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Social 2
Crisis, Procesos sociales, sujeto y grupo
El grupo, sostén y determinante del psiquismo
La situación grupal provoca y convoca la actualización de sensaciones e imagos corporales
arcaicas, vivencias fusionales y de fragmentación, angustias primitivas, fenómenos de resonancia y
de espejo, movilizándose en ella identificación primaria, otro núcleo aglutinado, pero que en todo
caso aluden a las formas más arcaicas del ser, que es siempre ser- con- otro, en una relación de
unidad o continuidad.
Dicha actualización habla del psiquismo, del grupo y de su relación.
La investigación de los procesos psíquicos tempranos y su potencial eficacia en la constitución de
la estructura grupal plantea la cuestión del articulado de dos órdenes de fenómenos: los
atribuibles a las formas primarias del psiquismo y los que hacen a la esencia del proceso grupal. El
análisis de esa dialéctica configura el espacio teórico pertinente a esta articulación, en tanto abre
el camino a la comprensión de una doble función instituyente: del grupo en el sujeto y del sujeto
en el grupo.
¿Cuál es el lugar del otro, de la interacción, del vínculo, del grupo, en la constitución del
psiquismo? La hipótesis es: el sujeto emerge y se configura en la interioridad y por efecto de la
complejísima trama de vínculos y relaciones sociales, las que a su vez determinan aspectos de la
forma y contenido de esos vínculos. Se entiende por vínculo una estructura interaccional compleja
que incluye dos sujetos, su mutua interrelación efectivizada en procesos de comunicación y
aprendizaje. Se funda en las necesidades de los sujetos y se desarrolla en dos dimensiones en
relación dialéctica: la intersubjetiva y la intrasujetal o mundo interno. El vínculo comporta siempre
una red multipersonal implícita.
El protovínculo, estructura interaccional primaria que operará como sostén y condición de
posibilidad, junto a la organización biológica, del psiquismo humano.
El protovínculo es una relación asimétrica que compromete a madre e hijo de diversa manera. Una
se incluye en ella desde la trayectoria vincular en la que se ha configurado su compleja
organización psíquica, como ser social que portará sobre su hijo, consciente o inconscientemente,
el orden de las representaciones y significaciones sociales. El otro surge y se gesta en ese vínculo
como sujeto bio-psico-social, adquiriendo en esa relación fundante su organización
somatopsíquica.
Este vínculo primario se inicia con la vida intrauterina, en una constante co-presencia y
permanente intercambio. Según Pichón en este ámbito vincular el ser en gestación configura un
protoesquema corporal prenatal, rudimentaria organización de sensaciones interoceptivas y
propioceptivas.
El protoesquema corporal prenatal se desorganiza con el nacimiento, redefinición radical en las
condiciones de existencia. El recién nacido pierde su estado previo de globalidad fusional y es
invadido por una multiplicidad de estímulos desconocidos. Esta discontinuidad con lo previo es
registrada como privación (protodepresión). El cuerpo del recién nacido es sometido a una división
originaria, es un cuerpo necesitado, carente, que sólo sobrevivirá en el sostén del cuerpo y el
cuidado del otro, de la función yoica desplegada en el vínculo y en el grupo subyacente y
normatizada por el orden social.
La necesidad del cuerpo del otro opera toda la vida y se manifiesta particularmente en situaciones
regresivas o de alta intensidad emocional. Se moviliza como fantasía fusional en algunos
momentos del desarrollo grupal.
Función de sostén, discriminación e integración que no emerge solo de la madre, sino que surge y
se organiza en un contexto grupal y social. Esta función materna o función yoica es un proceso
vincular-grupal que consiste en ser el sostén del ser del bebé, de sus procesos de integración y
discriminación, de apropiación de sus contenidos e internalización de su continente. En la
apropiación de contenidos e internalización de su continente vincular-grupal el sujeto podrá
transformar su espacio fusional indiscriminado en un espacio interaccional mediado por el gesto,
la mirada, la voz, la palabra.
En este espacio simbólico, social, el sujeto comienza a reconocerse a sí mismo como integrado,
relacionado y a la vez discriminado. La configuración de dicho espacio señala un cambio cualitativo
en la organización de la dimensión intrapsíquica del sujeto, a la que denominamos mundo interno.
Este grupo interno tiene una historicidad que nace con la génesis del sujeto en el protovínculo y
guarda huellas de sus formas más arcaicas.
El proceso de constitución de la subjetividad en el sostén y apoyo de una estructura interaccional,
modelante e integradora, determinante que opera desde el comienzo de la vida y se mantiene a lo
largo de ella.
