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Capilla de la Villa Jiménez

María Inés Soria de Neder


El Señor Hallado en Villa Jiménez
Departamento Río Hondo en Santiago del Estero

Custodia realizada en metales radiantes del Señor

Jesucristo de tiempo antiguo. La misma era exaltada

durante el otrora día de ¨Viernes Santo¨, hoy su fiesta

patronal es en mes de mayo.(Gentileza de Luciana Heredia)


El libro¨ Daniel Soria, In Illo Tempore¨- Letras santiagueñas del Siglo XIX
de María Inés Soria de Neder, publica un relato de antaño de Santiago del
Estero entre fines de 1800 y principios de 1900

Imagen antigua de la Capilla del ¨Señor Hallado¨-

del folleto De la escuela ¨Pedro León Gallo¨-

Villa Jiménez

A continuación el siguiente texto escrito para el antiguo ¨ALMANAQUE PARA 1900¨, en el diario LA
NACIÓN en 1899. El siguiente relato oral recuperado por María Cleofé Soria la hija mayor de
Daniel Soria, narra el viejo mito sobre el ¨Señor Hallado¨ en la antigua Villa Jiménez, en donde la
familia Soria practicaba el culto en la persona de su Patriarca Pedro Pablo Soria la veneración a la
Imagen antes mencionada durante el ¨Viernes Santo¨ después ahora se lo honra en el mes de
mayo de cada año.

La imagen del ¨Señor Hallado¨ tiene una estructura parecida a una¨ Reliquia Cristiana¨ que a
veces se confunde al nombrarla María Cleofé como el ¨ Santo¨. Pero es el mismo Señor que
murió y se entregó por los pecados del mundo.

La custodia de la Villa Jiménez realizada en metales adosados a la madera que lo sostiene es


muy visitada. La convivencia permanente del quichua y el castellano en parajes del interior
santiagueños hizo que aquellos pequeños BABELES idiomáticos perdieran, tal vez las
costumbres y usos de antaño.

La bisnieta de Daniel Soria, María Inés Soria de Neder en el libro ¨Daniel Soria, In illo Tempore-
Letras santiagueñas del Siglo XIX¨ recupera viejos archivos familiares. El texto antes mencionado
también explica los cambios de las postas y las propiedades de sus antecesores sobre el ¨Camino
Real¨ . Comenta como aquellos Soria se veían obligados a trasladarse en dos propiedades, en
ciertas fechas, dada las faltas de agua en aquel lugar profundo de Santiago del Estero y es allí, en
la Villa Jiménez que Pedro Pablo Soria oficiaba de síndico de las honras al Señor Hallado.

La Capilla del Señor Hallado en la Villa Jiménez

Capilla del Señor Hallado en la legendaria Villa Jiménez. Según el relato

El terreno para levantarla habría sido donado por el Señor Bernardo Obejero.

(Foto de Diario PANORAMA)

El templo que alberga la Custodia del ¨Señor Hallada en la legendaria Villa fue declarado como
Monumento Histórico Provincial el 17 de Mayo del año 2005. La Cámara de Diputados de la
Provincial sanciona con fuerza de ley

• LA CAMARA DE DIPUTADOS DE LA PROVINCIA SANCIONA CON FUERZA DE LEY:

Art. 1° - Declárase "Monumento Histórico Provincial" a la Capilla Nuestro Señor Hallado,


ubicada en la localidad de Villa Jiménez, Depto. Río Hondo, provincia de Santiago del Estero,
su mobiliario actual, relicario y altares.
Art. 2° - Facúltase al Poder Ejecutivo a adoptar las medidas necesarias para su registración,
como informar de la presente a la Diócesis de Santiago del Estero.

Art. 3° - Comuníquese al Poder Ejecutivo.

Firmantes

NICCOLAI-GOROSTIAGA-ZAMORA-SUAREZ-O'MILL- BILLOUD

La Capilla Nuestro Señor Hallado fue construida por los Jesuitas a fines del 1700 y fue declarada
Monumento Histórico Provincial por el actual Presidente Provisional del Senado de la Nación,
Senador Dr. Gerardo Zamora, y próxima a cumplirse diez años de dicho nacimiento, más el motivo
de la fiesta Patronal el 23 de mayo del 2015 es que los vecinos locales solicitaron a la Mandataria
Provincial distintas mejoras que se requieren en el lugar.

