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Una aproximación a la crítica stiegleriana del capitalismo contemporáneo

Autor: Luis Sebastián R. Rossi

Filiación institucional: CISPO-FCEdu-UNER/CONICET.

Correo electrónico: luissebastianrossi@gmail.com

Eje: 6 Subjetividades políticas. Poder y potencia en la trama neoliberal

Resumen

Las transformaciones impulsadas por el capitalismo contemporáneo siguen siendo


objeto de debate y de cuestionamiento para un nutrido número de autores. Entre ellos
destaca la escuela francesa y, particularmente, la obra de Bernard Stiegler. En este
trabajo nos proponemos recomponer los principales elementos de su crítica a las
sociedades contemporáneas a través de tres esferas en las que se sostiene su
pensamiento: la noción de tecnicidad originaria, la mirada sobre las mutaciones del
capitalismo hiperindustrial y las apreciaciones sobre la puesta en jaque de la esfera
cultural (o el orden espiritual). A partir de allí nos detendremos brevemente en sus
análisis de las sociedades automáticas comprendiendo el ímpetu de fenómenos como la
economía de las plataformas, la proletarización generalizada (del saber hacer, del saber
vivir y del saber teórico), la nueva ecología de la atención y la potencia de la
gubernamentalidad algorítmica. Sobre este último punto señalaremos sus deudas con el
pensamiento deleuzoguattariano y simondoniano. Por último, observaremos algunas
propuestas stieglerianas para cambiar el curso de las sociedades contemporáneas.

Palabras claves: Stiegler; capitalismo hiperindustrial; tecnicidad originaria;


proletarización generalizada.

Introducción

Es sabido que una vertiente importante de las críticas al neoliberalismo proviene del
postestructuralismo y de sus complejos herederos. De hecho, los prolegómenos de la
década de 1980 verán florecer toda una rama de estudios filosóficos que pondrán en el
centro de sus debates a las condiciones de posibilidad del thatcherismo. Así, desde los
famosos cursos foucaultianos y deleuzoguattarianos hasta los coletazos espectrales de

1
estos debates en los escritos derridianos, el pensamiento francés se convierte en un pilar
para la crítica de los costados más atroces del capitalismo contemporáneo.

En particular, entre los continuadores de esta tradición de pensamiento se sitúa Bernard


Stiegler, quien, luego de fundar su reflexión sobre la filosofía de la técnica en la última
década de la pasada centuria, a inicios de nuestro siglo, continuará una prolífera
producción de discusiones y reconceptualizaciones alrededor de la crítica al capitalismo
contemporáneo. El autor de La Técnica y el Tiempo ensaya diversos análisis del
neoliberalismo a través de la articulación de, al menos, tres esferas claras: la tecnicidad
originaria, las transformaciones en la dinámica del capitalismo y las mutaciones en la
cultura o la espiritualidad (significación) en las sociedades de control.

En las próximas líneas intentaremos algunas aproximaciones a este pensamiento


complejo sin pretender una exégesis exacta ni un ejercicio autosuficiente y acabado. Se
trata de un esbozo de comprensión e interpretación de un filósofo central para entender
los límites y posibilidades de los actuales escenarios.

I.

Como dijimos, la crítica al capitalismo contemporáneo se enraíza para Stiegler en la


particular pregunta por la técnica. Para hacer esta lectura nuestro autor revisa y
reinterpreta una gran cantidad de pensadores1 entre los que destacan A. Leroi-Gourhan,
G. Simondon y M. Heidegger.