Los distintos grupos de pertenencia del sujeto son instituciones que operan como sostén del
psiquismo, encuadre y escenario en el que se depositan y controlan las formas más primitivas e
indiferenciadas de la personalidad, gestadas en la organización grupal originaria. Esa depositación
permite que prevalezcan en el sujeto y en el grupo las formas de interacción más evolucionadas y
complejas. La escena grupal convoca la actualización de sensaciones e imagos corporales arcaicas,
fantasías fusionales y de fragmentación, vivencias confusionales, de indiscriminación.
El grupo es significado entonces por sus integrantes como un espacio fusional sustitutivo de la
pérdida de fusión o indiscriminación corporal arcaica.
El objeto transicional transita, según Winnicott, entre el objeto interno, emergente de una
experiencia real o fantaseada y el objeto externo. Es un objeto real, que será significado y
reinterpretado desde el mundo interno.
La situación grupal, esa realidad objetiva, es transformada por ese significado en sustituto del
cuerpo, en sustituto del otro que completa y del que se carece. Constituir un grupo es darse
recíprocamente la ilusión metafórica de ser un cuerpo omnipotente, no sometido a la división ni a
la muerte.
Si el grupo es vivido como un seno cálido, lugar mítico de refugio y seguridad, despierta el deseo
fusional de perderse en él. Domina una fusión activa, en la que se intenta anexar al otro a la propia
necesidad, el propio pensamiento. Se desea ser completado por el otro. A la vez emerge la
angustia y despersonalización, el temor a quedar atrapado dentro del otro.
Si estas vivencias, sensaciones o imagos arcaicos movilizadas en el proceso de integración o en las
situaciones de crisis, no pueden ser nuevamente sostenidas, contenidos y metabolizados por el
contexto grupal, el grupo se desintegra y el sujeto huye ante el fracaso de la función de sostén.
Algunas reflexiones sobre grupo y grupo operativo
Concepto de grupo y concepto de sujeto:
Pichón caracteriza el grupo como “conjunto restringido de personas ligadas por constantes de
tiempo y espacio y articuladas por su mutua representación interna, que se proponen en forma
explícita o implícita una tarea que constituye su finalidad. Estas personas interactúan a través de
complejos mecanismos de adjudicación y asunción de roles”.
Esta concepción de grupo lo define como estructura, como un sistema de relación esa cuya esencia
hace la operatividad.
El sentido, porque y para que de la interacción, está dado por necesidades y un hacer, tarea,
praxis, relacionados con esas necesidades.
El sentido del grupo, es el hacer, el obrar, el producir, el trabajar. Es decir, la praxis como actividad
dirigida a un fin.
Sastre señala: “el grupo no es un sujeto”, con esto significa que es un sistema de relaciones entre
sujetos y un proceso. Es una estructura en movimiento. El grupo “no tiene una entidad
ontológica”, sostiene. Se puede visualizar que esta estructura es vivida a veces como “sujeto
total”, con anulación de la subjetividad individual. Esto es una fantasía en la que se expresan el
temor y el deseo personal. Sastre afirma; “el grupo es un nosotros práctico”.
Este “nosotros” implica pluralidad y unidad. Queda así planteada una contradicción entre
individuo y estructura grupal. Integración que no es nunca, o no debiera serlo, anulación del
sujeto.
El fundamento de todo proceso, del movimiento, está en sus contradicciones internas.
Una técnica de trabajo en el campo grupal
El concepto de técnica hace alusión a modalidades operativas.
Al hablar de “grupo operativo” nos referimos a un dispositivo técnico, a un conjunto de
procedimientos de intervención en el acontecer grupal.
Estos procedimientos apuntan a potencializar o recuperar esa operatividad esencial del proceso
grupal, esa operatividad que puede haberse perdido o deteriorado, o no alcanzar el desarrollo
requerido.
Este dispositivo o modalidad de trabajo que es el “grupo operativo”, se sustenta en un repertorio
teórico metodológico, ECRO. La técnica de grupo operativo remite al ECRO, tanto en lo que hace a
sus contenidos teóricos, como a su método y a sus fundamentos.
La técnica de grupo operativo implica una reflexión, un análisis del hacer de esos integrantes en
relación a sus necesidades, objetivo y tarea.
El rasgo esencial de la técnica de grupo operativo es su condición de “centrado de la tarea”, en el
para qué de esa relación, de ese sistema.
La técnica de grupo operativo implica siempre reflexión, análisis, pero nunca desgajado de un
hacer. Lo rige el concepto de tarea como praxis. Se plantea entonces un intercambio verbal, en un
pensar “a cerca de”, en función de los objetivos y las necesidades de sus integrantes.
La técnica de grupo operativo investiga los determinantes psíquicos e históricos de los sujetos
articulados en él.
La técnica de grupo operativo no está centrada en el individuo, aunque reconoce su lugar de
instituyente del proceso grupal. Nunca deja de lado el nivel del sujeto, de lo individual, de su
mundo interno. Esta técnica no está centrada en el análisis del grupo, sus vínculos, ni toma al
grupo como totalidad.
