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ENCUENTRO DE ESTUDIANTES DE ARTE 2010

Instituto Nacional de Bellas Artes/Universidad Veracruzana

Coloquio de estudiantes de arte y profesores de educación


artística.
Ética y creadores

LA RELACIÓN ENTRE LA ÉTICA Y LA ESTÉTICA EN EL ÁMBITO DE LA CREACIÓN

ARTÍSTICA

Jesús Manuel Osuna González


Facultad de artes plásticas de la Universidad Veracruzana

Resumen
Las relaciones entre el artista, el acto creador y el arte, se formalizan. Dejan de estar
dispersas en el mismo momento en que el artista se relaciona directamente con el
exterior, con la sociedad. La relación entre el artista y acto creador nos llevan a
establecer de cierta manera una relación directa de éste con el medio en que se
desenvuelve y con el resultado de las interacciones con la sociedad y con la obra
artística. De esta manera, la obra es un conjunto de antinomias sometida a la realidad y
al mismo tiempo independiente. Desde el papel del creador y de su conciencia de un
ética respecto al compromiso que asume por el arte, veremos como el seguimiento de
sus intereses personales para con una sociedad que se encarga de regular sus
actividades, se puede reflejar en su obra y es entonces que la actitud del artista cambia
hacia la resistencia, hacia el camino no definitivo, pero es en ésta resistencia donde el
artista también puede asumir una conducta ética en cuanto a lo que el mismo pretende
demostrar en el ámbito de la estética, el cual también le es propio, y a partir de ahí
veremos las relaciones entre el artista, la obra de arte y el arte mismo.
La actividad artística es realizada mediante actos creativos, que implican tomar
decisiones, elegir, trazar un punto de entrada y límites al espacio y el tiempo, es un
reflejo de cierta conducta, que podemos denominar conducta creativa. Ésta toma de
decisiones ya lleva dentro de sí una actitud del artista, producto de las reflexiones
personales ante cierto acontecimiento que a su vez se verán reflejadas en la voluntad de
crear, juzgar sobre el hacer o no la obra. De esta manera sus decisiones son
intersubjetivas, pues cada una de las suyas refleja algo para los otros y, sólo aquellos
que han vivido alguno similar a él, sólo aquellos que han tenido vivencias cercanas a las
suyas, son los que no podrán abandonar en ningún momento aquello que está plasmado.
Así es como hay una relación interpersonal en toda obra, hay una ética de la vida en
cada obra, desde el momento en que juzgamos y cuestionamos el verdadero valor de
hacerla, y, si éste hacer no se ve influenciado y pone en peligro la autenticidad de
nuestro propósito, incluso si la obra será aceptada o rechazada por las decisiones
personales del público.

El artista en su individualidad, es un cúmulo de habilidades que potencialmente están


ahí, «su relevancia depende de lo que el individuo sepa emprender con ella, lo mismo
que con todos sus demás dones naturales»1, así, el artista tiene en el acto creador su
manera de realizarse a partir de sus propias habilidades, toma decisiones, hace que
sucumban las posibilidades abiertas, contrasta su actitud con el caos, actitud que es
producto de las reflexiones personales y de su estar a la altura de lo que le sucede.
Esos acontecimientos que le obligan a reflexionar serán puestos en el lienzo y así el
artista plasma un pedazo de sí en su obra y cada vez más profundiza en todo aquello que
le pregunta el mundo. Su etapa evolutiva dentro de la sociedad se ha manifestado de
diversas maneras, desde aquel ser colectivo bajo la supervisión de un clérigo, hasta el
rompimiento de sus relaciones con esta colectividad, el artista es un fenómeno
procedente de estos grandes cambios, es una gota que cae bajo su propio peso. Su obra
de alguna manera esta relacionado intrínsecamente con la colectividad, con la sociedad,
al pie de página de sus creaciones se encuentra la huella impresa de esa relación, así
podemos decir que la obra nace y se configura en un clima de ambigüedad y de
interrelación, con una pretendida actitud ante la realidad, de esta manera, « El artista no
sabe lo que tiene que decir hasta que no sabe cómo lo va a decir» 2. La relación del
artista y su obra con la ética se presenta desde el primer momento que rompe el
1
Arnold Hauser, Sociología del arte , Guadarrama, Madrid (tomo 2 Arte y clases sociales.) 1977, p. 227
2
Ibíd. (Tomo 3 Dialéctica de lo estético) p. 506
aislamiento y las subjetividades, su voluntad creativa se dirige a solventar y subsumir
los valores personales a escala de nivel social, a una relación recíproca y antitética entre
creador y sociedad. Desde este momento los principios morales del artista se confrontan
con los principios éticos de una sociedad y surge así la controversia entre el propósito
fundamental de su obra a nivel personal y su confrontación con los valores prácticos de
la sociedad. El acto creativo nos lleva a establecer una relación entre el artista y el
medio donde se desenvuelve, el cual, esta siempre en continuo cambio y movimiento,
que en cierta manera también influencia al artista, y al mismo tiempo se convierte en su
limitante, así, «Todos los factores participantes en el acto artístico creador o receptor
adquieren su carácter concreto a través de la limitación que experimentan en su relación
mutua»3. La obra del artista surge siempre con características muy precisas que la
determinan, nace al margen de lo que ya esta ahí objetivamente, es decir, enmarcada en
los aspectos estáticos de una realidad, que en tiempo y forma está determinada pero
que al artista se ve obligado a transformar, y he aquí en donde se puede irrumpir en
algunos valores morales y éticos de la sociedad. De esta manera, éste carácter objetivo
de la sociedad, surgido de la relación y encuentro de factores variables e invariables4 de
ella misma que también son dinámicos, en el momento en que se mimetizan con su
propia etapa evolutiva, según su posibilidad funcional, se establecen como algo
estático, mientras que los aspectos dinámicos del arte como lo son las obras artísticas
se pueden volver estáticas y objetivas pero en un nivel distinto del engranaje, que no
coincide con lo establecido en la sociedad.