Del paleontólogo francés nuestro autor tomará específicamente lo que podría


denominarse una suerte de condición protésica de la técnica o la comprensión de las
realidades técnicas como órganos externos o externalizados. De allí que refiera a
menudo a su trabajo como organología (y exo-organología). En particular, del autor de
El Gesto y la Palabra, el filósofo recuperará los procesos de externalización de la
memoria en tanto realidades técnicas. Esta externalización está en el corazón mismo de
la hominización y configura una imagen de la técnica como estructura de la memoria.
Stiegler señalará aquí diversos tipos de memoria (individual, filogenética) para llegar a
una memoria social y técnica que llama epifilogenética y que produce una
reestructuración de las anteriores (podríamos decir que se trata de la continuación de la
vida por otros medios). Esta memoria epifilogenética es la aparición de una nueva
1
La heterogeneidad de las tradiciones que reúne Stiegler ha llevado a algunos investigadores a
cuestionarlo por las distintas posiciones ontológicas y epistemológicas de las cuales se sirve para
presentar sus pensamientos. Privilegiamos aquí los aspectos positivos de esta construcción.

2
relación entre las individuaciones psíquico-colectivas y el medio (milieu2) a través de un
nuevo estado de los vínculos entre materialidades y símbolos. Como dijimos, esta
memoria social se constituye, fundamentalmente, a través de los objetos técnicos; desde
los primeros tallados en sílex hasta las computadoras pueden ser pensadas como formas
de externalización. Y son ellas las que fundan cultura, pues hay un ineludible
entrelazamiento entre los procesos genéticos de las sociedades, de los saberes y de las
técnicas (o tecnicidad originaria).

En este punto habría que decir que Stiegler recupera de Gilbert Simondon justamente el
hecho de pensar la juntura entre medios (milieux) y tecnicidad de forma progresiva.
Como otros autores, lo que destaca el filósofo será que en las páginas finales de El
modo de existencia de los objetos técnicos se revelan las intenciones últimas del
esquema simondoniano. Allí se hace visible que la individuación psíquica y colectiva se
apoya en la concretización de las realidades técnicas. En particular, para la
interpretación stiegleriana, los procesos de transindividuación son gestados en la
circulación de significaciones y de símbolos que, como demuestra el Simondon de los
cursos de la década de 1960, necesitan de la concretización técnica para circular o de
los procesos de invención de objetos, máquinas y conjuntos como gestación de un
acervo de la cultura material. No obstante, como veremos más abajo, para Stiegler las
fuerzas del capitalismo contemporáneo se apoderan de esta potencialidad para gestar un
escenario nada alentador.

Por último, en Stiegler hay incontables referencias a la cibernética y al pensamiento


heideggeriano. De este último parece tomar justamente un diagnóstico de época o, al
menos, la advertencia de que la técnica moderna avanza como una suerte de disposición
del mundo y de los hombres en tanto reserva en función de criterios de eficiencia
productiva (o Gestell). El filósofo alemán descubría tras ello la pérdida de la dimensión
productiva (poiesis) de desvelamiento (alétheia) propia de la técnica antigua y la
aparición del peligro de una era en la que bajo la amenaza también se escondería la
estela de lo que salva (hay algo de esta descripción que resuena en la idea de
pharmakon, como veremos más adelante).

2
Hay que tener en cuenta que dicha palabra no significa sólo lo que está afuera como una suerte de
medioambiente constante para todos los organismos en una especie, sino también el entremedio de una
operación de individuación singular.

3
Como es sabido, Stiegler no se priva de reflexiones múltiples y giros sobre sus propios
conceptos (que parece tener una ferviente necesidad de inventar), por ello va a
denominar hypomnémata(ton)3 a las técnicas como soportes o estructuras de la
memoria, haciendo una lectura de Platón inspirada por Derrida. Estas mnemotécnicas
tienen una suerte de nacimiento particular con los procesos de escritura, de allí que a
menudo nuestro autor se refiera a las mismas como discretización de lo continuo o
gramatización. No obstante, no hay que confundir tal movimiento con una reducción de
las técnicas en su diversidad a los sistemas formales de una gramática, sino que
justamente refieren a toda espacialización de procesos y estructuras temporales que
exceden con mucho, en un gesto claramente simondoniano, al lenguaje escrito.

