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EL SUEÑO DE LA INYECCIÓN DE IRMA – CAPÍTULO XIII - SEMINARIO 2 DE LACAN

Lacan reflexiona sobre las concepciones que se formó Freud acerca del aparato psíquico. Este trabajo respondía
para él a una exigencia de coherencia interna. Freud aborda la disociación entre percepción y conciencia de los
esquemas introduciendo una hipótesis de la regresión para dar cuenta del carácter figurativo, imaginario de lo que
se produce en el sueño. Este carácter figurativo se concibe formando parte de lo perceptivo, y lo visual es
promovido por Freud como equivalente de lo perceptual. El estado del sueño no permite a los procesos su
prosecución normal hasta la descarga motriz, ocasiona una vuelta atrás del proceso del influjo intencional y la
aparición de su carácter de imagen. La idea de una regresión del individuo a los primero estadios de su desarrollo
domina muchas de nuestras concepciones acerca de la neurosis y el tratamiento.

PARTE 1

Para Freud el sueño inaugural es el de la Inyección de Irma, en el que hace un análisis muy exhaustivo. Debemos
advertir a qué dificultad única y constante respondía el progreso del pensamiento de Freud, formado por las
contradicciones de las diferentes etapas, aquello que constituye el objeto de nuestra experiencia. Cada caso tiene
que ver con el contexto en el cual está inmerso, y Freud no descuidó esto.

El sueño de la inyección de Irma puede situarse como una etapa en el desarrollo del ego de Freud. Puede creerse
que es necesario abandonar la noción del descentramiento del sujeto con respecto al ego; sin embargo; sin ésta no
podríamos comprender este sueño. ¿Por qué Freud le concede tanta importancia? Freud obtiene la verdad, que él
plantea como primordial, de que el sueño es siempre la realización de un deseo, un anhelo.

(PONGO EL SUEÑO POR SI ALGUNO NO LO TIENE PRESENTE, Y DE PASO, NO VIENE MAL LEERLO DE NUEVO)

“En un amplio hall. Muchos invitados a los que recibimos. Entre ellos, Irma, a la que me acerco en seguida para
contestar, sin pérdida de momento, a su carta y reprocharle no haber aceptado aún la «solución». Le digo: «Si
todavía tienes dolores es exclusivamente por tu culpa». Ella me responde: «¡Si supieras qué dolores siento ahora en
la garganta, el vientre y el estómago!... ¡Siento una opresión!...». Asustado, la contemplo atentamente. Está pálida
y abotagada. Pienso que quizá me haya pasado inadvertido algo orgánico. La conduzco junto a una ventana y me
dispongo a reconocerle la garganta. Al principio se resiste un poco, como acostumbran hacerlo en estos casos las
mujeres que llevan dentadura postiza. Pienso que no la necesita. Por fin, abre bien la boca, y veo a la derecha una
gran mancha blanca, y en otras partes, singulares escaras grisáceas, cuya forma recuerda la de los cornetes de la
nariz. Apresuradamente llamo al doctor M., que repite y confirma el reconocimiento... El doctor M. presenta un
aspecto muy diferente al acostumbrado: está pálido, cojea y se ha afeitado la barba... Mi amigo Otto se halla ahora
a su lado, y mi amigo Leopoldo percute a Irma por encima de la blusa y dice: «Tiene una zona de matidez abajo, a la
izquierda, y una parte de la piel, infiltrada, en el hombro izquierdo» (cosa que yo siento como él, a pesar del
vestido). M. dice: «No cabe duda, es una infección. Pero no hay cuidado; sobrevendrá una disentería y se eliminará
el veneno...». Sabemos también inmediatamente de qué procede la infección. Nuestro amigo Otto ha puesto
recientemente a Irma, una vez que se sintió mal, una inyección con un preparado a base de propil, propilena...,
ácido propiónico..., trimetilamina (cuya fórmula veo impresa en gruesos carácteres). No se ponen inyecciónes de
este género tan ligeramente... Probablemente estaría además sucia la jeringuilla”

