Existían diversos fallos que se inclinaron por la exigibilidad de la fecha cierta y otros que se colocaron en una posición intermedia por
cuanto, si bien partían de la exigibilidad de la fecha cierta, sostenían que la inexistencia de fecha cierta no invalidaba el contrato
cuando existían elementos probatorios que permitiesen inferir la oportunidad y sinceridad del acto. GRAZIABLE opino que si bien la
fecha cierta no es exigida expresamente, “debe quedar acreditado de alguna manera que el contrato es anterior a la sentencia de
quiebra”. Agregando “si bien es cierto que el concurso es un tercero en la relación jurídica nacida del boleto, la ley no exige
expresamente como recaudo de oponibilidad de la fecha cierta, siendo solamente exigible, por principios concursales inamovibles,
que el contrato aparezca de fecha anterior a la quiebra en forma fehaciente”. CASADIO MARTINEZ sostuvo que “si bien la fecha
cierta puede faltarle al boleto, es ineludible que se brinde al magistrado la certidumbre fáctica de la existencia anterior del
instrumento, previo a la apertura del concurso, pudiendo, no obstante, suplirse su falta acreditando la posesión y buena fe del
adquirente. B) PAGO MINIMO DEL 25% DEL PRECIO: Ya se encontraba previsto en el art 1185 bis del Cod. Civil y en el art 146 de
la LC. El pago de ese porcentaje debe haber acontecido antes de la falencia. Frente al art 1185 bis del Cod Civil y al art 146 de la LC
la doctrina se ha preguntado porque es porcentaje y no otro. BOQUE “porcentaje antojadizo aunque ineludible, que parece tener
antecedente en la ley de loteos 14005, en tanto que establece el art 7 que el comprador puede reclamar la escrituración después de
pagar ese porcentaje. RIVERA, al exigir el pago del 25% del precio la ley realiza un fraccionamiento producido a través de un corte
numérico, señalando que sin duda estos fraccionamientos son arbitrarios, pero es el resultado de la imposibilidad de indagar las
condiciones infinitas de cada uno de los casos o de las personas, por ello la ley debe efectuar este fraccionamiento y el juez no
puede apartarse de él. El CCCN estable que ese pago del 25% debe ser como “mínimo”. La expresión “mínimo” no aparece ni en el
art 146 de la LC ni en el art 1185 bis del Cod. Civil. Con el agregado la oponibilidad del boleto a la quiebra del vendedor, aun cuando
se hubiera pagado un porcentaje menor. ROITMAN trae a colaboración un fallo de la Cámara Civil y Comercial de Córdoba, en
donde se admitió la oponibilidad del boleto de la quiebra del vendedor cuando se había pagado el 22% del precio. Desde otro punto
de vista se mantiene la exigencia en relación con la buena fe del adquirente. a) Otorgamiento Judicial de la escritura pública: Si
se cumplen las exigencias legales el juez debe disponer el otorgamiento de la escritura pública. El precepto del CCCN se asemeja al
art 146 de la LC y supera al art 1185 bis del Cod. Civil en este ultimo el otorgamiento de la escritura pública por el juez se expresaba
de manera potestativa (podrá). La diferencia sustancial entre los citados arts se encuentra en que en el último se indicaba que el
juez “podrá” otorgar la escritura traslativa de dominio. Por lo tanto, conforme al régimen concursal el otorgamiento de la escritura
traslativa de dominio era un imperativo para el juez (deberá) en tanto que el Cod. Civil derogado se legislaba como una facultad del
magistrado (podrá). El CCCN se inclina por el criterio imperativo previsto por el art 146 de la LC. ESPER señala que “se unifica, asi,
la directriz prevista en el art 146, ley 24522, que también obliga al juez a disponer esa medida, y mejora la expresión potestativa
(podrá) que contenía el desaparecido art 1185 bis Cod. Civil. En la jurisprudencia se ha dicho que si la escrituración deviene
imposible por no encontrarse el bien en el patrimonio del fallido, la obligación se transforma en dineraria y compromete el porcentaje
del precio pactado calculado sobre el valor del bien al tiempo de la declaración de quiebra, siendo debida en los términos del
acuerdo. Ante la imposibilidad de condenar a la fallida a otorgar una escritura traslativa de dominio de un inmueble, enajenado por
boleto a favor de la parte dominio de un inmueble, enajenado por boleto a favor de la parte in bonis, corresponde rechazar la
escrituración que se pretende y transformar la obligación de escriturar en la de pagar daños y perjuicios. En la doctrina se indica que
si deviene de imposible cumplimiento la sentencia que condena a escriturar, la regla indica que aquella no genera responsabilidad
por daños y perjuicios en virtud de lo dispuesto por el art 142 LCQ. b) Cumplimiento de la prestación del comprador: La ultima
parte del art 1171 del CCCN dispone que “el comprador puede cumplir sus obligaciones en el plazo convenido. En caso de que la
prestación a cargo del comprador sea a plazo, debe constituirse hipoteca en primer grado sobre el bien, en garantía del saldo de
precio”. De este modo, la solución prevista en la última parte del art 146 de la LC que expresa que “el comprador podrá cumplir sus
obligaciones en el plazo convenido. En caso de que la prestación a cargo del comprador fuere a plazo deberá constituirse hipoteca
en primer grado sobre el bien, en garantía del saldo de precio”. En consecuencia el contrato entre comprador y vendedor ahora
fallido se mantiene en las mismas condiciones que las originariamente pactadas. El comprador deberá cumplir la prestación
pendiente a su cargo. El supuesto de que la prestación a cargo del comprador fuese a plazo, este se mantiene. Si el juez otorga la
escritura traslativa de dominio se deberá otorgar en garantía del saldo de precio hipoteca de primer grado sobre el bien. Mas alla de
lo dispuesto nada impide que el vendedor renuncie al plazo acordado para la integración del saldo de precio y decida abonarlo
anticipadamente con la anuncia del juez de la quiebra. La solución legal –prevista en el art 146 LC y art 1171 del CCCN- del
mantenimiento del plazo acordado recibe críticas de algunos autores. MARTORELL dicha decisión del legislador no es acertada ni
funcional preguntándose hasta cuando se habrá de extender el iter liquidativo. MAFFIA habría que preguntarle a mandrake como se
compatibilizaba esta prescripción con los 4 meses del art 217. GRISPO “Tal cuestión nos resulta, cuanto menos escandalosa, pues
si tenemos en cuenta el carácter eminentemente liquidativo de la quiebra, los problemas prácticos que traerá aparejado la aplicación
de esta nueva regla legal serán disparatados. Sería conveniente establecer, de lege ferenda, que en el caso de que el comprador
optara por escriturar, pague en dicho acto el saldo total del precio”. No compartimos las críticas expuestas, en razón la norma que
analizamos en su génesis procura la tutela del adquirente por boleto, el que se presenta como un sujeto débil frente a la quiebra del
vendedor. Si se exigiera que, ante la quiebra del vendedor, el comprador deba verse obligado a perder el plazo acordado y abonar el
saldo del precio de manera anticipada, el legislador avasallaría lo acordado entre las partes y perjudicaría al sujeto que tiende a
tutelar. Además, el comprador podría sufrir un perjuicio mayor, perdiendo su derecho a la escrituración ante la imposibilidad de
cumplir anticipadamente con el saldo del precio. En tal sentido, ESPER indica que “la norma concluye con una medida protectoria
del derecho del comprador del boleto, para que no vea reducida su posibilidad de oponer el boleto al concurso o quiebra del
enajenante”.

69. Conclusiones. La regulación de la oponibilidad del boleto de compraventa de inmueble a la quiebra del vendedor fue una forma
de dar una respuesta desde lo jurídico a un grave problema social que se presentaba en las décadas de 1950 y 1960 se procuro
tutelar al adquirente por boleto de compraventa frente a la quiebra de empresas constructoras. El art 1171 del CCCN consideramos
que no era necesaria la incorporación de esta norma, sino que bastaba con la regulación prevista en la LC. El citado art impacta en
el art 146 de la LC en consecuencia, a partir de su entrada en vigencia, para la oponibilidad del boleto de compra vente inmobiliaria
a la quiebra o concurso del vendedor, necesariamente el instrumento debe tener fecha cierta. Se incorpora un recaudo que no surge
del art 146 de este modo se termina las discusiones en la doctrina y en la jurisprudencia en este punto. En cuanto a la exigencia del
pago del 25% sea como mínimo procura evitar alguna jurisprudencia que en el caso concreto dispuso que aun pagándose un
porcentaje menor, igualmente podía oponerse el boleto de compraventa inmobiliaria a la quiebra o concurso del vendedor.

C) LA CESION DE DERECHOS FRENTE A LOS PROCESOS CONCURSALES.

70. Introducción. El CCCN suprime la cesión de créditos que contenía el Cod. Vélez y la reemplaza por la cesión de derechos. La
cesión de derechos en el CCCN establece una nueva metodología, superando el Cod. derogado que regulaba disposiciones que
referían a la cesión de derechos que no eran créditos, omitiendo a su vez regular la cesión de contratos y conteniendo escasas
disposiciones sobre las cesiones de derechos hereditarios. En esta nueva metodología bajo la designación de cesión de derechos
se establecen una serie de disposiciones generales sobre la cesión de derechos y luego se reglan subtipos de la figura. La doctrina
expresa “en primer lugar incluye algunas disposiciones relativas a la cesión de derechos en general y posteriormente regula algunos
subtipos que ameritan normas especificas teniendo en cuenta las particularidades del negocio o de los derechos cedidos (arts 1614
a 1640). Es decir, el tipo contractual genérico comprende otros subtipos específicos tales como la transmisión de créditos (art 1614 a
1631), de deudas (art 1632 a 1635), de posición contractual (art 1636 a 1640), de herencia (art 2303 a 2309), de créditos en garantía
(art 1615) y la cesión de créditos prendarios (art 1625). Se introducen ciertas innovaciones interesante que estaban reconocidas y
relativamente tratadas por la doctrina civilista y notarialista argentina, pero no encontraba reposo directo en algún art especifico del
Cod. Civil. El CCCN regula la cesión de derechos como una figura contractual autónoma, superando el criterio que la disciplina como
un cap. de la transmisión de los derechos dentro del marco de la teoría general de las obligaciones. El art 1614 de “definición”
califica a la figura expresando que hay contrato de cesión “cuando una de las partes transfiere a la otra un derecho. Se aplica a la
cesión de derechos las reglas de la compraventa, de la permuta o de la donación, según que se haya realizado con la
contraprestación de un precio en dinero, de la transmisión de la propiedad de un bien, o sin contraprestación, respectivamente, en
tanto estén modificadas por las de este cap.”. Asimismo, el nuevo texto legal estatuye la integración normativa de esta figura con las
normas que regulan la compraventa, la permuta o la donación. Además depende de que se haya acordado o no una
contraprestación a cargo del cesionario. Resultara transcendental el art 1616 que refiere al objeto de la cesión este representa una
gran amplitud. Bajo la denominación de “derechos que pueden ser cedidos” dispone que “todo derecho puede ser cedido, excepto
que lo contrario resulte de la ley, de la convención que lo origina, o de la naturaleza del derecho”. COMPAGNUCCI DE CASO indica
que el art 1616 establece una regla que resulta abarcado de casi todos los derechos e implica que aun los derechos condicionales,
dudosos, litigiosos, eventuales, aleatorios, tienen la cualidad intrínseca de su credibilidad.

