C
UATRO años. PE lo rublo y
r i l a d o , cual angatole Oioa
fijules. Menudo,
chfn RQVOIID^O y ^ugüelún, ca&j
Incan^ublQ. La deacrlpclún po-
Parlan-
dría corresponder a cunlquior
niña da esos precrosor^ con los
que constcntemenLe nc3 obse-
quian las pflicula& amsricana^.
Sin timbarlo. éz^Q. el r\tf\o que
ln1&r&£A en eslos monienlos, m
L D I O Ga'cla. Ea el pjolagonisla,
el a c i o i principal tía uno d e los
]argi>mciTafea españoleÜ presan-
lado^ e n el Fetilvaí d e San S e -
bastian, - L a fluerra de papá",
de Amonio Mercero.
L D I O m is\ vez el prolsgonislfi
m i s pei)uefVo da ia historia bol
cine- Lóíjicfimenle rodar con él
no ha sido lAciL Todos, h?s1a
su propia rradre, lenlan miedo
de cómo pijdiera terminar esla
aventura. La pelicula fia resul-
tado erxiantadora. El n(fto es
un crío n o m i a l ; no es un pro-
f^lo, nj canta, ni hace co^Af
qüfl n o sean Jas propias óe su
edad y carácter. Ve a través óe
SU) O|os lo que ocurre en una
familia: t o í k n sus problemas,
sus fruslraciones. L o p ^ c j & o c o n
una mirada «ntre *>«ma y tra-
^resa; entre azul» por E Ü calor,
y negra, por las situaciones que
anio ¿I s * presentan en oca-
siones- EE crin se desenvuelve
de una mafFera natural. No pa-
rece una película en la que
alguien debe aprender unes (rd-
?f^ d« memoria. Ni siquiera lo
ha podido hacer. Cuentan quo,
IrKluso. se han tenido que aña-
dir algunas palabras que no es-
iaban en eJ guien, porque Ouico
—asi se llama en la pellcufa—
las dijo sin que nadie sé Id
exigiera, ni siquiera sugiriera.
Estamos en el parque del f i e -
tno. En el estanque A eslas
horas de la mañana no hay ni
quintos ni n I Aeras. Eso al, la
barcsra S5tS Iri?t?a¡ando y mu-
Blanco y Negro (Madrid) - 28/09/1977, Página 44
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LDLO GARCÍA,
UN NIDO EN EL CINE
U\ "prodigio", ni "superdolado",
apenas se dio cuenta de que era el prolagonisla
de "La guerra de papá"
chos niños y mayores esperan
comenjflr la navegación por ef
eManque. Nosotros —Lolo, su
madre y y o — t a m b i é n queremos
subir a la embarcación. El crio
se he empeñado en que monte-
mos y me parece que para c o n -
seguir su amistad e? necesario
darle algOn que otro capricho
o. pc^ lo mef>DS, prestarlB algo
do atención.
*LOS BUENOS MATAN A — S i : e l año pasado estuvo en
LOS H A L O S -
— D e n t r o d o unos meses ten-
drá un hermano. Mira, está aqui.
EJ entrevlitado, en brazos
de LA «nirevioledora;
una imagen poco usual.
en la trlplta de mamá. 31 es una
niña le pmlare la cara. SJ v s
niPte le doy juguelGs, pistolas,..
Yo quiero que sea un chlcOn
pero a las nihaa también se les
puede dar jugueles.
—Lolo, ¿entonces a lOS niños
no los trae la cigüeña?
—A mj sí me gustan las c|-
güe^B^, pfTO a loa niños no los
traen. Los trae la mamá. Mira,
aqui hay un bicho.
—¿Te gustan los animales?
— S I En casa tengo animales
para malarios con la pistola que
mp hfl regalaiJrí m| Tito
M P enseña fos bolsillos da sus
—¿Te gustan laa pistolas?
— S L para disparar.
—Pero de tas d o mentira, ¿nc?
De las que no matan,
—Si matan, A los animales.
porque ararían
—LDIOH ¿ I Ú sabes lo que «s
una guerra?
—Sr- malar, disparar, pagar.
Los buenos matan a los maJos.