Como dijimos estos procesos de memorización no sólo permiten anclar el gesto humano
en la materia (condición de posibilidad de la cultura) sino también son los soportes de la
transmisión del saber y de conocimientos encarnados en esos anclajes materiales. Así, la
memoria epifilogenética constituye la civilización de dos formas: permitiendo la
transmisión de un stock de conocimientos y la emergencia de nuevas formas de saber
así como volviendo posible el proceso de sublimación o de trasformación en la energía
libidinal por la capacidad de la libido de fijarse en un objeto de deseo.

Aquí la clave interpretativa de Stiegler (2008) pasa por acentuar el hecho de que hoy
vivimos en una suerte de revolución mnemotécnica protagonizada por las retenciones
terciarias4 de las técnicas digitales y cognitivas. Estos nuevos hypomnémata gestarán
múltiples tensiones que nos llevan a un cambio profundo en la organización del saber.

3
En este punto el argumento parece señalar que la hipomnesia encerrada en la escritura cortocircuita la
anamnesis como memoria vital. No obstante, contra Platón, Stiegler pone al mismo platonismo cuando
interpreta a la escritura ya no como una carga sino como un regalo divino, en tanto los hypomnémata son
la condición de toda transmisión (quizás en el sentido de Überlieferung) y por tanto del saber mismo.
4
Aquí habría que sugerir una adenda a la descripción de los hypomnémata, pues Stiegler también los
piensa como retenciones a partir de la obra de Husserl. Las retenciones primarias serían la presencia de
estructuras temporales en diversos fenómenos (como una melodía), las secundarias serían la
espacialización o exteriorización de esas estructuras en objetos (físicos o mentales, como la
rememoración de la melodía por el tarareo) y las terciarias son técnicas que fundamentalmente modifican
la memoria reestructurando la temporalidad misma (como un archivo digital MP3 que comprime la
melodía, pero también como una plataforma de streaming que algorítmicamente modula nuestra
melomanía).

4
II.

Para Stiegler (2016) la evolución de las técnicas es reapropiada por la dinámica


capitalista, o, en otras palabras, la inscripción o la gramatización propia de las
mnemotécnicas estará puesta al servicio de la captura de la conciencia y de lo viviente
por parte del capital. Por ello, los procesos de exteriorización anteriormente
mencionados también traen aparejada la particularidad de ser vías de desindividuación
(o, en términos inspirados por los análisis marxistas, de proletarización).

Así, para Stiegler es legible entonces una primera vía de proletarización propia del
capitalismo industrial decimonónico, en la que los obreros ven exteriorizarse sus gestos
y conocimientos en las máquinas industriales (o sobrevivir). Hay una pérdida o
extracción del saber-hacer en las máquinas termodinámicas y mecánicas. Aquí la
alienación, como sugiere Simondon (2007), no sólo se recuesta sobre la pérdida de la
propiedad y dirección del proceso de producción por parte del obrero industrial, sino
fundamentalmente se apoyará en la pérdida del saber hacer, del saber poner en
funcionamiento y comprender la dinámica misma del régimen complejo de funciones y
estructuras de las realidades técnicas.

No obstante, a pesar de estos procesos de proletarización, el capitalismo decimonónico