71. Incidencia en el régimen concursal Respecto a la incidencia de la nueva regulación de la cesión de derechos sobre el régimen
concursal, nos interesa analizar de manera especial el art 1623. El citado precepto alude a la oponibilidad de la cesión de derechos
a la quiebra o concurso del cedente. Bajo la denominación de “quiebra o concurso del cedente” establece que “en caso de concurso
o quiebra del cedente, la cesión no tiene efectos respecto de los acreedores si es notificada después de la presentación en concurso
o de la sentencia declarativa de la quiebra”. La norma resulta similar a la contenida en el art 1464 del Cod. Civil de 1869 con algunas
variantes en su redacción que suministran claridad y precisión en su aplicación práctica. La disposición del Cod Vélez expresaba “en
caso de quiebra del cedente, la notificación de la cesión, o la aceptación de ella, puede hacerse después de la cesación de pagos,
pero sería sin efecto respecto a los acreedores de la masa fallida, si se hiciese después del juicio de la declaración de quiebra”. La
misma tesis se mantiene en el nuevo art 1623 del CCCN solo que ahora se clarifican varias cuestiones. En tal sentido, ya no refiere
únicamente a la quiebra sino también al concurso del cedente. De este modo las cesiones de derecho para que puedan oponerse al
proceso concursal deberán ser notificadas al deudor cedido antes de la presentación en concurso preventivo o de la declaración de
la quiebra. El nuevo art 1623 avanza con respecto a su fuente, el art 1537 del proyecto de 1998 dado que este no contemplaba la
posibilidad de concurso, sino que solo refería a la quiebra del cedente. La solución plasmada en el art 1623 la sostuvimos en
diversas oportunidades. En distintos trabajos de doctrina analizamos la verificación de derechos económicos o de beneficios
económicos derivados de los federativos en el concurso de entidades deportivas cedentes, donde expresamos que el art 1464
refería solo a la quiebra, pero que debía ser aplicable también al concurso preventivo. En beneficio de esta interpretación el art 1464
no mencionaba el concurso preventivo, debido a que nunca podía haber sido previsto por VELEZ en 1869, atento a que no se
conocía su existencia no solo en nuestro país sino en el extranjero. En efecto, el concurso preventivo como hoy lo conocemos
aparece con carácter provisorio y de experiencia en una ley Bélgica de 1883 adquiriendo en 1887 el carácter definitivo. En nuestro
país aparece legislado por primera vez con la ley 4152 de 1902 sin duda era imposible que el codificador, al redactar el art 1464
tuviera en cuenta el concurso preventivo. Una vez legislado el concurso preventivo, debía ser considera aplicable también a este
proceso concursal. Incluso destacada doctrina cuando analizaba esta norma aludía tanto a la quiebra como al concurso. En la
actualidad la discusión ha sido superada, dado que el art 1623 alude correctamente tanto a la quiebra como al concurso. Desde otro
punto de vista, también nos parece adecuado el art 1623 del CCCN que, con mejor técnica legislativa, alude a “la presentación en
concurso o de la sentencia declarativa de la quiebra”. Con esta redacción se superan las discrepancias que se suscitaban con
relación al art 1464 del Cod. Civil que utilizaba la expresión “juicio de declaración de quiebra”. Por lo tanto, la cesión no será
oponible al proceso concursal si la notificación se efectúa con posterioridad a la presentación en concurso preventivo o a la
sentencia de quiebra. Los momentos temporales que establece el art 1623 son los correctos, dado que en el concurso preventivo la
fecha de corte patrimonial está determinada por la presentación en concurso preventivo y no por la sentencia. El concurso
preventivo comprende en su faz de universalidad subjetiva a todo pretenso acreedor de causa o titulo anterior a la fecha de
interposición de la demanda de concurso preventivo. En caso de proceso concursal de salvataje de entidades deportivas para
determinar la fecha de notificación y su oponibilidad a la quiebra hay que atenerse al proceso concursal que lo procedió. Si se llego
al salvataje procedido de un concurso preventivo, la oponibilidad se sujeta a que la notificación se haya efectuado antes de que el
concursado opte por continuar el proceso bajo el régimen de salvataje. Si el salvataje se aplica de manera oficiosa, en caso de
quiebra hay que atender a la fecha de la sentencia declarativa de la quiebra. Consideramos que el art 1623 aventaja al art 1464 del
Cod. Civil en orden a presentar una redacción mas clara y completa.

D) LOS CONTRATOS DE AGENCIA, CONCESION Y DISTRIBUCION Y SU RESOLUCION POR QUIEBRA

72. Introducción Relacionaremos el art 147 de la LC que establece los contratos de agencia, concesión y distribución se resuelven
por quiebra, con las disposiciones que regulan los citados contratos en el CCCN.

