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EL SISTEMA TRIBUTARIO

DEL ESTADO MEXICANO

Necesidad de introducirle reformas fiscales profundas

Francisco Tejeda Uscanga

I) UBICACIÓN DEL TEMA.


II) EL FINANCIAMIENTO DE LA ACTIVIDAD ESTATAL.

1) El fracaso recaudatorio de las leyes tributarias.


2) Medición del Gasto, vía la exención y la evasión fiscales.
3) Enfrentamiento a la realidad económica y social.

III) LA FILOSOFIA DEL DERECHO FISCAL

a) Carencia de Filosofía Jurídica en el Sistema Tributario Mexicano.


b) La Teoría en el Derecho Fiscal Mexicano.
c) La Justicia en la Legislación Fiscal mexicana.

IV) ALGUNAS NOTAS RELEVANTES DEL SISTEMA FISCAL MEXICANO.

a) Redefinición de los sujetos y objetos de las leyes impositivas.


b) Reestructuración de la Ley del Impuesto sobre la Renta.
c) Reestructuración del sistema tributario.
d) Novedosas disposiciones legales en el Código Fiscal de la Federación.
e) Uso y abuso de las Resoluciones Misceláneas de carácter Administrativo.

V) CUESTIONES QUE DEBEN CONSIDERARSE PARA LOGRAR ALCANZAR


UN EFECTIVA REFORMA FISCAL.

I).- UBICACIÓN DEL TEMA:


A nadie escapa que durante los últimos veinticinco años, nuestro País a buscado
incesantemente, aún a costa de grandes esfuerzos de gobernantes y sacrificios
de gobernados, alcanzar una plena madurez en el ámbito de las finanzas
públicas; y aún cuando ha de reconocerse que tales esfuerzos y sacrificios han
permitido avanzar en tal propósito, es lo cierto que en esta búsqueda resultan
significativos los avances en los renglones técnicos, contables y económicos del
sistema tributario, pero muy poco se ha avanzado, incluso puede afirmarse que
se observa un grave retroceso, en el ámbito jurídico, circunstancia que nos hace
suponer que en esta materia se mantiene la vieja "máxima" de que el Derecho
resulta un importante obstáculo para el desarrollo del Estado en cuanto que le
estorba en su propósito recaudatorio.

En nuestra opinión, nada más equivoco y riesgoso; Consideramos que el


Derecho no sólo NO es un obstáculo para alcanzar el desarrollo de la sociedad;
sino que contrariamente a ello, aparece como un agente indispensable y eficaz
en la búsqueda del desarrollo social, pudiendo afirmarse que todo régimen fiscal
que no se apoye en un sistema jurídico que garantice seguridad y justicia, está
condenado indefectiblemente al fracaso.

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II).- EL FINANCIAMIENTO DE LA ACTIVIDAD ESTATAL.

Hasta fines de la década de los Sesentas, tradicionalmente los ingresos


estatales encontraron como "fuente" casi única, a las contribuciones (impuestos,
derechos, productos, aprovechamientos y cuotas de seguridad social; sin
embargo al comenzar la década de los "Setentas", y ante el hecho de la
insuficiencia de los ingresos tributarios para dar respuesta a la creciente
demanda de recursos financieros, surgió una fuerte tendencia a acudir a la
contratación de deuda, tanto interna como externa, como fórmula de
complementación de los tradicionales ingresos tributarios, lo que a pesar de no
alterar sustancialmente la relación recursos tributarios frente a recursos
derivados de empréstitos, sí marcó el inicio de una tendencia, cada vez más
marcada de propender de los empréstitos internos y externos para dar respuesta
a la creciente demanda de recursos, dada la insuficiencia de los provenientes de
la actividad recaudatoria de contribuciones.

Es a partir de fines de los Setentas cuando se acentuó la tendencia a depender


cada vez más de los ingresos derivados de los empréstitos, tendencia que, si
bien trajo consigo un crecimiento económico del país, también provocó un grave
impacto en la economía nacional, ya que la necesidad de pagar el "servicio" que
provoca la "deuda", y la necesidad de pagar ésta incide, de manera relevante y
extenuante, en la conformación del Gasto Público.

La introducción del concepto de "deuda" en el ingreso estatal, y el acudir a ella


en forma excesiva, produjo un radical cambio en los tradicionales conceptos
determinantes de las finanzas públicas, razón que llevó a dejar en un segundo
plano los tradicionales razonamientos de ingreso estatal para gasto público,
redistribución de la riqueza, crecimiento social acelerado, para colocar en primer
término conceptos relacionados con ingresos estatales que permitan la
subsistencia del equilibrio de las finanzas estatales, el pago de la deuda, tanto
externa como interna y su "servicio", y por ende, una cada vez más relativa
inversión pública.

Este radical cambio modificó de manera importante la postura de buscar cada


vez una mejor y mayor justicia social a través de la vía fiscal, sustituyéndola por
otra que dotase al Sistema Tributario de mayor eficacia, y al aparato
recaudatorio de una mayor eficiencia sin que para ello importase sacrificar la
seguridad jurídica y la justicia tributaria, circunstancias éstas que trajo consigo
que el sistema contributivo se haya vuelto cada vez más injusto.

Dada la magnitud de la "deuda", y el creciente riesgo que ello representa para la


economía nacional, así como ante la inconveniencia, si no imposibilidad, de
continuar indefinidamente obteniendo ingresos de préstamos internos y
externos, el Gobierno Federal ha tenido que dar un giro de ciento ochenta
grados en las acciones que despliega para obtener los recursos financieros que
le permitan satisfacer el Gasto Público, lo que le ha obligado a buscar, de
manera desesperada, los ingresos que requiere a través del sistema
contributivo, y recurriendo a la deuda pública únicamente para liquidar su déficit
fiscal y ya no como fórmula de solución al crecimiento de la inversión pública y
del desarrollo social.

Así, lo primero que se hace a partir de 1983 y hasta la actualidad, es transformar


de fondo, tanto en calidad como cantidad, los diversos rubros impositivos que
componen el sistema tributario e incrementar las tasas y tarifas aplicables a los
ingresos y actividades gravadas que generan las contribuciones establecidas en
Ley. De esta forma, aún cuando el Impuesto sobre la Renta continúa siendo el
rubro impositivo más importante del Sistema Tributario, ya que los ingresos que
capta lo colocan, individualmente como el principal proveedor de recursos
financieros, no debe dejar de hacerse mención de que los ingresos derivados de
la aplicación de los impuestos al consumo, (IVA, IEPS) y al comercio exterior,
así como los que derivan de derechos y aportaciones de seguridad social, juntos
superan con mucho a los ingresos derivados del Impuesto sobre la Renta.