La técnica de grupo operativo analiza los vínculos en función de la tarea. La situación grupal, como
experiencia, se convierte en un fin en sí mismo.
La “fascinación” por el análisis de los vínculos, que se expresa como invitación a mostrar el
“sentir”, a “poner el cuerpo”, muchas veces es indicador de lo que Pichón intentó superar con la
creación de este dispositivo: la disociación entre el pensamiento y la emoción. Los sentimientos no
están vacíos de ideas y las ideas nos implican emocionalmente. Esta fragmentación del sujeto y de
su hacer es la que Pichón quiso dejar atrás cuando propuso a la técnica de grupo operativo como
un instrumento para “aprender a pensar”.
Concepto de obstáculo y técnica de grupo operativo
Tras estos estados psíquicos, estas vivencias y operaciones psíquicas, algunas conscientes, el
análisis muestra que subyace una “dramática, un argumento”, “escenas” que no acceden a la
conciencia, y que se movilizan en la situación. Por ejemplo, quedar vaciado, descalificado, excluido,
trasgredir un mandato, dañar algo querido. Importa señalar que no necesariamente esa gramática
genera obstáculo. Esto depende de sus características, de su posibilidad de acercar o distanciar al
sujeto con el objeto de la tarea.
Para abordar esta dramática Pichón crea un dispositivo; la técnica de grupo operativo.
La experiencia nos muestra que el campo grupal, en el intercambio, estas escenas subyacentes-
ligadas a la historia del sujeto, a su modalidad de interpretar su experiencia- se resignifican. La
ansiedad desciende.
Por la existencia de esta dramática icc, de estas ansiedades, al proyecto que un sujeto, o que los
integrantes de un grupo o una institución elaboran a nivel consciente, se puede dar en ellos
mismos, por intensificación de ansiedades, una resistencia al proyecto, al movimiento.
¿Qué son la tarea y la pre- tarea? Son formas del proceso grupal. Configuran “momentos” de ese
proceso. Estas modalidades, complejas y multidimensionales, se constituyen como síntesis de
múltiples aspectos. Tarea y pre-tarea son tb modalidades del funcionamiento psíquico de los
integrantes, en relación a sus necesidades, su proyecto, su hacer, su objeto de trabajo, sus
vínculos.
Técnicas del yo; se trata de una concepción sustentada en la fundamentación psicoanalítica del
pensamiento de Pichón. En particular en las hipótesis de la existencia de ciertos mecanismos de
defensa ante la ansiedad.
A estas operaciones psíquicas, Pichón las llama “técnicas del yo”. Las analiza desde su concepción
del psiquismo como sistema abierto, constituyéndose en y por su relación con el mundo.
Para Pichón, al ser el psiquismo del sujeto una “organización en el mundo”, “en sistema con el
mundo” (sistema abierto), el carácter instrumental de los recursos del yo, de esas operaciones
psíquicas, como apuntan a la aprehensión de la realidad. Tienen como eje esa relación y si bien
cumplen una función respecto de las ansiedades, su sentido final es la apropiación del objeto.
Operan para que pueda desplegarse esa relación fundante sujeto-mundo, siempre lábil, precaria,
sometida a modificaciones, a exigencias adaptativas, a la complejidad de lo real, a la complejidad
del sujeto.
No se puede hablar de tarea y pre-tarea sin mencionar las técnicas del yo. Porque la pre-tarea
implica estereotipia en las técnicas del yo. Estereotipia que surge a partir de ansiedades que no
pueden, por la intensidad alcanzada de la situación, ser elaboradas. La disociación del vínculo, por
ejemplo, se rigidiza, se congela en la ruptura de la totalidad contradictoria. El descubrimiento de
esa unidad contradictoria genera el conflicto de ambivalencia, fuente de sufrimiento. Se
construyen entonces dos objetos “monovalentes”. Uno totalmente bueno, otro totalmente malo.
Emerge una situación dilemática.
La tarea es el libre juego de esas técnicas, de esos recursos del yo, operaciones psíquicas icc para
que se dé la conexión, apropiación y transformación del sujeto y del objeto-mundo. Esto implica
que las ansiedades no son intolerables para el sujeto. La disociación como recurso del yo, no es en
sí ni sana ni patológica.
En relación al sujeto- objeto, el sujeto no se siente confundido por y con el objeto. Si se vivencia
amenazado, esta vivencia no tendrá una dimensión masiva, sino tolerable.
La técnica de grupo operativo, que como dispositivo incluye un encuadre (tiempo y espacio, roles),
es un instrumento que apunta a la elaboración y disminución de ansiedades, en función de
objetivo-tarea.