73. El artículo 147 de la LC. “Contratos con prestación personal de fallido, de ejecución continuada y normativos”, expresa que “los
contratos en los cuales la prestación pendiente del fallido fuere personal e irremplazable por cualquiera que puedan ofrecer los
síndicos en su lugar, así como aquellos de ejecución continuada y los normativos, quedan resueltos por la quiebra. Los contratos de
mandatos, cuenta corriente, agencia y concesión o distribución, quedan comprendidos en esta disposición”. El art establece que los
contratos que allí se mencionan se resuelven de pleno derecho. La resolución de estos contratos opera OPE LEGIS por la existencia
de la quiebra, sin que sea necesario el dictado de un auto judicial para producir la resolución contractual. Respecto al
funcionamiento GRAZIABILE expresa que “en principio, se entiende que la resolución del contrato se produce cuando cualquiera de
las partes, sin importar el lugar ocupado en la relación jurídica contractual, se encuentra fallida. Únicamente debe exceptuarse el
caso de contratos con prestaciones INTUITU PERSONAE, en tal supuesto, solo se resuelve cuando el quebrado sea el que debe
satisfacer la prestación. La doctrina señala que la enumeración de contratos que se realiza en el precepto es meramente
enunciativa, y por lo tanto queda comprendido cualquier contrato que presente una prestación personal e irremplazable del fallido o
aquel cuya continuación sea incompatible con la finalidad liquidativa de la quiebra. Categorías de contratos que se mencionan en la
norma: A) CONTRATOS EN LOS CUALES LA PRESTACION DEL FALLIDO FUERE PERSONAL E IRREMPLAZABLE: Alude a
los denominados “contratos intuitu personae” ROUILLON se refiere a aquellos contratos en los que la prestación no puede ser
cumplida después de la quiebra, o al menos, no puede serlo con igual nivel de calidad”. B) CONTRATOS DE EJECUCION
CONTINUADA: Se denomina también de tracto sucesivo. Atendiendo a la influencia del tiempo en el cumplimiento de las
prestaciones los contratos se clasifican en de ejecución instantánea o de ejecución continuada. Los primeros son aquellos en los
que la prestación se cumple en un solo acto y con ella queda agotado su contenido. Los segundos son aquellos en los cuales las
prestaciones se cumplen a largo tiempo, en momentos diferentes, no se agotan en un solo acto. Asimismo, indica que “son aquellos
que tiene por contenido una prestación o prestaciones cuya ejecución necesita prolongarse en el tiempo”. La clasificación de los
contratos de ejecución instantánea y de ejecución continuada no se encuentra contemplada de manera expresa por el CCCN. Este
último, entre los arts 966 a 970, contiene una clasificación de los contratos en 5 categorías. FASSI y GEBHARDT sostienen que “si
la empresa del fallido ha de liquidarse, no se explicaría mantener la obligación de seguirle entregando bienes que solo son útiles si la
empresa continuara”. GRAZIABLE señala que “la liquidación que importa la quiebra impone como lógica la resolución de estos
contratos, pues existirá imposibilidad de cumplimiento por parte de la fallida y carecerá de sentido también, ante el cese de la
actividad, que se la siga cumpliendo por parte del tercero IN BONIS. Ello, según si el fallido es sujeto activo o pasivo en el contrato.
Se trata de contratos que duran en el tiempo y la quiebra interrumpe esa particularidad temporal y la posibilidad de cumplimiento. La
excepción es que haya dispuesto la continuación de la explotación de la empresa en quiebra (arts 190 inc 5 y 191 inc 6 de la LC). En
sentido afirmativo ROITMAN pone el ejemplo de un contrato de suministro, donde siendo el fallido el proveedor y quedando
mercaderías en existencia a la fecha de la quiebra resulta mejor que los bienes se liquiden por esta vía que por la del remate. En
sentido negativo GRAZIABILE indica que “no creemos que otra excepción sea la conveniencia en la liquidación, porque el art 147
LCQ impone la resolución”. Asimismo, existen casos de contratos de ejecución continuada que por imperio del propio legislador no
se resuelven con la quiebra, por ej. El contrato de locación (arts 157 incs 1 y 2) y el contrato de trabajo (art 196). C) CONTRATOS
NORMATIVOS: NICOLAU “es un contrato que las partes estipulan en previsión eventuales y futuros contratos, con la finalidad de
establecer las condiciones que ellos deberán respetar. Establecen normas generales que acuerdan el marco en que deben
insertarse los eventuales contratos. También indica que son contratos marco que establecen las condiciones generales de futuras
contrataciones que pueden darse o no”. Los contratos normativos son una especie dentro del género de los contratos preparativos,
que fijan el marco para la celebración de futuros contratos. Por eso, se indica que la mención en el art 147 de la LC no resulta
relevante. El fundamento de la resolución del contrato normativo obedece a que frente a la quiebra resulta imposible que se
concreten los contratos previstos por aquel. ROITMAN es el caso de resolución IPSO IURE por excelencia, puesto que no pueden
mantenerse en pie normas que solo persiguen contemplar casos eventuales, que no pueden materializarse en la quiebra, pues la
empresa o el comerciante fallido entran en estado de liquidación. La doctrina señala que la excepción a la resolución de estos
contratos está dada por el supuesto de continuación de la explotación de la empresa en quiebra. D) CONTRATOS DE MANDATO,
CUENTA CORRIENTE, AGENCIA Y CONCESION O DISTRIBUCION: El art 147 de la LC en su parte final establece que quedan
comprendidos en la disposición. En principio, estos contratos se resuelven como consecuencia de la quiebra. Distintos supuestos de
contratos de ejecución continuada. Se celebran teniendo en cuenta la confianza de las partes y en cierta medida las particularidades
de los contratantes, siendo por ello también en cierta medida las particularidades de los contratos intuitu personae. Si el legislador
no los mencionara, igualmente quedarían comprendidos en la norma del art 147 de la LC. El contrato de mandato se distingue según
el fallido sea mandante o mandatario. En el primer caso, los apoderamientos quedan resueltos por regla general, salvo aquellos que
refieran a cuestiones no alcanzadas por el desapoderamiento. Ej: si el fallido otorgo un poder a un abogado para terminar un juicio
de divorcio, y este no se lo resuelve. En el segundo supuesto, en principio opera la resolución de los mandatos otorgados al fallido.
El fundamento de la solución legal reside en que el fallido con el desapoderamiento queda privado de la facultad de administrar y
disponer sus bienes. Además, la quiebra provoca la pérdida de la confianza depositada por los terceros sobre el fallido. ROITMAN
“El pilar sobre el que reposa este contrato es esa confianza tenida en cuenta por el poderante al momento de contratar. Esa
condición de validez debe mantenerse incólume durante todo el curso de ejecución del contrato, es decir, el periodo dentro del cual
el apoderado ejecutara las órdenes y encargos de su mandante. La doctrina menciona que no hay interviniente para que, conocida
la quiebra del mandatario, el mandante otorgue un nuevo poder, siempre que dicho mandato no se contraponga con el nuevo
régimen de inhabilitación falencial. Asimismo, con el art 108 inc 4 de la LC no se resuelve el mandato otorgado por el conyugue del
fallido para que este administre sus bienes propios. Respecto a la cuenta corriente el art 147 no distingue si alude a la bancaria o a
la mercantil. Se concluye que quedan comprendidas las dos especies. La resolución de este contrato se funda en el
desapoderamiento, en virtud del cual el fallido queda privado de la facultad de administrar y disponer de los bienes. La quiebra
afecta la esencia de este contrato, que reside en la confianza mutua que se tienen los contratantes. Como bien acota ROITMAN, la
resolución es consecuencia natural de los fines del proceso de quiebra: la liquidación de los activos del fallido para la satisfacción de
los créditos de sus acreedores. Excepcionalmente, en caso de continuación de explotación de la empresa en quiebra, el juez a cargo
del proceso concursal, mediante una resolución fundada, puede disponer la continuación del contrato de cuenta corriente mercantil,
atendiendo a la naturaleza del contrato y la conveniencia para el concurso. En el caso de la cuenta corriente bancaria sostenemos
que los fundamentos de la solución legal responden tanto a la naturaleza de la figura contractual que analizamos, a razones
prácticas y a las finalidades del proceso concursal. En primer término, el contrato de cuenta corriente bancaria es intuitu personae,
dado que el banco seguramente antes de abrir una cuenta corriente a una persona analizara las cuestiones personales de quien va
a ser su cliente, examinando su situación financiera y demás condiciones de solvencia. La persona que solicita la apertura de una
cuenta corriente en un banco, se vinculara a el teniendo en cuanta las características particulares de esa entidad financiera. En
segundo lugar, las razones prácticas obedecen a que una vez declarada la quiebra el fallido es desapoderado de sus bienes,
quedando privado de la facultad de administrar y disponer de ellos quedando privado de la facultad de administrar y disponer de
ellos. No tendría sentido mantener una cuenta corriente inmovilizada, que por otra parte, si registra saldo acreedor, los fondos deben
ser transferidos a una cuenta judicial a la orden del juez de la quiebra. En tercer lugar, la quiebra es un proceso eminentemente
liquidativo que requiere una rápida y eficaz realización del activo para pagar a los acreedores concurrentes. Un tema complejo, es
analizar si el contrato de cuenta corriente se extingue o no ante la apertura de un concurso preventivo. La controversia se suscita
dado que es habitual que, al suscribirse el contrato de cuenta corriente bancaria, se estipule que una de las causales de resolución
del contrato es la quiebra o concurso del cuenta corriente. Consideramos que no puede disponerse el cierre de la cuenta corriente
por la presentación o la apertura del concurso preventivo con las siguientes argumentaciones: 1) el cierre de una cuenta corriente
atenta contra el principio de la conservación de la empresa. ALEGRIA “en el concurso preventivo la conservación de la empresa se
muestra con 2 facetas íntimamente vinculadas, como un fin último del proceso a través del acuerdo logrado por el deudor o incluso
por terceros, dentro de un marco de mayor amplitud y diversificación de medios, como lo expresaba la “Exposición de motivos” de la
ley 19551 y también orientando a ese fin como un instrumento necesario para su consecución durante el proceso que
ordinariamente debe desembocar en un acuerdo. Consideramos que el mantenimiento de la cuenta corriente resulta imprescindible
para una empresa concursada, dado que por medio de ella puede pagar sueldos al personal, pagar de manera bancarizada a sus
proveedores y realizar cobros mediantes la transferencia de fondos que terceros –clientes- le efectúen en dicha cuenta 2) Con
relación a lo expuesto en el punto precedente, tenemos que tomar en consideración la distinta finalidad de la quiebra con respecto al
concurso preventivo. La extinción de la cuenta corriente en la quiebra se fundamenta en la finalidad liquidativa de dicho proceso. La
quiebra es un instituto ideado para los acreedores que persigue liquidar de un modo ordenado el patrimonio del deudor insolvente, a
fin de obtener un producido que se ha de repartir entre los acreedores conforme al orden de prioridades concursales. Por el
contrario, el concurso preventivo no hay liquidación sino que lo que se busca es reestructurar el patrimonio del deudor insolvente. Es
un instituto pensado principalmente para el deudor, otorgarle una oportunidad para que pueda superar la insolvencia mediante un
acuerdo con los acreedores y evitar así la liquidación del activo. 3) Además apoya nuestra tesitura apoya que no hay una norma
dentro de la regulación del concurso preventivo que expresamente disponga la extinción del contrato de cuenta corriente como si
existe en la quiebra. el proceso concursal liquidativo del art 147 de la LC que así lo prevé. A contrario sensu, si el legislador hubiese
querido que la apertura concursal causara la extinción del contrato de cuenta corriente bancaria lo hubiera establecido de manera
expresa. Por lo tanto, es de toda lógica suponer que el contrato de cuenta corriente debe continuar. 4) También avala la posición
que expresamos la ley titulada como de “prevención de la evasión fiscal” o también denominada “ley antievasion fiscal” (25.345), que
bancarizo todo pago superior a pesos un mil, determinando que en caso que no se observen las formas que indica el precepto no
tendrán efecto alguno. Por lo tanto, es indudable que para que pueda operar normalmente una empresa concursada será menester
que se mantenga la cuenta corriente. La sentencia de quiebra resuelve el contrato de agencia. Expresamente lo establece en la
última parte del art 147 de la LC. En cuanto la solución legal se indica que resulta comprensible en punto a que la actividad personal
del fallido no puede ser reemplazada por el síndico, impidiéndose de esta manera la continuación del contrato de agencia.
Excepcionalmente, podría continuarse el contrato de agencia en caso de que se ordene la continuación de la explotación de la
empresa en quiebra y la prestación pueda ser cumplida por el síndico. En el caso del contrato de concesión caben las mismas
consideraciones que en el de agencia. Excepcionalmente, podría continuarse el contrato de agencia en caso de que se ordene la
continuación de la explotación de la empresa en quiebra y la prestación pueda ser cumplida por el sindico. En el caso del contrato de
concesión caben las mismas consideraciones que en el de agencia. Se trata de un contrato intuitu personae y de ejecución
continuada, que se resuelve con la sentencia de quiebra. Solo en el supuesto excepcional de continuación de la explotación en
quiebra, el juez del concurso, mediante resolución fundada puede disponer que no se resuelva la concesión.

74. Regulación en el Código Civil y Comercial de la Nación.

a) Representación. Instituto regulado entre los arts 358 a 381. En el art 380 bajo el título de “Extinción” se enumeran los supuestos
en los que el poder se extingue. En el inc g del citado precepto se establece como causal de extinción a “la quiebra del
representante o representado”. En cuanto al fundamento de la solución legal se indica que se debe al “carácter imprescindible que
tienen las partes del vínculo representativo”.

b) Cuenta corriente bancaria. El CCCN se limita a confirmar la solución prevista en el art 147 de la LC. El art 1404 indica las
distintas causales de cierre de la cuenta corriente. El precepto es el art 1328 del proyecto de 1998. El texto avanza respecto al art
792 del Cod. de Comercio, en el sentido de que este solo contenía la causal indicada en el ahora inc a del art 1404 del CCCN. El
cód. de Comercio solo refería a la causal a la que alude el inc A: “Por decisión unilateral de cualquiera de las partes, previo aviso
con una anticipación de 10 días, excepto pactado en contrario”. En el inc B del art 1404 se indica como causal de cierre de la cuenta
la “quiebra, muerte o incapacidad del cuentacorrentista”. Asi se ratifica la solución del art 147 de la LC. Es importante destacar que
el texto solo menciona a la quiebra. no se refiere al concurso preventivo. Por lo tanto el CCCN consagra la solución sostenida por la
mayoría de la doctrina y la jurisprudencia en orden a que solo la quiebra y no el concurso preventivo producen la resolución del
contrato de cuenta corriente bancaria.

c) Cuenta Corriente. Art 1441 contempla las causales de extinción de la cuenta corriente. “Son medios especiales de extinción del
contrato de cuenta corriente: a) la quiebra, la muerta o la incapacidad de cualquiera de las partes” la solución concuerda con el art
147 de la LC. La doctrina sostiene que “también se entiende que el concurso y la disolución de la sociedad priva a los contratantes
de su capacidad”. No compartimos esta afirman que lleva a sostener que la cuenta corriente se extinguiría también en el supuesto
de concurso preventivo. Si el legislador hubiera pretendido que el concurso preventivo extinga el contrato de cuenta corriente o
hubiera establecido expresamente. Pero no lo menciona en el texto, solo alude a la quiebra. Debe tenerse especialmente en cuanta
que el concurso preventivo el deudor no es desapoderado. Por el contrario, conserva la administración de su patrimonio actuando
bajo la vigencia del sindico (art 15 de la LC). En el concurso preventivo supone la continuación de las actividades del concursado y
persigue la reestructuración del pasivo. El contrato de cuenta corriente solo se extingue ante la quiebra. El concurso preventivo de
cuenta corriente solo se extingue ante la quiebra. el concurso preventivo no extingue el contrato de cuenta corriente.

d) Agencia, concesión y distribución. El art 1494 refiere a otras causales de resolución. Las causales allí previstas, de la agencia,
se aplican al contrato de concesión –en virtud al art 1509- y al contrato de distribución –art 1511- . El art 1494 expresa que el
contrato de agencia “se resuelve por ….c) quiebra firme de cualquiera de las partes”. La solución del art 1494 se corresponde con el
art 148 de la LC. Objetamos la terminología de “quiebra firme” que utiliza el precepto. Creemos que basta solo con la mención de
quiebra. Al analizar el art 147 de la LC no se resuelven estos contratos si media continuación de la explotación, y siempre que el
mantenimiento del contrato sea posible por parte del sindico y conveniente para los fines del proceso concursal. La doctrina sostiene
que debe representarse la solución legal de la resolución contractual. Expresa que “esta solución debería representarse pues hay
que estar a las circunstancias del caso y ponderar los fines específicamente concursales. Así como la continuidad contractual puede
ser fructífera para el supuesto de concurso preventivo y el objetivo de reorganización de la empresa: en el supuesto de la quiebra
puede ser necesario que el contrato no se resuelva para mejor vender la empresa en marcha”. Actualmente en una economía de
masas, y en una sociedad de consumo, es muy factible que existan alternativas de “rehabilitación” de cualquiera de los
emprendimientos por lo que sostener que la extinción es de pleno derecho, no parece coherente.
e) Franquicia. El CCCN no dispone respecto a si la quiebra de alguna de las partes causa la extinción del contrato de franquicia. No
obstante, HEREDIA indica que ella se produce en los términos del art 147 de la LC. Pese a que el precepto de la LC no menciona
expresamente a la franquicia se considera que dicho contrato queda comprendido entre los que se resuelven como consecuencia de
la quiebra.

