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RICHARD SENNETT

CARNE
Y PIEDRA
El cuerpo y la ciudad
en la civilización occidental

Alianza Editorial
CAPÍTULO SIETE

El miedo a tocar

El guetorenacentista
en la Venecia judío

a trama de El mercader de Venecia (1596-97) de Shakespeare g

L
en torno a una circunstancia que resulta extraña si nos dete
mos a pensar en ella. Shylock, el rico prestamista judío de V
necia, ha prestado a Bassanio tres mil ducados por tres meses y An
nio, amigo de Bassanio, se ha comprometido a pagar la deuda
Shylock. Si no lo hace, Shylock, que odia a Antonio, el aristócr
cristiano, y todo lo que representa, desea como compensación una
bra de carne de Antonio. Como suele suceder en las obras de tea
la fortuna se vuelve contra de Antonio y los barcos que transpor
toda su riqueza se van a pique en una tormenta. Lo extraño es q
Antonio y las autoridades cristianas que aparecen en la obra de tea
se sientan obligados a guardar la palabra dada a un judío.
Fuera del teatro, el público de Shakespeare trataba a los jud
como a animales medio humanos que merecían poco respeto leg
mente. Sólo unos pocos años antes de que Shakespeare escribiera
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ciudad, por ejemplo, los que comerciaban con bienes de segunda


mano. (En 1515 el gobierno otorgó la licencia oficial a nueve tiendas
judías de este tipo.) Todos los judíos pagaban impuestos elevados.
En estas circunstancias, Venecia buscó una solución espacial para
los cuerpos judíos impuros pero necesarios. Optó, en palabras del his-
toriador Brian Pullan, por «la segregación, aunque no la expulsión, de
la comunidad judía»26. La pureza de la masa quedaría garantizada por
el aislamiento de la minoría. Así hizo por primera vez acto de presen-
cia uno de los grandes temas de la sociedad urbana moderna. La «ciu-
dad» quedó establecida como una entidad legal, económica y social
demasiado amplia y variada como para vincular a todos sus habitan-
tes. Una «comunidad» emocionalmente intensa exigiría la división de
la ciudad. Los venecianos actuaron movidos por este segregador con-
cepto de comunidad sirviéndose de su propia geografía.

El preservativo urbano

Los judíos no fueron el primer grupo marginal al que los venecia-


nos encerraron en un espacio profiláctico. Los griegos, los turcos y
otros grupos étnicos también estaban segregados. Quizá los menos
controvertidos de los segregados eran los alemanes, que, a fin de
cuentas, eran correligionarios cristianos. La relación entre Alemania
y Venecia era obvia para Shakespeare cuando hace decir a Shylock en
El mercader de Venecia: «Un diamante perdido [que] me costó mil du-
cados en Frankfurt» 27.
En la época de Shakespeare, el comercio con Alemania había ad-
quirido una enorme importancia para Venecia. Los alemanes acudían
a Venecia para vender, además de para comprar. En 1314, los vene-
cianos decidieron concentrar a todos los alemanes en un edificio para
asegurarse
ban con susdebienes
que pagaban
y debíanlosvivir
impuestos.
y trabajarLos
allí.alemanes se registra-
Este edificio fue el
Fondaco dei Tedeschi. El Fondaco srcinal era una gran casa medieval
con la particularidad de que todos sus habitantes eran alemanes.
Como edificio, proporcionó el modelo para posteriores formas de se-
gregación más represivas.
En su forma primitiva, el Fondaco era un centro de recepción para
extranjeros distinguidos además de para los residentes alemanes.

Ubicación de los extranjeros en Venecia, c. 1600.


250 CARNE Y PIEDRA El miedo a tocar

Entrada al Ghetto Nuovo de Venecia. Copyright Graziano Arici. Todos los


derechos reservados.

tipo de superficie dura... A menudo sólo estaban pavimentadas al


Plano de los guetos venecianos: (1) templo italiano, (2) templo cantones, nas zonas de las plazas que estaban adosadas a edificios particu
(3) templo alemán, (4) templo levantino, (5) templo español o Pnentina. res»30. Durante el siglo anterior al confinamiento de los judíos
Ghetto Nuovo, la ciudad comenzó a construir terraplenes de tierra
En la época en el que el Ghetto Nuovo fue transformado, «las ca- lo largo de los canales. Estos terraplenes facilitaban la rápida circu
lles, las plazas y los patios [de la ciudad] no estaban cubiertos, como ción de agua y así evitaban que los canales se encenagaran. Más a
lo están ahora, con el pavimento uniforme de bloques rectangulares lante, permitieron que se construyeran caminos paralelamente a
de traquita volcánica. Muchas de las calles y patios no tenían ningún canales, una formación de agua y tierra que recibió el nombre
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lización del desenlace nos prepara para las diversas intrigas cómicas
que se resuelven en el Acto V. Los cristianos triunfan, Porcia libera a
Antonio y El mercader de Venecia se convierte en una comedia costum-
brista.
Sin embargo, ha sucedido algo extraño. Incluso antes del desenla-
ce, lo experimentamos en la trama secundaria que gira en torno a Jes-
sica, la hija de Shylock. En el momento en que se enamora de un
cristiano, Jessica abandona a su padre, su casa y su fe. Le importa
asombrosamente poco abandonar el mundo de su padre e incluso ro-
barle, apoderándose de las joyas de Frankfurt para pagar su luna de
miel. Contado así, parece una vil criatura, sin embargo en la obra es
absolutamente encantadora. Para esta hija que no vive en ningún
gueto, «ser judío» es como llevar unas ropas que se tiran si, por
ejemplo, uno se enamora. La acción pone de manifiesto una vez más
la inconsecuencia de la experiencia en otra trama secundaria sobre un
asunto amoroso. En el último acto los enamorados de la obra son ma-
nipulados por las mujeres que los aman en una especie de trato co-
mercial erótico. En último término no importa ni el dolor corporal
ni el deseo corporal; lo importante es el acuerdo. ¿Quién ha triunfa-
do?
Sin forzar el sentido, El mercader de Venecia puede leerse como una
premonición. Shakespeare muestra un mundo en el que la comunidad
de cristianos bien nacidos se ha hecho inefectiva o inconsecuente. Su
libertad aligera la carga de la cultura, a diferencia de los cuerpos
abrumados por la cultura en el gueto. Una libertad que trasciende el
peso y las opresivas obligaciones de la vida: al final de la obra, hemos
entrado en el mundo moderno.

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