PARTE 2 (Pongo la parte de las dudas hacia Freud y su teoría porque el profe hizo mucho hincapié en esta parte en
clase)
Irma es una enferma amiga de la familia de Freud quien tiene grandes dificultades con ella. Como nos lo
señala en las asociaciones del sueño, en esa etapa todavía piensa que cuando el sentido inconsciente del
conflicto fundamental de la neurosis queda descubierto, sólo resta proponérselo al sujeto, quien aceptará o no. Si
no acepta es culpa suya, es un mal paciente. Cuando el paciente es bueno, acepta y todo marcha bien. Tiene,
entonces, grandes dificultades con Irma, quien ha mejorado pero conserva algunos síntomas, (propensión al
vómito). Freud acaba de interrumpir el tratamiento, y es su amigo Otto (atiende un poco a toda la familia cuando
se presentan resfriados) quien le trae noticias de su ex paciente, diciéndole que las cosas andan bien pero no tanto.
Freud cree advertir entonces una desaprobación o incluso, una cierta burla por el choque que Freud obtuvo con
Irma por no tener las cosas tan bajo control como le parece.

Freud tiene la sensación de haber propuesto a Irma la buena solución: Lösung. : Es tanto la solución que se
inyecta como la solución de un conflicto. En esto, el sueño de la inyección de Irma adquiere ya su sentido
simbólico. Llega a poner en duda la légitimidad de la solución por el aportada y quizás el principio mismo de su
tratamiento de la neurosis. En 1900, en una carta dirigida a Fliess, precisamente después de la publicación del libro
en que lo comunica, imaginará que algún día quizá coloquen sobre la puerta de la casa de campo de Bellevue
donde transcurre este sueño: Aquí, el 24 de Julio de 1895, por vez primera el enigma del sueño fue desentrañado
por Sigmund Freud.

Esto sucede antes de la crisis de 1897 cuando creyó que toda la teoría del trauma, central en la génesis de
su concepción, tenía que ser desechada y que todo su edificio se venía abajo. En 1895 está atravesando un período
creador, abierto tanto a la certeza como a la duda: esto caracteriza todo el progreso del descubrimiento. La
desaprobación percibida a través de la voz de Otto es el ligero choque que va a poner en marcha su sueño.

Freud se puso a trabajar luego de la cena y redactó un resumen a propósito del caso de Irma para poner las
cosas en su lugar y justificar la conducción general del tratamiento. En eso, llega la noche. Y este sueño en el cual
Freud se libra de su responsabilidad en el fracaso del tratamiento de Irma. Ha pasado la noche de la víspera
tratando de justificarse con todas las letras, tanto por lo que marcha como por lo que puede no marchar.

Para establecer su fórmula de que en todos los casos un sueño es la satisfacción de un deseo, a primera vista
Freud no parece haber exigido otra cosa que la noción más general del deseo, sin preocuparse en ahondar qué es
este deseo, ni de dónde viene, si del inconsciente o del preconsciente. Cuando Freud interrumpe las asociaciones,
tiene sus razones para hacerlo. Se trata de tomar el conjunto del sueño y de su interpretación. Hay dos
operaciones: tener el sueño e interpretarlo. Interpretar es una operación en la cual intervenimos.

 Les expresé, a propósito de lo simbólico, lo imaginario y lo real, en la conferencia inaugural de esta


sociedad. Se trataba de usar categorías en forma de letras minúsculas y mayúsculas.
- iS-imaginar el símbolo, poner el discurso simbólico bajo forma figurativa, o sea, el sueño.
- sI-simbolizar la imagen, hacer interpretación de un sueño.

Empero para esto es preciso que haya una reversión, que el símbolo sea simbolizado. En el medio está el lugar para
comprender lo que sucede. Tomar el conjunto del sueño y la interpretación que de él realiza Freud, y ver qué
significa esto en el orden de lo simbólico y de lo imaginario.