E) CONTRATO DE FIANZA. EXCEPCION AL BENEFICIO DE EXCUSION EN CASO DE CONCURSO PREVENTIVO O QUIEBRA


DEL DEUDOR PRINCIPAL.

75. Introducción. El art 1574 del CCCN define el contrato de fianza expresando que “hay contrato de fianza cuando una persona se
obliga accesoriamente por otra a satisfacer una prestación para el caso de incumplimiento. Si la deuda afianzada es de entregar
cosa cierta, de hacer que solo puede ser cumplida personalmente por el deudor, o de no hacer, el fiador solo queda obligado a
satisfacer los daños que resulten de la inejecución”. Entre los arts 1583 a 1591 se regulan los efectos entre el fiador y el acreedor. El
art 1583 “Beneficio de excusión” expresa que “el acreedor solo puede dirigirse contra el fiador una vez que haya excutido los bienes
del deudor. Si los bienes excutidos solo alcanzan para un pago parcial, el acreedor solo puede demandar al fiador por el saldo. La
regulación del contrato de fianza y en particular la consagración del beneficio de exclusión como regla implican en cierta manera una
avancé del derecho civil por sobre el comercial. El beneficio de excusión es una consecuencia del carácter subsidiario de la fianza.
Significa que el acreedor primero debe cobrarse con los bienes del deudor principal, procediéndose sobre el fiador cuando aquel no
tenga bienes. En doctrina se señala que “el beneficiario de excusión es el derecho que tiene el fiador de oponerse a la ejecución de
sus bienes hasta tanto se hayan ejecutado todos los bienes del deudor o este caiga en insolvencia”.

76. La pérdida del beneficio de excusión en caso de quiebra o concurso preventivo. El Cod. Civil en el art 2013 disponía “No le
es necesaria al acreedor la previa excusión en los casos siguientes… 5) si el deudor hubiese quebrado, o se hallare ausente de su
domicilio de su domicilio al cumplirse la obligación”. El CCCN prevé las excepciones al beneficio de excusión en el art 1584, en 4
incs. En el inc A se trata del supuesto que nos interesa. En efecto se dispone que “el fiador no puede invocar el beneficio de
excusión si: a) El deudor principal se ha presentado en concurso preventivo o ha sido declarada su quiebra”. Ahora no solo es
excepción al beneficio de excusión la quiebra, sino también el concurso preventivo.

F) CONTATO A TÉRMINO

77. La regulación en la ley concursal. Art 153 de la LC, bajo la designación de contrato a termino dispone que “la quiebra de una
de las partes de un contrato a termino dispone que “la quiebra de una de las partes de un contrato a término, producida antes de su
vencimiento, acuerda derecho a la otra a requerir la verificación de su crédito por la diferencia a su favor que exista a la fecha de la
sentencia de quiebra. Si a esa época existe diferencia a favor del concurso, el contratante no fallido solo está obligado si a la fecha
del vencimiento del contrato existe diferencia en su contra. En este caso debe ingresar el monto de la diferencia menor, optando
entre la ocurrida al termino de la quiebra o al termino contractual. Si no existen diferencias al momento de la quiebra, el contrato se
resuelve de pleno derecho sin adeudarse prestaciones. El contrato a término es aquel en que una de las partes se obliga al
producirse el vencimiento de un plazo a entregar una cosa determinada y conforme a un precio inicialmente establecido. Luego de
ese plazo el valor de la cosa hubiera variado, el comprador soportara el aumento o se beneficiara con la consiguiente disminución.
Tal sentido, ROITMAN señala que “las operaciones o contratos a término son aquellos en que las dos partes, poniéndose de
acuerdo sobre un precio, convienen de deshacer la operación a una época determinada, llamada liquidación”. Respecto a estos
contratos a término no se aplican las reglas de los contratos con prestaciones reciprocas pendientes –art 144, LC- sino las
establecidas específicamente en el art 153 de la LC. En este ultimo quedan comprendidos aquellos que habiéndose concertados no
se han consumado por estar pendientes. La doctrina ha debatido si con la quiebra se produce la resolución del contrato o un
vencimiento anticipado del término contractual. Es ultimo se sostiene que “declarada la quiebra de cualquiera de los contratantes en
un contrato a termino no consumado, en principio se produce la caducidad del plazo pendiente (art 128 LCQ), lo que hace que la
operación sea liquidada, determinándose la existencia de diferencia o no. Al momento de la liquidación cabe determinar si existe
diferencia o no y, en su caso, si esa diferencia es a favor del cocontratante in bonis o a favor del fallido. En caso que exista
diferencia a favor del cocontratante in bonis deberá verificar su crédito como cualquier pretenso acreedor. El crédito es computado
en el pasivo concursal a la fecha de la sentencia de quiebra. Deberá verificar la diferencia que exista a su favor a la fecha de la
sentencia de quiebra. En el supuesto de que a la fecha de la sentencia de la quiebra se constante una diferencia a favor del fallido,
el contratante in bonis tiene derecho a que se respete el termino originario del contrato. De este modo la quiebra no perjudica al
cocontratante in bonis. En tanto que si a la fecha de la declaración de la quiebra no existen diferencias a favor de ninguno de los
contratantes el contrato se resuelve anticipadamente. No existe posibilidad de reclamo alguno entre las partes por prestaciones
pendientes.

78. El impacto del artículo 1429 del CCCN. Este art dispone las normas aplicables a los contratos celebrados en bolsa o mercado.
Establece “los contratos celebrados en una bolsa o mercado de comercio, de valores o productos, en tanto estos sean autorizados y
operen bajo contralor estatal, se rigen por las normas dictadas por sus autoridades y aprobadas por el organismo de control. Estas
normas pueden prever la liquidación del contrato por diferencia; regular las operaciones y contratos derivados, fijar garantías,
márgenes y otras seguridades, establecer la determinación diaria o periódica de las posiciones de las partes y su liquidación ante
eventos como el concurso, la quiebra o la muerte de una de ellas, la compensación y el establecimiento de un saldo neto de las
operaciones entre las mismas partes y los demás aspectos necesarios para su operatividad”. El precepto ordena que las normas
que dicten las entidades autorizadas y aprobadas por el organismo de contralor pueden prever la liquidación ante eventos como el
concurso o quiebra de una de las partes. En consecuencia, el impacto que provoca el nuevo precepto en el art 153 de la LC radica
en que estas normas reglamentarias pueden disponer una solución diferente a la que establece el ordenamiento concursal.

CAPITULO VII

DERECHO DE RETENCION, PRESCRIPCION Y PRIVILEGIOS

A) EL DERECHO DE RETENCION Y EL CONCURSO O QUIEBRA DEL DEUDOR.

79. Introducción. Dentro de la tutela jurídica del crédito, el derecho de retención es una figura pensada para garantizar el efectivo
cobro de la obligación contraída, que se integra dentro del sistema de garantías del crédito y de medios de compulsión sobre el
deudor. La figura del derecho de retención tiene sus inicios en el derecho romano. Sus antecedentes se remotan a la exceptio doli,
la facultad concedida al poseedor de buena fe que debía restituir una cosa al propietario reivindicante que podía resistir esa
restitución hasta que le fuera abonados los gastos necesarios y utiles que hubiera realizado con anterioridad a la sentencia que le
imponía la restitución. El CCCN regula al derecho de retención entre los art 2587 a 2593. El art 2587 bajo el titilo de “legitimación”
dispone: “todo acreedor de una obligación cierta y exigible puede conservar en su poder la cosa que debe restituir al deudor, hasta
el pago de lo que este le adeude en razón de la cosa. Tiene esa facultad solo quien obtiene la detentación de la cosa por medios
que no sean ilícitos. Carece de ella quien la recibe en virtud de una relación contractual a titulo gratuito, excepto que sea en el
interés del otro contratante”.

80. La facultad de retención en caso de quiebra o concurso del acreedor de la restitución. Se encuentra prevista en el art 2592
inc f el precepto bajo la denominación de “Efectos” alude a la facultad del retenedor. Así, expresa: “La facultad de retención: … f) en
caso de concurso o quiebra del acreedor de la restitución, la retención queda sujeta a la legislación pertinente”. La fuente del art se
encuentra en el art 2531 del Proyecto de 1998. En tal sentido, establecía que “la facultad de retención: .. e) subsiste en caso de
concurso o quiebra del acreedor de la restitución, con sujeción a la legislación pertinente. También subsiste la garantía real por la
que se sustituya”. A pesar de que la aparente similitud de los 2 textos, existen profundas diferencias. El Proyecto de 1998
derechamente disponía que la retención subsistía con sujeción a la legislación pertinente, en cambio el actual CCCN remite a la
legislación pertinente. Es decir, no proclama la subsistencia sino que remite a la LC. En definitiva, el actual CCCN en caso de
concurso o quiebra del acreedor de la restitución remite a la LC en virtud de la remisión la cuestión quedaría regida por lo disìesto
por los arts 131 y 241 inc 5 de la LC.

81. Quiebra. En este ámbito el legislador concursal estableció 2 preceptos referidos al derecho de retención. El art 131 bajo el titulo
de “Derecho de retención” expresa sobre bienes susceptibles de desapoderamiento, los que deben entregarse al sindico, sin
perjuicio del privilegio dispuesto por el art 241 inc 5. Cesada la quiera antes de la enajenación del bien continua el ejercicio del
derecho de retención, debiéndose restituir los bienes al acreedor, a costa del deudor. Por su parte, el inc 5 del art 241 dispone que
“tienen privilegios especial sobre el producido de los bienes que en cada caso se indica… 5) lo adeudado al retenedor por razón de
la cosa retenida a la fecha de la sentencia de quiebra. el privilegio se extiende a la garantía establecida en el art 3943 del Cod. Civil.

A) Evolución del tratamiento del derecho de retención en caso de quiebra. El tratamiento tuvo un largo recorrido hasta llegar a
los textos precedentemente transcriptos. 1) LEY 17.771: En el art 3946 del Cod. Civil se incorporo un tercer párr. Que expresaba que
“el derecho de retención o la garantía otorgada en sustitución, subsiste en caso de concurso o quiebra” 2) LEY 19.551: dispone lo
siguiente: a) la suspensión del ejercicio del derecho de retención sobre los bienes objeto del desapoderamiento b) el retenedor debía
entregar la cosa al sindico c) la conversión de la retención por un privilegio especial sobre retención no fue enajenada renace el
derecho de retención. La cosa debe ser restituida al acreedor retenedor para que continúe ejerciendo su derecho de retención con
todos sus efectos. Esta solución es una consecuencia de que la quiebra no provoca la extinción del derecho de retención sino solo
su suspensión. 3) LEY 24.522: La ley mantiene el régimen de la ley 19551 sin embargo, con relación al privilegio especial acordado
al acreedor retenedor (art 241 inc 5 LC), prevalece o es postergado por los demás créditos cuyo privilegio especial recaiga sobre la
misma cosa, según que la retención haya comenzado a ejercerse antes o después del nacimiento de los créditos privilegiados.

