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Universidad Autónoma “Benito Juárez” de Oaxaca

Facultad de Derecho y Ciencias Sociales

“Observaciones Jurídicas al Nuevo Sistema Penal Oral”

Protocolo de Investigación para Doctorado en Derecho.

Que presenta y formula el presente

Profr. En Derecho Alan Caballero Valencia

Oaxaca de Juárez, Oax., Octubre de 2018.


OBSERVACIONES JURÍDICAS AL NUEVO SISTEMA PENAL ORAL.

ÍNDICE TEMÁTICO

PLANTEAMIENTO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . ... . . . 3

OBJETO Y JUSTIFICACION. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4

ANTECEDENTES. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5

MARCO TEORICO. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 7

CARACTERISTICAS. .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 8

HIPOTESIS. . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .. 11

PROPOSICION PERSONAL. . . . . . . . . . . . . . ... . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . ... 13

RESUMEN. . . . . . . . . . . . . . . .. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .15
PLANTEAMIENTO

Hoy en día no hay escuela de Derecho, Academia, Foro, etc. Que no hable o refiérase al nuevo
sistema penal oral que en Oaxaca así como las demás Entidades Federativas ya se ah iniciado a
implementar; razón por la que los que estudiamos Derecho, debemos asumir el compromiso
profesional de aprender el desarrollo tanto dogmático como pragmático de esta reforma
Constitucional hecha en 2008.

Hubo varias razones tanto de hecho como de Derecho que motivaron la mencionada reforma, la
creciente demanda de justicia en la sociedad mexicana, clamaba a gritos (en secrecía gubernativa)
un sistema más transparente, así como más accesible al lenguaje y comprensión de las y los
ciudadanos.

Así lo advirtió el Senado de la Republica en el Dictamen de sus Comisiones: “es sin duda una tarea
de enorme envergadura, y que por tanto demanda un enorme esfuerzo, pero también un cuidado
extremo. Las fallas en su instrumentación pueden ocasionar problemas graves que incluso han
llevado al fracaso a reformas similares en otras latitudes”

Como introducción del anuncio de la revolución procesa que se contenía en la Constitución de


1917, Carranza hizo una reflexión en torno a la finalidad de todo Gobierno, que no es otra sino “el
amparo y protección del individuo, o sea de las diversas unidades de que se compone el agregado
social…” De dicho postulado se llegaba a la conclusión de que “… el primer requisito que debe
llenar la Constitución Política tiene que ser la protección otorgada, con cuanta precisión y claridad
sea dable, a la libertad humana, en todas las manifestaciones de la personalidad del hombre.”

A partir de este marco político general, el Primer Jefe hizo una poderosa crítica a la ineficacia de
las garantías que todo imputado debe tener en un juicio criminal, las cuales se contenían en el
artículo 20 de la Constitución de 1857 y que eran sistemáticamente violadas por las prácticas
verdaderamente inquisitoriales, que dejan por regla general a los acusados sujetos a la acción
arbitraria y despótica de los jueces y aún de los mismos agentes o escribientes suyos.

Lamentablemente el sistema siguió generando injusticias que se intentaron solucionar con la


reforma constitucional de 1993 (DOF 3/09/1993) siendo el punto de mayor discusión la sustitución
del cuerpo del delito por los elementos del tipo penal como requisitos para librar la orden de
aprehensión (art. 16) o para dictar el auto de formal prisión (art.19), por lo cual comenzamos a
mezclar conceptos de la teoría del delito con figuras procesales debido a que no teníamos claras
sus definiciones y ello se reflejó inmediatamente en las actuaciones, incluso enfrentamientos,
entre Ministerios Públicos y Jueces; por si fuera poco, las supuestas pugnas doctrinales de la teoría
del delito (causalismo vs finalismo) quedaron plasmados en el Diario de los Debates y sirvieron de
sustento para la reforma constitucional de 1999 (DOF 8/03/1999) para lo cual se regresó al viejo
concepto de cuerpo del delito, cuya definición siguió siendo la del tipo penal en los diferentes
códigos de procedimientos penales del país; pero su diferencia radicaba en los elementos que lo
integraban, pues en unos códigos para librar la orden de aprehensión o dictar el auto de formal
prisión bastaba con que se acreditaran los elementos objetivos, mientras que en otros además se
requerían los elementos llamados normativos o morales prevalentes en una comunidad o
complejo social, al paso que en otros códigos penales se incluías además los subjetivos y algunos
otros también exigían demostrar el dolo o la culpa incluso anteriormente la llamada
preterintencionalidad.