—¿Y tu papá ha Ido a la gue-
rra?
ta - m i l i - y lenla una pistola para
disparar
De pronto coge s u vaso d e
trlnaíanjus. Defa a un fado sus
recién estrenados ciiairo años
y simula brindar como una per-
sona mayor. Imita esas Teunlo-
nes d o gente joven y d k a :
• F a r r i b a . p'abflro. p'al ceniro y
p ' a o f n i r o ' r Mira a sabiendas de
qoe ha hocho gracia Con t ^ a
mirada que ponen los mi^os
cuando se sienten imporlanlís,
imprescindibles. Sin él no po-
drid existir esta entrevista.
—Pero ¿fl 11 quién l e ensefia
eso?
— M I S lios y . , caramelo y c o -
ñac y chicles ,
—No \is darán coñac,
—Cuando SBA mayor, s i . |Y
ginebra I
—Oye, ¿quá quieres hacer
cuando seas mayor?
—Decir pálábrétai. cuando
coja un coche y rno adelanten.
Venga iú, macho, pasa ya de
una wsj. , Venga, que ter>go que
andar yo con el coche, ¿Es que
no veg? Me comprara un coche,
niechero, cigarros, oiré música.
- M E HE DEJADO LOS
CIGARROS EN EL TAXI-
—¿No vas a trabajar?
—Y a la - r n i l l " tambiAn. Con
Iflí pisTolüís guardadas aquí
bermudciS v&qneras. No se zsbz-
si de verdad qurarc ir a la - m i -
l i - o SI su verdadera v o c a c i t n
es la de -cow-boy". Laiv Dlslota'i
son para él, como pflra cual-
quier cflo, una aulénliCA obse-
sión. A pesar de ser pequeño. •,
precisamente por ello, aspira a
convertirse en lodo un hombre
Quiere ser una persona grandp
¥ lodo lo que esto conlleva. Es
una pena que adquieía los vr-
OÍOS, l3s mala^ costumbres de lo:;
mayores Ouiz^i dentro da uno5
anos Lolo haya perdido esa for-
ma d e mirar aíulada. clara y
limpia. Serla Iristo no ver en
él esa expresión que unas ve-
ces es de nliVf Irawieso y se
[.••anífarma otras en la de un au-
téntico angelóle.
— L D I O . en la película cogias
papeles, los enrollati^s y d e c i a i
que eran cigarrillos: ¿te gustarla
fumar'^
—Me gusta. Los cigarros me
los he deiado en el taxi.
—Pero Iú no puedes fumar
Eres pequeik* ,.
— S I ; lengo unes cigarros en
casa que son pL^jilas, Y cuando
hacia la película me compraba
cigarros de chocolata. Mira, mi-
ra qué caras pongo ,
EL VUELO DE UNA MOSCA
LE DISTRAE
No le apetece hablar d e 1^
película En realidad pienso que
ni siquiera se ha enterado muy
bien de qué ha hecho.
— N o : n>e}or Ee cuento las co-
sas qua hacia. No: mejor de
cuando pinlaba a Juan y a Bea-
triz. No. mejor de cuando ro-
daba, Antonio Mercero me - d i -
ciú- que haga esto y yo lo ba-
go Ma decía: -Lolo, corre, que
es tu papá-, V fO tenía que c o -
rrer, L u e ^ decía: - C o r l e n - , Yo
me iba a jugar y Juan venia a
rodar. Cuando hacia tas cesas
bien, An'onio Mercero me daba un
premiOr De cuenlos, A Juan, otro
—LolOr ¿le guslaria hacer más
cine?
— S i : me lo he pasado muy
bien.
—Pero ¿tú l e has enterado de
lo que has hecho?
— S I . Hacia lo que me decía
Anión lo.
—¿Qué decía Antonio cuando
iüa\% a rodar?
—Silencio, A londa. Motor
Cámaras. Acción, Y yo itia y
Vilo me decía ,. y yo le decia
a Vito. . iNo me acuerdo!
Quizá no Se ha amerado de
lo que signjhca hacer una pe-
lícula. Q u i í * no ha caplado ei
mundo sutil desarrollado en
ella. Quiza n o ha comprendido
el signilicsdo d e - L a guerra de
p a p á " ni do otras guerras que
í f l llevan á tübó Ch el munoo,
en España, en la lamilla . Esta
entrevisla ha sido, en cierto mo-
do, una guerra entre Lolo y Cna-
ro. Una guerra an la que no as
sabe qulün ha vencido. La único
que íoalmenls puede alrrmarse
es que en ella Lolo se ha com-
portado como un nir^o, como lo
que es: un chaval de cu airo
arlos, con su a f i n de sar el cen-
fro de laa personas y las cosas
Ros i r l o Irquierdn