B) Análisis de la solución vigente. En el régimen vigente el derecho de retención frente a la quiebra del propietario de la cosa
retenida se basa en lo siguiente: 1) Declarada la quiebra se suspende el ejercicio del derecho de retención. El retenedor deberá
entregar la cosa retenida al síndico. El fundamento de esta solución se encuentra en la necesidad de liquidar todos los bienes
desapoderados. La suspensión del derecho de retención se mantiene a la espera de su reanudación o de su extinción. Lo primero
ocurrirá en el supuesto de que concluya la quiebra, en tanto que lo segundo sucederá con la enajenación de la cosa retenida. 2) El
retenedor obtiene el privilegio especial previsto en el inc 5 del art 241 que prevalece o es postergado por los demás créditos cuyo
privilegio especial recaiga sobre la misma cosa, según la retención haya comenzado a ejercerse antes o después del nacimiento de
los créditos privilegiados. El asiento del privilegio es el bien sobre el cual se ejerce la retención, es decir, el que ha dado lugar al
nacimiento del crédito incumplido. El privilegio se extiende exclusivamente al capital del crédito, en razón de que no se encuentra
contemplado en los supuestos de excepción que indica el art 242 de la LC. La carga de acreditar la fecha de iniciación del derecho
de retención recae sobre el retenedor, quien puede utilizar a tal efecto cualquier medio de prueba. 3) En caso de que concluya la
quiebra, el retenedor podrá continuar con la retención siempre que la cosa no se haya sido enajenada. El legislador en el art 131
utiliza la expresión “cesada la quiebra”. Esta expresión resulta inadecuada desde el punto de vista técnico, en razón de que no existe
el instituto de la “cesación de la quiebra” por eso los términos indicados deben considerarse como “conclusión de la quiebra”,
entendida esta en un sentido amplio, es decir, comprensivo no solo de los supuestos previstos en el cap. VII denominado
“conclusión de la quiebra”, sino también en los casos que se produce la revocación de la sentencia de quiebra al admitirse los
recursos de reposición o levantamiento de la quiebra sin tramite (arts 94 a 96) cuando se admite la conversión de la quiebra en
concurso preventivo (arts 90 y ss) y cuando se declara la nulidad de la sentencia declarativa de quiebra.

c) Contradicción entre el régimen del Cod Civil y la ley concursal. Existía una contradicción entre lo previsto por el art 3946 del
cod. civil y lo previsto por los arts 131 y 241 inc 5 de la LC. El art 3946, en su primera parte, expresaba que “el derecho de retención
no impide el ejercicio de los privilegios generales y el tercer y ultimo parr. del precepto decía que “el derecho de retención o la
garantía otorgada en sustitución, subsiste en caso de concurso o quiebra. la contradicción surgió palmaria en razón de que el
ordenamiento concursal ordena la suspensión y a cambio le concede al retenedor un privilegio especial (arts 131 y 241 inc 5). Cierta
doctrina señalo que prevalecía las disposiciones de la ley concursal por ser posterior y por su especialidad. En la actualidad esta
controversia desaparece con el art 2592 del CCCN que remite a la “legislación pertinente” es decir, remite a la LC y de este modo se
adopta la solución que se propiciaba en la doctrina.

82. Concurso preventivo. A diferencia de lo que sucede en la quiebra, el ordenamiento concursal no regula expresamente la suerte
del derecho de retención frente al concurso preventivo. La doctrina señala que no se aplica la solución de la quiebra. por lo tanto, el
derecho de retención se mantiene. JUNYENT BAS y MOLINA SANDOVAL la única alternativa que tiene el concursado es solicitar la
sustitución por una garantía adecuada, de conformidad con el art 3943 del Cod. Civil hoy derogado y el art 17 de la LC. TANZI y
FOSSACECA, “el concursado podrá solicitar la suspensión del derecho de retención y el juez podrá ordenar, en caso necesario, el
otorgamiento de una garantía sustitutiva. Si posteriormente deviene la quiebra, el acreedor tendrá el privilegio del art 241 inc 5 de la
LCQ. BARBIERI el tema antes de la sanción de la ley 26086 sostuvo que podía efectuarse una aplicación extensiva del entonces art
21 inc 4 de la LC. El autor opina que la ley 24522 no contiene disposiciones expresas respecto al efecto de la apertura del concurso
preventivo sobre el derecho de retención que ejerce un acreedor sobre un bien del patrimonio del deudor concursado. Teniendo en
cuenta que este procedimiento no se aplica el efecto “desapoderamiento” previsto para la quiebra, lo que implica, en otras palabras,
que el deudor mantiene la administración del patrimonio con la vigencia de la sindicatura entiendo que el derecho de retención
puede continuar ejerciéndose sin ninguna complicación adicional. Esta opinión podría avalarse con una interpretación extensiva del
art 21 inc 4, de la normativa concursal. dicho precepto dispone el mantenimiento de las medidas precautorias trabadas, salvo
cuando recaigan sobre bienes necesarios para continuar con el giro ordinario del comercio del concursado, cuyo levantamiento, en
todos los casos, es decidido por el juez del concurso, previa vista al sindico y al embargante. En consecuencia solo en aquellos
supuestos en los que se solicite la restitución del bien retenido mediante este tramite, si se justifican los extremos requeridos por la
norma citada, podrá determinarse la conclusión del derecho de retención y la devolución del bien al patrimonio del concursado.
Parece que el supuesto de marras debería ser legislado expresamente en el concurso preventivo, maxime cuando este
procedimiento tiende a preservar la continuidad empresarial, pudiendo el bien objeto de la retención ser indispensable para ello. La
doctrina critica que la reforma del CCCN no haya solucionado la cuestión que analizaremos en este punto, se expresaba que la
reforma en nada soluciona el tratamiento del derecho de retención en materia concursal preventiva, manteniéndose el vacio legal
que impera actualmente. En consecuencia, el CCCN remite a la legislación especial. En la LC no encontramos ninguna norma que
se refiera a que ocurre con el derecho de retención en caso de concurso preventivo. En un futuro se impone la necesidad de regular
esta cuestión expresamente en la LC a fin de evitar las controversias que se suscitan en la doctrina y en la jurisprudencia.

83. Acuerdo preventivo extrajudicial. BARBIERI “en relación al acuerdo preventivo extrajudicial, no veo dificultad para el
mantenimiento del ejercicio de la retención si no se pacta lo contrario en el instrumento contractual respectivo en el que, reitero,
prima el principio de la libertad de su contenido (art 71). Si los suscriptores del acuerdo deciden hacer cesar o suspender el ejercicio
de dicho derecho, será necesaria la conformidad del retenedor en tal instrumento.

B) LA PRESCRIPCION DE LAS OBLIGACIONES TRIBUTARIAS.

84. Plazo genérico de prescripción. El CCCN trae 2 clases de prescripción en el Libro Sexto, titulado “Disposiciones comunes a
los derechos reales y personales”, Título I “Prescripción y caducidad”. En el Cap. I (arts 2532 a 2553), se han legislado todas las
cuestiones comunes a la prescripción adquisitiva y a la liberatoria, tales como su carácter imperativo, los sujetos de la prescripción,
la renuncia y sus efectos, suspensión e interrupción, y dispensa, entre otras. En el Cap. 2 (art 2554 a 2564) trata de la prescripción
liberatoria. El art 2560 establece un plazo genérico de 5 años. Dispone que el plazo de la prescripción “es de 5 años excepto que
este previsto uno diferente en la legislación local”. En el plazo de la prescripción genérico se observa una diferencia con el art 4023
del Cod. Vélez y el art 846 del Cod. Comercio que establecían un plazo ordinario de 10 años. Un extenso plazo de 10 años no
encontraba justificativo en nuestro tiempo. La tendencia es reducir los plazos de prescripción, debido entre otros motivos, a los
avances de las comunicaciones. En el CCCN se establecen plazos especiales en el art 2561,un plazo de prescripción de 2 años en
el art 2562 y un plazo de prescripción de 1 año en el art 2564.

85. La doctrina de la CSJN sobre la prescripción de las obligaciones tributarias. La CSJN adopta la tesis de que las provincias
no pueden legislar en materia de prescripción de los tributos. En este sentido, hay que citar lo resuelto en la causa “filesa” a este
decisorio se indica que es el procedente más importante hasta el momento puesto que la misma CSJN lo utiliza como leading case
para resolver causas similares se sostiene que “se ha erigido en un verdadero hito en la materia y ha sellado el destino de todos los
casos que se sucedieron con posterioridad. En este caso, el alto tribunal sostuvo que las normas provinciales que reglamentan la
prescripción en forma contraria a lo dispuesto en el Cod. Civil resultan inválidas, la prescripción no es un instituto propio del derecho
público local sino un instituto general del derecho. Respecto a este fallo de la Corte se sostiene que “representa un importante
antecedente no solo por sus fundamentos, que no descuidan tampoco la relación “autonomía provincial y autoabastecimiento
tributario de las provincias”, sino porque simplifica la tramitación de los expedientes iniciados tardíamente, luego de años de
inactividad, favorece la seguridad jurídica de los sujetos pasivos por deudas tributarias no intimadas oportunamente, y resulta
asimismo un aliciente para la necesaria agilización de los procesos burocráticos de las administraciones locales. También señala
que “de modo tal que el alto tribunal ha definido una antigua discusión entre quienes adhieren a la tesis jusprivatista y aquellos otros
que adhieren a la posición iuspublicista en la relación habida entre el derecho común y el tributario. Entre quienes apoyan la
proyección del derecho común, contenidos en los códigos de fondo, por el contrario, sostienen la validez de los ordenamientos
locales fiscales, sin injerencia determinante de los cod. de fondo (derecho común), fundado en el carácter autónomo del derecho
tributario. Agregándose “la jurisprudencia que enrola al alto tribunal en la tesis iusprivatista se consolida, y ha sido acogida por
diversos tribunales locales, como la Corte Suprema de la Provincia de Buenos Aires, en los precedentes: “Fisco de la Provincia de
Buenos Aires c/Escudero, Jorge R y Fisco de la Provincia de Buenos Aires c/ Fadra SRL y otros” y la Corte de Justicia de la
Provincia de Catamarca, en la causa “Administración General de Rentas c/ Fincas de Catamarca SA”. Se señala que la Corte
confirmo la doctrina de “Filcrosa”.