Esto va a sazón que en los juicios penales anteriores al oral, el problema verdadero radicaba en los
elementos de prueba que necesitaba el Ministerio Público para poder impugnar al imputado o
para solicitar la orden de aprehensión al juez, quien a su vez debía de verificarlos para determinar
la situación jurídica del probable responsable en el plazo constitucional. Para poner punto final a la
situación antes descrita no solo se eliminaron los conceptos cuerpo del delito y elementos del tipo
penal sino que ahora se incorpora a la Carta Magna todo un nuevo sistema de justicia penal, con el
cual tenemos la ilusión de alcanzar la justicia que venimos anhelando ancestralmente.

En términos generales este planteamiento de observaciones jurídicas tiene el propósito de


estudiar a fondo el sistema procesal oral penal así como obviamente los principios de Derecho que
le sirven de base: Oralidad, Publicidad, Inmediación, Contradicción, Continuidad y Concentración.

Ya que tales principios, derechos y garantías se encuentran previstos al menos en nuestro ya


Código Nacional de Procedimientos Penales obviamente con vigencia en todas las Entidades
Federativas de nuestro País, y tales principios han de ser observados en todo proceso penal,
medida de seguridad o cualquier otra resolución que afecte los derechos de las personas.

OBJETO Y JUSTIFICACION

El objeto como justificación del presente anteproyecto de investigación sobre juicios orales
penales es sin duda conocer de fondo y forma, teórica y prácticamente, dicha normatividad sobre
los cimientos o bases sobre los que se fundamente este Derecho de Procedimientos en Materia
Penal. Está por demás decir que como tal eh de abarcar así su origen, que viene a ser un plasma
de modelo europeo inicialmente; para después ser modelo dogmático y legislativo de América
Latina, iniciado dicho sistema al sur del Continente.

Luigi Ferrajoli es el Dogmático que inició este Sistema de Procedimientos Penales, en su Derecho Y
Garantías menciona que el constitucionalismo rígido, al conferir carácter normativo a los derechos
fundamentales, ha introducido todo un sistema de límites y vínculos para la legislación.

A juicio de Ferrajoli, este es el fundamento del modelo garantista, caracterizado por un cambio
estructural de doble vertiente, en el derecho y la democracia, que se deriva de la inserción en
ambos de una nueva dimensión sustancial. La presencia de ésta hace del Estado constitucional de
derecho la culminación de un laborioso proceso de erosión del viejo concepto de soberanía en el
ámbito interno de los Estados, que se traduce en el imperativo jurídico de sujeción de toda forma
de poder al derecho, ya no solo en el plano de los procedimientos en la materia, sino también en
el contenido de las decisiones propiamente judiciales, jurisdiccionales.

Pero este proceso, lamentablemente, no ha tenido correspondencia en el orden de las relaciones


interestatales, a pesar del nacimiento de la ONU y del auténtico “contrato social internacional”
que es la Carta de 1945. En este sentido prevalecen aún de manera más escandalosa las relaciones
de fuerza. Y, como consecuencia, la pretensión de universalidad de los derechos humanos resulta
innegable.

Es tal situación la que a juicio de Ferrajoli rezuma en necesaria justicia globalizar esta tendencia de
modelo garantista en materia adjetiva penal la que da plenitud a este “objeto y justificación” del
presente a su vez demandando un verdadero “constitucionalismo mundial”.

ANTECEDENTES

Este capítulo integra una breve semblanza de la evolución histórica de los juicios orales, muestra
que desde la antigüedad el hombre ha buscado y empleado los medios que, conforme a las
circunstancias sociológicas imperantes en un tiempo determinado ha tenido a su alcance a fin de
solucionar los conflictos surgidos dentro de su comunidad. Al paso del tiempo y con la evolución
del derecho las instituciones jurídicas, entre ellas las procesales, se van perfeccionando y así
surgen los juicios orales.

Entre las fuentes de estos, dignos de tomarse en cuenta, son los que surgen del derecho
germánico y canónico a principios de la edad media, en donde se puede apreciar una tradición
jurídica oral; la influencia del derecho canónico, a principios de la edad media, dio como resultado
procedimientos excesivamente lentos, donde la jurisdicción se encontraba a cargo de funcionarios
del estado.

México como heredero de la tradición jurídica europea, a través de España, la que trasladó las
instituciones del derecho castellano a las tierras conquistadas, también tuvo su evolución respecto
de su evolución procesal; ejemplo de ello a principios del siglo pasado el proceso penal se llego
desarrollar en forma oral ante jurado popular; los que con el tiempo cayeron en desuso por ser
poco prácticos. Actualmente, no todos los juicios son completamente de carácter escrito, tiene
etapas de oralidad, como lo es el desahogo de pruebas, pudiéndose hablarse, más bien de una
forma mixta y oral.