no explota por los aires y se las arregla para sobrevivir ante las fuerzas revolucionarias.
Ello porque lo que se produce en los albores del siglo XX, para nuestro autor, es una
extensión progresiva de los procesos de proletarización a todas las capas de la población
excediendo con mucho a los trabajadores manuales en dos movimientos muy claros. En
primer lugar, con el capitalismo industrial (fordismo-taylorismo) y con la
correspondiente emergencia del État-providence como coronación del poder diciplinario
(y de la biopolítica) montado sobre el régimen del salariado, se produce una pérdida o
extracción del saber-vivir a manos de los medios de comunicación masiva. El
capitalismo no sólo se vuelca a la producción sino a la generación, como lo anticipaba el
análisis schumpeteriano, de una destrucción creativa montada sobre la revitalización de
la ganancia bajo el ciclo de innovación. El capitalismo entronizará ahora el consumo y
se enraizará en realidades libidinales que sirven a la pulsión de la satisfacción
inmediata. Así, las máquinas en las que pondrá el ojo Stiegler son todas aquellas que
capturan procesos temporales de modo analógico y que, desde el último cuarto del siglo
XIX, con los dispositivos arcaicos de registro, espacialización o gramatización del
sonido, la palabra, la imagen, el movimiento, etc. se masificarán. En la lectura
5
stiegleriana la industria cultural norteamericana logrará, progresivamente, a través de las
racionalizaciones de la publicidad y del marketing, una paulatina imposición sobre el
saber-vivir que culmina con la extensión normativa del american way of life. Se trata de
una pérdida de la producción colectiva de reglas de la vida en común. En otros
términos, estos procesos cortocircuitan la producción de un saber-estar-juntos (Stigler,
2015b). Al mismo tiempo se genera una proletarización de las sensibilidades y de las
relaciones sociales que nuestro autor llama la destrucción de las condiciones sociales de
existencia o del vivir bien.

Aquí, evidentemente, como recupera Abbinnett (2017), Stiegler no deja de mencionar a


la Escuela de Frankfurt como condición de sus análisis sobre todo en lo que refiere a la
extensión y penetración de los modelos de consumo masivo de la industria cultural (en
lo que respecta, por ejemplo, al culto de ciertos heroísmos, a la adopción de estilos de
vida, a la sexualidad, etc.)5. No obstante, en la lectura stiegleriana, el movimiento del
capitalismo no se detendrá en el escenario criticado por los frankfurtianos, sino que ya
durante finales de la década de 1980 y principios de 1990 reconoce lo que denominará,
siguiendo a Deleuze y Guattari y al postoperaismo italiano, el surgimiento de las
sociedades del hipercontrol y de un capitalismo cognitivo hiperindustrial. En este
capitalismo, que se sostiene sobre los anteriores, lo que se produce es una
proletarización6 de las facultades noéticas de teorización, deliberación, discernimiento y
discriminación, en otros términos, de los espíritus, y de las condiciones de consistencia
de la vida racional y de la vida científica (vivir mejor). Por ello, para nuestro autor,
habrá una pérdida o extracción del saber-teórico o conceptual caracterizado por la
automatización de las sociedades de control. Esta automatización se cifra en la
progresiva instalación del cálculo intensivo (data mining) y de la gubernamentalidad
algorítmica como lo anticipan los análisis de Rouvroy y Berns. En estas formaciones
sociales la misma necesidad de teorización y de métodos científicos empieza a ser
resquebrajada a la luz de la potencia de las correlaciones algorítmicas entre grandes
bases dinámicas de datos. Al tiempo que el saber teórico es constantemente reapropiado
5
Aunque esto ha reavivado las discusiones de algunos contemporáneos respecto a la poca atención,
presente en varios filósofos franceses, en lo que concierne a las actividades interpretativas de las
audiencias. El mérito de Stiegler pasa aquí por recuperar y zurcir las costuras entre las críticas alemanas y
francesas del siglo XX.
6
Entre las críticas que se han realizado a su pensamiento algunos consideran la narración stiegleriana de
la progresiva articulación de las mnemotécnicas con la conciencia en el capitalismo contemporáneo como
una suerte de relato teleológico. No parece ser el caso en la medida en que nuestro autor apela a reavivar
el conocimiento de estas técnicas como una puesta en cuestión de los aspectos más destructivos de las
actuales formaciones sociales.

6
y puesto en jaque por operaciones de computación, las sociedades hipercontroladas
procuran la captación destructiva del deseo y de la atención en un diagrama de poder
que ya no es disciplinario sino que es de modulación en grandes espacios abiertos. Un
ejemplo de la destrucción de los saberes teóricos que Stiegler recupera a menudo son las
declaraciones de los responsables de la Reserva Federal norteamericana luego de la
crisis de los créditos subprime. En ellas se sostenía que, hacia 2008, el funcionamiento
automatizado de los maquinismos financieros dominó las tendencias especulativas y que
no hubo forma de prevenir la calamidad. Para Stiegler esta aceptación de la
automatización representa la pérdida del saber conceptual económico y, en tanto tal, una
proletarización; pues dicho saber conceptual refiere a reglas de pensamiento
explicitadas y debatidas entre pares (Stielger, 2015a y b).