86. La incidencia de las nuevas normas de prescripción en la verificación de obligaciones tributarias.- El art 2560 al que fue
objeto de trascendentes modificaciones en el trámite del Congreso de la Nación se introdujeron reformas al texto originariamente
elaborado por la Comisión de Reformas, integradas por los doctores LORENZETTI y HIGTHON DE NOLASCO y KEMELMAJER de
CARLUCCI. En efecto, el texto del proyecto bajo el título de “Plazo genérico” expresaba que “el plazo de la prescripción es de 5
años, excepto que este previsto uno diferente”. El texto que termino sancionando y convirtiéndose en ley expresa que “el plazo de la
prescripción es de 5 años, excepto que este previsto uno diferente en la legislación local”. A su vez, esta redacción concuerda con
las modificaciones que también el Congreso efectuó al art 2532, agregando una última frase que dispone que “las legislaciones
locales podrán regular esta ultima en cuanto al plazo de los tributos”. El texto que elaboro la Comisión de Reformas indicaba bajo el
acápite de “Ámbito de aplicación” que “en ausencia de disposición especifica, las normas de este Cap. son aplicables a la
prescripción adquisitiva y liberatoria”. El texto finalmente sancionado trae la siguiente redacción: “en ausencia de disposiciones
especificas, las normas de este Cap. son aplicables a la prescripción adquisitiva y liberatoria. Las legislaciones locales podrán
regular esta ultima en cuanto al plazo de tributos”. COLOMBRES, el art 2532 sostiene que “con este agregado en la parte final del
art 2332 del CCCN se zanja la discusión permitiendo a los ordenamientos locales fijar los plazos de prescripción liberatoria en
cuestiones que tengan que ver con los tributos. MARQUEZ y CALDERIB “del juego armónico de los arts 2532 y 2560 no queda claro
si las leyes locales podrían prever plazos diferentes en materia no tributaria, entendemos que la especificación brindada en la
primera de las normas impone limitar esta facultad a esta exclusiva materia”. SPISSO “si conforme la doctrina del tribunal cimero la
regulación de los aspectos sustanciales de las relaciones entre acreedores y deudores corresponde a la legislación nacional, por
imperio del art 75 inc 12 de la C.N, por lo cual los gobiernos locales no pueden dictar leyes incompatibles con lo que los cod. de
fondos establecen al respecto, ya que, al haber atribuido a la Nacion la facultad de dictarlos, han debido admitir la prevalencia de las
leyes del Congreso y la necesaria limitación de no sancionar normas que las contradigan. Esta limitación alcanza al propio Congreso
cuando actúa como Legislatura de la Cap. Federal (art 75 inc 30 C.N), impide a este delegar a los gobiernos locales facultades que
la Constitución le ha asignado al Gobierno nacional. Del texto expreso del art 75 inc 12 de la C.N deriva la implícita pero inequívoca
limitación provincial de regular la prescripción y los demás aspectos que se vinculan con la extinción de las acciones destinadas a
hacer efectivos los derechos generados por las obligaciones de cualquier naturaleza, resulta irrita la legislación que importa
desplazar la CN para delegar en los gobiernos locales facultades que la carga magna le ha asignado al Gobierno federal. El
agregado efectuado a los arts 2532 y 2560 es desacertado, mientras el primero se refiere a los plazos de la prescripción liberatoria
en materia tributaria, la literalidad del segundo podría inducir a una errónea interpretación en el sentido que se ha delegado a los
gobiernos locales el fijar el termino de prescripción tanto de la adquisitiva como de la liberatoria y respecto de todas las materias de
competencia de los gobiernos locales. Si no se hubiesen introducido estas modificaciones la prescripción de los tributos provinciales
quedada atrapada en el plazo de prescripción de 2 años que prevé el art 2562. Dicho art dispone que “prescriben a los 2 años… c)
el reclamo de todo lo que se devenga por años o plazos periódicos mas cortos”. En consecuencia, las modificaciones de la
prescripción tendrán incidencia en la verificación de créditos de las obligaciones tributarias que realicen los organismos fiscales
provinciales. Con lo cual ya no se podría alegar la doctrina que emerge de “Filcrosa” para solicitar la prescripción de los créditos
insinuados por el organismo fiscal. Por lo tanto, la prescripción de los tributos provinciales y municipales se rige por las normas
locales, sin que sean de aplicación las disposiciones del CCCN.

C) PRIVILEGIOS

87. Introducción. La incidencia de los privilegios contenida en el CCCN trae al régimen de concursos y quiebras. Los privilegios se
encuentran regulados principalmente en 2 normativas: en el ordenamiento civil y en la LC. También resultan privilegios de otros
ordenamientos como la ley de navegación, el Cod. Aeronáutico, el Cod de minería, la ley de entidades financieras, la ley de contrato
de trabajo, etc. El problema en la práctica es que estos regímenes no presentan una regulación armónica, sino que por el contrario
se exhiben contradicciones que terminan desencadenando lo que la doctrina califico como caos legislativo. Además se pone de
manifiesto la pluralidad de privilegios como su dispersión en diversos ordenamientos legales, da origen a que esta sea una de las
materias de mayor complejidad dentro del sistema de derecho privado. ALLENDE y MARIANI DE VIDAL los privilegios exigen una
unidad legislativa, en otras palabras que los mismos sean tratados en una sola ley o en un solo Cod., sin que importe mayormente
cual es el Cod. que los recepta o que se trate de una ley especial sobre la materia, lo principal e importante es de que haya un solo
cuerpo legal al respecto. Por otro lado, se sostuvo que la ley 24522 había dado un paso adelante hacia la unificación de los
privilegios. Por medio del art 239 al establecer que “existiendo concurso, solo gozaran de privilegios los créditos enumerados en este
Cap, y conforme a sus disposiciones. Con ello se buscaba establecer un régimen de privilegios concursales más cerrado que el que
rigió hasta 1995. Por el contrario, la doctrina sostuvo que casi nada se había avanzado en ese sentido. El CCCN regula los
privilegios en el Libro Sexto “Disposiciones comunes a los derechos personas y reales”, Titulo II “Privilegios”, se compone de 2
capítulos: Cap. I “Disposiciones generales” arts 2573 a 2581 y Cap II “Privilegios especiales” arts 2582 a 2586. Si bien no logra la tan
deseada unificación de los privilegios, implica un significativo avance legislativo. Asimismo, el régimen del CCCN rige en las
ejecuciones individuales guarda cierta analogía con la regulación de privilegios contenida en la LC. Hay que realzar que el CCCN
toma como punto de partida para establecer su regulación el régimen de privilegios de la LC. Por ello sostenemos que si bien no se
ha alcanzado la unificación, igualmente es un trascendente paso adelante a la hora de una simplificación de los privilegios. Este
supuesto más que sostener la existencia de la incidencia del CCCN en la LC habría que indicar que el camino es inverso. Es decir,
la regulación de la LC es que ha impactado en el régimen de los privilegios del CCCN, debido a que como ya indicamos es la ley la
que ha marcado el camino regulatorio que se siguió en el CCCN.

88. Concepto. La LC no contiene una definición de privilegios. El Cod. Civil suministraba una definición de privilegios. Vélez en el art
495 señalo que las definiciones son extrañas a los textos legales, a menos que ellas sean de carácter legislativo, en el sentido de
que tiendan a “restringir la significación del término de que se sirva, a las ideas que reúnan exactamente todas las condiciones
establecidas en la ley”. En el art 3875 proporcionaba una definición de privilegios que resulta de carácter “legislativo”, disponía “el
derecho dado por la ley a un acreedor para ser pagado con preferencia de otro, se llama en este cod. PRIVILEGIO”. El CCCN trae
una calificación de los privilegios que implica un avance al superar la discusión sobre su naturaleza. El art 2573 bajo la designación
de “Definicion. Asiento” expresa en su primera parte que “privilegio es la calidad que corresponde a un crédito de ser pagado con
preferencia a otro”. Durante la vigencia del Cod Civil de 1869 se desarrollaron diversas teorías: A) Una posición considero que eran
derechos reales. Tesis fundaba en que emergen de la ley y se ejercen sobre cosas. E sostiene que algunos privilegios otorgaban un
derecho de persecución (art 3885) y se argumentaba que su falta de enumeración en el art 2503 del Cod. Civil como derecho real no
impedía asignarle ese carácter, dado que existían otros derechos reales no mencionados en dicha norma. B) Una segunda posición
considero que se trataba de derechos personales. No nacen de la autonomía de la voluntad sino de la ley c) Tesis de neto carácter
procesal sostuvo que se trataba de un derecho subjetivo procesal del acreedor, consideraba que no eran ni derechos reales ni
personales, dado que no reposaban sobre determinadas calidades de los derechos crediticios sino en determinadas calidades de las
acciones que protegen a los créditos. D) Finalmente, otra tesis considero que se trataba de cualidades o modalidades que acceden
a ciertos créditos.

89. Clasificación. Los privilegios se clasifican en especiales y generales. Esta clasificación atiende a las cosas que constituyen el
asiento del privilegio. En el primero de los casos, recae sobre bienes determinados, y en el segundo, sobre el conjunto o masa de
bienes. Se observa una importante innovación del CCCN. Los arts 2579 y 2580 disponen el primero bajo el acápite de “Procesos
universales. Régimen aplicable” expresa que “en los procesos universales los privilegios se rigen por la ley aplicable a los
concursos, exista o no cesación de pagos”. En el segundo, “Privilegios generales”: “los privilegios generales solo pueden ser
invocados en los procesos universales”. El Cod. Civil de 1869 regulo tanto los privilegios especiales como los generales. El CCCN
solo mantiene en su regulación a los privilegios especiales, aunque con una simplificación y actualización de estos últimos siguiendo
a la LC. Por lo tanto, ahora al señalarse el régimen de privilegios de la LC rige en los procesos universales, existiendo o no cesación
de pagos y que los privilegios generales pueden ser invocados en los procesos universales hay una exportación del régimen
concursal al proceso sucesorio. Tal sentido indica que si el proceso universal rige la ley concursal y no el CCCN.

90. Caracteres. A) Nacen de la ley: emergen de la ley. Su fuente es la ley y no pueden ser creados por la autonomía de la voluntad.
Tampoco pueden ser creados por los jueces. El silencio de la ley sobre si determinado crédito es privilegiado, no puede ser suplido
por las partes o por el juez. En el CCCN este carácter emerge del art 2574 bajo la designación de “ORIGEN LEGAL” expresa que
“los privilegios resultan exclusivamente de la ley. El deudor no puede crear a favor de un acreedor un derecho para ser pagado con
preferencia a otro, sino del modo como la ley lo establece”. B) Son accesorio del crédito que es el principal: El art 3877 del Cod. Civil
de 1869 señalaba que “los privilegios se transmiten como accesorios de los créditos a los cesionarios y sucesores de los
acreedores, quienes pueden ejercerlos como los mismos cedentes”. C) Indivisibles: El privilegio subsiste hasta la integra satisfacción
del crédito. BORDA “la preferencia existe hasta tanto el crédito haya sido pagado íntegramente y no se extingue parcialmente por el
pago parcial”. JUNYENT BAS y MOLINA SANDOVAL “el privilegio descansa sobre toda la cosa afectándola íntegramente al total y
cada parte de ella, sin que la división de esta ultima pueda disminuir el alcance de aquel”. MARIANI DE VIDAL “la indivisibilidad de
los privilegios consistiría en que todas y cada una de las cosas o cosa a las cuales afecta un privilegio y cualquier parte de esa cosa
o cosas, le estarían sujetas hasta tanto toda la deuda y cada una de sus partes no haya sido satisfecha. Es decir, si se paga una
parte del crédito con ello la cosa afectada al privilegio no queda liberada en una parte equivalente, de modo tal que al producirse la
venta de ella, sobre todo el precio que se obtenga podrá cobrar con preferencia el acreedor privilegiado el 50% impago de su
crédito. Si se paga parcialmente el crédito, el privilegio no cede en función de ese pago parcial sino que subsiste hasta que la
totalidad de la deuda haya sido pagada. El mantenimiento del privilegio hasta la integra satisfacción del crédito será posible en la
medida que subsista el asiento sobre el cual ejercerlo. D) De interpretación restrictiva: en materia de privilegio rige la interpretación
restrictiva en el sentido de que no pueden crearse privilegios por analogía y en caso de que se presenten dudas sobre la existencia
del privilegio hay que estar por su existencia. Por lo tanto, en el caso concreto, ante la duda, la acreencia es quirografaria.