Las sociedades antiguas como las modernas, han tenido siempre aunque de manera rudimentaria,
una estructura social, política, e inclusive jurídica, que van en función del adelanto cultural de las
comunidades insertas en las sociedades, que éstas presentan en su momento histórico.
El hombre, en consecuencia, ha tenido que buscar y emplear los medios que conforme a las
circunstancias sociológicas, tiene a su alcance a fin de solucionar conflictos que surgen dentro de
la comunidad; la mayoría de las veces, entre los pueblos primitivos estas componendas fueron
resueltas por la fuerza, caso en el que ganaba el más fuerte y no siempre el débil podía hacer que
se le reconociera su derecho. Con el devenir de los tiempo y el advenimiento del derecho, que no
es más que un producto social que evoluciona de manera directa y proporcional al desarrollo
cultural de los pueblos, es que los hombres empiezan a buscar mecanismos que solucionen sus
problemas, de manera tal, que independientemente de la solución del problema, las partes que
intervienen quedan convencidas, en conciencia, de que la solución que se tomó era la adecuada
conforme al modo de ser social y a las costumbres propias de esa sociedad.

Es innegable que en la mayoría de los pueblos antiguos, existían formas que aunque fueran
rudimentarias, de sistemas heterocompositivos, los cuales se desarrollaron a través de la oralidad,
por la sencilla razón de que la escritura es un logro que sobrevino mucho después. Asimismo, de
acuerdo a la concepción jurídica de los romanos, la acción procesal era proporcionada por el
pretor mediante una fórmula, con la característica de que a falta de ella no se tenía el derecho
correlativo. Este régimen era propio del exagerado formalismo de esa época en la historia de las
instituciones jurídicas desde el punto de vista de su realización, situación que perduró durante
largo tiempo.

Es entendible que en otros ámbitos, en las comunidades primitivas, la administración de justicia


estuvo comúnmente en manos de un jefe o líder que detentaba el mando de ese grupo social: en
otros grupos, pudo haber sido un “consejo de ancianos o de un brujo, que la solución de los litigios
tenía características místicas o mágico religiosas.”

La evolución del hombre y del derecho es gradual, de asociaciones elementales pasa a sociedades
cada vez más complejas, en las que obviamente el derecho se despega de la religión, de la magia, y
del misticismo y pasa a ocupar su lugar como disciplina rectoría de la conducta de los hombre y de
la solución de conflictos a través de tribunales organizados para ese efecto.

En fin los juicios orales garantizan a toda la sociedad que el método será más claro, ya que
involucra de manera directa a los jueces con las pruebas de la víctima y el victimario, donde tienen
la oportunidad de presentar sus argumentos frente al auditorio.

Los juicios orales deben ser un medio importante y esencial del sistema judicial en México, el cual
incluye varios mecanismos elementales como son la profesionalización de policías, jueces,
ministerios públicos, defensores y sociedad en general.

Este nuevo procedimiento judicial logrará agilizar la impartición d justicia, podrá permitir abatir el
rezago de los cientos de miles de averiguaciones previas y sobre todo, procesos penales
pendientes a nivel nacional.

Existe así también una reducción considerable en los tiempo, empero creo que ése no es el único
aspecto importante en que se está ganando, sino también en la oportunidad para la defensa y
calidad de la sentencia, esto por la inmediatez que tiene el juez para dictarla, así mismo considero
que el órgano juzgado al presenciar el desahogo de la audiencia y de las pruebas, contribuirá no
sólo a una justicia más pronta y expedita, si no de mejor índole.

MARCO TEORICO

Abordar el tema del marco teórico del sistema procesal oral penal es estudiar su fundamento el
cual encuentra causa con las corrientes del “garantismo penal” pues hemos visto como el modelo
penal garantista aun cuando recibido en la Constitución Italiana y en otras Constituciones como
parámetro de racionalidad, de justicia y de legitimidad de la intervención punitiva, se encuentra
ampliamente desatendido en la práctica tanto si se considera la legislación penal ordinaria como si
se mira a la jurisdicción, o peor aún, a las prácticas administrativas y policiales. Esta divergencia
entre la normatividad del modelo en el nivel constitucional y su ausencia de efectividad en los
niveles inferiores comporta el riesgo de hacer de aquél una simple fachada o adorno. La
orientación que desde hace algún tiempo se conoce por el nombre de “garantismo” nació en el
campo penal como una réplica al creciente desarrollo de la citada divergencia, así como a las
culturas jurídicas y políticas que la han avalado, ocultado y alimentado, casi siempre en nombre de
la defensa del estado de derecho y del ordenamiento democrático.

Existen tres acepciones jurídico penales que se le confiere al “modelo penal garantista” que es
médula en el sistema procesal penal oral en estudio; según una primera acepción, “garantismo”
designa un modelo normativo de derecho: precisamente por lo que respecta al derecho penal, , el
modelo de “estricta legalidad”, propio del estado de derecho, que en el plano epistemológico se
caracteriza como un sistema cognoscitivo o de poder mínimo, en el plano político como una
técnica tutelar capaz de minimiza la violencia y de maximizar la libertad y en el plano jurídico
como un sistema de vínculos impuestos a la potestad punitiva del estado en garantía de los
derechos de los ciudadanos. En consecuencia, es “garantista” todo sistema penal que se ajusta
normativamente a tal modelo y lo satisface de manera efectiva.

