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INTRODUCCIÓN

MITOS - LEYENDAS - RELATOS

El MITO es una narración que, desde un lenguaje simbólico, recupera los orígenes, el mundo en su
inicial creación divina. Esta cosmogonía alude generalmente al nacimiento del universo o al tema de
cómo fueron creados los seres humanos y animales, o cómo se originaron las creencias, los ritos y
las formas de vida de un pueblo.

Por otro lado, la LEYENDA es una narración tradicional o una colección de narraciones relacionadas
entre sí que parte de situaciones históricamente verídicas, pero que luego puede incorporar
elementos ficcionales. Las leyendas son relatos de determinados sucesos extraordinarios o
fantásticos, que el pueblo considera fehacientemente ocurridos en determinado tiempo y lugar. Se
basan en personajes o hechos reales o supuestos, en indicios naturales, en creencias religiosas y en
supersticiones.

Los RELATOS que en vez de narrar un acontecimiento notable de este tipo, exponen simplemente
una creencia y la acreditan con episodios anecdóticos, no constituyen leyendas propiamente dichas.
De todos modos, si tienen unidad narrativa, suele llamárselos leyendas, lo mismo que los relatos
anecdóticos, sin veracidad documental, relativos a sucesos o personajes históricos.

PACHAMAMA

Para los Quichuas, Madre tierra, deidad máxima de los cerreros peruanos, bolivianos, y del nordeste
Argentino. Adán Quiroga acota que Pacha es universo, mundo, tiempo, lugar, mientras que Mama
es madre. La Pacha Mama, agrega, es un dios femenino, que produce, que engendra. Su morada
está en el Carro Blanco (Nevado de Cachi), y se cuenta que en la cumbre hay un lago que rodea a
una isla. Esta isla es habitada por un toro de astas doradas que al bramar emite por la boca nubes
de tormenta.

Según Rigoberto Paredes el mito de la Pacha Mama debió referirse primitivamente al tiempo, tal
vez vinculado en alguna forma con la tierra: el tiempo que cura los dolores, el tiempo que distribuye
las estaciones, fecunda la tierra. Pacha significa tiempo en lenguaje kolla, pero con el transcurso de
los años, las adulteraciones de la lengua, y el predominio de otras razas, finalizó confundiéndose
con la tierra.

Alfredo Moffat, agrega que "Respecto a las teorías explicativas de la naturaleza y de las religiones
nativas, la técnica metabolizadora del sistema de poder ha re-formulado la metafísica originaria de
nuestras poblaciones nativas; la Iglesia Católica ha ido llenando en nuevos moldes católicos y
europeos las antiquísimas estructuras míticas de nuestro pueblo no-europeo. Un ejemplo típico de
este re-moldeo de mitos lo constituyen las fiestas anuales de celebración de la Virgen María en Salta
y Jujuy, donde, pese a la imagen de la virgen y al sacerdote que guia la columna, la ceremonia
corresponde más a los rituales indígenas de la Pacha Mama que a la europea Virgen María, pues el
consumo de coca y alcohol, el regar con aguardiente y el enterrar ofrendas de comida alrededor de
la imagen, corresponde al culto pagano-indígena de la Pacha Mama y no al ritual cristiano-europeo
de la Virgen que no tiene relación con las ceremonias de fecundidad de la tierra, y mas bien niega
toda idea de fertilidad, pues consagra a la virginidad como propuesta. Propuesta que, por otra parte
no tiene sentido en la cultura quechua, que por el contrario, tiene instituciones pre-matrimoniales
como el "irpa-Sirse" (casamiento de prueba) que anulan el valor de la virginidad. Esta está
evidentemente relacionada con el concepto de propiedad privada, que no existe tampoco en las
organizaciones comunitarias indígenas, verdaderas cooperativas de trabajo."

El primero de agosto es el día de la PACHAMAMA. Ese día se entierra en un lugar cerca de la casa
una olla de barro con comida cocida. También se pone coca, yisca, alcohol, vino, cigarros y chicha
para carar (alimentar) a la Pachamama. Ese mismo día hay que ponerse unos cordones de hilo
blanco y negro, confeccionados con lana de llama hilando hacia la izquierda. Estos cordones se atan
en los tobillos, las muñecas y el cuello, para evitar el castigo de la Pachamama. (Extraído del relato
de un pastor colla de Yaví, Jujuy. En: Vidal de Battini, Berta).

