Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
Cardenismo.
El gobierno del Gral. Cárdenas representa políticamente la conclusión del proceso de institucionalización iniciado en
marzo de 1929 con la creación del PNR, al darle a la presidencia la autoridad y autonomía que caracterizan a todo
sistema presidencialista. Esta tarea no fue fácil, ya que hubo que enfrentar y vencer al Gral. Plutarco Elías Calles
quien se había convertido en el jefe máximo de la revolución. Los factores principales que hicieron posible el triunfo
de Cárdenas fueron:
a) La postura conservadora asumida por Calles ante las demandas populares que lo alejó de las organizaciones de
trabajadores, uno de los pilares en que descansaba la fuerza del jefe máximo. Ante esta situación la labor agrarista y
el contacto constante de Cárdenas con los trabajadores michoacanos, cuando ocupó la gubernatura de aquel estado,
alcanzaba un notable contraste que le valió el apoyo popular.
b) La prudencia con que Cárdenas manejó el conflicto religioso ( segunda cristeada), una herencia del callismo que
tenía sus orígenes en la reforma al artículo 3º constitucional decrertada en diciembre de 1933. Lo cual evitó una
nueva confrontación entre la Iglesia y el Estado, que lo hubiera obligado seguramente, a buscar el apoyo del Gral.
Calles propiciando la continuación del maximato.
c) El fortalecimiento del presidente Cárdenas durante la crisis de junio de 1935, al recibir su gobierno el apoyo de
múltiples organizaciones de trabajadores, dispuestos a combatir a Calles y a los grupos fascistas organizados por
conocidos callistas, como el Gral. Nicolás Rodríguez organizador de los camisas doradas y Tomás Garrido Canabal
creador de los camisas rojas.
e) La reorganización del gabinete presidencial expulsando a los callistas y colocando en su lugar a reconocidos
cardenistas.
El conflicto entre el presidente Cárdenas y el jefe máximo de la revolución concluye de manera definitiva el 10 de abril
de 1936 con la expulsión de Calles, y connotados callistas como: Luis L. León, ex Ministro de Gobernación; Luis N.
Morones, ex Ministro del Trabajo y Melchor Ortega ex Gobernador de Guanajuato. Conseguida la autonomía
presidencial y contando con el respaldo popular, Cárdenas daría inicio a un amplio programa de reformas sociales.
La política indigenista. Uno de los objetivos del indigenismo cardenista era lograr la incorporación de los indígenas a
la cultura y a la economía nacionales, pero a diferencia de programas anteriores, la nueva perspectiva planteaba la
necesidad de proporcionarle al indio los elementos de la ciencia y de la técnica para que enriqueciera los recursos
que su medio le proporcionaba, sin desarraigarlo de su medio, pero sobre todo en un marco de respeto a sus
costumbres y tradiciones. Tal empresa no era cosa fácil ya que el México indígena no era una entidad unificada, sino
una multitud de comunidades rurales disgregadas y separadas entre sí por la geografía, por los dialectos y por las
distintas costumbres. Estas condiciones de aislamiento físico y cultural constituían un serio impedimento para lograr
su incorporación a la Nación, además se tenía que luchar contra el analfabetismo, el alcoholismo y las enfermedades,
males endémicos causados por siglos de marginación. Sin embargo, Cárdenas tenía la certeza de lograr una gradual
incorporación pues tenía la firme convicción de que los indios sí estaban interesados en su mejoramiento, y la apatía
que parecía ser una característica de esta raza, sólo era producto de la desconfianza, que nace y se nutre a través de
siglos de olvido y marginación.
Por lo anterior, el gobierno creó el Departamento de Asuntos Indígenas y dio impulso a la investigación etnológica,
para lo cual se fundó el Instituto Nacional de Antropología e Historia. Los avances fueron significativos, sin embargo
no fueron suficientes para resolver la marcada desigualdad en que vivían las comunidades indígenas del país, por lo
que la obra cardenista requería de nuevos esfuerzos de gobiernos posteriores.
La educación. Al iniciar Cárdenas su gobierno ya encontró reformado el artículo 3º constitucional, que establecía que
la educación que impartiera el Estado sería socialista y además de excluir toda doctrina religiosa combatiría el
fanatismo y los prejuicios, para lo cual la escuela organizaría sus enseñanzas y actividades en forma tal que
permitiera crear en la juventud un concepto racional y exacto del universo. La reacción popular es violenta y no es
sólo por parte de la Iglesia, un gran sector del pueblo mexicano se opone a la implantación del socialismo en la
educación; prueba de ello son los múltiples artículos publicados en diferentes diarios en la capital y otras ciudades del
interior; las manifestaciones en contra de la educación socialista más encendidas, con saldo de algunos muertos, se
dieron en Puebla, Jalisco, Michoacán, Morelos y Zacatecas. A pesar de las muestras de oposición, Cárdenas apoya
la reforma constitucional y niega que la escuela socialista sea agente de disolución familiar y que pervierta a los hijos
apartándolos de sus padres, por el contrario, afirma que reafirma la conciencia solidaria de clase y tendrá una clara
misión desfanatizadora, luchando no contra la religión, sino contra el fanatismo.
La ley que reglamentaba la aplicación de la reforma constitucional se elaboró hasta 1939, con evidentes lagunas y
confusión en su aplicación, considerando la escasa preparación del magisterio, especialmente de las áreas rurales.
Es evidente la anarquía existente creada por aquéllos que buscan cumplir con el mandato constitucional y otros que
no entienden qué implica la enseñanza socialista y más aún como aplicarla en sus métodos pedagógicos. La
educación socialista está vigente hasta 1945 en que las nuevas condiciones políticas y sociales determinan la
necesidad de volver a reformar el artículo 3º constitucional.