Veamos el texto. El señor Erikson atribuye una gran importancia al hecho de que al comienzo Freud diga:
“recibimos”; un personaje doble: Freud recibe con su mujer. Es una pequeña fiesta, esperada, un cumpleaños, e
Irma, amiga de la familia, concurrirá a ella. “Recibimos” coloca a Freud en su identidad de cabeza de familia, Lleva a
Irma aparte y comienza a hacerle reproches, a increparla: Es culpa tuya, si me escucharas todo iría mejor.
Inversamente, Irma le dice: No sabes cómo me duele, aquí y aquí y allí, la garganta, el vientre, el estómago. Y añade
que eso la sofoca. Todo esto sucede, pues, sobre un fondo de discusión y resistencia a lo que Freud propone y al
examen.

Se trata de una resistencia del tipo resistencia femenina y las asociaciones de Freud giran alrededor de esta
resistencia, y ponen de relieve que Irma está lejos de ser la única en juego, están la mujer del propio Freud
(encinta), a la cual lo unía un gran apego y otra enferma (no es paciente de Freud, es muy bonita, y sin duda más
inteligente que Irma.

En el sueño Freud se muestra tal cual es y su ego está perfectamente a nivel de su ego despierto. La
propia Irma está apenas distorsionada. Si Freud analizara sus comportamientos, sus respuestas, sus emociones, su
transferencia de cada momento en el diálogo con Irma, vería igualmente que detrás de ésta se halla su mujer, que
es su amiga íntima, y también la seductora joven que se encuentra a dos pasos y que sería mucho mejor paciente
que Irma. El diálogo se somete a las condiciones de la relación real. Habiendo conseguido que la paciente abra la
boca-(justamente de esto se trata en la realidad, que no abre la boca) -lo que Freud ve al fondo, esos cornetes
recubiertos por una membrana blancuzca, es un espectáculo horroroso. Esta boca muestra todas las
significaciones de equivalencia, todas las condensaciones que ustedes puedan imaginar. Todo se mezcla y asocia
en esa imagen, desde la boca hasta el órgano sexual femenino, pasando por la nariz; muy poco tiempo antes o muy
poco tiempo después Freud se hace operar, por Fliess u otro, de los cornetes nasales. Es un descubrimiento
horrible: la carne que jamás se ve, cuya forma por sí misma provoca angustia. Visión de angustia, identificación de
angustia, última revelación del eres esto: Eres esto, que es lo más lejano de ti, lo más informe. A esta revelación,
llega Freud en la cumbre de su necesidad de ver, de saber, expresada hasta entonces en el diálogo del ego con el
objeto.

Normalmente, un sueño que desemboca en algo así debe provocar el despertar, pero Freud no despierta
porque tiene agallas. Como su ego queda terriblemente pasmado ante el espectáculo, hace una regresión.
Reafirma que el yo es la suma de las identificaciones del sujeto, con todo lo que esto puede implicar de
radicalmente contingente.

PARTE 3

El doctor M.,nunca perjudicó mucho a Freud, pero no siempre comparte sus opiniones y Freud no es hombre que
admita esto con facilidad. También están Otto y el camarada Leopoldo, y con este trío de “clowns” se establece
alrededor de Irma un diálogo sin tan ni son, Aparecen las asociaciones que nos muestran la verdadera significación
del sueño. Freud advierte que se le declara inocente de todo.
El doctor M. responde a una función que resultó capital para Freud, la de su medio hermano Philipp. Freud
fue introducido al Edipo ya que su padre tenía dos hijos de un primer matrimonio, Emmanuel y Philipp, de edades
parejas salvo una diferencia de tres años, pero cada uno de los cuales estaba ya en edad de ser el padre del
pequeño Freud Sigmund, nacido éste de una madre que tenía exactamente la misma edad que Emmanuel
(constituyó para Freud el objeto de horror por excelencia), Philipp tuvo también lo suyo.

Los personajes de la generación intermedia desempeñaron un papel importante. El doctor M. representa el


personaje ideal constituido por la seudoimagen paterna, el padre imaginario. Otto corresponde a ese personaje
que jugó un papel constante en la vida de Freud, el familiar y allegado íntimo que es a la vez amigo y enemigo, que
en un instante pasa a ser, de amigo, enemigo. Y Leopoldo cumple el del personaje que presta el servicio de estar
siempre en contra del amigo-enemigo, del enemigo querido. Esta tríada juega con la palabra, la palabra decisiva y
judicativa; con la ley, con aquello que atormenta a Freud bajo la forma: ¿Tengo razón o estoy equivocado? ¿Dónde
está la verdad?
Freud se refiere a ese punto de las asociaciones en que el sueño se inserta en lo desconocido, lo que llama su
ombligo.