LAS VIUDAS

En La Rioja y Catamarca se cuenta que es un fantasma que sale a medianoche, en el campo, en sitios
oscuros y boscosos. La corporizan como una mujer alta y flaca, vestida de negro y descalza, con la
tez muy blanca. Sale de improviso y se sienta en las ancas de la cabalgadura con un ruido de huesos,
como si un saco de osanentas hubieran caído en las ancas del caballo, y desde allí tiende los brazos
queriéndolo agarrar al jinete por el cuello. Y el abrazo casi siempre es mortal. Aquellos que han
podido zafarse de este cariño tan singular, dicen que es un fuego que quema la nuca y que al alejarse
a todo correr del animal la viuda baja y se oye el llanto de una mujer que estremece la noche.

EL DUENDE

Se dice que es un niño que murió sin ser bautizado o un niño malo que golpeó a su madre. Es muy
pequeño, lleva un sombrero grande y llora como una criatura. Tiene una mano de hierro y otra de
lana, cuando se acerca a alguien le pregunta si con cuál mano desea ser golpeado. Algunos dicen
que, sin importar la elección, el duende golpeará siempre con la de hierro. Otros, en cambio,
aseguran que los desprevenidos eligen la de lana y que es ésta la que en realidad más duele.

Posee unos ojos muy malignos y dientes muy agudos. Suele aparecer a la hora de la siesta o en la
noche en los cañadones o quebradas. Tiene predilección para con los niños de corta edad, aunque
también golpea sin piedad a los mayores.

COQUENA

En las inmensas soledades de la puna, los ganados están protegidos. Un enanito misterioso, un
duendecillo, que todo lo ve, es quien defiende sus vidas de las crueldades humanas. Nadie a visto a
Coquena. Es fama que tiene cara de cholo y viste casaca y pantalón de vicuña. Lleva también
diminutas ojotas y ancho sombrero de suave pelo. Desde las alturas contempla sus bestias sin ser
visto. Sólo se ha escuchado su silbido, que es mágico llamado. Pero es tal la seguridad de su
presencia que todos le temen. Por eso no matan vicuñas ni llamas para utilizar su pelo.

Prefieren cortar suavemente el vellón. Tampoco maltratan a las arrias cuando cargadas de sal, bajan
de los cerros. Se cuentan historias, en que justiciero, Coquena ha quitado las llamas a quien no sabía
valorar ese don; y como ha premiado a los buenos pastores que, en tormentas de nieve, cuando el
viento blanco amenazaba cubrirlo todo, salvan con peligro de su vida su hato de cabras en plena
borrasca. Y está su persona tan ligada a los hechos que ocurren por estas regiones, que, en Salta,
cuando aparece un forastero, para adquirir provisiones y, tocándose con el codo, murmuran: "Es
coquena".

EL POMBERO

Este duende recorre las provincias del litoral, de Chaco y Formosa. Anda por los bosques,
generalmente a la hora de la siesta, en forma invisible. Es un duendecillo bueno que ayuda a quien
le pide protección. Para ello adquiere la imagen de un indio o de un árbol o de lo que sea necesario,
para ayudar al compañero en peligro o en apuros.

En Misiones lo corporizan en un hombre alto, delgado, que se .cubre con un amplísimo sombrero
de paja y que lleva una larga caña en la mano. Algo parecido al Sachajoy, el duende de Santiago del
Estero, el cuidador. de los árboles de los bosques y de las colmenas de miel.

En Misiones, anda a grandes trancos, cuidando los árboles y los pájaros. Cuando oye voces se
esconde detrás de los árboles y allí espera para ver quiénes han penetrado en el mundo de los
árboles y qué es lo que van a hacer. Si ve que se aprestan a derribar un ejemplar hace mil
triquiñuelas para evitarlo: imita la voz de uno de los hombres para llamarlos a los compañeros y
alejarlos; remeda los ladridos de perros en ataque... Hace cualquier cosa para impedir que se hache
un árbol. Y si ve que son cazadores de aves se adelanta y les espanta las presas con silbidos, con
gritos y ademanes.

LUZ MALA

A los fuegos fatuos (incendio de ciertas materias que se elevan de las sustancias animales y vegetales
en putrefacción y forman pequeñas llamas que se ven en el aire, particularmente cerca de
cementerios o lugares pantanosos), el gaucho, que ignoraba su origen, la consideró cosa
sobrenatural y le dió el nombre de "luz mala" y la consideró como la representación de un ánima en
pena, que según las creencias era el alma de un difunto que abandonaba su sepultura y andaba por
el mundo de los vivos para pedir venganza, porque había sido muerto en mala ley o reclamando por
haber sido enterrado en el cementerio.

La "luz mala" inspiraba terror supersticioso y su aparición era comentada en todos los fogones. Se
recordaban viejas leyendas oídas a los mayores y no faltaba alguno que contara un "trance fiero",
en que tuvo que vérselas con una "luz mala", que lo había seguido un largo rato, y de la que se salvó
prometiéndole encender una vela a su memoria.