Por otra parte, en el escenario actual, la producción de trazas digitales o retenciones


terciarias destruyen progresivamente el discernimiento, la reflexión o las facultades
noéticas buscando lograr una automatización del pensamiento. Como dijimos, estas
retenciones terciarias, que no son sino otra forma de los hypomnémata, se presentan
como una suerte de reserva artificial por duplicación material y espacial de elementos y
procesos mnésicos y se vuelven progresivamente condición de posibilidad de las
retenciones primarias y secundarias. Esto es, la reticularización de las técnicas digitales
afecta y modifica directamente los modos perceptuales, memorísticos, atencionales, etc.
Al mismo tiempo estas retenciones terciarias conforman lo que Stiegler llama
protensiones o expectativas y gustos de una época en tanto fuentes de deseo, voluntad y
control del comportamiento por anticipación. Un ejemplo se cifra en el perfilamiento
del cálculo intensivo (cfr. los algoritmos de los mayores buscadores que son
reapropiados por los sitios de compras digitales y por las redes sociales). Con ello, los
New Media, para Stiegler, impulsan una suerte de tontería o embrutecimiento (bêtise)
endémico en las sociedades hiperindustriales sin lograr el necesario equilibrio con las
dimensiones del pensamiento. Evidentemente aquí podría leerse una mera posición
reaccionaria que se encerraría en un alarido contra la pérdida de la alta cultura (libresca
y humanista). No obstante, para Stiegler, el problema fundamental es que todo
pharmakon (desde las computadoras a la escritura en piedra) siempre desencadena
procesos que nos vuelven cada vez más inteligentes y cada vez más tontos. La clave está
en descubrir que esta dinámica encierra un problema político inherente a la tecnicidad
originaria.

7
III.

El capitalismo hiperindustrial o cognitivo se apoya entonces en una proletarización


generalizada que conlleva múltiples peligros que amenazan a la cultura o la dimensión
espiritual así como corroen lentamente las ecologías cognitivas, sociales y
medioambientales (recurrentemente ligadas por nuestro autor al problema del
Antropoceno). Esta dimensión es legible bajo la imposibilidad de generar
significaciones, es decir, de producir los soportes de procesos radicales de
transindividuación o de individuación psíquico-colectiva que escapen a la formación de
muchedumbres (foule) convencionales automáticamente gestadas por los patrones del
nuevo social engineering. De hecho, para Stiegler, el carácter farmacológico de las
técnicas (revelado hacia el final del párrafo anterior) es decir que puedan ser, a un
tiempo, remedio pero también veneno7 , necesita de una política que pasa justamente
por hacer curativo o terapéutico lo que se presenta como tóxico.

Así, las alternativas de Stiegler (2006) parecen esgrimirse no sobre una reacción
conservadora contra las técnicas digitales sino sobre la posibilidad de direccionar la
producción hiperindustrial (a través de políticas concretas) y, por tanto, tecnológica,
hacia la construcción de una nueva espiritualidad que escape a las constricciones del
capitalismo contemporáneo. En particular, ante la sostenida destrucción de los empleos
por los procesos de automatización propios de la dinámica del capitalismo cognitivo,
nuestro autor sostiene que han de desarrollarse las estrategias suficientes para que
entremos en procesos de individuación a través del desarrollo de nuestras capacidades y
del cultivo de los talentos. Pues, en estas sociedades automatizadas, lo que se patentiza
es una destrucción del trabajo, primero en favor de los empleos (el régimen del
salariado aún sigue funcionando como horizonte de las reivindicaciones políticas de
derecha e izquierda) y, luego, de la creciente dinámica del desempleo (el ejército de
reserva neoliberal gestado a través del quiebre del mismo régimen del salariado a partir
de la década de 1970).