Así, se ha observado la introducción al sistema contributivo, de elementos que


denotan la tendencia recaudatoria asumida por el Gobierno Federal:

a).- Una creciente aplicación de leyes tributarias que se desenvuelven bajo


claros esquemas de inconstitucionalidad y que dificultan, sino es que niegan a
los contribuyentes el derecho a la defensa, ya de manera velada, ya
abiertamente.

b).- Una creciente introducción al Código Fiscal de la Federación de nuevas


fórmulas de control, vigilancia y comprobación de cumplimiento concedidas a la
Autoridad Fiscal; así como la introducción de obstáculos y de nuevos requisitos,
las más de las veces formalistas y de desaliento para dificultar que los
contribuyentes puedan accesar y oponer los medios de defensa que la propia
Ley pone a su alcance.

c).- El continuado escalonamiento durante cada ejercicio fiscal, de incrementos


en las tarifas aplicables en materia de "derechos".

d).- El continuado escalonamiento de incremento en los precios de los servicios


y satisfactores que proporciona el Sector Público.

e).- El marcado manejo de las llamadas "contribuciones indirectas" como


principal herramienta de obtención de recursos financieros en las finanzas
públicas de las entidades federativas.

f).- El ocultamiento dentro del precio de bienes o servicios que proporciona el


Sector Público, del monto de la contribución a pagar que lleva incluido.

g).- La creciente regulación de la actividad de los contribuyentes a través de las


llamadas Reglas Administrativas de Carácter Fiscal, así como su continuada
modificación, lograda gracias al "permiso" legal (¿?) que el propio legislador le
ha otorgado.

h).- Una importante dependencia, así se pretenda minimizar, de los productos


petrolíferos, lo que provoca que los recursos financieros derivados de su venta
en los mercados internacionales se encuentren sujetos a circunstancias de
oferta, demanda y precio, que les hacen poco confiables a lo efectos de
presupuestar su obtención y destino de gasto.

De lo apuntado puede colegirse que al Gobierno Federal ya no interesan los


elementos financieros e impositivos tradicionales, y que en su permanente
búsqueda de recursos financieros, ahora principalmente a través del sistema
contributivo, busca liberarse de la "camisa de fuerza" que le significa la
Constitución Federal y el Derecho en general, para lo que ha desplegado
acciones que facilitan una cada vez mayor intervención del Poder Ejecutivo en la
implementación de las políticas y tareas recaudatorias de los ingresos
tributarios, aún cuando ello derive del sacrificio de la intervención del Congreso
de la Unión.

La desesperada búsqueda de recursos tributarios que financien el Gasto Público


de la Federación, encuentra su apoyo en una Política Fiscal que de manera
indiscriminada :

a).- Ha incrementado las tasas y tarifas de las contribuciones causadas y los


precios de los productos, bienes y servicios del Sector Público.

b).- Ha implementado acciones de "convencimiento de cumplimiento" con


marcados tintes de "terrorismo" fiscal; y ha incrementado y reforzado la
represión "legal" de los contribuyentes, vía la imposición de un número
exagerado de obligaciones fiscales, y la limitación, sino disminución, de los
derechos que le concede la propia Ley fiscal.

En este contexto, resulta claro que las expectativas de un desarrollo económico


y social de la sociedad mexicana apoyado en un marco jurídico que les dé
certeza y seguridad se presentan claramente sombrías.

Así las cosas, resulta evidente la necesidad de reformular la Política Fiscal del
Estado Mexicano a partir de considerar tres vertientes de interés:

1).- El fracaso recaudatorio de las leyes tributarias:

Sin duda que dos resultan ser los aspectos mas relevantes que han influido en
tal fracaso: el económico y el jurídico.

En lo que hace al aspecto económico, ha de considerarse la influencia que han


ejercido las altas tasas y tarifas impositivas que pesan sobre de los ingresos y
las actividades gravadas, así como los crecientes costos que tienen los bienes y
servicios que proporciona el Estado, sin olvidar desde luego la influencia que
ejercen los subsidios estatales que se conceden sobre de ciertos bienes y
servicios, los que afortunadamente cada vez son menos.

En este respecto y a pesar de tal verdad, resulta de interés observar la


insistencia de las Autoridades Hacendarias en sostener que el nuestro es uno de
los países en los que las tasas impositivas resultan relativamente bajas,
insistiendo en la necesidad de incrementarlas a los fines de obtener mayores
recursos tributarios, sosteniendo que con ello no se afectaría el nivel económico
de los grupos sociales marginados económicamente, ya que el incremento de
tasas y tarifas gravitaría respecto de quienes tuviesen mayores ingresos y
capacidad de satisfacción de necesidades, tal como acontece respecto del
tratamiento tributario que concede el Impuesto sobre la Renta a las personas de
bajos ingresos, o el que concede el impuesto al valor agregado respecto del
desgravamiento, vía la Tasa "0%" a ciertos productos y bienes de la llamada
"canasta básica" . Sin duda que tal afirmación resulta ser una verdadera falacia,
en tanto que para sostener ello no se considera en modo alguno el nivel de vida
de la mayoría de los mexicanos, nivel de vida que se ha venido demeritando en
el transcurso de los veinticinco años que ha durado el proceso inflacionario y
durante el cual los mexicanos hemos venido perdiendo de manera acelerada
nuestra capacidad de obtención de mejores ingresos y por ende hemos visto
disminuido de manera considerable nuestro poder adquisitivo y de satisfacción
de necesidades.

Y de la misma manera tal afirmación sostenida por las autoridades fiscales


resulta una auténtica falacia, en tanto que, bien observado, si un contribuyente
tuviese que pagar todos y cada uno de los impuestos prevenidos en Ley, (sin
contar en ello el costo de la inflación) tendría que transferir al Fisco, (federal,
estatal y municipal) un total aproximado al 80% de su ingreso anual, lo cual
resulta claramente violatorio de lo dispuesto por la fracción IV del artículo 31 de
la Constitución Federal.

Esta misma política de obtención desesperada de recursos que financien el


Gasto Público, se ve reflejada en el continuado incremento de los precios de los
bienes y servicios que proporciona el Estado, sin que importe que tal incremento
impacta necesariamente en los costos de producción y comercialización de los
demás bienes y servicios que utiliza y/o consume el grupo social, lo que
necesariamente obliga a incrementar los precios de éstos satisfactores con el
consecuente impacto que se produce en el proceso inflacionario que hemos
venido atravesando.

Contrastando con ello, aunque afortunadamente cada vez en menor proporción,


encontramos la presencia de "subsidios" que, anteriormente en forma exagerada
se otorgaban por el gobierno federal al consumo de diversos productos y
servicios que consideraba como "básicos" y cuyo costo habría de ser absorbido
con las contribuciones y precios que pagaba la población, circunstancia que
permitía transferir el costo de tales subsidios a los contribuyentes.

El otro aspecto que ha venido influyendo en tal fracaso lo constituye el


revestimiento de Ley que se le ha dado a las contribuciones para satisfacer las
pretensiones recaudatorias del Fisco Federal. En este respecto conviene resaltar
la presencia de una legislación tributaria que debiendo aplicarse de manera
general a todos aquellos individuos cuya situación concreta es coincidente con la
conducta hipotética prevenida en la propia Ley, ésta solo se aplica a un reducido
número de contribuyentes, ya que al contemplar exenciones impositivas
subsidios tributarios, regímenes especiales de tributación, propiciar conducta
elusivas y hasta de carácter evasivo, han provocado un evidente cambio en la
concepción del derecho fiscal, que a permitido cambiar su razón de ser elemento
aglutinador del quehacer humano, para transformarlo en un elemento de
negociación con los grupos políticos y de poder, lo que claramente constituye un
ataque a la Justicia social.

A ello habría que agregar la tendencia a otorgar a la Autoridad fiscal un creciente


número de facultades de control, vigilancia y comprobación del cumplimiento de
las obligaciones fiscales a cargo de los contribuyentes, algunas de ellas en
franca contradicción con lo mandado en la Constitución Federal; a la par que se
asiste a una evidente disminución de los derechos que les concede la propia
Ley, circunstancia que se agrava cuando que igualmente se obstaculiza
mediante la inclusión en Ley de formalismos y requisitos que se vuelven
auténticas "trampas" procesales que impiden a los contribuyentes un ejercicio
pleno de los medios de defensa puesto a su disposición por la propia Ley, lo que
hace nugatorio su derecho a la defensa de su interés jurídico y propicia la
inseguridad y la injusticia tributaria y fiscal.

2).- Medición del Gasto, vía la exención y la evasión fiscales.

Siendo el Gasto Público el factor primordial a satisfacer mediante el


establecimiento de mecanismos de obtención de recursos previsto por la política
fiscal asumida, en la consecución de aquellos el Gobierno Federal ha
implementado el manejo de diversas fórmulas que involucran a los particulares y
que le auxilian en tal propósito vía la prestación de diversos servicios que les
concede en explotación.

Destacamos de entre ellas las relativas al otorgamiento de concesiones de


servicios, a cambio de las cuales los concesionarios se comprometen a cumplir
cabalmente con sus obligaciones contributivas, como cualquier otro obligado
fiscal; la exención, ya sea total o parcial, de las obligaciones contributivas de los
sujetos tributarios, y finalmente, la permisión, así sea velada, de la evasión
fiscal.

Por cuanto a la primera de las fórmulas de captación de recursos, no nos parece


que hubiere inconveniente económico alguno, salvo claro está los derivados de
las cuestiones políticas que mantenga el Gobierno en turno.

En respecto del otorgamiento de exenciones, ya sea parciales o totales a cierto


tipo de sujetos obligados y a determinadas actividades y áreas de la actividad
económica del país, es de tomarse en cuenta que si bien existe la clara
tendencia del Gobierno Federal de disminuir y/o eliminar tales privilegios,
también es cierto que éste tiende a absorberlos vía su economía pública, lo que
le provoca severas pérdidas y una mayor erogación del gasto público.

Aún más, es de destacarse que el gobierno federal concede tales privilegios más
a que por razones de orden económico, por razones de orden político, ya que
obedecen a presiones ejercidas por sectores de la economía, lo que produce
una grave distorsión del sistema tributario en su conjunto.

En lo que respecta al problema de la evasión fiscal, pareciera en gran medida


que el Gobierno la tolera atendiendo a una especie de valores entendidos entre
éste y los contribuyentes, que tiene el propósito de mantener en equilibrio un
supuesto proceso de paz social, a todas luces artificial.; y más aún, pareciera
que ello obedece a una clara "aceptación " tácita de que el sistema tributario que
contempla la Ley es altamente costoso para todo tipo de contribuyentes.

3).- Enfrentamiento a la realidad económica y social:

Los responsables de la implementación y manejo de las finanzas públicas, y


particularmente a los "hacedores" de las leyes tributarias olvidan, al momento
de proyectar su trabajo, someterlo a la aprobación del Congreso de la Unión, y
en su caso, hacerlo efectivo en sus destinatarios, considerar diversos factores
que influyen de manera decisiva en el comportamiento de aquellas y en la
consecución de los logros que con ellas se pretende, factores que casi siempre
se presentan, y que si no se toman en consideración, habrán de provocar, como
así ha sido en la realidad económica, que no se alcancen los resultados
pretendidos.- Recuérdese que aún las mejores leyes, las mejores cárceles y los
mejores sistemas preventivos que se implementes habrán de fracasar si no se
toman en cuenta aquellos factores que inciden e influyen decisivamente en el
comportamiento de los sujetos destinatarios de las medidas fiscales y tributarias
que se implementen.

Los factores a los que se alude y que habrán de ser analizados friamente por los
responsables de la implementación, manejo y aplicación de las disposiciones
fiscales, son entre otros: la corrupción imperante, tanto en el sector público,
como en el sector privado; la resistencia al cumplimiento correcto y oportuno de
las disposiciones fiscales; la ignorancia; la difícil situación económica de los
contribuyentes; la pobreza; la falta de penetración en los destinatarios de los
mensajes que envíe la Administración tributaria; la falta de recursos en la
administración de las contribuciones.

La Administración Pública, se ha escudado en fórmulas distorsionantes de la


realidad económica y social como el otorgamiento de subsidios, la "aprobación"
simulada de la evasión o la "crítica" social, para ocultar estas fallas estructurales
del sistema financiero; a nadie escapa la presencia continuada de actos de
corrupción, tanto de servidores públicos como de contribuyentes; todos
conocemos de la excesiva concentración de la riqueza en pocas "manos"; de la
explotación a que están sometidos trabajadores a los que la propia Ley no les
reconoce tal calidad; ¿como es posible que la ley fiscal no prevea tales
situaciones y busque regularlas, o al menos las prevea para sancionarlas?; ello
hace particularmente necesario que se replanteen las fórmulas que regulan la
relación jurídico fiscal permitiendo que el Derecho Fiscal asimile y regule la
verdadera realidad económica y social del contribuyente mexicano, superando
viejos atavismos, costumbres y concesiones de orden político, que sólo sirven
de freno al desarrollo armónico del grupo social al que pretende servir.

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III).- LA FILOSOFIA DEL DERECHO FISCAL.-

El estudioso del Derecho Fiscal ha de partir del análisis profundo de los


Fundamentos y Principios que constituyeron los cimientos de su creación para
encontrar su razón de "ser" y su esencia; por ello mismo, no ha de concretarse
al "frío" análisis de las normas contenidas en la Ley y su Reglamento; habrá de
profundizar en todo ello si quiere entender el verdadero sentido de las
cuestiones jurídicas que dan contenido a la legislación fiscal así como las
razones y causas que dieron pié a la formulación del sistema jurídico tributario
que regula la relación Fisco-Contribuyente.

Lamentablemente, hemos olvidado esta trascendental necesidad,


concretándonos a escudriñar la legislación fiscal que se está aplicando o que se
habrá de aplicar; analizamos las normas fiscales vigentes o que van a entrar en
vigor, así como los cambios que a la misma se introducen, simplemente con el
propósito de entenderlas para buscar y/ recomendar su cumplimiento; más sin
embargo, raramente nos detenemos a encontrar las razones y causas que les
dan origen.
Ello ha provocado un enorme vacío en el conocimiento de la filosofía que anima
a la legislación vigente, circunstancia que ha sido aprovechada ampliamente
para mantener y modificar continuamente una legislación fiscal a todas luces
carente de principios filosóficos e ideológicos; así, nos encontramos con una
legislación fiscal que se asemeja mucho más a un conjunto de reglas técnicas
contables y económicas que a un sistema jurídico acorde con los principios
filosóficos, sociológicos, políticos y sociales que dan vida y cohesión al Estado
Mexicano.- Más aún, nos atrevemos a afirmar que la Legislación Fiscal en
México, más que estar integrada por un conjunto de normas jurídicas en plena y
profunda coordinación de fines y propósitos, se encuentra integrada por un
conjunto de normas aisladas, con objetivos diversos y dispares, y que se
encuentra preñada de fuertes carencias de técnica legislativa.

Bástenos para acreditar tales afirmaciones, la observación que hagamos de los


antecedentes de creación de nuestro derecho fiscal para concluir que no se liga
la estructura jurídica que ofrece con la filosofía económica, política y social
asumida por el Estado Mexicano.-

En efecto, reconociendo que los orígenes del sistema fiscal mexicano, ya como
tal, los encontramos en las llamadas "Convenciones Nacionales Fiscales, en
ellas se buscaba analizar el estado y comportamiento del sistema tributario
vigente, y en su caso, proponer e introducir en el mismo los cambios y reformas
que le permitieran alcanzar una mayor eficiencia, fijándose nuevas metas por
alcanzar.

Sin embargo, a partir de la Tercera Convención Nacional Fiscal la


Administración Pública modificó los mecanismos que en lo sucesivo habrían de
utilizarse para reformular el sistema tributario; así, en lugar de celebrar
Convenciones que tuvieran tal propósito, a partir de entonces el sector financiero
gubernamental dictaba los cambios y reformas que a su leal saber y entender,
habrían de introducirse en la legislación tributaria, lo que trajo consigo que se
desarrollaran sistemas tributarios de "sexenio" ya que obedecían a las
directrices de la política económica implementada por Titular del Poder Ejecutivo
en turno, mismas que se aprobaban, casi siempre sin mayor discusión, por el H.
Congreso de la Unión..

Esta situación continúa presentándose hasta la fecha; así, a pesar de los


esfuerzos de modernización de la legislación fiscal y de la "intención" de
obedecer una regla de continuidad, el sistema tributario sigue siendo un
producto de la política fiscal del gobernante en turno, el que conforme a los
intereses y propósitos que persiga aquella, introducirá en la Legislación Fiscal
las modificaciones que considere pertinentes a los fines que se propone.

Tal situación, anárquica y caprichosa ha traído graves consecuencias, dentro de


las que convendría destacar: Una carencia, casi absoluta, de filosofía jurídica en
el sistema tributario mexicano; La Ausencia de una Teoría del Derecho Fiscal
Mexicano y Un deficiente sistema de impartición de justicia en materia fiscal.

a).- Carencia de Filosofía Jurídica en el Sistema Tributario Mexicano:

La carencia de Filosofía Jurídica y la ideología que deben sostener todo el


entramado de una Ley, en el caso se observa con nitidez cuando analizamos
dos de las "fuentes" en que se sostiene ésta: La Constitución Federal y las
Exposiciones de Motivos de las Leyes fiscales y de sus reformas y adiciones.

a).- En el caso de la Constitución Federal, observamos como la filosofía que en


materia fiscal adopta no va acorde con la realidad económica, política y social de
nuestro País. En efecto es de señalarse que en respecto de la filosofía que en
materia tributaria adopta nuestro Texto Constitucional, aquella es una de las muy
pocas fórmulas que mantiene idéntica a la adoptada por la Constitución de 1857
así como por sus antecedentes de tipo "liberal" producidas durante los siglos
XVIII y XIX.

La fracción IV de su artículo 31 resulta ser, hoy en día , reflejo de la falacia


jurídico-filosófica y la contradicción que se dá entre el sistema tributario y la
realidad económica, política y social que vive nuestro país. Es sin duda, un bello
ejemplo de inercia provocada por los conocedores del Derecho y la población
contribuyente, quienes vemos con harta indiferencia las graves violaciones de
los viejos principios liberales, en aras de una supuesta modernización de la
Legislación Tributaria en un Estado de Derecho moderno.

En este sentido, hemos de resaltar la presencia de una profunda pugna que ha


surgido entre quienes consideran que el derecho fiscal mexicano debe
renovarse en el ámbito constitucional para que los principios adoptados en
nuestro Texto Constitucional resulten congruentes con los preceptos y
disposiciones normativas contenidas en las leyes fiscales; y aquellos que
consideran que los principios que dan vida a nuestra Constitución Federal deben
mantenerse intocables, siendo entonces estrictamente necesario que los
lineamientos que dan cuerpo a las leyes fiscales sean los que deben apegarse
estrictamente a lo dispuesto por nuestro Texto Fundamental.

Cualquiera que fuese la respuesta de solución al problema planteado, ello sin


embargo nos coloca en la necesidad de buscar respuestas a dudas que surgen
a partir de preguntarnos: ¿Que razones y causas filosóficas se encierran tras el
sistema tributario que enfrentamos?; ¿A que corriente jurídico-filosófica
responde el sistema tributario?; ¿Cuáles fueron las razones y causas que nos
llevaron a la adopción del actual sistema tributario?.
Reconociendo la profunda complejidad que se encierra en tales interrogantes, y
sin el ánimo jactancioso de pretender darles respuesta, si al menos proponemos
encontrar una primaria respuesta a partir del hecho de que nuestro actual
sistema tributario se aparta, casi en absoluto, de la relación "ideología social-
garantías individuales-derecho , siendo más que un producto de las
consecuencias pensadas y razonadas derivadas de un conjunto de factores
políticos, sociales y económicos, un auténtico producto de las necesidades
inmediatas de una Administración Pública que hasta la fecha se ha visto incapaz
de desarrollar y poner en práctica un sistema fiscal congruente y coherente con
la realidad en que ha de aplicarse y que perdure en el tiempo, lo que le ha
llevado a establecer "sistemitas" fiscales de "corta" vida y en permanente
modificación.

Sin duda, tal situación está creando, y ya se observan los primeros signos de
ello, severos problemas políticos a muy corto plazo, y que se manifiestan a partir
del marcado "divorcio" que se está dando entre los "contribuyentes" y la
Administración Pública, a partir de que aquellos consideran que su esfera
jurídica, garantizada por el Texto Constitucional Federal se ha visto vulnerada,
injustamente y sin derecho, por un poder excesivo en el ejercicio de las
facultades que le han sido conferidas a la Administración Pública por un Cuerpo
Legislativo "obediente" y "dócil" a sus intereses; y por su parte, ésta que
considera que los "contribuyentes" se encuentran demasiado protegidos por un
orden constitucional anacrónico, favorecedor de los "defraudadores".

Por lo que toca a las "Exposiciones de Motivos de las leyes tributarias, resulta
necesario observar que en la mayoría de ellas se encuentra implícita la creencia
de que se ha "descubierto la panacea fiscal"; de igual modo, se observa la crítica
destructiva a la Ley o a las disposiciones legales anteriores que se pretende
cambiar o modificar para "mejorarlas" (¿?) a través de la nueva Ley o
disposiciones normativas que han de sustituir a aquellas; sin embargo resulta
altamente significativo y curioso que en ninguna de tales "Exposiciones de
Motivos" se establezcan las razones y motivos filosóficos-jurídicos que sustenten
y expliquen suficientemente que obligaron a su cambio o modificación, muy a
pesar de que tales "Exposiciones" constituyen el marco indóneo.

En este respecto, resulta extraordinariamente difícil encontrar una "Exposición


de Motivos" de una Ley o de sus reformas, modificaciones y/o adiciones en la
que no se "manejen" los tan falseados argumentos de redistribución de la
riqueza, la equidad y la proporcionalidad y el destino para el "gasto público"; y es
aún más difícil explicar porqué tales propósitos no se lograron alcanzar durante
la vigencia de las nuevas disposiciones normativas que sustituyeron a las
anteriores, y porqué resulta necesario volverlas a modificar, reformar o adicionar;
ello lleva a concluir que las aludidas "Exposiciones de Motivos" constituyan
meras argumentaciones demagógicas que, finalmente y ante su fracaso,
provocan la desconfianza y la burla de los contribuyentes hacia el quehacer de
la Administración Pública y hacia la actividad legislativa desplegada por el
Congreso de la Unión.

Esta triste realidad de las tan contradictorias "Exposiciones de Motivos" se


repiten año con año; en ellas podemos observar las continuas contradicciones
en que incurren sus formuladores, y en que se aceptan tácitamente los errores
en que incurrieron al diseñar las nuevas disposiciones normativas que sustituyen
a las anteriores, circunstancia que obliga, año con año, a su corrección; son
meros ejemplos de tan incongruente tarea anual que propicia inseguridad
jurídica y demuestra ausencia de técnica legislativa, el caso del tratamiento fiscal
que ha de darse a los "dividendos" en materia del Impuesto sobre la Renta, o el
caso del tratamiento de "actualización" que ha de darse a los denominados
"aprovechamientos"; o bien, la fundamentación del impuesto a partir de
considerar cuestiones como resultan ser el mejoramiento de la calidad de los
automóviles, o el lujo que en éstos se observe.

b).- La Teoría en el Derecho Fiscal Mexicano.-

Bien puede decirse que hasta 1981, la Teoría en que se sustentaba el Derecho
Fiscal Mexicano era congruente con los Principios heredados de los Derechos
español, italiano, argentino y francés, así como con los Principios elaborados por
extraordinarios pensadores mexicanos, todo lo cual conformaba una sólida y
progresista Doctrina del Derecho Fiscal; incluso, se puede afirmar que estas
corrientes del Pensamiento Jurídico permeaban las diversas leyes tributarias
vigentes hasta entonces en nuestro País; y que aún cuando la Ley del Impuesto
sobre la Renta fue la primera de las leyes tributarias mexicanas en adoptar las
tendencias del pensamiento doctrinario sajón, es lo cierto que tales tendencias
fueron suficientemente amalgamadas con los avanzados Principios que
sustentaba al Derecho Fiscal Mexicano.

Es a partir de la entrada en vigor del Código Fiscal de la Federación en 1982


que comienza una indebida y errática separación de la Legislación Fiscal del
sustento que le proporcionaba la Doctrina fiscal imperante hasta entonces,
pretendiendo ésta crear una nueva doctrina fiscal, misma que hasta la fecha aún
no logra estructurarse de manera congruente y lógica, pero que a pesar de ello,
y por razones de conveniencia de la Administración Pública ha logrado, en
múltiples aspectos, imponerse a la auténtica Doctrina Fiscal mexicana elaborada
hasta antes de ese año; ejemplo de ello lo son cuestiones de "fondo" que se
contemplan en dicho Código adjetivo, el que tiene la arrogancia y osadía de
redefinir cuestiones tan trascendentes como los son los "derechos", las
"aportaciones de seguridad social"; y particularmente cuando está definiendo "a
contrario sensu" el concepto de "impuesto.
Si a lo anterior se suma la interminable "lista" de "cambios" que año con año se
introducen a la legislación fiscal, resulta claro el firme propósito de sus
"hacedores" de abandonar y destruir hasta sus cimientos el Pensamiento
Jurídico-Fiscal sostenido por la Doctrina Jurídica mexicana, pretendiendo
aquellos que pensadores y académicos nos transformemos en meros
historiadores y compiladores del Derecho.

Observemos ello en nuestras Facultades de Derecho en donde se puede


apreciar la grave confusión que se dá entre profesores y alumnos en torno a la
"materia" de Derecho Fiscal y a su enseñanza y aprendizaje. Resulta
verdaderamente impactante observar al desmotivado y desorientado alumno que
cursa un semestre de Derecho Fiscal quien durante el mismo, a su término o
dentro del siguiente semestre ya se modificaron las disposiciones jurídicas que
norman el Derecho Fiscal que está aprendiendo; o bien observar al desesperado
"pasante" de Derecho que inicia la elaboración de su tesis de grado sobre de
algún tópico de carácter impositivo, y que cuando ya ha avanzado de modo
importante, se ve obligado a cambiar rápidamente su "tema" o al menos a
"modificar y reestructurar lo ya elaborado y autorizado a virtud de los "cambios"
que se han introducido a la legislación fiscal; y lo que es más grave, observare
como los doctrinarios del Derecho Fiscal se ven obligados a dejar de escribir y
transmitir su pensamiento en razón de la acelerada obsolescencia a que queda
relegada su obra escrita; así, se puede afirmar válidamente que hoy en día no
existe texto de enseñanza del Derecho Fiscal que se encuentre actualizado
respecto de los cambios introducidos a la legislación fiscal; ni tampoco alumnos
que entiendan y puedan aplicar el Derecho Fiscal, el que, sin duda, se está
transformando a pasos acelerados en una mera técnica contable y económica.

Si queremos un Sistema Fiscal que resulte incluyente de los intereses del


Estado y de los Gobernados, en el que se respeten los Principios emanados del
Texto Constitucional y de la Doctrina Tributaria mexicana, debemos comenzar
por exigir que en aquél se incluyan y respeten los Principios Jurídicos derivados
y producto del Movimiento Social de 1910. Afirmamos que la Administración
Pública no debe improvisar en el ámbito fiscal, aceptando sin razón jurídica
eficiente y suficiente, "cambios" en los Principios del Derecho aceptados
universalmente que se sugieran por "servidores públicos" que sólo
temporalmente ocupan un encargo gubernamental. Debemos recordar que la
formulación de las leyes, y particularmente las de carácter fiscal, conlleva una
responsabilidad histórica por las consecuencias que su aplicación pudiera
provocar en el grupo social al cual están destinadas.

c).- La Justicia en la Legislación Fiscal mexicana:

Siendo el Estado Mexicano un país en el que ha sentado tradición la impartición


de justicia a sus gobernados, resulta de una claridad meridiana el grave
retroceso que en esta alta responsabilidad política y social ha sufrido la
impartición de Justicia en el ámbito fiscal a partir de cambiar radicalmente las
reglas que permiten accesar a ella; cambio que entre otras cuestiones ha
propiciado que el verdadero pagador de las contribuciones no tenga acceso a
los medios de defensa establecidos en la propia legislación fiscal; tal es el caso
adoptado por el Legislador a propuesta de la Administración Gubernamental de
impedir que el verdadero pagador de los impuestos al "consumo", al no ser
sujeto de la relación jurídica que se establece al realizarse las hipótesis
prevenidas en la Ley, ya que tal carácter le está asignado al detentador de los
bienes y servicios que adquiera, no pueda considerarse que tiene "interés
jurídico" que dilucidar en el procedimiento de defensa, cuestión que le coloca en
un claro "estado de indefensión"

Tan grave como el caso anterior, resulta ser la posibilidad que se deja a la
Administración Tributaria de iniciar, a su capricho, el ejercicio de la acción penal
en materia fiscal, tratándose de conductas infractoras que, como las que tienen
un contenido defraudatorio, y aquellas que se le asimilan y como el contrabando,
a su libre albedrío, pueden constituirlas como una mera infracción administrativa,
o transformarlas en un delito fiscal, respecto de las cuales, basta la "querella"
que formule para que se surta la figura delictiva que pretende, según su propia
decisión, lo que se traduce en que se coloca a los contribuyentes ante un grave
estado de "inseguridad jurídica".

[Subir]

IV).- ALGUNAS NOTAS RELEVANTES DEL SISTEMA FISCAL MEXICANO.-

A partir de 1982, la Política Fiscal sexenal adoptada por las Administraciones


gubernamentales en turno ha obligado a introducir en el Sistema Tributario
mexicano un sinnúmero de cambios radicales buscando alcanzar entre otros
objetivos, los siguientes:
a).- La implementación de un impuesto tipo valor agregado, en sustitución del
antiguo impuesto federal sobre ingresos mercantiles así como de una gama
enorme de impuestos "especiales", que dificultaban severamente el "control" de
los contribuyentes y hacían impredecible la determinación anticipada de su
probable rendimiento.

b).- El perfeccionamiento de la estructura legal del impuesto sobre la renta a


efecto de transformarla en una ley global.

c).- El incremento de las "cargas" impositivas al petróleo, particularmente el


destinado a su exportación.

d).- La concreción de nuevas disposiciones legales relativas a nuevas y mayores


facultades de control, vigilancia y comprobación de cumplimiento de
obligaciones; mayor número de obligaciones que deberían cumplir los
contribuyentes; la consignación de nuevos requisitos a cumplir necesariamente
por quienes pretendieran hacer valer los medios de defensa que les concedía la
Ley, las que se consignaron en un nuevo Código Fiscal.

e).- El establecimiento de nuevos impuestos y "derechos", como el que afecta a


los automóviles nuevos.

Así, la estructura del Sistema Tributario mexicano se ha venido conformando


paulatinamente hasta encontrarse compuesta entre otras contribuciones por las
siguientes:

1).- Impuesto sobre la Renta

2).- Impuesto al Valor Agregado

3).- Impuesto sobre Producción y Servicios

4).- Impuesto sobre Automóviles Nuevos

5).- Impuesto sobre Uso y Tenencia de Automóviles

6).- Impuestos al Comercio Exterior

7).- Aportaciones de Seguridad Social

8).- Otras Contribuciones y "productos"

Si bien se puede afirmar que el Sistema Tributario mexicano se redefinió


clarificándose al eliminarse múltiples impuestos "especiales" que resultaban
obsoletos, y difíciles de controlar, como era el caso del llamado Impuesto del
Timbre o el Impuesto sobre Ingresos Mercantiles, también es posible afirmar que
del mismo modo se crearon nuevos impuestos, particularmente al "consumo"
que comparativamente con los que fueron eliminados, aquellos fueron
implementados con una fuerte cantidad de disposiciones normativas y con tasas
impositivas más elevadas, lo que trajo como consecuencia que en términos
nominales, los contribuyentes enfrentaran un incremento impositivo en términos
reales de hasta un cien por ciento en algunos casos.

Desde el punto de vista estrictamente jurídico, se puede afirmar que el Derecho


ha sido utilizado por la Administración Pública para corregir las distorsiones en
sus rendimientos y mecanismos de "control" que han provocado los múltiples
errores y fallas estructurales que ella misma, y contando con el beneplácito y
apoyo del Legislador , ha introducido en las disposiciones legales que regulan
las contribuciones.

Así, tal manejo arbitrario del Derecho ha permitido, entre otras cuestiones, la
redistribución de los "sujetos" y "objetos" de las leyes impositivas; la
reestructuración de la Ley del Impuesto sobre la Renta; el uso y abuso de las
denominadas Reglas Administrativas Misceláneas Fiscales; la concreción de
nuevas y múltiples disposiciones normativas que favorecen la actividad de la
Administración Hacendaria introducidas en el Código Fiscal de la Federación.
Dediquemos, así sea de manera sumaria, nuestra atención a estas cuestiones:

a).- Redefinición de los sujetos y objetos de las leyes impositivas:

Enfrentada a un sistema tributario carente de planeación y consistencia jurídicas,


en el que para su reforma intervienen infinidad de personas de disímbolo criterio
y autoridad, el Legislador, por conducto de la Administración hacendaria se
percató del grave problema que le representaba el fenómeno de la "elusión",
mismo que era propiciado por las severas fallas estructurales que derivaban de
la deficiencia incurrida en la definición y manejo de las figuras jurídicas
contempladas por la legislación fiscal.

Este fenómeno jurídico de aprovechamiento de los errores y fallas contenidos en


las leyes tributarias trajo como consecuencia que la Administración hacendaria,
por conducto de su Legislador iniciara, tan luego se percató de tales errores y
fallas, de redefinir los conceptos relativos a los sujetos y a los objetos de los
impuestos; así por ejemplo, ello ocurrió respecto del denominado Impuesto
sobre Producción y Servicios, el que en 1983 vio redefinido por completo su
objeto y los sujetos que lo causan, en tanto que de hecho grava la venta y
consumo de los productos y servicios que en ella se consignan, creándose de
esta forma una ley paralela y casi igual a la ley que grava, en el nivel de
consumo, el valor agregado.
b).- Reestructuración de la Ley del Impuesto sobre la Renta:

Aspiración de la Administración Tributaria ha sido siempre la de alcanzar "la


transparencia fiscal" de las sociedades mercantiles y lograr la "globalización" de
los ingresos que perciben las personas "físicas".

Así, a partir de 1981 el Legislador "fiscal" imprimió un nuevo rumbo a la Ley del
Impuesto sobre la Renta, introduciendo en ella, de manera continuada,
conceptos novedosos, como lo fueron el tratamiento fiscal aplicable a las
Sociedades y Asociaciones Civiles y a los Extranjeros, incluidos dentro de los
Títulos III y V de la Ley, en donde se cambian radicalmente los conceptos y
reglas tradicionalmente aceptadas relativas a la personalidad jurídica y a la
residencia para efectos fiscales; de este modo, la Administración Tributaria
comienza su tarea, que aún no concluye, de "experimentar" con el Derecho
Fiscal, contradiciendo desde entonces las disposiciones normativas del derecho
común, en aras siempre de alcanzar una mayor recaudación, aún a costa del
detrimento que pudiera infligirse con ello a la Justicia Fiscal.

Sin duda que es en esta ésta Ley, dentro de todas las que conforman el Sistema
Tributario Mexicano, en donde podemos observar la mayor cantidad de errores y
mutaciones jurídicas en que ha incurrido el Legislador "fiscal".

Quien pretenda conocer y aplicar esta Ley, deberá realizar un esfuerzo


intelectual de grandes proporciones, ya que se verá obligado, necesariamente,
al análisis, tanto de la propia Ley, como de su Reglamento, a más de revisar las
reglas administrativas, criterios de interpretación y aplicación dictados por la
Autoridad Hacendaria, y las sentencias que a caso específico hubieran dictado
tanto el Tribunal Fiscal de la Federación como los Tribunales Colegiados de
Circuito, y en su caso la propia Suprema Corte de Justicia de la Nación,
tratándose de contradicción de sentencias.

Aún reconociendo el gran esfuerzo empeñado por el Legislador "fiscal" para


hacer de este rubro impositivo un moderno instrumento de captación de recursos
tributarios, habrá de reconocerse igualmente que los cambios de "fondo" tan
radicales que año con año se introducen a la Ley que lo regula nos hacen
concluir que los "hacedores" de los proyectos de reforma a la misma, y sus
"aprobantes", o bien actúan faltos de una adecuada planeación y bajo influencia
de conveniencias de la Administración Pública; o bien, de plano, no saben lo que
hacen.

c).- Reestructuración del sistema tributario:

En ese mismo propósito recaudatorio de ingresos "no comprometidos", y


enfrentada a la extenuante y grave crisis económica que atraviesa nuestro país,
la Administración Pública consideró conveniente modificar los esquemas de su
política fiscal, adoptando en el renglón de ingresos importantes decisiones; a
saber: Renegociación de la Deuda Pública; Reestructuración del Sistema
Tributario y la eliminación de los subsidios concedidos a diversos bienes y
productos considerados como "básicos".

Para los fines de este análisis, conviene resaltar los objetivos pretendidos y
logrados con la reestructuración del Sistema Tributario:

1).- Incremento de la tasa del impuesto al valor agregado en un 50%; esto es,
aumentándola en términos reales, de un 10% a un 15% que actualmente está en
vigor.

2).- Incremento de las tasas de los impuestos que grava la Ley de Producción y
Servicios.

3).- Incrementos muy elevados de las tasas y cuotas aplicables a los "derechos".

4).- Incremento de las tasas de los impuestos al comercio exterior.

5).- La inclusión de nuevas fórmulas de "control" y "vigilancia" de los


contribuyentes y limitación de sus derechos en el "nuevo" Código Fiscal de la
Federación.

6).- Introducción de los sistemas de "transparencia fiscal" y de "globalización" de


ingresos, así como incrementos en las tarifas aplicables de la Ley del Impuesto
sobre la Renta.

d).- Novedosas disposiciones legales en el Código Fiscal de la Federación:

A partir de 1982, época en que apareció un nuevo Código Fiscal, se han


introducido en el mismo múltiples reformas, adiciones y modificaciones que
tienen como tarea fundamental "limpiar" y eliminar las "lagunas" que "protegían"
formalmente a los contribuyentes.

Las adiciones, reformas y modificaciones a las disposiciones legales contenidas


en este ordenamiento adjetivo han incluido:

1).- Nuevas y más facultades de "control, "vigilancia" y "fiscalización" concedidas


a la Autoridad hacendaria.

2).- Imposición de nuevas y más obligaciones formales a los contribuyentes.

3).- Prescripción de nuevos procedimientos administrativos.


4).- Inclusión de la obligación de "actualizar" contribuciones y aprovechamientos.

5).- Desaparición de los "topes" a los "recargos" generados

6).- Establecimiento de nuevas infracciones, determinación de nuevas conductas


consideradas delictivas; y de novedosos sistemas de imposición de multas y
condonación de las mismas.

7).- Redefinición de los conceptos que se consideran contribuciones y la


inclusión de las aportaciones de seguridad social y las contribuciones de
mejoras.

De la lectura que se haga al gran cúmulo de reformas, adiciones y


modificaciones que se han introducido al Código Fiscal se podrá concluir que su
objetivo central es el de incrementar las facultades de la Administración
Hacendaria, limitar las ventajas "formales" que la Ley reconoce u otorga a los
contribuyentes; crear mayores y mejores posibilidades de "control", "vigilancia",
inspección, comprobación y represión fiscal de las Autoridades hacendarias, así
como de represión fiscal eliminando de ella la mayor cantidad posible de
"estorbos" jurídicos, e introducir nuevas fórmulas de infracción y delitos con un
novedoso sistema de multas; que en suma, contrarían severamente los
Principios de donde emana el Derecho Fiscal; y que en todas ellas se no se
observa ninguna, que beneficie a los contribuyentes, lo cual acredita una clara
ruptura del sano equilibrio legal que debe guardar la relación Fisco-
contribuyente.

e).- Uso y abuso de las Resoluciones Misceláneas de carácter


Administrativo:

El incesante cambio que han venido sufriendo las disposiciones contenidas tanto
en las leyes tributarias como en el código adjetivo, gracias a la acción
irrefrenable que en este sentido ha desplegado la Administración Pública con la
complacencia del Legislador, ha traído entre otras consecuencias que sus
Reglamentos, emitidos en su oportunidad por el Ejecutivo Federal hayan entrado
en un franco "estado de obsolescencia, y que se haya descuidado su
actualización a la par de las reformas, modificaciones y adiciones que han
sufrido las Leyes que complementan.

En este marco de obsolescencia, y en su permanente preocupación por


"corregir" los múltiples errores (¿?) que presentan las leyes impositivas el
Legislador Federal, complaciendo el interés recaudatorio de la Administración
Pública, le concedió la autorización necesaria para utilizar, manejar y aplicar, en
auxilio de su actividad y para contrarrestar posibles acciones de los
contribuyentes no previstas en las leyes y sus reglamentos, una de las
herramientas más antijurídicas y poco técnicas que se han dado dentro del
Derecho Fiscal: las Resoluciones Administrativas Misceláneas de carácter
Fiscal.

Así, y en un claro propósito de depender cada vez menos del Legislador


Federal, la Administración Hacendaria ha hecho uso y abuso continuo de la
facultad que le concedió aquél, con la consecuencia, muy grave por cierto, de
llegar a suplantar, no tan sólo la facultad reglamentaria que la Constitución
Federal ha concedido al Titular del Poder Ejecutivo, sino la del propio Legislador,
al crear situaciones y obligaciones a cargo de los contribuyentes que dicho
Organo de Poder no previó ni estableció en su Ley, cuestiones a todas luces
contrarias a lo dispuesto por el propio Texto Constitucional. A ello habrá de
agregarse que las Reglas contenidas en tales Resoluciones Administrativas de
carácter general son modificadas, adicionadas o eliminadas tantas veces y
conforme lo dicte el interés de la propia Autoridad hacendaria, lo cual provoca en
los contribuyentes un claro "estado de inseguridad jurídica" en tanto que ello les
coloca en calidad de sujetos del capricho de la propia Administración Tributaria

Tal ha sido el cúmulo de reformas, adiciones y modificaciones que sin control ni


planeación se han introducido a las leyes fiscales que en tal actividad legislativa
y administrativa se han introducido fórmulas jurídicas que contradicen
gravemente los Principios que sustentan al Derecho, incluso redefiniendo
conceptos jurídicos como los de "liquidación", responsabilidad subsidiaria y
solidaria, "transformación" "pago", y un sin número más, olvidándose el propio
Legislador que el Derecho Fiscal no es un derecho autónomo e independiente
del orden jurídico mexicano.

En síntesis, habremos de concluir que la adopción de las medidas de Política


Fiscal implementadas por la Administración Pública desde 1982 y hasta la fecha,
han tenido como resultado una prolífica y errática actividad legislativa creando
un sin número de disposiciones legales que, dentro de un caos de reformas y
adiciones a las leyes fiscales, han sembrado la desconfianza de los
contribuyentes en el orden jurídico que sirve de base al sistema de
contribuciones y como consecuencia de ello se ha producido una grave
resistencia al cumplimiento de sus obligaciones fiscales a través del
procedimiento de buscar fórmulas que les permitan escapar del control
hacendario, lo que a su vez ha repercutido severamente en la recaudación de
los ingresos tributarios.

[Subir]
V).- CUESTIONES QUE DEBEN CONSIDERARSE PARA LOGRAR
ALCANZAR UN EFECTIVA REFORMA FISCAL.

No existen fórmulas simples, rápidas y perfectas que permitan estructurar e


introducir en un Sistema Fiscal reformas congruentes y válidas para el ámbito
social, político y económico en que se desenvuelve el grupo social al cual van
dirigidas. Sin embargo, consideramos pertinente y conveniente que al llevarse a
cabo las tareas y actividades tendientes a lograr la reforma fiscal que reclama la
sociedad mexicana, aquellas se realicen tomando en consideración las
sugerencias que nos permitimos presentar:

1ª ).- En la implementación de la reforma fiscal tan esperada, no habrá de


partirse de la "nada"; esto es, de la no existencia previa de un sistema fiscal; por
el contrario, habrá de partirse del reconocimiento de la existencia anterior de una
estructura tributaria con la que ya se cuenta, aprovechando todas las fórmulas
legales que se ajusten a los Principios que sostienen el Orden Jurídico
establecido y desechando aquellas cuestiones que lo contradicen o lo violentan.

2ª.).- Reconociendo que el sistema tributario en vigor es excesivo en la cantidad


de contribuciones que los gobernados soportan actualmente, y que tales
contribuciones se causan con aplicación de tasas y tarifas muy elevadas, resulta
indispensable considerar la necesidad de disminuirlas a niveles razonables,
particularmente las aplicables a las sociedades mercantiles y personas "físicas"
en el Impuesto sobre la Renta, las que proponemos que para las primeras la
tasa no exceda del 30%; y que para las segundas, las tarifas no rebasen el 35%;
y respecto del Impuesto sobre Producción y Servicios, las tasas no sean
mayores a un 35%. Ello permitirá estimular a los contribuyentes a sumarse en
mejores condiciones económicas y políticas a los procesos de capitalización,
productivos y de consumo.

3ª.).- Reconociendo que el nuestro es un país en el que el nivel de vida de sus


habitantes se encuentra gravemente afectado; y que por tanto, si resulta
necesario mantener en vigor contribuciones que indirectamente afectan, en
términos regresivos, sus posibilidades de ingreso y consumo, aceptar que las
tasas que permiten su cuantificación dineraria ya han alcanzado niveles tan
elevados que resulta inconveniente, desde cualquier punto de vista, se sigan
incrementando.

4ª.).- Considerar que en gran medida, las conductas tendientes a la evasión de


las obligaciones tributarias tienen su origen en la presencia en las leyes
tributarias de tasas y tarifas extraordinariamente elevadas; así como de
disposiciones normativas incongruentes y faltas de consistencia jurídica, y que
tales conductas de los contribuyentes persistirán aún cuando se ejerzan
múltiples acciones represivas en contra de los evasores fiscales.

5ª.).- Considerando la necesidad de implementar medidas coercitivas y punitivas


que permitan disminuir las conductas infractoras y/o delictivas en que incurren
los contribuyentes, ellas deberán introducirse en el marco legal reconociendo la
importancia de adecuar las sanciones económicas y penales a las
características particulares de los contribuyentes y su capacidad de pagarlas;
así., habrán de desenvolverse dentro de un marco de estricto derecho y con
respeto irrestricto a la esfera jurídica de los contribuyentes, protegida
constitucional y legalmente.

6ª.).- Considerar la importancia de que los contribuyentes puedan accesar de


manera ágil y sencilla a los "medios de defensa" que las leyes les concedan,
para lo cual habrá de ponderarse la necesidad de que para su utilización
aquellos no tengan que enfrentar "trabas" y obstáculos formalistas que,
convertidos en auténticas "trampas" procesales, les haga difícil, si no es que
imposible, lograr alcanzar la Justicia que esperan.

7ª.).- Tener muy en cuenta la importancia que reviste el que la Reforma Fiscal
que se implemente debe diseñarse con respeto irrestricto a los Principios
Generales que sostienen y norman al Derecho, haciendo a un lado las
cuestiones demagógicas hasta ahora utilizadas en la reforma a las leyes
fiscales; y poseer las aptitudes de eficacia y eficiencia en sus propósitos y
objetivos, y la capacidad de permanencia en el tiempo; así, habrá de evitarse a
toda costa introducir al marco legal reformas y adiciones incongruentes o de
solución parcializada de situaciones muy específicas que posteriormente deban
volverse a modificar o reformar, tal y como tradicionalmente se ha hecho; de
este modo se evitarán las marcadas conductas de confusión, desconfianza y
resistencia que muestran continuamente los contribuyentes.

Trascendentes tarea es entonces alcanzar una auténtica Reforma Fiscal en que


se contemple un adecuado equilibrio entre los instrumentos y herramientas
puestas al alcance de la Administración Hacendaria para que cumpla con
eficiencia y suficiencia las tareas que legalmente tiene conferidas, y el respeto
irrestricto a la esfera jurídica de los contribuyentes, haciéndole factible la
comprensión y el cumplimiento de las disposiciones legales a que ha de quedar
sujeto, dar y la posibilidad de accesar ágilmente y sin mucha dificultad a los
medios de defensa que legal y constitucionalmente tiene concedidos cuando
considere que los actos de la autoridad fiscal no se han ajustado estrictamente a
la Ley. Ello propiciará un sano y adecuado desarrollo de la relación fisco-
contribuyente, lo que permitirá que aquél cumpla correctamente y a un menor
costo con las tareas recaudatorias que tiene encomendadas; y a éste borrar los
sentimientos de desconfianza y las actitudes de resistencia que ha propiciado el
marco de inseguridad jurídica al que ha sido sometido por una ley fiscal parcial e
incongruente en su perjuicio, y dar exacto y oportuno cumplimiento a sus
obligaciones fiscales.

Finalmente, resulta estrictamente necesario considerar que estamos enfrentados


a un momento decisivo en la etapa de "cambio" que reclama el país entero, y
que ya no es posible aceptar la adopción de medidas de solución que beneficien
solamente a unos cuantos favorecidos por las circunstancias políticas y
económicas del momento; o den respuesta a las particulares inclinaciones del
gobernante en turno; y que debemos entender y aceptar que el privilegio de
hacer una Ley, obliga de manera ineludible a anteponer a sus intereses
personales o de grupo, los intereses mayores de todos los mexicanos.

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