Así llegamos a lo que está detrás del trío místico. Digo místico porque ahora conocemos su sentido. Las tres
mujeres, las tres hermanas, los tres cofrecillos.

La historia de la membrana diftérica está enlazada a la amenaza severa, que dos años antes había padecido una
de sus hijas. Freud había vivido esta amenaza como un castigo por su torpeza terapéutica al excederse en la dosis
de un medicamento, el sulfonal, prescrito a una paciente, ignorando que su uso continuo acarreaba efectos
nocivos. Creyó ver en esto el precio pagado por su falta profesional.

En la segunda parte, los tres personajes juegan entre sí el ridículo juego de devolverse la pelota a propósito de
estos interrogantes, fundamentales para Freud: ¿Cuál es el sentido de la neurosis? ¿Cuál es el sentido de la cura?
¿Cuál es la pertinencia de mi terapéutica de las neurosis? Y detrás de todo ello está el Freud que sueña siendo un
Freud que está buscando la clave del sueño.

Cuando de pronto saben ustedes que es ése el que les guarda rencor, saben que el culpable es Otto. Ha aplicado
una inyección. Hay un rastreo...propil...propilena...A esto se asocia la comica anécdota del zumo de ananás
obsequiado la víspera por Otto a la familia. Al destapar la botella, olió a aguardiente. Alguien dijo: Démoslo a los
criados. Pero Freud, más humano-dice observa con sensatez. La fórmula de trimetilamina es:

Esto aclara todo: trimetilamina. El sueño no cobra su sentido únicamente de la indagación de


Freud sobre el sentido del sueño. La trimetilamina es un producto de descomposición del
esperma, y presta su olor amoniacal cuando se descompone al contacto con el aire. El sueño, que
culminó una primera vez con la imagen horrorosa de que hablé, culmina una segunda vez al final
en una fórmula escrita, al igual que el oráculo, la fórmula no da ninguna respuesta a nada. Pero la manera misma
en que se enuncia, su carácter enigmático, sí es la respuesta a la pregunta sobre el sentido del sueño.

Podemos examinar la estructura de esta palabra, que se presenta aquí en forma eminentemente
simbólica pues está hecha de signos sagrados.

La estructura del sueño nos muestra que el inconsciente no es el ego del soñante (no es Freud en
tanto Freud prosiguiendo su diálogo con Irma). Es un Freud que ha atravesado la angustia capital
en que su yo se identificó al todo bajo su forma más inconstituida. Y, por último, otra voz toma la
palabra. sujeto fuera del sujeto que toda la estructura del sueño designaste sueño nos revela, pues, lo siguiente:
lo que está en juego en la función del sueño se encuentra más allá del ego, lo que en el sujeto es del sujeto y no
es del sujeto, es el inconsciente.

Los síntomas analíticos se producen en la corriente de una palabra que intenta pasar. Esta palabra encuentra
siempre la doble resistencia de lo que llamaremos el ego del sujeto y su imagen. Esto es lo que sucede en la
primera fase del sueño, durante la cual Freud se halla en el plano de la resistencia, jugando con su paciente. Si
Freud sigue adelante es porque lo domina una enorme pasión de saber. El verdadero valor inconsciente de este
sueño está en la búsqueda de la palabra, en el abordaje directo de la realidad secreta del sueño, en la búsqueda
de la significación como tal. La única palabra clave del sueño es la naturaleza misma de lo simbólico: los símbolos
no tienen nunca más que el valor de símbolos.

En el sueño un fenómeno inconsciente se despliega en un plano simbólico, como tal descentrado respecto del
ego, siempre tiene lugar entre dos sujetos. Desde el momento en que la palabra verdadera emerge, mediadora,
genera dos sujetos muy diferentes de lo que eran antes de la palabra. Esto significa que no empiezan a
constituirse como sujetos sino a partir del momento en que la palabra existe, y no hay un antes.

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