A continuación el relato del ¨ Señor Hallado¨ por la hija del humorista Daniel Soria y publicado
dentro del Almanaque para 1900¨ de Corica, Corea y Coria

EL SEÑOR HALLADO
Á TI

Cuando anoche me decías:

-¿Cree usted, María, que hay santos?¿ Dónde están? Deje esas creencias estúpidas para almas
débiles, para almas débiles, para ignorantes á quienes los frailes pueden hacer creer todo cuanto
quieren; me extraña que usted, una niña… etc.¿ Recuerdas cuánto dijiste, cuánto discutimos
anoche?

No es á lo que voy á contestarte ahora, porque creo inútil repetir lo mismo, sino á lo que me dijiste
á mi sola:

-No me gusta que seas una santurrona; voy á ocuparme de convertirte, voy á arrancar esas
telarañas de tu inteligencia, y cuando estés libre de ellas reconocerás lo pura verdad y verás que
los frailes son unos charlatanes y que los tales santos no existen.

Lo que voy á referirte no me lo contó un fraile; lo hizo mi buen abuelo, á quien Dios tenga en
gracia, le pregunté por que se llamaba Señor Hallado ese santo que está en el templo de Jiménez
II, y me contó lo siguiente:
¨Cuando vivía mi padre don Pedro Pablo Soria, residía en Chañar Pozo( parte hoy del
departamento Río Hondo) un señor humilde, honrado, caritativo y ferviente católico: se llamaba
Bernardo Obejero.

¨Este señor se estableció como á ocho ó diez kilómetros de Sotelillos, una de las muy pocas
poblaciones que existían en aquella época. Consagró su corazón á Dios, y su existencia á hacer el
bien á cuantos de él necesitaban; y como este afecto llenaba por completo las aspiraciones de su
vida haciéndolo mirar como despreciables por lo perecederas y variables todas las cosas de este
mundo, no llamó su atención nada humano, de manera que vivió y murió solo, sin familia, sin
hogar.

¨Era, en fin, un hombre que en este fin de siglo haría el papel de un tonto rematado; porque como
tu decías anoche estamos en el siglo de las luces, del positivismo, del materialismo, y ponerse á
creer en lo dudoso, en lo que no existe, en lo que nadie ha visto, y ocupar exclusivamente una
existencia en adorar una creación de los frailes, seguramente era necesario ser un grandísimo
tonto para eso.¨

Y seguía diciendo mi abuelo:

¨Un día salió al campo á rodear su pequeño ganado, seguramente ocupada la mente con el efecto
que llenaba su corazón, pensando en Dios, en ese Dios á quien nunca había visto y en quien sin
embargo, creía con fe tan profunda y sincera.

¨El día estaba próximo á expirar, y detrás de los cerros y los montes se veían los últimos rayos del
astro que sólo permite que se le vea nacer y al morir, de un hermoso sol americano que se
ocultaba en el ocaso entre cortinas anaranjada.¨

Hermoso espectáculo, ¿no es verdad?

Pero sigamos el cuento de mi abuelo:

¨En el momento en que el sol astro se ocultaba para todos los habitantes de esta parte del mundo,
otro sol tan brillante, tan grande y tan inmortal como el primero se alzaba las pajas para Obejero.

¨Casi cegado por su resplandor, pero sintiendo en sí algo sobrenatural que lo arrastraba hacia auel
sitio, acércase anhelante y tímido al lugar donde aquel sol brillaba y, en mi concepto, más feliz que
todos los mortales, encontró al llamaba Señor Hallado.

¨¡Con cuánta devoción, con cuánto respeto y amor , con que júbilo santo lo trasladó á su casa!

¨Le hizo una urna á propósito para que estuviera, y salió loco, transportado, ébrio de dicha, á
participar la buena nueva á los vecinos, los cuales acudieron á verlo, á rendirle sus homenajes, á
ofrecerles sus peces, y tal vez alguno le ofreció de veras su corazón.
¨Días enteros se veía a Obejero arrodillado, extático ante aquella urna que contenía, valiéndome
de la expresión de un santo, al que no cabe en cielo y tierra. Pensando que otra cosa, además de
sus oraciones, podía serle agradable, había llenado la urna de flores.

¨Yo sé esto por experiencia propia: es raro, muy excepcional el mortal que habiendo consagrado á
Dios una flor del corazón , un afecto vivo y puro, no tenga la satisfacción aquí en la tierra de sentir
que su amor es recompensado.

¨Una noche llevaba Obejero una luz para alumbrar y orar ante el Señor Hallado, cuando ¡ oh dolor
sin igual! ¡ no lo encontró!

¨Pero¿ cómo explicarle esta desaparición, si la urna estaba cerrada con la llave que él mismo tenía!
No estaba fracturada ni había señales de que criatura humana hubiera penetrado hasta
allí.¡Misterio!