EL HOMBRE DE LA BOLSA

Personaje de unos 50 años, de estatura normal y con ropas gastadas de color oscuro, encorvado y
con una bolsa de arpillera a la espalda. Se lo utiliza para infundir miedo en los niños (con los mismos
fines que el cuco). Su origen se fundamentaba en la mala traza de algunos mendigos, pordioseros o
trabajadores "golondrina" que por lo general, migrando hacia donde hay trabajo, llevan todas sus
pertenencias en una bolsa, o personas sin hogar.

Un personaje estrechamente emparentado con éste es el CUCO, o COCO cuya función es asustar a
los chicos en relación a una conducta determinada. Son seres oscuros e imperceptibles que actúan
únicamente en la más profunda espesura de la noche. Sus víctimas predilectas son los niños y las
mujeres, a quienes agarra con fuerza de la ropa.
Es utilizado por las madres como amenaza si no se duermen, se niegan a comer, desobedecen las
órdenes de los mayores, exploran lugares marcados como prohibidos, se entregan a vicios solitarios
o andan fuera de casa a deshora (especialmente después de medianoche). Las acciones más temidas
por parte del Cuco son dos: devorar al niño travieso (te comerá...) o llevárselo a un lugar muy lejano,
del que no se da retorno (te llevará).

EL LOBIZÓN

Este ser llegó a la Argentina a través de Brasil, y se tiene noticias de él en el Litoral (N.E.).

Si una familia tiene siete hijos varones, la maldición cae sobre el séptimo. Se dice que es un hombre
alto, delgado y con mucho pelo. Antes de convertirse anda muy nervioso y se enoja fácilmente,
puede transformarse en los cementerios o cercanías y sobre todo cuando el acólito florece y la luna
está llena. Se alimenta con carroña y cuando anda por el monte puede morder a los desprevenidos.

Cuando muerde o salpica con sangre o saliva a sus víctimas, éstas pueden transformarse.

Según Elena Bossi, para protegerse del lobisón hace falta:

- una bala bendecida en 3 iglesias (7 según otros). No se debe apuntar al bulto sino a la sombra.

- un cuchillo bendecido que tenga forma de cruz.

- una linterna con pila bendecida (de lo contrario no alumbrará).

- una alpargata (cuando se le pega al lobisón con una alpargata, se vuelve persona).

Se lo puede atar; pero tiene que ser con lana abierta de tejer. Así se queda quietecito cuando lo
enlazan. Si es perro lobisón hay que sujetarlo del cuello; si es perra lobisona, de la mitad de la
espalda (media res).

Hay que herirlo sin que se dé cuenta, de lo contrario atacará y matará (sic).

NIÑITO MORO

Cuentan que en cierto lugar en la región cuyana existía, hace muchos años, un bosque impenetrable
donde habían hecho su guarida unos temibles bandoleros.

Un día, pasó por las cercanías del bosque un matrimonio de paisanos que iban haciendo un largo
viaje a caballo y llevando consigo un niñito de pocos meses. El niñito era moro, es decir, todavía sin
bautizar.

De improviso, fueron sorprendidos los viajeros, por cuatro forajidos, los que sin hacer caso a las
súplicas del matrimonio, dieron fin con ellos asesinándolos bárbaramente. En los últimos instantes
la madre les había rogado que respetaran la vida del niño, pues era moro, sin lograr conmoverlos.
Al contrario, tomando uno de ellos al niño por las piernitas lo estrelló contra un árbol. Entonces se
oyó desgarrador, un ¡ay! que lanzó al expirar el niñito.

Internáronse los bandoleros en el bosque y al comenzar a repartirse el botín, vieron aparecer entre
las sombras de la tarde que caía un enorme pájaro negro, totalmente desconocido para ellos y el
que, luego de describir enormes círculos sobre sus cabezas, lanzó un grito que era como el de un
ser humano, repitiendo por tres veces el ¡ay! desgarrador del niñito que acababan de ultimar.

Paralizados de espanto quedaron los bandoleros. Y cuando quisieron reaccionar, ya el pájaro había
desaparecido.

Cuentan que los bandidos ya no tuvieron sosiego: que a toda hora los perseguía el ¡ay! del niñito
moro. Y que, enloquecidos, fueron muriendo uno tras otro, agotados por la sed, el hambre y los
remordimientos sin atinar a otra cosa que a taparse los oídos con sus manos para no oír el grito del
niñito sin bautismo al que, junto con sus padres, tan bárbaramente asesinaron.

EL FAMILIAR

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