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Reconstrucción nacional 1917-1940

Gobierno del Gral. Lázaro Cárdenas

Cardenismo.
El gobierno del Gral. Cárdenas representa políticamente la conclusión del proceso de institucionalización iniciado en
marzo de 1929 con la creación del PNR, al darle a la presidencia la autoridad y autonomía que caracterizan a todo
sistema presidencialista. Esta tarea no fue fácil, ya que hubo que enfrentar y vencer al Gral. Plutarco Elías Calles
quien se había convertido en el jefe máximo de la revolución. Los factores principales que hicieron posible el triunfo
de Cárdenas fueron:

a) La postura conservadora asumida por Calles ante las demandas populares que lo alejó de las organizaciones de
trabajadores, uno de los pilares en que descansaba la fuerza del jefe máximo. Ante esta situación la labor agrarista y
el contacto constante de Cárdenas con los trabajadores michoacanos, cuando ocupó la gubernatura de aquel estado,
alcanzaba un notable contraste que le valió el apoyo popular.

b) La prudencia con que Cárdenas manejó el conflicto religioso ( segunda cristeada), una herencia del callismo que
tenía sus orígenes en la reforma al artículo 3º constitucional decrertada en diciembre de 1933. Lo cual evitó una
nueva confrontación entre la Iglesia y el Estado, que lo hubiera obligado seguramente, a buscar el apoyo del Gral.
Calles propiciando la continuación del maximato.

c) El fortalecimiento del presidente Cárdenas durante la crisis de junio de 1935, al recibir su gobierno el apoyo de
múltiples organizaciones de trabajadores, dispuestos a combatir a Calles y a los grupos fascistas organizados por
conocidos callistas, como el Gral. Nicolás Rodríguez organizador de los camisas doradas y Tomás Garrido Canabal
creador de los camisas rojas.

d) El apoyo de un buen número de los jefes militares.

e) La reorganización del gabinete presidencial expulsando a los callistas y colocando en su lugar a reconocidos
cardenistas.

El conflicto entre el presidente Cárdenas y el jefe máximo de la revolución concluye de manera definitiva el 10 de abril
de 1936 con la expulsión de Calles, y connotados callistas como: Luis L. León, ex Ministro de Gobernación; Luis N.
Morones, ex Ministro del Trabajo y Melchor Ortega ex Gobernador de Guanajuato. Conseguida la autonomía
presidencial y contando con el respaldo popular, Cárdenas daría inicio a un amplio programa de reformas sociales.

La Política Social del Cardenismo.


La política social del cardenismo se manifestó claramente a través de sus acciones en materia obrerista, agrarista e
indigenista. La movilización obrera estuvo encaminada a promover las huelgas que en un principio sirvieron a
Cárdenas para triunfar sobre Calles, y después para dar forma al Estado activo, participante y promotor del desarrollo
económico nacional. El punto culminante de este proceso fue la organización de la CTM en 1936, constituyendo el
frente único de trabajadores, uno de los sólidos pilares de la política cardenista. Cárdenas desplegó una intensa
actividad obrerista durante los primeros cuatro años de su gobierno; hacia 1939, cuando su política de masas había
rendido frutos, comenzó a disminuir la movilización con el fin de dirigir el fomento hacia el sector empresarial, cuya
organización también fue promovida por el gobierno cardenista.

La política indigenista. Uno de los objetivos del indigenismo cardenista era lograr la incorporación de los indígenas a
la cultura y a la economía nacionales, pero a diferencia de programas anteriores, la nueva perspectiva planteaba la
necesidad de proporcionarle al indio los elementos de la ciencia y de la técnica para que enriqueciera los recursos
que su medio le proporcionaba, sin desarraigarlo de su medio, pero sobre todo en un marco de respeto a sus
costumbres y tradiciones. Tal empresa no era cosa fácil ya que el México indígena no era una entidad unificada, sino
una multitud de comunidades rurales disgregadas y separadas entre sí por la geografía, por los dialectos y por las
distintas costumbres. Estas condiciones de aislamiento físico y cultural constituían un serio impedimento para lograr
su incorporación a la Nación, además se tenía que luchar contra el analfabetismo, el alcoholismo y las enfermedades,
males endémicos causados por siglos de marginación. Sin embargo, Cárdenas tenía la certeza de lograr una gradual
incorporación pues tenía la firme convicción de que los indios sí estaban interesados en su mejoramiento, y la apatía
que parecía ser una característica de esta raza, sólo era producto de la desconfianza, que nace y se nutre a través de
siglos de olvido y marginación.