Como anticipamos, los procesos que hemos señalado anteriormente, propios del
capitalismo contemporáneo, producen una desindividuación o realidades dividuales,
siguiendo a Deleuze y Guattari (Rossi, 2018). Es decir un agotamiento de las

7
No debe ser equiparada esta posición con una suerte de neutralidad o instrumentalismo de las técnicas.

8
singularidades como característica neguentrópica8 de la vida. Para nuestro autor, el
capitalismo contemporáneo desindividúa o produce una transdividuación (Stiegler,
2015), descomponiendo la característica indivisible de toda individuación. Tomemos,
por ejemplo, las dinámicas de empleo digital (digital labor) paradigmáticas del
offshoring freelance en las industrias creativas digitales así como de la multiplicación,
no remunerada, de likes en una firma transnacional (forjados obviamente como
estrategia publicitaria en las redes sociales); para Stiegler en estos ejemplos hay una
descomposición de saberes, gustos y reflexiones puestos al servicio de la extensión de la
valorización del capital a todo el cuerpo social.

Contra ello, trabajar, para el filósofo francés, significa entrar en un proceso de


individuación9; es decir, inventar, crear, pensar y transformar la realidad o hacer obra.
Lograr una partida del mundo hacia la diversificación, la bifurcación, lo inesperado, lo
improbable; en los términos de Stiegler, el trabajo es neguentrópico, es lo contrario a la
entropía de la estandarización, de la repetición maquinal y estúpida, de la desmotivación
propia del empleo. Pero esta apelación a fomentar los talentos que corre el riesgo de
parecer acorde a los mandatos del Capitalismo Mundial Integrante, no puede ser leída
en clave de una apuesta a la sujeción social neoliberal que, a través del capital humano
como última tecnología del yo, permita reavivar la heurística ontológica del empresario
de sí y quiera diluir en el alma del trabajador las fuerzas del emprendedurismo. Muy por
el contrario, para Stiegler la dinámica de una revalorización del trabajo como estrategia
de despliegue de las capacidades pasaría por recuperar la fuerza de producción de
saberes (hacer, vivir y teorizar) en tanto vías producción de singularidades
(acontecimientos) que irían a contramano de los procesos destructivos del
neoliberalismo (expresión última del Antropoceno). Un ejemplo muy claro se desarrolla
a través de la problematización de la obsolescencia programada. Frente al consumidor
absolutamente pasivo ante la irrefrenable proliferación generacional de artefactos (como
el reemplazo semestral de las series de smartphones) hemos de apostar, para nuestro
autor, al nacimiento, en el seno de economías contributivas, de dinámicas que permitan
la apropiación de aquello que se está consumiendo. En términos simondonianos, hemos
de dejar de ser usuarios para comprender el funcionamiento de las realidades técnicas y
en ello se juega todo un proyecto pedagógico que el mismo Stiegler (2012) pone sobre
8
En un juego derridiano, Stiegler, por una lado, recupera la noción de neguentropía como los procesos de
individuación que impiden la pérdida entrópica de información y, por otro, señalará la necesidad de
generar estrategias nagantrópicas que vayan a contramano de la catástrofe ecológica del Antropoceno.
9
Apuntemos aquí que la noción de trabajo parece no corresponderse exactamente con la simondoniana.

9
el tapete. Un participante en redes de software libre, cuando sus producciones no son
reapropiadas (como sucede a menudo) por los movimientos del capitalismo
informacional, está en condiciones de comprender el funcionamiento técnico, sin ser un
consumidor irresponsable que desconoce lo que produce con su consumo. En ello
también se juega cierto grado de conciencia, nacido de la misma tecnicidad, alrededor
del tópico de la relación entre la industria informática y las catástrofes
medioambientales del Antropoceno. Temática cifrada, por ejemplo, en la minería y en la
explotación extractiva del litio (en la era del pharmakon digital) que pone a nuestro país
en el centro de las miradas del capitalismo transnacional depredador de agua dulce y de
cultura (cfr. SLT, 14/02/2018).

