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El Internado de Educación Primaria número 18 España-México cumplió, este 10 de junio, 70 años

de ser fundado. La benemérita institución es un paradig- ma de orgullo de los michoacanos. El


Congreso del Estado está obligado a otorgarle el reconocimiento de benemérita. Los más altos
valores revisten a la benemérita institución, entre ellos su labor educativa, su bondadosa
cooperación internacional, el abigarrado propósito de exaltar el amor y cuidado a la niñez, el
respeto a la amorosa esencia inculcada al patriotismo, en fin, es la aportación de un modelo de
educación. En síntesis es la «joya de la República».

El homenaje Al acto conmemorativo asistieron el gobernador del estado, Lázaro Cárdenas Batel, y
el ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. En el desarrollo del evento, el ingeniero Cárdenas
señaló que dos fueron las obligaciones del gobierno revolucionario para fundar el internado: la
primera fue la solidaridad con un gobierno (español), quien aislado de las democracias
occidentales era acosado por las fuerzas militares del fascismo. En segundo término, los gobiernos
revolucionarios habían desarrollado políticas de atención a la educación a los sectores
desprotegidos. Fue así que, durante el gobierno en Sonora, de Plutarco Elías Calles, 1916, se
presentan las primeras experiencias que más tarde en 1927 alcanzaran mayor vigor en
Cuauhtémoc, Veracruz, para desembocar después, en 1928, en la Escuela Técnica para Niños
Indígenas en Pátzcuaro y en Escuela Industrial en Morelia durante el gobierno de Lázaro Cárdenas
del Río. El sistema nacional de internados tuvo lugar durante el mandato presidencial del
michoacano, el internado Hijos del Ejército se fundó en 1935. Dos años después, se creó la escuela
España-México en Morelia Michoacán. Se denunció, también, en esta conmemoración el embate
que sufre el sistema de internados. De 26 existentes antes, sólo se mantienen en operación la
mitad. Lo que manifiesta la cruda embestida de que son objeto. El mejor reconocimiento a su
labor encomiable es fortalecer su presencia en el sistema nacional de la educación. El bombardeo
en 1936, a ciudades vascas como Durango y Guernica, ejecutado por la Legión Cóndor alemana,
causaron pánico en la conciencia internacional. El gobierno vasco apeló al sentimiento universal
lanzando el llamamiento «salvad los niños de España». El sacrificio de los infantes fue en total de
120 mil que murieron durante la guerra. Los principales países de acogida fueron Francia, Bélgica,
la Unión Soviética, el Reino Unido y México. Algunos fueron a Suiza, otros a Dinamarca y otros más
a Holanda. En total 30 mil. Sólo volvieron 20 mil... En México se formó el Comité de Ayuda a los
Niños del Pueblo Español dirigido por doña Amalia Solórzano, esposa del General Lázaro Cárdenas
del Río. El comité se ocupó del traslado e instalación de los niños inmigrados a la ciudad de
Morelia donde se les alojó en el internado escuela que sería llamado el Internado España-México.
Los internados disponían de una disciplina militar, como explica Arturo Chávez Páramo,
compañero de páginas de Cambio (4 de junio 2007), en su ilustrado artículo donde revela detalles
de su vida cotidiana. Cómo superaron con conocimientos y valor las adversidades y carencias. En
consecuencia, los niños emigrados no sufrieron discriminaciones ni abusos, simplemente
compartieron la pobreza de los niños mexicanos que fueron capaces de partir un pan para
moderar el hambre. Por eso aunque los sufrimientos no se disiparon, se obtuvo la garantía de la
seguridad de preservar la vida, alejarse del espanto de la guerra y genocidio, y tener un lugar
dónde construir una forma de vida con el estudio. Esa fue la bonanza del pesimismo que brindó
México a los niños de la guerra española. En contraparte, nuestra patria aprendió a cooperar en la
tragedia de Europa. Los recursos eran escasos, pero había paz social y un gobierno revolucionario
y humanista con un sentido de la historia que abarcaba la conciliación entre España como nación
de nuestro origen y México como país que vivió el colonialismo en sus entrañas. La dimensión del
estadista que fue el presidente Cárdenas no sólo se advierte por su capacidad de avizorar el futuro
sino también por su sabiduría para conciliar el pasado. Asumir el conflicto del enfrentamiento de
nuestra colonización entre los español y lo indígena, entre europeo y nativo explotado, para
recrear la síntesis final del mestizaje del nuevo pueblo que surge del choque de las dos visiones
culturales universales, el mundo indígena y aborigen cosmogónico y perenne y el mundo civilizado
en los órdenes de la organización social dominante. Michoacán crisol de la humanidad Michoacán
ha sido la del crisol donde se fraguan las mezclas culturales que son fundidas en nuevas
identidades. Quizás aquí se encuentre alguna de las respuestas a la capacidad de introducirse en
cada etapa de la historia desde dotarla de personajes locales como del espacio propio donde
protagonizan los principales sucesos de la historia del país. En este marco de relaciones se
presenta la creación del Internado España-México. La decisión del gobierno de Lázaro Cárdenas
reviste varias aristas de comprensión. Es un acto que rebasa la política diplomática de un gobierno
federal decidido a actuar directamente ante el silencio criminal cómplice de las potencias de
occidente frente a los avances del nazismo. En consecuencia, la acción gubernamental es de corte
humanitario, atiende a una población inerme y vulnerable como es la población civil en una guerra
y sobre todo sus niños. Pero además de una acción humanitaria tan importante, hay que destacar
el valor de la solidaridad que se presenta entre los pueblos, México y España, en condiciones de
enfrentar una guerra y sus consecuencias. Por lo que es una acción no desprovista de una visión
geoestratégica pero inspirada en el valor mismo de la Revolución Mexicana. Al igual que el exilio
español, los hijos de España en México dieron un vuelco a la comprensión de entender mejor
ambas culturas, que por azares del desarrollo histórico binario se desdoblan en la confrontación
de la colonialidad y el imperio. Las heridas que abrió la competencia del poder entre lo «español»
y lo «indígena» creó un país abisal de dos México entre lo europeo y lo nativo. El crisol de
Michoacán brilló con todo. Los michoacanos que mantenían sus tradiciones, costumbres y
comenzaron a sonar de nuevo en el mundo que imaginado ya habían creado.

Este texto ha sido publicado en el sitio Cambio de Michoacán, en la


dirección http://www.cambiodemichoacan.com.mx/nota-63728
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