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INTRODUCCION

Las enfermedades cardiovasculares también son llamadas “coronarias”, “circulatorias” o


“cardiopatías” son un conjunto de patologías. Como se puede deducir de su nombre, se trata del
conjunto de trastornos que afectan al corazón y al resto del sistema circulatorio del ser humano,
y pueden tener un carácter crónico o episódico (Organización Mundial de la Salud., 2012). Las
enfermedades cardiovasculares se deben a trastornos del corazón y los vasos sanguíneos. Entre
ellos destacan: Las cardiopatías coronarias (ataques cardiacos), las enfermedades
cerebrovasculares (apoplejía), el aumento de la tensión arterial (hipertensión), las vasculopatías
periféricas, las cardiopatías reumáticas, las cardiopatías congénitas y la insuficiencia cardiaca.

Su alta prevalencia es el resultado de la globalización, mediados por el mercadeo agresivo y las


comunicaciones masivas que invitan a la población en general a estilos de vida poco saludables,
considerados como factores de riesgo para las ECV (Diaz, Muñoz, & Sierra, 2007).

Existen factores de riesgo para ECV bien definidos; entre éstos destacan los conocidos como
modificables tales como la alimentación, la actividad física, el sedentarismo, tabaquismo,
alcoholismo, tiempo y tipo de recreación y los no modificables como la diabetes mellitus y la
hipertensión arterial (Organización Mundial de la Salud., 2012).

SEGÚN LA OMS, ANIVEL MUNDIAL

La Organización Mundial de la Salud, señala que la principal causa de muerte en todo el mundo
son las enfermedades cardiovasculares que causan 17,5 millones de muertes al año, y se estima
que cada cuatro segundos ocurre un evento coronario y cada cinco un evento vascular cerebral.

La OMS estima que en 2012 más de 17,5 millones personas murieron por ECV (46% de todas
las muertes por ENT), lo cual representa un 31% de todas las muertes registradas en el mundo.
De estas muertes, se estima que 7,4 millones se debieron a la cardiopatía coronaria y 6,7
millones se debieron a un accidente cerebrovascular.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) estima que para el año 2020, las muertes por estas
enfermedades cardiovasculares aumentaran de 15% a 20%. y, en el año 2030, morirán cerca de
23.6 millones de personas y se pronostica que seguirá siendo la principal causa de muerte a
nivel global.

SEGÚN LA PAHO, A NIVEL LATINOAMERICANO (Estados Unidos y Perú).


La mortalidad prematura por todas las causas para las enfermedades cardiovasculares en el 2010
fue un 28 % de las ENTs para hombres y un 22% para mujeres, es decir que 132.726 hombres
y 66.686 mujeres murieron por enfermedades cardiovasculares en el 2010. Comparando estas
cifras con las de Perú, se puede decir que la diferencia es enorme debido a que para Perú fueron
4.455 para hombres y 3.370 para mujeres.

SEGÚN EL MINSA, A NIVEL NACIONAL

En el Perú las enfermedades cardiovasculares causan el 15.5% de las muertes totales, para el
2010, es responsable del 16% en los varones y 15% en las mujeres.

Para el 2013, el MINSA reporto un total de 6 444 muertes por ECV, en las provincias de Lima
y Callao donde se concentra el 31.5 % de la población. Donde las principales causas
corresponden a infarto agudo de miocardio (31,7%) y accidente vascular encefálico agudo
(11,3%).

Según el MINSA para el 2016, indica que en el Perú las enfermedades cardiovasculares se
encuentran entre las tres primeras causas de mortalidad. Y que cada tres personas fallecen cada
hora por estas enfermedades.

Otro dato alarmante en el Perú, es que en los últimos cinco años, las enfermedades relacionadas
con la obstrucción de las arterias coronarias por presencia de placas de colesterol se
incrementaron en un 83%, presentando mayores casos de incidencia en mujeres entre 30 y 65
años.

A raíz de esto, una proyección que tiene el MINSA para el 2025 indica que las tasas de
mortalidad disminuirán a 86.1 para los varones y 43.3 para las mujeres.

DIETA ALIMENTARIA

Un régimen alimentario cardioprotector debe constar de alimentos variados y ha de tener cuatro


metas principales: un régimen alimentario general saludable, un peso corporal saludable, un
perfil lipídico recomendable y una presión arterial aconsejable. La reducción de la ingesta total
de grasa (a menos del 30% de las calorías), de grasas saturadas (a menos del 10% de las calorías)
y de sal (a menos de 5 g o 90 mmol por día), y el aumento del consumo de frutas y verduras (a
400–500 g al día) probablemente sean beneficiosos. En un período de seguimiento de 11 años,
el consumo de cereales integrales se asoció inversamente a la mortalidad total y a la incidencia
de coronariopatía. Las frutas y verduras pueden promover la salud cardiovascular por
intermedio de diversos micronutrientes, antioxidantes, compuestos químicos de origen vegetal,
flavonoides, fibra y potasio.

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