¨¿Cómo podré pintarte, hija mía, me decía mi abuelo, el dolor, la pena de Obejero? ¿Dónde
encontrar palabras que lo expresen? No, no las encontramos en el mundano lenguaje, pues su
dolor no venía de nada humano, lo causaba algo más elevado, superior á todo lo terrenal y de ahí
que nosotros, mundanos miserables, no lo podemos comprender ni describir.

¨Con el alma traspasada por eta pena sin igual, salió al campo á ver si lo encontraba donde se le
apareció por primera vez; pero como tampoco lo encontró ahí, su desesperación llegó al colmo.

¨Avisó á todos los vecinos que habían conocido al Señor Hallado esta desgracia, y todos se
pusieron en campaña á ver si podían encontrarlos en los alrededores; pero todo fué inútil; pasaron
así varios días y Obejero estaba casi loco de pena.

¨Un día alargan más la excusión y llegan hasta la población de Jiménez, y ¡oh Providencia! El
mismo fulgor del sol que deslumbró un día á Obejero partía de un añoso y secular algarrobo.

¨Obejero se siente transportado de contento; llorando de alegría se acerca, se arrodilla, besa los
pies de su Señor y cuando los demás hacen lo mismo lo traen en procesión á la casa de Obejero a
ponerlo en esa urna llena de flores y velas que tenía para él.

¨Pasa el día sin novedad, y cuando Obejero quiere rezarle por la noche, como antes, no lo
encuentra.

¨La pena más intensa atrapa su corazón, porque cree que Dios no tiene en cuenta su cariño y que
por algo que él no ve su casa no es digna de tal huésped.

¨Al día siguiente de Obejero sale en búsqueda del prófugo, y lo encuentra en el mismo algarrobo.

¨Llorando le dirige Obejero dulcísimos reproches por haberlo abandonado y le promete no


separarse ni un momento de la urna . Así lo hace, y cuando llega la noche , y sin qu el buen
hombre pueda darse cuenta, cuando él estaba mirándolo y rezando vuelve a desaparecer.
¨Nuevo viaje al día siguiente de Obejero para traer á su casa á su Señor Santísimo; pero esta vez
sus esfuerzos fueron inútiles; no hubo poder humano que de aquel algarrobo lo arrancara.

¨Vino triste y cabizbajo á esta ciudad de Santiago, y avisó lo que sucedía á los RR.PP. dominícos ,
cuyo convento estaba situado donde está hoy la fonda Umberto I. Estos le aconsejaban en capítulo
le deje donde está, pues de esta manera hacía conocer su voluntad de permanecer en aquel sitio.

¨Allí se levantó el hermoso templo que conocerás cuando vayas, y en el lugar de aquel árbol
bendito se levanta el altar donde descansa la imagen de Nuestro Señor . Cada año se hacen
grandes funciones en su honor.

¨Uno de los síndicos soy yo, y la función que se celebra en Corpus Christi es la que yo costeo; otra
es mi hija Manuela, cuya función se celebra al día siguiente, y así cada día, cada uno de los índicos
para celebrar la función. Creo, hija mía, que ya habrás comprendido que se llama el Señor Hallado
porque Obejero tuvo la sin igual fortua de encontrarlo.¨

Tal es el relato que me hacía mi querido abuelo don Baldomero Soria, que como debes suponer y
te lo he dicho antes, no ha sido fraile, ni ninguno de los ancianos que testificaron su narración
contado éstos una anécdota, otros otra, es decir milagros de ese Santo que, á pesar tuyo, existe
como existe también el terreno que Obejero dejó para que se vendiese y su producto fuese
empleado en embellecer el templo del Señor Hallado.

Ahora que te he contado esto desearía me digas tú y los que como tú esto lean, si mi cuento no
los ha cansado para contarles otros, que de esta clase sé algunos.

María Cleofé Soria(1899)- Almanaque


Humorístico para 1900¨ de Daniel Soria

Bibliografía
* Diccionario de Latín- Castellano ;

*Archivo Cámara de Diputados de la Provincia de Santiago del Estero;

*Archivo fotográfico ¨Diario Panorama¨;

*Áreal Prudencio, ¨Trabajos Sueltos¨(1924);

* AICA- Agencia Argentina Católica- Viernes 26 de Junio de 2017¨La Argentina Celebra Corpus
Christi

*Di Lullo , Orestes ¨Viejos Pueblos¨( 1954);

* Garay Luis ¨ Camino Real ¨(2007);


*Soria de Neder, María Inés ¨Daniel Soria, In Illo Tempore- Letras Santiagueñas del Siglo
XIX¨(2017)

*Urbano IV , Bula ¨Transitorius de Hoc Mundo¨

María Inés Soria de Neder

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