En una segunda acepción, “garantismo” designa una teoría jurídica de la “validez” y de la


“efectividad” como categorías distintas no sólo entre sí, si no también respecto de la “existencia” o
“vigencia” de las normas. En este sentido, la palabra garantismo expresa una aproximación teórica
que mantiene separados el “ser” del “deber ser” en el derecho; e incluso propone como una
cuestión teórica central, la divergencia existente entre los ordenamientos complejos entre
modelos normativos (tendencialmente anti-garantistas), interpretándola mediante la antinomia -
dentro de ciertos límites fisiológica y fuera de ellos patológica- que subsiste entre validez (e
inefectividad) de los primeros y efectividad (e invalidez) de las segundas.

En una tercera acepción teórica, en fin, “garantismo” designa una filosofía política que impone al
derecho y al estado la carga de la justificación externa conforme a los bienes y a los intereses cuya
tutela y garantía constituye precisamente la finalidad de ambos, en este último sentido el
garantismo presupone la doctrina laica de la separación entre derecho y moral, entre validez y
justicia, entre puntos de vista interno y punto de vista externo en la valoración del ordenamiento,
es decir, entre “ser” y “deber ser” del derecho. Y equivale a la asunción de un punto de vista
únicamente externo, a los fines de la legitimación y deslegitimación ético-política del derecho y del
estado. Estas son las vertientes teóricas que propone como explicación el fundador del sistema
penal oral, de modelo “garantista”

CARACTERÍSTICAS

Sin duda este nuevo proceso penal oral da un viraje jurídico a los procedimientos penales de que
se conforma el proceso penal, que se basan en siete principios que son pilares fundamentales de
los juicios orales penales.

Oralidad: debe entenderse como el intercambio verbal de las ideas, cuya finalidad es que en los
juicios de viva voz se escuchen los argumentos de las partes. Con este mecanismo se logra el
respeto a los derechos intrínsecos del ciudadano, ya que permite a los juzgados atender de
manera efectiva principios de inmediación y contradicción.

Por medio de la oralidad, el público conoce de forma exacta aquellos hechos por los que se imputa
un delito a un presunto culpable; igualmente, cuáles son los renglones donde se beneficia a éste, o
que son considerados aspectos de descargo de la imputación que se le hace.

El sistema jurídico oral no es nuevo, algunos países han avanzado de modo importante en él, lo
cual ha sido muy útil para el derecho mexicano; en especial, cabe destacar los casos de Chile,
Colombia y Costa Rica, entre otros; sin embargo debemos reconocer que en Chile se han
alcanzado importantes logros.

El sistema de justicia en Chile reúne dos características esenciales, ya que todavía hasta la década
de 1990 el sistema penal se basaba en el modelo inquisitivo; no obstante, en poco tiempo ha
transitado como segunda característica al sistema acusatorio y oral.

La transformación jurídica chilena estuvo muy ligada al proceso democratizador del país; por ello
se dice incluso que los sistemas orales son expresión de avance democrático. Durante siete años,
el proceso legislativo chileno logró adelantos de gran dimensión, en los que se dio relevancia al
juicio público y contradictorio.

Un elemento fundamental del sistema de justicia chileno es que se sustituyeron los expedientes
altamente formalizados, para establecer un mecanismo de audiencias públicas, orales y
contradictorias, con la permanencia siempre de un juez.
Sin duda, los juicios orales en México se han establecido marcados de manera genérica para todas
las entidades; por ende, no se trata de que cada estado actúe de forma anárquica, sino de que se
sujeten cabalmente a los principios constitucionales emanados de la reforma procesal penal de
2008, con la idea clara de que todo el país camine en análoga dirección y al mismo tiempo.

Inmediación: Consiste en que e luz debe estar presente en todas las audiencias pero su presencia
no debe ser remota, sino física y directa. Es tan importante la presencia del juez durante las
audiencias que si no está la audiencia se considerará nula. Invariablemente, esta práctica requerirá
un mayor número de jueces que se encuentren debidamente preparados para conducir las
audiencias.

El principio de inmediación requiere además condiciones materiales adecuadas en los juzgados;


por otro lado, resulta imprescindible que los jueces estén debidamente capacitados para valorar
las pruebas que se les presente, si bien la oralidad es el medio de expresión que se utiliza en el
proceso, la inmediación requiere que el juez tome contacto con el material de la audiencia.

En la actualidad es imposible, en los juicios que no sean orales, aplicar el principio de inmediación,
ya que lo cotidiano hoy día es recibir las pruebas sin que necesariamente el juez esté presente,
pero en el juicio oral esa práctica es inaceptable: el juez se encuentra presente en toda la
audiencia y tiene contacto directo con todo el material.

