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 BOLIVIA, 28 de Junio de 2017

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El catastro urbano
José R. Ocampo Castrillo
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A
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El único vínculo directo entre el municipio y el ciudadano común es el tema de la


construcción y administración de su vivienda, que los relaciona con la administración
urbana. El habitante urbano tiene tres necesidades básicas; alimento, techo, vestido; nadie
puede dejar de comer, ni vivir a la intemperie y desnudo.

La actividad económica urbana le da la oportunidad de trabajo con un salario con el que


tiene que cubrir esas tres necesidades. Por esta situación, los centros urbanos se ven
invadidos por la migración campo-ciudad o ciudad-ciudad.

La vivienda ha de dar estabilidad económica y social a la familia. Hay infinidad de medios


por los que puede lograrla; acogiéndose a las normas urbanas legales propuestas por el
gobierno central y técnicas por el municipio.

Infelizmente, desde la aplicación del código napoleónico, universalmente se lo relaciona


con el impuesto, lo que causa incomodidad en el ciudadano común.

En el caso boliviano, en 1964 vino la empresa consultora norteamericana Jacobs y Cía. para
ejecutar la: “Recatastración de la Ciudad de La Paz”, cuyo título era: “Catastro Masivo
Fiscal” con el siguiente alcance: catastro = registro de contribuyentes – Masivo = zonas
homogéneas y fiscal = impuesto. Un sistema dirigido exclusivamente al cobro del impuesto
a la propiedad inmueble, sistema vigente hasta la fecha. Es conveniente hacer mención a
que, por este sistema, los municipios se convirtieron en simples oficinas recaudadoras de
impuestos; con todos los inconvenientes para el ciudadano de a pie. Por falta del “catastro
urbano” dejan de ejecutar lo fundamental, que es la administración urbana, con todos sus
componentes a partir del “plan regulador”.

El “catastro urbano” tiene dos objetivos fundamentales, por la cantidad y calidad de


información geográfica, gráfica y alfanumérica que levanta en campo, es la información
básica para la planificación y el desarrollo urbano, y la regularización del registro técnico
del inmueble en el municipio y legal en la oficina de DDRR. Con la homologación de los
códigos, al ciudadano se le garantiza la seguridad jurídica de su propiedad.
Lastimosamente, con el sistema actual de catastro fiscal no se puede lograr esta estructura
de administración urbana.

Veamos cuál es la diferencia entre uno y otro sistema: el fiscal registra al contribuyente a
través de un formulario, llamado Padrón Municipal de Contribuyentes, con la petición de
información técnica del inmueble, denominada “declaración jurada”. El urbano, a través de
formularios específicos de información levantada en campo, registra al inmueble con sus
componentes: vía, terreno y edificación. Toda esta información ingresa a una base de datos
sistematizada que, a través de un “software de aplicación”, procesa la información gráfica y
alfa numérica, para lograr resultados previamente establecidos y, lo más importante, se
logra los valores catastral e inmobiliario, con fines impositivos.

El nexo más importante entre el registro técnico (municipio) y legal (DDRR) es la


codificación. Con el nuevo sistema de registro en DDRR, la codificación nacional obedece a
la división política del país. Los municipios también deben codificar los inmuebles, con
base en el código llamado madre, esto es: departamento, provincia, sección y cantón. Cada
departamento tiene un número de provincias; cada provincia un número de secciones, cada
sección un número de cantones y cada cantón encierra un número de comunidades.

La ley 1.551 (1994) determina que las secciones de provincia se convierten en gobiernos
municipales, con jurisdicción territorial, autonomía de gestión e ingresos propios. Con esta
ley Bolivia deja el sistema republicano e ingresa al sistema municipalista, con la creación de
314 gobiernos municipales, ahora tenemos 340.

Con la codificación homologada del Folio Real y Catastral, se dará la seguridad jurídica del
derecho propietario del inmueble y se evita todos los problemas técnicos y legales que
afrontan tanto municipios como ciudadanos. La norma del registro legal en su Art. 6to.
Determina, primero: plano catastral aprobado, con su ubicación física y colindancias
codificadas y toda la información aclaratoria del propietario o poseedor.

Con la ley de autonomías se está ingresando a una tremenda incongruencia, referida a la


administración urbana, a nivel nacional. No se entiende cuál es la base para que los
gobiernos municipales tengan la facultad de promulgar leyes municipales. Lo que tienen los
municipios son las Ordenanzas Municipales que tienen rango de ley, vigente dentro de su
jurisdicción. En el caso que nos ocupa, lo correcto es que se debe lograr, a nivel nacional, las
leyes nacionales de Catastro de Estado y Catastros Específicos, según la especialidad de
cada actividad nacional, a través de los ministerios.

Esta situación obedece a que el catastro no es impuesto; es el inventario e información


básica para la planificación y entre los catastros específicos están el minero, forestal,
hidráulico, hidrológico, educativo, de salud, urbano, rural y un largo, etc., para que con base
en esa información, cada área económica del Estado pueda efectuar su planificación del
desarrollo.

En el caso que nos ocupa, catastro urbano, es el Viceministerio de Vivienda y Urbanismo


quien debe elaborar la ley y el reglamento nacionales, para la administración urbana y su
aplicación en todos los gobiernos municipales de acuerdo con sus necesidades. No es lógico,
en el caso del catastro urbano, que se promulgue 340 leyes y 340 reglamentos del sistema, a
cual más dispares; por la tremenda mala distribución demográfica nacional.

El autor es Arq. Urb.

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