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FORMAS DE HISTORIA CULTURAL
'Halbwachs (1925); cfr. Halbwachs (1941, 1950); Lowenthal (1985), pp. 192 y ss.;
Hutton (1993), pp. 73-90.
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:
Barden (1932), pp. 296 y ss.; Douglas (1980), p. 268.
5
Bloch (1925); cfr. Connerton (1989), p. 38.
"Goubert(1982), p. 77.
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FORMAS DE HISTORIA CULTURAL
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Connerton (1989); Fentress y Wickham (1992).
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LA HISTORIA COMO MEMORIA COLECTIVA
'Thompson (1978).
"Davis(1987).
•Nora (1984-1992); véase Le Goff (1988); Hutton (1993), especialmente pp. 1-26;
Samuel (1994).
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FORMAS DE HISTORIA CULTURAL
'Vansina (1961).
10
Owen (1986), p. 114; véase Fussell (1975).
11
Nora (1984-1992), vol. 1, pp. xvii-xiii.
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LA HISTORIA COMO MEMORIA COLECTIVA
;
Yates (1966); cfr. Barden (1932), cap. 11.
s
Nipperdey (1981); Ozouf (1984).
'Warner (1959); Amalvi (1984); Larsen (1982).
5
Hutton (1993), pp. 75-84.
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FORMAS DE HISTORIA CULTURAL
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Lévi-Strauss (1955), pp. 220-221.
17
Pred(1968).
18
Bastide(1970).
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oral en Bosnia . Este rasgo común es el «esquema». El esquema va
asociado con la tendencia a representar —y, a veces, a recordar—
un acontecimiento o persona determinado en términos de otro.
Los esquemas de este tipo no son exclusivos de las tradiciones
orales, como pueden sugerir los siguientes ejemplos. En su inte-
resante estudio The Great War and Modern Memory, el crítico
norteamericano Paul Fussell observó lo que denomina «el domi-
nio de la Segunda Guerra Mundial por la Primera», no sólo en lo
que se refiere a los generales, que siempre se supone que han
luchado en la guerra anterior, sino a los soldados corrientes 20 . La
Primera Guerra Mundial, a su vez, se percibía en términos de
esquemas y Fussell observa la recurrencia de la imaginería del
Pilgrim's Progress de Bunyan —especialmente el Pantano del Aba-
timiento y el Valle de la Sombra de la Muerte— en descripciones
de la vida en las trincheras, tanto en los recuerdos como en la
prensa 21 . Retrocediendo un poco más, Bunyan también utilizó
esquemas en su propia obra —incluida su autobiografía, Grace
Abounding (véase la p. 6 1 , anteriormente). Por ejemplo, el relato
de su conversión está claramente modelado, es difícil decir si
consciente o inconscientemente, en la conversión de san Pablo,
tal y como se describe en los Hechos de los Apóstoles 22 .
En la Europa de principios de la era moderna, muchas perso-
nas habían leído la Biblia tantas veces que se había convertido en
parte de ellas mismas y sus historias organizaban sus percepcio-
nes, recuerdos e incluso sueños (véase el cap. 2). No sería difícil
citar decenas de ejemplos de este proceso. Por ejemplo, la comu-
nidad protestante francesa veía las guerras de religión del siglo
XVI con anteojeras bíblicas como la Matanza de los Inocentes. En
los siglos XIX y XX «recordaban» que los católicos habían marcado
"Bárdete (1932), pp. 204 y ss., 299; Warburg (1932); Gombrich (1960b);
Lord (1960).
3
Fussell (1975), pp. 317 y ss.
::
Fussell (1975), pp. 137 y ss.
-Tindall (1934), pp. 22yss.
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Joutard (1976).
24
Kessler (1540), pp. 23yss.
25
Trompf(1976).
26
Burke(1996).
27
Lord (1960).
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LA HISTORIA COMO MEMORIA COLECTIVA
^Burke(1982, 1984).
^Allport y Postman (1945).
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Freud (1899); véase Allport y Postman (1945).
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33
Schudson(1992), p. 60.
34
Véase Larsen (1982), p. 280.
35
Macdonagh (1983), cap. 1.
36
Citado en Levinson (1972), p. 129; véase Buckley (1989).
37
Michalek(1973), cap. 11.
38
Barnes (1947), p. 52; Watt y Goody (1962-1963).
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Hobsbawm y Ranger (1983).
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como Francia, donde aún era necesario crear una lealtad nacional
y los campesinos debían ser convertidos en franceses 40.
La propia sociología de Emile Durkheim, con su énfasis en la
comunidad, el consenso y la cohesión, lleva la impronta de este
periodo. No sería prudente seguir demasiado de cerca a Durkheim
y a su discípulo Halbwachs en esta cuestión y considerar la función
social de la memoria colectiva como si no existieran el conflicto y la
disensión. Ya hemos mencionado varias veces a Irlanda del Norte,
que ofrece un ejemplo clásico, aunque dista mucho de ser el único,
tanto de memorias de conflictos como de conflictos de memorias.
El sitio de Londonderry (Derry) en el siglo XVII y la batalla del
Boyne son rememorados cada año por los protestantes, que se
identifican con los vencedores y aplican consignas del pasado («No
nos rendiremos», por ejemplo) a acontecimientos actuales41. En el
sur de Irlanda, el recuerdo del levantamiento de 1798 contra los
británicos sigue estando muy presente. En Francia podría buscarse
un equivalente en la zona occidental, especialmente en Anjou,
donde el recuerdo de la Vandée, la sublevación campesina de la
década de 1790, sigue viva y es objeto de controversia, hasta el
punto de que un historiador ha descrito recientemente la situación
como «guerra de la memoria» 42.
Dada la multiplicidad de identidades sociales y la coexistencia
de memorias opuestas y alternativas (familiares, locales, de clase,
nacionales, etc.), conviene pensar en términos plurales sobre los
usos de la memoria por distintos grupos sociales, que muy bien
pueden tener distintas visiones de lo que es significativo o «digno
de recordarse» 43. El crítico norteamericano Stanley Fish ha acu-
ñado la expresión «comunidades interpretativas» para analizar los
conflictos sobre la interpretación de los textos. De forma similar,
podría ser útil distinguir distintas «comunidades de memoria» en
40
Weber (1976), especialmente pp. 336 y ss.
"'Larsen (1982); Bell (1986); Buckley (1989).
42
Martin (1987), cap. 9.
43
Wickham (1985); véase Fentress y Wickham (1992), pp. 87-143.
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Watty Goody (1962-1963), pp. 310.
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