El arte puede definirse de diversas maneras, tiene innumerables posibilidades de


realización. Éste realizarse ocupa siempre el terreno de la posibilidad como provisional
ante el imaginario constante y cambiante. Esta cualidad casi etérea no conforma
cimientos sobre los cuales pueda establecerse, cambiante y a un ritmo acelerado, éste
movimiento, sin principio ni fin es algo que se ve mas realzado en la época presente.
Desde un principio, las academias plantearon las formas de enseñanza del arte basadas
en un modelo fijo, «El arte, con la fundación de las academias que los artistas mismos
solicitan, tórnase enseñanza organizada, sujeto a principios racionales, fijos e
inmutables y estará regido por el Estado»5 , y esto precisamente venía a romper con la
3
Ibíd. p. 203
4
Cf.: Arnold Hauser Sociología del arte , Guadarrama, Madrid (tomo 2 Arte y clases sociales.) 1977,
p 204
5
Xavier Moyssén, “La primera academia de pintura en México”, en Anales del
Instituto de Investigaciones Estéticas, núm. 34, UNAM, Instituto de Investigaciones
libertad que el artista gozaba en su taller y que definitivamente era contraparte de una
educación institucionalizada. Los programas de estudios contemplarían en la mayoría
de los casos situaciones estacionarias, basadas en los procedimientos tradicionales para
el aprendizaje de las habilidades técnicas, manuales, prácticas y a nivel de contenido.
Pero en la actualidad existen combinaciones en donde las clases destinadas a la
práctica se pueden volver teóricas y viceversa. Por una parte esto último es
conveniente porque lo que se intenta es enriquecer el proceso creativo del estudiante,
dándole a conocer las teorías sobre las que se fundamenta el objeto de estudio de su
carrera, pero por otra, se encuentra la disposición del estudiante a creer en esto como
conveniente, o a pensar en abandonar su proceso creativo, ya sea objetual o no objetual.
Esto nos lleva a pensar en lo que alguna vez dijera el escultor Chillida en una
entrevista, lo que se aprende con el arte no se puede enseñar, lo que se puede enseñar no
vale gran cosa, lo que vale es lo que tu tengas que aprender6.

Concluyendo podemos decir que la ética no esta del todo alejada de las
actividades artísticas. Desde el momento de decidir sobre lo que vamos a trabajar,
estamos asumiendo una postura, una actitud conforme a una idea que tenemos del arte y
la cual se verá reflejada en la obra misma. La ética regula los principios que se
relacionan a la moral, estos principios se denominan prácticos y pueden ser subjetivos y
objetivos, máximas y leyes; Pensar la ética como cuestiones de fondo de los discursos
sobre la verdad de lo que una obra debe ser, o lo que un artista debe exponer, y más aun,
enfocada hacia lo que la obra de arte debe ser, nos llevaría a un mar de confusiones, de
subjetividades enraizadas en lo más profundo del pensamiento individual en relación
con su sociedad. La ética no se encarga de regular las situaciones sobre los prejuicios y
no prejuicios sino más bien debiera ajustarlos a un conjunto de procedimientos y
maneras de concebir el mundo en cada momento histórico. Estos procedimientos por
lo general se convierten en leyes cuando son adoptados por muchas personas, se
convierten en influencia y modelo. Actualmente el arte es el responsable de crear los
discursos de la mayoría de las personas mediante lo que usualmente consideramos lo
cotidiano: publicidad, televisión, cine, etc. La cuestión fundamental es preguntarse si es
ético el comportamiento del artista en la actualidad, si es moral que sea un modelo a
Estéticas, 1965, p. 15
6
Eduardo Chillida la entrevista, (vi: 6 de mayo 2010)
http://www.elmundo.es/larevista/num94/textos/chi1.html
seguir por las demás generaciones de artistas y de las sociedades en su continuo
devenir.

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