Por otra parte, Stiegler se ha hecho conocido por su veta militante en el interior de la
asociación Ars Industrialis cuyo núcleo de actividades no sólo se dirime en la discusión
conceptual sino en diversos proyectos de investigación-acción. Así, en este grupo se
intenta apuntalar la puesta en marcha de economías contributivas que vayan contra las
dinámicas del capitalismo financiero y de los negocios de las plataformas digitales. Al
mismo tiempo, se ensaya la apertura de espacios de recuperación de localización, de
nuevas territorialidades o de planos comunes a partir de las tecnologías digitales,
forzando, por ejemplo, el pasaje del problema de las Smart cities (horizonte del big
data) a las urbanidades inteligentes que intentan presentarse como un antídoto frente a
la destrucción de las democracias por las telecracias (otra de las formas de la bêtise).
Por otra parte, frente a la destrucción de las ecologías cognitivas por el cálculo intensivo
de datos y por el bombardeo sensorial de los agenciamientos massmediáticos, así como
frente a las fuerzas desintegradoras de las redes sociales, propone una recuperación del
espíritu deliberativo en proyectos como los que se articulan en la web hermenéutica
colectiva. Es que frente a la proliferación de los automatismos del cálculo intensivo,
Stiegler llama, como horizonte permanente de alternativas, a prestar atención a lo no
automatizable y a lo no probabilístico del pensamiento; a la posibilidad de forjar
acontecimientos y singularidades.

Hemos ensayado un acercamiento a un autor que intenta ser radical en su crítica


mientras encara las formas de repensar nuestro futuro próximo. Obviamente deberá
imputarse a nosotros la imposibilidad de llevar al extremo todas las aristas complejas de
un pensamiento que sigue en curso.

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Bibliografía

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the politics of spirit. Routledge.
Heidegger, Martin (1997). “La pregunta por la técnica” en Filosofía, ciencia y técnica.
Santiago de Chile. Ed. Universitaria.
Leroi-Gourhan, André (1971) El gesto y la palabra. Universidad Central de Venezuela,
Ediciones de la Biblioteca.
Simondon, G. (2007). El modo de existencia de los objetos técnicos. Prometeo Libros
Editorial.
Simondon, G. (2009) La individuación. Buenos Aires: Ediciones La Cebra y Editorial
Cactus.
SLT (2018), “Litio: ¿Cuál es el impacto social y ambiental de las explotaciones?”
14/02/2018 http://sobrelatierra.agro.uba.ar/litio-cual-es-el-impacto-social-y-ambiental-
de-las-explotaciones/
Stiegler, B. (2002-2004) La Técnica y el Tiempo (vol. 1,2 y 3).España: Hiru.
Stiegler, B. (2006) La télécratie contre la démocratie. Lettre ouvert aux représentants
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Stiegler, B. (2008). Économie de l'hypermatériel et psychopouvoir. Entrevistas con
Petit, P., & Bontems, V. Mille et une nuits.
Stiegler, B. (2010) Ce qui fait que la vie vaut la peine d'être vécue: De la
pharmacologie. . París: Flammarion
Stiegler, B. (2012) États de choc: bêtise et savoir au XXIe siècle. Fayard/Mille et une
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hipecontrol." Nombres: Revista de Filosofía 28 (2014).
Stiegler, B. (2015a) La Société automatique: 1. L'avenir du travail. Fayard.
Stiegler, B. (2015b) L'emploi est mort, vive le travail!: entretien avec Ariel Kyrou.
Fayard/Mille et une nuits.
Stiegler, B. (2016). Para una nueva crítica de la economía política. Capital intelectual.
Buenos Aires.
Stiegler, B. (2011-2018) Seminarios, conferencias y academias de verano disponibles
en: www.pharmakon.fr

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