91. Renuncia al privilegio. La situación del crédito laboral en el proceso concursal. El art 2575 del CCCN el citado precepto
comienza señalando que “el acreedor puede renunciar a su privilegio” se trata de un derecho disponible y por lo tanto el acreedor
está facultado para renunciar al privilegio. Se prevé la renuncia en caso de concurso preventivo. El art 43 de la LC dispone que la
renuncia al privilegio no puede ser inferior al 30% del crédito, y en caso de privilegios laborales no puede ser inferior al 20% del
crédito, debiendo seguirse para tornar efectiva la renuncia el procedimiento previsto en dicho precepto. Los privilegios de los créditos
laborales encontramos una diferente solución en el CCCN y la LC. En el art 2575 ultima parte, expresa “el privilegio del crédito
laboral no es renunciable, ni postergable”. En la LC se establece expresamente la posibilidad de renunciar al privilegio de los
créditos laborales. Esta renuncia es admitida en el derecho argentino desde la sanción de la ley 24522 de 1995, que modifico el art
43 de la LC y derogo el art 264 de la LCT. Los privilegios de los créditos laborales resultaban irrenunciables, también en el marco de
un proceso concursal. El origen se encuentra en el art 33 de la ley 11719 que establecía que “no es renunciable el privilegio de los
factores, empleados u obreros del peticiónate”. Posteriormente, el mismo criterio se traslada al art 50, tercer párr., de la ley 19551
que dispuso que “No es renunciable el privilegio que proviene de la relación laboral”. El art 264 de la LCT bajo el acápite de
“irrenunciabilidad” expresaba que “los privilegios laborales son irrenunciables, medie o no concurso”. Se produjo con la ley 24522
que expresamente modifico el art 43 de la LC. “a estos efectos, el privilegio que proviene de la relación laboral es renunciable,
debiendo ser ratificada en audiencia ante el juez del concurso, con citación a la asociación gremial legitimada. Si el trabajador no se
encontrare alcanzado por el régimen de convenio colectivo, no será necesaria la citación de la asociación gremial”. Por lo tanto, en
nada modifica el CCCN la renunciabilidad al privilegio laboral que establece el art 43 de la LC. El art 2575 que declara la
irrenunciabilidad del privilegio laboral es aplicable a situaciones IN BONIS, en tanto que el citado art 43 resulta aplicable al supuesto
de concurso preventivo. En tal sentido, entendemos que la primera norma no modifica la segunda ya que rigen en situaciones
distintas: in bonis no es renunciable y en el concurso preventivo sí.

92. Extensión. Se refiere a la porción del crédito que goza de privilegio. “Se hace referencia a que parte del crédito queda abarcado
o protegido con el privilegio”. Abordada por el art 2577 que dispone que “el privilegio no se extiende a los intereses, ni a las costas,
ni a otros accesorios del crédito, excepto disposición legal expresa en contrario”. No se encuentra una norma similar en el Cod. Civil
de 1869. Por el contrario, si se observa una regla similar en la regulación de los privilegios en la LC. El art 2577 halla su
concordancia con el art 242 de la LC. Es otro caso mas donde se logra cierta unificación al seguir la solución de la LC. Este ultimo
bajo el acápite de “Extensión” establece una regla general, y enumera las excepciones. El art 242 señala que “los privilegios se
extienden exclusivamente al capital del crédito, salvo en los casos que a continuación se enumeran en que quedan amparados los
privilegios: 1) Los intereses por 2 años contados a partir de la mora de los créditos enumerados en el inc 2 del art 241 2) Las costas,
todos los intereses por 2 años anteriores a la quiebra y los compensatorios posteriores a ella hasta el efectivo pago con la limitación
establecida en el art 126, cuando se trate de créditos enumerados en el inc 4 del art 241. El privilegio reconocido a los créditos
previstos en el inc 6 del art 241 tienen la extensión prevista en los respectivos ordenamientos”. Por lo tanto, la regla general que
emerge del art transcripto es que los privilegios solo alcanzan al capital. La regla que establece el art 2577 del CCCN es
consecuencia del carácter excepcional que presentan los privilegios, y por ende de la interpretación restrictiva que se impone en
este ámbito. Se expresa que “dicho carácter restrictivo de los privilegios justifican que no se extiendan ni a los intereses, ni a las
costas y otros accesorios”. Las excepciones al art 2577 se reglan en el art 2583. En los supuestos de excepción también se sigue la
solución de la LC. El art 2583 en el Cap. 2 referido a los “Privilegios especiales” y también se denomina “Extensión” establece que
“los privilegios especiales se extienden exclusivamente al capital del crédito, excepto en los siguientes casos: a) los intereses por 2
años contados a partir de la mora, de los créditos laborales mencionados en el inc B del art 2582 b) Los intereses correspondientes
a los 2 años anteriores a la ejecución y los que corran durante el juicio, correspondientes a los créditos mencionados en el inc E del
art 2582 c) Las costas correspondientes a los créditos enumerados en los inc B y E del art 2582 d) Los créditos mencionados en el
inc F del art 2582, cuyo extensión se rige por los respectivos ordenamientos”.
93 Computo. El art 2578 alude al computo, expresando que si se concede un privilegio en relación a un determinado lapso, este se
cuenta retroactivamente desde el reclamo judicial, excepto disposición legal en contrario. El computo hace referencia los privilegios
que se conceden con relación a un determinado lapso temporal, verbigracia, el privilegio de las remuneraciones debidas al
trabajador por 6 meses (art 2582 inc b). El art alude al momento del reclamo judicial.

94. Privilegios especiales. El Cap. 2 refiere a los “Privilegios especiales” y se compone de 5 preceptos que son los siguientes: a) El
art 2582 que contiene la enumeración de los privilegios especiales b) el art 2583 que refiere a la extensión c) el art 2584 que sienta
la regla de la subrogación real d) el art 2585 que alude a la reserva de gastos e) el art 2586 que refiere al conflicto entre los
acreedores con privilegio especial.

a) Enumeración. El art 2582 mediante 6 inc enumera los créditos que gozan de privilegio especial. 1) Privilegio constructor: el art
2582 dispone que tienen privilegio especial sobre los bienes que en cada caso se indica: a) los gastos hechos para la construcción,
mejora o conservación de una cosa, sobre esta. Se incluye el crédito por expensas comunes en la P.H. El precepto sigue la solución
prevista en el art 241 inc 1, de la LC consagrando el privilegio del constructor o el privilegio del conservador. El citado art expresa
que tienen privilegios especiales. Los gastos hechos para la construcción, mejora o conservación de una cosa, sobre esta, mientras
exista en poder del concursado por cuya cuenta se hicieron los gastos. Vélez lo incorporo al Cod Civil tanto para los muebles –arts
3891 y 3892- como para los inmuebles –art 3931 a 3933- tomando como fuente el Cod. de Napoleón. Si comparamos el art 2582 del
CCCN y el art 241 inc 1 de la LC se observa que los textos presentan algunas diferencias. Cabe aclarar que el art 2582 no modifica
el art 241 inc 1. Los preceptos se aplican en situaciones distintas. El primero se emplea en ejecuciones individuales, en tanto que el
precepto de la LC se aplica en procesos universales. El art 241 exige que los gastos hayan sido hechos por cuenta del concursado.
Esto debe interpretarse en el sentido de que el concursado debe haber requerido que los gastos se hagan. No existe esa referencia
en el art 2582. Asimismo la LC exige que la cosa exista en poder del concursado con relación a esta expresión se sostiene que la
cosa constituye el asiento y si la cosa ha salido del patrimonio del deudor, no hay privilegio por falta de asiento, por lo que el crédito
será quirografario. Cuando decimos que la cosa se encuentra fuera del poder del concursado no significa que esté en poder de un
tercero por un titulo por el que no se le transfirió la propiedad, por ej, la cosa que se encuentra en poder de un tercero en virtud de
un contrato de locación. El concursado es el propietario del inmueble locado y si sobre el efectuaron construcciones, mejoras o
reparaciones no sería razonable ni justo que el resto de los acreedores se beneficie con esos trabajos y quien lo realizo quede
privado de un privilegio del que hubiera gozado si la cosa era utilizada por el concursado. No se debe confundir el poder jurídico
sobre la cosa con la tenencia sobre ella. Por otro lado, el art 2582 indica que se incluye el crédito por expensas comunes en la P.H
con esto se sigue el criterio que sostiene la doctrina que interpreta en ese sentido el inc 1 del art 241 de la LC. El inc A del art 2582
se considera que quedan incluidos en el privilegio del conservador, los créditos por expensas en los conjuntos inmobiliarios
propiamente dichos aun en la hipótesis de que sujeten al régimen de P.H. Se señala que también se debe incluir a los gastos del
sistema en el tiempo compartido (art 2995 inc d y 2098 del CCCN) y la cuota del servicio para el mantenimiento y funcionamiento del
cementerio privado (art 2108 inc b).