El art 20 constitucional, inc. A, Fracc II, advierte de forma nítida: “Toda audiencia se desarrollará
en presencia del luz, sin que pueda delegar en ninguna persona el desahogo y valoración de las
pruebas, la cual deberá realizarse de manera libre y lógica”.

Para cumplir con lo establecido, el juez debe tener el tiempo suficiente para ello, de ahí que se
requiera obligadamente incrementar el número de juzgadores; sin embargo, no debe perderse de
vista que no necesariamente todos los asuntos han de finalizar, pues hay medios de arreglos
previos, siempre y cuando se garanticen los derechos de la víctima. Sin embargo, no existe duda
de que para aplicar el principio de inmediación debe haber una infraestructura adecuada, la cual
permita seguir los rituales que el caso reclama.

Igualdad de las partes: Las partes que intervienen en el proceso son iguales, de modo que el
tratamiento que se les da es idéntico sin importar sexo, raza, condición, credo o ideologías.

Debe tenerse claro que hablar de igualdad de las partes implica no solo un pronunciamiento, sino
también una conducta mística del juzgado, quien debe oír al acusado y a la víctima, para que
ambas partes tengan las mismas oportunidades de formular cargos y descargos. El principio de
igualdad ante la ley ha estado establecido desde siempre, más ahora en los juicios orales toma un
significado preferente, es innegable que la igualdad de las partes nos lleva a un principio
fundamental: el de contradicción, que llega a ser un aspecto procesal trascendental.

Por el principio de contradicción se admite que todo aquello aportado en el juicio oral pueda ser
objeto de refutación, lo cual permitirá que las partes tengan la misma posibilidad para demostrar
que les asiste la razón; empero, a ninguna de ellas le es factible considerar que sus pruebas son de
mayor o menor valor, circunstancia que el juez no debe permitir. Según dicho principio, las
oportunidades para las partes son exactamente igual y en esa medida podrán probar sus
afirmaciones y combatir las pruebas presentadas por la contraria. Tal como lo preceptúa el inc A,
Fracc VI del art 20 constitucional señala que “ningún juzgado podrá tatar asuntos que estén
sujetos a proceso con cualquiera de las partes sin que esté presente la otra, respetando en todo
momento el principio de contradicción, salvo las excepciones que la ley y constitución
establecieren.

Como subrayamos el principio de contradicción se encuentra muy ligado a la oralidad, ya que las
partes o sus abogados deberán tener capacidad para formular consideraciones e incluso conocer
técnicas de interrogatorio y contrainterrogatorio. Las habilidades discursivas y analíticas también
serán relevantes.

La audiencia oral se apoya de manera muy importante en los principios de contradicción; además,
el defensor debe manejar la habilidad frente al juez los elementos que lo vinculen con sus puntos
de vista a fin de demostrar la inocencia de su cliente; en similar tenor, el Ministerio Público y la
víctima, para comprobar fehacientemente el hecho delictivo y la responsabilidad de la
contraparte.

Imparcialidad: como consecuencia de la igualdad entre las partes y la oralidad de los juicios, la
imparcialidad conlleva a la conducta obligada de los jueces, quieres están ante la imperiosa
necesidad de mantenerse con un comportamiento intachable. Este aspecto implica tener jueces
capaces, incorruptibles e incluso ajenos al mínimo trato social.

Para evitar que los jueces sean influenciables, se ha llegado a considerar que vivan ajenos a la
vorágine social, esto es, sin compadrazgo con particulares y, de manera muy especial, con quienes
están vinculados a trabajos o asuntos jurídicos. Esta circunstancia con la finalidad u objeto de que
haya una balanza exacta en el despacho de la procuración y administración de justicia y así hacer
real el mandato constitucional y por tanto legal de buscar la verdadera justicia sin distingos de
ninguna clase, razón ni nada, si no la aplicación de la ley en todos sus términos.

De ahí que la imparcialidad de los órganos que participan en la procuración e impartición de


justicia sea un aspecto fundamental, que se plantea de forma muy precisa y enfática en los juicios
orales penales.

Publicidad: la publicidad implica comunicación, esto es, dar a conocer sin taxativas ni limitaciones
lo que sucede durante un proceso penal oral para que el público, de manera independiente y
autónoma, se norme un criterio totalmente a aquello que no sea la realidad.

Eso es así también que cualquier persona interesada puede asistir a un juzgado y observar el
desarrollo de las actuaciones procesales, además de permitirle llegar a conclusiones sustentadas y
serias. Asimismo, la publicidad da confianza a los involucrados en el drama penal oral impide así
también que los jueces actúen en secreto.
Concentración: se ha destacado que uno de los grandes defectos del sistema escrito es su
dispersión por las abundantes audiencias y diligencias que impiden fluidez. Un aspecto
fundamental del juicio oral es que los actos procesales se desarrollen en una sola audiencia lo cual
deriva en imprecisiones y distorsiones.

El principio de concentración es una posibilidad de ejecución de la fase oral y tiende a reunir en un


mismo acto tanto las cuestiones probatorias como las de defensa; logra que el proceso penal oral
se abrevie lo más posible y evita la fragmentación de las pruebas, las cuales en ocasiones se alejan
demasiado unas de otras e impiden al juzgador tener a todas presentes.

No olvidemos que las audiencias en los juicios orales obligan a los jueces a estar presentes, con lo
cual la familiaridad con el asunto que se ventila es una realidad que permitirá al juzgador resolver
con verdadero conocimiento de causa.

La realización de una sola audiencia facilita conocer de forma inmediata lo que sucedió durante el
hecho delictivo; además, se logra una secuencia lógica que no se interrumpe. Este aspecto s de
gran ayuda para dictar una sentencia justa, porque el juez tiene a un alcance inmediato de cómo
ocurrieron los hechos, las pruebas para comprobarlo y las pruebas para desestimarlo a fin de
resolver acerca de la culpabilidad.

Continuidad: Este principio, exige que todos los actos procesales penales orales por realizar se
desarrollen frente a todos los sujetos en un solo momento, salvo casos excepcionales; además
permite proximidad entre los tiempos en que se reciben y desahogan las pruebas, se llega a
conclusiones y se dicta sentencia.

Los actos referido al delito y los sujetos implicados en él participan en el proceso de forma
continua e ininterrumpida; ésa es la finalidad fundamental de los juicios orales en el sentido de
que las audiencias no se interrumpan, salvo situaciones como descanso diario, o para atender
necesidades imperiosas, como las de carácter fisiológico. La continuidad es una garantía para las
partes que les facilita presentar sus concentrados en forma oral y oportuna ante un órgano
juzgado que les presta toda la atención. No olvidemos que los jueces deben estar presentes en
todas las actuaciones judiciales.

En la actualidad, con es sistema penal imperante, la interrupción de audiencias es frecuente; los


testimonios incluso se hacen por partes y, al final de cuentas un juzgador, que generalmente no
participa en las audiencias, debe resolver sin tener información directa y oportuna, dado que la
audiencia se desarrolló en varios momentos y transcurrieron entre ellos semanas o hasta meses.
Por ende, el juez sólo resuelve sobre escritos frívolos ajenos a la realidad.

La continuidad como principio rector en juicios orales penales será un gran apoyo para lograr el
cumplimiento otros principios rectores, como la concentración, contradicción, publicidad. A su vez
de permitir sobre todo agilizar el despacho de asuntos de orden judicial.
HIPOTESIS

En este apartado del presente proyecto de investigación sobre juicios orales penales, ah de
referirse a la teoría del caso, tema que nos conlleva al estudios desde un enfoque práctico del
desarrollo de los mismos (juicios orales penales); es de mucha importancia, ya que de ella
depende todo lo que hagamos no sólo en el juicio oral, sino en todo su proceso –particularmente
dentro del juicio- buscando la “credibilidad” dentro del mismo. Es la idea básica y subyacente en
toda nuestra presentación en juicio, que no sólo explica la teoría legal y los hechos de la causa si
no que vincula la evidencia tanto como es posible dentro de un todo coherente y creíble. Sea que
se trate de una idea siempre y sin adornos o de una compleja y sofisticada; la teoría de caso es un
producto de trabajo del abogado, es el concepto básico alrededor del cual gira todo lo demás.

En las hipótesis o teoría del caso, tiene que estudiar el caso muy bien. Solo así podrá preparar sus
teorías juradas, las proposiciones prácticas y ver con qué pruebas cuenta para probarlo, de ese
modo, en el caso del juicio oral, cuando el abogado tenga que presentar su alegato de apertura,
por ejemplo, no puede improvisar inventado una historia del caso para explicarlo, a que en este
alegato de apertura de alegatos explicara su teoría del caso de manera objetiva, sin argumentar y
sin concluir, por lo que si no conoce cabalmente su caso no podrá desempeñar un buen papel y no
sólo perderá, sino también su desacreditación como litigante.

La hipótesis o teoría del caso, es nuestra simple, lógica y persuasiva historia acerca de lo que
realmente ocurrió. Como tal, debe ser capaz de combinar coherentemente nuestra evidencia
indiscutida con nuestra versión acerca de la evidencia controvertida que se presenta en el juicio.

Así desde que aceptemos llevar un caso debemos preguntar qué es lo que realmente pasó,
empezando, a partir de ahí construir las teorías del caso o hipótesis legal sobre la cual se
desarrollará el juicio oral penal.

La teoría del caso o hipótesis legal no se crea en la etapa de juicio oral, sino que es imprescindible
que se haga desde el inicio del proceso penal. Cuando usted recibe un caso, solo tiene una o
algunas partes del rompecabezas que denominamos historia, esa explicación de lo que sucedió en
el día, lugar y hora que su representado dice que no estuvo en el lugar de los hechos, y también
tendrá que explicarse que si no se encontraba allí, entonces donde estuvo realmente y cuáles son
los medios de prueba que apoyan esa hipótesis. En tal caso la defensa tendrá que explicar porque
un estudiante, quien venía de una reunión con un amigo, no pudo haber cometido el delito de
robo con violencia. En esta explicación tendrá que crear una teoría del caso o hipótesis en la que
incluya los hechos que expliquen lo que sí paso un determinado día, lugar, y hora.

La defensa, al recibir el caso, la defensa contará únicamente con algunas declaraciones, como
pueden ser la del agente del Ministerio Público y la de su representado. Sin embargo, deberá
trabajar arduamente en la construcción de la parte de la historia o de la hipótesis que esta por
elaborar, es decir que hasta ese momento aún no tiene. El Ministerio Púbico por su parte debe
construir su propia teoría del caso o hipótesis legal, ministerial, por ejemplo, el momento de la
comisión del delito, éste tiene la carga de la prueba, por lo que tendrá que tener mucho cuidado
en cómo realiza su explicación de los hechos.

Uno de los retos más importantes bajo este nuevo esquema de justicia penal es que el abogado
sea capaz de hilar sus hechos con el fundamento jurídico y los medios de prueba a manera de una
sola historia o hipótesis. La hipótesis legal o teoría, debe tener ilación de los hechos entre uno y
otro combinando tales hechos con el fundamento jurídico que los lleva al enjuiciamiento y como
consecuencia, la determinación de la verdad histórica.

PROPOSICION PERSONAL

Sin duda alguna el presente escrito que pretende tratar abordar el tema sobre juicios orales
penales, tiene su significación a raíz de las recientes reformas constitucionales y
subsecuentemente en la legislación ordinaria en nuestra nación. No es secreto en el foro de
juristas, académicos, litigantes, funcionarios judiciales, que el sistema escrito en el proceso penal
ya había ido quedando en evidencia la falta de rapidez en el despacho judicial. El sistema escrito
hasta antes de la mencionada reforma constitucional, subsecuentemente de la ley penal, es, más
bien, fue, lenta, engorrosa, falta de claridad en el enjuiciamiento al establecer un sistema en que
los jueces no tenían en la mayoría de los casos, contacto con las partes del procedimiento penal,
dictando muchas veces por lo tanto, resoluciones judiciales, ajenas a la verdad histórica.

No es de menor importancia el tema justicia, cuando en los pilares de un estado de derecho debe
velar en todo momento, por la garantía de impartir y procurar en verdad, esto en la realidad, la
justicia. Sin duda con el sistema que hoy en día va quedando en desuso, no se conseguí en la
mayoría de las veces, este objeto social, de no menor importancia en un estado de derecho como
lo es México.

La implementación de los juicios orales penales en nuestro país, viene a combatir y erradicar tales
deficiencias que tenía nuestro sistema judicial de procurar y administrar justicia. Pues con este
nuevo proceso penal oral se tiene por objeto establecer la verdad procesal en el que se
observarán especialmente los principios de oralidad, publicidad, inmediación, contradicción,
continuidad y concentración; explicados someramente en reglones con antelación, consiguiendo
así agilizar el despacho judicial, evitando a su vez la inobservancia e incumplimiento del mandato
judicial de tener los ciudadanos mexicanos, una justicia pronta y expedita.

Este nuevo proceso penal tiene por objeto establecer la verdad procesal, la verdad histórica,
garantizando la justicia en la aplicación irrestricta del derecho y resolviendo así los conflictos de
carácter penal, surgidos como consecuencia del delito.
Con el nuevo sistema penal oral en estudio, se establece un sistema meramente surgido del
derecho penal garantista; a raíz de la aprobación de los tratados internacionales signados por la
mayor parte de países del orbe, se opta por establecer dicho sistema judicial penal oral, ya que tal
proceso oral penal se desarrolla en un marco jurídico de respeto irrestricto a los derechos de las
personas reconocidos en las Constituciones Federal y Local, en los tratados internacionales
ratificados por el Senado de la República y en las leyes.

En lo personal es plausible el establecimiento a rango constitucional, legal, y en tratados


internacionales mencionados principios rectores en el nuevo sistema penal oral, visto que en
antaño sobran casos como ejemplos de la violación que a los derechos humanos, practicaban
penosamente, instituciones de gobierno, como las policiales, ministeriales que no es el caso
siquiera mencionar.

De lo leído en el nuevo código nacional de procedimientos penales, en todas las entidades


federativas se mandata legalmente so pena de responsabilidad penal, la observancia en todo
proceso penal oral, de los principios, derechos y garantías previsto por tal código procesal oral
penal, del que pueda resultar una sanción penal, medida de seguridad o cualquier otra resolución
que afecte los derechos de las personas.

La verdadera certeza jurídica como precepto constitucional desde 57 ratificada por la constitución
federal de 1917 al fin ve más clara la luz al establecer este nuevo sistema que todo articulo o
artículos de la ley penal, deberán interpretarse restrictivamente, que las disposiciones legales que
coarte o restrinjan de cualquier forma, incluso cautelarmente, la libertad personal, limiten el
ejercicio de un derecho conferido a los sujetos del proceso, establezcan sanciones procesales o
exclusiones probatorias, deberán observarse más bien interpretarse los preceptos de la ley penal,
de forma restrictiva, esto es, se prohíbe expresamente so pena de incurrir en responsabilidades, la
interpretación extensiva, como la analogía y la mayoría de razón, mientras no favorezcan la
libertad del imputado ni el ejercicio de una facultad conferida a quienes intervienen.

La obligación de ser asistido por defensa técnica jurídica al igual es un derecho expresamente
conferido en este nuevo proceso, que si bien como en el anterior código procesal se establecía por
mandato constitucional, la novedad en este nuevo sistema penal oral es la exigencia de que la
defensa deba ser un profesional del derecho pues exige deba ser titulado.

Enunciativamente todos los derechos que como abogados o profesionales del derecho sabemos,
son: dignidad de la persona, protección a la intimidad, prohibición de incomunicación y del
secreto, una justicia pronta, igualdad ante la ley de hombres y mujeres, independencia judicial,
fundamentación y motivación en las resoluciones judiciales, legalidad probatoria, indemnización
cuando proceda, justicia restaurativa.
RESUMEN

Sin duda alguna como podemos observar la implementación de los nuevos sistemas llámense
juicios orales penales, ofrece un sistema penal garantista, es decir un derecho penal moderno que
adopta corrientes europeas propuestas por penalistas distinguitos como Luigi Ferrajoli penalista
que al ver la adopción de los derechos humanos por la mayor parte de la anfictionía internacional
en las convenciones internacionales de la organización de las naciones unidas, pone de manifiesto
el reconocimiento irrestricto de tales prerrogativas del ciudadano.

Hoy contamos con un sistema penal oral que pone fin a un proceso tardío, engorroso, anquilosado
de documentos, de actuaciones muchas veces frívolas dictadas por jueces que la mayor parte de
los casos o asuntos que ventilaba en los tribunales, eran ajenos a la realidad, y como consecuencia
a la verdad histórica; con esto distaba de conseguir justicia. En la procuración de la misma,
también tenemos ministerios públicos más capacitados que atender a las necesidades de la
víctima u ofendido, que busca por medio de pruebas fehacientes (legales) la comprobación de un
hecho o hechos constitutivos de delitos. Esta finalidad que se plasma en la constitución general de
la república actual, por fin ve la luz y quita la venda de los ojos de la deidad judicial temis,
hablando o escribiendo simbólicamente. En este resumen cabe destacar por el presente, que ve
con benevolencia jurídica los aciertos legales de este nuevo código nacional de procedimientos
penales que en breve estudiaremos a fondo la maestría que iniciamos con fe en Dios para
aprehender y enriquecerse con más conocimientos de derecho que nos lleve a conocer los
planteamientos aquí escritos.

Hay exigencias en el nuevo sistema penal que me son muy certeros para la aplicación real de la
justicia, como es la inmediación, como es decir, como hemos escrito anteriormente, la presencia
del juzgador durante toda la audiencia de debate o juicio oral, donde puede aplicar aquel
misticismo judicial que tiene un juez para la valoración de las pruebas que le son puestas a la vista
por las partes intervinientes en dicho proceso penal oral. Esto acaba con aquellos expedientes
dictados desde la frialdad de un juzgado sin poder presenciar a los que intervienen en el conflicto,
claro está que en el desarrollo de este procedimiento se observarán los principios mencionados de
oralidad, publicidad, inmediación, contradicción, continuidad y concentración. Tales pilares
proveen de seguridad jurídica tanto al imputado como a la víctima, así como a sus representantes
procesales respectivamente ministerios públicos y defensores particulares.

Es sabido las practica que en antaño existió en las instituciones del gobierno, con más claridad, en
las procuradurías de justicia de las entidades federativas, y en los bastiones policiacos donde
oprobiosamente violaban los derechos fundamentales que toda persona tiene reconocidos en la
constitución federal como en los tratados internacionales signados por nuestro país. Estas
prácticas tan deleznables con este sistema garantista establece sanciones a aquellos que infrinjan
las disposiciones del código procesal penal oral, y con ello se cumplimenta con los lineamientos
marcados por el moderno derecho penal.

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