Por lo anterior, el gobierno creó el Departamento de Asuntos Indígenas y dio impulso a la investigación etnológica,
para lo cual se fundó el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Los avances fueron significativos, sin embargo
no fueron suficientes para resolver la marcada desigualdad en que vivían las comunidades indígenas del país, por lo
que la obra cardenista requería de nuevos esfuerzos de gobiernos posteriores.

La educación. Al iniciar Cárdenas su gobierno ya encontró reformado el artículo 3º constitucional, que establecía que
la educación que impartiera el Estado sería socialista y además de excluir toda doctrina religiosa combatiría el
fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizaría sus enseñanzas y actividades en forma tal que
permitiera crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo. La reacción popular es violenta y no es
sólo por parte de la Iglesia, un gran sector del pueblo mexicano se opone a la implantación del socialismo en la
educación; prueba de ello son los múltiples artículos publicados en diferentes diarios en la capital y otras ciudades del
interior; las manifestaciones en contra de la educación socialista más encendidas, con saldo de algunos muertos, se
dieron en Puebla, Jalisco, Michoacán, Morelos y Zacatecas. A pesar de las muestras de oposición, Cárdenas apoya
la reforma constitucional y niega que la escuela socialista sea agente de disolución familiar y que pervierta a los hijos
apartándolos de sus padres, por el contrario, afirma que reafirma la conciencia solidaria de clase y tendrá una clara
misión desfanatizadora, luchando no contra la religión, sino contra el fanatismo.

La ley que reglamentaba la aplicación de la reforma constitucional se elaboró hasta 1939, con evidentes lagunas y
confusión en su aplicación, considerando la escasa preparación del magisterio, especialmente de las áreas rurales.
Es evidente la anarquía existente creada por aquéllos que buscan cumplir con el mandato constitucional y otros que
no entienden qué implica la enseñanza socialista y más aún como aplicarla en sus métodos pedagógicos. La
educación socialista está vigente hasta 1945 en que las nuevas condiciones políticas y sociales determinan la
necesidad de volver a reformar el artículo 3º constitucional.

La Política de Masas del Cardenismo.


Las alianzas establecidas por Obregón con las clases populares encuentran su conclusión en la política de masas del
cardenismo, fortaleciendo de manera definitiva al Estado, dándole la fuerza suficiente para llevar a cabo una serie de
acciones destinadas a lograr el crecimiento económico y el desarrollo social de México. De la conciliación y el Estado
que busca el equilibrio entre clases antagónicas, se pasa al Estado rector de la actividad económica y social,
buscando mejorar el nivel de vida de la clase trabajadora con acciones claras y directas que despertaron el temor de
los propietarios mexicanos y extranjeros, que con razón pensaban en el establecimiento del socialismo. Sin embargo
ahora, la relación con las clases trabajadoras no tiene propósitos únicamente políticos, también hay proyectos
económicos que sólo se pueden lograr con la participación entusiasta y decidida de la clase trabajadora; de esta
forma Cárdenas logra concientizar a los trabajadores de su importancia como agentes de cambio económico y social,
para dar cabal cumplimiento a las medidas dictadas mas no cumplidas en la Constitución de 1917. Una de las
acciones emprendidas para convertir a los trabajadores en socios disciplinados del Estado fue la reorganización del
movimiento obrero, convertido en factor de inestabilidad debido a las constantes luchas internas que se venían dando
por el control del mismo, entre diferentes organismos sindicales, destacando los enfrentamientos entre la CROM,
sólido pilar del maximato, la CGT de tendencia anaraquista, la CSUM, apoyada por el partido comunista y la recién
creada CGOCM dirigida por Vicente Lombardo Toledano, líder de ideas socialistas que encuentra en la política de
Cárdenas un espacio favorable donde desarrollar su plataforma ideológica, que abarcaba el ámbito sindical y
educativo. En este contexto Cárdenas decide unificar al movimiento obrero para lo cual impulsa la creación de una
nueva central obrera que surge en febrero de 1936 con el nombre de Confederación de Trabajadores de México (
CTM ) cuyo lema refleja su ideología de izquierda acorde con el régimen cardenista, “ por una sociedad sin clases” .
Esta nueva organización sindical constituía el frente único de trabajadores que Cárdenas había planeado para que se
convirtiera en sólido pilar de su política de masas y fue el instrumento de que se valió para movilizar a las masas
obreras en apoyo del Estado.

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