2) Privilegios de los créditos laborales. El inc B del art 2582 asigna el privilegio especial a diversos créditos debidos al trabajador
y determina el asiento del privilegio. El precepto dispone: “tienen privilegio especial sobre los bienes que en cada caso se indica… b)
los créditos por remuneraciones debidas al trabajador por 6 meses y los provenientes de indemnizaciones por accidentes de trabajo,
antigüedad o despido, falta de preaviso y fondo de desempleo, sobre las mercaderías, materias primas y maquinarias que, siendo de
propiedad del deudor, se encuentren en el establecimiento donde presta sus servicios o que sirven para su explotación. Cuando se
trata de dependientes ocupados por el propietario en la edificación, reconstrucción o reparación de inmuebles, el privilegio recae
sobre estos”. La protección de los créditos laborales a través de la asignación de un privilegio tiene una larga trayectoria. Su primera
manifestación esta en la legislación francesa, tanto estatuaria como codificada. VELEZ y ACEVEDO consagraron la preferencia en
el Cod de Comercio hasta que se llego a la doble regulación: laboral y concursal. Este privilegio reside en la naturaleza alimentaria
del crédito laboral. La redacción del precepto es prácticamente idéntica a la prevista en el art 241 inc 2 de la LC establece que los
créditos laborales gozan de privilegio especial, con el agregado de un segundo párr. que hace referencia al privilegio del crédito
debido al trabajador ocasionado en la edificación, reconstrucción o reparación de inmuebles. En el ordenamiento concursal existe
doctrina que considera que los créditos laborales pueden acceder al primer rango reconocido al denominado privilegio del
constructor cuando se originan en tareas de construcción, mejora o conservación de una cosa. El asiento del privilegio esta dado por
las mercaderías, materias primas y maquinarias. Requiere que estas sean de propiedad del deudor y que se encuentren en el
establecimiento donde haya prestado sus servicios o que sirvan para su explotación. El CCCN al establecer el asiento del privilegio
sigue estrictamente lo reglado por el art 241 inc b de la LC y se aparta de lo dispuesto por el art 268 de la LCT, que tiene una
redacción mucho mas amplia. En este ultimo precepto se incluye también como asiento del privilegio al “precio de fondo de
comercio, el dinero, títulos de créditos o depósitos en cuentas bancarias o de otro tipo que sean resultado de la explotación”. Ante la
mayor extensión del asiento que resulta del art 268 de la LCT cabe preguntarse si este resulta vigente aun despues de la entrada en
vigencia del art 2582 inc b, del CCCN. MARIANI DE VIDAL presentan ciertas desarmonías entre la regulación del CCCN y la LCT,
por lo que propone interpretar que el nuevo régimen especial de privilegios que contiene el cod. deroga al anterior régimen especial
de la LCT. PADILLA “al menos no tendrá validez dicho régimen laboral en todo lo que se oponga al presente Cod. ley posterior”.
3) Privilegio de los créditos por impuestos, tasas y contribuciones de mejoras. El art 2582 inc c acuerda privilegio especial a
los impuestos, tasas y contribuciones de mejoras que se aplican particularmente a determinados bienes. Dispone que “tienen
privilegio especial sobre los bienes que en cada caso se indica…. C) los impuestos, tasas y contribuciones de mejoras que se
aplican particularmente a determinados bienes, sobre estos”. La redacción de este inc se asemeja al art 241 inc 3 de la LC, aunque
presenta una mayor amplitud al incluir la contribución de mejoras. El art 241 inc 3 de la LC otorga privilegio especial a los impuestos
y tasas que se aplican particularmente a determinados bienes, sobre estos. Frente de la LC se plantea el interrogante si se extiende
o no a la contribución de mejoras. La doctrina por tesis negativa en virtud de que el texto no las menciona, solo alude a los
“impuestos y tasas”. Se indica que no comprende a las contribuciones, por no estar mencionadas y ser los privilegios de
interpretación estricta. De manera similar se indica que no se encuentran amparados con este privilegio especial las contribuciones,
ni las multas fiscales, por no estar mencionadas en el texto legal y atento la interpretación restrictiva que rige los privilegios. El
CCCN incluye expresamente a las contribuciones de mejoras. Por el contrario, en una ejecución individual goza de privilegio
especial en virtud de lo dispuesto por el indicado art 2582 inc c.

4) Privilegio del retenedor. El art 2582 expresa que “tienen privilegios especial sobre los bienes que en casa caso se indica… d) lo
adeudado al retenedor por razón de la cosa retenida, sobre esta o sobre las sumas depositadas o seguridades constituidas para
liberarla”. Se sigue la solución del art 241 inc 5. Además el art 2582 debe coordinarse con el art 2592 que alude a la facultad del
retenedor.

5) Privilegios de los créditos con garantía reales. “tienen privilegio especial sobre los bienes que en cada caso se indica… e) los
créditos garantizados con hipoteca, anticresis, prenda con o sin desplazamiento, warrant y los correspondientes a debentures y
obligaciones negociables con garantía especial o flotante”. La redacción es prácticamente idéntica a la prevista en el art 241 inc 4 de
la LC. Se observa como novedad que se concede un privilegio al acreedor anticresista. El art 241 inc 4 acuerda privilegio a los
créditos garantizados con prenda. El art 2582 inc e, también acuerda privilegio a los créditos prendarios referido a las “prendas con o
sin desplazamiento”.

6) Privilegios que emergen de los ordenamientos especiales. El art señala que “tienen privilegios especial sobre los bienes que
en cada caso se indica:… f) los privilegios establecidos en la ley de navegación, el Cod. Aeronáutico, la ley de entidades financieras,
la ley de seguros y el Cod de minería. La redacción del art 2582 inc f concuerda con el art 241 inc 6 de la LC.

B) Extensión de los créditos con privilegio especial. El art 2583 del CCCN “Extensión” indica que “los privilegios especiales se
extienden exclusivamente al capital del crédito, excepto en los siguientes casos: a) los intereses por 2 años contados a partir de la
mora, de los créditos laborales mencionados en el inc b del art 2582 b) los intereses correspondientes a los 2 años anteriores a la
ejecución y los que corran durante el juicio, correspondientes a los créditos mencionados en el inc e del art 2582 c) las costas
correspondientes a los créditos enumerados en los inc b y e del art 2582 d) los créditos mencionados en el inc f del art 2582 cuya
extensión se rige por los respectivos ordenamientos. Esta disposición se relaciona con el art 2577. Asimismo tiene relación directa
con el art 242 de la LC. Este ultimo dispone que “los privilegios se extienden exclusivamente al capital del crédito, salvo en los casos
que a continuación se enumeran en que quedan amparados por el privilegio: 1) Los intereses por 2 años contados a partir de la
mora de los créditos enumerados en el inc 2 del art 241 2) las costas, todos los intereses por 2 años anteriores a la quiebra, y los
compensatorios posteriores a ella hasta el efectivo pago con la limitación establecida en el art 126 cuando se trate de créditos
enumerados en el inc 4 del art 241. El privilegio reconocido a los créditos previstos en inc 6 del art 241 tienen la extensión prevista
en los respectivos ordenamientos. Por lo tanto, el art 2583 sienta como regla general los privilegios por su carácter excepcional solo
se extienden al capital del crédito. No se extienden a los intereses, a las costas ni a cualquier otro accesorio. Siendo los privilegios
de carácter excepcional deben interpretarse de manera restrictiva no pudiendo extenderse analógicamente a otros supuestos no
contemplados en la ley. Esa es la regla general. No obstante, no es absoluta dado que como resulta del propio art 2583 hay 4 casos
de excepción: 1) créditos laborales del inc b del art 2582, el privilegio se extiende a los intereses por 2 años contados a partir de la
mora 2) créditos con garantía real. También comprenden a los intereses por 2 años anteriores a la ejecución y los que corran
durante el juicio. 3) costas correspondientes a los créditos laborales y a los créditos con garantía real 4) créditos emergentes de
ordenamientos especiales. En este caso la extensión se rige por los respectivos ordenamientos.

c) Subrogación real. Novedad que trae el CCCN. Consagra el principio de subrogación real en el art 2584. Se trata de una norma
que no tiene vinculación directa con el Cod. Vélez dado que no se previa en este una disposición análoga. Por el contrario, si existe
dicho instituto en el art 245 de la LC. El art 2584 establece que “el privilegio especial se traslada de pleno derecho sobre los importes
que sustituyen los bienes sobre las que recae, sea por indemnización, precio o cualquier otro concepto que permite la subrogación
real”. En la LC esta regla se consagra en el art 245 que expresa que “el privilegio especial se traslada de pleno derecho sobre los
importes que sustituyan los bienes sobre los que recaía, sea por indemnización, precio o cualquier otro concepto que permita la
subrogación real. En cuanto exceda de dichos importes los créditos se consideran comunes o quirografarios para todos sus efectos,
salvo lo dispuesto en el art 246 inc 1. La subrogación real determina que si se produce la venta del bien el privilegio se traslada al
precio y en caso de siniestro a la indemnización. En la jurisprudencia se considero que por vía de este principio podía cobrarse un
acreedor hipotecario que gozaba de un privilegio especial del art 241 inc 4 cuyo asiento estaba dado por el bien enajenado. En dicho
caso, se había interpuesto una acción de revocatoria concursal (art 119 LC) pero además se encontraba pendiente la percepción del
precio de enajenación. En consecuencia, se considero que aun en el supuesto de que no prospere la acción de inoponibilidad
concursal, en virtud de lo dispuesto por el art 245 podía subrogarse en el precio pendiente de percepción.

D) Reserva de gastos. El instituto se encuentra previsto en el art 2585 del CCCN que guarda concordancia con la reserva de
gastos que regula el art 244 de la LC. El art 2585 “Reserva de gastos” dispone que “antes de pagar el crédito que goza de privilegio
especial, del precio del bien sobre el que recae, se debe reservar los importes correspondientes a su conservación, custodia,
administración y realización. En todos los casos, también debe calcularse una cantidad para atender los gastos y los honorarios
generados por las diligencias y tramitaciones llevadas a cabo sobre el bien y en interés del acreedor”. Conf. al precepto transcripto,
antes de pagar el crédito que goza de privilegio especial se deben reservar los importes correspondientes a su conservación,
custodia, administración y realización.

E) Conflicto entre acreedores con privilegio especial. El art 2586 regula el orden de cobro de los privilegios especiales y lo hace
siguiendo al art 243 de la LC. Este último contempla menos supuestos de conflictos. En efecto, bajo la designación de “Orden de los
privilegios especiales” dispone que “los privilegios especiales tienen la prelación que resulta del orden de sus incs, salvo: 1) en el
caso de los incs 4 y 6 del art 241 en que rigen los respectivos ordenamientos 2) el crédito de quien ejercía derecho de retención
prevalece sobre los créditos con privilegio especial si la retención comenzó a ejercerse antes de nacer los créditos privilegiados. Si
concurren créditos comprendidos en un mismo inc y sobre idénticos bienes, se liquidan a prorrota”. La redacción del art 2586 del
CCCN es mas extensa. Señala que “los privilegios especiales tienen la prelación que resulta de los incs del art 2582, excepto los
siguientes supuestos: A)- los créditos mencionados en el inc F del art 2582 tienen el orden previsto en sus respectivos
ordenamientos B)- El crédito del retenedor prevalece sobre los créditos con privilegio especial si la retención comienza a ser ejercida
antes de nacer los créditos privilegiados. C)- El privilegio de los créditos con garantía real prevalece sobre los créditos fiscales y el
de los gastos de construcción, mejora o conservación, incluidos los créditos por expensas comunes en la P.H, si los créditos se
devengaron con posterioridad a la constitución de la garantía. D)- Los créditos fiscales y los derivados de la construcción, mejora o
conservación, incluidos los créditos por expensas comunes en la P.H, prevalecen sobre los créditos laborales posteriores a su
nacimiento E)- Los créditos con garantía real prevalece sobre los créditos devengados con posterioridad a la constitución de la
garantía F)- Si concurren créditos comprendidos en un mismo inc y sobre idénticos bienes, se liquidan a prorrota”. Para determinar
el orden de los privilegios especiales se adopta como regla el orden de los incs, salvo las excepciones que prevé el precepto. En
caso de privilegios especiales emergentes de leyes especiales se rige también en los supuestos de conflictos por sus respectivos
ordenamientos. Las excepciones que prevé la norma se fundan en una cuestión temporal. Se expresa que “se hizo plena aplicación,
en estos casos de conflicto, del principio prior in tempore, potior in iure”. En caso que concurran créditos comprendidos en un mismo
inc y sobre idénticos bienes se aplica la regla de liquidación a prorrata.

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