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CANINO
University of Minnesota
INTRODUCCIÓN:
El objetivo del tratamiento, tanto si es quirúrgico como si no, de las anomalías del desarrollo del
codo es ralentizar el avance de la artrosis en la articulación y reducir la cojera del animal. Los
detalles del tratamiento quirúrgico dependen del diagnóstico. Estas ponencias tratan sobre la
fragmentación de la apófisis coronoides medial (FCP), y la osteocondrosis (OCD) de la cara
medial del cóndilo del húmero. La osificación incompleta del cóndilo humeral (IOHC) puede
diagnosticarse empleando radiografías simples o TC, y puede tratarse con un tornillo
intercondilar y placas de hueso cortical. Una apófisis ancónea no unida (UAP) puede tratarse
retirando la apófisis o mediante estabilización interna de la apófisis, pero empíricamente se trata
mejor mediante una osteotomía proximal del cúbito con o sin fijación interna complementaria con
un tornillo grande interfragmentario. Históricamente, tanto la FCP como la OCD se han tratado
retirando el fragmento, desbridando los extremos de cartílago flojos adyacentes a la lesión
primaria y, cuando estaba indicado, mediante microfractura del hueso eburnado por artrotomía o
artroscopia. Ambos trastornos pueden asociarse a lesiones en espejo en la superficie
cartilaginosa opuesta, de modo que se requiere una exploración articular exhaustiva. En muchas
ocasiones se ha establecido la hipótesis de que la incongruencia de la articulación del codo
predispone al perro a FCP o persiste junto con ella. Esta hipótesis ha llevado a algunos cirujanos
a incorporar intervenciones complementarias con eliminación del fragmento (como la osteotomía
cubital proximal dinámica, el alargamiento de la cabeza del radio, o la osteotomía humeral
deslizante) como parte del tratamiento. Aunque son conceptos interesantes, solo existe una serie
de casos para respaldarlos o rechazarlos.
TRATAMIENTO NO QUIRÚRGICO:
TRATAMIENTO QUIRÚRGICO
El tratamiento quirúrgico actual para perros con fragmentación de la apófisis coronoides incluye
la eliminación del fragmento mediante artrotomía o artroscopia. Evans et al. llevaron a cabo un
metaanálisis de la bibliografía veterinaria e indicaron que los perros tratados con artroscopia
presentaban mejores evoluciones que los tratados con artrotomía o mediante un tratamiento no
quirúrgico. No obstante, dado que muchos perros presentan cojera residual incluso tras el
tratamiento quirúrgico, se han puesto de moda tratar con una osteotomía cubital proximal u
osteotomía humeral deslizante. Un estudio de una serie de casos en los que se han empleado
estas intervenciones ha dado resultados prometedores, pero en general están limitados por su
perfil retrospectivo y el hecho de que los resultados suelen limitarse a evaluaciones subjetivas.
Recientemente, se ha llevado a cabo un ensayo clínico aleatorizado en el que se ha comparado
la eliminación del fragmento con la eliminación del fragmento más osteotomía cubital proximal.
En este ensayo, los resultados han incluido la evaluación por parte del propietario empleando un
cuestionario validado, la función de la extremidad mediante una evaluación de la marcha en
plataforma de fuerza, y el avance de la artrosis mediante dGEMRIC. Para lograr un buen
resultado, fue necesario que los propietarios de los perros indicaran que sus mascotas habían
mejorado, que la función de la extremidad fuera del 85% de lo normal y que la artrosis no pudiera
aumentar. Los resultados no fueron nada prometedores, puesto que solo un 20% de los perros
que habían sido tratados con la mera eliminación del fragmento y un 30% de los perros que
habían sido tratados con la eliminación del fragmento más PUO presentaron una evolución
favorable.
Tradicionalmente, el tratamiento de los perros con osteocondrosis en la cara medial del cóndilo
humeral ha sido la mera eliminación del fragmento. Empíricamente, los perros seguían con
cojera tras esta intervención. Poco a poco se están trasladando a la veterinaria las mejoras
técnicas y de equipamiento necesarias para las intervenciones de injerto osteoarticular que se
llevan a cabo en medicina humana. Se han documentado intervenciones de transferencia
osteoarticular (OATS) en perros con OCD en la rodilla y en el codo. Mi experiencia con el
seguimiento a largo plazo de unos pocos casos en los que se realizó OAT para una OCD de
codo es que su evolución es de lejos mejor que la de aquellos a los que solo se eliminó el
fragmento, pero que su pronóstico en cuanto a funcionalidad es reservado.
BIBLIOGRAFÍA: