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CLAUDIA YARZA1
Estas preguntas señalan a una tradición larga, hace falta respirar pausado y mirar hacia los
orígenes, aunque claro está, suponiendo que pudiésemos no hacer trampas en el momento
de dibujar el árbol genealógico. ¿Están los atenienses de la Grecia clásica en nuestro árbol,
como ilusionaba el último Foucault? En tan poco tiempo como el transcurrido desde su
muerte, el mito eurocéntrico autogenerado sobre la “cuna” de su civilización se ha hecho
plenamente sospechoso. Entretanto, la analítica descriptiva del individualismo neoliberal
asienta en constructos afectivo-ideológicos, como si esas marcas fueran capaces de explicar
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Facultad de Ciencias Políticas y Sociales, UNCuyo.
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La ambigüedad de la individuación
Paolo Virno hizo conocido este recurso en su temprano libro Gramática de la multitud;
entre filósofos, Virno tomaba en cuenta los estudios de Benjamin sobre la estetización de la
política en el fascismo de masas, e incluso su idea del proletariado como Mesías que rompe
el tiempo histórico: no es entre individuos-átomos que puede reclutarse ese sujeto. Pero
luego, retomando análisis de Simondon y Vygotsky sobre psicología del aprendizaje, Virno
recogía lo siguiente: el singular no es un dato ni un átomo de lo social, sino el resultado del
proceso de individuación que arranca en lo genérico, en lo preindividual de la sensibilidad,
pasa por la lengua compartida, y pasa, sobre todo, por las relaciones sociales. Los
individuos contemporáneos llevan también a sus espaldas esta realidad; en verdad, “sujeto”
es ya la trama de lo preindividual y lo individuado: “Sería un gran error identificar al sujeto
con una de sus partes, aquella singularizada. Es, por el contrario, un compuesto: ‘yo’ pero
también ‘se’” (2003: 80). En otras palabras, habría procesos materiales que explican la
ontogénesis del individuo y sus chances políticas; un papel no menor lo juega el aporte a la
acumulación capitalista de una “intelectualidad de masa” que es el fruto de procesos de
abstracción que el individuo lleva en su propia configuración subjetiva.
“Hay ya demasiada política en el trabajo asalariado (en cuanto trabajo asalariado) para
que la política como tal pueda gozar aún de una dignidad autónoma”. (2003: p. 44)
Entre tanto, hacia el año 2004 Virno suma a sus lecturas el ensayo de Vittorio Gallese sobre
“las neurociencias de las relaciones sociales” y los trabajos del psicoanalista inglés
Winnicott. Estas investigaciones, que vemos coincidentes en varios puntos con las del
argentino Enrique Dussel, se basan en descubrimientos neurológicos que fundamentan la
existencia de una socialidad preliminar y genérica en los humanos. Sintéticamente, afirma
que la relación de un humano con sus semejantes está asegurada por una intersubjetividad
originaria que precede a la constitución de la mente individual, una especie de empatía
prelingüística garantizada a nivel neuronal. El lenguaje, sin embargo, no es una potente caja
de resonancia de esta socialidad originaria; por el contrario, el pensamiento proposicional
se constituye gracias a la suspensión o negación de la misma (2006: 18). El corolario de
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ello es que el lenguaje hace posible la caída del reconocimiento recíproco tanto como
reconstituirla a otro nivel: por ello afirma Virno que la esfera pública es resultado inestable
de una laceración y una sutura. El espacio “nosotros-céntrico” no es solamente un episodio
ontogenético que dejamos atrás, sino la condición permanente de la interacción social.
Políticamente, esto además significa que no es la “bondad natural de la naturaleza humana”
lo que fundaría la superación del individualismo; lo que Virno propone es similar al “freno
de mano” que propugnaba Benjamin frente a la locomotora de la catástrofe2, una vez
descubierta la peligrosa fuerza que porta el debilitamiento del espacio nosotros-céntrico,
condición de la individuación.
Intersubjetividad
¿No era éste el sustrato y cometido de la Ética de Spinoza? Precisamente ese plano de la
inmanencia que es su concepto de sustancia erige un antídoto contra el dualismo y su
letalidad: la vida es ser con otros, somos finitos y limitados, y estamos a merced de
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Virno utiliza el concepto teológico-político de katechon (Pablo de Tarso) que significa “fuerza que contiene”
/que aplaza sin descanso la destrucción extrema (el fin del mundo).
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Secularización
Foucault propone que el sujeto ha sido labrado en nuestro interior a partir del diseño del
poder pastoral sobre la base del legado ético griego, y que luego la secularización ofreció
este sustrato a la gubernamentalidad moderna, laica.
En un texto de los años ’30 titulado “Capitalismo como religión”, Walter Benjamin
bosquejó, antes incluso de su proximidad con el materialismo histórico, la articulación entre
capitalismo y religión complejizando considerablemente las conocidas coordenadas
weberianas. En efecto, Benjamin allí planteaba que no es tan sólo que el capitalismo se
benefició del cristianismo (como un parásito, dice), sino que es inmediatamente un
fenómeno religioso. La religión del capital, según Benjamin, es puramente cultual, pura
exaltación (sin teología, sin dogmática) del dinero como objeto de adoración, como ídolo
que encarna un espíritu perverso. Como culto, el capitalismo es culpabilizante, dice
Benjamin, y no expiante, al punto de que su tendencia es universalizar la culpa, hacerla
total y sumir a los hombres en un “estado mundial de desesperación”.
El cuerpo arcaico
“La lucha ideológica implica no sólo luchar contra la burguesía que nos
enfrenta. Significa, además, deshacer las trampas que la burguesía incluyó en
nosotros como su eficacia más profunda. (…) la lucha de clases está incluida en
la subjetividad del hombre como núcleo de su existencia individual” (León
Rozitchner, 1996, 94)
¿A qué trampas aludía León Rozitchner, incluidas por la burguesía en nuestra subjetividad?
El filósofo argentino, a sabiendas de lo intempestivo de su consideración, se internó en los
laberintos míticos de la modernidad, pero en lugar de hallar la bella imagen del
parresiastés, encontró a los tatarabuelos del capitalismo y del patriarcado en la fobia
cristiana al cuerpo y a la naturaleza.
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Rozitchner no dejó de plantear el interrogante sobre los arcanos, sobre la historia densa
donde se configuró fantasmal e imaginariamente la subjetividad occidental, de forma tal
que fuera el sustrato que hiciera posible el desarrollo del capitalismo. Su posición,
desarrollada a partir del análisis de las Confesiones de San Agustín, es que el capitalismo
no hubiese sido posible sin la expropiación mítico-religiosa del cuerpo vivo, imaginario y
arcaico por obra del cristianismo (2015: 33-35). El modelo teológico triunfante de
occidente se impuso sobre la multiplicidad de mitos y dioses con los que se expresaba la
densidad de la vida comunitaria, que no eran sino la elaboración popular de los dramas
humanos cotidianos; en su lugar, Espíritu cristiano y Capital tienen premisas metafísicas
complementarias: un monoteísmo vacío, un paganismo de la individualidad abstracta y
aislada, un drama dogmático que propone la expansión política universal de su verdad. Una
verdad que transforma los cuerpos reales (desde el cuerpo materno) en un gran cuerpo
místico institucional (la Iglesia) como soporte racional, ascético, del uno imperial. El terror
a la corporeidad pulsional y a la vida, se trasviste en un aparato de dominación y guerra, en
la persecución de todo sentir, imaginar y pensar bajo un dominio policial interno y externo.
Reprimida la imagen de la madre (pagana), se erige una racionalidad patriarcal abstracta
que no tiene como objeto la satisfacción del deseo vivo sino un productivismo
autonomizado.
Unos años más tarde, Rozitchner reflexionará sobre “el fin del mundo”, sobre el desastre al
que se avecina la humanidad, y sobre la pervivencia de una mitología al interior de la
racionalidad occidental y que precisamente no pierde su carácter mítico porque es
continuada desde dentro de esa racionalidad. Ensaya entonces la hipótesis de que el actual
nivel de destrucción de la naturaleza y de las relaciones humanas no hubiera sido posible, el
propio capitalismo no hubiera sido posible, de haber triunfado culturas en las que el sujeto
está contenido en lo sensible y en las que se atiende a esta continuidad de la naturaleza en la
corporeidad humana. En contrapunto con judíos como Spinoza, Marx, Freud y Levi-
Strauss, Rozitchner se pregunta cuál fue el papel de las mitologías judías, ya que estuvieron
en el origen del pensamiento occidental junto al cristianismo. Y su análisis señala a cierta
falta de consecuencia, o de desarrollo, de ese judaísmo porque se dio dentro de las claves
míticas de un iluminismo cristiano, para el cual la salvación coincide con el desarrollo del
capitalismo (2015b: 149 s).
presente en una eficacia de larga duración, y que por ende organiza la subjetividad y da un
fundamento de lo político; pero uno precisamente que no tiene en cuenta el hecho de que
somos cuerpos, afectos, posibilitando una inversión del cuerpo vivo en cuerpo abstracto y
con ello la acumulación capitalista.
Considero que nuestro trabajo hoy debiera consistir en recrear las claves que hacen
inteligible, sin asombro ni afectación pesimista, la autogeneración del éxito neoliberal, la
continua reproducción de sus condiciones de existencia, de su triunfo y consolidación a
costa de nuestras consignas y luchas. Cuando lo logra, es porque corta el nervio que hizo
surgir ese vocabulario, y lo deposita en un espacio de abstracción respecto al lazo social.
Como ha dicho Silvana Rabinovich:
Referencias:
Benjamin, Walter, “Capitalismo como religión” Trad. de Omar Rosas, copyright 2008, en
http://www.academia.edu/540703/El_capitalismo_como_religi%C3%B3n_Walter_Benjami
n_
Dussel, Enrique (2001) Hacia una filosofía política crítica, Bilbao: Desclée de Brouwer.
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Löwy, Michael (2003). Walter Benjamin: Aviso de Incendio. Una lectura de las tesis ‘sobre
el concepto de historia’, Buenos Aires: F.C.E.
Rozitchner, León (1996) Las desventuras del sujeto político. Ensayos y errores. Buenos
Aires: El cielo por asalto.
Rozitchner, León (2015a) La Cosa y la Cruz. Cristianismo y Capitalismo (en torno a las
Confesiones de San Agustín). Buenos Aires: Biblioteca Nacional.
Rozitchner, León (2015b) Escritos de fin de siglo. Buenos Aires: Biblioteca Nacional.
Rabinovich, Silvana (2015) Gustav Landauer: génesis mística del socialismo utópico.
Prólogo en Landauer, Gustav, Escepticismo y mística. Aproximaciones a la Crítica del
lenguaje de Mauthner. Traducción Héctor A. Piccoli. México: Herder.
Virno, Paolo (2003a), Gramática de la multitud: para un análisis de las formas de vida
contemporáneas, Buenos Aires: Colihue.
Virno, Paolo (2003b), Virtuosismo y revolución: la acción política en la era del desencanto.
Madrid: Traficantes de Sueños.