Documenti di Didattica
Documenti di Professioni
Documenti di Cultura
CARNE
Y PIEDRA
El cuerpo y la ciudad
en la civilización occidental
Alianza Editorial
CAPÍTULO SIETE
El miedo a tocar
El guetorenacentista
en la Venecia judío
L
en torno a una circunstancia que resulta extraña si nos dete
mos a pensar en ella. Shylock, el rico prestamista judío de V
necia, ha prestado a Bassanio tres mil ducados por tres meses y An
nio, amigo de Bassanio, se ha comprometido a pagar la deuda
Shylock. Si no lo hace, Shylock, que odia a Antonio, el aristócr
cristiano, y todo lo que representa, desea como compensación una
bra de carne de Antonio. Como suele suceder en las obras de tea
la fortuna se vuelve contra de Antonio y los barcos que transpor
toda su riqueza se van a pique en una tormenta. Lo extraño es q
Antonio y las autoridades cristianas que aparecen en la obra de tea
se sientan obligados a guardar la palabra dada a un judío.
Fuera del teatro, el público de Shakespeare trataba a los jud
como a animales medio humanos que merecían poco respeto leg
mente. Sólo unos pocos años antes de que Shakespeare escribiera
246 CARNE Y PIEDRA
El preservativo urbano
lización del desenlace nos prepara para las diversas intrigas cómicas
que se resuelven en el Acto V. Los cristianos triunfan, Porcia libera a
Antonio y El mercader de Venecia se convierte en una comedia costum-
brista.
Sin embargo, ha sucedido algo extraño. Incluso antes del desenla-
ce, lo experimentamos en la trama secundaria que gira en torno a Jes-
sica, la hija de Shylock. En el momento en que se enamora de un
cristiano, Jessica abandona a su padre, su casa y su fe. Le importa
asombrosamente poco abandonar el mundo de su padre e incluso ro-
barle, apoderándose de las joyas de Frankfurt para pagar su luna de
miel. Contado así, parece una vil criatura, sin embargo en la obra es
absolutamente encantadora. Para esta hija que no vive en ningún
gueto, «ser judío» es como llevar unas ropas que se tiran si, por
ejemplo, uno se enamora. La acción pone de manifiesto una vez más
la inconsecuencia de la experiencia en otra trama secundaria sobre un
asunto amoroso. En el último acto los enamorados de la obra son ma-
nipulados por las mujeres que los aman en una especie de trato co-
mercial erótico. En último término no importa ni el dolor corporal
ni el deseo corporal; lo importante es el acuerdo. ¿Quién ha triunfa-
do?
Sin forzar el sentido, El mercader de Venecia puede leerse como una
premonición. Shakespeare muestra un mundo en el que la comunidad
de cristianos bien nacidos se ha hecho inefectiva o inconsecuente. Su
libertad aligera la carga de la cultura, a diferencia de los cuerpos
abrumados por la cultura en el gueto. Una libertad que trasciende el
peso y las opresivas obligaciones de la vida: al final de la obra, hemos
entrado en el mundo moderno.